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Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 3
Las técnicas de control de la vía aérea consti-
tuyen una de las principales habilidades que el
intensivista debe poseer. En estas pautas de
actuación hacemos una breve descripción de la
técnica de secuencia rápida de intubación (SRI) y
repasamos el uso de fármacos inductores y blo-
queantes neuromusculares durante la misma. La
SRI es el procedimiento de elección para lograr el
acceso y el control inmediato de la vía aérea en la
mayoría de los enfermos críticos.
La elección del fármaco inductor influye en las
condiciones de la intubación, incluso con el uso
simultáneo de bloqueantes neuromusculares.
Además de las características farmacocinéticas y
farmacodinámicas existen otros factores que
pueden influir en la elección del fármaco. Deter-
minados fármacos ofrecen ventajas específicas
en diferentes situaciones clínicas, pero todos tie-
nen efectos secundarios y contraindicaciones
que se deben tener siempre en cuenta.
El uso de los bloqueantes neuromusculares de-
be formar parte de la técnica de intubación. La
elección de los fármacos inductores para la SRI y
el uso de premedicación están influenciados por
la elección del bloqueante neuromuscular.
La correcta posición del paciente es fundamen-
tal para el éxito de la intubación y es uno de los
principales determinantes de la visibilidad de la
glotis durante la laringoscopia. Se recomienda
una atención prioritaria a la comprobación de la
correcta posición del tubo en la tráquea. La vi-
sualización directa del paso del tubo a través de
las cuerdas vocales es la mejor evidencia, aunque
se recomienda también la utilización de dispositi-
vos de verificación instrumental de la intubación
traqueal.
PALABRAS CLAVE: vía aérea, intubación traqueal, secuencia
rápida de intubación, hipnóticos, opiáceos, bloqueantes neuro-
musculares, enfermos críticos.
INTUBATION OF THE CRITICAL PATIENT
The airway management is one of the principal
skills that a physician needs to ensure optimal
ventilation and oxygenation.
In this guideline, Sedation and Analgesia
Working Group of SEMICYUC describes rapid se-
quence intubation (RSI) and induction drugs and
neuromuscular blocking agents. RSI is the best
procedure to ensure optimal airway management
in the majority of critically ill patients.
Our choice of one induction drug or another
can influence in the success of the airway man-
agement. As neuromuscular blocking agents can
facilitate intubation, they influence the choice of
the drug for intubation and of premedication.
To optimize the use of drugs, the knowledge of
pharmacodynamics, pharmacocinetics and side
effects is imperative.
A proper position of the patient is essential to
establish an adequate airway management.
Direct visualization of glottis and endotracheal
tube pass through vocal cords is the best way to
confirm the correct position of it. There are differ-
ent devices to confirm correct position of the en-
dotracheal tube.
KEY WORDS: airway management, tracheal intubation, rapid
sequence intubation, hypnotic, opiates, neuromuscular blocking
agents, critically ill patients.
Intubación del enfermo crítico
E. PALENCIA-HERREJÓNa
, J.M. BORRALLO-PÉREZb
, C. PARDO-REYc
Y GRUPO DE TRABAJO
DE ANALGESIA Y SEDACIÓN DE LA SEMICYUC
Servicio de Medicina Intensiva. a
Hospital Infanta Leonor. Vallecas. Madrid.
b
Hospital General de Guadalajara. Guadalajara. c
Hospital de Fuenlabrada. Madrid. España.
Correspondencia: Dr. E. Palencia Herrejón.
Servicio de Medicina Intensiva.
Hospital Infanta Leonor. Vallecas.
Avda. de la Democracia, s/n.
28009 Madrid. España.
Correo electrónico: palenciah@gmail.com-IV-2007.
(3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 3Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO
4 Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11
INTRODUCCIÓN
El Grupo de Trabajo de Analgesia y Sedación de la
SEMICYUC considera que las técnicas de control de
la vía aérea constituyen una de las principales habili-
dades que el intensivista debe poseer; por este moti-
vo se ha considerado conveniente incluir en estas
pautas de actuación un repaso del uso de fármacos in-
ductores para la intubación y una breve descripción
de la técnica en que habitualmente se emplean: la se-
cuencia rápida de intubación.
SECUENCIA RÁPIDA DE INTUBACIÓN
La secuencia rápida de intubación (SRI) es el pro-
cedimiento de elección para lograr el acceso y el con-
trol inmediato de la vía aérea en la mayoría de los
enfermos críticos1
. El objetivo de la SRI es conseguir
el aislamiento de la vía aérea y el acceso a la vía aérea
inferior con la mayor rapidez posible y con el mínimo
riesgo de complicaciones. En esencia, implica la ad-
ministración de fármacos «inductores» de acción rá-
pida (hipnótico y bloqueante neuromuscular) y la
aplicación de presión cricoidea, seguidos en no más
de un minuto de la laringoscopia y la intubación oro-
traqueal. Siempre que sea posible, la inducción debe
ir precedida de un período previo de hiperoxigena-
ción del paciente para evitar la hipoxemia durante el
procedimiento, y, en algunos casos, de la administra-
ción de fármacos de premedicación. La ventilación
manual con bolsa y mascarilla facial se aplicará sólo
cuando sea necesario por la existencia de hipoxemia
(desaturación comprobada por pulsioximetría) o hi-
poventilación, y se evitará en las demás situaciones,
a fin de reducir el riesgo de distensión gástrica, re-
gurgitación o vómito y aspiración.
En la tabla 1 se esquematizan los distintos pasos de
la secuencia ordenada de actuación y los tiempos
aproximados; el esquema se debe adaptar a cada si-
tuación concreta, pero siempre siguiendo los princi-
pios esenciales expuestos con anterioridad.
PLANIFICACIÓN Y PREPARACIÓN
En la fase de planificación, el responsable de la in-
tubación debe decidir si está indicada la SRI o alguna
de las modalidades alternativas de control de la vía
aérea, que requieren técnicas y secuencias de actua-
ción diferentes (intubación inmediata, técnicas para la
vía aérea difícil), y trazará el plan a seguir en caso de
que se produzcan dificultades durante la intubación.
La intubación inmediata se realiza sin preoxigena-
ción, sin premedicación y sin inducción, yendo direc-
tamente a la laringoscopia o iniciando la ventilación
manual con presión cricoidea mientras se prepara el ma-
terial de intubación, y está indicada en pacientes con
paro cardiaco o respiratorio, con paro inminente (res-
piración agónica o hipotensión profunda acompaña-
dos de inconsciencia) o en coma profundo con aboli-
ción de reflejos de la vía aérea.
Los algoritmos para la vía aérea difícil2,3
se ponen
en marcha tras una evaluación rápida que pone de
manifiesto la posibilidad de encontrar dificultades
para la intubación o para la ventilación, e incluyen
otras técnicas, como la intubación nasotraqueal o
broncoscópica, que no se tratarán aquí.
En cualquier caso, siempre se tendrá preparado un
plan de actuación en el caso de que la intubación re-
sulte fallida (uso de dispositivos alternativos, como la
mascarilla laríngea o el combitubo, o la vía aérea
quirúrgica).
PREINDUCCIÓN
Preoxigenación
La preoxigenación es fundamental para que el pa-
ciente supere el período de apnea que va a seguir sin
que se produzcan desaturación arterial de oxígeno e
hipoxia tisular4
. La ventilación manual se evita siem-
pre que sea posible (siempre que la saturación parcial
de oxígeno [SpO2] sea superior al 90% y no esté des-
cendiendo rápidamente) para evitar la insuflación
gástrica y reducir así el riesgo de regurgitación o vó-
mito y aspiración. Sin embargo, algunos enfermos
tienen que ser ventilados manualmente antes de la la-
ringoscopia; en estos casos se debe utilizar siempre
oxígeno a flujos máximos, bolsa autohinchable con
reservorio de oxígeno y presión cricoidea.
Premedicación
En el contexto de la secuencia rápida de intuba-
ción, la premedicación consiste en la administración
de fármacos para mitigar los efectos adversos asocia-
dos con la intubación o con los fármacos seleccionados
para la fase de inducción. El término LOAD es útil
para recordar los fármacos más utilizados en esta fa-
se de la secuencia: lidocaína, opiáceo, atropina y do-
sis defasciculante de un bloqueante neuromuscular.
La lidocaína administrada tres minutos antes de la
intubación (1-2 mg/kg intravenosos [iv]) es un fár-
maco muy útil en la prevención de la broncoconstricción
refleja y el laringoespasmo provocado por la instru-
mentación de la vía aérea5
. Puede tener utilidad en la
secuencia de intubación en pacientes con asma grave
o con hipertensión intracraneal. Además, puede tener
efecto atenuante de la respuesta hemodinámica a la
intubación, efecto que se ha de tener en cuenta en pa-
cientes con disección aórtica, hemorragias cerebrales
1. Planificación y preparación (< 10 min)
2. Preinducción:
a. Preoxigenación (< 5 min)
b. Considerar premedicación (< 3 min)
3. Fase de apnea (duración: 1 min):
a. Inducción (parálisis e hipnosis simultáneas): 0 min
b. Posición del paciente y presión cricoidea: 20 seg
c. Laringoscopia: 45-60 seg
d. Paso del tubo: >1 min
4. Comprobación de la posición del tubo
TABLA 1. Esquema de la secuencia rápida
de intubación
min: minutos; seg: segundos.
(3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 4Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
secundarias a roturas aneurismáticas, isquemia mio-
cárdica, etc.6
.
Los opiáceos proporcionan analgesia, hecho im-
portante si tenemos en cuenta que, salvo la ketamina,
el resto de inductores no poseen este efecto. El con-
trol del dolor implica una atenuación en la respuesta
neurovegetativa a la laringoscopia, que evita efectos
hemodinámicos deletéreos. Numerosos estudios han
evidenciado mejores condiciones de intubación aso-
ciando un opiáceo al hipnótico cuando no se utilizan
bloqueantes neuromusculares5,7
. De todos los opiáceos
disponibles el más usado es el fentanilo, a dosis de
1-2 µg/kg, ya que es más liposoluble que la morfina,
produce menos liberación de histamina y proporcio-
na mayor estabilidad hemodinámica.
El uso de atropina en la fase de premedicación es
una práctica poco extendida en la intubación de pa-
cientes adultos. Se utiliza como profilaxis de la bra-
dicardia inducida por los efectos vagales producidos
durante la laringoscopia y por los efectos colinérgi-
cos de la succinilcolina. Estos efectos son más fre-
cuentes en niños menores de 10 años.
La administración de dosis defasciculadoras consis-
te en la administración inicial de dosis subparalizantes
de un bloqueante no despolarizante (por ejemplo,
0,01 mg/kg de vecuronio) previas a la administración
de succinilcolina para evitar las fasciculaciones y to-
das sus consecuencias. Esta práctica tiene actualmente
escaso interés al estar disponibles bloqueantes neuro-
musculares no despolarizantes de acción rápida.
Otros fármacos utilizados en esta fase son: el mida-
zolam, por su efecto amnésico y para disminuir la in-
cidencia de mioclonías producidas por el etomidate o
los efectos psiquiátricos de la ketamina, y los bloque-
antes beta (fundamentalmente esmolol), para el con-
trol de la respuesta cardiovascular a la laringoscopia8
.
FASES DE APNEA
Parálisis e hipnosis simultáneas (inducción)
La elección del fármaco inductor influye inequí-
vocamente en las condiciones de intubación durante
la técnica de la secuencia rápida, incluso con el uso de
bloqueantes neuromusculares. Además de las carac-
terísticas farmacocinéticas y farmacodinámicas de
cada agente, existe una serie de factores que pueden
influir en la acción del fármaco, como son el gasto
cardiaco, la redistribución del flujo en situaciones de
shock o la correcta dosificación9-12
. Todos los fárma-
cos inductores, por el hecho de producir sedación,
provocan descensos de la presión arterial, al dismi-
nuir el tono simpático que acompaña al dolor y la an-
siedad. Se han de tener en cuenta todos estos factores
para no dificultar de forma innecesaria las maniobras
de intubación13
.
Ningún fármaco es el agente de elección universal
en la SRI. Determinados fármacos ofrecen ventajas
específicas en diferentes situaciones clínicas, pero to-
dos tienen efectos secundarios y contraindicaciones
que se deben tener siempre en cuenta (tabla 2).
Etomidate
Se trata de un derivado imidazólico con escasa re-
percusión hemodinámica14-16
. Puede producir un des-
censo máximo del 10% en la presión arterial y en el
índice cardiaco con un discreto aumento de la fre-
cuencia cardiaca. No limita la respuesta hemodiná-
mica a la intubación. Es de los inductores que menos
depresión respiratoria producen. No aumenta la reac-
tividad de la vía aérea. En el 10% de los pacientes
puede producir hipo y tos. Tras una dosis de induc-
ción produce hipnosis a los 30 segundos, que se man-
tiene durante unos 5 minutos. Disminuye el consumo
de oxígeno y el flujo sanguíneo cerebral, descendien-
do la presión intracraneal (PIC) en los pacientes que
la tienen elevada. Mantiene la respuesta vascular ce-
rebral a la hiperventilación. Su efecto indeseable más
importante es la disminución de la síntesis del corti-
sol por inhibición de la enzima 11-beta-hidroxilasa y
se ha descrito un aumento de la mortalidad cuando se
usa de forma prolongada. Asimismo, se ha encontra-
do una alteración de la respuesta suprarrenal a la es-
timulación con ACTH exógena en las horas que si-
guen a la administración de etomidate en bolo, por lo
que su uso debe evitarse en pacientes en shock sépti-
co17,18
. De utilizarse etomidate como agente inductor,
la prueba de estimulación con ACTH debería retra-
sarse al menos entre 12 y 24 horas para no interferir
conlosresultados.Serecomiendaelusodeketamina,co-
PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO
Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 5
Fármaco Dosis de inducción Tiempo de inicio* Ventajas Inconvenientes / contraindicaciones
Etomidate 0,3 mg/kg 30 seg Estabilidad hemodinámica ↓ síntesis de cortisol (12 horas)
Mioclonías. Trismus
Ketamina 0,5-2 mg/kg 30 seg Estabilidad hemodinámica. ↑ PIC
Efecto broncodilatador Patología coronaria y vascular grave
Enfermos psiquiátricos
Propofol 1-2,5 mg/kg 40 seg Rapidez de efecto Inestabilidad hemodinámica
↓ reflejos laríngeos Hipovolemia
Midazolam 0,1-0,4 mg/kg 120 seg Buen sedante postintubación Hipovolemia
Tiopental 5-7 mg/kg 15 seg Rapidez de efecto Inestabilidad hemodinámica
↓ PIC Porfiria
TABLA 2. Principales características de los inductores utilizados en la secuencia rápida de intubación
*El tiempo de inicio depende de varios factores: dosis utilizada, gasto cardiaco, volemia, etc.
PIC: presión intracraneal; seg: segundos.
(3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 5Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
mo alternativa al etomidate, para la inducción anesté-
sica durante la intubación de aquellos pacientes críti-
cos en los que se prevea la realización de esta prueba
diagnóstica19
. La administración de etomidate puede
producir movimientos mioclónicos y trismus por li-
beración subcortical, cuya incidencia se puede redu-
cir con la administración previa de midazolam o un
opiáceo20
. También puede producir náuseas y vómi-
tos. La administración de etomidate por vía periféri-
ca puede producir intenso dolor local debido al pro-
pilenglicol presente en la emulsión inyectable. Es el
fármaco de elección para la inducción en pacientes
hemodinámicamente inestables con aumento de la
PIC, excepto pacientes en shock séptico. La dosis de
inducción es de 0,2-0,4 mg/kg iv.
Ketamina
Es un derivado de la fenciclidina y es el único in-
ductor anestésico que proporciona simultáneamente
sedación y analgesia, manteniendo los reflejos de la
vía aérea y la respiración, sin efectos hemodinámicos
importantes. La ketamina actúa sobre los receptores
postsinápticos de los canales del N-metil-D-aspartato
de las vías tálamo-corticales, de forma que inhibe la
activación del glutamato y por tanto los efectos exci-
tatorios de éste sobre las neuronas centrales. Además,
antagoniza los receptores muscarínicos y nicotínicos
de la acetilcolina. Estimula la actividad del sistema
nervioso simpático, produciendo aumento de la pre-
sión arterial, la frecuencia cardiaca y la broncodila-
tación, debido a la inhibición de la recaptación de ca-
tecolaminas21,22
. Sin embargo, la ketamina presenta un
efecto depresor miocárdico importante de forma di-
recta23
que prevalece clínicamente en pacientes con
niveles máximos de catecolaminas circulantes (por
ejemplo, en estadios finales de shock) o bloqueo de
los receptores24
. Desde el punto de vista respiratorio,
la ketamina tiene un potente efecto broncodilatador
mediado por el aumento de catecolaminas circulantes
y un efecto directo que produce la relajación del mús-
culo liso bronquial, aunque también puede producir
broncorrea25
. De forma ocasional, se puede producir
apnea transitoria, fundamentalmente cuando se admi-
nistra a dosis elevadas y de forma muy rápida.
Tras una dosis de inducción, produce hipnosis a
los 30 segundos, con una duración de efecto de entre
10 y 15 minutos, dependiendo de la dosis empleada.
Produce una hipnosis disociativa con conservación
de los reflejos corneal, deglutorio y tusígeno, como
consecuencia de la interrupción de la información
aferente entre la sustancia reticular ascendente y el
neocórtex en el tálamo. El paciente puede permane-
cer con los ojos abiertos, nistagmus, lagrimeo y mi-
driasis. Además, pueden presentarse un aumento del
tono muscular y movimientos mioclónicos. Eleva la
presión intraocular. Incrementa el flujo sanguíneo
cerebral y el metabolismo cerebral, de forma que
aumenta la PIC pero mantiene la respuesta vascular
cerebral a la hiperventilación. Entre un 10 y un 30%
de los pacientes tiene alucinaciones, delirios o pesa-
dillas, sobre todo durante la primera hora, siendo es-
tos efectos más frecuentes en adultos, en mujeres, si
se administra muy rápidamente y en pacientes con
antecedentes de enfermedades psiquiátricas26
. Estos
efectos psiquiátricos se reducen cuando se administra
conjuntamente con midazolam o propofol27
. Es de
elección en pacientes con grave compromiso hemo-
dinámico y se ha de tener en cuenta en la inducción
de pacientes con broncoespasmo. Constituye la alter-
nativa al etomidate en la inducción del paciente con
shock séptico. No se aconseja su uso en pacientes con hi-
pertensión intracraneal, patología coronaria y vascu-
lar grave o con antecedentes de enfermedades psi-
quiátricas. La dosis de inducción es de 0,5-2 mg/kg iv.
Propofol
Es un alquilfenol de vida media muy corta que es
vehiculizado en emulsión con lípidos. Induce hipnosis
rápida, usualmente a los 40 segundos de su adminis-
tración. Produce importante depresión cardiovascular
con hipotensión transitoria cuando se administra en
bolo, debido a un descenso en las resistencias vascu-
lares sistémicas y de la contractilidad miocárdica.
Además, induce un ligero descenso en la frecuencia
cardiaca (cuando se administra en perfusión conti-
nua las alteraciones hemodinámicas son mínimas). Li-
mita la respuesta hemodinámica a la intubación28,29
.
Presenta un efecto depresor respiratorio de forma do-
sis-dependiente, y, sin embargo, se le ha atribuido un
efecto broncodilatador directo30
. Facilita la laringos-
copia por su efecto depresor de la reactividad al estí-
mulo faríngeo y laríngeo, mejorando las condiciones
de intubación31
. Reduce el consumo de oxígeno y el
flujo sanguíneo cerebral con disminución de la PIC,
pero dependiendo de la disminución de la presión ar-
terial media también puede descender la presión de
perfusión cerebral. El propofol cumple muchas de las
características propias del inductor ideal: actúa rápi-
damente, inhibe reflejos laríngeos, no produce bron-
coespasmo, puede producir apnea durante un breve
lapso de tiempo y muestra escasa variabilidad inte-
rindividual; sin embargo, su importante efecto depresor
hemodinámico limita su uso en el contexto del enfer-
mo crítico. Se indica para inducción anestésica en
pacientes con traumatismo craneoencefálico hemo-
dinámicamente estables, en la realización de procedi-
mientos diagnósticos o terapéuticos y en la adapta-
ción a la ventilación mecánica. Está contraindicado en
pacientes con inestabilidad hemodinámica25
. La dosis
de inducción es de 1-2,5 mg/kg iv.
Midazolam
Se trata de una benzodiacepina caracterizada por
su rapidez de actuación y su corta vida media.
Presenta metabolismo oxidativo (isoenzima 3A4 del
citocromo P450) y aclaramiento hepático. En gene-
ral, tras la administración iv de midazolam se produ-
cen sólo pequeños cambios hemodinámicos32
. Puede
producir un descenso en la presión arterial media de
hasta el 20%, ligado a un ligero aumento en la fre-
PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO
6 Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11
(3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 6Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
cuencia cardiaca, manteniendo el índice cardiaco.
Estos efectos son más importantes cuando se admi-
nistra a dosis altas o rápidamente y son más frecuen-
tes en ancianos o enfermos hipovolémicos33
.
No bloquea la respuesta hemodinámica a la intu-
bación. Posee efecto depresor central de la respira-
ción dependiendo de la dosis. Su efecto sedante
comienza aproximadamente a los dos minutos de su
administración y es máximo a los 5-10 minutos.
Produce ansiolisis, amnesia anterógrada, hipnosis y
efecto anticonvulsionante de forma dosis-dependiente.
Disminuye el consumo de oxígeno y el flujo sanguí-
neo cerebral. Disminuye la PIC, pero puede disminuir
la presión de perfusión cerebral por disminución de la
presión arterial media34
. Sus efectos hemodinámicos,
la relativa lentitud en el inicio del efecto sedante má-
ximo y la gran variabilidad interindividual son carac-
terísticas que limitan relativamente su uso como
inductor en solitario. La dosis de inducción es de 0,1-
0,4 mg/kg.
Tiopental
Es un barbitúrico de acción ultracorta que actúa
potenciando el tono inhibidor del receptor gamma-
aminobutírico (GABA). Posee un potente efecto de-
presor cardiovascular, con disminución de la contrac-
tilidad miocárdica, venodilatación y disminución de
las resistencias vasculares, induciendo hipotensión.
Estos efectos son más importantes en pacientes ines-
tables. Produce descenso en la frecuencia respiratoria
y volumen corriente dependiendo de la dosis. La
apnea se presenta tras 30-90 segundos de la adminis-
tración. La incidencia de laringoespasmo, broncoes-
pasmo e hipo es relativamente elevada al no deprimir
por completo los reflejos de las vías aéreas. Produce
inconsciencia de forma muy rápida (de 10 a 15 se-
gundos) debido a su elevada solubilidad lipídica. No
tiene efecto analgésico, e incluso a dosis bajas puede
producir anti-analgesia. El tiopental disminuye el
metabolismo y el flujo sanguíneo cerebral de forma
dosis-dependiente. A dosis elevadas produce brotes
de supresión eléctrica cerebral. Está absolutamente
contraindicado en la porfiria35
y su uso se desaconse-
ja en pacientes con inestabilidad hemodinámica y/o
disminución de la precarga. En la actualidad, la dis-
ponibilidad de agentes con menores efectos hemo-
dinámicos relega a un segundo plano el uso de tio-
pental en la secuencia rápida de intubación.
Bloqueantes neuromusculares en la secuencia
de intubación rápida
La mayoría de los autores están de acuerdo en que
los bloqueantes neuromusculares deben formar parte
de la técnica de intubación. Diferentes estudios en
adultos y niños demuestran que se producen más
complicaciones y más fracasos en asegurar la vía aé-
rea cuando se realiza la intubación sin usar un blo-
queante neuromuscular36,37
. Todo esto justifica que
hasta el 95% de los Servicios de Medicina de Urgen-
cias de hospitales docentes estadounidenses empleen
bloqueantes neuromusculares en el protocolo de ma-
nejo de la vía aérea del paciente crítico38-40
.
Ningún fármaco es el agente de elección en la SRI.
Todos los fármacos ofrecen ventajas en las diferentes
situaciones clínicas, pero todos tienen efectos secun-
darios y contraindicaciones que hay que tener siem-
pre en cuenta41
.
El relajante muscular ideal en la SRI en pacientes
críticos es aquél que minimiza el riesgo de aspiración
e hipoxia, tiene mínimos efectos hemodinámicos y
sistémicos y una recuperación no necesariamente rá-
pida42
. La mayoría de los pacientes inducidos con
succinilcolina, el bloqueante neuromuscular de ac-
ción más breve, sufre una apnea con una desaturación
peligrosa de la hemoglobina antes de la recuperación de
su efecto; además, existe un porcentaje no despreciable
de la población en que existe déficit de colinesterasa,
que puede prolongar el efecto de la succinilcolina du-
rante varias horas43
.
La elección del hipnótico y el opiáceo en la SRI y
el uso de premedicación están influenciados por la
elección del relajante muscular. La elección del agen-
te hipnótico depende del inicio de la acción del rela-
jante7,44
. Cuando se utiliza succinilcolina como blo-
queante neuromuscular, se administra a continuación
del hipnótico, mientras que cuando se utiliza rocuro-
nio el orden de administración se invierte; el objetivo
es conseguir la hipnosis y el bloqueo simultáneamente
y acortar el tiempo hasta la laringoscopia.
La succinilcolina, introducida en los años cincuenta,
a dosis de 1-1,5 mg/kg, es el único bloqueante neuro-
muscular despolarizante usado en la SRI. Sin embar-
go, debido a su mecanismo de acción despolarizante
sobre la placa motora, puede provocar graves efectos
secundarios45
(tabla 3). Hasta un 35% de los pacien-
tes que ingresan en la Unidad de Cuidados Intensivos
(UCI) tienen algún factor de riesgo para el uso de la
succinilcolina, lo que obliga a disponer de fármacos
alternativos46
. El uso rutinario de la succinilcolina es
cuestionable en el ámbito de los Servicios de Medi-
cina Intensiva con el uso de las modernas técnicas
anestésicas (mascarilla laríngea) y la aparición de
nuevos fármacos con menos efectos secundarios (ro-
curonio). La succinilcolina no debe ser una opción en
la anestesia pediátrica electiva47-49
.
El rocuronio es el bloqueante de elección en la
SRI. Es el bloqueante neuromuscular no despolari-
zante comercializado de mayor rapidez de acción. A
dosis de 0,6-1,2 mg/kg y administrado antes del
hipnótico ofrece una adecuada condición para la in-
tubación, así como un período más corto de apnea en
la inducción durante la SRI50-52
.
El rocuronio es un relajante de baja potencia. Su
mayor ventaja es su rápido inicio de acción (60-90 se-
gundos), aunque no es tan rápido como la succinilco-
lina. Tiene efectos vagolíticos mínimos y no libera
histamina, ni siquiera a altas dosis. Es eliminado por
el hígado y su perfil farmacocinético es similar al del
vecuronio. No tiene metabolitos activos. Hasta un
35% de los pacientes que ingresan en la UCI presen-
tan algún factor de riesgo para el uso de la succinil-
PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO
Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 7
(3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 7Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
colina46
. Por estas razones el rocuronio es el bloque-
ante neuromuscular con mejor perfil riesgo/beneficio
para ser usado en pacientes críticos.
En el momento actual está en fase III el sugamma-
dex (Org 25695), una gamma ciclodextrina modificada
cuya acción consiste en encapsular al rocuronio en su
lugar de acción, sin actuar en la acetilcolinesterasa,
por lo que carece de efectos en el sistema autonómico.
Con ello, el efecto del bloqueo neuromuscular desa-
parece en menos de 2 minutos53
.
Posición del paciente y presión cricoidea
La correcta posición del paciente es fundamental
para el éxito de la intubación, y es uno de los prin-
cipales determinantes de la visibilidad de la glotis du-
rante la laringoscopia. Se considera idónea la posición
de olfateo (sniffing)54
: con la cabeza hiperextendida
con respecto al cuello (excepto en casos de sospecha
de traumatismo cervical) y el cuello flexionado con
respecto al tronco, lo que se consigue habitualmente
elevando ligeramente la cabecera de la cama o colo-
cando bajo el occipucio una pequeña almohada. Se
han propuesto modificaciones de la posición de olfateo
a fin de mejorar la visión laringoscópica; en general,
una mayor flexión del cuello produce una mayor
visibilidad de las estructuras glóticas55,56
.
Los enfermos con disnea toleran mal el decúbito,
por lo que en muchos casos es necesario colocarlos
en posición de sedestación durante la administración
de los fármacos de la inducción y mantener dicha po-
sición hasta que se inicia la hipnosis, inmediatamen-
te antes de proceder a la laringoscopia.
La presión cricoidea (maniobra de Sellick) consiste
en la aplicación de una presión firme sobre el cartílago
cricoides con los dedos pulgar e índice en sentido
dorsal hacia la columna cervical, a fin de ocluir la luz
esofágica y evitar la regurgitación de contenido gás-
trico. Al mismo tiempo, la presión cricoidea desplaza
la glotis hacia abajo, lo que puede facilitar su visión
laringoscópica. Si es necesaria la aplicación de venti-
lación manual, la presión cricoidea disminuye la
entrada de aire en la vía digestiva. La presión cricoi-
dea debe mantenerse desde el momento de producir-
se la hipnosis hasta completarse la intubación y com-
probarse la correcta colocación del tubo en la tráquea.
Se ha señalado que la maniobra de Sellick en determi-
nadas circunstancias puede dificultar la visión larin-
goscópica o la intubación57
. Durante la laringoscopia,
el intubador decidirá en función de la visualización
que consigue si se mantiene, modifica o retira la pre-
sión cricoidea.
Laringoscopia
La visualización incompleta de la glotis durante la
laringoscopia se da en cerca del 10% de los casos en
manos experimentadas, y en la mayoría de las oca-
siones no impide finalmente la intubación, aunque
puede retrasarla. En manos poco experimentadas, sin
embargo, su incidencia es mucho más frecuente y
obedece por lo general a una incorrecta técnica de in-
tubación, bien por la colocación inadecuada del pa-
ciente o bien por una laringoscopia incorrecta. Se ha
demostrado en multitud de estudios que no usar blo-
queantes neuromusculares para la intubación se aso-
cia a un mayor número de fracasos en la intubación.
La dificultad para la visualización de la glotis du-
rante la laringoscopia se evalúa mediante los grados
de Cormack y Lehane58
(tabla 4). En los grados I y II,
la intubación no suele dar problemas; en los grados
III y IV, la intubación puede presentar gran dificultad
o resultar imposible; en este caso es imprescindible
disponer de un fiador interno a través del tubo para
poder dirigirlo al lugar deseado, y es útil la moviliza-
ción de la glotis mediante la maniobra BURP (back-
ward, upward, rightward, pressure)59
, que consiste
en el desplazamiento del cartílago tiroides en sentido
dorsal a fin de empujarlo hacia la columna cervical, 2
centímetros en sentido cefálico, hasta notar una resis-
tencia suave, y 0-0,5 centímetros hacia la derecha. La
movilización de las estructuras glóticas mediante es-
ta maniobra mejora la visualización de la glotis y mo-
difica el grado de Cormack y Lehane. En un estudio
reciente, esta técnica eliminó todos los grados III y IV
de Cormack y Lehane llevando la glotis al campo de
visión del intubador en los 12 casos en que no se vi-
sualizaba y permitiendo la visualización completa de
la glotis (grado I) en el 85% de los grados II y III60
.
COMPROBACIÓN DE LA INTUBACIÓN
TRAQUEAL
Hay multitud de datos anecdóticos que atestiguan
que las intubaciones esofágicas pueden pasarse por
PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO
8 Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11
Insuficiencia renal aguda y crónica
Hiperpotasemia
Hipertensión intraocular
Hipertensión intracraneal
Antecedentes de hipertermia maligna
Inmovilidad prolongada (más de 5 días)
Uso previo de bloqueantes neuromusculares
Enfermedades neuromusculares
Sección medular
Traumatismo muscular grave
Grandes quemados
Bradicardia extrema
Alergia a la succinilcolina
Déficit de pseudocolinesterasa
TABLA 3. Contraindicaciones de la succinilcolina
I. Se visualiza toda la glotis (mitad anterior y posterior de
las cuerdas vocales, cartílagos aritenoides)
II. Se visualiza la glotis parcialmente (mitad posterior de las
cuerdas vocales [IIa] o sólo los cartílagos aritenoides [IIb])
III. No se visualiza la glotis; se visualiza la epiglotis
IV. No se visualizan ni la glotis ni la epiglotis; sólo se visuali-
zan la lengua y el paladar blando
TABLA 4. Visualización de la glotis durante
la laringoscopia: grados de Cormack y Lehane
(3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 8Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
alto a pesar de una auscultación pulmonar y una ra-
diografía de tórax que sugieran la colocación del tu-
bo en la tráquea. En el ambiente prehospitalario, el
porcentaje de intubaciones realizadas por paramédi-
cos mal posicionadas puede ser tan alto como del
25% cuando los pacientes intubados fuera del hospi-
tal se evalúan a la llegada a Urgencias61
. Por estos mo-
tivos, se recomienda una atención prioritaria a la
comprobación de la correcta posición del tubo en
la tráquea.
Comprobación inicial
Durante la intubación, la visualización directa del
paso del tubo a través de las cuerdas vocales es una
evidencia convincente de la correcta colocación del
tubo en la tráquea cuando quien ha realizado la intu-
bación es alguien experimentado, pero se trata de una
técnica subjetiva, con posibilidad de error, por lo que
es conveniente su verificación mediante técnicas adicio-
nales. En ocasiones es útil la repetición de la laringos-
copia para comprobar la entrada del tubo por la glotis.
Comprobaciones clínicas rutinarias
Al finalizar la intubación se realizan la ausculta-
ción torácica y epigástrica, la comprobación del mo-
vimiento del tórax y el empañamiento del tubo con
gas espirado, pero ninguno de estos signos físicos es
suficientemente fiable en todos los casos para asegu-
rar que el tubo se encuentra en la tráquea. En un estu-
dio comparativo entre varias técnicas se encontró
que, en manos experimentadas, la auscultación del
tórax no tuvo ningún error para detectar intubación
traqueal e intubación esofágica, mientras que la aus-
cultación llevada a cabo por estudiantes de Medicina
llevó a conclusiones erróneas en el 30% de los ca-
sos62
. Se recomienda realizar la auscultación del tórax
de manera sistemática en cinco puntos: ambas fosas
infraclaviculares, ambas axilas (en línea intercostal
media a la altura del quinto espacio intercostal), y
epigastrio. Se ha señalado que la auscultación axilar
y epigástrica es más fiable que la auscultación del tó-
rax anterior para detectar la posición del tubo63
. El
pulsioxímetro es de uso obligado durante todo el pro-
cedimiento de la SRI y después, pero el manteni-
miento de buenas saturaciones no es prueba de una
correcta posición del tubo cuando la preoxigenación
ha sido buena, y la intubación esofágica puede no tra-
ducirse en desaturación hasta unos minutos después,
cuando ya la vigilancia del enfermo se puede haber
relajado.
La radiografía de tórax de control se debe realizar
de rutina en todo paciente grave que requiere intuba-
ción, pero su finalidad no es comprobar que el tubo se
encuentra en la tráquea, sino la posición del tubo dentro
de la misma, a fin de corregir posiciones demasiado dis-
tales, cerca de la carina o en un bronquio principal (ca-
si siempre el derecho), o demasiado proximales, en
cuyo caso el tubo se puede salir en una maniobra in-
tempestiva de hiperextensión del cuello.
Técnicas de verificación instrumentales
Incluyen la capnometría y los dispositivos de de-
tección esofágica. La detección de CO2 espirado tie-
ne sensibilidad y especificidad cercanas al 100% en
el paciente con circulación espontánea, pero su inter-
pretación es difícil en los casos de paro cardiaco o en
presencia de hipoperfusión marcada, en que los nive-
les bajos de CO2 espirado pueden deberse a la baja
perfusión sistémica. La práctica totalidad de falsos
negativos para detección esofágica se han producido
en situaciones de hipoperfusión grave, como en el pa-
ro cardiaco o el edema pulmonar. Los dispositivos de
detección esofágica son sencillos, baratos y fiables,
pero existen falsos positivos y falsos negativos en su-
jetos obesos, en pacientes con una gran cantidad de
aire en el esófago y en pacientes con secreciones pul-
monares abundantes.
Las recomendaciones de diversas sociedades
científicas, como el American College of Emergency
Physicians64,65
y las guías de Resucitación Cardiopul-
monar de la American Heart Association66
, recomiendan
la utilización de dispositivos de verificación instru-
mental de la intubación traqueal.
RECOMENDACIONES
1. Las técnicas de control de la vía aérea constitu-
yen una de las principales habilidades que debe pose-
er el intensivista.
2. La SRI es el procedimiento de elección para lo-
grar el acceso y el control inmediato de la vía aérea en
la mayoría de los enfermos críticos.
3. La elección del fármaco inductor influye ine-
quívocamente en las condiciones de intubación
durante la técnica de la SRI, incluso con el uso de blo-
queantes neuromusculares.
4. El etomidate altera la función suprarrenal, por lo
que debe evitarse en pacientes en shock séptico.
5. El etomidate es el fármaco de elección para la
inducción en pacientes hemodinámicamente inesta-
bles o con sospecha de hipertensión intracraneal.
6. La ketamina es de elección en pacientes con gra-
ve compromiso hemodinámico (excepto el shock car-
diogénico) y se ha de tener en cuenta en la inducción
de pacientes con broncoespasmo grave. Constituye la
alternativa al etomidate en la inducción del paciente
con shock séptico.
7. La ketamina está contraindicada en pacientes
con hipertensión intracraneal, patología coronaria y
vascular grave o con antecedentes de enfermedades
psiquiátricas.
8. El propofol es una alternativa válida para la
inducción anestésica en pacientes con sospecha de
hipertensión intracraneal sin riesgo de deterioro
hemodinámico. Está contraindicado en pacientes con
inestabilidad hemodinámica.
9. El uso de fármacos bloqueantes neuromuscula-
res aumenta el éxito y reduce las complicaciones de
la secuencia rápida de intubación.
10. El rocuronio es el bloqueante neuromuscular
con mejor perfil riesgo/beneficio para ser usado en la
PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO
Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 9
(3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 9Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
secuencia rápida de intubación en pacientes críticos.
La succinilcolina no se debe utilizar salvo que exista
certeza de la ausencia de contraindicaciones.
Declaración de conflicto de intereses
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses
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  • 1. Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 3 Las técnicas de control de la vía aérea consti- tuyen una de las principales habilidades que el intensivista debe poseer. En estas pautas de actuación hacemos una breve descripción de la técnica de secuencia rápida de intubación (SRI) y repasamos el uso de fármacos inductores y blo- queantes neuromusculares durante la misma. La SRI es el procedimiento de elección para lograr el acceso y el control inmediato de la vía aérea en la mayoría de los enfermos críticos. La elección del fármaco inductor influye en las condiciones de la intubación, incluso con el uso simultáneo de bloqueantes neuromusculares. Además de las características farmacocinéticas y farmacodinámicas existen otros factores que pueden influir en la elección del fármaco. Deter- minados fármacos ofrecen ventajas específicas en diferentes situaciones clínicas, pero todos tie- nen efectos secundarios y contraindicaciones que se deben tener siempre en cuenta. El uso de los bloqueantes neuromusculares de- be formar parte de la técnica de intubación. La elección de los fármacos inductores para la SRI y el uso de premedicación están influenciados por la elección del bloqueante neuromuscular. La correcta posición del paciente es fundamen- tal para el éxito de la intubación y es uno de los principales determinantes de la visibilidad de la glotis durante la laringoscopia. Se recomienda una atención prioritaria a la comprobación de la correcta posición del tubo en la tráquea. La vi- sualización directa del paso del tubo a través de las cuerdas vocales es la mejor evidencia, aunque se recomienda también la utilización de dispositi- vos de verificación instrumental de la intubación traqueal. PALABRAS CLAVE: vía aérea, intubación traqueal, secuencia rápida de intubación, hipnóticos, opiáceos, bloqueantes neuro- musculares, enfermos críticos. INTUBATION OF THE CRITICAL PATIENT The airway management is one of the principal skills that a physician needs to ensure optimal ventilation and oxygenation. In this guideline, Sedation and Analgesia Working Group of SEMICYUC describes rapid se- quence intubation (RSI) and induction drugs and neuromuscular blocking agents. RSI is the best procedure to ensure optimal airway management in the majority of critically ill patients. Our choice of one induction drug or another can influence in the success of the airway man- agement. As neuromuscular blocking agents can facilitate intubation, they influence the choice of the drug for intubation and of premedication. To optimize the use of drugs, the knowledge of pharmacodynamics, pharmacocinetics and side effects is imperative. A proper position of the patient is essential to establish an adequate airway management. Direct visualization of glottis and endotracheal tube pass through vocal cords is the best way to confirm the correct position of it. There are differ- ent devices to confirm correct position of the en- dotracheal tube. KEY WORDS: airway management, tracheal intubation, rapid sequence intubation, hypnotic, opiates, neuromuscular blocking agents, critically ill patients. Intubación del enfermo crítico E. PALENCIA-HERREJÓNa , J.M. BORRALLO-PÉREZb , C. PARDO-REYc Y GRUPO DE TRABAJO DE ANALGESIA Y SEDACIÓN DE LA SEMICYUC Servicio de Medicina Intensiva. a Hospital Infanta Leonor. Vallecas. Madrid. b Hospital General de Guadalajara. Guadalajara. c Hospital de Fuenlabrada. Madrid. España. Correspondencia: Dr. E. Palencia Herrejón. Servicio de Medicina Intensiva. Hospital Infanta Leonor. Vallecas. Avda. de la Democracia, s/n. 28009 Madrid. España. Correo electrónico: palenciah@gmail.com-IV-2007. (3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 3Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 2. PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO 4 Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 INTRODUCCIÓN El Grupo de Trabajo de Analgesia y Sedación de la SEMICYUC considera que las técnicas de control de la vía aérea constituyen una de las principales habili- dades que el intensivista debe poseer; por este moti- vo se ha considerado conveniente incluir en estas pautas de actuación un repaso del uso de fármacos in- ductores para la intubación y una breve descripción de la técnica en que habitualmente se emplean: la se- cuencia rápida de intubación. SECUENCIA RÁPIDA DE INTUBACIÓN La secuencia rápida de intubación (SRI) es el pro- cedimiento de elección para lograr el acceso y el con- trol inmediato de la vía aérea en la mayoría de los enfermos críticos1 . El objetivo de la SRI es conseguir el aislamiento de la vía aérea y el acceso a la vía aérea inferior con la mayor rapidez posible y con el mínimo riesgo de complicaciones. En esencia, implica la ad- ministración de fármacos «inductores» de acción rá- pida (hipnótico y bloqueante neuromuscular) y la aplicación de presión cricoidea, seguidos en no más de un minuto de la laringoscopia y la intubación oro- traqueal. Siempre que sea posible, la inducción debe ir precedida de un período previo de hiperoxigena- ción del paciente para evitar la hipoxemia durante el procedimiento, y, en algunos casos, de la administra- ción de fármacos de premedicación. La ventilación manual con bolsa y mascarilla facial se aplicará sólo cuando sea necesario por la existencia de hipoxemia (desaturación comprobada por pulsioximetría) o hi- poventilación, y se evitará en las demás situaciones, a fin de reducir el riesgo de distensión gástrica, re- gurgitación o vómito y aspiración. En la tabla 1 se esquematizan los distintos pasos de la secuencia ordenada de actuación y los tiempos aproximados; el esquema se debe adaptar a cada si- tuación concreta, pero siempre siguiendo los princi- pios esenciales expuestos con anterioridad. PLANIFICACIÓN Y PREPARACIÓN En la fase de planificación, el responsable de la in- tubación debe decidir si está indicada la SRI o alguna de las modalidades alternativas de control de la vía aérea, que requieren técnicas y secuencias de actua- ción diferentes (intubación inmediata, técnicas para la vía aérea difícil), y trazará el plan a seguir en caso de que se produzcan dificultades durante la intubación. La intubación inmediata se realiza sin preoxigena- ción, sin premedicación y sin inducción, yendo direc- tamente a la laringoscopia o iniciando la ventilación manual con presión cricoidea mientras se prepara el ma- terial de intubación, y está indicada en pacientes con paro cardiaco o respiratorio, con paro inminente (res- piración agónica o hipotensión profunda acompaña- dos de inconsciencia) o en coma profundo con aboli- ción de reflejos de la vía aérea. Los algoritmos para la vía aérea difícil2,3 se ponen en marcha tras una evaluación rápida que pone de manifiesto la posibilidad de encontrar dificultades para la intubación o para la ventilación, e incluyen otras técnicas, como la intubación nasotraqueal o broncoscópica, que no se tratarán aquí. En cualquier caso, siempre se tendrá preparado un plan de actuación en el caso de que la intubación re- sulte fallida (uso de dispositivos alternativos, como la mascarilla laríngea o el combitubo, o la vía aérea quirúrgica). PREINDUCCIÓN Preoxigenación La preoxigenación es fundamental para que el pa- ciente supere el período de apnea que va a seguir sin que se produzcan desaturación arterial de oxígeno e hipoxia tisular4 . La ventilación manual se evita siem- pre que sea posible (siempre que la saturación parcial de oxígeno [SpO2] sea superior al 90% y no esté des- cendiendo rápidamente) para evitar la insuflación gástrica y reducir así el riesgo de regurgitación o vó- mito y aspiración. Sin embargo, algunos enfermos tienen que ser ventilados manualmente antes de la la- ringoscopia; en estos casos se debe utilizar siempre oxígeno a flujos máximos, bolsa autohinchable con reservorio de oxígeno y presión cricoidea. Premedicación En el contexto de la secuencia rápida de intuba- ción, la premedicación consiste en la administración de fármacos para mitigar los efectos adversos asocia- dos con la intubación o con los fármacos seleccionados para la fase de inducción. El término LOAD es útil para recordar los fármacos más utilizados en esta fa- se de la secuencia: lidocaína, opiáceo, atropina y do- sis defasciculante de un bloqueante neuromuscular. La lidocaína administrada tres minutos antes de la intubación (1-2 mg/kg intravenosos [iv]) es un fár- maco muy útil en la prevención de la broncoconstricción refleja y el laringoespasmo provocado por la instru- mentación de la vía aérea5 . Puede tener utilidad en la secuencia de intubación en pacientes con asma grave o con hipertensión intracraneal. Además, puede tener efecto atenuante de la respuesta hemodinámica a la intubación, efecto que se ha de tener en cuenta en pa- cientes con disección aórtica, hemorragias cerebrales 1. Planificación y preparación (< 10 min) 2. Preinducción: a. Preoxigenación (< 5 min) b. Considerar premedicación (< 3 min) 3. Fase de apnea (duración: 1 min): a. Inducción (parálisis e hipnosis simultáneas): 0 min b. Posición del paciente y presión cricoidea: 20 seg c. Laringoscopia: 45-60 seg d. Paso del tubo: >1 min 4. Comprobación de la posición del tubo TABLA 1. Esquema de la secuencia rápida de intubación min: minutos; seg: segundos. (3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 4Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 3. secundarias a roturas aneurismáticas, isquemia mio- cárdica, etc.6 . Los opiáceos proporcionan analgesia, hecho im- portante si tenemos en cuenta que, salvo la ketamina, el resto de inductores no poseen este efecto. El con- trol del dolor implica una atenuación en la respuesta neurovegetativa a la laringoscopia, que evita efectos hemodinámicos deletéreos. Numerosos estudios han evidenciado mejores condiciones de intubación aso- ciando un opiáceo al hipnótico cuando no se utilizan bloqueantes neuromusculares5,7 . De todos los opiáceos disponibles el más usado es el fentanilo, a dosis de 1-2 µg/kg, ya que es más liposoluble que la morfina, produce menos liberación de histamina y proporcio- na mayor estabilidad hemodinámica. El uso de atropina en la fase de premedicación es una práctica poco extendida en la intubación de pa- cientes adultos. Se utiliza como profilaxis de la bra- dicardia inducida por los efectos vagales producidos durante la laringoscopia y por los efectos colinérgi- cos de la succinilcolina. Estos efectos son más fre- cuentes en niños menores de 10 años. La administración de dosis defasciculadoras consis- te en la administración inicial de dosis subparalizantes de un bloqueante no despolarizante (por ejemplo, 0,01 mg/kg de vecuronio) previas a la administración de succinilcolina para evitar las fasciculaciones y to- das sus consecuencias. Esta práctica tiene actualmente escaso interés al estar disponibles bloqueantes neuro- musculares no despolarizantes de acción rápida. Otros fármacos utilizados en esta fase son: el mida- zolam, por su efecto amnésico y para disminuir la in- cidencia de mioclonías producidas por el etomidate o los efectos psiquiátricos de la ketamina, y los bloque- antes beta (fundamentalmente esmolol), para el con- trol de la respuesta cardiovascular a la laringoscopia8 . FASES DE APNEA Parálisis e hipnosis simultáneas (inducción) La elección del fármaco inductor influye inequí- vocamente en las condiciones de intubación durante la técnica de la secuencia rápida, incluso con el uso de bloqueantes neuromusculares. Además de las carac- terísticas farmacocinéticas y farmacodinámicas de cada agente, existe una serie de factores que pueden influir en la acción del fármaco, como son el gasto cardiaco, la redistribución del flujo en situaciones de shock o la correcta dosificación9-12 . Todos los fárma- cos inductores, por el hecho de producir sedación, provocan descensos de la presión arterial, al dismi- nuir el tono simpático que acompaña al dolor y la an- siedad. Se han de tener en cuenta todos estos factores para no dificultar de forma innecesaria las maniobras de intubación13 . Ningún fármaco es el agente de elección universal en la SRI. Determinados fármacos ofrecen ventajas específicas en diferentes situaciones clínicas, pero to- dos tienen efectos secundarios y contraindicaciones que se deben tener siempre en cuenta (tabla 2). Etomidate Se trata de un derivado imidazólico con escasa re- percusión hemodinámica14-16 . Puede producir un des- censo máximo del 10% en la presión arterial y en el índice cardiaco con un discreto aumento de la fre- cuencia cardiaca. No limita la respuesta hemodiná- mica a la intubación. Es de los inductores que menos depresión respiratoria producen. No aumenta la reac- tividad de la vía aérea. En el 10% de los pacientes puede producir hipo y tos. Tras una dosis de induc- ción produce hipnosis a los 30 segundos, que se man- tiene durante unos 5 minutos. Disminuye el consumo de oxígeno y el flujo sanguíneo cerebral, descendien- do la presión intracraneal (PIC) en los pacientes que la tienen elevada. Mantiene la respuesta vascular ce- rebral a la hiperventilación. Su efecto indeseable más importante es la disminución de la síntesis del corti- sol por inhibición de la enzima 11-beta-hidroxilasa y se ha descrito un aumento de la mortalidad cuando se usa de forma prolongada. Asimismo, se ha encontra- do una alteración de la respuesta suprarrenal a la es- timulación con ACTH exógena en las horas que si- guen a la administración de etomidate en bolo, por lo que su uso debe evitarse en pacientes en shock sépti- co17,18 . De utilizarse etomidate como agente inductor, la prueba de estimulación con ACTH debería retra- sarse al menos entre 12 y 24 horas para no interferir conlosresultados.Serecomiendaelusodeketamina,co- PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 5 Fármaco Dosis de inducción Tiempo de inicio* Ventajas Inconvenientes / contraindicaciones Etomidate 0,3 mg/kg 30 seg Estabilidad hemodinámica ↓ síntesis de cortisol (12 horas) Mioclonías. Trismus Ketamina 0,5-2 mg/kg 30 seg Estabilidad hemodinámica. ↑ PIC Efecto broncodilatador Patología coronaria y vascular grave Enfermos psiquiátricos Propofol 1-2,5 mg/kg 40 seg Rapidez de efecto Inestabilidad hemodinámica ↓ reflejos laríngeos Hipovolemia Midazolam 0,1-0,4 mg/kg 120 seg Buen sedante postintubación Hipovolemia Tiopental 5-7 mg/kg 15 seg Rapidez de efecto Inestabilidad hemodinámica ↓ PIC Porfiria TABLA 2. Principales características de los inductores utilizados en la secuencia rápida de intubación *El tiempo de inicio depende de varios factores: dosis utilizada, gasto cardiaco, volemia, etc. PIC: presión intracraneal; seg: segundos. (3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 5Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 4. mo alternativa al etomidate, para la inducción anesté- sica durante la intubación de aquellos pacientes críti- cos en los que se prevea la realización de esta prueba diagnóstica19 . La administración de etomidate puede producir movimientos mioclónicos y trismus por li- beración subcortical, cuya incidencia se puede redu- cir con la administración previa de midazolam o un opiáceo20 . También puede producir náuseas y vómi- tos. La administración de etomidate por vía periféri- ca puede producir intenso dolor local debido al pro- pilenglicol presente en la emulsión inyectable. Es el fármaco de elección para la inducción en pacientes hemodinámicamente inestables con aumento de la PIC, excepto pacientes en shock séptico. La dosis de inducción es de 0,2-0,4 mg/kg iv. Ketamina Es un derivado de la fenciclidina y es el único in- ductor anestésico que proporciona simultáneamente sedación y analgesia, manteniendo los reflejos de la vía aérea y la respiración, sin efectos hemodinámicos importantes. La ketamina actúa sobre los receptores postsinápticos de los canales del N-metil-D-aspartato de las vías tálamo-corticales, de forma que inhibe la activación del glutamato y por tanto los efectos exci- tatorios de éste sobre las neuronas centrales. Además, antagoniza los receptores muscarínicos y nicotínicos de la acetilcolina. Estimula la actividad del sistema nervioso simpático, produciendo aumento de la pre- sión arterial, la frecuencia cardiaca y la broncodila- tación, debido a la inhibición de la recaptación de ca- tecolaminas21,22 . Sin embargo, la ketamina presenta un efecto depresor miocárdico importante de forma di- recta23 que prevalece clínicamente en pacientes con niveles máximos de catecolaminas circulantes (por ejemplo, en estadios finales de shock) o bloqueo de los receptores24 . Desde el punto de vista respiratorio, la ketamina tiene un potente efecto broncodilatador mediado por el aumento de catecolaminas circulantes y un efecto directo que produce la relajación del mús- culo liso bronquial, aunque también puede producir broncorrea25 . De forma ocasional, se puede producir apnea transitoria, fundamentalmente cuando se admi- nistra a dosis elevadas y de forma muy rápida. Tras una dosis de inducción, produce hipnosis a los 30 segundos, con una duración de efecto de entre 10 y 15 minutos, dependiendo de la dosis empleada. Produce una hipnosis disociativa con conservación de los reflejos corneal, deglutorio y tusígeno, como consecuencia de la interrupción de la información aferente entre la sustancia reticular ascendente y el neocórtex en el tálamo. El paciente puede permane- cer con los ojos abiertos, nistagmus, lagrimeo y mi- driasis. Además, pueden presentarse un aumento del tono muscular y movimientos mioclónicos. Eleva la presión intraocular. Incrementa el flujo sanguíneo cerebral y el metabolismo cerebral, de forma que aumenta la PIC pero mantiene la respuesta vascular cerebral a la hiperventilación. Entre un 10 y un 30% de los pacientes tiene alucinaciones, delirios o pesa- dillas, sobre todo durante la primera hora, siendo es- tos efectos más frecuentes en adultos, en mujeres, si se administra muy rápidamente y en pacientes con antecedentes de enfermedades psiquiátricas26 . Estos efectos psiquiátricos se reducen cuando se administra conjuntamente con midazolam o propofol27 . Es de elección en pacientes con grave compromiso hemo- dinámico y se ha de tener en cuenta en la inducción de pacientes con broncoespasmo. Constituye la alter- nativa al etomidate en la inducción del paciente con shock séptico. No se aconseja su uso en pacientes con hi- pertensión intracraneal, patología coronaria y vascu- lar grave o con antecedentes de enfermedades psi- quiátricas. La dosis de inducción es de 0,5-2 mg/kg iv. Propofol Es un alquilfenol de vida media muy corta que es vehiculizado en emulsión con lípidos. Induce hipnosis rápida, usualmente a los 40 segundos de su adminis- tración. Produce importante depresión cardiovascular con hipotensión transitoria cuando se administra en bolo, debido a un descenso en las resistencias vascu- lares sistémicas y de la contractilidad miocárdica. Además, induce un ligero descenso en la frecuencia cardiaca (cuando se administra en perfusión conti- nua las alteraciones hemodinámicas son mínimas). Li- mita la respuesta hemodinámica a la intubación28,29 . Presenta un efecto depresor respiratorio de forma do- sis-dependiente, y, sin embargo, se le ha atribuido un efecto broncodilatador directo30 . Facilita la laringos- copia por su efecto depresor de la reactividad al estí- mulo faríngeo y laríngeo, mejorando las condiciones de intubación31 . Reduce el consumo de oxígeno y el flujo sanguíneo cerebral con disminución de la PIC, pero dependiendo de la disminución de la presión ar- terial media también puede descender la presión de perfusión cerebral. El propofol cumple muchas de las características propias del inductor ideal: actúa rápi- damente, inhibe reflejos laríngeos, no produce bron- coespasmo, puede producir apnea durante un breve lapso de tiempo y muestra escasa variabilidad inte- rindividual; sin embargo, su importante efecto depresor hemodinámico limita su uso en el contexto del enfer- mo crítico. Se indica para inducción anestésica en pacientes con traumatismo craneoencefálico hemo- dinámicamente estables, en la realización de procedi- mientos diagnósticos o terapéuticos y en la adapta- ción a la ventilación mecánica. Está contraindicado en pacientes con inestabilidad hemodinámica25 . La dosis de inducción es de 1-2,5 mg/kg iv. Midazolam Se trata de una benzodiacepina caracterizada por su rapidez de actuación y su corta vida media. Presenta metabolismo oxidativo (isoenzima 3A4 del citocromo P450) y aclaramiento hepático. En gene- ral, tras la administración iv de midazolam se produ- cen sólo pequeños cambios hemodinámicos32 . Puede producir un descenso en la presión arterial media de hasta el 20%, ligado a un ligero aumento en la fre- PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO 6 Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 (3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 6Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. 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  • 5. cuencia cardiaca, manteniendo el índice cardiaco. Estos efectos son más importantes cuando se admi- nistra a dosis altas o rápidamente y son más frecuen- tes en ancianos o enfermos hipovolémicos33 . No bloquea la respuesta hemodinámica a la intu- bación. Posee efecto depresor central de la respira- ción dependiendo de la dosis. Su efecto sedante comienza aproximadamente a los dos minutos de su administración y es máximo a los 5-10 minutos. Produce ansiolisis, amnesia anterógrada, hipnosis y efecto anticonvulsionante de forma dosis-dependiente. Disminuye el consumo de oxígeno y el flujo sanguí- neo cerebral. Disminuye la PIC, pero puede disminuir la presión de perfusión cerebral por disminución de la presión arterial media34 . Sus efectos hemodinámicos, la relativa lentitud en el inicio del efecto sedante má- ximo y la gran variabilidad interindividual son carac- terísticas que limitan relativamente su uso como inductor en solitario. La dosis de inducción es de 0,1- 0,4 mg/kg. Tiopental Es un barbitúrico de acción ultracorta que actúa potenciando el tono inhibidor del receptor gamma- aminobutírico (GABA). Posee un potente efecto de- presor cardiovascular, con disminución de la contrac- tilidad miocárdica, venodilatación y disminución de las resistencias vasculares, induciendo hipotensión. Estos efectos son más importantes en pacientes ines- tables. Produce descenso en la frecuencia respiratoria y volumen corriente dependiendo de la dosis. La apnea se presenta tras 30-90 segundos de la adminis- tración. La incidencia de laringoespasmo, broncoes- pasmo e hipo es relativamente elevada al no deprimir por completo los reflejos de las vías aéreas. Produce inconsciencia de forma muy rápida (de 10 a 15 se- gundos) debido a su elevada solubilidad lipídica. No tiene efecto analgésico, e incluso a dosis bajas puede producir anti-analgesia. El tiopental disminuye el metabolismo y el flujo sanguíneo cerebral de forma dosis-dependiente. A dosis elevadas produce brotes de supresión eléctrica cerebral. Está absolutamente contraindicado en la porfiria35 y su uso se desaconse- ja en pacientes con inestabilidad hemodinámica y/o disminución de la precarga. En la actualidad, la dis- ponibilidad de agentes con menores efectos hemo- dinámicos relega a un segundo plano el uso de tio- pental en la secuencia rápida de intubación. Bloqueantes neuromusculares en la secuencia de intubación rápida La mayoría de los autores están de acuerdo en que los bloqueantes neuromusculares deben formar parte de la técnica de intubación. Diferentes estudios en adultos y niños demuestran que se producen más complicaciones y más fracasos en asegurar la vía aé- rea cuando se realiza la intubación sin usar un blo- queante neuromuscular36,37 . Todo esto justifica que hasta el 95% de los Servicios de Medicina de Urgen- cias de hospitales docentes estadounidenses empleen bloqueantes neuromusculares en el protocolo de ma- nejo de la vía aérea del paciente crítico38-40 . Ningún fármaco es el agente de elección en la SRI. Todos los fármacos ofrecen ventajas en las diferentes situaciones clínicas, pero todos tienen efectos secun- darios y contraindicaciones que hay que tener siem- pre en cuenta41 . El relajante muscular ideal en la SRI en pacientes críticos es aquél que minimiza el riesgo de aspiración e hipoxia, tiene mínimos efectos hemodinámicos y sistémicos y una recuperación no necesariamente rá- pida42 . La mayoría de los pacientes inducidos con succinilcolina, el bloqueante neuromuscular de ac- ción más breve, sufre una apnea con una desaturación peligrosa de la hemoglobina antes de la recuperación de su efecto; además, existe un porcentaje no despreciable de la población en que existe déficit de colinesterasa, que puede prolongar el efecto de la succinilcolina du- rante varias horas43 . La elección del hipnótico y el opiáceo en la SRI y el uso de premedicación están influenciados por la elección del relajante muscular. La elección del agen- te hipnótico depende del inicio de la acción del rela- jante7,44 . Cuando se utiliza succinilcolina como blo- queante neuromuscular, se administra a continuación del hipnótico, mientras que cuando se utiliza rocuro- nio el orden de administración se invierte; el objetivo es conseguir la hipnosis y el bloqueo simultáneamente y acortar el tiempo hasta la laringoscopia. La succinilcolina, introducida en los años cincuenta, a dosis de 1-1,5 mg/kg, es el único bloqueante neuro- muscular despolarizante usado en la SRI. Sin embar- go, debido a su mecanismo de acción despolarizante sobre la placa motora, puede provocar graves efectos secundarios45 (tabla 3). Hasta un 35% de los pacien- tes que ingresan en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) tienen algún factor de riesgo para el uso de la succinilcolina, lo que obliga a disponer de fármacos alternativos46 . El uso rutinario de la succinilcolina es cuestionable en el ámbito de los Servicios de Medi- cina Intensiva con el uso de las modernas técnicas anestésicas (mascarilla laríngea) y la aparición de nuevos fármacos con menos efectos secundarios (ro- curonio). La succinilcolina no debe ser una opción en la anestesia pediátrica electiva47-49 . El rocuronio es el bloqueante de elección en la SRI. Es el bloqueante neuromuscular no despolari- zante comercializado de mayor rapidez de acción. A dosis de 0,6-1,2 mg/kg y administrado antes del hipnótico ofrece una adecuada condición para la in- tubación, así como un período más corto de apnea en la inducción durante la SRI50-52 . El rocuronio es un relajante de baja potencia. Su mayor ventaja es su rápido inicio de acción (60-90 se- gundos), aunque no es tan rápido como la succinilco- lina. Tiene efectos vagolíticos mínimos y no libera histamina, ni siquiera a altas dosis. Es eliminado por el hígado y su perfil farmacocinético es similar al del vecuronio. No tiene metabolitos activos. Hasta un 35% de los pacientes que ingresan en la UCI presen- tan algún factor de riesgo para el uso de la succinil- PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 7 (3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 7Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 6. colina46 . Por estas razones el rocuronio es el bloque- ante neuromuscular con mejor perfil riesgo/beneficio para ser usado en pacientes críticos. En el momento actual está en fase III el sugamma- dex (Org 25695), una gamma ciclodextrina modificada cuya acción consiste en encapsular al rocuronio en su lugar de acción, sin actuar en la acetilcolinesterasa, por lo que carece de efectos en el sistema autonómico. Con ello, el efecto del bloqueo neuromuscular desa- parece en menos de 2 minutos53 . Posición del paciente y presión cricoidea La correcta posición del paciente es fundamental para el éxito de la intubación, y es uno de los prin- cipales determinantes de la visibilidad de la glotis du- rante la laringoscopia. Se considera idónea la posición de olfateo (sniffing)54 : con la cabeza hiperextendida con respecto al cuello (excepto en casos de sospecha de traumatismo cervical) y el cuello flexionado con respecto al tronco, lo que se consigue habitualmente elevando ligeramente la cabecera de la cama o colo- cando bajo el occipucio una pequeña almohada. Se han propuesto modificaciones de la posición de olfateo a fin de mejorar la visión laringoscópica; en general, una mayor flexión del cuello produce una mayor visibilidad de las estructuras glóticas55,56 . Los enfermos con disnea toleran mal el decúbito, por lo que en muchos casos es necesario colocarlos en posición de sedestación durante la administración de los fármacos de la inducción y mantener dicha po- sición hasta que se inicia la hipnosis, inmediatamen- te antes de proceder a la laringoscopia. La presión cricoidea (maniobra de Sellick) consiste en la aplicación de una presión firme sobre el cartílago cricoides con los dedos pulgar e índice en sentido dorsal hacia la columna cervical, a fin de ocluir la luz esofágica y evitar la regurgitación de contenido gás- trico. Al mismo tiempo, la presión cricoidea desplaza la glotis hacia abajo, lo que puede facilitar su visión laringoscópica. Si es necesaria la aplicación de venti- lación manual, la presión cricoidea disminuye la entrada de aire en la vía digestiva. La presión cricoi- dea debe mantenerse desde el momento de producir- se la hipnosis hasta completarse la intubación y com- probarse la correcta colocación del tubo en la tráquea. Se ha señalado que la maniobra de Sellick en determi- nadas circunstancias puede dificultar la visión larin- goscópica o la intubación57 . Durante la laringoscopia, el intubador decidirá en función de la visualización que consigue si se mantiene, modifica o retira la pre- sión cricoidea. Laringoscopia La visualización incompleta de la glotis durante la laringoscopia se da en cerca del 10% de los casos en manos experimentadas, y en la mayoría de las oca- siones no impide finalmente la intubación, aunque puede retrasarla. En manos poco experimentadas, sin embargo, su incidencia es mucho más frecuente y obedece por lo general a una incorrecta técnica de in- tubación, bien por la colocación inadecuada del pa- ciente o bien por una laringoscopia incorrecta. Se ha demostrado en multitud de estudios que no usar blo- queantes neuromusculares para la intubación se aso- cia a un mayor número de fracasos en la intubación. La dificultad para la visualización de la glotis du- rante la laringoscopia se evalúa mediante los grados de Cormack y Lehane58 (tabla 4). En los grados I y II, la intubación no suele dar problemas; en los grados III y IV, la intubación puede presentar gran dificultad o resultar imposible; en este caso es imprescindible disponer de un fiador interno a través del tubo para poder dirigirlo al lugar deseado, y es útil la moviliza- ción de la glotis mediante la maniobra BURP (back- ward, upward, rightward, pressure)59 , que consiste en el desplazamiento del cartílago tiroides en sentido dorsal a fin de empujarlo hacia la columna cervical, 2 centímetros en sentido cefálico, hasta notar una resis- tencia suave, y 0-0,5 centímetros hacia la derecha. La movilización de las estructuras glóticas mediante es- ta maniobra mejora la visualización de la glotis y mo- difica el grado de Cormack y Lehane. En un estudio reciente, esta técnica eliminó todos los grados III y IV de Cormack y Lehane llevando la glotis al campo de visión del intubador en los 12 casos en que no se vi- sualizaba y permitiendo la visualización completa de la glotis (grado I) en el 85% de los grados II y III60 . COMPROBACIÓN DE LA INTUBACIÓN TRAQUEAL Hay multitud de datos anecdóticos que atestiguan que las intubaciones esofágicas pueden pasarse por PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO 8 Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 Insuficiencia renal aguda y crónica Hiperpotasemia Hipertensión intraocular Hipertensión intracraneal Antecedentes de hipertermia maligna Inmovilidad prolongada (más de 5 días) Uso previo de bloqueantes neuromusculares Enfermedades neuromusculares Sección medular Traumatismo muscular grave Grandes quemados Bradicardia extrema Alergia a la succinilcolina Déficit de pseudocolinesterasa TABLA 3. Contraindicaciones de la succinilcolina I. Se visualiza toda la glotis (mitad anterior y posterior de las cuerdas vocales, cartílagos aritenoides) II. Se visualiza la glotis parcialmente (mitad posterior de las cuerdas vocales [IIa] o sólo los cartílagos aritenoides [IIb]) III. No se visualiza la glotis; se visualiza la epiglotis IV. No se visualizan ni la glotis ni la epiglotis; sólo se visuali- zan la lengua y el paladar blando TABLA 4. Visualización de la glotis durante la laringoscopia: grados de Cormack y Lehane (3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 8Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 7. alto a pesar de una auscultación pulmonar y una ra- diografía de tórax que sugieran la colocación del tu- bo en la tráquea. En el ambiente prehospitalario, el porcentaje de intubaciones realizadas por paramédi- cos mal posicionadas puede ser tan alto como del 25% cuando los pacientes intubados fuera del hospi- tal se evalúan a la llegada a Urgencias61 . Por estos mo- tivos, se recomienda una atención prioritaria a la comprobación de la correcta posición del tubo en la tráquea. Comprobación inicial Durante la intubación, la visualización directa del paso del tubo a través de las cuerdas vocales es una evidencia convincente de la correcta colocación del tubo en la tráquea cuando quien ha realizado la intu- bación es alguien experimentado, pero se trata de una técnica subjetiva, con posibilidad de error, por lo que es conveniente su verificación mediante técnicas adicio- nales. En ocasiones es útil la repetición de la laringos- copia para comprobar la entrada del tubo por la glotis. Comprobaciones clínicas rutinarias Al finalizar la intubación se realizan la ausculta- ción torácica y epigástrica, la comprobación del mo- vimiento del tórax y el empañamiento del tubo con gas espirado, pero ninguno de estos signos físicos es suficientemente fiable en todos los casos para asegu- rar que el tubo se encuentra en la tráquea. En un estu- dio comparativo entre varias técnicas se encontró que, en manos experimentadas, la auscultación del tórax no tuvo ningún error para detectar intubación traqueal e intubación esofágica, mientras que la aus- cultación llevada a cabo por estudiantes de Medicina llevó a conclusiones erróneas en el 30% de los ca- sos62 . Se recomienda realizar la auscultación del tórax de manera sistemática en cinco puntos: ambas fosas infraclaviculares, ambas axilas (en línea intercostal media a la altura del quinto espacio intercostal), y epigastrio. Se ha señalado que la auscultación axilar y epigástrica es más fiable que la auscultación del tó- rax anterior para detectar la posición del tubo63 . El pulsioxímetro es de uso obligado durante todo el pro- cedimiento de la SRI y después, pero el manteni- miento de buenas saturaciones no es prueba de una correcta posición del tubo cuando la preoxigenación ha sido buena, y la intubación esofágica puede no tra- ducirse en desaturación hasta unos minutos después, cuando ya la vigilancia del enfermo se puede haber relajado. La radiografía de tórax de control se debe realizar de rutina en todo paciente grave que requiere intuba- ción, pero su finalidad no es comprobar que el tubo se encuentra en la tráquea, sino la posición del tubo dentro de la misma, a fin de corregir posiciones demasiado dis- tales, cerca de la carina o en un bronquio principal (ca- si siempre el derecho), o demasiado proximales, en cuyo caso el tubo se puede salir en una maniobra in- tempestiva de hiperextensión del cuello. Técnicas de verificación instrumentales Incluyen la capnometría y los dispositivos de de- tección esofágica. La detección de CO2 espirado tie- ne sensibilidad y especificidad cercanas al 100% en el paciente con circulación espontánea, pero su inter- pretación es difícil en los casos de paro cardiaco o en presencia de hipoperfusión marcada, en que los nive- les bajos de CO2 espirado pueden deberse a la baja perfusión sistémica. La práctica totalidad de falsos negativos para detección esofágica se han producido en situaciones de hipoperfusión grave, como en el pa- ro cardiaco o el edema pulmonar. Los dispositivos de detección esofágica son sencillos, baratos y fiables, pero existen falsos positivos y falsos negativos en su- jetos obesos, en pacientes con una gran cantidad de aire en el esófago y en pacientes con secreciones pul- monares abundantes. Las recomendaciones de diversas sociedades científicas, como el American College of Emergency Physicians64,65 y las guías de Resucitación Cardiopul- monar de la American Heart Association66 , recomiendan la utilización de dispositivos de verificación instru- mental de la intubación traqueal. RECOMENDACIONES 1. Las técnicas de control de la vía aérea constitu- yen una de las principales habilidades que debe pose- er el intensivista. 2. La SRI es el procedimiento de elección para lo- grar el acceso y el control inmediato de la vía aérea en la mayoría de los enfermos críticos. 3. La elección del fármaco inductor influye ine- quívocamente en las condiciones de intubación durante la técnica de la SRI, incluso con el uso de blo- queantes neuromusculares. 4. El etomidate altera la función suprarrenal, por lo que debe evitarse en pacientes en shock séptico. 5. El etomidate es el fármaco de elección para la inducción en pacientes hemodinámicamente inesta- bles o con sospecha de hipertensión intracraneal. 6. La ketamina es de elección en pacientes con gra- ve compromiso hemodinámico (excepto el shock car- diogénico) y se ha de tener en cuenta en la inducción de pacientes con broncoespasmo grave. Constituye la alternativa al etomidate en la inducción del paciente con shock séptico. 7. La ketamina está contraindicada en pacientes con hipertensión intracraneal, patología coronaria y vascular grave o con antecedentes de enfermedades psiquiátricas. 8. El propofol es una alternativa válida para la inducción anestésica en pacientes con sospecha de hipertensión intracraneal sin riesgo de deterioro hemodinámico. Está contraindicado en pacientes con inestabilidad hemodinámica. 9. El uso de fármacos bloqueantes neuromuscula- res aumenta el éxito y reduce las complicaciones de la secuencia rápida de intubación. 10. El rocuronio es el bloqueante neuromuscular con mejor perfil riesgo/beneficio para ser usado en la PALENCIA-HERREJÓN E ET AL. INTUBACIÓN DEL ENFERMO CRÍTICO Med Intensiva. 2008;32 Supl 1:3-11 9 (3-11) Intubaci n del enfermo... E. Palencia.qxp 21/01/2008 15:41 PÆgina 9Documento descargado de http://www.elsevier.es el 11/07/2012. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
  • 8. secuencia rápida de intubación en pacientes críticos. La succinilcolina no se debe utilizar salvo que exista certeza de la ausencia de contraindicaciones. Declaración de conflicto de intereses Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses BIBLIOGRAFÍA 1. Walls RM. Rapid sequence intubation. En: Walls RM, edi- tor. Manual of emergency airway management. Philadelphia: Lippincott Williams and Wilkins; 2000. 2. American Society of Anesthesiologists Task Force on Management of the Difficult Airway. Practice guidelines for ma- nagement of the difficult airway: an updated report by the American Society of Anesthesiologists Task Force on Manage- ment of the Difficult Airway. Anesthesiology. 2003;98:1269-77. 3. Hagberg C. Handbook of difficult airway management. Philadelphia: Churchill Livingstone; 2000. 4. Heier T, Feiner JR, Lin J, Brown R, Caldwell JE. 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