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Locke y hume completo
1. Ficha 4
Filosofía moderna (I):
Descartes, Locke e Hume
Parte II: John Locke y
David Hume
Contenidos mínimos de John Locke y David Hume
Contextualización:
• Renacemento y Reforma
• La vinculación del racionalismo y el empirismo con la
ciencia
Comprensión:
• Fenomenalismo y causalidad en Hume
• La idea de “estado de naturaleza” como fundamento
ideológico del nuevo estado burgués: la teoría del
contrato social en Locke
2. Unidad 4. Filosofía Moderna (I): Descartes, Hume y Locke
0. Contexto histórico y cultural
En este siglo XVII el comercio y la naciente industria dan como resultado el
auge de una nueva clase social: la burguesía, que va a protagonizar la evolución
política de la Edad Moderna.
En el plano social, comienza a ensalzarse el individualismo.
En el campo de la filosofía, las reflexiones se centran sobre todo en el estudio
del conocimiento. Los sistemas medievales mostraban una cierta desconfianza
hacia el conocimiento humano. Ahora, la filosofía moderna pretende reflexionar
sobre el alcance y el valor del conocimiento con la finalidad de establecer unas
bases seguras, en conexión con las revoluciones científicas y desde los supuestos
de la cultura moderna. En este contexto, la razón es supervalorada frente a
cualquiera otro tipo de autoridad.
Mientras que en el continente europeo prevalece el absolutismo, en Inglaterra
acontece la revolución burguesa. En Londres, como en otras partes de Europa,
existen movimientos sociales que reclaman mayores derechos individuales,
control de los presupuestos económicos públicos, intervención del pueblo en la
legislación, y eliminación de los monopolios del Estado. La burguesía, dueña del
dinero, junto con algunos nobles, logra triunfar con la defensa de los postulados
que pide el pueblo.
En Inglaterra, los Estuardo protagonizan las revueltas del Parlamento y del
pueblo contra su absolutismo. En tiempos del rey Estuardo Jacobo II, surgen los
dos grandes partidos que aún existen en la actualidad tories (conservadores,
anglicanos, fieles a los Estuardo) y whigs (liberales y defensores del
parlamentarismo). Sin embargo, estos dos partidos terminaron con el
«absolutismo» de los Estuardo y, en la llamada «Gloriosa Revolución» (1688),
proclamaron como rey al holandés Guillermo III de Orange, instaurándose una
monarquía parlamentaria y constitucional, con lo que el Parlamento
protagoniza la representación política. Aún más, en ese año 1688 se proclama la
Declaración de los Derechos, que supone uno de los grandes precedentes de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. En definitiva, en
Inglaterra triunfan las libertades políticas, religiosas y económicas con una clase
social protagonista en auge: la burguesía.
El empirista Locke será uno de los teóricos del liberalismo económico y, junto
al científico Newton, uno de los inspiradores de la Ilustración europea.
1. El empirismo
Como precursor del empirismo hay que citar a Hobbes (1588-1679) defensor
del corporeísmo según el cual, la filosofía es la ciencia de los cuerpos y se divide
en filosofía de la naturaleza que debe estudiar los cuerpos naturales, ya sean los
cuerpos físicos o el cuerpo humano, y filosofía civil o política que debe ocuparse
del cuerpo artificial o Estado. El Leviathán es su obra principal.
El Empirismo inglés llena un período de tiempo que comprende los s. XVI y
XVII y se adentra en el XVIII, desde Bacon de Verulam a Locke, Berkeley y Hume.
Bacon (1569-1626) es un pensador del Renacimiento, y Berkeley y Hume son
contemporáneos de la Enciclopedia, pero características peculiares dan a estos
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3. Unidad 4. Filosofía Moderna (I): Descartes, Hume y Locke
filósofos una unidad sistemática, que configuró lo que a lo largo de la historia se
conoció como Empirismo.
Una serie de circunstancias contribuyeron a su surgimiento:
1. El tradicional pragmatismo de la cultura inglesa, frente al carácter
especulativo del pensamiento continental.
2. El alejamiento de la Universidad de Oxford de la influencia eclesiástica y su
interés por el estudio del Aristóteles físico y naturalista, que dieron como
resultado que dicha Universidad se dedicara más a la observación de la
naturaleza y la resolución de problemas concretos, que a la abstracción
metafísica.
3. El hecho de que en 1559 Inglaterra pierda Calais y quede reducida a sus
islas.
4. El Renacimiento inglés, que con Isabel I convirtió a Inglaterra en la primera
fuerza naval de Europa y trajo como consecuencia la prosperidad
económica, el impulso de la cultura y el pensamiento.
5. La Revolución inglesa de 1688 y el triunfo de las libertades políticas,
religiosas y económicas, que supusieron la transformación de Inglaterra en
la primera potencia europea.
6. Los avances de la ciencia, que dieron como resultado que el pensamiento
filosófico se centrara en la Teoría del conocimiento y, por otro lado, la crisis
política que orientaría a los pensadores hacia la Teoría del Estado.
Empirismo y Racionalismo son dos maneras de teorizar sobre el conocimiento.
Los s. XVII e XVIII son testigos de las obras de los autores de las dos tendencias:
Descartes, padre del Racionalismo, y los empiristas Locke, Berkeley y el propio
Hume. Estos autores estuvieron notablemente influidos por los posicionamientos
filosóficos de los primeros. En la segunda mitad del s. XVIII, Kant formulará la
síntesis de las dos corrientes.
2. John Locke: La idea de “estado de naturaleza” como fundamento
ideológico del nuevo estado burgués: la teoría del contrato social en Locke
2.1 Biografía (1632-1704)
John Locke nació en Wrington, cerca de Bristol, en 1632. En su formación
académica, Oxford supone para él el encuentro con la escolástica, que rechaza
muy pronto. En esta universidad logra los grados de bachiller y maestro de artes, y
enseñó griego, retórica y filosofía moral. Estudia medicina atraído por las ciencias
naturales. Desempeña algunos cargos diplomáticos. Reacciona contra la política
absolutista. Posteriormente reside en Francia, donde se interesa por el
pensamiento de Descartes, Gassendi y los libertinos. En 1683, después de la
derrota definitiva del conde de Shaftesbury (liberal), se refugia en Holanda. Allí
publica Carta sobre la tolerancia (1685). En Holanda también escribe Dos tratados
sobre el gobierno civil (1690). Al subir al trono Guillermo de Orange, regresa a
Inglaterra (1688), donde le ofrecen altos cargos políticos que no aceptó. Muere en
1704.
2.2 Obra
Entre sus obras destacamos:
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4. Unidad 4. Filosofía Moderna (I): Descartes, Hume y Locke
La Carta sobre la tolerancia, en la que reivindica el respeto a la conciencia
religiosa de cada persona, la asociación voluntaria a los diferentes credos
religiosos y la separación entre las iglesias y el Estado.
Los Dos tratados sobre el gobierno civil, obra central de su pensamiento
político en la cual elaboró una forma de constitucionalismo liberal por el que luchó
y se impuso en la Revolución inglesa de 1688. Allí defendió que la monarquía no
se funda en el derecho divino, sino que la sociedad y el Estado nacen del derecho
de la naturaleza, que coincide con la razón. Refutaba así la doctrina de la iglesia
anglicana y el partido de los tories (conservadores), que defendían la legitimidad
de los reyes sobre la base del derecho divino.
El Ensayo sobre el entendimiento humano donde expone la concepción
epistemológica empirista.
2.3 Influencias
Su interés por la filosofía se despertó con la lectura de Descartes, aunque su
pensamiento se aparta del racionalismo cartesiano para dar lugar a una nueva
teoría filosófica, el empirismo. El físico Robert Boyle ejerce un notable efecto
sobre Locke. También de cartea con Newton. Del mismo modo, el conocimiento
de las ciencias naturales y de la medicina repercutieron en su filosofía. Otras
influencias son las que provienen de la teoría de Francis Bacon y de los
científicos modernos.
2.4 La idea de “estado de naturaleza” como fundamento ideológico del
nuevo estado burgués: la teoría del contrato social en Locke
El pensamiento político de John Locke se encuentra desarrollado en las
"Cartas sobre la tolerancia", y en los "Tratados sobre el gobierno civil", de 1690,
especialmente en el segundo (siendo el primero de carácter fundamentalmente
polémico). Las primeras suponen un alegato en favor de la democracia, y en las
últimas Locke intenta fundamentar filosófica y políticamente el Estado, buscando
en su origen su legitimidad. Expone, además, los postulados básicos del
liberalismo. Se ha interpretado esta obra como una simple justificación de la
Revolución de 1688, aunque es evidente que su intención es más amplia.
2.4.1 El estado de naturaleza y la ley moral natural
La filosofía política de Locke (al igual que la de Hobbes antes que él, y la
de Rousseau, con posterioridad) se remite a la distinción básica, introducida por
los sofistas, entre naturaleza y convención. Es necesario establecer cuál es el
estado natural del ser humano, a fin de fundamentar racionalmente en él la
sociedad política.
El estado de naturaleza se caracteriza por la libertad e igualdad de todos
los hombres, en ausencia de una autoridad común. Los hombres se mantendrán
en ese estado hasta que, por su propia voluntad, se conviertan en miembros de
una sociedad política.
A diferencia de Hobbes, para Locke el estado de naturaleza no se
identifica con el estado de guerra. Bien al contrario: el estado de guerra
constituye una violación, una degeneración del estado de naturaleza, mediante la
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5. Unidad 4. Filosofía Moderna (I): Descartes, Hume y Locke
imposición de la fuerza en ausencia de todo derecho, una desvalorización de lo
que el estado de naturaleza debe ser.
Pero ¿cómo sabemos lo que el estado natural debe ser? Porque existe
una ley moral natural que lo regula, y tal ley puede ser descubierta por la
razón. Esta ley es universalmente obligatoria, promulgada por la razón humana
como reflejo de Dios y sus derechos... Esta ley se impone a los hombres en
ausencia de todo Estado y legislación.
La ley moral natural proclama, al mismo tiempo, la existencia de unos-
derechos naturales y sus deberes correspondientes. Entre ellos, Locke destaca:
el derecho a la propia conservación, a defender su vida, a la libertad, y a la
propiedad privada...
2.4.2 El derecho natural de propiedad privada
Puesto que el hombre tiene el derecho y el deber a la propia conservación,
tendrá derecho a poseer las cosas necesarias para ese fin. Por ello, para Locke, el
derecho a la propiedad privada es un derecho natural.
El título de propiedad es el trabajo. Es cierto que Dios no ha dividido la
tierra ni distribuido sus riquezas, sino que ésta pertenece por igual a todas las
criaturas; pero la razón nos enseña que la existencia de la propiedad privada está
de acuerdo con la voluntad de Dios, ya que aquello que el hombre obtiene
mediante su trabajo (de ese dominio común natural: la tierra) le pertenece tanto
como su propio trabajo.
Según esta interpretación, el trabajo constituye tanto la fuente de apropiación
de bienes como su límite, ya que sólo aquellos bienes sobre los que el hombre ha
invertido su propio trabajo le pertenecen. Por otra parte, admite Locke también el
derecho a heredar la propiedad, basándose en que la familia es una "sociedad
natural", naciendo ya sus miembros con el derecho a la herencia
2.4.3 Los orígenes de la sociedad política: el pacto o contrato social
Aunque los hombres poseen (en el estado de naturaleza) una ley natural, no
se sigue de ello que todos la respeten de hecho, ni que respeten los derechos de
las demás. Por ello, es de interés del ser humano, dice Locke, constituir una
sociedad organizada para la más efectiva preservación de sus derechos y
libertades, mediante un acuerdo o pacto establecido entre ellos.
La constitución de una sociedad civil supone, no obstante, renunciar a ciertos
derechos; pero conlleva unos beneficios que Locke resume en los siguientes
términos:
1. Los hombres disponen de una ley escrita que define la ley natural., evitando
controversias sobre ella...
2. Se establece un sistema judicial que goza del reconocimiento general y evita
arbitrariedades.
3. Se crea un poder capaz de castigar crímenes, y de obligar a ejecutar las
sentencias.
4. Se conserva la propiedad privada.
La sociedad civil y el gobierno establecido se basan, pues, en fundamentos
racionales, es decir, en el consentimiento. Las restricciones que la sociedad civil
impone al estado de naturaleza sólo se pueden justificar mediante el
consentimiento: nadie puede ser sacado del estado de naturaleza y ser sometido
al poder político sin su propio consentimiento, libremente.
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6. Unidad 4. Filosofía Moderna (I): Descartes, Hume y Locke
En el origen de la sociedad civil y del gobierno nos encontramos, pues, con un
pacto, con un contrato; y en el pacto el hombre renuncia a sus poderes legislativos
y ejecutivos en favor de la sociedad; pero no renuncia a su libertad, aunque si la
restringe. Esta dejación de poderes tiene por objeto, precisamente, el disfrutar con
más seguridad de su libertad.
2.4.4 Constitución y disolución del gobierno. La división de poderes
Para Hobbes el mismo acto del contrato generaba simultáneamente la
sociedad civil y el Estado. Para Locke no es este, el caso: la relación entre el
gobierno y sus súbditos queda definida como mandato, es decir, como el encargo
de una tarea... Así, mediante el pacto se constituye la sociedad civil y,
posteriormente, el pueblo se constituye en asamblea y elige un gobierno al que
confía una tarea. Ambos momentos constitutivos están claramente diferenciados.
Además, el poder del Estado no puede estar concentrado en los mismos
representantes (contra el absolutismo). Bien al contrario: la garantía de que no se
produzca abuso de poder radica en una estricta división del mismo en tres ámbitos
diferenciados que deben ser detentados por personas distintas. La división de
poderes se estructura como sigue:
1. El poder legislativo constituye el poder supremo en sentido estricto (Asamblea.),
pero no es un poder absoluto: tiene que responder de la confianza puesta en él y
respetar la ley moral natural...
2. El poder ejecutivo es el encargado de realizar los mandatos del legislativo.
3. El poder federativo encargado de la seguridad del Estado y de las relaciones
con el exterior. (Nota: para Locke el poder judicial no es un poder independiente,
siendo sólo un aspecto del ejecutivo).
Un gobierno se disolverá siempre que se de alguna de las siguientes
situaciones:
a) Disolución por causas externas: cuando la sociedad que gobierna no pueda
perdurar al ser conquistado el Estado por un Estado enemigo.
b) Por causas internas:
• Siempre que el legislativo sea modificado arbitrariamente o sometido a un
poder absoluto que le impida actuar libremente.
• Si el detentor del poder ejecutivo es incapaz de poner las leyes en vigor.
• Si el ejecutivo o el legislativo obran contrariamente al mandato
encomendado.
Cuando un gobierno queda disuelto por cualquiera de estas causas la rebelión de
los súbditos queda justificada.
2.5 Locke en relación a otros pensadores
Sus ideas fueron recogidas por Montesquieu en el siglo XVIII, se plasmaron en la
revolución americana y en toda la tendencia liberal progresista, que se opuso al
absolutismo político en el siglo XVIII.
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7. Unidad 4. Filosofía Moderna (I): Descartes, Hume y Locke
3. David Hume: Fenomenalismo y causalidad
3.1 Biografía (1711-1776)
David Hume nació en Edimburgo en 1711, de familia de pequeña burguesía
terrateniente escocesa. Su familia quiso que estudiase leyes e incluso comercio,
pero al final lo tuvieron que dejar libre para seguir lo que constituía su gran interés:
la filosofía. Después de finalizar sus estudios, decidió viajar a Francia. En La
Flèche, a la sombra de Descartes, redactó su Tratado de la naturaleza humana.
De su estancia en Francia nació una gran amistad con Rousseau que, sin
embargo, acabó mal. Luchó por una cátedra en la Universidad de Edimburgo, pero
no la obtuvo debido a la oposición del ortodoxo ambiente eclesiástico. Regresó a
Francia, esta vez como secretario del general Saint-Clair. En 1752, a su regreso a
Inglaterra, fue nombrado bibliotecario en la Abogacía de Edimburgo. Muere en
Edimburgo en 1776.
3.2 Obras
De sus obras destacamos el Tratado sobre la naturaleza humana,
publicada en tres volúmenes entre1739-1740, la Investigación sobre el
entendimiento humano, 1748. Y la Investigación sobre los principios de la moral,
1751.
3.3 Influencias
Hume bebe del empirismo de John Locke y de George Berkeley, llevando
los postulados de su epistemología hasta sus últimas consecuencias,
desembocando en un escepticismo. Sin embargo, no está de acuerdo con la
manera en que Locke utiliza el concepto de “idea” para referirse a todo aquello
que conocemos. También le deja huella Newton, pues el escocés se considera a
sí mismo “el Newton del orden moral”.
3.4 Fenomenalismo y causalidad en Hume
Hume hereda, tanto del empirismo como de la Ilustración, el interés por
fundamentar y legitimar el conocimiento humano. Parte del hecho de que el sujeto
del conocimiento es el ser humano, por lo que la investigación debe tener como
paso previo el estudio de la naturaleza humana y, dentro de ella, de las facultades
del conocimiento.
La teoría de Hume depende del psicologismo de Locke, pero no es empirista
como la de este, ni espiritualista coma la de Berkeley, aunque sigue siendo una
psicología de la naturaleza humana. Su teoría cognoscitiva acabará sólo con el
conocimiento de los fenómenos (fenomenismo), de lo que impresiona a nuestros
sentidos (percepciones).
Todo el material de pensar procede de la experiencia. En su obra existen
principalmente dos interpretaciones sobre el sentido de la experiencia. Una
identifica la experiencia con un conjunto de sensaciones (impresiones) que el ser
humano recibe. Otra relaciona la experiencia con un conjunto de percepciones
habituales que tienen su origen en la costumbre. La experiencia como impresión
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8. Unidad 4. Filosofía Moderna (I): Descartes, Hume y Locke
va a quedar referida al conocimiento de los fenómenos sensibles, mientras que la
costumbre queda como guía de la vida humana, porque convierte en útil la
experiencia.
3.4.1 Las impresiones y las ideas
Hume aspira a construir una filosofía que tenga la misma exactitud que la
física, y para esto considera que no debemos superar los límites de la experiencia.
Así, trata de conocer el origen, validez y límites del conocimiento humano. Todos
los contenidos de la mente humana no son más que percepciones.
Las percepciones se dividen en dos grandes clases: impresiones o datos
inmediatos de la experiencia presente, e ideas, que son copias o imágenes
atenuadas de las impresiones en el pensamiento y en la razón. Impresión o ideas
se diferencian por su grado de fuerza o vivacidad. Así, por ejemplo, mirar un
árbol sería una impresión, mientras que cerrar los ojos y recordar la imagen de
ese árbore sería una idea.
El primer principio de la ciencia de la naturaleza humana puede formularse de
la siguiente manera: “Todas las ideas simples provienen, mediata o
inmediatamente, de las correspondientes impresiones”; con esto rechaza la
posibilidad de las ideas innatas.
Hume distingue dos clases de impresiones o ideas:
a) Impresiones/ideas sencillas o simples. Aquellas que no admiten
distinción ni separación; por ejemplo: verde, rojo o cálido.
b) Impresiones/ideas complejas. Las que se pueden separar y
dividir en partes; por ejemplo: la manzana tiene varios colores,
forma, tamaño, peso, etc. Las impresiones complejas nos son
dadas inmediatamente como tales. Las ideas complejas, en
cambio, pueden ser copia de las impresiones complejas; pero
también pueden ser fruto de combinaciones múltiples, que tienen
lugar de diversas maneras en nuestro entendimiento.
3.4.2 El principio de asociación de ideas
Las sensaciones son independientes entre sí, sin embargo, a través de la
imaginación y de la memoria se unifican las impresiones y las ideas que se
derivan de ellas. Hume reconoce en el ser humano una fuerza que lo mueve,
aunque no de una manera necesaria, a combinar determinados tipos de ideas. Al
igual que Newton, distingue tres tipos de asociación:
a) Semejanza. Consiste en pasar de una idea a otra semejante. Por ejemplo,
un retrato nos hace pensar en la persona que representa.
b) Contigüidad. Una idea nos conduce naturalmente a otra cuando entre ellas
existe una relación de proximidad, bien sea espacial o temporal. Por
ejemplo, cuando mencionamos la idea de Cibeles viene a nuestra mente la
idea de Madrid.
c) Causa-efecto. Cuando contemplamos un acontecimiento (efecto)
inmediatamente pensamos en la causa que lo produjo. Por ejemplo, cuando
pensamos en una hija, rápidamente dirigimos nuestra atención a la madre y
al padre. Es la conexión más fuerte que realiza la fantasía y la que hace
que la mente recuerde rápidamente una cosa, y el fundamento de la crítica
a la metafísica.
Los efectos más importantes de este principio de asociación de ideas son las
ideas complejas. Al igual que Locke, las clasifica en substancias, modos y
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9. Unidad 4. Filosofía Moderna (I): Descartes, Hume y Locke
relaciones. Entre las ideas tenemos relaciones naturales (leyes de asociación) y
filosóficas, que se originan por comparación entre las ideas sin conexión
ninguna. Las substancias y los modos se reducen a la relación natural de las
ideas.
Con estas pretensiones, Hume llega a un segundo principio de la naturaleza
humana: “Para probar la validez de las ideas que se discuten, es preciso indicar
cuál es la impresión correspondiente a cada una de ellas”. Para Hume toda idea
es particular, la producción de ideas abstractas es producto de la costumbre.
3.4.3 Relaciones entre ideas y cuestiones de hecho
Para Hume como hemos visto en el anterior apartado, existen dos tipos de
relaciones entre las ideas: las naturales y las filosóficas. Entre las filosóficas
distingue dos clases:
a) Relaciones de ideas. Comprenden las proposiciones lógicas y
matemáticas; por ejemplo, “el todo es mayor que la parte”. Constituyen un
conocimiento demostrativo. Se basan en el principio de no-contradicción y
en la semejanza entre las ideas. En ellas es posible la certeza absoluta,
puesto que lo contrario de una verdad conceptual es lógicamente imposible.
Su verdad no depende de la existencia de sus objetos y no necesitan ser
confirmadas por la experiencia. Se corresponden con las “verdades de
razón” de Leibniz.
b) Cuestiones de hecho. No se pueden deducir, sólo constatar. Son
contingentes. Se basan en la relación causa-efecto. Las causas y los
efectos sólo pueden descubrirse por la experiencia. Todos los efectos que
se basan en la experiencia se fundan en la semejanza que descubrimos en
los objetos naturales, lo que nos induce a esperar efectos semejantes a los
que hemos visto seguir a tales objetos. Se basan también en el principio de
contigüidad. La costumbre nos llevará, así mismo, a la creencia de que
volverá a repetirse el mismo acontecimiento (conocimiento moral y
probable). Son la observación y la experiencia las que pueden garantizar la
veracidad en el ámbito de los hechos, acerca de los que no cabe una
certeza demostrativa, aunque sí “vital”, que proporciona probabilidad
probada, lo que nos permite anticiparnos a acontecimientos futuros.
Ejemplo, la afirmación: “el hidrógeno es menos pesado que el aire”. Se
corresponden con las “verdades de hecho” de Leibniz.
3.4.4 La naturaleza humana: costumbres y creencias
La naturaleza humana es una preocupación prioritaria de Hume en el
contexto de su investigación cognoscitiva, porque está convencido de que es
preciso un pensamiento libre y tolerante como la filosofía, que requiere esa entera
libertad sobre todo otro privilegio, y que florece por la libre oposición de
sentimientos y argumentos de la naturaleza humana, núcleo y fundamento de las
demás ciencias.
Hume pone sus investigaciones al servicio de la moral práctica, indicando
que ésta es “la ciencia más correcta en sus preceptos y más persuasiva en sus
exhortaciones”. Por similitud con Newton, intenta seguir el método experimental en
sus investigaciones sobre lo humano y trata de aplicar la ley de la gravitación
universal en el ámbito de lo psíquico. Procura, así mismo, introducir el método
experimental de razonar en las cuestiones morales. Este método consiste en un
análisis de los fenómenos que nos permita descubrir cómo están regidos por unas
Historia de la Filosofía IES San Tomé de Freixeiro (Vigo) 8
10. Unidad 4. Filosofía Moderna (I): Descartes, Hume y Locke
leyes que pueden aplicarse, por síntesis, a otros fenómenos. Como afirmaba
Newton, “se extraen proposiciones particulares de los fenómenos y después, por
medio de la inducción, se generalizan”. En consecuencia, se puede sostener que
es legítimo que Hume quiera convertirse en el Newton de las ciencias morales.
Dice Hume: “La naturaleza humana es la única ciencia del ser humano; y, sin
embargo, fue hasta ahora la más olvidada”.
3.4.5 El problema de la causalidad: la costumbre y la creencia
Hume afirma que la conexión causa efecto entre dos hechos no es un dato
de la experiencia, sino más bien resultado de una creencia (believe), tras advertir
repetidamente la conjunción de ambos elementos. En consecuencia, la causalidad
tiene un origen psicológico, es fruto de una asociación de ideas. Rechaza la
falacia post hoc; ergo propter hoc (“después de esto por lo tanto, a consecuencia
de esto”). Por ejemplo, si afirmamos “el fuego calienta el agua”, podemos concluir
que existe una relación de causa efecto. Para el autor, el sujeto observa esa
relación como si se tratase de una conexión necesaria, de tal manera que la
aparición del efecto (calentar el agua), conduce necesariamente a la causa
(fuego). Hume recurre a la experiencia para dar validez a este supuesto
conocimiento y concluye que no encuentra ninguna impresión de esta conexión
necesaria. Como mucho observamos que ambos hechos van unidos.
Toda inferencia que el ser humano realiza a partir de la experiencia es
efecto de la costumbre (costums) y no de razonamientos. Por tanto, entiende que
esa idea de conexión necesaria es fruto de la imaginación, costumbre o hábito,
que nos viene indicando que siempre sucede así. La costumbre de imaginar una
dependencia posee el mismo efecto que tendría si lo observásemos realmente.
Esta costumbre sólo puede proporcionar creencias, pero nunca un conocimiento
universal y necesario. La costumbre representa para Hume un verdadero principio
de la naturaleza humana que hace más fácil la vida ordinaria.
3.4.6 La crítica de la metafísica
El principio de Hume, indicado anteriormente, que afirmaba que todas las
ideas provienen, mediata o inmediatamente, de las impresiones, hace de la
validez de la ciencia un problema y supondrá un rechazo de la metafísica.
Hume lleva a cabo una crítica de las tres realidades nucleares de la
metafísica tradicional, a las que ya Descartes había conceptuado como substancia
pensante (yo), substancia extensa (mundo de los cuerpos) y substancia infinita
(Dios).
• Crítica de la idea de substancia
Locke había constatado la dificultad de conocer la substancia. Para Hume, la
substancia, como cualquiera otra idea, tiene que derivar de su correspondiente
impresión y, dado que este no es el caso, debemos concluir que tal idea carece de
fundamento real extramental, porque no podemos tener impresión ninguna de la
substancia, entendida como realidad en sí, distinta de nuestras percepciones.
Afirma: “La idea de substancia, como la de modo, no es sino una colección de
ideas simples unidas por la imaginación, que poseen un nombre que se les
asigna, por lo que somos capaces de recordar, a nosotros mismos y a otros, esas
colecciones”.
• La crítica de la idea de “yo”
Historia de la Filosofía IES San Tomé de Freixeiro (Vigo) 9
11. Unidad 4. Filosofía Moderna (I): Descartes, Hume y Locke
Tanto en Descartes como en Locke, la idea de “yo” aparece en nosotros por
una evidencia intuitiva: un yo que piensa, quiere, ama y que, por tanto, existe.
Para Hume, la mente no es sino “una colección de distintas percepciones, unidas
entre sí por ciertas relaciones, con la falsa suposición de que están dotadas de
una perfecta simplicidad e identidad”. Entiende que la existencia de una
substancia espiritual, en particular la existencia del “yo”, en tanto realidad dotada
de subsistencia continuada y autoconsciente, no aparece en nosotros como tal
idea, porque no se deriva de ninguna impresión.
El yo” o la “persona” no son una impresión. Representan aquello a lo que se
refieren por suposición, nuestras diferentes impresiones e ideas. En realidad, no
tenemos ninguna impresión constante e invariable: dolores y placeres, anhelos y
alegrías, pasiones y sensaciones se alternan de manera continuada y nunca
existen todas a la vez. Por tanto, la idea de “yo” no se puede derivar de ninguna
de estas impresiones y tampoco de ninguna otra. En consecuencia, el referente de
tal idea no existe.
• La crítica de la idea de mundo exterior
Hume considera que se pretende que la afirmación de ese mundo externo al
sujeto esté basado en la inferencia causal, que parte de nuestras ideas y nos
conduce a una realidad exterior causante de las mismas. Esta pretensión resulta
infundada, porque la inferencia es ilegítima, dado que damos un salto
improcedente desde nuestras percepciones hasta una supuesta realidad, que está
más allá de ellas y de la que no tenemos impresión. Esto no supone la negación
del mundo externo, dado que su no conocimiento queda suplido por la creencia
en el mismo, tal como se mencionó con anterioridad.
• La crítica de la idea de Dios
Nuestro autor parte de la idea que tenemos de Dios como una substancia
infinita con todas sus perfecciones (omnipotencia, omnisciencia...). Aplica el
criterio que se viene reiterando, acorde con su radical empirismo. La idea que
tenemos de Dios o de la perfección infinita no se corresponde con ninguna
impresión que la legitime. Por lo tanto, se infiere que no existe ningún tipo de
conocimiento de Dios, ni teológico, ni metafísico. No obstante, reconoce que la
religión y la creencia en la existencia de Dios son naturales y necesarias entre las
personas. En consecuencia, la actitud de Hume puede denominarse como
agnóstica, pero no como teísta o atea.
El fenomenismo desemboca en un escepticismo pues no es posible
encontrar un fundamento real de la conexión de las percepciones, un principio de
unidad de las mismas que sea distinto de ellas. Sólo conocemos las percepciones,
la realidad queda reducida a éstas, a meros fenómenos, en el sentido etimológico
del término (fenómeno=lo que aparece o se muestra).
3.5 Hume en relación a otros pensadores
Hume influye decisivamente en la filosofía de Immanuel Kant, que considera
que “Hume le despierta de su sueño dogmático”. Así mismo su empirismo radical
tendrá continuidad en el neopositivismo lógico del Círculo de Viena, a principios
de siglo XX.
Historia de la Filosofía IES San Tomé de Freixeiro (Vigo) 10
12. Textos propostos polo Grupo de Traballo para a
preparación das PAAU
Textos Ficha 4 Hume e Locke
D.HUME –Texto 1
Hume; Investigación sobre o coñecemento humano, S. IV; Part I
22. Todos os razoamentos referentes a materias de feito, parecen estar
fundados na relación de causa e efecto. Por medio desa única relación
podemos ir máis aló da evidencia da nosa memoria e dos nosos sentidos. Se
se lle preguntara a un home por qué cre calquera cuestión de feito que non ten
presente –por exemplo que o seu amigo está no campo ou en Francia– daría
unha razón; e esta sería algún outro feito, como unha carta recibida ou o
coñecemento dos seus propósitos e promesas anteriores. Un home que
encontrase un reloxo ou calquera outra máquina nunha illa deserta, concluiría
que unha vez houbo homes nesa illa. Todos os nosos razoamentos
concernentes a feitos son da mesma natureza. E neles suponse
constantemente que hai unha conexión entre o feito presente e ese que se
infire del. Se non houbese nada que os ligase, a inferencia sería
completamente precaria. Oír unha voz articulada e un discurso racional na
escuridade garántenos a presenza dalgunha persoa: ¿Por que? Porque estes
son efectos de produción e fabricación humanas, estreitamente conectados con
elas. Se analizamos todos os demais razoamentos desta natureza, atoparemos
que están baseados na relación de causa e efecto, e que esta relación pode
ser próxima ou remota, directa ou colateral. A calor e a luz son efectos
colaterais do lume, e un efecto pode inferirse correctamente do outro. 23. Polo
tanto, se quixeramos satisfacernos no referente á natureza da evidencia que
nos garante as cuestións de feito, deberiamos preguntarnos como chegar ó
coñecemento da causa e do efecto.
Aventurareime a afirmar, como proposición xeral que non admite excepcións,
que o coñecemento desta relación non se acada en ningún caso por
razoamentos a priori, senón que procede da experiencia, na que achamos que
uns obxectos particulares calquera están continuamente unidos entre si.
D. HUME; Investigación sobre o coñecemento humano, Sec. IV. Dúbidas
escépticas acerca das Operacións do Entendemento; Parte I.
Trad. galega de L.M. Varela Cabo (USC)
D.HUME –Texto 2
Hume; Tratado da natureza humana; L- I; Parte I; Sec. VI.
Preguntaría gustosamente ós filósofos que derivaron tantos dos seus
razoamentos da distinción entre substancia e accidente e imaxinaron que
temos ideas claras acerca delas, se a idea de substancia debe ser derivada
das impresións de sensación ou de reflexión. Se nos é proporcionada polos
nosos sentidos, pregunto por cál deles e de qué maneira. Se é percibida pola
vista, debe ser unha cor; se polo oído, un son; se polo gusto, un sabor; e así
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13. para os outros sentidos. Pero non creo que alguén afirme que a substancia é
unha cor, un son ou un sabor. A idea de substancia, se é que existe, debe logo
derivarse das impresións de reflexión. Pero as impresións de reflexión
divídense nas nosas paixóns e emocións, ningunha das cales é posible que
represente unha substancia. Polo tanto, non temos ningunha idea de
substancia distinta dunha colección de cualidades particulares, nin nos
referimos a outra cousa cando falamos ou razoamos sobre ela. A idea de
substancia, así como a de modo, non é senón unha colección de ideas simples
reunidas pola imaxinación e que teñen un nome particular asignado, polo cal
somos capaces de recuperar, para nós mesmos ou para outros, ese conxunto.
Pero a diferenza entre estas ideas consiste nisto: que as cualidades
particulares que forman a substancia se refiren normalmente a un algo
descoñecido, ó cal son supostamente inherentes; ou aceptando que esta
ficción no se produza, polo menos suponse que están conectadas de xeito
próximo e indisoluble polas relacións de contigüidade e causalidade. O efecto
disto é que calquera nova propiedade simple que atopemos que teña a mesma
conexión co resto, inmediatamente a metemos entre elas, aínda que non estea
na primeira concepción da substancia. Así, a nosa primeira idea do ouro pode
ser que é de cor amarela, o peso, a maleabilidade e a fusibilidade, pero cando
descubrimos a súa solubilidade en aqua regia, unímola ás outras cualidades e
supoñemos que pertence ó concepto de substancia como se a súa idea
formase parte dela dende o principio. O principio de unión, sendo considerado
como a parte principal da idea complexa, dá entrada a calquera cualidade que
se manifeste posteriormente, e é igualmente comprendido por el como as
outras que se manifestaron en primeiro lugar.
D. HUME; Tratado da Natureza Humana, Libro I, Do entendemento; Parte I,
Das ideas: a súa orixe, composición e abstracción. Sec. VI. Dos modos e
das substancias.
Trad. galega de L.M. Varela Cabo (USC)
J.LOCKE–Texto 3
Locke; Dous tratados sobre o goberno; Segundo ensaio, Cap 2
6. Pero, aínda que este sexa un estado de liberdade, non é, porén, un estado
licencioso; aínda que o home neste estado teña unha incontrolada liberdade
para dispor da súa persoa e propiedades, con todo, non ten liberdade para
destruírse a si mesmo, ou menos aínda a calquera criatura que estea no seu
poder, excepto no caso en que algunha razón máis nobre que a súa
preservación o guiase. O estado de Natureza ten unha lei da Natureza para
gobernarse, a cal obriga a todo o mundo, e esta é a razón, a cal ensina a todos
os homes, só con que queiran consultala, que, sendo todos iguais e
independentes, ninguén debe danar a outro na súa vida, saúde, liberdade ou
posesións; xa que, sendo todas as persoas a obra dun Creador omnipotente e
infinito; todos serventes dun xefe soberano, enviados ó mundo baixo a súa
orde e negocio, eles son a súa propiedade, a súa obra, e foron feitos para durar
mentres el o queira, e non mentres a outro lle praza. E sendo creado con tales
facultades, compartindo todos a mesma comunidade da natureza, non pode ser
suposta ningunha subordinación entre nós que nos autorice a destruírnos uns a
outros como se foramos feitos para outros usos, como as criaturas de inferior
rango o foron con respecto a nós. Cada un está obrigado a preservarse a si
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14. mesmo e a non abandonar o seu posto por libre decisión, pola sinxela razón de
que, cando a súa propia preservación non está en xogo, deberá, tanto como
poida, preservar o resto da humanidade, e nunca, excepto para facer xustiza a
un ofensor, roubar ou prexudicar a vida doutro, ou o que axude á súa
preservación, liberdade, saúde, integridade ou bens.
J.LOCKE: Dous Tratados sobre o goberno. (1.680-1.690). L.II: Sobre a
verdadeira orixe, alcance e fins do Goberno Civil. Cap.2: Sobre o estado
de Natureza.
(Trad. gal. de Mª Esperanza González Escudero, IES Mendiño, Redondela)
J.LOCKE–Texto 4
Locke; Dous tratados sobre o goberno; Segundo ensaio, Cap. 7
89. Polo tanto, onde queira que calquera número de persoas se xunten nunha
sociedade dispostas a abandonar cada un o seu poder executivo da lei da
natureza, e a renunciar a el a favor do poder público, alí e só alí haberá unha
sociedade política ou civil. E isto dáse onde queira que un número calquera de
homes, en estado de natureza, pase a formar unha sociedade co fin de
construír unha persoa ou corpo político baixo a soberanía dun goberno
supremo, ou tamén cando calquera particular se une e incorpora a un goberno
xa feito. Xa que neste caso autoriza á sociedade ou, o que é o mesmo, ó poder
lexislativo dela a facer leis para el, tal e como o ben público de dita sociedade
requira, para a execución das cales é preciso (como para os seus propios
decretos) a súa colaboración. E isto pon os homes fóra do estado de natureza
e dentro daquela república [commonwealth], establecendo un xuíz na terra con
autoridade para a determinación de todas as controversias de dereito que
xurdan entre eles, e para reparar as inxurias que puideran ocorrer contra
calquera membro da república [commonwealth], o cal será xulgado polo poder
lexislativo ou polos maxistrados sinalados para tal fin. E onde queira que
houbese un número de homes dalgún xeito asociados, que non tivesen tal
poder decisivo ó que apelar, entón alí estarán aínda no estado de Natureza. §
90. E polo tanto, é evidente que a monarquía absoluta, a cal é considerada por
algúns como a única forma de goberno válida no mundo, é de feito
incompatible coa sociedade civil e, polo tanto, non pode ser unha forma de
goberno civil en absoluto. Dado que o fin da sociedade civil é evitar e remediar
aqueles inconvenientes do estado de natureza que se derivan necesariamente
do feito de que cada home sexa xuíz do seu propio caso, establecendo unha
autoridade coñecida á cal calquera membro desa sociedade poida apelar en
caso de ser inxuriado, ou en caso dunha controversia que poida xurdir, e á cal
todos os membros de dita sociedade deban obedecer. Onde queira que haxa
un grupo de persoas que non teñan tal autoridade á que apelar, e que poida
decidir calquera diferenza que entre eles poida alí xurdir, esas persoas estarán
aínda no estado de natureza. Nel atópase todo príncipe con respecto a aqueles
que estean baixo o seu dominio.
J.LOCKE: Dous Tratados sobre o Goberno (1.680-1.690). LII, Cap.VII
(Trad. gal. de Mª Esperanza González Escudero, IES Mendiño, Redondela)
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