1. La Liga Federal, Liga de los Pueblos Libres o Unión de Los Pueblos Libres fue la
asociación de algunas provincias ubicadas en los territorios del antiguo Virreinato del Río
de la Plata que pretendían establecer un sistema de gobierno federal dentro de Las
Provincias Unidas del Río de la Plata, expresión con la que se conoce una de las
denominaciones oficiales de la República Argentina.
La Liga de los Pueblos Libres estaba formada por las provincias de Córdoba, Entre
Ríos, Santa fe, los pueblos de Misiones, Corrientes y Provincia Oriental. La capital de la
liga fue instalada en Purificación. El director y promotor de esta confederación fue José
Gervasio Artigas (1764-1850).
José Artigas era partidario de un sistema político federal en el cual cada provincia fuera
autónoma y tuviera su propia constitución, bandera, y el derecho a escoger a sus
representantes. Su modelo de referencia para impulsar el sistema de estado federal eran los
Estados Unidos de América.
Frente a estas provincias dirigidas por caudillos de tendencias federales se encontraban los
núcleos unitarios, establecidos principalmente en Buenos Aires y en menor medida en
Montevideo.
El liderazgo de Artigas gozaba de un amplio consenso entre algunas de las provincias del
Río de la Plata. Ello se vio acrecentado por las medidas económicas promovidas desde
Buenos Aires como las disposiciones de libre comercio y puerto único que mermaban
económicamente a los artesanos y campesinos de las provincias alejadas de la capital.
En 1814 José Gervasio Artigas impulsa La Liga de los Pueblos Libres y se crea en los
territorios agrupados bajo este organismo una especie de unidad económica regional en el
que se daba prioridad a los productores nacionales y se impulsaba la agricultura mediante la
distribución de terrenos, simientes y animales.
El 29 de junio de 1815 José Artigas organiza en Concepción del Uruguay el Congreso de
los Pueblos Libres para tratar el sistema de organización política a adoptar por las
provincias afines al federalismo, las medidas económicas y comerciales a implantarse (se
diseñó lo que podría denominarse la primera reforma agraria de América Latina), las
políticas respecto a las comunidades indígenas y los planes que pudieran extender los
ideales de la Liga al resto de territorios que formaron el antiguo Virreinato del Río de la
Plata.
En el congreso se dan cita los diputados de la Banda Oriental, Corrientes, Santa Fe,
Entre Ríos, Córdoba y Misiones. Será aquí donde se jurará la independencia de la Corona
Española y de cualquier poder extranjero, se exhortará al resto de Provincias Unidas del
Río de la Plata a integrarse en un sistema federal, y algunas tomarán la decisión de no
2. acudir al Congreso de Tucumán, organizado por el Directorio, como respuesta a la postura
del gobierno bonaerense de promover la invasión, con ayuda de Portugal, de la Banda
Oriental para neutralizar a José Gervasio Artigas. También hay que mencionar la
oposición de los Unitarios, que llegaron a apresar a los diputados federales que se dirigían a
Tucumán, a las pretensiones de los partidarios de un estado federal.
En 1819 la Liga de los Pueblos Libres se encuentra en medio de un fuego cruzado entre
los unitarios del Directorio y por otro lado con las tropas portuguesas. Obligado por las
circunstancias José Artigas decide emprender una ambiciosa campaña militar. Por un lado,
él mismo, atacaría a los lusos establecidos en Río Grande y por otro lado Estanislao
López, partidario de los federales y caudillo de Santa Fe y Francisco “Pancho” Ramírez
caudillo de Entre Ríos dirigirían sus ataques a Buenos Aires, ciudad que controlarán
después de la Batalla de Cepeda el primero de febrero de 1820.
No obstante, la derrota de Artigas debilitó su prestigio y los caudillos de algunas provincias
federales abandonan al militar uruguayo apoyando el Tratado del Pilar. En este tratado,
firmado entre el gobernador de la Provincia de Buenos Aires y los caudillos Ramírez y
López ya mencionados, se reconocían entre otras disposiciones la Unidad Nacional y el
Sistema Federal defendido por el traicionado José Gervasio Artigas y La Liga de los
Pueblos Libres.
La Constitución Argentina de 1819 fue un proyecto de constitución aprobado en 1819 por
el Congreso de Tucumán, trasladado a Buenos Aires dos años antes. Por su naturaleza
unitaria provocó el rechazo de las provincias, y los caudillos federales se enfrentaron al
Directorio de José Rondeau, batiéndolo finalmente
El Congreso de Tucumán sancionó al fin una Constitución en 1819, ella tenía las siguientes
características:
a) No establecía la forma de gobierno que adoptaba, pero tenía características unitarias y
estaba proyectada de forma tal que podía adecuarse a un sistema monárquico constitucional
(sistema que en esa época trataban de establecer varios congresales que estaban negociando
la coronación de un príncipe en el Río de la Plata).
b) Adopta la división tripartita de poderes.
c) Tiene un caracter corporativista puesto que incluye en la cámara del senado distintos
sectores sociales.
d) Es censataria, ya que exige poseer determinado patrimonio para el acceso a cargos
públicos.
Poder Legislativo
3. El poder legislativo estaría integrado por una Cámara de Senadores, formada por un
número de miembros igual al de provincias, tres militares cuya graduación no bajara de
Coronel Mayor, un obispo, tres eclesiásticos, un representante de cada universidad y el
Director Supremo saliente La otra Cámara sería conformada por Diputados elegidos por un
período de 4 años con renovación de la mitad cada 2 años, a razón de uno cada veinticinco
mil habitantes o fraccion no menor a 16000. Los requesitos eran 7 años de ciudadania, 26
años de edad cumplida y un fondo de $ 4000 y tendría la iniciativa en materia impositiva y
estaba a cargo la promoción de juicio político a los altos funcionarios del Estado
El poder ejecutivo sería ejercido por un Director Supremo electo por ambas cámaras del
Congreso, con su propio Consejo de Estado, quien duraría cinco años en el poder, pudiendo
ser reelecto por una única vez. Estaba facultado para otorgar nombramientos en todos los
empleos que no se exceptuaran en la Constitución, incluyendo los gobernadores de
provincia.
Poder Judicial [
El poder judicial sería ejercido por una Alta Corte de Justicia compuesta por siete jueces y
dos fiscales designados por el Director con noticia y consentimiento del Senado.
Tendencia política
La constitución adoptaba el centralismo, proclamaba los derechos de la Nación y de los
particulares pero no se ocupaba de los gobiernos de provinciales en argentina
.
La Batalla de Cepeda, del 1 de febrero de 1820, había iniciado la época de la
disgregación argentina y de la preeminencia de los caudillos.
El ejército porteño fue derrotado y tras varias negociaciones, se llegó a una transacción a
través del Pacto de San José de Flores, que reincorporaba la provincia de Buenos Aires a la
República argentina La batalla de Cepeda fue una batalla ocurrida durante las guerras
civiles argentinas, el 1 de febrero de 1820, y una de las dos llevadas a cabo en la Cañada de
Cepeda, Santa Fe, Argentina.
La batalla enfrentó a unitarios y federales: el caudillo de Santa Fe, Estanislao López, y el de
Entre Ríos, Francisco Ramírez, ambos federales y lugartenientes del general José Artigas, y
apoyados por el Chileno José Miguel Carrera, unieron sus fuerzas para derrocar al gobierno
de José Rondeau, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, como se
llamaba entonces al país. La causa de esta batalla fue el descontento de las provincias del
interior con Buenos Aires, que había gobernado al país desde la Revolución de Mayo sin
tener en cuenta la voluntad de las provincias. Al menos, no en la medida en que éstas lo
4. deseaban. La principal exigencia de los líderes federales era que cada provincia se
gobernara a sí misma, y que unidas formaran una federación.
Las insurrecciones contra el gobierno del Directorio habían comenzado en 1814,
capitaneadas por el caudillo oriental José Artigas. Había logrado extender la rebelión a
varias provincias; entre ellas formó una Liga Federal, que nunca llegó a entenderse con el
gobierno central.
De hecho, desde 1816, las provincias litorales, Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y la Banda
Oriental eran independientes del gobierno central, ubicado en Buenos Aires. Tras varios
años en que Santa Fe y Entre Ríos fueron repetidamente invadidas por tropas enviadas por
el gobierno porteño, la situación no había cambiado en lo esencial.
El rey de Portugal, que residía en Brasil, aprovechó los enfrentamientos internos para
anexarse la Banda Oriental, invadiéndola a principios de 1817 y ocupando su capital,
Montevideo. El gobierno de Buenos Aires no hizo ningún esfuerzo serio para defender esa
provincia, y Artigas lo acusaba - con mucho de razón - de apoyar esa invasión.
En 1819, el que había sido el Congreso de Tucumán, trasladado a Buenos Aires, sancionó
una constitución que otorgaba amplios poderes al gobierno central y restringía la libertad de
las provincias de tomar decisiones sobre sus propios asuntos.
En consecuencia, Artigas y los demás caudillos locales decidieron no tratar más con el
gobierno central y atacarlo en su propia capital. Por encargo de Artigas, las fuerzas de Entre
Ríos se trasladaron a Santa Fe, y desde allí avanzaron sobre la provincia de Buenos Aires.
Durante el mismo período que separa la sanción de la Constitución Argentina de 1819 y la
batalla de Cepeda se habían separado del gobierno central las provincias de Tucumán y
Cuyo, además de que la de Salta era una especie de aliada independiente del gobierno
central.
Finalmente obtuvieron la victoria los federales, por lo que el país quedó desde entonces
integrado por 13 provincias autónomas, al disolverse el gobierno nacional. Se inició así el
período conocido como de las Autonomías Provinciales
. Consecuencias
Todo el norte de Buenos Aires fue invadido por los caudillos, que llegaron en pocos días a
los alrededores de la capital. Rondeau renunció el 11 de febrero.
La sucesión del poder en Buenos Aires se vio enmarcada por gobiernos provisorios. El
primer gobernador autónomo, Manuel de Sarratea, ascendido al poder con la protección de
los federales, firmó con ellos el Tratado del Pilar. Por el mismo, la provincia de Buenos
5. Aires reconocía a las demás el derecho de darse su propio gobierno y daba por extinguido
el ex Congreso de Tucumán.
Pero la anarquía continuó en la capital, hasta que en septiembre fue nombrado Martín
Rodríguez gobernador. La estabilidad de su gobierno se logró a costa de aislar a la
provincia del resto del país.
Pese a varios efímeros esfuerzos por reunificar el país, entre los que se destaca la
presidencia de Bernardino Rivadavia de 1825 a 1827, la Argentina no se volvió a unificar
hasta 1853, cuando se sancionó una Constitución. Buenos Aires sólo se uniría en 1861.
Mientras tanto, las provincias se gobernaron a sí mismas como entidades independientes,
más allá de las poderosas influencias que tuvieron algunos caudillos, que gobernaron sobre
coaliciones de varias provincias.
1820 fue el año en que las provincias comenzaron a organizarse en estados republicanos,
independientes entre sí, pero reconociendo su subordinación al vínculo nacional. Esto se
expresaba a través de la aspiración a reorganizar el Estado nacional en un futuro próximo,
reuniéndose todos los pueblos en una "federación". El federalismo constituía una fórmula
política - jurídica novedosa, basada en el sistema imperante en Estados Unidos de América
del Norte. En el plano social y económico se adecuaba a las tendencias locales, lo que
permitió que el sistema tuviera una buena acogida en los sectores regionales más
conservadores social e ideológicamente. Tengamos presente que nuestras ciudades
coloniales nacieron y crecieron en completo aislamiento, lo que generó un espíritu localista
que se transformaron en antagonismos regionales con la creación de los distintos distritos
territoriales. Fue notoria la diferencia de estilos de vida y de intereses económicos
El interior tenía una estructura social basada en la tenencia de tierras, con lentos y escasos
aportes inmigratorios, y por lo tanto, de tendencia aristocratizante; Córdoba y Salta eran los
máximos exponentes de esta situación.
Buenos Aires, por su parte, vivía del comercio y recibía mayores aportes inmigratorios
europeos lo que generaba una movilidad social más dinámica que la del interior, y por los
tanto, tenía una tendencia democratizante. Este cuadro social y su condición de puerto en
comunicación constante con Europa, la hacían permeable a las influencias extranjeras. En
cambio, el interior, orgulloso de su ascendencia de conquistadores, del prestigio de la
universidad de Córdoba, de su producción y de su geografía, miraba al porteño como un
nuevo rico, cuya ostentación molestaba y su poder alarmaba. que existían entre el litoral -
en especial Buenos Aires - y el interior.