(2012-01-17)Exploración neurológica de pares craneales.ppt
Examen oftalmológico veterinario 2013
1. Marcela Cabrera Osorio, 2013
EXAMEN OFTALMOLÓGICO
Introducción
El examen oftalmológico, tras la realización de una completa anamnesis, debe comenzar
a distancia de la cabeza del animal. Se debe evaluar simetría, se realizan pruebas visuales y
reflejos y posteriormente se realizan otras pruebas diagnósticas que involucren la utilización de
distintos fármacos, tinciones y manipulación de las distintas estructuras oculares. Se debe
recordar que este examen se debe realizar tanto en un ambiente luminoso como en oscuridad.
I. Pruebas visuales y reflejos
I.I. Test de Amenaza: Consiste en aproximar repentinamente un par de dedos de la mano del
examinador frente del ojo a evaluar, no se debe estimular otras estructuras faciales ni ocasionar
corrientes de aire. Una reacción normal (parpadeo) requiere la función de la vía visual, vía
sensorial, inervación facial y vía motora. La vía visual involucra retina, nervio óptico (II par
craneano), quiasma óptico, tracto óptico, núcleo geniculado lateral en el tálamo, radiación óptica
y corteza visual. La vía motora involucra la conexión desde la corteza visual hacia el núcleo
facial y el nervio facial (VII par craneano) (Figura 1). Si esta prueba no fuera lo suficientemente
confirmatoria, se realizan otras pruebas visuales como son dejar caer un algodón frente al
animal, el que seguirá con la mirada el objeto; mover una luz de laser en el piso para que el
animal la siga; o una carrera en laberinto.
Figura 1. Vía visual involucrada en el test de amenaza
I.II. Reflejo Palpebral: Se evalúa la vía sensitiva (nervio trigémino (V par craneano)) al tocar la
piel del canto lateral y medial del parpado y la vía motora (nervio facial (VII par craneano)), lo
que resulta en un cierre enérgico de los parpados.
I.III. Reflejo Corneal: Se evalúa la vía sensitiva (V par craneano) tocando la superficie corneal
con un trozo de algodón, lo que normalmente debiera producir un parpadeo (VII par craneano).
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I.IV. Reflejo Pupilar: La vía aferente o
sensorial involucra la retina, nervio óptico (II
par craneano) y el quiasma óptico hacia la
cintilla óptica, donde la mayoría de las fibras
continúan la vía visual hacia el núcleo
geniculado lateral. Sin embargo, cerca del
20% de las fibras abandonan la cintilla óptica
antes de llegar al núcleo geniculado lateral y
se dirigen al mesencéfalo donde sinapsan en
los núcleos pretectales. Desde aquí, las
fibras se dirigen hacia los núcleos
parasimpáticos del nervio oculomotor (III par
craneano). La vía eferente o motora está
formada por fibras parasimpáticas del III par
craneano, que sinapsan en el ganglio ciliar,
desde donde se dirigen hacia el cuerpo ciliar
y el musculo del esfínter del iris (Figura 2).
El musculo constrictor del iris (musculo
ubicado en el borde de la pupila) es inervado Figura 2. Arco de reflejo pupilar.
por fibras parasimpáticas del nervio
oculomotor (III) y es más poderoso que el Reflejo pupilar directo se evalúa al
musculo dilatador del iris (ubicado en toda la estimular un ojo con una luz focal y brillante
periferia del iris en forma radial) inervado por lo que ocasiona una rápida y completa
nervios simpáticos. Estos nervios abandonan constricción pupilar en el ojo estimulado.
la médula espinal en los 3 primeros
segmentos torácicos y corren a lo largo del Reflejo pupilar consensual se evalúa al
cuello por el tronco vagosimpático, estimular un ojo con una luz focal y brillante
atraviesan la cavidad del oído medio y la lo que ocasiona constricción pupilar
fisura orbital superior antes de entrar al ojo. levemente más lenta en el ojo contra lateral.
El reflejo pupilar es independiente de la visión cortical. Debido a que el reflejo pupilar no
involucra estructuras corticales superiores, un reflejo positivo no indica que el animal presente
visión normal. En presencia de ceguera con reflejo pupilar negativo o anormal localiza la lesión
rostral al cuerpo geniculado lateral, mientras que la ceguera con respuesta pupilar normal
revela que la lesión involucra el cuerpo geniculado lateral, radiación óptica o corteza visual.
I.V. Reflejo Fúndico: Se utiliza para determinar la existencia de un eje visual transparente. Se
debe realizar en oscuridad con el oftalmoscopio regulado en 0. El instrumento se mantienen a
nivel del ojo del explorador a una distancia igual a la longitud del brazo desde la posición del
animal, de este modo se obtiene el reflejo tapetal, cualquier opacidad del eje visual bloqueará el
reflejo del fondo de ojo parcial o completamente.
I.VI. Reflejo de Dazzle: Consiste en encender una luz clara y brillante en forma repentina frente
al animal, el cual frente al estimulo parpadeará o moverá la cabeza. Esta prueba estudia los
mismos nervios evaluados en el test de amenaza, pero al ser un reflejo no requiere la
participación de la corteza cerebral. Esta prueba es útil cuando la retina y el nervio óptico no
pueden estudiarse por opacidades oculares anteriores.
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Tabla 1. Función de los distintos pares craneanos evaluados en el examen oftalmológico.
Nervio PC Función
Óptico II Opera en la ruta aferente para la visión y el reflejo fotomotor pupilar.
Afección: ceguera, ausencia de respuesta pupilar.
Óculo motor III Responsable de contracción pupilar (inervación parasimpática),
inervación de músculos extra oculares (rectos dorsal, medial, ventral y
oblicuo ventral; inerva parcialmente el parpado superior (elevador del
parpado superior). Afección: midriasis, estrabismo ventrolateral sin
movimiento del globo ocular excepto hacia lateral y ptosis.
Troclear IV Inerva músculo dorsal oblicuo. Afección: ligera rotación del globo ocular
con la zona dorsal girada hacia lateral
Trigémino V Responsable de la estimulación sensoria de toda la cara (rama oftálmica,
maxilar y mandibular) y de la función motora de los músculos de la
masticación. La rama sensitiva oftálmica se evalúa con el reflejo
palpebral medial y el corneal. Afección: reflejo palpebral medial y corneal
negativo.
Abducens VI Inerva músculo recto lateral y retractor ocular. Afección: estrabismo
medial y carencia de retracción del globo ocular en el reflejo corneal.
Facial VII Responsable de la función motora de los músculos de expresión facial y
fibras parasimpáticas de glándulas lagrimales. Afección: reducción de
producción lagrimal y ausencia de movimiento de parpados,
observándose sólo movimiento del 3º parpado.
II. Prueba lagrimal de Schirmer o Test de Schirmer
Este método se utiliza para evaluar el componente acuoso de la película lagrimal y es
indicado en todos los pacientes con enfermedad ocular externa, siendo valioso en el
diagnóstico de la queratoconjuntivitis seca (QCS) y de otras anormalidades lagrimales.
Procedimiento: se debe evitar la manipulación ocular, así como el uso de soluciones
oftálmicas previo a la realización de la prueba, pero si hubiera secreciones dentro o alrededor
del ojo, estas deben ser retiradas suavemente con algodón seco, evitando la irritación y el
lagrimeo reflejo. Se utiliza una tira de papel filtro estéril, la que debe ser manipulada solo por un
extremo. El extremo opuesto presenta una muesca a 5 mm del borde donde se dobla la tira y se
introduce en el saco conjuntival inferior, aproximadamente en el 1/3 lateral o a la mitad de
distancia entre el canto medial y lateral. Los párpados pueden ser mantenidos abiertos o
cerrados mediante suave presión sobre el párpado superior (Figura 3).
Lectura: luego de 1 minuto se extrae la tira y se mide la distancia humedecida en el papel filtro.
Interpretación: valores normales en el perro son de 15 a 25 mm/min. Valores menores de 10
mm/min son indicadores de una deficiencia en la producción lagrimal. La mayoría de los casos
de QCS tienen valores inferiores a 5 mm/min (Figura 4). El gato puede presentar valores
menores y más variables.
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Figura 3. Ubicación de papel filtro Figura 4. Lectura e interpretación
III Valoración funcional del sistema nasolagrimal
Prueba de fluoresceína: se coloca una gota de fluoresceína en la conjuntiva ocular. El
colorante colocado sobre la superficie del ojo alcanzará las ventanas nasales dentro de
4 minutos (uso de la lámpara de Wood o filtro de azul cobalto resalta la fluoresceína en
la ventana nasal). La lengua también debe ser observada porque la fluoresceína puede
salir por aberturas accesorias del conducto nasolagrimal y ser drenada mediante la
nasofaringe. El pasaje del colorante desde la superficie ocular hasta la ventana nasal
valora no sólo la permeabilidad del sistema, sino también, el proceso global del drenaje
lagrimal.
Canulación e irrigación nasolagrimal: esta técnica se emplea para demostrar la
permeabilidad anatómica del sistema y está indicada si la prueba del pasaje de
fluoresceína resulta negativa. Para esto se necesita una cánula nasolagrimal metálica o
plástica (en perros de 20 a 24 G y en gatos de 25 a 27 G), solución salina o ácido bórico
al 1%, anestesia local por instilación (proparacaína 0.5%), sedación o anestesia general
del animal y una fuente de luz. Se llena una jeringa con solución salina y se introduce la
cánula dentro del conducto nasolagrimal superior, la solución salina saldrá por el punto
inferior si el arco es permeable; si lo es, habrá que mantenerlo cerrado por presión
digital para irrigar nuevamente y permitir que el líquido drene a través del conducto
nasolagrimal y la solución irrigada escurra por la naríz.
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IV. Uso de colorantes en el diagnóstico de afecciones de la córnea
Fluresceína: es un colorante hidrosoluble, no colorea el epitelio corneal intacto, pero si
lo hace en caso de erosiones o úlceras, las cuales exponen el estroma hidrofílico,
permitiendo la penetración y su retención. Un filtro de cobalto azul o una luz fluorescente
facilitarán la detección de lesiones. La membrana de Descemet no retiene la
fluoresceína, por lo que cuando esta capa se ve afectada se observará un patrón de
tinción alrededor de una zona sin teñir. La coloración con fluoresceína está indicada en
pacientes con dolor ocular o lesiones cornéales.
Rosa de bengala: colorea las células de la córnea y conjuntiva que no están cubiertas
con mucina; por lo general estas son células en degeneración. Su mayor utilidad radica
en la detección de lesiones intraepiteliales promovidas por la infección herpética. Puede
ocasionar irritación que empeora con la exposición a la luz.
V. Tonometría
Es una técnica que permite evaluar la tensión ocular mediante la medición de la
depresión o aplastamiento de la córnea.
Tonometría digital: consiste en la colocación de los dedos sobre los párpados
superiores, es una técnica muy básica que permite detectar diferencias en el tamaño y
presión entre ambos ojos. No debería utilizarse sin la medición objetiva de la PIO.
Tonometría de Schiötz: este
instrumento cuenta con una placa-base
corneal y un émbolo que sobresale de
esta placa cuya función es provocar una
depresión de la córnea (capacidad
relacionada con la PIO). Para realizar
este procedimiento debe aplicase
anestesia local, la cabeza debe estar
hacia arriba, con el centro de la córnea
vertical. Se deben tomar 3 mediciones
por ojo y promediarlas. La PIO normal
en perros es de 15-25 mm/Hg.
Tonometría de aplanamiento: estos tonómetros miden la fuerza variable necesaria para
aplanar un área pequeña de la córnea. Este método es uno de los más utilizados debido a
la facilidad con que se realiza, permite su utilización en ojos de cualquier tamaño y no
requiere que el centro de la cornea este vertical. Uno de los más utilizado es el Tono-pen.
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VI Examen de fondo de ojo
Esta técnica permite la visualización del
segmento posterior del globo ocular a través de
la pupila. Para esto se necesita un
oftalmoscopio (oftalmoscopia directa), un
cuarto oscuro y dilatar la pupila del paciente
(colirio de atropina 1% o tropicamida 1%).
Proporciona una visión amplificada del fondo
de ojo en la que la imagen es real y derecha
(amplificación de 14-15 veces). Se debe
observa tapetum lucidum, tapetum nigrum,
disco óptico, venas y arteriolas de la retina.
Dioptrías necesarias para la visualización de las estructuras oculares:
Córnea +15 a +20 D
Iris +12 a +15 D
Cristalino +12 a +8 D
Retina +0 a -3 D
*Dioptrías: unidad óptica de medida de la refringencia
Bibliografía
1. Birchard S, R Sherding. 1998. Manual clínico de pequeñas especies. Editorial McGraw-
Hill Interamericana.
2. Ettinger S, E Feldman. 2007. Tratado de medicina interna veterinaria. 6º Edición.
Elsevier.
3. Turner S. 2010. Oftalmología de pequeños animales. Elsevier.