1. POEMAS PARA LA FAMILIA
A MI PADRE
A Dios doy gracias por ser mi padre. y recompensa no pedir.
Por tus reproches y consejos. Por enseñarme nobles valores:
Por el bien que me enseñaste el amor, rectitud y compasión,
y de mi ser siempre cuidaste. justicia, desinterés, trabajo,
caridad, verdad y el perdón.
Por ser padre bondadoso,
lleno de paz y sabiduría. Por todos tus desvelos.
Porque amas la verdad. Por tu amor paternal.
Justicia y rectitud en demasía. Hombres como tú hay pocos.
Eres un padre ideal.
Por ser mi padre amado
y enseñarme la caridad. Por cumplir con tus deberes.
Sentimientos nobles te cubren. porque nunca me fallaste.
No conoces la maldad. Porque contigo contar siempre
puedo.
Caballero noble y parco, Hoy y siempre mi amor te entrego.
me enseñaste a luchar.
Aspirando siempre a lo más alto Porque siempre estás ahí,
y a mis sueños no renunciar. tendiéndome tu cálido abrazo.
Por ser modelo en mi vida.
Por aborrecer todo lo malo. Por siempre creer en mí.
Por tus celestiales valores.
Por guiarme de la mano Por todo esto padre, te aprecio,
en senderos llenos de flores. y a Dios de nuevo agradezco
por en mi vida tenerte a ti
Por tus palabras de aliento
en mis momentos más tristes.
Por tus silencios elocuentes
que me calman dulcemente.
Por tu mirada sabia y profunda.
Por tu expresión tan serena.
Por tu paciencia y tesón.
Torbellino de cosas buenas.
Por ser hombre testarudo
aferrado a tu convicción.
Por mantener en alto tus ideales
sin perder la calma o razón.
Por instruirme en la vida
y enseñarme a no mentir.
Por preocuparte por mis problemas
2. me cuidaron, me llenaron de
abrazos y de besos.
Un hogar, una escuela
era mi casa donde aprendí a
querer, a defenderme, a mirar
lo bonito de la vida, a conocer
la pena y afrontarla.
Los problemas, lo gris y lo
molesto,
y aprobé bien los cursos ¡ y
con nota!.
Ahora tengo un hogar, una
POEMAS PARA LA casita y lo más importante y
FAMILIA verdadero, dos hijos que les
quiero con locura, a los que
enseño siempre las lecciones
que aprendí de mis padres
desde niña(o)y copiadas
quedaron para siempre
Gracia señor te doy, por esta
vida cuida siempre a mis
padres, a mis hijos pues
aunque soy mayor no importa
nada necesito tenerles y
Que bonito pensar que he abrazarles y decirles "te
nacido, que mis padres me quiero" y repetirles que todo lo
hicieron con esmero, que les que quieran me lo pidan
debo la vida y les adoro, que pues por ellos nací y ahora
me amaron de niña (o) existo.
3. CARTA DE UN HIJO A LOS PADRES
No me des todo lo que te pida, a veces sólo
pido para ver hasta cuánto puedo tomar. No
me grites, te respeto menos cuando lo haces,
y me enseñas a gritar a mí también, y yo no
quiero hacerlo. No des siempre órdenes... Si
en vez de órdenes a veces me pidieras las
cosas yo lo haría más rápido y con más
gusto. Cumple las promesas, buenas o
malas... Si me prometes un premio dámelo,
pero también si es castigo. No me compares con nadie,
especialmente con mis hermanos. Si tu me haces lucir
mejor que los demás alguien va a sufrir, y si me haces
lucir peor que los demás seré yo quien sufra. No cambies
de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer: decídete
y mantén esta decisión. Déjame valerme por mí mismo, sí
tu haces todo por mí yo nunca podré aprender. No digas
mentiras delante de mí ni me pidas que las diga por ti,
aunque sea para sacarte de un apuro... me haces sentir
mal y perder la fe en lo que me dices. Cuando yo hago
algo malo no me exijas que te diga por qué lo hice, a
veces ni yo mismo lo sé. Cuando estés equivocado en algo
admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti, y me
enseñarás a admitir mis equivocaciones también. No me
digas que haga una cosa y tú no la haces, yo aprenderé y
haré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas, pero
nunca haré lo que tú digas y no lo hagas. Enséñame a
amar y conocer a Dios, no
importa si en el colegio me
quieren enseñar porque de nada
vale si yo veo que tú ni conoces
ni amas a Dios. Cuando te
cuente un problema mío no me
digas: no tengo tiempo para
4. boberías o eso no tiene importancia, trata de
comprenderme y ayudarme. Y quiéreme, y dímelo, a mí
me gusta oírtelo decir
aunque tú no creas necesario decírmelo.