María Pilar Diezhandino habla sobre el papel que los medios de comunicación tienen respecto al fenómeno de la prostitución.
-Mi posición parte de una especie de declaración de principios. Considero que la
prostitución es una agresión a la mujer; a mi juicio lesiona los derechos fundamentales y es una humillación.
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María Pilar Diezhandino Nieto - Comisión especial sobre la prostitución
1. Diario de Sesiones del Senado de Comisión , número 326 de fecha 23-SEP-2002 Página 1 de 21
CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
SENADO
A¤o 2002 VII Legislatura
Comisiones. N£m. 326
COMISION ESPECIAL SOBRE LA PROSTITUCION
PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. DO¥A M¦ CRISTINA KLIMOWITZ
WALDMANN
celebrada el lunes,
23 de septiembre de 2002
ORDEN DEL DIA:
Comparecencias para informar sobre la materia objeto de estudio de la Comisi¢n:
--De do¤a Pilar Diezhandino Nieto, Catedr tica de Redacci¢n Period¡stica de la Universidad
Carlos III. (N£mero de expediente 713/000629).
--De don Francisco Javier Alonso Torrens, Presidente del Equipo de Investigaci¢n Sociol¢gica,
S. A. (EDIS). (N£mero de expediente 715/000278).
Se abre la sesi¢n a las diecisiete horas y diez minutos.
La se¤ora PRESIDENTA: Se abre la sesi¢n.
COMPARECENCIAS:
--DE DO¥A PILAR DIEZHANDINO NIETO, CATEDRATICA DE REDACCION PERIODISTICA
DE LA UNIVERSIDAD CARLOS III (713/000629).
La se¤ora PRESIDENTA: Buenas tardes, se¤or¡as.
En primer lugar, vamos a proceder a aprobar el acta de la sesi¢n anterior. ¨Est n ustedes de
acuerdo? (Asentimiento.) Queda aprobado.
Contamos Contamos hoy con la presencia de do¤a Pilar Diezhandino Nieto, catedr tica de
Redacci¢n Period¡stica de la Universidad Carlos III, a la que damos la bienvenida al seno de
esta Comisi¢n especial sobre prostituci¢n, para hablarnos sobre el papel que los medios de
comunicaci¢n
tienen respecto al fen¢meno de la prostituci¢n y dem s cuestiones que considere pertinentes.
Tiene usted la palabra.
La se¤ora DIEZHANDINO NIETO (Catedr tica de Redacci¢n Period¡stica de la Universidad
Carlos III): Muchas gracias, se¤ora Presidenta.
En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento por estar hoy en esta C mara, al igual que
mi satisfacci¢n y mi sorpresa ya que no he trabajado directamente en la cuesti¢n de la
prostituci¢n sino en el periodismo y los medios de comunicaci¢n. Pero, en todo caso, he de
agradecer la oportunidad que se me brinda de encontrarme hoy aqu¡ y, en lo posible, poder
participar, siempre en mi humilde medida, en esta causa que considero realmente importante.
Mi posici¢n parte de una especie de declaraci¢n de principios. No s‚ si decirlo as¡ tan
rotundamente, pero me considero abolicionista, si es que entre nosotros podemos utilizar ese
t‚rmino; la cuesti¢n no est entre abolicionistas y reglamentistas, porque considero que la
prostituci¢n es una agresi¢n a la mujer; a mi juicio lesiona los derechos fundamentales y es una
humillaci¢n. Por eso tambi‚n renuncio a considerar que sea una profesi¢n, incluso un trabajo.
En todo caso, lo mismo que se invoca la tolerancia para defender el derecho a expresar
cualquier opini¢n, lo que no significa que todas tengan el mismo valor, tambi‚n podemos
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aplicarlo a la prostituci¢n como profesi¢n. El hecho de que ‚sta sea una actividad con la que
miles, millones de mujeres se ganen la vida, no significa que est‚ al mismo nivel que otras
actividades, con el agravante de que, adem s, est n peor remuneradas, del pol¡tico al periodista,
del maestro al procurador.
La se¤ora Carreras dec¡a lo siguiente: prefiero ser prostituta por 100.000 pesetas al d¡a que
fregona por 100.000 pesetas al mes; y a¤ad¡a que hay muy pocos trabajos dignos, en general,
en la sociedad y, sobre todo, que hay muy pocos trabajos alternativos a la prostituci¢n que sean
rentables a la prostituta. Adem s, ella consideraba m s gratificante ser prostituta que estar
limpiando v teres. Pues bien, con independencia de que quien m s o quien menos no har¡a
ascos a ganar 100.000 pesetas diarias en lugar de 100.000 pesetas al mes, es indudable que el
problema est en la manera de ganar esa cantidad.
Con mi respeto a la decisi¢n personal --si es que ser prostituta es una elecci¢n, que no est tan
claro--, es muy importante que se sepa que esa decisi¢n personal de buscar un dinero f cil y
r pido, cualesquiera que sean las razones no legitima necesariamente el modo de conseguirlo
ni lo iguala con otros y, adem s, tiene sus riesgos. Todo no tiene el mismo valor. Este es un
principio que debe quedar a salvo, por decadente y pol¡ticamente incorrecto que resulte; todo
cuanto se escape a la permisividad y a la l¢gica del mercado que hoy se imponen.
Como dice Castells, en esa enciclop‚dica obra que es ®La Era de la Informaci¢n¯ , en la
sociedad informacional la l¢gica del mercado es la £nica gu¡a de las relaciones entre las gentes
sustituyendo a los valores.
Y en el mundo de la prostituci¢n existe el mercado y con exceso de demanda, a pesar de que
tanta libertad sexual como cre¡amos haber alcanzado no parece responder a la necesidad del
momento.
Pues bien, mi caso no es aislado. F¡jense en algunas ideas del informe de la Comisi¢n
interministerial francesa sobre la violencia contra las mujeres de fecha 21 de diciembre de 2001,
que se titula: ®El sistema de la prostituci¢n, una violencia contra las mujeres¯ . Ah¡ se dice,
entre otras cosas, que la prostituci¢n debe ser considerada como una violencia contra las
mujeres, igual que la trata de blancas es una de las manifestaciones de la explotaci¢n de la
prostituci¢n. La violencia niega al otro en toda su humanidad y su identidad. El acto sexual
como mercanc¡a supone la persistencia de la desigualdad entre hombres y mujeres. El hecho
de que el sistema de la prostituci¢n est‚ organizado para la sexualidad de los hombres y que los
compradores sigan siendo invisibles constituye una violencia. Este informe distingue entre
violencia caliente y violencia fr¡a y denuncia que practicar actos sexuales sin deseo no se
considere violencia caliente.
El informe apela a la Convenci¢n de Naciones Unidas de 2 de diciembre de 1949 que castiga a
aquel que explote la prostituci¢n de otra persona, incluso con consentimiento de ‚sta.
Tambi‚n est la ley sueca, que entr¢ en vigor en enero de 1999, y que define a la prostituci¢n
como una violencia e identifica uno de los factores principales hasta ahora invisibles en la
compra de servicios sexuales.
Asimismo, en esta misma l¡nea, est el ®lobby¯ europeo de mujeres, con m s de 3.000 ONGs,
que afirma que la prostituci¢n es una violencia contra las mujeres y que la legalizaci¢n favorece
la industria del sexo y facilita la trata de las mujeres. Se oponen a la terminolog¡a de prostituci¢
n forzada frente a prostituci¢n libre porque la distinci¢n entre una y otra es precisamente lo que
la industria del sexo quiere; porque proporcionar a la industria mayor seguridad y estabilidad
legal de las que siempre ha tenido y ser virtualmente --sigo leyendo-- imposible para las
mujeres, especialmente para las mujeres de pa¡ses en desarrollo, demostrar que ellas fueron
forzadas a la prostituci¢n o sexualmente explotadas en contra de su voluntad.
Nos encontramos ante el mismo problema de los malos tratos: demostrarlos.
La cuesti¢n ser siempre saber --y contin£o con la introducci¢n en cuanto a mi visi¢n de este
tema-- el porcentaje de quienes deciden libremente y quienes no han participado en esta
decisi¢n, no necesariamente por estar presas en alguna red de trata de mujeres sino por
responder a situaciones personales: motivos econ¢micos, sociales, educativos, etc‚tera, que
facilitan la manipulaci¢n de la persona. Stuart Mill dec¡a que prefer¡a el derecho a la educaci¢n
al derecho al voto, porque sin educaci¢n el ciudadano puede ser manipulado.
Unicamente para centrar el tema, aunque son de sobra conocidas por sus se¤or¡as, voy a partir
de algunas ideas generales sobre el estado de la cuesti¢n en Europa. Europa se debate entre
abolicionismo y reglamentismo.
En realidad, el ejercicio individual de la prostituci¢n no est prohibido en ning£n pa¡s de la Uni¢n
Europea: B‚lgica, Francia, Dinamarca, Italia, Luxemburgo, etc‚tera y, por supuesto,
Espa¤a. Es una actividad libre siempre que no afecte al orden p£blico, pero sancionan el
proxenetismo y algo importante, en algunos casos, la b£squeda activa de clientes.
Desde octubre de 2000 los Pa¡ses Bajos adelantados de los reglamentistas han legalizado los
prost¡bulos y la actividad de aquellos que los mantienen, en la medida en que la prostituci¢n es
voluntaria; las prostitutas tienen los mismos derechos que los trabajadores independientes.
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Pero esta legislaci¢n no permite a los no ciudadanos de la Uni¢n Europea obtener un permiso
de trabajo en este sector de actividad; de ah¡ la sentencia --de la que tanto se ha hablado-- del
Tribunal de Justicia europeo de 20 de noviembre de 2001 que se ampara en el acuerdo de
asociaci¢n entre las Comunidades Europeas y sus Estados miembros, por una parte, y, por
otra, las rep£blicas checa y polaca y se construye argumentalmente desde el marco en el que
la legislaci¢n nacional ampara el ejercicio de la prostituci¢n.
En la actualidad Francia est en pleno debate sobre el tema. Por un lado, los socialistas han
presentado al Parlamento una proposici¢n de ley cuya novedad es el castigo impuesto a los
clientes: dos a¤os de c rcel y multa de 30.000 euros. Esta proposici¢n de ley prev‚ la creaci¢n
de un consejo nacional de prevenci¢n y lucha contra la prostituci¢n y la trata de seres humanos
y pretende --e insisto en ello-- sancionar a los clientes.
Por otra parte, est el proyecto de ley relativo a la seguridad y que modifica el r‚gimen jur¡dico
de la prostituci¢n que presentar en oto¤o el Ministerio del Interior cuyo objetivo es la expulsi¢n
de las prostitutas extranjeras. El Gobierno franc‚s pretende medidas sistem ticas de alejamiento
dado que entre el 60 y el 75 por ciento del fen¢meno de la prostituci¢n est generado por ‚stas.
Repito, esta medida se sit£a dentro del debate y de las acciones en torno a la seguridad
interior, en este momento la gran obsesi¢n en Francia. En este proyecto de ley est incluido
penalizar la b£squeda activa y pasiva de clientes:
incitaci¢n por gestos, palabras, escritos o cualquier otro medio.
En Italia, a propuesta del Ministro para las Reformas y l¡der de la Liga Norte, Umberto Bossi,
tambi‚n se contempla la expulsi¢n de las extranjeras y la creaci¢n de centros de prostituci¢n
para retirar a las prostitutas de la calle.
Desde diciembre de 2001 Alemania autoriza a las prostitutas a obtener contratos de trabajo con
aquellos que las empleen o tienen derecho a las prestaciones de paro, enfermedad y
pensiones. Pero en el borrador de esta ley se reconoc¡a la prostituci¢n como un ocio y los
socialdem¢cratas renunciaron en el £ltimo momento a utilizar este t‚rmino argumentando que
esto abrir¡a el derecho de formaci¢n a las prostitutas y los puestos vacantes tendr¡an que
anunciarse en las oficinas del paro.
En Inglaterra, donde la prostituci¢n es legal, hacer la calle es ilegal, al igual que anunciarse
para conseguir clientes, as¡ como lo es vivir de la ganancia de una prostituta.
Espa¤a es el £nico pa¡s que no obtiene beneficio alguno de la prostituci¢n, que no cobra
impuestos por la actividad, que no pone barreras a la b£squeda activa de clientes, en la calle ni
en anuncios, hasta el extremo de observarse un aumento de los anuncios clasificados en
prensa que suponen unos ingresos semanales aproximadamente de 60.000 euros y que
garantizan --lo que considero un esc ndalo-- el 60 por ciento de la actividad.
Abolicionistas, reglamentistas, defensores a ultranza y detractores estamos ante una cuesti¢n
realmente peliaguda. De todos modos, no crean que con todo esto me estoy escapando de mi
intento de hablar de la funci¢n de los medios; intento centrarla. Supongo que para eso he
venido aqu¡, habida cuenta adem s de la preocupaci¢n que suscita, en t‚rminos generales, el
problema de la manipulaci¢n medi tica y el papel y la influencia de los medios de comunicaci¢n
en 1a opini¢n p£blica.
Partiendo de esta cuesti¢n una cosa es cierta, al menos buena parte de lo que conocemos y
algo sabemos, sobre la prostituci¢n es a trav‚s de los medios. Como su propio nombre indica
son mediadores, transmisores, adem s de int‚rpretes de la realidad social, obviamente s¢lo
como tales, contribuyen a la formaci¢n de la opini¢n p£blica. Pero este concepto tiene muchos
matices y, en todo caso, s¢lo una opini¢n es s¢lida cuando est basada en el conocimiento de
los hechos, de las situaciones y las tendencias.
En lo concerniente a los medios se dan las garant¡as para la creaci¢n de una opini¢n s¢lida
cuando han cumplido con su deber de ser veraces. Pero los medios, como la opini¢n p£blica,
son f cilmente manipulables y no siempre es f cil distinguir cu ndo y qui‚n te manipula. Pues
bien, desde esta misma Comisi¢n se ha culpado a la prensa con distintas palabras e id‚nticas
ideas: la prensa lo manipula y distorsiona todo; crea una opini¢n desde la distorsi¢n, su
influencia es pues peligrosa.
En algunas de las comparecencias se ha dicho que la prensa descontextualiza, que distorsiona,
que deforma, que s¢lo se fija en esta cuesti¢n --se ha dicho-- tan popular y tan golosa de las
redes y de las mafias; que lo que se deduce de la prensa --por supuesto, cuando hablamos de
prensa hablamos de medios de comunicaci¢n en general-- es falso; la mayor¡a de las
informaciones m s medi ticas buscan los aspectos m s llamativos; que los medios de
comunicaci¢n y las Fuerzas de Seguridad del Estado est n tergiversando el tema de las redes
mafiosas y del tr fico; que hay tergiversaci¢n medi tica; que no se puede confundir a la opini¢n
p£blica; crear alarma social, etc‚tera; al igual que montajes policiales m s medi ticos,
interesados y que el fen¢meno de las redes existe pero est sobredimensionado. Lo que
aparece en los titulares de prensa referente a que las mujeres vienen forzadas --se ha dicho
textualmente-- a ejercer la prostituci¢n, es un fen¢meno que de producirse es muy minoritario.
El se¤or Pons piensa que la prensa descontextualiza ante la falta de conocimiento sobre
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opiniones y actitudes de la prostituci¢n y sobre opiniones y actitudes de la poblaci¢n, lo cual me
resulta muy interesante. Dec¡a que la prostituci¢n ten¡a la resistencia que puede tener cualquier
iniciativa de reglamentaci¢n en una parte de la poblaci¢n y, adem s sabiendo, que de entrada la
informaci¢n que se posee proviene de los medios de comunicaci¢n, es decir, es una informaci¢
n sesgada y deformada.
En esa l¡nea se encuentra tambi‚n otra compareciente, la se¤ora Miranda, que opina que existe
falta de objetividad
de la prensa, respecto de la penalizaci¢n, legislaci¢n de tipo sueco que supondr¡a --y dice
textualmente-- ®una p‚rdida de ingresos derivada de la prohibici¢n de la publicidad relacionada
con los servicios sexuales¯ .
Cuatro p ginas enteras de anuncios por palabras no deben ser desde¤ables, por eso cree que
la prensa va a posicionarse en contra de una actitud abolicionista. Tambi‚n dec¡a que los
intereses econ¢micos son importantes por lo que no creo que se consiga el consenso pol¡tico
suficiente.
Se ha llegado a sugerir que es imprescindible una negociaci¢n con los medios de comunicaci¢n
en el momento en que se quiera implantar alguna pol¡tica. Y yo me pregunto: ¨tanto poder se da
a la prensa? Por supuesto que ‚sta no es una cuesti¢n ni de las comparecencias de esta
Comisi¢n ni de este pa¡s, sino en general, obviamente; estamos hablando de golpe, leyendo
sobre la acusaci¢n de golpe medi tico a prop¢sito del caso del Tribunal Correccional de
Burdeos contra cuatro clientes acusados
--ustedes conocen el tema-- de exhibicionismo sexual.
Con todo, propongo, como puro juego o ejercicio instructivo, el an lisis de contenido del ®Diario
de Sesiones¯ de las comparecencias en esta Comisi¢n, juzgando el conjunto de las
intervenciones como un bloque £nico.
Hemos aprendido mucho con cada comparecencia, nos han enriquecido mucho, e incluso, en
m s de un punto nos han convencido y, en cambio, le¡das en su conjunto, siempre se podr¡an
deducir contradicciones, confusiones, incoherencias, abuso de la simplificaci¢n y lo anecd¢tico,
etc‚tera.
Hasta se podr¡a juzgar en su conjunto con la idea de que no se perfilan l¡neas de entendimiento
y conocimiento que permitan crearnos una opini¢n, un pensamiento claro con el que se nos
pueda inducir a tomar decisiones.
Podr¡amos pensar en sesgos, cada cual desde su posici¢n defiende una postura u otra o
ambas a lo largo de una sola exposici¢n.
Y as¡ como con la prensa, despu‚s con el ®Diario de Sesiones¯ podr¡amos hacer deducciones
f ciles a partir de esta lectura. Por ejemplo, si como se ha dicho aqu¡, seg£n la mayor¡a de las
informaciones period¡sticas se buscan siempre los aspectos m s llamativos y, por tanto, parece
que todas las prostitutas vienen ilegalmente, seg£n las comparecencias, le¡das en diagonal,
podr¡a parecer que todas las prostitutas est n encantadas y que la mayor¡a son libres. Adem s
existen aparentes contradicciones e insisto en que estamos ante un mero ejercicio de an lisis
comparativo, una especie de juego, para luego poder tomar en consideraci¢n ciertas cosas.
Extraigamos unas frases: que exageran los medios cuando aseguran que las mujeres vienen
forzadas a ejercer la prostituci¢n; es un fen¢meno que, si se da, es minoritario. Pero quien dijo
esto, en otro momento, aseguraba que la pol¡tica restrictiva de inmigraci¢n est favoreciendo el
tr fico de mujeres inmigrantes.
Se ha dicho: la prostituci¢n y la explotaci¢n de mujeres no ha hecho m s que crecer,
provocando situaciones muy duras para muchas personas. Se ha dicho que un importante
n£mero de mujeres extranjeras son atrapadas por las mafias en los permisos de salida de las
c rceles porque les garantizaban su estancia en Espa¤a cuando obtuvieran la libertad
condicional. Se ha dicho que en la prostituci¢n hay mucho dinero, luego est creciendo, y se ha
reafirmado esta idea al aludir a que ANELA, la Asociaci¢n Nacional de Empresarios de locales
de alterne, que hace publicidad en Internet y campa¤a prolegalizaci¢n en los medios, lo hace
movida seguramente por el descenso de los beneficios ante la competencia de las mafias. Por
tanto, las mafias existen y en dosis importantes como para hacer tambalear el negocio a m s de
uno.
Por un lado, se ha afirmado que la prostituci¢n es una opci¢n laboral y, por otro, que si se le
pregunta a una prostituta si preferir¡a estar trabajando de due¤a de una boutique seguramente
dir¡a que s¡, porque las mujeres en la prostituci¢n intentan reiteradamente trabajar en otros
lugares, pero finalmente tienen que volver a aqu‚l. Se ha dicho que el problema espec¡fico de la
prostituta s¢lo es el estigma. El mismo ponente, en otro momento, ha asegurado o que otro
problema grave es la dificultad del ahorro porque es un trabajo estresante y el estr‚s se
compensa consumiendo; desde otra intervenci¢n se afirma lo contrario, que la mayor¡a de las
prostitutas despu‚s de los 50 a¤os han capitalizado sus ahorros, se han comprado pisos, han
puesto un peque¤o negocio, etc‚tera.
Mientras una ponente afirmaba que el trabajo de la prostituci¢n es duro y desagradable, no
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tiene connotaciones interesantes otra, que se consideraba as¡ misma profesional del sexo,
dec¡a que para ella era una satisfacci¢n, un reto, una clase de psicolog¡a acelerada.
¨Que resultado sacar¡amos en limpio si ley‚ramos el ®Diario de Sesiones¯ como un diario en su
conjunto? ¨Confusi¢n, desinformaci¢n? No es verdad, hemos aprendido mucho, en algunos
puntos nos han enriquecido y en otros, acaso muchos, nos han convencido.
Una vez le¡dos los ®Diarios de Sesiones¯ imag¡nense que uno se cree a pies juntillas --y no
tienen por qu‚ no hacerlo-- lo que han manifestado los expertos: para simplificar, que lo de las
redes y las mafias no es para tanto y que no vienen enga¤adas. Y acudimos a otras voces, a
otras fuentes y nos encontramos con que las Naciones Unidas estiman que m s de un mill¢n de
mujeres y j¢venes son traficadas para la industria sexual cada a¤o y que el valor del mercado
del tr fico de mujeres est estimado a escala mundial entre los 7.000 y 12.000 millones de d¢
lares anuales; un tr fico rentable y con menos riesgo que el de la droga o el de las armas, con
posibilidad de aumentar.
En las actas del simposio internacional sobre Prostituci¢n y Tr fico de Mujeres celebrado en
Madrid en junio de 2000, nos encontramos con que C ritas Madrid alude a que el nuevo perfil
de las mujeres que se prostituyen ahora se enfrentan a situaciones de tr fico de mujeres de
otros pa¡ses que son explotadas sexualmente. Y tambi‚n relatan casos como el de Viena
referente a que diferentes grupos quieren que se reconozcan lo que denominan migraci¢n para
el comercio sexual; es decir, utilizan la definici¢n de trata para satisfacer sus propios intereses y
legitimar la migraci¢n para fines sexuales.
Es muy importante darse cuenta de que existen ONGs y grupos de defensa de derechos
humanos que est n apoyando esta posici¢n. En el simposio se mencionaba la palabra
®trata¯ y es muy importante que conozcamos su definici¢n; ®trata¯ es cuando se puede probar
el uso de la fuerza tanto como cuando no es posible. Ahora mismo, seg£n el informe del
Defensor del Pueblo de Andaluc¡a, Jos‚ Chamizo, conocido el pasado 5 de este mes, un 75 por
ciento de las 21.060 mujeres que ejercen la prostituci¢n en los 1.404 clubes de alterne de
Andaluc¡a son inmigrantes, cuya situaci¢n es de pura y simple esclavitud; es la primera causa
de esclavitud. Puede que estos datos tambi‚n est‚n manipulados, pero ah¡ est n.
En ese simposio celebrado en Madrid participaron mujeres representantes de grupos que
trabajan para prevenir e impedir que las mujeres caigan en manos de traficantes de Africa,
Sudeste asi tico, Europa del Este, etc‚tera. Dec¡an que no hab¡a que minimizar el problema,
que el tr fico existe y va en aumento. En Inglaterra m s del 70 por ciento de las mujeres que
trabajan en burdeles son de origen no brit nico.
Seg£n la organizaci¢n internacional para las migraciones cerca de 500.000 j¢venes, mujeres
originarias del antiguo bloque comunista, se prostituyen en occidente. De hecho, en este
momento, lo acabo de leer, la Federaci¢n Espa¤ola de Municipios y Provincias de Espa¤a ha
constituido un grupo de trabajo para investigar el impacto de la prostituci¢n y analizar el
problema que genera su ejercicio en las ciudades.
¨Qu‚ pensamos entonces? ¨Qui‚n manipula a qui‚n? ¨O nadie manipula a nadie? Lo que hoy es
una tremenda confusi¢n de datos sobre la base de un gran desconocimiento es justamente con
lo que estamos trabajando. La desinformaci¢n famosa en la sociedad de la informaci¢n.
Esto es un ejemplo que espero no sea in£til. Cada interviniente ha expuesto su experiencia, sus
conocimientos, con sus dudas y sus vac¡os porque nadie tiene la £ltima palabra sobre nada ni
siquiera sobre el mundo de la prostituci¢n.
Cuanto se ha dicho aqu¡ ha sido muy enriquecedor, muy documentado y argumentado. Pero no
existen verdades absolutas; existen experiencias, historias de vidas ajenas, datos aproximados,
estudios, investigaciones en mbitos concretos. Se ha comentado, insisto, que faltan an lisis,
informes globales, conocer qu‚ piensan las prostitutas, qu‚ piensa la gente de ellas, situaciones,
contextos, consecuencias, etc‚tera.
A la prensa le ocurre lo mismo, no cuenta la historia global sino fragmentos de esta historia y lo
hace siempre con la intervenci¢n de fuentes externas, testimonios de quienes tienen algo que
decir acerca del tema. Nuestros intervinientes pueden ser sus fuentes, sus testimonios, voces
de protagonistas, testigos, expertos, cargos p£blicos, etc‚tera.
Por todo ello, siendo muchos de ellos soci¢logos, deber¡an entender que el periodista no habla
desde su exclusiva voz y experiencia, ni es el due¤o ni el gestor del medio. Es cierto que
existen limitaciones, manipulaci¢n y vac¡os. Tambi‚n es cierto que cada vez existen m s
cortapisas para ofrecer una cobertura de calidad, pero les aseguro que todav¡a existen
distinciones entre quien recoge los anuncios y quien recoge la informaci¢n. A quien crea que la
prensa no ser objetiva ante la posibilidad del abolicionismo porque se quedar¡a sin los ingresos
de los anuncios clasificados, le digo lo siguiente: si el periodista de a pie estuviera pensando
siempre que acude a una informaci¢n en sesgarla de acuerdo con el potencial publicitario que
de ah¡ puede derivarse para la empresa, lo poco que queda de lo que Garc¡a M rquez llamaba
el oficio m s bello del mundo, que es contar lo que sucede, habr¡a desaparecido del mapa.
Lo que ocurre es que en el ejemplo de la prostituci¢n se pone de manifiesto el problema de
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contar lo que ocurre y hacerlo bien. Es un asunto complicado y muy complejo. Adem s todo est
adobado con la tendencia a pensar que tenemos que ser los m s liberales, los m s progresistas,
los m s abiertos.
Creo que mi papel en esta Comisi¢n puede ser implicarles a ustedes como senadores,
pol¡ticos, representantes del pueblo y a ellos como expertos, divulgadores, en el deber de
colaborar con los propios medios para que la informaci¢n que reciben los ciudadanos sea la
adecuada. No olviden que en la plataforma sobre la que observamos una representaci¢n de la
sociedad son, y cada vez m s, antes que int‚rpretes transmisores de voces que les aportan
informaciones, versiones, opiniones y reacciones. A partir de ah¡ y naturalmente de la particular
representaci¢n de la realidad que ofrecen en sus p ginas, se crea s¢lo parte de lo que sustenta
la opini¢n p£blica que se forma muy a menudo en falso por utilizar claves informativas,
ambientales, sociales, equivocadas; a veces con clara intencionalidad de los creadores de
noticias, que pr cticamente nunca son los periodistas, porque el medio es el soporte; la
empresa; los periodistas y sus fuentes; las firmas; la voz de los l¡deres sociales; de los
especialistas; la voz de la gente de la calle, en este caso demasiado escasa, especialmente
escasa; de todo aquellos a los que acuden los periodistas para obtener recursos y que acuden
a los periodistas para obtener espacios medi ticos a trav‚s de los cuales hacerse o¡r.
Por ejemplo, sus se¤or¡as crean m s opini¢n p£blica que los propios medios. Lo que ocurre es
que necesitan a los medios para hacerse o¡r, pero eso es otro cantar. Obviamente, nada es
posible en nuestra sociedad de la informaci¢n y supuestamente del conocimiento sin los medios
de comunicaci¢n.
Como dec¡a Ortega --y no voy a realizar m s que esta cita en esta comparecencia porque es
necesaria-- el peri¢dico no es ciencia sino arte; arte de las emociones sociales. Como en alg£n
modo el pol¡tico, los peri¢dicos est n encargados de dar a la idea carne de emoci¢n para que se
expanda y se haga emotiva. No les corresponde elaborar afirmaciones o negaciones, esto
queda para el sabio, para el estadista. Su tarea se reduce a expresar robustamente estas
afirmaciones o negaciones labradas por otros.
Por supuesto que hemos de rendirnos a la evidencia de la confluencia medi tica y su impacto
en nuestro mundo; un mundo en el que los medios no son, si es que lo fueron alguna vez, el
cuarto poder. Insisto, son la representaci¢n y el sustrato sobre el que se cierne cualquier poder,
se configuran y reconocen los pueblos. La cuesti¢n central es el uso que se hace de ellos como
plataforma imprescindible en la vida p£blica, por el espacio que ocupan en nuestras
vidas, conseguido al fin lo que siempre se ha considerado adem s un milagro: el poder de la
ubicuidad, estar en todas partes y al mismo tiempo.
Nuestro mundo se nos ofrece a trav‚s de la p gina de la pantalla, ya sea del televisor, del
ordenador, del m¢vil, sin olvidar que con el £ltimo medio en llegar se puede confundir lo virtual
con lo real, lo verdadero con lo falso, el rumor con la confirmaci¢n. El arma inigualable de las
nuevas tecnolog¡as de la comunicaci¢n que permitieron a los terroristas, ahora que hemos
cumplido el aniversario, conseguir un milim‚trico dise¤o para obtener el efecto medi tico
deseado, que es que el mundo entero presenciara el castigo a la cabeza visible del occidente
capitalista e imperialista. Y se logr¢; terroristas y medios cumplieron sus papeles.
Pero los medios no se inventaron a Bin Laden, le dieron cobertura e hicieron posible el
resultado impactante de la haza¤a. Es cierto que a veces refuerzan y alteran posiciones pero
cambiar, cambian poco.
El a¤o pasado con objeto de preparar una ponencia sobre la invisibilidad de la mujer en los
medios, inclu¡ un dato del mes de octubre de ese a¤o.
Pensaba que gracias al impacto que produce la denuncia en los medios se han modificado
muchas de la din micas sociales que influyen directamente en la toma de decisiones. Ese dato
referente a la Comunidad de Madrid dec¡a que la mujer sigue dedicando siete veces m s de
tiempo al hogar que el hombre; el paro de las mujeres casi duplica al de hombres, pero ha
aumentado el n£mero de denuncias de malos tratos en m s de 50 por ciento y se ha reducido el
n£mero de muertes por este asunto. Por ello, mi reflexi¢n fue que sin duda se ha avanzado en
este terreno porque los medios han dado una cobertura informativa relacionada con la mujer
con el adecuado tratamiento y un volumen que nunca antes se hab¡a alcanzado.
Pues bien, resulta que al menos en lo que se refiere a la reducci¢n de muertes, el dato era
simplemente coyuntural porque recordemos la cita de la red de organizaciones feministas
contra la violencia de g‚nero del 5 de este mismo mes en el Congreso: en este a¤o, 50 mujeres
han muerto a manos de sus parejas, adem s de seis ni¤os, al final, el d‚bil, entre otras razones
porque, aunque la mujer haya tomado conciencia de la necesidad de denunciar, es m s fuerte la
convicci¢n que le aporta la experiencia de que sirven de poco las denuncias. Observen el
estudio de la jurisprudencia desde la perspectiva de g‚nero que dice que los tribunales de
justicia tratan con m s dureza a las mujeres que a los hombres.
¨No es cierto que impone m s opini¢n una sentencia que es la m xima expresi¢n de autoridad
cuyo criterio hemos de acatar? ¨Qu‚ ha pasado entonces con el tratamiento m s adecuado de la
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7. Diario de Sesiones del Senado de Comisión , número 326 de fecha 23-SEP-2002 Página 7 de 21
informaci¢n en los medios? Al que trata de generar un mal no le detiene una informaci¢n
medi tica.
La gente no cambia por recibir una informaci¢n sobre el mal que hace; lo hace precisamente
por el impulso de causar el mal que desea y a quien desea.
Todo lo dicho no significa que no haya motivos muy importantes para la critica de los medios
que simplifican, que amplifican, que magnifican, que uniformizan, que intoxican; todo ello es
cierto pero, adem s, informan, ofrecen gran espacio a la reflexi¢n, lo que ocurre es que no
influyen como creemos o como se piensa que lo hacen.
Es cierto que sigue imperando el viejo concepto de noticia y vuelvo a la critica medi tica con
respecto a lo nuevo, lo raro, lo que provoca una reacci¢n, sea alarma, curiosidad, sorpresa;
motivo por el cual es verdad que se exacerba lo alarmista, lo habitual puede ser la amplificaci¢n
de un tema. Es cierto tambi‚n que hay un declive del periodismo anal¡tico y tambi‚n est el hecho
de que van siempre detr s de la realidad social; es habitual la amplificaci¢n de un tema, aunque
reste a menudo espacio a la contumaz realidad social que se impone sin la atenci¢n de los
medios.
Adem s est n las consecuencias propias del poder de los nuevos conglomerados
empresariales, en fin, tantas cuestiones.
Por tanto, los receptores p£blicos han aprendido el papel de actuantes en el proceso medi tico
para el beneficio de la correspondiente actuaci¢n del medio. Lo mismo que ha ocurrido con la
sociedad civil frente a los poderes p£blicos, el medio se preocupa gracias al efecto agenda, a la
acci¢n de esa sociedad civil; por ejemplo, las protestas vecinales sobre la prostituci¢n han
creado noticia, han originado que se hable sobre ella y han inducido a pensar sobre la misma.
En cualquier caso, hay que saber mucho antes de poder contar poco. Y sobre la prostituci¢n da
la impresi¢n de que se sabe poco y se teme mucho; existe temor a expresar alg£n pensamiento
que no sea el pol¡ticamente correcto, que uno sea juzgado como trasnochado, ut¢pico,
mojigato, hip¢crita, etc‚tera. Pero aqu¡, como en tantos otros temas de discusi¢n, hemos de
considerar que hay que entrar de lleno sin hipocres¡as, pero sin medias palabras.
De todos modos, observen c¢mo act£an los medios ante esta cuesti¢n de la prostituci¢n. Se
refieren a ella, como he comentado anteriormente, cuando se les proporciona un elemento
noticioso, una manifestaci¢n, una actuaci¢n policial, un informe, una estad¡stica que rompe las
normas. Por eso, buena parte de las informaciones aparecidas en los medios est centrada en
redes de trata de mujeres, la desarticulaci¢n de alguna de ellas, la denuncia de alguna
prostituta, actuaciones de los Cuerpos de Seguridad del Estado, manifestaciones vecinales,
alguna declaraci¢n, manifestaciones de prostitutas, etc‚tera.
No es extra¤o que en este momento Francia se encuentre en pleno debate informativo sobre la
prostituci¢n por encima del que tenemos en Espa¤a.
La raz¢n es que all¡ el debate pol¡tico sobre la regulaci¢n est m s avanzado.
Observo que el g‚nero habitual en los medios de comunicaci¢n es la informaci¢n; a veces una
opini¢n, a veces un editorial, escasamente un reportaje. El reportaje es el relato de una historia
de vida para el que se requiere saber captar el fondo de verdad de ‚sta, introducir a los
personajes principales y secundarios, documentarse, barajar cuantas vertientes puedan
considerarse de inter‚s para el conocimiento del tema y reflejar con el tono y la emoci¢n en su
punto, los tonos y las emociones de la vida que se relata. Eso es dif¡cil y adem s muy
arriesgado. Es m s f cil cubrir una manifestaci¢n o una declaraci¢n.
Piensen que ‚ste es un tema delicado, complejo y un punto escabroso; un tema deslizante,
escurridizo pero con f‚rreos cimientos. La sociedad hace ante ‚l la vista gorda; un asunto tan
viejo que la costumbre lo ha admitido como un mal menor o acaso como un bien mayor. Los
vecinos protestan pidiendo £nicamente que se aparte a las prostitutas de las calles por donde
tienen que pasar sus hijos. En todo caso, hay que ver c¢mo se aborda este tema. Por si fuera
poco, se mueve mucho dinero, se habla de 12.000 millones de euros, he le¡do cifras de 4
billones de pesetas, aunque no s‚ transformarlo en euros.
Se acusa de que los medios no dan la voz a las prostitutas y es cierto porque no la tienen.
Pero, tambi‚n es cierto que entrevistar a una prostituta servir¡a de poco si no se tiene el tiempo
suficiente como para dedicarle el esfuerzo que ha de acompa¤ar a cualquier investigaci¢n,
porque ‚sta es una cuesti¢n de investigaci¢n, de dedicaci¢n, de esfuerzo, de dinero por parte de
las empresas period¡sticas, etc‚tera. Por tanto, es dif¡cil que un medio entre de lleno en esta
cuesti¢n teniendo en cuenta el entorno que le rodea.
En general es cierto que tambi‚n los medios a grandes rasgos --otra cosa es luego leer el texto
o ver el documental completo-- victimizan a la prostituta, es cierto que exageradamente, unas
veces son v¡ctimas de las redes y otras de su condici¢n de inmigrantes, de los vecinos, etc‚tera.
Baste el titular del peri¢dico ®El Pa¡s¯ que dice: entre las mafias y la regularizaci¢n y como
subt¡tulo: las redes que trafican con la prostituci¢n mueven en Espa¤a 12.000 millones de euros
anuales.
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8. Diario de Sesiones del Senado de Comisión , número 326 de fecha 23-SEP-2002 Página 8 de 21
De ah¡ que la reacci¢n a iniciativas municipales para restar al menos visibilidad a la prostituci¢n
callejera suelen provocar cr¡ticas importantes en los medios, sobre todo, en los del sesgo
contrario al del pol¡tico y pocas alabanzas en los medios afines porque, como he dicho antes,
tocan vientos a favor de la prostituci¢n. Pero, adem s, en un mundo de amplio espectro como
es ‚ste, con tantos pliegues y aristas, con tal c£mulo de diferencias en las historias y en las
experiencias vividas no hay un tema, ni una orientaci¢n, ni un contexto, ni una £nica verdad;
existir n tantos como gentes vivan de una actividad en efecto que parece tan antigua como el
mundo.
Cuando todo esto ocurre de esta manera, ¨c¢mo abordamos la cuesti¢n? Les aseguro que
habr pocas tareas que se igualen en dificultad a la de intentar transmitir eso que llamamos
conocimiento de los hechos, de las situaciones, de las tendencias desde el deber de ser
veraces porque es una tarea que depende del resultado de muchas variables, de la intervenci¢
n de muchas voces, de la indagaci¢n, del conocimiento que se debe extraer de terceras
personas, de versiones, de testimonios; pura investigaci¢n, como antes dec¡a. Por cierto,
habr¡a que hablar del silencio, culpable, de aquellos que puedan desmentir muchos de los
datos publicados: si son falsos, qui‚nes minimizan la importancia de las redes en el mundo de la
prostituci¢n y consideran que los medios crean alarma social, o al rev‚s, qui‚nes conocen algo
m s sobre ellos y consideran que los medios no lo cuentan por inter‚s propio. ¨Por qu‚ no
intervienen en el proceso informativo? Ortega tambi‚n hablaba del silencio culpable cuando
dec¡a que es menester revolverse en‚rgicamente contra el parasitismo hist¢rico de las clases
superiores.
Hay muchas posturas, la posibilista, la moralista, la abolicionista, la reglamentista y todas con
argumentos s¢lidos y contrarios entre ellas.
Por tanto, ¨c¢mo abordamos la cuesti¢n? ¨Qui‚n ha pensado en las familias de las prostitutas,
en su entorno y en el problema de los hijos al que nadie se refiere? ¨Y qui‚n ha acudido a los
vecinos para considerar todo eso que ellos critican, que quieren librarse de la prostituci¢n
porque creen que podr¡an acudir a otros lugares dado que entienden restan beneficios a sus
negocios o que ofrecen una visi¢n que no desean para sus hijos, etc‚tera? Deteng monos en los
medios y los anuncios de la prensa escrita --y con esto termino--, ¨qui‚n se ha interesado en
conocer realmente lo que hay detr s de los mismos? F¡jense en los anuncios de la prensa
escrita que s¢lo en esta medida se ofrecen en Espa¤a; hay cuatro aspectos que considero
importantes destacar referente a los reclamos. Por un lado la sumisi¢n, por otro, el vicio, la
edad y por £ltimo el servicio ofrecido.
La sumisi¢n, es decir, el haz conmigo lo que quieras, cuando quieras, las veces que quieras, el
tiempo que quieras. No es necesario que les lea ninguna de las frases, la alusi¢n al vicio y a
sus sin¢nimos: viciosa, muy viciosa, morbosa, etc‚tera. Alusi¢n a la edad: mujercitas, jovencitas,
rasurada, ani¤ada. Alusi¢n a todo tipo de servicios, todo por 18, 20, 30 euros. Luego est n los
anuncios de ofertas: gana mucho dinero, r pido, seguro, f cil; se necesitan se¤oritas liberales,
se puede ganar 12.000, 15.000 ¢ 20.000 euros.
¨Qu‚ puede hacer la prensa ante tanta complejidad? ¨Qu‚ se puede hacer? En definitiva, hay
que regular esta actividad pero, si duda, teniendo en cuenta lo que hay detr s de ella, su
complejidad, todos los aspectos que hay que abordar para conocer este tema. Es inevitable su
regulaci¢n pero debe prevalecer el hecho de que efectivamente con ello estamos aceptando el
ejercicio de la violencia; otra cosa es que no quede m s remedio que aceptarlo como bien
mayor o mal menor, como he dicho antes. No es un asunto como para pedir a los medios de
comunicaci¢n la claridad impropia de un galimat¡as; tambi‚n es un tema complicado para esta
Comisi¢n y, por supuesto, s¢lo el hecho de que exista es un punto de esperanza.
Nada m s y perd¢n por mi extensi¢n. Muchas gracias.
La se¤ora PRESIDENTA: Muchas gracias, se¤ora Diezhandino, por su experimentada visi¢n
sobre el papel de los medios de comunicaci¢n en este tema de estudio por parte de esta
Comisi¢n.
A continuaci¢n, por el Grupo Parlamentario de ConvergŠncia i Uni¢, tiene la palabra don Jordi
Xucl….
El se¤or XUCLË I COSTA: Muchas gracias, se¤ora Presidenta.
Muchas gracias, profesora Diezhandino, por sus aportaciones que me parecen muy
interesantes desde dos puntos de vista: porque ha realizado un an lisis panor mico de las otras
comparecencias que se han producido en esta Comisi¢n y se ha constatado que se ha
informado de esas fuentes,
y por las reflexiones que nos acaba de plantear sobre la manipulaci¢n medi tica, sobre la relaci¢
n entre medios, y entre esta Comisi¢n y los pol¡ticos.
Me es dif¡cil plantearle preguntas concretas. Una de las primeras que hago a los
comparecientes es sobre su postura ante una eventual regulaci¢n. Usted ha empezado con una
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declaraci¢n de principios, como as¡ la define, posicion ndose desde un punto de vista moral de
forma abolicionista, al igual que ha reflexionado sobre los valores y la l¢gica en el mercado en
la sociedad actual.
Yo comparto alguna de sus reflexiones en t‚rminos generales. Seguramente esta Comisi¢n
tiene la obligaci¢n de realizar aproximaciones m s parciales a esta realidad, intentando costre¤ir
cualquier manifestaci¢n de violencia, es decir, intentando acotar la equiparaci¢n del sexo con la
l¢gica del mercado.
Me han parecido muy interesantes algunas de sus aportaciones referidas al debate pol¡tico en
Francia en este momento. Me hab¡a despistado y no lo hab¡a seguido, quiz s porque con el
inicio de los trabajos y los debates de esta Comisi¢n hab¡amos perdido un poco la perspectiva y
s¢lo conoc¡a los casos de Holanda, Alemania, Suecia y desconoc¡a ese debate m s que
discutible sobre la expulsi¢n £nicamente de las prostitutas extranjeras en ese pa¡s.
Ya he dicho que seguramente la pol¡tica es a veces el arte de aproximarse una por una a las
utop¡as desde un camino de realidades, y hay algunos aspectos que nos ha planteado que
pueden ser interesantes para todos; por ejemplo, las medidas para perseguir la b£squeda
activa o pasiva de los clientes, que tendr¡amos que tomar en consideraci¢n. En esta misma
l¡nea tambi‚n podr¡amos hacer una reflexi¢n conectada con los medios de comunicaci¢n sobre
la publicidad del sexo a trav‚s de los contenidos de los anuncios y su propia limitaci¢n. Quiero
pensar que la prensa no se mueve por ingresos econ¢micos a la hora de intervenir en este
debate. De la misma forma que alrededor de los n£meros er¢ticos 906, con el paso del tiempo
se ha entrado en una regulaci¢n, seguramente tambi‚n podr¡amos llegar a unas conclusiones
en cuanto a la cuesti¢n de los anuncios como un trabajo parcial de esta Comisi¢n.
Me parece que a todos los miembros de esta Comisi¢n nos une un com£n denominador con
usted que es la diagnosis; peor que nos encontramos en el momento actual es dif¡cil estar y,
por tanto, debemos adoptar unas medidas, no s‚ si abolicionistas o de intervenci¢n de los
poderes p£blicos para luchar contra algunos abusos. Y en esta lesi¢n a los derechos humanos
que nos ha anunciado desde un punto de vista de declaraci¢n de principios, pivota
precisamente la dificultad que nos ha planteado en la segunda parte de su intervenci¢n sobre la
interpretaci¢n exacta de los medios de comunicaci¢n con respecto a un tema tan complejo, con
poca informaci¢n y pocas fuentes fiables como es el de la prostituci¢n. Usted ha hablado de la
desinformaci¢n en la sociedad de la informaci¢n y la tremenda confusi¢n de datos al respecto.
Aunque sea de forma divagante --porque no es tema de esta Comisi¢n ni tampoco quiero
discrepar de forma frontal-- me gustar¡a matizar unos aspectos. En primer lugar, me parece que
la prensa, como usted dec¡a, interpreta cada vez menos; realiza m s una funci¢n de transmisi¢n
de las voces, y tiene su propia l¡nea editorial, en la cual muchas veces existe una actitud poco
valiente en comparaci¢n con la de otros modelos de diferentes pa¡ses a la hora de tomar
partido por una determinada l¡nea.
En estos momentos en Espa¤a ning£n peri¢dico de referencia a nivel estatal ha tomado partido
a favor de posturas revolucionistas o abolicionistas. Usted ha relativizado mucho el papel y la
capacidad de influencia de los medios de comunicaci¢n pero a mi modo de ver contin£an
teniendo una importante capacidad de impacto en la sociedad, al igual que la sociedad civil
tiene capacidad de discernir y de llegar a conclusiones por sus propias reflexiones. Por ejemplo;
tambi‚n nos apuntaba, que en materia de malos tratos los medios de comunicaci¢n han
realizado una funci¢n positiva; han sido altavoces de una realidad que podr¡a existir hace dos,
tres, cuatro o cinco a¤os, pero, £ltimamente, las medidas pol¡ticas, acompa¤adas por las
medidas de popularidad del fen¢meno y de su problem tica, tambi‚n han ayudado.
Me parece que los medios algunas veces toman partido, como dec¡a, a trav‚s de unas fuentes
quiz s no lo suficientemente informadas. En ocasiones, los miembros de esta Comisi¢n
formamos parte del listado de fuentes. Muchas veces nos han llamado y hemos aportado
nuestros datos, en ocasiones bien informados y otras fruto de esta informaci¢n parcial.
Quiero referirme a una noticia que se publicaba en el peri¢dico de ®La Vanguardia¯ el jueves
pasado con respecto al tema que nos ocupa, cuyo titular dec¡a: Impotencia ante la nueva
esclavitud, y un art¡culo: ®El vud£ de la madame¯ . Seguramente que existen historias m s
interesantes desde un punto de vista period¡stico, pero esta informaci¢n iba acompa¤ada de un
art¡culo sobre el tr fico sexual infantil en Europa. En muchas ocasiones este punto de vista que
s¢lo apunta a lo m s morboso procede de los medios de comunicaci¢n.
Termino planteando una pregunta, ya que he encontrado algunos puntos de discrepancia con
su exposici¢n. De la misma forma que existen c¢digos deontol¢gicos generales para tratar la
informaci¢n, ¨piensa usted que el mundo de la comunicaci¢n espa¤ol est bastante maduro para
apostar por alcanzar un m¡nimo com£n a la hora de afrontar el debate sobre la prostituci¢n?
Este ir a m s durante los pr¢ximos meses y a¤os, sin contar en modo alguno con la complicidad
pero s¡ con un intento de objetivizaci¢n por parte de los medios de comunicaci¢n; en ese caso
las tareas de esta Comisi¢n y del conjunto de los poderes p£blicos serian m s f ciles.
Nada m s. Muchas gracias, se¤ora Presidenta.
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10. Diario de Sesiones del Senado de Comisión , número 326 de fecha 23-SEP-2002 Página 10 de 21
La se¤ora PRESIDENTA: Muchas gracias, senador Xucl….
Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra do¤a F tima Aburto.
La se¤ora ABURTO BASELGA: Gracias, se¤ora Presidenta.
Quiero agradecer a do¤a Pilar Diezhandino el esfuerzo y el trabajo que ha realizado en esta
comparecencia que adem s ha sido muy interesante.
Lo que m s me ha llamado la atenci¢n es algo que d bamos por sentado, referente a que los
medios de comunicaci¢n son el cuarto poder y me sorprende que lo niegue. Es cierto que el
ejemplo del 11 de septiembre es muy llamativo, los medios lo reflejaron tal como ocurri¢.
Tambi‚n es cierto que exist¡an im genes y esto es dif¡cil de tergiversar porque aunque se puede
hacer, evidentemente, es bastante m s complicado. El hecho se constata con m s seguridad
que cuando se expresan s¢lo opiniones.
En la l¡nea de lo que comentaba el senador Xucl…, es cierto que todav¡a en Espa¤a se sigue
insistiendo mucho en la prensa como independiente cuando en realidad todos tenemos, como
se refleja en los ponentes de esta Comisi¢n, contradicciones. Eso no es otra cosa que el factor
humano.
Dependiendo de quienes expongan los hechos, ‚stos cambian; es algo inevitable. Lo mismo
ocurre con los medios de comunicaci¢n, pero la opini¢n generalizada es que ‚stos deben ser
independientes y les acusamos de algo que quiz hagamos todos; la cuesti¢n est en que
presumen de ello y no deber¡an hacerlo limit ndose a expresar su opini¢n. Como dice el
senador Xucl…, deber¡an ser m s claros, m s valientes y defender una l¡nea editorial propia
porque ser¡a bastante m s claro, se podr¡a formar mejor una opini¢n y ser¡a m s honesto.
De todas formas, no conozco muy bien los l¡mites de los c¢digos deontol¢gicos de los medios o
c¢digos ‚ticos y si han realizado un esfuerzo importante en cuanto a la perspectiva de g‚nero.
Queda mucho por hacer en la cuesti¢n de las mujeres y, como ha dicho la ponente, la
investigaci¢n period¡stica conlleva much¡simo dinero, muchos recursos y mucho esfuerzo, pero
se hace; sin embargo, a algo tan importante como es la prostituci¢n, merecer¡a much¡simo la
pena dedicar recursos y dinero pero, qu‚ casualidad, es un tema de mujeres. ¨Puede que esto
influya? Es algo que le planteo.
Desde el principio, se ha posicionado como abolicionista pero tambi‚n est la contradicci¢n de
ser partidaria de la regulaci¢n, puntualizando que con ella apoyamos la violencia. Puedo estar
muy de acuerdo en esa postura pero hay otro factor a favor de la regulaci¢n. En esta Comisi¢n,
hemos repetido m s de una vez que existen much¡simas cosas por conocer dentro de la
prostituci¢n, de las que sabemos muy poco, y una de ellas es la opini¢n de las propias
prostitutas, y, como dec¡a otro compareciente, la opini¢n p£blica respecto a este tema. La
regulaci¢n de esta actividad, oficio o trabajo para las inmigrantes ser¡a distinto, pero si se
pudiera regular para las prostitutas espa¤olas a lo mejor se conseguir¡a que ‚stas tuvieran m s
voz, y de esta manera todos podr¡amos tener m s conocimiento de este asunto, y saber de lo
que carecen, pero todav¡a nos falta much¡simo para ello.
Creo que no no tengo nada m s que decir. Gracias.
La se¤ora PRESIDENTA: Gracias, senadora Aburto.
Por el Grupo Parlamenterio Popular, tiene la palabra do¤a Cristina Tejedor.
La se¤ora TEJEDOR UTRILLA: Gracias, se¤ora Presidenta.
En primer lugar, he de agradecer a do¤a Pilar Diezhandino su intervenci¢n en esta Comisi¢n a
lo largo de esta tarde y tambi‚n felicitarla por los datos que nos ha aportado, como dec¡a el
senador Xucl…, respecto a su informaci¢n de la situaci¢n actual en Francia con el proyecto de
regulaci¢n sobre determinados aspectos de las prostituci¢n que tambi‚n desconoc¡a.
Los portavoces de los grupos parlamentarios de ConvergŠncia i Uni¢ y Socialista han
interpretado una intenci¢n diferente en la ponente. El se¤or Xucl… ha interpretado que la
ponente estaba a favor de la abolici¢n y la portavoz del grupo parlamentario socialista, F tima
Aburto, que estaba a favor de la regulaci¢n, solucionando toda esa complejidad que ‚sta
conlleva. Me gustar¡a que nos aclarara su postura porque se han barajado las dos opciones
dentro de la complejidad del asunto que nos trae a esta Comisi¢n.
Por otra parte, tambi‚n se han dicho una serie de cosas con relaci¢n a la importancia o
influencia de los medios de comunicaci¢n que, en definitiva, afectan much¡simo en cualquier
aspecto de actualidad de la sociedad respecto a un planteamiento u otro. En mi opini¢n, lo que
los medios de comunicaci¢n reflejan respecto al tema de la prostituci¢n es, por una parte, esas
p ginas completas de anuncios que generan unas cifras millonarias para los medios como
consecuencia de su publicaci¢n y, por otra, lo que habitualmente nos llega con relaci¢n a la
prostituci¢n que son esas detenciones que se producen en las mafias, redes, alg£n local o
espacio donde se tiene a determinadas mujeres en una situaci¢n de semiesclavitud o de
explotaci¢n total. Tambi‚n la pol‚mica que surge en ocasiones en algunas zonas de las grandes
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ciudades con relaci¢n al ejercicio de la prostituci¢n por las posibles molestias que se pueden
causar a los vecinos, comerciantes de ese barrio o de esa determinada zona.
Sin embargo, los medios de comunicaci¢n adolecen de la existencia de una l¡nea editorial
concreta apoyando una u otra postura en torno a la regulaci¢n, o la abolici¢n en estos temas
tan complejos inmersos en el mundo de la prostituci¢n. No creo que sea £nicamente porque se
pueda considerar un tema de mujeres porque, en mi opini¢n, la prostituci¢n es un tema econ¢
mico, de mujeres y de hombres; en definitiva, no podemos considerar que la prostituci¢n afecta
s¢lo a las mujeres porque aunque las v¡ctimas, entre comillas, que a veces no lo son, sean las
mujeres, en su conjunto es un campo muy amplio.
Me gustar¡a destacar que ha quedado clara la opini¢n de la ponente en su comparecencia de
esta tarde respecto a que la cuesti¢n de la prostituci¢n es muy compleja no tanto por todos los
aspectos que la rodean sino por el an lisis de las distintas intervenciones que se han producido
desde que se iniciaron los trabajos en esta Comisi¢n y que es muy dif¡cil encontrar una l¡nea
concreta porque cada uno de los ponentes que han acudido nos han aportado aspectos muy
diferentes con relaci¢n a la misma y se ha puesto de manifiesto, como bien ha dicho, la
complejidad de abordar una soluci¢n a este tema.
En definitiva, no quer¡a extenderme m s en el tiempo dado que es la primera comparecencia.
Unicamente me gustar¡a que nos aclarara este aspecto que planteaba al principio de mi
intervenci¢n.
Muchas gracias.
La se¤ora PRESIDENTA: Gracias, senadora Tejedor.
A continuaci¢n, tiene de nuevo la palabra la se¤ora Diezhandino.
La se¤ora DIEZHANDINO NIETO (Catedr tica de Redacci¢n Period¡stica de la Universidad
Carlos III): Muchas gracias, se¤ora presidenta.
En primer lugar, pido disculpas porque me he extendido especial e innecesariamente en mi
exposici¢n. Pero lo cierto es que el tema es tan rico que finalmente me he involucrado
excesivamente en ‚l.
Respecto a la idea com£n de todas las intervenciones sobre si soy abolicionista o
reglamentista, el se¤or Xucl… ha dicho que parto de principios morales cuando hablo de mi
posici¢n sobre la prostituci¢n. No s‚ si lo hago, creo que no, simplemente es que siempre hay
un principio moral en todo, ‚tica obviamente, no podemos darle la espalda a esto.
Hablo quiz desde la idea de los valores, desde la idea de que todo no puede ser mercado y
que se est utilizando demasiado ese t‚rmino cuando hablamos de la prostituci¢n; si existe un
mercado por qu‚ no regularlo, si hay tanto dinero de por medio, etc‚tera. Las propias mujeres
que trabajan en la prostituci¢n se preguntan d¢nde se encuentra ese trabajo que les permita
ganar tanto como en lo que hacen porque entonces se ir¡an, pero es que no existe ese trabajo.
Existe un valor por encima de la ganancia y eso es lo que me preocupa, que todo se iguale por
abajo, que todas las profesiones son v lidas, que ‚sta es una profesi¢n; es igual siempre que los
valores prevalezcan, y aqu¡ evidentemente algunos no prevalecen.
Esta es mi posici¢n. Mi deseo ser¡a que no existiese la prostituci¢n. Es una cuesti¢n que afecta
a la lucha que mantenemos en favor de la igualdad en la que nunca se van a dar pasos
positivos, porque existe un principio de violencia, de abuso; en los propios anuncios est muy
claro que se hacen sobre la base de la sumisi¢n, el haz lo que quieras, en un momento en que
el hombre est empezando a dar un poco la media vuelta en su propia casa cuando la mujer ha
tomado la parte de responsabilidad que como tal le corresponde en el hogar y en el mundo
laboral. Es decir, no estamos avanzando, pero si hay que regular, hag moslo. No soy
abolicionista por una cuesti¢n moral; quiz s haya una cuesti¢n trasnochada que queda en m¡ de
la lucha feminista, de la igualdad entre g‚neros. Frente a todo por lo que he luchado veo
claramente que en este tema hay un discurso contrario a ese favor que pretendemos hacer a la
lucha por la igualdad.
Por tanto, efectivamente, ante el hecho evidente de que esto es as¡, que el problema se
encuentra en todos los pa¡ses, si hay que regularlo, hag moslo, pero sabiendo lo que hacemos,
en qu‚ mundo estamos interviniendo y conozcamos cu l es ese mundo, qu‚ existe detr s de ‚l,
regul ndolo a sabiendas de lo que estamos haciendo porque mi opini¢n es, si se considera
importante, que estamos beneficiando a las redes, a los empresarios, etc‚tera; a todos aquellos
que est n obteniendo grandes sumas de dinero. Por eso es imprescindible que se regule
partiendo del principio de que existen derechos y obligaciones para las prostitutas, para los
clientes, para los empresarios, etc‚tera y no dando por bueno que el hecho que se nos plantea
de esta manera es muy complejo y muy dif¡cil de regular, pero vamos a entrar en ‚l, y por eso
he dicho que primero hay que conocerlo. Es lo mismo que hacer un relato period¡stico; mal se
podr confeccionar un buen relato si no has entrado en el mbito en el que la historia se ha
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producido; si no conoces a las gentes; si no sabes sus datos; si no has palpado el tono y la
emoci¢n que se vive ah¡; si no sabes qu‚ consecuencias y qu‚ antecedentes hay en ellos; si no
sabes si sufren o no; si vibran o no; si gozan o no.
Lo que yo veo es que existe violencia, evidentemente, pero tambi‚n que hay una situaci¢n de
hecho y, aunque me cueste personalmente, tengo que creer que existe una voluntad por parte
de muchas prostitutas de serlo, por tanto, ¨qui‚n soy yo, si tuviera que ser alguien, para
oponerme? Pero si se ha de regular que se haga sabiendo lo que se hace, no s¢lo conociendo
las cifras de mercado, las cifras de beneficios y las cifras de mujeres, sino conoci‚ndolas a ellas,
y por eso mencionaba tambi‚n a los hijos. Es muy importante saber qu‚ mundo es ‚ste, c¢mo se
vive en ‚l, qu‚ hay detr s de ‚l. Leemos en la prensa, quiz s en demas¡a o solamente, que existen
redes, que a las mujeres les hacen vud£ o ese tipo de cosas cuando las redes las manejan
africanos; he le¡do varios art¡culos en esta temporada, tambi‚n el otro d¡a le¡ algunas cosas
terribles. Posiblemente sea exagerado pero, ¨y si es s¢lo medianamente cierto? ¨En qu‚ mundo
entramos? Aunque s¢lo sea medianamente cierto --como decimos acerca del terrorismo--,
basta con uno.
Esa es mi postura. Me gustar¡a que no existiera pero ya que existe, ya que tenemos que
regularlo, ya que hay mujeres que toman esa decisi¢n, debe saberse que no es una cuesti¢n
que vaya a beneficiar como tal al principio de igualdad entre sexos; ‚sa es al menos mi idea sino
m s bien al contrario, estamos viendo muchos retrocesos en la sociedad del conocimiento y del
progreso. No me quiero extender mucho en esto.
El se¤or Xucl… ha mencionado lo de los anuncios en los medios de comunicaci¢n; no s‚ muy
bien cu l era la vertiente, pero en todo caso se mueve mucho dinero. Ahora bien, cuando se
habla de prensa yo hablo de periodistas; ‚stos no funcionan porque haya o no dinero en t‚rminos
generales, porque muchos tambi‚n son gestores, pero en esta cuesti¢n no informan m s o
menos porque vayan a desequilibrar el estado de las cuentas de sus empresas, porque haya
m s o menos anuncios. Por supuesto que no, con independencia de que el no rotundo es una
generalidad y obviamente siempre existen excepciones.
Dicho esto, tambi‚n hay que retomar aquel eslogan de la Espa¤a diferente; hemos de llegar a la
conclusi¢n una vez m s de que diferimos en aspectos que no nos gustan; somos gente que
tratamos de luchar por un pa¡s, justo, moderno, dem¢crata; quiz s sea porque haya que
perseguir al
cliente, quiz sea porque haya que perseguir la incitaci¢n a la b£squeda del servicio de la
prostituci¢n; quiz sea porque haya que endurecer las leyes, pero lo que es cierto es que existe
una permisibilidad mayor de la que existe en los pa¡ses de nuestro entorno y tambi‚n lo es que
los anuncios que aqu¡ se leen no se ven en ning£n otro pa¡s de nuestro mbito. Eso es as¡
lamentablemente. Me parece un esc ndalo que se publiquen en peri¢dicos como ®El Pa¡s¯ que
dicen que no informan sobre boxeo porque es un deporte violento o sobre la violencia; es una
contradicci¢n. Pero en este sentido, al mismo tiempo el medio puede decir y ¨por qu‚ no?
®ABC¯ se resisti¢ durante mucho tiempo y ®YA¯ no quiso nunca introducir este tipo de
anuncios. Pero, ¨por qu‚ no?, si estamos en un mercado, est permitido y no existe nada en
contra. Al final, la l¢gica del mercado es la que se impone. Por tanto, si se trata de regular la
prostituci¢n que en los reguladores no se imponga la l¢gica del mercado; ‚sa es la cuesti¢n.
No s‚ si los medios abordan suficientemente o no la cuesti¢n de la prostituci¢n. En mi exposici¢
n he dicho que es un tema delicado, con muchas vertientes, en el que ni los pol¡ticos ni los
expertos se ponen de acuerdo; es algo oscuro, un galimat¡as. Ante este tipo de cuestiones los
medios se previenen un poco no abord ndolos o haci‚ndolo a partir de la informaci¢n que les
llega de fuera; la nota de la Guardia Civil, la manifestaci¢n, la actuaci¢n de la sociedad civil, los
movimientos vecinales, las manifestaciones de las propias prostitutas. Informaciones concretas
muy puntuales sobre actuaciones a partir de las cuales no necesitan ofrecer su posici¢n como
medios, simplemente informan. Ahora bien, informan mucho porque tambi‚n lo hacen sobre
regulaci¢n en otros pa¡ses; sobre diferencias entre tipolog¡as de prostitutas; sobre la implicaci¢
n de la prostituci¢n en la inmigraci¢n; es decir, no existe mucha cantidad de informaci¢n, pero al
final la suficiente como para si se siguiera obtener recursos y estar medianamente enterados.
¨Por qu‚ no se posicionan? ¨Y por qu‚ lo van a hacer?, pregunto. ¨Por qu‚ se pide al medio que
lo haga si no lo ha hecho el pol¡tico ni el experto que ha estudiado este tema, que lo conoce,
que lo ha palpado? Ellos s¡ se posicionan, lo tienen claro. En este caso, es lo que decimos de la
acusaci¢n a los medios acerca del discurso sobre la connivencia que est tratando de
introducirse en la idea general entre prostituci¢n e inmigraci¢n y entre inmigraci¢n y violencia
callejera. En realidad el medio lo que hace es seguir --y ‚sa es una acusaci¢n que se le debe
hace-- el discurso del pol¡tico. Pero no olvidemos que antes de que el medio informe sobre esa
cuesti¢n, el pol¡tico le ha hablado de ello; algo se ha movido en la clase pol¡tica en ese terreno
para que el medio llegue a hablar sobre esa cuesti¢n.
Por tanto, la se¤ora Aburto ha dicho que segu¡amos pensando que la prensa era el cuarto
poder o que tiene m s poder del que yo expresaba en mi exposici¢n, he de decir que quiz lo
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13. Diario de Sesiones del Senado de Comisión , número 326 de fecha 23-SEP-2002 Página 13 de 21
haya reducido mucho, pero desde luego nox es un cuarto poder.
Otra cuesti¢n en ese sentido es que los pol¡ticos tienen mucho m s poder que la prensa; quiz s
esto sea un poco exagerado, pero estoy casi convencida de ello. El poder de la prensa se est
reduciendo cada d¡a m s, entre otros motivos porque cada vez existen m s medios e internet ha
desproporcionado todo. Cada vez existen m s fuentes que aportan informaci¢n; la informaci¢n
de la que antes dispon¡a s¢lo el periodista, ahora la tiene cualquier individuo que acceda desde
su casa con un ordenador a internet. Cada vez existen m s voces, m s posibilidades de
informarse, m s medios para conseguirlo, etc‚tera. Lo importante es diluir el poder de los
medios. Quiz hablamos en este sentido de los tradicionales medios de comunicaci¢n y porque
la propia sociedad civil ha empezado a moverse frente al poder pol¡tico en este caso, pero ha
actuado frente a los medios como un agente que ha cambiado la agenda de ‚stos.
Por tanto, les aseguro que cada vez es menos su poder y cuando he citado lo que me ocurri¢ el
a¤o pasado entonces dije: gracias a los medios se ha cambiado, pero resulta que despu‚s
vemos que esa cifra era coyuntural, s¢lo para ese a¤o, y que al siguiente volvemos a las
mismas. Entonces, gracias al tratamiento, cada vez m s adecuado que del tema de la mujer
realizan los medios, se va ayudando a cambiar poco a poco a las gentes en su mentalidad,
pero no han sido ellos los que han iniciado este camino sino las asociaciones, las propias
mujeres que se han constituido en ONGs, en peque¤os grup£sculos que intentan ayudar a sus
convecinos que tienen problemas de malos tratos, la judicatura, los pol¡ticos que han entrado
en el discurso de la calle de: hasta aqu¡ hemos llegado, hagan algo.
Por tanto, no piensen que a lo largo de mi exposici¢n he estado apoyando a los medios, pero
quiero que contemplen cu l es su posici¢n. Habl bamos de los medios como los resortes, los
aportes y tambi‚n como los que informan, pero siempre a toro pasado. Primero ha sido la
sociedad la que se ha movido; ha sido la asociaci¢n de vecinos la que ha organizado la
manifestaci¢n para que los medios hablen de los vecinos; unos pensar n que son unos
intransigentes, en cambio otros pensar n que se han movilizado porque ya est bien. F¡jense
que la propia Guardia Civil est organizando lo que llaman sus peque¤as oficinas de informaci¢
n y muchas veces, m s de las necesarias, llegan estos comunicados de prensa
--menciono a la Guardia Civil, pero puedo mencionar cualquier gabinete de comunicaci¢n-- y los
medios los reproducen textualmente sin ni siquiera contrastar o abundar en esa informaci¢n.
La sociedad se est organizando para impulsar a los medios a que hablen de esos temas, ¨por
qu‚ tienen que movilizarse permanentemente en contra de?, porque haci‚ndolo aparecen los
medios y el pol¡tico los teme y el pol¡tico act£a, no por el poder del medio sino porque es una
plataforma indispensable. No se puede hacer nada sin ellos, ya no hay posibilidad; ni siquiera
ese se¤or que tiene tanto poder empresarial, tambi‚n necesita el medio. Pero el pol¡tico tiene
mucho m s poder en su actuaci¢n que el medio, entre otras cosas porque puede utilizarlo,
mientras que ‚ste s¢lo qu‚ puede hacer; el principio fundamental es el relato de los hechos y
necesita a las gentes para que le cuenten qu‚ ha pasado y c¢mo y, entre otros, al propio
pol¡tico. Lo que ocurre es que existe una cierta
renuencia, rechazo o quiz miedo a acercarse al medio; es lo que he querido decir en mi
intervenci¢n. Ustedes son m s creadores de opini¢n que el medio aunque lo tengan que hacer a
trav‚s de ‚l. Y es que tienen que colaborar, hay que inducir a las gentes a hacerlo; es decir, ese
silencio es muy a menudo culpable de quienes critican pero no dan respuestas.
Quiz en la prostituci¢n tambi‚n ocurre porque es algo referente a la mujer; no lo s‚, pero en todo
caso lo que pasa --en mi opini¢n y lo pongo tambi‚n en tela de juicio-- con la prostituci¢n es que
el medio no se atreve a definirse quiz por temor, porque estamos en un pa¡s muy permisivo en
general y no s¢lo con este tema; incluso con el terrorismo ha tenido que llegar un punto en que
se diga que ya no se puede m s, tendr n sus razones tambi‚n.
Por tanto, el medio, que al fin y al cabo son personas, seguramente no se posiciona sobre este
tema y si la tuviera a lo mejor prefiere no exponerla. En todo caso, ¨cu l es la posici¢n del
medio?, ¨la de la empresa?, ¨la del periodista?, ¨el especialista en temas de sociedad que
aborda esta cuesti¢n? ¨Cu l es? ¨Qui‚n es qui‚n en el medio para tomar esa posici¢n? De todas
formas lo han hecho; ha habido m s de un editorial sobre este tema.
No hace mucho he le¡do uno en ®El Mundo¯ a favor de la regulaci¢n a sabiendas de lo que
significa o de lo que significa el problema que se vive en las calles; ha sido el clamor de hacer
algo aunque sea menos bueno de lo que todos quisi‚ramos. El medio en este momento tambi‚n
ha entrado en un espacio muy complicado porque son grandes grupos empresariales muy
fuertes, con much¡simo poder, muy implicados en los distintos poderes sociales, econ¢micos,
pol¡ticos, etc‚tera y, por tanto, se cuidan mucho de opinar sobre algo que puede afectar a parte
de sus corresponsables empresariales. Existen muchos elementos a considerar tambi‚n.
No s‚ si con esto habr‚ contestado a todas las cuestiones.
La se¤ora PRESIDENTA: ¨Desea a¤adir algo m s?
La se¤ora DIEZHANDINO NIETO (Catedr tica de Redacci¢n Period¡stica de la Universidad
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Carlos III): Nada m s. Muchas gracias, ruego disculpen mi extensa intervenci¢n y espero no
haber restado tiempo al siguiente interviniente. Les reitero las gracias por darme esta
oportunidad de expresarme en esta Comisi¢n.
La se¤ora PRESIDENTA: Muchas gracias, se¤ora Diezhandino.
No se preocupe por la extensi¢n en su exposici¢n, dado lo interesante de lo expuesto y de la
visi¢n que nos ha aportado del papel y de la funci¢n de los medios de comunicaci¢n en general
y en concreto en esta cuesti¢n que estamos analizando. Le reiteramos nuestro agradecimiento
por su presencia en el seno de esta comisi¢n y tambi‚n por sus aportaciones respecto a lo que
ha se¤alado.
En cinco minutos, reanudaremos la Comisi¢n con el siguiente compareciente (Pausa.)
--DE DON JAVIER ALONSO TORRENS, PRESIDENTE DEL EQUIPO DE INVESTIGACION
SOCIOLOGICA, EDIS (715/000278).
La se¤ora PRESIDENTA: Reanudamos la sesi¢n con la comparecencia de don Javier Alonso
Torrens al que damos la tambi‚n bienvenida al seno de la Comisi¢n. El se¤or Alonso Torrens es
profesor en Sociolog¡a y Filosof¡a y su presencia aqu¡ se justifica por ser presidente de un
equipo de investigaci¢n sociol¢gica (EDIS) y por haber sido autor de dos investigaciones
espec¡fica sobre la prostituci¢n, una en 1974, la primera emp¡rica realizada en Espa¤a, y, otra,
en 2001 sobre la aproximaci¢n al fen¢meno de la prostituci¢n femenina en la provincia de
Salamanca.
El se¤or Alonso tiene la palabra.
El se¤or ALONSO TORRENS (Presidente del Equipo de Investigaci¢n Sociol¢gica (EDIS):
Buenas tardes, efectivamente a lo largo de mi ya dilatada historia como profesional de la
sociolog¡a y a partir de investigaciones emp¡ricas con las metodolog¡as que se emplean en este
campo he tenido la oportunidad en dos ocasiones de aproximarme al mundo de la prostituci¢n.
La primera fue en 1974, siendo ministro de la Gobernaci¢n don Manuel Fraga Iribarne quien
promocion¢ la primera investigaci¢n en Espa¤a sobre la situaci¢n de la prostituci¢n; en aquel
momento no hab¡a m s que prostituci¢n, por lo menos oficial y oficiosamente, femenina.
Todav¡a no hab¡a muerto Franco, era otra Espa¤a; entonces se hablaba de una especie de
n£mero m¡tico de aproximadamente 500.000 mujeres y lo digo porque a mi entender era un
porcentaje muy alto de poblaci¢n femenina dedicado a la prostituci¢n y creo que nunca se
prob¢ que existiera esa cantidad. Ahora bien, era un colectivo de unas caracter¡sticas
completamente diferentes al que existe hoy. En aquel momento no hab¡a inmigraci¢n,
pr cticamente todas eran mujeres hispanas, quiz s en la zona de la frontera portuguesa pod¡a
haber alguna mujer de este pa¡s al igual que en la zona marroqu¡ en el sur. Ordinariamente casi
todas ten¡an una caracter¡stica com£n: pertenec¡an al mundo pobre, casi todas. No era
prostitutas de alto standing, que eran escasas. En aquel momento comenzaba el fen¢meno de
los contactos telef¢nicos con una modalidad que proven¡a de los pa¡ses n¢rdicos y, sobre todo,
de Estados Unidos. No exist¡a pr cticamente pero s¡ ten¡a como caracter¡stica que se trataba
de un colectivo de mujeres pobres.
El pasado a¤o y por iniciativa del Ayuntamiento y de la Diputaci¢n de Salamanca, as¡ como de
una asociaci¢n que trabaja en Madrid, al igual que en Salamanca (APRAMP), se promovi¢ un
estudio sobre la prostituci¢n femenina en esa provincia. Se encomend¢ a nuestro equipo
(EDIS), el Equipo de Investigaci¢n Sociol¢gica y yo me encargu‚ del mismo.
El estudio se realiz¢ en mi provincia que creo que tambi‚n es la de do¤a Cristina, Presidenta de
la Comisi¢n, cuya ventaja es que es una especie de micromundo, son 350.0000 habitantes,
donde se observan bastante bien los fen¢menos sociales y pudimos llegar casi a la totalidad de
la provincia. Nos aproximamos mucho ya que nuestro planteamiento era modesto; no era
nuestra intenci¢n decir la £ltima palabra ni un dogma de fe sino aproximarnos al fen¢meno de la
realidad de la prostituci¢n femenina en la misma porque ya conoc¡amos --y me imagino que sus
se¤or¡as tambi‚n lo conocen-- que ‚ste es un mundo fundamentalmente opaco, muy oscuro en
much¡simas cosas y en el que se desconocen sus t‚rminos y sus l¡neas n¡tidamente.
Realizamos una metodolog¡a relativamente novedosa porque nos aproximamos al fen¢meno a
trav‚s de la visi¢n de los vecinos, de la prensa, de una parte de la opini¢n p£blica, de la opini¢n
publicada, de los profesionales de los servicios sociales y de la sanidad, de la polic¡a as¡ como
una observaci¢n directa de m s de la mitad de los clubes de alterne y g isquer¡as existentes en
la provincia, al igual que una investigaci¢n directa en el colectivo de las prostitutas de todas las
tipolog¡as existentes. Con respecto a este tema les voy a hablar brevemente, d ndoles unas
pinceladas y despu‚s, si desean, podemos entablar un coloquio.
En primer lugar, como soci¢logo, me llama la atenci¢n que el fen¢meno de la prostituci¢n
femenina est‚ parad¢jicamente en crecimiento en una sociedad como la nuestra, que se
considera libre en el terreno afectivo sexual y adem s igualitaria en cuesti¢n de g‚neros. Por
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15. Diario de Sesiones del Senado de Comisión , número 326 de fecha 23-SEP-2002 Página 15 de 21
tanto, es un fen¢meno que como soci¢logo me interesa mucho observar; un fen¢meno que est
creciendo.
Observando este hecho en la provincia de Salamanca llegamos a la conclusi¢n de que s¢lo en
un a¤o, de 1999 a 2000, hab¡a aumentado el n£mero de prostitutas, se hab¡a multiplicado por
2,4. Seg£n datos de la Junta de Castilla y Le¢n que realiz¢ un estudio y tambi‚n de la misma
Guardia Civil y de la Polic¡a, en 1999 exist¡an unas 350.000 dedicadas a la prostituci¢n y se
produjo un incremento de aproximadamente 800 mujeres. Esta multiplicaci¢n se debi¢
fundamentalmente como hecho social que es la prostituci¢n, a la llegada a Salamanca, igual
que a toda Espa¤a, de un n£mero creciente de mujeres pobres del tercer mundo dentro de la
llamada globalizaci¢n porque tambi‚n hab¡a cambiado la composici¢n en un a¤o del colectivo
de la prostituci¢n femenina. Seg£n un estudio realizado por la Junta de Castilla y Le¢n, en el
a¤o 1999 el 60 por ciento de las prostitutas ejercientes en Salamanca eran nacionales y en el
a¤o 2000 el 80 por ciento eran extranjeras, seg£n la Guardia Civil.
Este es un fen¢meno minoritario y aparentemente marginal, pero sobre todo opaco, del que la
opini¢n p£blica sospecha ilegalidades y explotaciones pero que, a fin de cuentas, para la
mayor¡a de los ciudadanos tiene una baja peligrosidad social como para que constituya un fen¢
meno que amenace la tranquilidad personal y familiar y de los barrios, salvo en los casos de la
prostituci¢n callejera de ¡nfima categor¡a donde se mezcla la droga, la violencia y todo lo que se
considera un esc ndalo p£blico.
Entiendo que la sociedad espa¤ola sigue la filosof¡a del viejo dicho:
®que se queme la casa, pero que no se vea el humo¯ , y los ciudadanos y ciudadanas hip¢crita
y farisaicamente, la opini¢n p£blica, inclusive la publicada en la prensa y la radio, las
autoridades y la misma Polic¡a est n tranquilos porque no hay excesivas broncas y porque lo
poco que se ve, la punta del iceberg, no afecta a la seguridad de casi nadie.
La prostituci¢n, como ustedes saben, no es oficialmente un delito en ciertas circunstancias
pero, sobre todo, tiene un car cter opaco, laboral, econ¢mico, jur¡dico y fiscalmente; y si en
estos momentos se multiplica --porque lo que ocurre en Salamanca, sucede igualmente en
Soria, Segovia o Madrid-- es porque unas mujeres pobres de otros pa¡ses deben ejercerla para
subsistir o para mejorar sus condiciones miserables o las de sus familias. Me refiero al grueso
del fen¢meno no a las elites sobre las que luego hablaremos.
Ese hecho no tiene cabida en los c¢digos de la conciencia social de la inmensa mayor¡a de la
poblaci¢n. Tanto para la opini¢n p£blica como para la publicada, por supuesto, e incluso para la
misma Polic¡a, es evidente que existen redes y mafias, organizaciones explotadoras de este
comercio, carentes por completo de principios de ‚tica y de respeto hacia las personas.
Ante esta situaci¢n, antes de comenzar el trabajo reflexionamos primeramente sobre qu‚ es
realmente la prostituci¢n --algo que me supongo que en esta Comisi¢n se habr n planteado
cincuenta veces y yo no les voy a presentar ninguna novedad--. Es un fen¢meno antiguo y
complejo, se dice que el oficio m s antiguo del mundo, con lo que no estoy de acuerdo; no lo es,
ya que m s antiguo que ‚ste es el del agricultor, ganadero, pastor o incluso de constructor.
Me parece que la primera referencia que existe en la historia se refiere a la Grecia de Sol¢n, del
a¤o 600 antes de Cristo, y mucho antes ya exist¡an sociedades y humanidades que trabajaban
de otra manera.
Es de suponer que en una Comisi¢n como ‚sta se plantea una cuesti¢n: ¨la prostituci¢n --me
refiero a la femenina, pero se puede aplicar tambi‚n a la masculina-- es hoy un trabajo a
legalizar o una explotaci¢n a erradicar? ¨Si es un trabajo es uno m s o es indigno o indignante?
Si esa explotaci¢n lleva o se aproxima a la esclavitud ¨es as¡ en todos los casos? En nuestra
sociedad existe una doble moral desde siempre, en los siglos XVIII, XIX, antes de la guerra,
despu‚s de la guerra, despu‚s de la democracia, etc‚tera; una doble moral que por un lado cree
que la prostituci¢n es necesaria, como medio de desahogo sexual para muchos hombres o
mujeres, en este momento en menor medida. Por una parte, debe existir libertad en las
personas para hacer con su cuerpo lo que quieran, por otra, que es un medio de ganarse la
vida, de conseguir dinero y, por £ltimo, se denigra globalmente como algo indigno, impuro,
malo, sistema de explotaci¢n, fuente de dinero oculto, tr fico de personas, creadora de
marginalidad y exclusi¢n y, por tanto, algo a eliminar. La contradicci¢n consiste en eliminar algo
que se cree necesario y uno de los dos supuestos ‚ticos debe ser falso.
Siguiendo en la l¡nea de estas supuestas reflexiones ‚ticas hay que decir que en el imaginario
colectivo hay una idea fundamental con relaci¢n a las mujeres: existen mujeres malas y
buenas, seg£n sea su comportamiento sexual. Esta idea sirve para reforzar el orden moral
sexista, dominante que implica un cors‚ para muchas mujeres y que
sirve para justificar muchos atropellos. Los tribunales y las leyes est n para defender a las
buenas, pero a las malas les puede suceder cualquier cosa. Por otra parte, las mujeres malas
son necesarias, pero por este motivo deben desaparecer.
De esta manera, apunto las ideas de las corrientes de pensamiento --que no solamente ahora,
ayer mismo estaban en la prensa-- con respecto a qu‚ hacer con el tema de la prostituci¢n;
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existen personas que han pretendido erradicarla, eliminarla, suprimirla, abolirla, otros han
intentado legalizarla y otros regularla.
Sus se¤or¡as conocen perfectamente que en el C¢digo espa¤ol la prostituci¢n no existe como
delito, excepto en dos condiciones --no soy experto en derecho--, una, que se ejerza como
obligaci¢n y, otra, que las ejercientes sean menores; es decir, que se ejerza por coacci¢n o por
minor¡a de edad. Pero no existe un reconocimiento legal de ning£n tipo ni siquiera como trabajo
aut¢nomo para las que trabajan en su casa, por ejemplo, en los contactos telef¢nicos, o
asalariadas: bares, clubes, g isquer¡as, saunas o masajes. Sencillamente para la ley esto no
existe.
Este es un asunto bastante peliagudo.
Y voy a exponer otra idea --estoy haciendo un extracto de las ideas de este £ltimo estudio en la
provincia de Salamanca-- y es que la inmensa mayor¡a, me atrever¡a a decir que m s del 90 por
ciento de las mujeres que ejercen la prostituci¢n en Espa¤a en este momento no lo hacen por
vocaci¢n, no les gusta el oficio y lo consideran como una situaci¢n transitoria de unos meses o
unos a¤os para obtener un dinero, pero despu‚s todas piensan dejarlo.
Por otra parte, seg£n las consultas realizadas tanto con las prostitutas como en los clubes, no
est n por la labor de ning£n tipo de legalizaci¢n o, lo que es lo mismo, de que el oficio deje de
ser opaco, y cuando digo opaco me refiero a nivel de Seguridad Social, sanitario, de contrato de
trabajo y de condiciones laborales. Las prostitutas creen --y yo tambi‚n, y como est n las cosas--
que son m s las desventajas que las ventajas y no digamos ya los organizadores o beneficiarios
principales del negocio.
Esto est muy claro en el estudio realizado en la provincia de Salamanca e igualmente ocurrir¡a
si el estudio hubiese sido realizado en Madrid y, sobre todo, referente a un tema tan popular
como el de las prostitutas de la Casa de Campo, el 90 por ciento son emigrantes y no quieren
ning£n tipo de legalizaci¢n.
En este momento, por contraposici¢n al estudio que he citado realizado hace m s de un cuarto
de siglo, la prostituci¢n --que tambi‚n ahora puede ser y lo es masculina, no solamente
femenina-- tiene una complejidad y una heterogeneidad muy grande. Por ejemplo, contrasta
con la homogeneidad cl sica del a¤o 1974 donde pr cticamente todav¡a era una continuaci¢n de
la medieval casa de manceb¡a oficial u oficializada por el poder, incluso por los Reyes Cat¢
licos, como en nuestro pueblo, donde se fund¢ esta casa y adem s el regente era un funcionario
del Estado y de alguna familia muy c‚lebre de nuestra ciudad o la prostituci¢n de los barrios
chinos de la primera mitad del siglo pasado o de todo el siglo XIX, o los m s modernistas bares
de alterne que ya empezaron en los a¤os veinte o treinta, o los emergentes caf‚s de los a¤os
setenta en Espa¤a. Hoy la prostituci¢n es absolutamente heterog‚nea, de tal manera que hay
una colecci¢n de variables sociol¢gicas fundamentales como el g‚nero, no todo el comercio
sexual es femenino; la edad; el nivel cultural; la clase social; la apariencia f¡sica; la
nacionalidad; el origen ‚tnico, etc‚tera, que influyen en las diferentes modalidades y formas de
ejercer la prostituci¢n as¡ como de vivirla y tambi‚n en la consideraci¢n social que merecen
quienes la ejercen. Las que son guapas y est n de buen ver tienen una consideraci¢n social m s
alta, ejercen la prostituci¢n en unas condiciones diferentes y confundiendo la ‚tica con la est‚tica
e incluso la xenofobia, que en este mundo tiene mucha presencia, las pobres, desagradables,
ajadas y mayores que est n en la calle resultan molestas y a veces repugnantes.
En este momento existe prostituci¢n callejera, de calle o carretera; de clubes urbanos; de
hostales, clubes o clubes g isquer¡as de carretera y n£cleos semiurbanos o rurales; de redes
telef¢nicas en el 906, particulares en domicilio u hoteles; de tel‚fonos m¢viles o fijos; de casas
de citas, estables o rotatorias; de citas en cafeter¡as y hoteles; es decir, un asunto variopinto --
que se puede describir y de hecho se ha descrito varias veces, como lo hemos hecho nosotros
en este estudio que he dirigido-- que se ha repetido varias veces en Espa¤a.
Sin embargo, una £ltima reflexi¢n dentro de esta l¡nea antes de llegar a unas conclusiones,
tirando piedras sobre nuestro propio tejado, y es que pensamos que no existe ninguna
investigaci¢n seria y en profundidad de los clientes, del colectivo masculino que de forma
espor dica m s o menos habitual requiere, paga y exige los servicios sexuales de estas
mujeres.
Supongo que ustedes recordar n a sor Juana In‚s de la Cruz, una monja mejicana del siglo XVII,
que se preguntaba cu l era la peor de las inmoralidades, si la de los que pecan por la paga o la
de los que pagan por pecar. Pero de eso han pasado cuatro siglos y todo el acento se pone
£nicamente en las que pecan por la paga. Y un ejemplo de esta hipocres¡a social p£blica puede
ser el aspecto sanitario. A lo largo de los tiempos y a£n hoy d¡a la opini¢n m s com£n exige,
quiere --y a lo mejor tambi‚n lo exige la inspecci¢n sanitaria-- el control sanitario del sida,
enfermedades ven‚reas, hepatitis a estas mujeres, pero nunca se plantea el control sanitario de
los clientes y puestos a suponer ella le puede contagiar a ‚l tanto como ‚l a ella y no se trata de
un supuesto excepcional o imaginario. Esto sucede, pero no existe posibilidad de legislar o
dictar una normativa en este sentido, y tampoco se conoce --no conozco ninguno, ni de aqu¡ ni
de fuera-- un estudio en profundidad sobre la personalidad; la tipolog¡a; las motivaciones, de los
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clientes de la prostituci¢n callejera, de clubes o de los tel‚fonos m¢viles, etc‚tera.
Como conclusi¢n y para no extenderme demasiado por si ustedes desean que hagamos un
coloquio, he de decir que la prostituci¢n femenina en Espa¤a es un fen¢meno creciente y
acelerado. En los dos o tres £ltimos a¤os se ha m s que duplicado el n£mero de mujeres
ejercientes y aunque
no tengo datos de todo el pa¡s; s‚ lo que ocurre en una provincia como Salamanca, muy
provinciana y peque¤a, donde se ha multiplicado por 2,4 y la mayor¡a de estas mujeres
pertenecen a pa¡ses del tercer mundo.
Sin embargo, esa multiplicaci¢n de n£mero de efectivos, de mujeres ejercientes de la prostituci¢
n no se correlaciona directamente con el crecimiento del n£mero de clubes, de tal manera que
las de estos locales han multiplicado sus efectivos en los mismos lugares que exist¡an el a¤o
anterior. Como ya he mencionado hemos visitado m s de la mitad de los clubes de la provincia y
nos hemos dado cuenta de que, desde el punto de vista de habitabilidad, padecen unos
tremendos niveles de hacinamiento y a ese respecto los arquitectos y urbanistas hablan de
menos de 10 metros cuadrados por personas. La Polic¡a y, sobre todo, la Guardia Civil conocen
muy bien el fen¢meno en las zonas rurales, nosotros hemos tenido la posibilidad de contrastar
sus informes y son casi perfectos. Lo £nico que tienen controlado es evitar conflictos con las
vecindades, ri¤as y broncas, ausencia de drogas, que no trascienda a la calle y da¤e a la vista -
-este estudio realizado en Salamanca surgi¢ por el foll¢n que se produjo en el barrio m s
elegante de Salamanca, Labradores, que se pobl¢ en un momento de doce o catorce clubs en
cuatro o cinco calles--. Para ellos la legalidad a grandes rasgos parece cumplirse, no hay
menores, no est n a la fuerza; los polic¡as municipales, nacionales, de paisano o la Guardia
Civil est n convencidos de que existen redes y asimismo saben que la mayor¡a de las
extranjeras est n sin papeles pero, palabras textuales, tienen ¢rdenes de que no se les moleste.
Los aspectos econ¢micos de este negocio son, probablemente, junto a las condiciones
laborales en el que se desarrolla, la raz¢n de que sea un fen¢meno oscuro y opaco. Hemos
podido estimar a la baja el dinero que se mueve en Salamanca, una provincia peque¤a con
aproximadamente 350.000 habitantes, la mitad de ella rural y la otra mitad vive en la capital, en
donde el negocio sexual mueve alrededor de los 10.000 millones de pesetas de las antiguas al
a¤o --no s‚ convertir en euros autom ticamente-- unos 7.000 millones en negocio sexual y unos
3.000 millones en servicios de copas. En el momento en que se elabor¢ el estudio eso supon¡a
el 1,3 por ciento del PIB de toda la provincia. El c lculo estaba realizado a la baja, pero con ‚l
pudimos aproximarnos a una estimaci¢n referente a que cada mujer ejerciente de la prostituci¢
n genera al mes unas 900.000 pesetas de las que como mucho percibe, la que m s, 250.000 ¢
300.000, seg£n la categor¡a, porque las m s bajas no perciben absolutamente nada y, por tanto,
m s del 70 por ciento del negocio que se mueve queda dentro de la red. Por supuesto, ‚ste es
un negocio de dinero negro, no paga IVA, ni IRPF, absolutamente nada. Otros estudios a nivel
nacional hablan de 2 o incluso 3 billones de pesetas al a¤o en el negocio de la prostituci¢n
porque est n los clubes y las g isquer¡as, pero tambi‚n est n los contactos telef¢nicos que
puede suponer aproximadamente el 60 o el 70 por ciento de toda la prostituci¢n femenina, con
redes: un 906 --y es una l stima que no tenga tiempo para detallarlo-- puede tener en un mismo
n£mero 30 mujeres trabajando en sus casas y pueden salir al d¡a aproximadamente por 70 u
80.000 pesetas diarias, adem s, escogiendo las mujeres un poco a la carta; seg£n usted desee,
rubia, morena, alta, baja, etc‚tera.
En este sentido, tambi‚n quiero denunciar que en la colaboraci¢n del crecimiento de la
prostituci¢n en Espa¤a, no la de escaparate si no la que est detr s de los tel‚fonos, se beneficia
Telef¢nica, que creo que es la que controla la mayor¡a de las l¡neas 906 a niveles
impresionantes.
Existe un estudio realizado por la se¤ora Barahona, no s‚ si se ha nombrado en
comparecencias anteriores, de la Universidad Aut¢noma de Madrid, sobre los tel‚fonos y los
contactos telef¢nicos, y tambi‚n la prensa, sobre todo la escrita.
En el estudio realizado en Salamanca nos entretuvimos en contar los anuncios er¢ticos y de
contactos de los tres peri¢dicos provinciales que existen en la provincia; en el llamado ®El
Adelanto¯ , del grupo Zeta
--ustedes lo conocen bien por las tendencias--, el ®Tribuna de Salamanca¯ y ®La Gaceta
Regional¯ que siempre ha sido el peri¢dico conservador de la provincia. Pues bien, por cada
anuncio er¢tico de ®El Adelanto¯ , ®La Gaceta¯ ten¡a 3,69 anuncios er¢ticos, y con las tarifas
estipuladas por publicar el anuncio estimamos que una provincia como ‚sta, con unos peri¢
dicos de muy poca tirada aproximadamente de 6 ¢ 7.000 cada uno, obtienen al a¤o unos
ingresos por este negocio, de 151 millones de pesetas. Concretamente, ®La Gaceta Regional¯
era el peri¢dico que m s dinero percib¡a por publicar los anuncios de tel‚fonos de contacto,
exactamente, 91,800 millones de pesetas al a¤o.
Les he planteado una serie de asuntos dado que tambi‚n pertenec¡ a una plataforma sobre
igualdad de la mujer en Castilla y Le¢n cuyas Cortes me pidieron que realizara unas propuestas
http://www.senado.es/legis7/publicaciones/html/textos/CS0326.html 19/11/2009