1) El Papa Francisco habla sobre el descarte de los ancianos y enfermos en la sociedad moderna, y la eutanasia oculta. 2) Él enfatiza que la cercanía, amistad y ternura son la mejor medicina para los ancianos, y que la soledad es el veneno más fuerte. 3) En varios discursos durante la Semana Santa, el Papa explica que la humildad y aceptación del estilo divino, incluso en momentos difíciles, son la única forma de curar la tentación de ser cristianos a
2. El 23 de marzo dijo en Nápoles:
…“los ancianos se descartan porque esta sociedad tira lo que
no es útil:
usar y tirar. Los niños no son útiles
¿por qué tenerlos?...Se descartan los niños, se descartan los
ancianos porque se les deja solos. Nosotros, los ancianos,
tenemos achaques, problemas y damos problemas a los demás
y quizás la gente nos descartan por nuestros achaques, porque
ya no servimos”.
3. “También hay esta costumbre -perdónenme por esta palabra-
de dejar que se mueran y, como no nos gusta usar eufemismos,
digamos la palabra técnica: eutanasia.
Pero no solamente la eutanasia que se lleva a cabo con una
inyección,
sino la eutanasia oculta, la de no darte los medicamentos,
ni las curas, hacerte triste la vida y así uno se muere, se acaba...”
4. …“la mejor medicina para vivir
mucho tiempo: es la cercanía, la
amistad,
la ternura...
La soledad es el veneno más fuerte
para los ancianos.
A ustedes, los hijos, les recuerdo el
cuarto mandamiento.
¿Son afectuosos con sus padres, los
abrazan, les decís que los querés?...
Hagan un buen examen de
conciencia...
El afecto es la mejor medicina para
nosotros, los ancianos''.
5. Dijo también a enfermos: … “No es fácil acercarse a un
enfermo.
Las cosas más bonitas de la vida y las cosas más miserables se
reservan,
se esconden. El amor más grande, uno intenta esconderlo
por pudor,
y las cosas que muestran nuestra miseria humana,
6. “Cuando nos encontramos con enfermedades que marcan
toda una vida preferimos esconderlas, porque ir a encontrar
al enfermo es ir a encontrar nuestra propia enfermedad, esa
que llevamos dentro.
Es tener la valentía de decirse a uno mismo,
‘yo también tengo alguna enfermedad en el corazón, en el
alma, en el espíritu. Yo también soy un enfermo espiritual’”.
7. …Dios nos ha creado para transformar el mundo y dominar
la Creación, pero cuando nos encontramos ante una
enfermedad que parece alejar a quien la sufre de esta misión,
la única forma de acercarnos al ''misterio'' de su suerte es la
de acostumbrarnos a mirar el Crucifijo, porque
“sólo ahí está la explicación de este fracaso humano, de esa
enfermedad para toda la vida”. ''Si no pueden entender al
Señor, pido al Señor que los haga entender dentro del
corazón que son la carne viva de Cristo''.
8. El 23 de marzo dijo en Nápoles ante la pregunta de una joven
que quería saber cómo interpretar el silencio de Dios frente a
las dificultades
y la corrupción y responder con esperanza:
“Dios, nuestro Dios es un Dios de las palabras, es un Dios de
los gestos,
es un Dios de los silencios”.
9. “El Dios de las palabras sabemos cómo es porque en la Biblia
están las palabras de Dios: Dios nos habla, nos busca.
El Dios de los gestos es el Dios que va...Y después está el Dios
del silencio. Piensen en los grandes silencios de la Biblia: por
ejemplo, el silencio en el corazón de Abraham cuando iba a
ofrecer en sacrificio a su hijo”
10. “Pero el silencio más grande de Dios fue la Cruz:
Jesús sintió el silencio del Padre hasta definirlo
'abandono'...
Y después ocurrió aquel milagro divino, aquella
palabra, aquel gesto grandioso que fue la
Resurrección”.
11. “Nuestro Dios es también el
Dios de los silencios y hay
silencios de Dios que no
pueden explicarse si no se
mira al Crucifijo...
“Y no digo que el silencio de
Dios se pueda 'entender',
pero podemos acercarnos a
los silencios de Dios mirando
al Cristo crucificado,
al Cristo abandonado desde
el Monte de los Olivos hasta
la Cruz...”.
12. “Pero ‘Dios nos ha creado para ser felices’...Sí, es verdad”,
“pero tantas veces calla. Es verdad.
Y yo no puedo engañarte diciendo:
‘No, tú ten fe y todo te irá bien, serás feliz, tendrás suerte,
tendrás dinero...No, nuestro Dios está también en el
silencio”.
13. El 24 de marzo dijo en parte de su homilía:
“También nosotros, entre los cristianos, nos encontramos un
poco envenenados por este descontento de la vida. Sí,
verdaderamente,
Dios es bueno, pero los cristianos ‘sí, pero’… Los cristianos
‘sí, pero’… Que no terminan de abrir el corazón a la
salvación de Dios, siempre piden condiciones. ‘¡Sí, pero así!’.
‘Sí, sí, sí, yo quiero ser salvado, pero por este camino’... Así
el corazón se envenena”.
14. También nosotros, “tantas veces decimos que nos sentimos
con náuseas por el estilo divino. No aceptar el don de Dios
con su estilo:
ese es el pecado, ese es el veneno.
Eso nos envenena el alma, te quita la alegría, no te deja
avanzar”.
15. Jesús resolvió este pecado subiendo al
Calvario.
“Él mismo toma sobre sí el veneno,
el pecado y es elevado. Esta tibieza del
alma, este ser
cristianos a medias, ‘cristianos sí,
pero…’.
Este entusiasmo al inicio en el camino
del Señor y después volverse
descontentos,
sólo se cura mirando la Cruz,
mirando a Dios que asume nuestros
pecados:
mi pecado está ahí”.
16. “Cuántos cristianos hoy mueren en el desierto de su
tristeza,
de su murmuración, de su no querer el estilo de Dios”.
17. Mirar “la serpiente, el
veneno, allí, en el cuerpo de
Cristo,
el veneno de todos los
pecados del mundo y
pidamos la gracia de aceptar
los momentos difíciles.
De aceptar el estilo divino
de la salvación, de aceptar
también este alimento tan
ligero del que se lamentaban
los hebreos,
de aceptar las cosas…
De aceptar los caminos por
los cuales el Señor me lleva
adelante. Que esta Semana
Santa nos ayude a salir de
esta tentación de ser
‘cristianos sí, pero…’”.
18. El 25 de marzo en Audiencia general
dijo:
…hoy celebramos la Anunciación,
inicio del misterio de la Encarnación.
El arcángel Gabriel visita a la humilde
joven de Nazaret y le anuncia que
concebirá
y dará a luz al Hijo de Dios. Con este
anuncio el Señor ilumina y fortalece la
fe de María, como lo hará luego
también con su esposo José, para que
Jesús pueda nacer en una familia
humana.
19. Esto es muy hermoso: nos
muestra en qué medida el
misterio de la Encarnación, tal
como Dios lo quiso, comprende
no sólo la concepción en el seno
de la madre, sino también la
acogida en una familia auténtica.
Hoy quisiera contemplar con
vosotros la belleza de este
vínculo,
la belleza de esta
condescendencia de Dios; y
podemos hacerlo rezando juntos
el Avemaría, que en la primera
parte retoma precisamente las
palabras del ángel, las que dirigió
a la Virgen...
20. …El 25 de marzo, solemnidad de la
Anunciación,
en muchos países se celebra la Jornada por
la vida. Por eso, hace veinte años, san Juan
Pablo II en esta fecha firmó la encíclica
Evangelium vitae.
Para recordar este aniversario hoy están
presentes en la plaza muchos simpatizantes
del Movimiento por la vida.
21. En la «Evangelium vitae» la familia ocupa un sitio central…
Los esposos cristianos, al celebrar el sacramento del
Matrimonio,
se muestran disponibles para honrar esta bendición,
con la gracia de Cristo, para toda la vida. La Iglesia, por su
parte,
se compromete solemnemente a ocuparse de la familia que
nace en ella,
como don de Dios para su vida misma, en las situaciones
22. …Os pido, por favor, que no falte vuestra oración.
…todos estamos llamados a rezar por el Sínodo de la
familia...
23. Jesús, María y José
en vosotros contemplamos
el esplendor del verdadero
amor,
a vosotros, confiados, nos
dirigimos.
24. Santa Familia de Nazaret,
haz también de nuestras familias
lugar de comunión y cenáculo de
oración,
auténticas escuelas del Evangelio
y pequeñas Iglesias domésticas.
25. Santa Familia de Nazaret,
que nunca más haya en las familias episodios
de violencia, de cerrazón y división;
que quien haya sido herido o escandalizado
sea pronto consolado y curado.
26. Santa Familia de Nazaret,
que el próximo Sínodo de los obispos
haga tomar conciencia a todos del carácter
sagrado e inviolable de la familia,
de su belleza en el proyecto de Dios.
27. Jesús, María y José,
escuchad, acoged nuestra súplica.
Amén.
28. El 26 de marzo dijo en parte de su homilía:
… “Es triste ser creyente sin alegría y la alegría no existe
cuando no existe la fe, cuando no existe la esperanza,
cuando no existe la ley sino sólo las prescripciones, la
doctrina fría”.
29. “la alegría de la fe,
la alegría del Evangelio es la piedra angular de la fe de
una persona.
Sin alegría aquella persona no es un verdadero creyente”.
30. … “Pidamos al Señor la gracia de ser exultantes en la
esperanza,
la gracia de poder ver el día de Jesús,
cuando nos encontraremos con Él, y la gracia de la
alegría”.
31. El 29 de marzo dijo por domingo de Ramos:
“En el centro de esta celebración, que se presenta tan
festiva,
está la palabra que hemos escuchado en el himno de la
Carta a los Filipenses: “Se humilló a sí mismo” (2, 8). La
humillación de Jesús.
32. Esta palabra nos desvela el estilo de Dios y, en consecuencia,
el que debe ser del cristiano: la humildad.
Un estilo que nunca dejará de sorprendernos y ponernos en crisis:
nunca nos acostumbraremos a un Dios humilde.
33. Humillarse es ante todo el
estilo de Dios: Dios se humilla
para caminar con su pueblo,
para soportar sus infidelidades.
Esto se aprecia bien leyendo la
historia del Éxodo:
¡Qué humillación para el Señor
oír todas aquellas
murmuraciones, aquellas
quejas!
34. En esta semana, la Semana Santa,
que nos conduce a la Pascua,
seguiremos este camino
de la humillación de Jesús.
Y sólo así será “santa”
también para nosotros.
35. Veremos el desprecio de los
jefes del pueblo y sus
engaños para acabar con él.
Asistiremos a la traición de
Judas, uno de los Doce, que
lo venderá por treinta
monedas.
Veremos al Señor apresado
y tratado como un
malhechor; abandonado por
sus discípulos;
llevado ante el Sanedrín,
condenado a muerte,
azotado y ultrajado.
36. Escucharemos cómo Pedro, la “roca” de los discípulos, lo
negará tres veces. Oiremos los gritos de la muchedumbre,
soliviantada por los jefes, pidiendo que Barrabás quede
libre y que a él lo crucifiquen.
37. Veremos cómo los soldados se
burlarán de él, vestido con un
manto color púrpura y
coronado de espinas.
Y después, a lo largo de la vía
dolorosa y a los pies de la cruz,
sentiremos los insultos de la
gente y de los jefes, que se ríen
de su condición de Rey e Hijo
de Dios.
38. Esta es la vía de Dios, el camino de la humildad. Es el camino
de Jesús, no hay otro. Y no hay humildad sin humillación.
39. Al recorrer hasta el final
este camino,
el Hijo de Dios tomó la
“condición de siervo” (Flp
2, 7).
En efecto, “humildad quiere
decir también servicio,
significa dejar espacio a
Dios negándose a uno
mismo, “despojándose”,
como dice la Escritura (v.
7).
Esta – este vaciarse – es la
humillación más grande.
40. Hay otra vía, contraria al
camino de Cristo: la
mundanidad.
La mundanidad nos ofrece el
camino de la vanidad, del
orgullo, del éxito...
Es la otra vía. El maligno se la
propuso también a Jesús
durante cuarenta días en el
desierto.
Pero Jesús la rechazó sin
dudarlo.
41. Y, con él, sólo con su
gracia,
con su ayuda, también
nosotros podemos vencer
esta tentación de la
vanidad,
de la mundanidad,
no sólo en las grandes
ocasiones,
sino también en las
circunstancias ordinarias de
la vida.
42. En esto, nos ayuda
y nos conforta el ejemplo de
muchos hombres y mujeres
que, en silencio
y sin hacerse ver, renuncian
cada día a sí mismos para
servir a los demás: un familiar
enfermo,
un anciano solo,
una persona con discapacidad,
un sin techo...
43. Pensemos también en la humillación de los que,
por mantenerse fieles al Evangelio,
son discriminados y sufren las consecuencias en su
propia carne.
44. Y pensemos en nuestros hermanos y hermanas perseguidos por
ser cristianos, los mártires de hoy – hay tantos – no reniegan de
Jesús y soportan con dignidad insultos y ultrajes. Lo siguen por
su camino. Podemos hablar en verdad de “una nube de
testigos”:
los mártires de hoy (cf. Hb 12, 1).
45. Durante esta Semana Santa, pongámonos también nosotros en
este camino de la humildad, con tanto amor a Él, a nuestro
Señor y Salvador.
El amor nos guiará y nos dará fuerza.
Y, donde está él, estaremos también nosotros (cf. Jn 12, 26).
46. El Papa Francisco dijo en el rezo
del ángelus:
Dirijamos nuestra oración a
“María, nuestra Madre,
para que nos ayude a vivir con
fe la Semana Santa”.
47. “También ella estaba presente cuando Jesús entró en
Jerusalén aclamado por la muchedumbre; pero su
corazón,
como el del Hijo, estaba preparado para el sacrificio.
Aprendamos de Ella, Virgen fiel,
a seguir al Señor también cuando su vida lleva a la
cruz”.
48. “Les deseo una Santa Semana en contemplación
del Misterio de Jesucristo”.
49. En twitter dijo:
Que las comunidades cristianas sean lugar de
misericordia en medio de tanta indiferencia.
50. El sufrimiento es una llamada a la conversión:
nos recuerda que somos débiles y vulnerables.
51. Los fieles laicos están llamados
a ser fermento de vida cristiana en la sociedad.
52. La vida es un tesoro precioso,
pero sólo lo descubrimos si lo compartimos con los
demás.
53. Como discípulos de Cristo,
no podemos dejar de preocuparnos
por el bien de los más débiles.
54. La Semana Santa es el tiempo que más nos pide
estar cerca de Jesús: la amistad se demuestra en las
dificultades.
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