La crisis de 1640 en España se debió a los graves problemas financieros derivados de la guerra de los años 30 y la expulsión de los moriscos. El Conde-Duque de Olivares aplicó reformas impopulares en varios reinos que llevaron a sublevaciones en Cataluña y Portugal. Cataluña juró lealtad a Francia y se produjo una guerra civil, aunque finalmente se llegó a una solución negociada en 1652 donde Felipe IV respetó los fueros catalanes. Portugal también se sublevó y logró su independencia en 1688