1. Caballito azul
El caballo blanco galopaba muy
orgulloso, agitando su cola rubia al
viento.
Había sido padre de un hermoso potrillo
y todos, en el establo, festejaban a la
madre, una yegua cobriza que
acurrucaba al recién nacido.
Los padres se fijaron que el potrillo tenía
un pelaje de curiosos tonos azulados y
la cola manchada de blancos y grises.
Que lo hacían diferente a todos los otros
potrillos que ellos habían conocido entre
sus amistades.
Mamá yegua y papá caballo entregaban
todo su amor a su primogenito, felices
por ese hijo distinto y hermoso, que les
alegraba la vida.
Caballito azul crecía feliz entre
mariposas que le contaban secretos al
oído, pajaros que le enseñaban bellas
canciones y cristalinas aguas de
riachuelos.
2. Todas las tardes caballito azul trotaba
lejos, para ir a contemplar la puesta de
sol.
Su madre lo iba a buscar para que no
anduviera solo de noche y mientras
caminaban de vuelta a casa,
conversaban alegremente.
Una vez, caballito azul le contó a su
mamá que él siempre jugaba con
pegasín, un caballito alado, que era su
mejor amigo.
Ella, extrañada, habló al papá acerca de
este amigo imaginario de su hijo, pero él
no se preocupó, ya que también tuvo
muchos amigos imaginarios, siendo
potrillo.
Así llegó el momento en que caballito
azul tuvo que ir a la escuela, pero a él le
asustaba, no se imaginaba cómo podría
ser una escuela.
Además, todos se reirían de su piel azul
y de su cola manchada de nubes
blancas y grises.
3. Temprano en la mañana, su mamá puso
en su mochila manzanas rojas y verdes
entre hierbas perfumadas. Luego, ella y
papá lo acompañaron a la escuela.
Caballito azul gtrotaba lentamente, se
deteneía con cualquier pretexto: me
duele una pata, me duele la guata.
Trotando, trotando, llegaron a la última
curva del camino y, entre arboles vieron
una cabaña de troncos.