1. Querida amiga y compañera:
Aquella que ha presenciado mis lágrimas, aquella que me dio fuerzas para
seguir, aquella que me decía lo que estaba mal.
Mi confidente, mi todo, mi luz en el camino, te podré comparar con mi ángel
guardián. Aquella que me hace ver mis errores y los acepta también, la única
que sabe lo que voy hacer.
Si alguna vez te lastimé, lo siento, no lo quise hacer.
Pero si un día te me vas, espero no olvides a tu amiga sin igual, aquella que te
acompañará aunque sea en tus recuerdos no más.
Siempre pensé que nuestra amistad sería especial, que sería capaz de
sobrepasar la barrera del tiempo; que vería pasar estaciones incontables;
sabes, tenía tantas expectativas puestas en ti; necesitaba tanto alguien en
quien confiar…
Supe que ambas teníamos cosas que enseñarnos, que la vida nunca se
equivoca, que nos tenía sorpresas preparadas y sin duda no creo haberme
equivocado…
Sí, cosas buenas y malas; la mayoría de las veces las cosas suelen ser así de
ambivalentes…
Aunque los días nos separen y las horas nos sean exacta para nuestra
compañía
Tú sabes que para ti lo estaré por siempre…¿sabes por qué?
Porque eres mi amiga mi compañera y mi extensión…
Porque esta no es una típica carta para las amigas, es una carta especial
para ti “mi extensión”.
Para tus consejos, para nuestras travesuras, nuestros enojos, nuestras
penas, nuestras alegrías y miles y miles de sentimientos que años tras años
se han ido formando…
Tu fuiste mi portadora a dejar el silencio tu fuiste la persona con la que
explote con un poco de miedo pero me diste tu comprensión y tu amor
“amiga”
2. Fraternidad, hermandad, complicidad, creo que estas palabras se adecuan
bien para definir nuestras vidas.
Nuestra amistad no la regalaría a nadie ni la olvidaría por nada del mundo.
Doy gracias a Dios, amiga, por ponerte en mi camino hace ya más de 6 años.
TEQUIERO.