Juan era un estudiante aplicado que sacaba buenas notas excepto en educación física. Pasaba los recreos estudiando y no tenía amigos. Un día, Enrique, un estudiante que no estudiaba pero se divertía, invitó a Juan a jugar al fútbol. Aunque Juan quería leer, un profesor no le dejó entrar a la biblioteca, así que aceptó jugar y los dos disfrutaron, aprendiendo que se puede estudiar y divertirse.