José Luis Navarro Lizandra - ISBN: 978-84-692-5914-6 Taller de expresión tridimensional. Ahora bien, desde hace ya algunos años, se ha extendido una corriente de expresión creativa en la realización de objetos con relativa utilidad, originaria de Japón y que se conoce con el nombre de Chindogu. Lo de menos es el signi cado de la palabra, pues la losofía de esta manifestación, iniciada por el profesor Kenji Kawakami en los años ochenta del siglo pasado, se entronca con la invención de ingeniosos artilugios disfrazados de funcionalidad. En efecto, la principal característica de los chindogu es la de no ser útiles, y a partir de este concepto se propugnan diez requisitos a modo de mandamientos que debe cumplir todo chindogu: 1. Un chindogu no debe ser verdaderamente útil aunque debe parecerlo. 2. Un chindogu debe construirse y tomar forma para su función, considerando que cualquiera podría hacer uso de él. 3. El espíritu anárquico debe ser inherente al chindogu: son objetos arti ciales que se han liberado de las cadenas de la utilidad, representando así la libertad de pensamiento y de acción. 4. Los chindogu deben ser objetos cotidianos. 5. Los chindogu no se pueden poner a la venta ni como objetos de broma. 6. El humor no es la única razón para crear un chindogu, pues su creación responde a la resolución de problemas del día a día. 7. Un chindogu no pretende ser crítico con ningún aspecto de la sociedad, ni debería crearse con intenciones irónicas respecto al mundo. 8. Un chindogu no puede servir para generar bromas soeces, crueles o de discriminación de cualquier tipo. 9. Los chindogu no pueden patentarse. 10. Los chindogu no deben generar prejuicios ni favorecer nunca a nadie.