2. ÍNDICE
-INTRODUCCIÓN
-OBJETIVOS DEL TRABAJO
-DESARROLLO
-CONCLUSIÓN
-BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
Se conoce como Sucesos de Arnedo a los acontecimientos acontecidos en la población de
Arnedo (La Rioja) el 5 de enero de 1932, en los que murieron once personas por disparos de la
Guardia Civil y treinta resultaron heridas. Un mes antes se había aprobado la Constitución de
1931, se había nombrado a Niceto Alcalá presidente de la Segunda República Española y el
día 15 de diciembre Manuel Azaña había formado su segundo gobierno de coalición
republicano-socialista. Los "sucesos de Arnedo" cierran una "semana trágica" en el bienio
reformista de la Segunda República Española que se iniciaron con los Sucesos de
Castillablanco.
OBJETIVOS
Los objetivos del trabajo son:
1- Investigar sobre La II República Española.
2- Hablar sobre los Sucesos de Arnedo.
3- Indagar sobre las causas y consecuencias de este hecho.
DESARROLLO
Esta huelga se originó debido al descontento, de la ciudad de Arnedo, entre las clases las
clases trabajadoras; por las diferencias que habían surgido entre los patronos y los obreros, de
las respectivas fábricas y como consecuencia de esas diferencias se presentó el oficio de
declaración de huelga general, en el día 6 de Enero de 1932.
Las mayores diferencias se concentraban en las relaciones que con su respectivo personal
tenía el fabricante de calzados Muro y el panadero Arrecudieta, este último había despedido a
Jacinto Moreno, el cual era reclamado por sus compañeros de trabajo.
3. La opinión pública reaccionó indignada y la simpatía que había mostrado hacia la Guardia Civil
tras los sucesos de Castilblanco se tornó en hostilidad, porque no era la primera vez que la
guardia civil disparaba a quemarropa. En las Cortes, los diputados de la oposición pidieron el
cese inmediato del director general de la Guardia Civil, el general Sanjuro. Pero un mes
después el gobierno cedió a la presión y lo sustituyó por el general Cabanellas, pasando
Sanjurjo a dirigir el Cuerpo de Carabineros, lo que Sanjurjo interpretó como una
desautorización y una degradación por parte del gobierno (cinco meses después encabezaría
el primer intento de golpe de Estado para derribar a la República).
En la conversación que mantuvo Sanjurjo con el presidente del Gobierno, Manuel Azaña, en la
que éste le comunicó su destitución como director de la Guardia Civil, Sanjurjo no habló de las
atrocidades cometidas por sus subordinados en Arnedo, sino que echó la culpa a los
“ayuntamientos socialistas”, donde se había metido “lo peor de cada casa”, gente “indeseable”
que “fomenta el desorden, amedrenta a los propietarios, causa daños en las propiedades y a
de chocar necesariamente con la Guardia civil”. Los socialistas, le dijo Sanjurjo a Azaña, no
deberían estar en el gobierno, “porque su presencia alienta a los que favorecen los desmanes”.
El tribunal militar que el 30 de enero de 1934 juzgó en Burgos al teniente de la Guardia Civil
que dio la orden de disparar en Arnedo lo absolvió “del delito de homicidio y lesiones por
imprudencia temeraria por falta bastante de prueba para apreciar lo hubiera cometido,
existiendo la misma circunstancia respecto a cargos sobre la fuerza de la Guardia Civil a sus
órdenes”.
Según la Guardia Civil y los patronos que declararon, en Arnedo se habían celebrado diversos
actos públicos en los que habían intervenido oradores del PSOE, entre ellos el señor José Orad
de La Torre, quien, en su opinión, había convencido especialmente a los manifestantes para
que no se detuvieran hasta alcanzar un acuerdo.
El informe del forense afirmaba que un cabo de la guardia sufría una herida en un tobillo, de
delante atrás, producida por un proyectil de arma corta del calibre 9. No apareció el proyectil ni
el casquillo en la investigación, ni había tampoco modo de saber si la herida fue provocada
después de abrir fuego indiscriminadamente los guardias. Así pues, no se pudo determinar el
origen de la herida, que bien pudo ser el arma de cualquier compañero suyo.
LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA
La Segunda República Española fue el régimen político que existió en España entre el 14 de
abril de 1931 (fecha de la proclamación de la República, en sustitución de la monarquía de
Alfonso XIII) y el 1 de abril de 1939 (fecha del final de la Guerra Civil Española, que dio paso a
la dictadura del general Franco). El numeral «segunda» obedece a la necesidad de distinguirlo
del anterior periodo republicano, la Primera República Española (1873-1874).
Tras período del Gobierno Provisional (abril-diciembre de 1931), durante el cual se aprobó la
Constitución de 1931 y se iniciaron las primeras reformas, la historia de la Segunda República
Española en paz (1931-1936) suele dividirse en tres etapas. Un primer bienio (1931-1933)
durante el cual la coalición republicano-socialista presidida por Manuel Azaña llevó a cabo
diversas reformas que pretendían modernizar el país. Un segundo bienio (1933-1935), llamado
por las izquierdas "bienio negro", durante el cual gobernó el Partido Republicano Radical de
Alejandro Lerroux, apoyado desde el parlamento por la derecha católica de la CEDA, que
4. pretendió "rectificar" las reformas del primer bienio y que cuando la CEDA entró en el gobierno
con tres ministros, se produjo el acontecimiento más grave del período (la insurrección
socialista conocida como Revolución de octubre de 1934 que en Asturias se convirtió en una
auténtica revolución social, la Revolución de Asturias, y que finalmente fue dominada por el
gobierno con la intervención del ejército). La tercera etapa viene marcada por el triunfo de la
coalición de izquierdas conocida con el nombre de Frente Popular en las elecciones de febrero
de 1936, y que sólo pudo gobernar en paz durante cinco meses a causa del golpe de Estado
del 17 y 18 de julio de una parte del ejército que desembocó en la Guerra Civil Española.
Durante la Segunda República Española en guerra (1936-1939) se sucedieron tres gobiernos:
el presidido por el republicano de izquierda José Giral, aunque durante su corto mandato (de
julio a septiembre de 1936) el poder real estuvo en manos de los cientos de comités que se
formaron cuando estalló la revolución social española de 1936; el siguiente gobierno fue
presidido por el socialista Francisco Largo Caballero, el líder de uno de los dos sindicatos
(UGT; junto con CNT) que habían protagonizado la revolución; y el tercer gobierno fue
presidido por el también socialista Juan Negrín, como consecuencia de la caída de Largo
Caballero tras los sucesos de mayo de 1937, y que gobernó hasta principios de marzo de 1939,
cuando se produjo el golpe de estado del coronel Casado que puso fin a la resistencia
republicana, dando paso a la victoria del bando sublevado encabezado por el general Franco. A
partir de entonces la República dejó de existir en territorio español, pero sus instituciones se
mantuvieron en el exilio.
HABLAR SOBRE LOS SUCESOS DE ARNEDO
La opinión pública reaccionó con hostilidad hacia la guardia civil, porque no era la primera vez
que esta disparaba a quemarropa. En las Cortes, los diputados de la oposición pidieron el cese
inmediato del director general de la misma (Sanjurjo). Pero un mes después el gobierno cedió a
la presión y lo sustituyó por el general Cabanellas, lo que Sanjurjo interpretó como una
desautorización y una degradación.
Sanjurjo echó la culpa a los “ayuntamientos socialistas”, donde se había metido “lo peor de
cada casa”, gente “indeseable” que “fomenta el desorden, amedrenta a los propietarios, causa
daños en las propiedades y a de chocar necesariamente con la Guardia civil”. Los socialistas
no deberían estar en el gobierno.
Según la Guardia Civil y los patronos que declararon, en Arnedo se habían celebrado diversos
actos públicos en los que habían intervenido oradores del PSOE en los que José Orad de La
Torre había azuzado a los manifestantes para que no se detuvieran.
El informe del forense afirmaba que un cabo de la guardia sufría una herida en un tobillo. No se
pudo determinar el origen de la herida, que bien pudo ser el arma de cualquier compañero
suyo.
5. CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE ESTE HECHO
La opinión pública reaccionó indignada y la simpatía que había mostrado hacia la Guardia Civil
tras los sucesos de Castilblanco se tornó en hostilidad, porque no era la primera vez que la
guardia civil disparaba a quemarropa. En las Cortes, los diputados de la oposición pidieron el
cese inmediato del director general de la Guardia Civil, el general Sanjurjo. Pero un mes
después el gobierno cedió a la presión y lo sustituyó por el general Cabanellas, pasando
Sanjurjo a dirigir el Cuerpo de Carabineros, lo que Sanjurjo interpretó como una
desautorización y una degradación por parte del gobierno.En la conversación que mantuvo
Sanjurjo con el presidente del Gobierno, Manuel Azaña, en la que éste le comunicó su
destitución como director de la Guardia Civil, Sanjurjo no habló de las atrocidades cometidas
por sus subordinados en Arnedo, sino que echó la culpa a los “ayuntamientos socialistas”,
donde se había metido “lo peor de cada casa”, gente “indeseable” que “fomenta el desorden,
amedrenta a los propietarios, causa daños en las propiedades y a de chocar necesariamente
con la Guardia civil”. Los socialistas, le dijo Sanjurjo a Azaña, no deberían estar en el gobierno,
“porque su presencia alienta a los que favorecen los desmanes”.
El tribunal militar que el 30 de enero de 1934 juzgó en Burgos al teniente de la Guardia Civil
que dio la orden de disparar en Arnedo lo absolvió “del delito de homicidio y lesiones por
imprudencia temeraria por falta bastante de prueba para apreciar lo hubiera cometido,
existiendo la misma circunstancia respecto a cargos sobre la fuerza de la Guardia Civil a sus
órdenes”.
Según la Guardia Civil y los patronos que declararon, en Arnedo se habían celebrado diversos
actos públicos en los que habían intervenido oradores del PSOE, entre ellos el señor José Orad
de La Torre, quien, en su opinión, había azuzado especialmente a los manifestantes para que
no se detuvieran hasta alcanzar un acuerdo.
El informe del forense afirmaba que sufría una herida en un tobillo producida por un proyectil de
arma corta del calibre 9. No apareció el proyectil ni el casquillo en la investigación, ni había
tampoco modo de saber si la herida fue provocada después de abrir fuego indiscriminadamente
los guardias. Así pues, no se pudo determinar el origen de la herida, que bien pudo ser el arma
de cualquier compañero suyo.