Chile firmó y ratificó la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas en 1990, la cual establece los derechos fundamentales de los niños como el derecho a la igualdad, a una vivienda digna, alimentación, educación y protección contra la crueldad independientemente de su raza, sexo u origen. La Convención entró en vigencia en Chile ese mismo año luego de ser aprobada por el Congreso y publicada en el Diario Oficial.