Durante la Edad Media, los libros eran escasos y caros porque se copiaban a mano, pero la invención de la imprenta en 1455 revolucionó la producción de libros al permitir su impresión masiva de forma más barata. Esto hizo que una gran variedad de conocimientos como escritos antiguos, poesía, música y obras de teatro estuvieran disponibles para muchas más personas durante el Renacimiento.