Lo notable del retrato del Jesús de la tradición del cristianismo es la desproporción absoluta entre historia y teología. Para el cristiano, el Jesús histórico y el Cristo de la fe son el mismo, hasta el punto en que no encuentra ninguna incoherencia entre la imagen que ofrece el evangelio y la que ofrece el Credo. De este problema surge la importancia del evangelio de Marcos en la investigación objetiva del Jesús histórico
Tras una breve introducción de lo que representa el Evangelio según Marcos, analizaremos el contexto histórico en el que nace Jesús para profundizar en su mensaje y en su obra (índice en pag.12)
3. 1. Los evangelios.
1.1 Introducción.
"Evangelio", del griego "εὐαγγέλιον", se traduce como "la buena nueva" referida en este caso
a la anunciación de la llegada del reino de Dios por Jesús de Nazaret. En el Nuevo Testamento
se recogen los 4 evangelios canónicos que los principales centros de la cristiandad han
considerado de origen apostólico. Estos 4 evangelios sinópticos, en principio anónimos ya que
su autor no se identifica en ellos, han sido atribuidos por la Iglesia a Mateo, Lucas, Marcos y
Juan. Cada uno de ellos narra, con sus respectivas variaciones, episodios de la vida, muerte y
resurreción de Jesús de Nazaret.
Cabe hacer mención a los evangelios apócrifos como el de Tomás, Valentín, Judas o
Nicodemo, que a pesar de ser similares en estilo y contenido han sido excluidos del cánon
testamentario por la tradición eclesiástica por incluir detalles sobre la vida, obra o carácter de
Jesús que fueron considerados como inapropiados.
Aunque la narración de estos evangelios sea rica en detalles sobre el tiempo, el espacio y las
circunstancias de la vida de Jesús, los autores de los evangelios no pretendían plasmar
únicamente la historia del profeta. A través de una forma literaria biográfica, los evangelios se
concibieron como vehículo para la predicación de la Iglesia primitiva. Permitíeron expandir el
mensaje de Jesús por todos los rincones, desvelar la presencia de Dios en la resurreción de
Jesús a todo el mundo. Un Dios que defendia la dignidad de los pobres, que ofrecía el perdón
y la salvación a los pecadores. Un Dios que ponía al alcance de cualquiera la esperanza de la
salvación y la trascendencia a una existencia mejor después de una vida de fé y penitencia.
1.2 Evangelio según Marcos.
En este ensayo, nos centraremos en concreto en el evangelio de Marcos y en el jesús que se
nos presenta en él. Durante una gran parte de la historia del cristianismo, el evangelio de
Marcos fué considerado el menos influyente de los cuatro, hasta el punto de ser considerado
como un resumen del de Mateo, lo que provocó que el interés en su estudio y sus comentarios
fuese bastante escaso en comparación a los otros tres.
Sin embargo, la aparición del "problema sinóptico"centrada en las similitudes de los
evangelios entre sí puso en tela de juicio el origen y la influencia de los mismos. Finalmente,
4. un análisis de los cuatro evangelios canónicos y la fuente Q (una fuente formada por
parábolas y sermones de Jesús como el "Padre Nuestro") concluyeron que el de Marcos fué el
primero de los evangelios y que, al contrario de lo que se creía, fueron el de Mateo y el de
Lucas los que se inspiraron en él. Esta evidencia de que el evangelio de Marcos fué el primero
en ser escrito, ha cambiado totalmente su situación y ha logrado que numerosos
investigadores se centren en el estudio de este evangelio para intentar desentrañar la figura del
Jesús histórico.
Lo notable del retrato del Jesús de la tradición del cristianismo es la desproporción absoluta
entre historia y teología. Para el cristiano, el Jesús histórico y el Cristo de la fe son el mismo,
hasta el punto en que no encuentra ninguna incoherencia entre la imagen que ofrece el
evangelio y la que ofrece el Credo. De este problema surge la importancia del evangelio de
Marcos en la investigación objetiva del Jesús histórico.
El evangelio de Marcos comienza con la aparición en público de Jesús en su bautismo con
Juan el Bautista y finaliza con el descubrimiento de su tumba vacía y las primeras apariciones
tras su supuesta resurreción. El autor "titula" dicho evangelio como "Principio de la buena
nueva de Jesús Cristo, Hijo de Dios" (1:1.) , aunque en ningún momento del evangelio Jesús
se reconoce como tal, pues siempre se refiere a él mismo como "Hijo de Hombre". Tan solo
en los momentos previos a su captura, cuando la congoja y el pavor se acongojan de él, clama
a los cielos gritando ¡Abbá! (Padre) (14:36) . Compasivo y piadoso pero, al igual que en otros
textos considerados apócrifos, llega a perder la calma y a encolerizarse en ciertas ocasiones,
como podemos ver en el episodio en que se enfada de manera absurda con una higuera que no
da frutos y la maldice (11:12-14), es por ello que encontramos en el evangelio de Marcos un
Jesús menos divino y más humano que el que nos presenta la tradición cristiana. Sin embargo,
antes de profundizar en la figura de Jesús, conviene establecer las bases del contexto histórico
que nos permitiran entender el impacto de su mensaje en aquellos tiempos.
2. Contexto histórico, social y político.
2.1 Israel bajo el dominio del Imperio Romano.
El conflicto entre Jesús y la autoridad religiosa y secular fuera de Galilea se debió en parte a
5. su procedencia. ¿Qué significaba en estos años ser un judío de Galilea?
Palestina era una región sometida al Imperio de Roma desde que el general Pompeyo
conquistó Jerusalén sesenta años antes del nacimiento de Jesús, y durante más de seis decadas
nadie pudo ofrecer resistencia al poder del Imperio que por aquel entonces era la primera
potencia mundial.
La sociedad estaba claramente dividida en las ciudades y los pueblos de alrededor. En las
primeras habitaban las clases dirigentes, concentrando el poder político, militar y
administrativo, mientras que los pueblos eran ocupados por los campesinos que se encargaban
de trabajar la tierra para abastecer a los que los sometían desde las ciudades. Estos pueblos
sometidos no podian olvidar que estaban bajo el Imperio de Roma: las imágenes del imperio
invadían los templos y los lugares sagrados, como si los habitantes de esas tierras tuvieran que
rendir culto a su nuevo señor; pero, sin duda, el metodo más eficaz para mantener a raya a la
población consistió en infundir el terror a través del castigo de las conductas rebeldes (la
crucifixión de los delincuentes, las masacres e incendios de las ciudades...)
El territorio conquistado no era ocupado por soldados y gobernadores romanos, sino por
soberanos nativos que se convertían en vasallos del emperador. Uno de los más famosos y
crueles de estos soberanos fué Herodes el Grande, que reprimió de manera notable todas las
rebeliones que surgieron durante su reinado. Sin embargo, la furia acumulada en la población
por esta crueldad y represión desembocó en un gran número de rebeliones tras la muerte de
éste; la más notable de ellas la de Judas, hijo de Ezequías, que tomó el palacio real de la
ciudad de Séforis, provocando una masacre por parte de los romanos que no tardaron en
invadir el territorio con sus legiones para acabar quemando la ciudad y algunas aldeas de los
alrededores. El conjunto de levantamientos por parte de algunas sectas judías como los
Zelotes, surgidos en la región de Galilea en esta época, hicieron que el término "Galileo"
adquiriese una connotación negativa.
Tras la muerte de Herodes, cuando Jesús rondaba los 5 años, Antipas pasó a ser el soberano de
una cuarta parte del reino que su padre había dejado, estableciendo la capital en Tiberíades,
junto al lago de Galilea. Los nuevos y ambiciosos proyectos de Antipas, como la construcción
de la capital y la reconstrucción de Séforis, aumentaron la presión hacia los campesinos de
6. Galilea, que se veían forzados a aumentar los tributos a las grandes ciudades que necesitaban
más recursos para llevar a cabo todas las reformas. Mientras tanto, Jesús crecía siendo testigo
de esta desigualdad entre los privilegiados de las grandes ciudades y la pobreza de las familias
campesinas, lo que tendría una gran influencia en su crítica posterior a ese estado de cosas.
2.2 Las tribus del Qumrân y Juan el Bautista.
En el 200 a.C, con motivo de la persecución de los seléucidas, muchas tribus judías migaron a
la zona del Qumrân, habitando en el desierto no se veían obligados a traicionar sus tradiciones
y leyes por presión de los helenos de Jerusalén. Estas sectas, organizadas en un régimen
monacal y esperando al Mesías que les salvaría, trataron de profundizar en el sentido ético
religioso de la ley de Moisés más que cumplir con las minucias referentes a ritos y prácticas
de ésta.
Se considera que los esenios se separaron de la sociedad pecadora para prepararse en el
desierto, mediante la oración y una vida lo más pura posible, el advenimiento de los tiempos
mesiánicos, en un proceso de interiorización del culto religioso iniciado ya por profetas como
Ezequiel.
Los textos hallados en esta zona han sido de gran importancia para el estudio crítico del texto
hebreo del Antiguo Testamento. El hallazgo más importante fué el de la presencia de esta
secta judaica que perduraba durante los tiempos de Cristo, planteando el problema de posibles
influencias en sus orígenes, pues en ellos se trata un ideal espiritualista de la ley que surge
como respuesta inconformista al judaísmo oficial de Jerusalen, dominado por el conflicto
entre fariseos y saduceos. Estos textos nos ponen en contacto directo con el ambiente religioso
judio en que nace el cristianismo, caracterizándolos algunos autores como cuna del mismo.
Algunos críticos también suponen que Juan el Bautista fué adoptado muy joven por una de
estas comunidades esenias, siendo iniciado en sus doctrinas ascéticas de huir al desierto del
mundo pecador. Encontramos todavía mas similitudes entre la vida ascética de juan y las
doctrinas de los esenios en lo que dice Josefo de ellos:
"rehusan los placeres como un mal, y consideran la continencia y el dominio de las pasiones
como una virtud. Renuncian al matrimonio, pero adoptan hijos ajenos todavía tiernos, la edad
propicia para recibir sus enseñanzas; los consideran como de la familia y los educan en sus
7. mismas costumbres." (Flavio Josefo, Bellum Iud. II)
Aunque esta teoría no termina de ser aceptada por el carácter elitista de estas sectas que no
concuerdan para nada con el mensaje de Juan y Jesús, podemos servirnos de estas semejanzas
para entender el contexto de inquietud de las tribus judaicas de la comunidad de Israel. Esta
inquietud, junto a las profecías de los textos sagrados y la anunciación de la llegada del
mesías de estas sectas, coincidiría en el tiempo con la opresión de los romanos y la necesidad
de la salvación de una tierra prometida que estaba siendo corrompida por los romanos. Israel
ya estaba preparada para la llegada de Jesús y la "buena nueva".
3. Jesús y la "buena nueva".
3.1. El bautismo y un nuevo comienzo.
Todo comienza en el Rio Jordán, allí Jesús se encuentra con Juan el Bautista, un profeta del
desierto que ofrecía a todos los que lo necesitasen una conversión radical hacia Dios. Flavio
Josefo explica con precisión lo que Juan hacia allí:
"Juan era un hombre piadoso que exhortaba a los judíos a practicar la virtud, a ejerctarse en la
justicia mutua y en la piedad para con Dios; los invitaba a acercarse al bautismo, pues le parecía
aceptable la absolución bautismal si se hacía no con la intención de que le exima a uno de los
pecados cometidos, sino para purificar el cuerpo una vez que el alma ha sido purificada mediante una
conducta intachable."
(Flavio Josefo, Ant. Iud. VIII 5.2)
Jesús comparte la visión espiritual de Juan, que buscaba preparar al pueblo para su encuentro
con Dios. José Antonio Pagola nos da una breve descripción bastante acertada de lo que
parecían ser las intenciones del mesías después de concer a Juan el Bautista en el Jordán:
"Israel será restaurado, la Alianza quedará renovada y la gente podrá disfrutar de una vida más
digna. Esta esperanza, recogida inicialmente del Bautista, no la olvidará Jesús jamás. Será su
objetivo principal cuando, dentro ya de un horizonte nuevo, se dedique a hacerla realidad sobre todo
entre los más desgraciados: llamar al pueblo a acoger a su Dios, despertar la esperana en los
corazones, trabajar por la restauración de Israel, buscar una convivencia justa y más fiel a la
8. Alianza... Probablemente Jesús iba perfilando ya, en el desierto del Jordán, las grandes lineas de su
misión" (PAGOLA, José Antonio. "Jesús, aproximación histórica" p.85)
El Hijo de Hombre anuncia entonces "la Buena Nueva", el Reino de Dios ya ha llegado. El
pueblo se va a convertir, y Jesús recorrerá Israel con sus doce discípulos predicando el camino
de fé y acogiendo a aquellos que quieran aceptar la invitación a la salvación.
3.2. "Los últimos serán los primeros".
A lo largo del evangelio observamos a Jesús viajando de aldea en aldea, conversando con los
vecinos, curando enfermos y endemoniados, invitando a todos a compartir mesa en
comunidad. No es casualidad que no visitase las grandes ciudades tanto como los pueblos,
pues, como hemos comentado antes, era en estos pueblos donde habitaba el sector de la
población más desfavorecido. Los campesinos se veían presionados por la administración de
las rentas de las ciudades en desarrollo, especialmente en la región de Galilea donde la
reconstrucción de Séforis y la construcción de la capital Tiberíades estaban provocando un
aumento de las "tasas" con las que los campesinos debían de contribuir. En estos pueblos
Jesús tenía la posibilidad de tratar con un gran número de enfermos y endemoniados sobre los
que ejercía su poder curativo (en el que profundizaremos más adelante). Además, era entre
estos campesinos donde se conservaba la verdadera tradición religiosa judía, y donde se
practicaba con mayor fervor.
3.3. Un gran orador.
Jesús había encontrado el lugar idóneo para comenzar el camino hacia la salvación del pueblo,
y enseguida supo captar la atención y hasta la devoción de las gentes del pueblo Palestino.
Una de las principales habilidades de Jesús es el uso de las parábolas: conseguía transmitir el
profundo mensaje espiritual de sus enseñanzas a través de situaciones comunes de las vidas de
aquellas gentes. En el cuarto capítulo del evangelio en cuestión, es el mismo Jesús quien trata
de explicar a sus discipulos la esencia de las parábolas a través de la parábola de las semillas.
Cuando sus discipulos le piden una explicación sobre estas parábolas, Jesús les responde:
"[...]«A vosotros se os ha revelado el misterio del reinado de Dios, pero a los de fuera todo les llega
en parábolas,
para que, mirando, miren y no vean;
y oyendo, oigan y no entiendan;
no sea que se conviertan y se les perdone.»" (Marcos, 4:11-12)
9. O resumido en una frase: "El que tenga oídos para oír, que oiga". Jesús comunicaba lo que
vivía y sentía de una forma clara y sencilla, esparcía las semillas de la fé en las mentes fértiles
de aquellos campesinos. El que se dejaba penetrar por la fuerza de la parábola, estaba
penetrando en el reino de Dios.
3.4. La fuerza sanadora del espíritu santo.
Jesús no solo convencía con las palabras, también con los actos. Recorría las aldeas curando a
los enfermos y expulsando endemoniados, se trataba con cegueras, parálisis, epilepsias...
incluso se acercaba a los leprosos, sanándolos siempre con sus propias manos. No eran
simples enfermedades, sino incapacidades que permitían a los enfermos disfrutar de la vida
plenamente.
Hay que tener en cuenta que en la Galilea de hace dos milenios el modo de ver las
enfermedades no era el punto de vista médico desde el que las entendemos hoy en día, el mal
que aquejaba a estas pobres gentes tenía un origen más religioso que biológico. De nuevo
recurrimos a las palabras de José Antonio Pagola para explicar la concepción semita de estas
enfermedades y la reacción frente a la sanación de Jesús:
"Dios está en el origen de la salud y de la enfermedad. Él dispone de todo como señor de la vida y de
la muerte.[...] En las aldeas que visitaba Jesús, la gente veía de ordinario en la ceguera, la lepra o
cualquier otro tipo de enfermedad grave el castigo de Dios por algún pecado o infidelidad. Por el
contrario, la curación siempre era vista como una bendición de Dios. Por eso, como Dios no quiere la
muerte del pecador, sino que se convierta y viva, el pueblo de Israel esperaba que la intervención
final de Dios traería una vida llena de salud para todos"
(PAGOLA, José Antonio. "Jesús, aproximación histórica" p.168)
Sin embargo, ¿Cómo podríamos explicar el poder curativo de Jesús desde el punto de vista
médico contemporáneo? Jesús atribuye en varias ocasiones la fuerza de la curación a la fé del
paciente (Marcos 5:35), pero esta explicación no es suficiente para explicar uno de los
enigmas sobre la vida de Jesús que todavía están por resolver .
Por una parte, se han tratado de explicar los exorcismos a través del contexto de represión de
la época. A lo largo del evangelio nos encontramos con epilépticos, esquizofrénicos, hombres
que han perdido el juicio y que experimentan constantes "estados alterados de conciencia" en
los que el enfermo proyecta sus conflictos internos hacia un personaje perverso. Esto choca
con lo que pensarían los contemporáneos de Jesús y con lo que todavía hoy la tradición
eclesiástica mantiene: son las fuerzas exteriores malignas las que entran dentro del ser
humano transformando y maldiciendo su espíritu. En oposición a esta postura, vemos en Jesús
la idea de que este mal proviene de dentro del hombre, pues nos advierte en el evangelio que
"nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda volverlo impuro; sino que es lo que
sale del hombre lo que hace impuro al hombre".(Marcos 7:15)
10. Por otra parte, para entender el efecto sanador de sus manos tenemos que acercarnos a
medicinas alternativas, tales como el Reiki o la "pranoterapia" que todavía no han sido
probadas científicamente. Estas medicinas alternativas se basan en la imposición de manos, a
través de las cuales se transmite el "Ki" o el "soplo vital", una fuerza universal que
transmitida al paciente puede acelerar los procesos de recuperación natural del cuerpo. Los
defensores de estas prácticas consideran que Jesús estaba imbuido de esta fuerza vital del
"espíritu santo" que sanaba cualquier enfermedad, y del que se servía incluso para
multiplicarlos alimentos. También podemos establecer una analogía entre el efecto placebo
que se atribuye a estas prácticas y la "fé" que curaba al paciente.
4. Un mensaje imperecedero.
4.1. Su muerte.
Jesús lo sabía, lo anunció a sus discípulos numerosas veces, estaba destinado a morir muy
pronto porque "está escrito" (14:21). Conoce algunos detalles, es consciente de que será
entregado por uno de los discipulos que con él comparten la mesa en la última cena (14:18),
adivina cuantas veces cantará el gallo antes de que Pedro le niegue (14:30). Jesús es
consciente, y aunque en los últimos momentos de su vida sienta el pavor y la angustia (14:33)
ya ha aceptado su muerte. Sabe que resucitará y ascenderá a los cielos para "sentarse a la
derecha del Poder", y lo reconoce en su juicio a sabiendas de que los sumos sacerdotes y el
sanedrín lo utilizaran en su contra para condenarlo a muerte (14:62).
4.2. Conclusiones.
Tras presentar las fuentes meternos en el contexto histórico de la Galilea de Jesucristo, hemos
intentado acercarnos a la figura histórica de este personaje. Un personaje único que ha
influido de manera excepcional en la historia, hasta el punto de que contamos cada día que
pasa desde su supuesto nacimiento. Un Jesús revolucionario que se enfrentó al poder político,
prodigioso orador y curandero, un salvador adelantado a su tiempo. Probablemente, si hubiese
sido testigo de la transformación de su mensaje por parte de la Iglesia habría aumentado su
angustia y desolación en los momentos previos a su muerte. Pero gracias a las aproximaciones
históricas de muchos autores interesados en el Jesús de los hechos hoy podemos acercarnos,
aunque sea mínimamente, a un personaje que cambió como nadie el rumbo de la historia, un
hombre que dejó tras de si un mensaje del cual todavía tenemos mucho que aprender.
11. BIBLIOGRAFÍA
-GARCÍA CORDERO, Maximiliano. La Biblia y el legado del antiguo Oriente. El entorno
cultural de la historia de salvación. Madrid: B.A.C., 1977.
-MEIER, John P. Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico. Vol. I. Las raíces
del problema y la persona. Trad. De Serafín Fernández Martínez. Estella: Verbo Divino,
1998-2010
-PAGOLA, José Antonio. Jesús. Aproximación histórica. Madrid: PPC, 2013
-VERMES, Geza. Jesús el judío. Los Evangelios leídos por un historiador. Trad. de José
Manuel Álvarez Flórez y Ángela Pérez. Barcelona: Muchnik, 1977.
-Wikipedia: http://it.wikipedia.org/wiki/Pranoterapia, Consulta: 17 de Mayo de 2015
*Citas de Flavio Josefo extraídas del libro de Maximiliano García Cordero
12. ÍNDICE:
1.LOS EVANGELIOS.
1.1. Introducción..................................................................................... 3
1.2. Evangelio según Marcos.................................................................. 3
2.CONTEXTO HISTÓRICO.
2.1. Israel bajo el dominio del Imperio Romano.................................... 4
2.2. Las tribus del Qumrân y Juan el Bautista........................................ 6
3.JESÚS Y LA BUENA NUEVA.
3.1. El bautismo y un nuevo comienzo.................................................. 7
3.2. "Los últimos serán los primeros".................................................... 8
3.3. Un gran orador................................................................................. 8
3.4. La fuerza sanadora del espíritu santo.............................................. 9
4.UN MENSAJE IMPERECEDERO.
4.1. Su muerte..................................................................................... 10
4.2. Conclusiones................................................................................ 10
BIBLIOGRAFÍA............................................................................................. 11