2. El 8 de diciembre el Papa Francisco
dijo al presidir el rezo del Ángelus en
la Solemnidad de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María:
“…Todo es gracia,
todo es don gratuito de Dios
y de su amor por nosotros”.
3. “El Ángel Gabriel llama a María
‘llena de gracia’: en ella no hay
espacio para el pecado,
porque Dios la ha elegido
desde siempre como madre de
Jesús,
y la ha preservado de la culpa
original.
Y María corresponde a la gracia
y se abandona a ella diciendo al
Ángel:
‘Hágase en mí según tu
palabra’”.
4. María
“no dijo: ‘Yo haré según tu
palabra’. No, sino: ‘Hágase en
mí…’.
Y el Verbo se hizo carne en su
seno”.
5. “También a nosotros se nos pide que escuchemos a Dios que nos
habla
y que acojamos su voluntad; según la lógica evangélica
¡nada es más activo y fecundo que escuchar y acoger la Palabra del
Señor!
Que viene del Evangelio, de la Biblia, el Señor nos habla siempre”.
6. “La actitud de María de
Nazaret
nos muestra que el ser viene
antes del hacer,
y que es necesario dejar hacer a
Dios para ser verdaderamente
como Él nos quiere. Es Él el que
hace tantas maravillas en
nosotros”.
7. “María es receptiva, pero no
pasiva.
Así como a nivel físico recibe la
potencia del Espíritu Santo
después dona carne y sangre al
Hijo de Dios que se forma en
Ella,
del mismo modo,
en el plano espiritual,
acoge la gracia
y corresponde a ella con la fe”.
8. Por eso, “San Agustín afirma que la
Virgen ‘ha concebido primero en su
corazón antes que en su seno’. Ha
concebido primero la fe, y después al
Señor”.
“Este misterio de la acogida de la
gracia, que en María, por un
privilegio único, estaba sin el
obstáculo del pecado, es una
posibilidad para todos”.
9. … “frente al amor,
frente a la misericordia,
a la gracia divina derramada en
nuestros corazones,
la consecuencia que se impone es
una sola: la gratuidad”.
10. “Ninguno de nosotros puede comprar la salvación.
La salvación es un don gratuito del Señor,
un don gratuito de Dios que viene a nosotros, y habita en nosotros”.
11. “así como hemos recibido gratuitamente, del mismo modo
gratuitamente hemos sido llamados a dar; a imitación de María,
que,
inmediatamente después de haber acogido el anuncio del Ángel,
va a compartir el don de la fecundidad con su pariente Isabel”.
12. “Porque si todo nos ha sido donado, todo debe ser devuelto. ¿De
qué modo? Dejando que el Espíritu Santo haga de nosotros un don
para los demás.
El Espíritu es don para nosotros. Y nosotros, con la fuerza del
Espíritu, debemos ser dones para los demás; que nos permita llegar
a ser instrumentos de acogida, de reconciliación, instrumentos de
perdón”.
13. “si nuestra existencia se deja
transformar por la gracia del
Señor…
no podremos retener para
nosotros la luz que viene de su
rostro,
sino que la dejaremos pasar para
que ilumine a los demás”.
14. “Aprendamos de María, que ha
tenido constantemente la mirada
fija en el Hijo y su rostro se ha
convertido en
‘el rostro que más se parece al de
Cristo’…
15. El 9 de diciembre dijo en parte de su homilía:
La alegría de la Iglesia es salir de sí misma para buscar a los
hermanos que están lejos, a las ovejas perdidas, …cuando no
se hace esto,
la Iglesia se detiene a sí misma, tal vez con un organigrama
perfecto, pero sin alegría, sin paz, como un museo.
16. …“El pueblo tiene necesidad de consuelo.
La misma presencia del Señor consuela”,
un consuelo, que también existe en la tribulación.
Y sin embargo “nosotros, habitualmente huimos del consuelo;
tenemos desconfianza; estamos más cómodos en nuestras cosas,
más cómodos también en nuestras faltas, en nuestros pecados.
Ésta es tierra nuestra”.
17. En cambio
“cuando viene el Espíritu y
viene la consolación nos
conduce a otro estado que
nosotros no podemos
controlar:
es precisamente el abandono
en la consolación del Señor”.
18. “El consuelo más fuerte es el
de la misericordia y la del
perdón”.
…“es bueno repetir:
déjense consolar por el Señor,
es el único que puede
consolarnos”.
Si bien “estamos habituados a
alquilar consuelos pequeños,
un poco hechas por nosotros”,
pero que después “no sirven”.
19. “cuál es el consuelo de la
Iglesia. Así como cuando una
persona es consolada;
cuando siente la misericordia
y el perdón del Señor,
la Iglesia hace fiesta,
es feliz cuando sale de sí
misma”.
20. … “La alegría de salir para buscar a los hermanos y a las
hermanas que están lejos. Ésta es la alegría de la Iglesia. Allí la
Iglesia se convierte en madre,
se hace fecunda”.
21. …“La alegría de la Iglesia es dar a luz;
la alegría de la Iglesia es salir de sí misma para dar vida;
la alegría de la Iglesia es ir a buscar aquellas ovejas que están
perdidas;
la alegría de la Iglesia es precisamente aquella ternura del pastor,
la ternura de la madre”.
22. … “Que el Señor nos dé la gracia de trabajar, ser cristianos
alegres en la fecundidad de la madre Iglesia y nos libre de caer
en la actitud de ser cristianos tristes, impacientes, desalentados,
ansiosos,
que tienen todo perfecto en la Iglesia, pero no tienen ‘niños’.
Que el Señor nos consuele con la consolación de una Iglesia
madre que sale de sí misma y nos consuele con la consolación de
la ternura de Jesús
y de su misericordia en el perdón de nuestros pecados”.
23. El 10 de diciembre dijo:
“no podemos calificar una familia con conceptos ideológicos,
no podemos hablar de familia conservadora y familia
progresista. ¡La familia es familia!”.
24. “la misión de la familia cristiana”
es “la de anunciar al mundo,
con la fuerza del Sacramento
nupcial,
el amor de Dios”.
“A partir de este mismo anuncio
nace y se construye una familia
viva,
que pone el foco del amor en el
centro de todo su dinamismo
humano
y espiritual”.
25. …“Estamos llamados a revisar nuestro estilo de vida que está siempre
expuesto en riesgo de ser 'contagiado' por una mentalidad mundana –
individualista, consumista, hedonista– y encontrar siempre de nuevo el
camino maestro para vivir y proporcionar la grandeza y belleza del
matrimonio y la alegría de ser y hacer familia”.
26. El 11 de diciembre dijo en parte de su homilía:
… “Dios nos ama gratuitamente como una mamá a su niño”.
Y el niño “se deja amar”: “ésta es la gracia de Dios”.
Sin embargo, “nosotros, tantas veces, para estar seguros,
queremos controlar la gracia” y “en la historia y también en
nuestra vida tenemos la tentación de cosificar la gracia”, hacerla
“como una mercancía o una cosa controlable”,
tal vez diciéndonos a nosotros mismos: “Pero, yo tengo tanta
gracia”;
o “tengo el alma limpia, estoy en gracia”:
27. … “la gracia de Dios es otra cosa: es cercanía, es ternura.
Esta regla sirve siempre. Si tú en tu relación con el Señor no
sientes que
Él te ama con ternura, aún te falta algo, aún no has comprendido
qué cosa es la gracia, aún no has recibido la gracia que es esta
cercanía”.
28. …“Tú eres justo porque Dios se te ha
acercado, porque Dios te acaricia,
porque Dios te dice estas cosas bellas
con ternura:
ésta es nuestra justicia,
esta cercanía de Dios, esta ternura, este
amor”.
…“si nosotros tuviéramos el valor de
abrir nuestro corazón a esta ternura de
Dios,
¡cuánta libertad espiritual tendríamos!”.
29. “Si tienen un poco de tiempo en su casa”, en la Biblia al profeta Isaías,
capítulo 41 desde el versículo 13 hasta el 20. ahí se puede ver “esta
ternura de Dios, este Dios que nos canta a cada uno de nosotros la
canción de cuna, como una mamá”.
30. su homilía, en la fiesta de Nuestra
Señora de Guadalupe:
…Nuestra Señora de Guadalupe, …
Cuando se apareció a San Juan
Diego en el Tepeyac, se presentó
como
"la perfecta siempre Virgen Santa
María, Madre del verdadero Dios”
(Nican Mophua); y dio lugar a una
nueva visitación. Corrió premurosa
a abrazar también a los nuevos
pueblos americanos, en dramática
gestación.
Fue como una «gran señal
aparecida en el cielo… una mujer
vestida de sol,
con la luna bajo sus pies», que
asume en sí la simbología cultural y
religiosa de los indígenas, y
anuncia y dona a su Hijo a los
nuevos pueblos de mestizaje
31. La Santa Madre de Dios no sólo
visitó a estos pueblos sino que
quiso quedarse con ellos.
Dejó estampada misteriosamente
su sagrada imagen en la "tilma"
de su mensajero para que la
tuviéramos bien presente,
convirtiéndose así en símbolo de la
alianza de María con estos
pueblos, a quienes confiere alma y
ternura.
32. Por su intercesión, la fe cristiana fue
convirtiéndose en el más rico tesoro del
alma de los pueblos americanos,
cuya perla preciosa es Jesucristo:
un patrimonio que se transmite y
manifiesta hasta hoy en el bautismo de
multitudes de personas,
en la fe, esperanza y caridad de muchos,
en la preciosidad de la piedad popular y
también en ese ethos de los pueblos que
se muestra en la conciencia de dignidad
de la persona humana,
en la pasión por la justicia, en la
solidaridad con los más pobres y
sufrientes, en la esperanza a veces contra
toda esperanza.
33. …Suplicamos a la Santísima
Virgen María, en su advocación
guadalupana –a la Madre de
Dios, a la Reina,
a la Señora mía, a mi jovencita,
a mi pequeña, como la llamó
San Juan Diego, y con todos los
apelativos cariñosos con los que
se dirigen a Ella en la piedad
popular–, que continúe
acompañando, auxiliando y
protegiendo a nuestros pueblos.
34. Y que conduzca de la mano a todos
los hijos que peregrinan en estas
tierras al encuentro de su Hijo,
Jesucristo,
Nuestro Señor, presente en la Iglesia,
en su sacramentalidad,
y especialmente en la Eucaristía,
presente en el tesoro de su Palabra y
enseñanzas,
presente en el santo pueblo fiel de
Dios,
en los que sufren y en los humildes
de corazón.
Que así sea. ¡Amén!
35. El 14 de diciembre en sus palabras previas al rezo del ángelus
dijo:
“Toda familia, todo pueblo aspira a la felicidad”, la alegría a
la que está llamado el cristiano para vivir y testimoniar. “Es
aquella que viene de la cercanía de Dios, de su presencia en
nuestra vida”.
36. La llegada de Jesús a la historia, con su nacimiento en Belén,
ha hecho que “la humanidad haya recibido el germen del Reino de
Dios,
como un terreno que recibe la semilla, promesa del futuro
recogido”.
37. “no se trata de una alegría
que hay que esperar
o pospuesta hasta el Paraíso:
que aquí en la tierra estamos
tristes, pero en el Paraíso
estaremos jubilosos”, sino que
“es una alegría real y se puede
experimentar ahora”.
38. “Jesús mismo es nuestra alegría,
y Con Jesús la alegría está en casa.
“Sin Jesús no hay alegría”,
porque “Él está vivo, es el Resucitado,
y obra en nosotros y entre nosotros,
especialmente con la Palabra
y los Sacramentos”.
39. Los bautizados “estamos llamados a acoger siempre nuevamente la
presencia de Dios en medio de nosotros y a ayudar a los otros a
descubrirla,
o a redescubrirla en el caso de que la hubieran olvidado”.
40. Esto es “una misión bellísima,
similar a aquella de Juan
Bautista: orientar la gente a
Cristo –
¡no a nosotros mismos!
– porque es Él la meta hacia la
cual tiende el corazón del
hombre cuando busca la alegría
y la felicidad”.
41. …“ser misionero de la alegría”.
Se trata de “orar con perseverancia,
dar siempre gracias a Dios, secundar su Espíritu,
buscar el bien y evitar el mal”.
42. Cultivar esto ayudará “a descubrir que en Jesús está la salvación”
porque “en Él es posible encontrar la paz interior y la fuerza para
afrontar cada día las diversas situaciones de la vida, también aquellas
más pesadas y difíciles”.
43. “Nunca se ha escuchado de un
santo triste o de una santa con
cara de funeral. ¡Jamás se ha
escuchado!
Sería un contrasentido.
El cristiano es una persona que
tiene el corazón rebosante de
paz porque sabe poner su
alegría en el señor también
cuando atraviesa los momentos
difíciles de la vida.
Tener fe no significa no tener
momentos difíciles, sino tener
la fuerza de afrontarlos
sabiendo que no estamos solos.
Y ésta es la paz que Dios dona a
sus hijos”.
44. Ante la proximidad de la Navidad testimoniemos
“que Jesús no es un personaje del pasado”…
49. Hoy es el aniversario de mi ordenación sacerdotal.
Les ruego que recen por mí y por todos los sacerdotes.
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Que Dios te llene de bendiciones.
Y que permanezcamos unidos en el amor
a Jesús.