Jesús le dice a sus discípulos que debe ir a Jerusalén y sufrir, ser matado y resucitar al tercer día. Cuando Pedro se lo reprocha, Jesús lo reprende y dice que para seguirlo uno debe negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirlo, pues quien quiera salvar su vida la perderá pero quien la pierda por él la encontrará.

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2. Lectura del Santo Evangelio según san Mateo (16, 21-27) Gloria a ti, Señor.

3. Vigésimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario Día del Señor Señor, mi alma tiene sed de ti Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco

4. Aleluya, aleluya. Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. Aleluya.

5. 21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día.

6. 22 Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!»

7. 23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!

8. 24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. 25 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará .

9. 26 Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? 27 «Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

10. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

11. Meditando en el Santo Evangelio que acabamos de leer, Oremos el Salmo: 62

12. Señor, mi alma tiene sed de ti. Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora como el suelo reseco añora el agua.

13. Señor, mi alma tiene sed de ti. Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios.

14. Señor, mi alma tiene sed de ti. Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciará mi alma; te alabaré con jubilosos labios.

15. Señor, mi alma tiene sed de ti. Porque fuiste mi auxilio y a tu sombra, Señor, canto con gozo. A ti se adhiere mi alma y tu diestra me da seguro apoyo.

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