Este documento analiza el proyecto OurCity que buscó democratizar el proceso de diseño urbano en Meri-Rastila, Finlandia, mediante el diseño participativo. Se realizaron talleres con residentes para desarrollar un Plan Maestro Alternativo (PMA) que preservaba los bosques, pero fue rechazado por un margen estrecho de votos. El artículo argumenta que es necesario hacer más visible el proceso participativo en el producto final para que tenga un mayor impacto en las decisiones de planificación.
2. “… ¿Y entonces qué?” Limitaciones del diseño participativo en
cuanto a las decisiones de planificación urbana
Mariana Salgado, Aalto University
Michail Galanakis, Universidad de Helsinki
RESUMEN
En este artículo se analizan ciertos aspectos relacionados con el diseño
participativo del proyecto OurCity que se desarrolló en MeriRastila, un barrio
multicultural del este de Helsinki, en Finlandia. El objetivo de OurCity fue democratizar
los procesos de diseño y empoderar a los residentes para que influyeran en la
reurbanización del área. Los procesos de diseño participativo fueron un elemento crucial
del proyecto OurCity y de las actividades que incluyó, sobre todo con respecto al
proceso de elaboración de un plan maestro alternativo (PMA) para el área. El plan
compitió con el que había elaborado el Departamento de Planificación Urbana de
Helsinki pero fue rechazado por una diferencia de pocos votos. Se subestimó el alcance
del diseño participativo porque el PMA, objeto de diseño, se concibió en forma aislada
del proceso participativo que ese plan implicaba. Si el diseño participativo se hubiera
presentado como un factor crucial para el proceso, el PMA habría tenido un impacto
mayor. En este artículo, sostenemos que es necesario volver más visibles los procesos
de diseño participativo en el producto final de los proyectos de planificación
participativa. Esta idea surge de nuestra experiencia como miembros del equipo OurCity
y de un análisis de medios de comunicación impresos y textos digitales.
Palabras clave
Diseño participativo, inmigrantes, inclusión social, planificación, comunidad.
INTRODUCCIÓN
En nuestras ciudades, cada vez más diversas, tomar decisiones sobre temas
importantes para el bien común no es una tarea sencilla, y menos aún cuando se trata de
planificación urbana, ya que ese es un campo en el que ideales supuestamente
universales han sido cuestionados (Hracs y Massam, 2008). Las formas en que
diferentes personas conciben, perciben y sienten el espacio urbano como ámbito común
difieren entre sí. Hracs y Massam (ibíd.) sostienen que las conversaciones cívicas son
fundamentales para negociar ideas y valores. La planificación puede acercar a las
personas y hace posible la negociación (Forester, 2000; Sandercock, 2003). Asimismo,
las coaliciones formadas para hacer planificaciones físicas y sociales tienen un gran
potencial para desarrollar ámbitos interculturales (Sandercock y Attili, 2009). En esas
coaliciones, personas y grupos diferentes construyen puentes de comunicación y
entendimiento por medio de negociaciones continuas y a veces difíciles. El diseño
participativo facilita la construcción de espacios en los que se pueden desarrollar las
conversaciones cívicas y crea un entorno favorable para el entendimiento intercultural.
En trabajos recientes se ha investigado sobre la implementación del diseño participativo
en la planificación urbana y en el diseño de sistemas interactivos con el propósito de
2
3. facilitar la participación pública (Hornecker et al, 2002; Botero y SaadSulonen 2010;
Bratteteig y Wagner 2012).
En Finlandia, la Ley de Uso de la Tierra y Edificación (Ministerio de Medio
Ambiente, 1999) estipula que los planificadores urbanos deben consultar a los
ciudadanos. En la mayoría de los casos, el Departamento de Planificación Urbana inicia
y conduce esas instancias de consultas, que se conciben como presentaciones de planes
definidos previamente, en las que solo unos pocos residentes participan y dan su
opinión. El proceso de planificación no ofrece a los ciudadanos la posibilidad de aportar
ideas al proyecto en sus etapas iniciales (SaadSulonen, Botero y Kuutti, 2012), ni de
involucrar a la comunidad. Leikila, Fahenle y Galanakis (2013: 1878) explican que los
procesos de planificación urbana de Helsinki no satisfacen las necesidades que surgen
como consecuencia de una creciente diversidad etnocultural.
Los miembros del equipo OurCity trabajamos en miras a la participación de la
comunidad en las etapas iniciales del proceso de planificación urbana organizando
talleres abiertos a los residentes de MeriRastila. OurCity comparte valores y visiones
de otros proyectos urbanos participativos anteriores que empoderaron a ciudadanos
marginados para que influyeran sobre el entorno en el que viven (YanChi Kwok,
2004). Adherimos a la agenda política que el diseño participativo comenzó en los años
70 (Ehn, 1988) expresando argumentos democráticos a favor de la inclusión en el
proceso de planificación. Estamos de acuerdo con Björgvinsson, Ehn y Hillgren (2012),
quienes sostienen que el diseño participativo facilita la democracia agonística y la
inclusión de las voces marginales. Asimismo, valoramos la teorización del diseño
participativo que se elabora en relación con un contexto, más que la teorización
abstracta. En ese sentido, el proyecto OurCity se centró en MeriRastila porque, a pesar
de la oposición de los residentes, el Departamento de Planificación Urbana de Helsinki
proyectaba un área nueva de viviendas que implicaría la destrucción de la cuarta parte
de las tierras forestales de la región.
EL CASO DEL PROYECTO OURCITY
En 2012, un equipo independiente de especialistas que incluía arquitectos,
diseñadores y trabajadores comunitarios de diversas nacionalidades se reunió para
organizar el proyecto OurCity en MeriRastila. Alrededor del 28 % de los residentes no
habla finés como lengua materna. Ese porcentaje es mucho mayor que en el resto de
Helsinki (Helsinki kuntarekisteri: Facta 2012). En el pasado, MeriRastila ha sido
estigmatizada por tener habitantes de origen somalí (Galanakis, 2008). El equipo de
OurCity advirtió que esa situación representaba una gran oportunidad para desarrollar
una conversación cívica en esa área. Uno de los objetivos de OurCity era que los
inmigrantes que residen en MeriRastila, a quienes no se suele escuchar, expresaran su
opinión sobre la planificación del entorno en el que viven. El equipo se acercó a las
partes interesadas, negoció colaboraciones e inició debates sobre el tema del espacio
urbano. Sin embargo, salieron a la luz problemas relacionados con la accesibilidad a los
servicios públicos (FuadLuke, 2012).
3
4. La asociación de residentes Pro MeriRastila defendió las tierras forestales del
lugar por medio de cabildeo, de asambleas y de manifestaciones con velas para reclamar
y para difundir sus ideas sobre el futuro de la región. También se reunió con los
planificadores urbanos para debatir los planes para el futuro. Los miembros de Pro
MeriRastila identificaron rápidamente la oportunidad que representaba el proyecto
OurCity y pidieron ayuda al equipo para elaborar un plan maestro alternativo al
presentado por los planificadores urbanos, un plan que permitiera construir un área de
viviendas para 2 000 personas, y a su vez evitara la destrucción de las tierras forestales.
OurCity aceptó ayudar y de ahí que sostengamos que el plan maestro alternativo (PMA)
fue una iniciativa impulsada por los ciudadanos. OurCity estipuló que el plan se
elaborara como parte de un proceso de diseño participativo que integrara a los
inmigrantes y otros residentes que generalmente tienen menor participación.
Los inmigrantes que residían en MeriRastila valoraban mucho los bosques y no
querían que los destruyeran. No obstante, su participación en el debate sobre la
planificación presentó muchas dificultades (Leikila, Fahenle y Galanakis, 2013). Dos
arquitectos del equipo OurCity supervisaron a un equipo de diseño más numeroso
conformado por estudiantes universitarios que elaboraría un PMA para MeriRastila.
Llevamos a cabo una serie de talleres de diseño participativo con los residentes y, en
conjunto con el equipo de estudiantes, analizamos los resultados de los talleres para
determinar la elaboración del PMA. De esa manera, nuestro plan representaba las voces
de un grupo amplio de residentes. Cuando terminamos de elaborar el PMA, los
miembros del equipo OurCity decidimos dejar que el grupo Pro MeriRastila se lo
apropiara y lo presentara ante la Junta de Planificación Urbana (JPU), que lo evaluaría.
El PMA se presentó ante la junta como alternativa al plan que habían propuesto
los planificadores urbanos, pero los miembros de la junta votaron cinco a cuatro a favor
de este último (Junta de Planificación Urbana, 2012). Posteriormente, el Fondo
Finlandés para la Innovación (SITRA) financió un análisis comparativo del impacto
ambiental de las dos propuestas. A pesar de que el análisis favoreció al PMA (Savisalo
et al, 2013), la JPU votó nuevamente a favor de la propuesta oficial y el PMA fue
rechazado (Junta de Planificación Urbana, 2012b). Sin embargo, se les indicó a los
especialistas del Departamento de Planificación Urbana de Helsinki que elaboraran una
nueva versión de su plan que conservara el bosque como área recreativa. En ese
contexto, nos preguntamos cómo perciben los medios de comunicación, las autoridades
y los blogueros activos la participación de los residentes, incluidos los inmigrantes, en el
PMA. Nos preguntamos cómo ha influido ese proceso participativo sobre la toma de
decisiones. Con esas preguntas presentes, describiremos el proceso y expondremos los
resultados.
EL PROYECTO OURCITY Y LOS TALLERES DE DISEÑO PARTICIPATIVO
Se invitó a los miembros de OurCity a participar en actividades y a organizar otras
que incluyeran a los residentes (blog del equipo OurCity, 2012). En este artículo, se
analizan tres talleres orientados a informar a los residentes sobre el diseño del PMA.
Los participantes del primer taller fueron los quince miembros del grupo Pro
MeriRastila. En el segundo taller, trabajamos con diecisiete alumnos de quinto grado y
4
5. su maestro de la escuela local. Aproximadamente, la mitad de los alumnos provenían de
contextos multiculturales. En el tercer taller, se invitó a participar a todos los residentes
y trabajadores comunitarios. Sin embargo, la invitación abierta no resultó suficiente.
Enviamos invitaciones especiales a grupos y asociaciones de inmigrantes del lugar.
Contratamos a un intérprete para que un grupo de mujeres somalís pudieran participar
en un taller al que finalmente concurrieron treinta y cinco personas. Los objetivos de los
primeros tres talleres eran, principalmente, los que siguen: alentar a los participantes a
que usaran la creatividad y a que jugaran con arcilla, bloques LEGO y piezas de madera,
a la vez que imaginaban escenarios posibles para MeriRastila; facilitar el debate sobre
las propuestas formuladas por residentes del lugar, tanto autóctonos como inmigrantes
y, por último, construir vínculos con residentes que, más adelante, definirían el diseño
del PMA. En el cuarto taller, ocho miembros del equipo de diseño del PMA analizaron
la información obtenida en los talleres previos en forma de videos, fotos y audios, y
presentaron sus conclusiones. La idea de infilling urbano surgió a partir de esos talleres
1
y se volvió el concepto de diseño fundamental para el PMA. Ese concepto fue una
estrategia sólida para hacerle frente al plan urbano oficial. Poniendo en práctica la idea
de infilling, el PMA podría incluir la construcción de la mayoría de las viviendas nuevas
propuestas por los planificadores urbanos, la zona tendría mayor densidad de población,
podrían preservarse los espacios disponibles para nuevos servicios públicos, y las redes
de servicios existentes no se verían perjudicadas. Además, y fundamentalmente, las
tierras forestales estarían protegidas.
Los talleres resultaron especialmente útiles al comienzo del proceso de
planificación. En esa etapa, los residentes participativos no fueron los únicos en
expresar sus opiniones: el proceso estuvo abierto para aquellos que nunca habían
formado parte de un debate público. Las mujeres somalís que participaron en el taller
manifestaron la necesidad de un centro comunitario amplio para sus festejos y
reuniones; esos pedidos se incluyeron en el PMA. Los talleres permitieron que los
residentes involucrados desempeñaran un papel activo en las diversas etapas del proceso
de diseño. Ese compromiso es evidente en la manera en que los residentes defendieron
el PMA en los medios (tanto en debates que se generaron en blogs como en cartas
enviadas a periódicos). Sostenemos que las ventajas principales del PMA fueron la
preservación de las tierras forestales y los procesos de diseño participativo que
incluyeron a los residentes del lugar.
LA TRIVIALIZACIÓN DEL PROCESO PARTICIPATIVO
En el transcurso del proyecto OurCity, extrajimos un total de 32 artículos de
medios impresos en los que se hablaba de los planes propuestos para MeriRastila. A
efectos de este trabajo, analizamos 23 artículos de medios impresos, 6 entradas
importantes de blog, la documentación que recopiló el equipo de diseño sobre el plan
maestro alternativo y las resoluciones de la JPU. Las entradas de blog se eligieron por
1
El concepto de infilling hace referencia a un proceso de densificación en el que se prefiere el uso óptimo
de tierras libres o subutilizadas dentro de una área edificada más que la ocupación de áreas rurales o zonas
verdes en desarrollo contiguas a las ciudades. Este tema es abordado en profundidad en textos sobre
desarrollo urbano que no competen a este artículo.
5
6. presentar numerosos comentarios de residentes (las 6 entradas incluían 218
comentarios). Analizamos el material teniendo en cuenta dos preguntas: ¿el debate se
generó en torno al proceso de diseño participativo?, y ¿cómo se describía ese proceso?
En el 28 % de los artículos se valoraba la participación de los ciudadanos. Solo en
unos pocos de los artículos y comentarios de los blogs se mencionaba que había
inmigrantes participando en la elaboración del PMA. En cuatro artículos se mencionaba
que había inmigrantes participando en la propuesta, pero solo uno estaba en finés. El
título en español de ese artículo hubiera sido "Lámparas y bloques LEGO para salvar el
bosque. Los habitantes de MeriRastila caminan por el bosque y hacen artesanías para
defenderlo". En ese texto, se hacía referencia al facilitador del taller como "coordinador
de artesanías", a pesar de que no se trataba de una actividad de artesanías. En el mismo
artículo se mencionaba la participación de mujeres somalís, pero solo de manera
anecdótica; no se interpretaba esa participación como una muestra positiva de inclusión
social (Hakkarainen y Vanninen, 2012). Por estas razones, concluimos que los métodos
participativos que pusimos en práctica fueron presentados de manera muy poco
satisfactoria.
Ni la JPU, ni los medios de comunicación destacaron el valor del PMA en cuanto
propuesta que conllevaba un proceso de planificación democrático. En el material que
analizamos, se consideraba que el PMA era importante ante todo porque protegía las
tierras forestales (70%), luego porque fomentaba la participación de los ciudadanos
(45 %) y finalmente porque la constitución del equipo OurCity era multicultural (10 %).
Cuando los autores de las fuentes mencionadas hacían referencia al contexto de
procedencia de los involucrados, se referían a los miembros de OurCity como
"internacionales", mientras que, para nombrar a los residentes extranjeros de
MeriRastila, utilizaban el término "inmigrantes". De un total de 218 comentarios
escritos en respuesta a las 6 entradas de blog, el 25 % se refería al PMA en términos del
beneficio de proteger el bosque; solo el 2,7 % se refirió a la propuesta destacando lo
valioso que es el hecho de que los residentes del lugar estén representados; ninguno de
los comentarios se refería al hecho de que la elaboración del plan era un proceso que
involucraba a residentes extranjeros. El PMA describía de manera efectiva la propuesta
de planificación por medio de planos arquitectónicos y de un informe de 39 páginas. El
2
proceso de diseño participativo que incluía a los residentes está descrito en la página
ocho de ese documento. Al parecer, esas explicaciones no fueron suficientes para
comunicar a las autoridades y al público general el valor de la participación de los
residentes de la región, en especial de los inmigrantes, en el proceso de planificación.
Shuler y Namioka (1993) sostienen que las personas que se vean afectadas por
una decisión o un acontecimiento deberían tener la oportunidad de influir sobre esa
decisión o acontecimiento. Para que eso suceda, la sociedad tiene que adherir a la
participación abiertamente. Asimismo, las iniciativas participativas que convoquen a
diversos interesados deben ser visibles en el resultado final en la medida en que tengan
un impacto en la toma de decisiones. El proyecto OurCity concibió un proceso
participativo en el que residentes autóctonos e inmigrantes expresaron sus
preocupaciones. Esa etapa participativa no fue reconocida ni analizada una vez
2
http://meidankaupunki.wordiseño
participativoress.com/alternativemasterplan/a3bookandexhibitionpanels/
6
7. completo el objeto de diseño, en este caso, el PMA. Por lo tanto, sostenemos que el
objeto de diseño fue concebido de manera relativamente aislada del proceso
participativo que implicaba.
ANÁLISIS
Hay muchas razones por las que el proceso de diseño participativo se percibió
como separado del objeto de diseño. Uno de los motivos puede ser el hecho de que no se
haya logrado mostrar más eficazmente la interconexión entre la participación de los
ciudadanos y el producto final; otra razón puede ser que quizás a los diseñadores que no
tienen capacitación en materia de diseño participativo les es difícil valorar ese tipo de
iniciativas. En nuestra experiencia, esa dificultad se ve especialmente en arquitectos y
planificadores urbanos. De hecho, no sería inapropiado decir que subestimar la
participación de los residentes en el PMA es indicativo de prácticas de planificación
tradicionales aún vigentes (ver ScottBrown, 2009). También reconocemos que, para
lograr que hubiera reciprocidad y confianza entre todos los participantes de los procesos
de diseño participativo, se habría necesitado más tiempo que el período predeterminado
de un año concedido al proyecto OurCity. Más aún, a pesar de que trabajamos con
mucha dedicación en el proceso de diseño participativo y en la inclusión de la
comunidad, no logramos defender adecuadamente la participación de los residentes al
momento de tomar las decisiones centrales que concernían al PMA. Finalmente, el
proceso de diseño participativo, como también su impacto en la elaboración del PMA,
fueron subestimados.
Podríamos preguntarnos, entonces, de qué sirve que los ciudadanos participen si
esa participación casi no obtiene reconocimiento y si la distribución de poder que
requiere parece inalcanzable. Dentro del círculo de defensores del diseño participativo,
seguimos creyendo en su valor. Sin embargo, en muchos casos, el público general y las
autoridades aún lo perciben como un gesto "benévolo", más que como un proceso de
diseño integral. Si no se lo valora debidamente, el diseño participativo no afecta la toma
de decisiones. Creemos que es una situación desafortunada para la comunidad
involucrada. Por lo tanto, proponemos el uso de etiquetas de estándar ISO especiales
3
que certifiquen los proyectos en los que se aplique el diseño participativo. De esa
manera, cualquiera podría corroborar que un proyecto de cualquier ámbito, desde
desarrollo urbano hasta producción industrial, pone en práctica procesos de diseño
participativo que realmente involucren a los usuarios finales.
CONCLUSIONES
El hecho de que el PMA fue una propuesta impulsada por residentes y planificada
con la colaboración de algunos de ellos se vio aplacado por la preocupación por salvar
las tierras forestales. Idealmente, esos dos componentes deberían favorecerse entre sí.
Con el PMA, el proyecto OurCity influyó en la toma de decisiones. Alcanzamos nuestro
3
International Organization for Standardarization.
7
8. objetivo de dar un ejemplo de ciudadanos y profesionales independientes que generan e
implementan nuevas ideas. Asimismo, concordamos con Nuojua et al. (2008) en que se
necesitan nuevos métodos de participación pública para que los procesos de
planificación urbana sean más democráticos. También se requieren métodos que
vuelvan visibles los procesos participativos en todas las etapas de toma de decisiones en
planificación urbana.
Los diseñadores pueden presentar sus resultados finales de muchas maneras:
vistas aéreas o en perspectiva, planos y maquetas en escala, o representaciones digitales;
todas sirven para describir las propuestas en términos del resultado final. Sin embargo,
ninguno de esos formatos da cuenta de los procesos de diseño participativo ni muestran
lo rico, ni lo caótico, de la participación de la comunidad. Existen pruebas de que ciertos
métodos de mapeo promueven la participación pública en la toma de decisiones (Latour
y otros, 1992; Sieber, 2006). Si el diseño participativo fuera incorporado de manera
convincente en la planificación urbana, se beneficiaría en gran medida de esos métodos
de mapeo. Desafortunadamente, en la planificación urbana tradicional, se sigue
subestimando al diseño participativo y, por lo tanto, se considera innecesario representar
los procesos involucrados. En las circunstancias descriptas, como diseñadores, debemos
reformar nuestras herramientas de visualización para visibilizar los procesos de diseño
participativo en el resultado final. El uso de una etiqueta de estándar ISO que certifique
el diseño participativo otorgaría un valor agregado al plan maestro que impulsaron los
residentes y que se realizó con su colaboración. Tomar decisiones de manera
responsable en una ciudad requiere procesos de planificación que contemplen en mayor
medida las necesidades de los ciudadanos y la participación ciudadana. Por lo tanto, es
hora de que los defensores del diseño participativo en el campo de la planificación
urbana tengan sisu (“perseverancia” en finés) y se animen a más.
AGRADECIMIENTOS
Queremos agradecer a todos los residentes de MeriRastila, a nuestros colegas del
proyecto OurCity, a la ciudad de Helsinki, Capital Mundial del Diseño 2012, y a la
Academia de Finlandia (Decisión N° 137954) por su apoyo a este proyecto.
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