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El Club de las Excomulgadas

            Agradecimientos
     Al Staff Excomulgado: Mdf30y por la
   Traducción, a Kiti08, por la Corrección,
Diagramación y Lectura Final de este Libro para
       el Club de Las Excomulgadas…




                                                      Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
A las Chicas del Club de Las Excomulgadas, que
nos acompañaron en cada capítulo, y a Nuestras
Lectoras que nos acompañaron y nos acompañan
             siempre. A Todas….

                                     Gracias!!!




                                                  2
El Club de las Excomulgadas

                               Argumento
La Biblioteca pública de Boston estaba vacía en medio de una tormenta de nieve,
pero Hayden no iba a ir a ninguna parte, hasta conseguir la información que pueda
utilizar en el artículo para periódico tabloide en el que escribe. Un artículo sobre los
rituales del sexo zombi parece que ser justo lo que necesitaba para complacer a su
jefe, que está convencido de que los muertos vivientes vagan por las calles.

Hayden ha estado enterrado en su búsqueda durante tanto tiempo, que no puede




                                                                                               Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
resistir los urgentes avances sexuales de una muchacha de ojos borrosos y medias
hechas jirones, que trepa por la ventana de la biblioteca. ¿Pero es humana, algo
conjurado por su imaginación… o un zombi con necesidad de carne humana?




                                                                                           3
El Club de las Excomulgadas

                                Capitulo 1
Hayden Thomas se movió en la silla de madera, tratando sin éxito de aliviar la
rigidez de su columna vertebral. Quien quiera que seleccionara las sillas para la
Biblioteca pública de Boston, obviamente, nunca se sentó en ellas. Las malditas
cosas, no tenían reposa brazos y estaban puestas una tan cerca de otra, que el Bates
Hall parecía una cafetería. Excepto por las lámparas en las mesas de color verde, y
las hileras de estanterías que cubrían las paredes revestidas de paneles de madera
cuadrada enorme y desierta. Hayden se echó hacia atrás, colocando las palmas de




                                                                                             Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
sus manos en la parte baja de su espalda mientras se estiraba y mirando a su
alrededor.

Bien, realmente parecía una biblioteca. Y era lo que toda la ciudad decía ser,
histórica, bien cuidada, y una joya arquitectónica de mierda. No quería estar allí,
buscando entre los libros antiguos, de los que la gente cuerda no debería
preocuparse. Como si estuviera sintonizado su teléfono se iluminó. Lo recogió y
leyó el mensaje. Ese artículo estará terminado esta noche. ¿No? Obtendrás algo nuevo.
¿Verdad?

Hayden tecleó una respuesta, sí y sí, luego metió el teléfono en su bolsillo. No iba a
mirarlo de nuevo hasta que tuviera lo que necesitaba. Algo nuevo. ¿Qué demonios
significaba eso de todos modos? Dinero. Eso era lo que significaba. Debido a que
Bob Keeler, el tipo para el que Hayden escribía, le prometió un sobresueldo si
pudiera traer algo muy, muy nuevo.

Por eso había venido a la biblioteca, para buscar en los libros que tenía delante. No
iba a encontrar nada nuevo en la red, el lugar donde todos los demás buscaban cosas
frescas.

Venir a la biblioteca había sido una buena idea, sin embargo. Ya había hecho un
pequeño vídeo del interior con su webcam. Podría ser capaz de usar eso en el sitio
web del periódico como parte de la serie. Una especie de tema con enfoque
académico para dar al artículo un aire de credibilidad.

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El Club de las Excomulgadas
“Las luces de esta sección se apagan temprano, señor. En alrededor de veinte
minutos.”

El guarda de seguridad se había acercado por detrás a Hayden y estaba de pie en el
pasillo entre las filas de mesas de relucientes madera. Hizo un gesto hacia los
ventanales que comenzaban en la parte superior de las estanterías y llegaban hasta
unos cinco metros del techo abovedado. “Snowmaggeddon1, hombre. Todo el
mundo se va. También debería hacerlo usted.”

Hayden se frotó sus cansados ojos. La nieve golpeaba contra el cristal, tan feroz y
brillante, que aunque el sol se había puesto hace una hora las ráfagas blancas




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todavía eran visibles. Joder. Una tormenta. Como si no tuviera suficiente. Había
prometido a Rachelle, una chica con la que había comenzado a salir, que
terminaría el artículo esta noche, y luego podrían ‘hacer algo divertido, algo loco’
mañana. Hayden echó un vistazo a la pila de libros que rodeaban su ordenador
portátil. ¿Podría llevarlos a través de la ventisca?

“¿Tienen ustedes una máquina fotocopiadora?”, le preguntó, explorando el enorme
área detrás del guardia. Debería haber un vestíbulo detrás, en algún sitio.

“Sí.” El guardia miró las pilas de libros, su boca se torció en un ceño fruncido
cuando su mirada pasó rozando sobre los títulos. “¿Dónde ha encontrado esto?”

“En la sección de monstruos aterradores, en la Z de zombis.”

“No, en serio, amigo. Tengo que aprender cómo protegerme.” El hombre sacó un
periódico doblado de su bolsillo trasero y lo blandió. “Todo está aquí, los Zombis
Inundan las calles de Beantown, Hambrientos de Carne Humana.” El hombre
desplegó el periódico y mostro el titular. Pero Hayden no tenía que mirar lo
impreso porque lo había escrito la semana pasada cuando Bob Keeler insistió que
escribieran artículos relacionados con la convención del libro cómics que
comenzaba el próximo fin de semana.

“¿Usted cree lo que lee en The Boston Weekly?”
1
    Tormenta enorme de nieve y hielo.
                                                                                       5
El Club de las Excomulgadas
“No lo imprimirían, si no fuera verdad.” El tipo dobló el periódico y lo metió de
nuevo, en su bolsillo. “O podría ser verdad.”

No era nada extraordinario que Bob Keeler tuviera el dinero suficiente para vivir en
Chestnut Hill2.

“¿La fotocopiadora?”

El hombre señaló a un pasillo que había entre dos librerías. “Está por allí abajo.
Pero como le dije, mejor se va.” Caminó legándose y luego se volvió, su mirada
saltó de un libro al siguiente antes de posarse finalmente en la cara de Hayden.




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“Snowmaggeddon. Zombis. Tenga cuidado, el artículo dice que se eviten lugares
aislados y que te quedes entre la gente.”

“Lo entiendo”, le aseguró Hayden, usando su voz de profesor estricto, que había
perfeccionado siendo un asistente graduado en el Boston College3.

El tipo observó a Hayden una vez más, con la duda y preocupación aún marcando
su rostro cuando se dio la vuelta, agitó el periódico doblado a Hayden mientras se
marchaba.

Aquella voz de profesor era muy útil, pero según Rachelle, la usaba demasiado, y la
actitud que venía con ella. Sólo habían salido un par de veces, pero ya se quejaba de
su acérrima ética de trabajo y la forma en que ellos necesitaban tener la más loca
diversión.

¿Cómo se suponía que iba a tener cualquier tipo de diversión cuando le quedan
años por pagar el préstamo estudiantil que tuvo que hacer y sólo una página
Curriculum Vitae para tratar de pagarlo? Una vez que encontrara un trabajo real,
este tipo de cosas serían parte de su pasado. La parte que olvidaría.

Se balanceó en la silla, agarrando los tres libros en los que no se había puesto aún, y
salió de la sala. La fotocopiadora estaba situada debajo de una ventana rectangular,
zumbando en un espacio poco iluminado.
2
    Barrio Residencial en Boston
3
    Universidad de Boston

                                                                                          6
El Club de las Excomulgadas
Hayden levantó la tapa, y dejó el libro en la superficie de acristalada, comenzando
a hojear, explorando, buscando el capítulo que necesitaba para su investigación.
Investigación. Cierto. No era un eufemismo. Pasó a través de las páginas, prestando
atención a las caras maltratadas y las ropas andrajosas que parecían antiguas. Por el
amor de Dios. Zombis. ¿Por qué gastaba la gente su tiempo en este tipo de cosas?

Pero Bob Keeler estaba convencido de que, debido a que Rodney McKinnon,
protagonista de Ritos Zombis, venía a la convención de comics, si en el periódico se
escribiera algo sobre zombis, venderían miles de copias. Sobre todo si hubiera algo
nuevo. El hombre estaba loco. Claro, Boston sería invadido por monstruos de




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cómic, pero esas personas eran cultas, ¿no? No creerían objetivamente que los
zombis eran reales. Así que, ¿por qué iban a querer leer sobre ellos?

Hayden se detuvo en el dibujo hecho por un testigo ocular, un llamado rastreador
de zombis. Al parecer, el testigo pasó todo un verano espiando a una tribu que creía
que participaban en rituales de iniciación que incluían un montón de sexo. El
dibujo mostraba a dos hombres, con el torso desnudo y vistiendo zahones de cuero.
Uno de ellos, con una cuerda atada alrededor de la cintura, estaba apoyado contra
un árbol mientras que el otro extremo de la cuerda estaba atado al árbol,
asegurándolo como a un perro, para que no se escapase. No llevaban nada bajo los
zahones. Y el hombre amarrado tenía una enorme erección

Hayden volvió la página. Más dibujos. El tipo atado al árbol, sosteniendo el culo de
una mujer y golpeando en ella su erección. Por lo visto el testigo había
documentado el ritual entero. Había cinco dibujos más, cada uno mostrando al
hombre apareándose con una mujer diferente mientras los demás miraban. Y todas
las mujeres parecían muy satisfechas. Y complacientes.

La polla de Hayden se puso rígida.

Bien, así que eran personas a las que les iba el sexo en grupo, pero, ¿dónde estaba
la prueba que eran zombis? La prueba de que eran zombis verdaderos. Se rió. Esto
sería fresco, así que era justo lo que necesitaba. Y lo que no necesitaba, de su pene



                                                                                        7
El Club de las Excomulgadas
duro como una roca, como distracción. Él lo asió y lo movió bajo la cremallera de
sus caquis.

La última página del capítulo perfilaba la teoría del rastreador de zombis, sobre la
sexualidad de estos. Los zombis podían permanecer ‘vivos’ gracias a la carne
humana que comían o por el sexo frecuente. El método sexual funcionaba muy
bien, porque los humanos vivos se desmayaban después, dando la oportunidad al
zombi para escaparse. Los rituales de iniciación sexuales estaban concebidos para
enseñar a los nuevos zombis habilidades de supervivencia, para usar como
instrumentos si no pudieran comer carne humana.




                                                                                                                                  Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
Viviendo de sexo. ¡Buen Dios!, era la teoría de Hugh Hefner4. Pero le parecía
familiar. ¿Tenía Ritos de Zombi una especie de protocolar sexual?

Arriba una ventana chirrió al abrirse. Las ráfagas de nieve llegaron volando. Unos
dedos arañaron en el alféizar, agarrándose al marco de madera. Una mano
completa apareció, cubierta de un mitón5 negro. Después otra mano. Luego un
antebrazo, envuelto en lana roja, un codo, la piel desnuda entre las tiras de color
rojo. Hayden contuvo el aliento, ¿Lo estaría viendo de verdad? ¿Era posible tener
alucinaciones por leer demasiada basura?

Una masa de pelo enmarañado, una mezcla de castaño y rojo, apareció en la
abertura. Una de las manos lo alcanzó, apartando el pelo lejos. Dos ojos marrones
bordeados de maquillaje corrido miraron detenidamente hacia abajo.

“¿Me echas una mano?”, dijo ella, su voz áspera, probablemente por haber subido
por el lateral del edificio. Una de sus manos comenzó a deslizarse y usó el codo
para anclarse al marco. “¿Por favor?” La nieve y el viento soplaron, haciendo
resbaladizo el alfeizar y su codo comenzó a deslizarse. “Date prisa.”

Hayden miró al pasillo, pero estaba rodeado de un denso silencio. El guardia de
seguridad posiblemente seguía peinando las filas, en busca de alguien más lo


4
  Hugh Marston Hefner (n. 9 de abril de 1926), también conocido coloquialmente como Hef, es el fundador y editor jefe de la
    revista Playboy. Se ha convertido en un carismático icono y defensor de la revolución sexual y la libertad personal.
5
  Guante sin dedos.

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El Club de las Excomulgadas
bastante desesperado para estar en la biblioteca en medio de una tormenta. O, más
probablemente, tratando de encontrar la sección de monstruos aterradores. No
había moros en la costa, por lo que él tiró de una silla y se subió al asiento.

Extendió el brazo. “Dame tu mano.”

Nubarrones de nieve cegaron a Hayden, pero llegó hasta arriba, sujetó a la chica.
Sus manos se unieron con algo huesudo y frío, tal vez los brazos, y él rodeó sus
dedos alrededor de ellos.

“Creo que te tengo”, dijo, tratando de alzar la vista, pero logrando que su cara se




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llenara de nieve.

“Méteme dentro.”

Hayden dio un fuerte tirón hasta que oyó un grito.

“Muy bien, detente. Ya puedo bajarme de aquí.”

“¿Estás segura?”, preguntó, todavía aferrando sus miembros huesudos.

“Sí. Sal de mi camino.”

“No estoy seguro que me guste tu tono.” Hayden se estremeció. Sonaba como su
padre.

La voz de la chica llegó otra vez, la duda completamente desaparecida. “¡Fuera de
mi camino o aterrizaré sobre ti!”

“Haz lo que quieras”, dijo Hayden, bajándose de la silla.

Entre ráfagas de viento y nieve, apareció un cuerpo. De alguna manera ella había
logrado girarse en la ventana, dando la vuelta primero piernas, cubiertas de unas
andrajosas medias de rejilla negra, estas bajaron primero. Las botas aterrizaron en
la parte superior de la fotocopiadora. Una diminuta falda azul de medianoche
apenas cubría su culo. Su torso estaba envuelto en una especie de suéter rojo que


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El Club de las Excomulgadas
dejaba partes de su piel expuestas. Una vez que ella estuvo totalmente fuera de la
ventana y de pie encima de la copiadora, se puso de puntillas, cerró la ventana y se
volvió.

Hayden miró su falda y alcanzó a ver la piel. Las redes no eran pantis. Eso
significaba que sus muslos estaban desnudos. ¿Y si no llevaba ropa interior? Su
coño se…

“¿Siempre tienes esa actitud cuando alguien te pide ayuda?” Ella puso sus manos
en sus caderas, sus largos dedos blancos destellaban entre sus mitones, y lo miró. Su
espalda arqueada que hacía que sus senos se vieran más grandes.




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En vez de esperar una respuesta, ella se sentó en la fotocopiadora, y luego saltó al
suelo. Corrección. Sus pechos eran enormes. Dignas de porno, seguro.

Joder. Su dura polla la había evocado.

Hayden parpadeó, tratando de aclarar su cabeza. Tratando de pensar en otra cosa,
qué en eso de tiras que utilizaba como suéter y en cuantos tirones se necesitarían
para conseguírselo quitar. “No llevas abrigo.”

Ella levantó sus manos para sacudir la nieve de su pelo, sus grandes pechos
temblando con el movimiento. ¿Tal vez el suéter caería sin ayuda?

“No eres muy amable. ¿Hay alguien más aquí?”, preguntó, dirigiendo sus manos a
través de sus brazos y piernas, extendiendo la nieve en el suelo y salpicándolo.

Obviamente, él no la había evocado, porque si hubiera sido así no buscaría a nadie
a su lado, y seguro como el infierno no usaría ese tono.

“Está un poco nevoso ahí fuera. Creo que la tormenta podría mantener a la gente
en sus casas.” Si ella noto su sarcasmo, no respondió. No parecía notar su grosera
fija mirada, tampoco, por lo que él siguió. Si ella no iba a molestarse en ser cortés,
él tampoco lo sería.

Sus tensos pezones habían alcanzado su punto máximo, rozando contra la tela roja.

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El Club de las Excomulgadas
“¿No tienes frío?”, le preguntó, contemplando el rojo material que se ajustaba
alrededor de su torso. No era realmente un suéter; parecía más bien una tira de tela
envuelta alrededor de ella como una venda gigante elástica.

Ella finalmente consiguió quitarse la última gota de nieve de encima, pero su ropa
estaba empapada y pegada. Aún así, no temblaba. Parecía incluso que no tuviera
frío. O estaba preocupado por la rareza de la escalada a través de una ventana de la
biblioteca en medio de una tormenta de nieve. Hayden se enderezó, un poco
asustado, ahora que había superado el hecho de que ella llegase simplemente en su
vida.




                                                                                              Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
Ella pasó junto a él y fue hasta la mitad del camino por el pasillo, su falda rozando
contra sus muslos, y Hayden comenzó a preguntarse de nuevo sobre sus bragas.
Definitivamente parecía el tipo de chica que iría sin ellas. ¿Tal vez se le habrían
deslizado?

Cuando llegó al final del pasillo, miró a un lado y al otro, y luego desfiló de nuevo,
viniendo directamente hacia él.

“Tienes razón sobre la tormenta, y las calles también están vacías. Por eso entré
aquí”, dijo, su voz        dulce mientras seguía. “Eres la única persona por los
alrededores.”

“Hay un guarda de seguridad.”

“No suena a una buena idea. No es la clase de hombre que busco.” Se adelantó,
balanceándose de un modo que el dobladillo de su falda subió, mostrando la parte
de arriba de sus medias.

Obviamente, esta chica era un problema con P mayúscula, y Hayden había pasado
su vida entera evitando los problemas, jugaba con cosas seguras y que podían
hacerse. El se mantuvo, alcanzando la pila de libros que había dejado encima de la
fotocopiadora. No le importaba las copias, sólo las comprobaría. Metió los libros
bajo su brazo y pasó delante de ella. Ni siguiera dio una última mirada a sus
magníficos pechos redondeados, a sus sensuales labios y a las piernas cubiertas de

                                                                                         11
El Club de las Excomulgadas
medias de rejilla. No tenía necesidad, de verdad. No se olvidaría a corto plazo de
ningún detalle.

“¡Espera!”, lo llamó, y oyó el ruido sordo de sus botas cuando lo siguió. Incluso el
ritmo lo siguió hasta la mesa donde había dejado sus cosas. Dejó los libros y
comenzó a meter sus papeles en unas carpetas.

Ella vino por detrás y envolvió sus brazos alrededor su cintura. Era demasiado baja
para hablarle al oído, por lo que metió la cabeza bajo su brazo y le sonrió.

“Um, ¿hola?”, dijo, sus ojos manchados con un brillo desesperado. “A propósito,




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Me llamo Mattie.”

“Encantado de conocerte, Mattie.” Hayden se movió alejándose de ella, tratando
de dar salida a la actualización del correo electrónico que había estado escribiendo
para Bob Keeler, y así podría cerrar su ordenador. Sus manos se deslizaron por
debajo de su cintura, por encima de su culo y alrededor de sus muslos, la ligera
presión calentó fácilmente la gruesa tela a través de sus pantalones. Tratando de no
hacer caso a ella y a su lujuria, tecleó en la portátil, golpeando todo lo que pudiera
alcanzar. Tenía que salir pitando de allí antes de que comenzaran a afectarle las
fantasías que parpadeaban en su mente. Esta chica iba a meterlo en problemas, de
alguna manera. Sólo lo sabía. “Tengo que irme.”

“Pero, Yo…” Mattie rodó alrededor de él, saltando sobre la mesa, y envolviéndolo
con sus piernas. Alcanzando detrás para subirse sobre la mesa, pero su mano
aterrizó sobre uno de sus libros. Ella miró a sus espaldas, quedándose congelada
durante unos segundos, luego se echó del todo hacia atrás. “¿Lees sobre zombis?”

Hayden aclaró su garganta. “Es una investigación.”

“¿Qué has averiguado?”

“Nada.”

Ella se meneó, sus pechos rebotaron. “Tal vez puedo ayudarte. ¿Qué necesitas?”


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El Club de las Excomulgadas
“Nada grande. Sólo una prueba de que los zombis son reales. Al igual que alguna
imagen, sabes. Ellos peinando las calles, en busca de carne. ¿No has oído?”

Ella sonrió, con sus ojos brillando de inconfundible lujuria. ¿Fue por los zombis o
por él? “Pareces asustado”, dijo ella, levantando sus cejas.

“Asustado es correcto. Si no consigo algo nuevo sobre los zombis para mi jefe,
probablemente no me de ningún trabajo especial más.”

Ella no dijo nada, simplemente se sentó allí balanceando los hombros,
contemplándolo con sus ojos, con el maquillaje corrido, lamiéndose los carnosos




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labios, y viéndose exactamente como una muñeca Barbie estropeada.

¿Por qué estaba hablando con ella de todos modos? Hayden trató de liberarse, pero
era más fuerte de lo que parecía. Mucho más fuerte. Se agachó para abrir sus
piernas, pero las luces de las mesas se apagaron y quedaron en la oscuridad. Sus
ojos comenzaron a adaptarse, por la luz de las farolas de la calle que entraba por las
ventanas. Con el parpadeo de la nieve, aún era más difícil ver con claridad.

Hayden dejo de intentar liberarse de sus piernas y la tomó de la barbilla, inclinando
su rostro para tratar de razonar con ella. “Creo que están cerrando esta sección, por
lo qué…” Cuando sus miradas conectaron, sus palabras decayeron. Los ojos de
Mattie brillaban en la oscuridad, de un color verde brillante.

Ella parpadeó, pero el brillo volvió tan pronto como su mirada lo encontró de
nuevo. No era la nieve lo que arrojaba esa luz en sus ojos. Era algo de su interior.
Algo que explicaba por qué estuvo trepando en la noche, sin abrigo, y sin tener frío.
Hayden deslizó su mano hasta su cuello, poniéndola en su garganta. Había pulso.

Por supuesto.

Estaba siendo totalmente ridículo.

Sólo para estar seguro, deslizó su mano hacia abajo, parándola sobre su corazón.
Las gruesas bandas estaban en su camino, por lo que metió sus dedos bajo ellas,


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El Club de las Excomulgadas
parándose cuando sintió la curva de su pecho. Antes de que él pudiera sentir el
latido de su corazón, ella puso su mano sobre la de él y la dirigió más abajo,
rozando su palma a través de su pezón. El pico se tensó, y ella suspiró suavemente,
el sonido fue una mezcla entre gemido y jadeo.

Hayden trató de mover su mano más abajo para sentir el peso de su pecho en su
palma, pero las correas estaban demasiado apretadas y su mano no las movía. Un
hilo de pánico entró por sus nervios y tiró. Ella gimió otra vez, alcanzando para
tirar de las correas del otro pecho y pellizcándose su propio pezón, y arqueándose
con la satisfacción. Su polla respondió, con un flujo repentino de sangre poniéndolo




                                                                                            Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
increíblemente duro.

Mattie dejó caer su mano y alcanzó su cinturón, sus dedos trabajaron rápidamente
para abrir la hebilla, el botón y la cremallera. Su pene erecto sobresalió
directamente, preparado para empujar en su coño a pesar de la confusión y
ansiedad que se arremolinaban en él. El tiró de su mano de nuevo y finalmente
quedó libre. Pero todavía estaba cautivo por sus piernas. Con fuertes y firmes
movimientos, ella lo tiró más cerca, apretando el agarre alrededor de su cintura
mientras levantaba su falda.

Las medias de rejilla negra terminaban cerca de la unión de sus muslos, y como lo
había imaginado, ella estaba, de hecho, sin bragas.

La madera oscura de la mesa contrastaba con su piel clara, y los labios lisos de su
coño estaban resbaladizos y listos. La posibilidad de un problema todavía estaba
allí, pero esta otra posibilidad, de hacer algo loco, era a la que estaba prestando
atención. Su polla estaba tan dura que podría meterse en ella de un solo empujón,
estaba seguro de eso.

Hayden agarró sus muslos, extendiendo sus piernas y la inclinó adelante, con lo
que su coño se abrió completamente. Se acercó más, por lo que la punta de su pene
tocó su húmeda piel.

“Hazlo”, susurró ella. “Fóllame.”


                                                                                       14
El Club de las Excomulgadas
Se impulsó, llenándola justo como sabía que lo haría, y gimió. Las paredes de su
apretada vagina se apoderaron de él, apretando su eje, haciendo que se pusiera más
duro, más grande. Ella se agarró de sus hombros y se meció contra él, deslizando su
dulce coño de arriba a abajo de su polla, tomando el control.

Hayden se inclinó más abajo, alcanzando su pecho expuesto con su boca,
queriendo sentirlo dentro de ella. Encontró el pezón, pero el montículo estaba
demasiado lleno, y sus movimientos eran demasiado frenéticos, por lo que tuvo que
conformarse con lamer la dulce punta.

Ella gruñó en respuesta, bombeando sus caderas mientras se balanceaba en su




                                                                                            Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
contra, teniendo todo su eje en su interior y empujando sus pelotas en cada
oscilación hacia delante. Su saco se calentó, su cuerpo entero vibró ardiendo. Su
polla estaba profundamente dentro de ella, envuelta en su dulce coño, pero esa
conexión no era suficiente. Alzó la boca de su pecho, en busca de sus labios.
Cuando rozó su boca contra la de ella, se puso rígida y jadeó.

El presionó su boca contra sus labios frescos y húmedos. Ella contuvo el aliento por
la fuerte sorpresa, intentando devolverle el beso, pero las ondas de liberación se
apoderaron de su cuerpo. Ella se aplastó contra él, obligando a su polla a entrar
profundamente, mientras sus respiraciones se convertían en una serie de jadeos
cortos. Hayden le dio un beso con los labios abiertos, luego se dejó ir, cayendo en
su propia explosión de felicidad. Apretado, el placer atravesó su columna cuando
llegó a su propio orgasmo, duro y rápido.

Se aferraron el uno al otro, con sus cuerpos recuperándose de la explosión
compartida.

“Gracias”, dijo, después de una pausa, mirándolo por debajo de sus mechones.
“Necesitaba esto.” Ella empezó a vestirse de nuevo, ajustando las correas para
cubrir sus exuberantes pechos.




                                                                                       15
El Club de las Excomulgadas
Hayden se rió un poco mientras levantaba suavemente a sus calzoncillos y
pantalones, tratando de no rozar su polla, que todavía estaba semi-erecta. “No es
necesario que des las gracias. Yo también lo deseaba.”

“¡Hey! ¿Hay alguien aquí?”

Joder. El guardia de seguridad. Aún cerrando la cremallera de sus pantalones,
Hayden contesto a la pregunta mientras trotaba por la oscuridad.

“¿Todavía estás aquí, en la oscuridad?” El guardia miró por encima del hombro de
Hayden. “¿Todo bien?”




                                                                                                Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
Hayden se acercó, bloqueando su visión. “Estoy bien, sólo recogiendo, a punto de
irme de cabeza a casa.”

El guardia pasó la luz de la linterna alrededor del cuarto, pero el pequeño rayo no
hizo mucho para iluminar el enorme espacio. “La nieve está cubriendo todo, para
que lo sepas.”

Tratando de parecer despreocupado, y no como un tipo que acabara de tener sexo
frenético. Hayden metió las manos en sus bolsillos y se sentó con los hombros
caídos. “Genial, bueno es saberlo.”

“Quedas seguro, amigo.”

“De acuerdo. Gracias.” Hayden giró y se dirigió de nuevo atrás. Ella se había ido
Probablemente volvió a subir a la ventana. O fue producto de su imaginación
nuevamente encendida.

Hayden manipuló su ordenador. El mensaje a Bob Keeler apareció. Añadió una
nota rápida acerca de los rituales calientes de sexo de los zombis, adjuntó el video
de la biblioteca, y dio a la tecla de enviar. En un minuto, reuniría todo y podría irse.
Ese tipo de cosas nuevas, no iba a aparecerse de la nada.




                                                                                           16
El Club de las Excomulgadas

                                 Capitulo 2
La vibración del teléfono despertó a Hayden, y aún medio dormido, buscó en su
bolsillo y contestó, con los ojos todavía cerrados.

“Hayden. Eres un genio.”

Luchando contra una seria contractura en su espalda, Hayden se abrió camino a
una posición sentada. “Gracias, Bob”, dijo, aunque no tenía ni idea a lo que el
hombre se refería.




                                                                                            Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
“La idea de unir una película ha sido impresionante. Perfecta. Ese accesorio,
merece la pena. ¿Por qué no me dijiste que eras un mago del Photoshop?”

Empezando a despertarse de verdad, Hayden miró alrededor. ¿La biblioteca? Se
había dormido en la mesa mientras se suponía que debía estar leyendo esos
malditos libros sobre zombis. Joder. Imágenes nebulosas de una chica mojada con
el pelo enredado y medias desgarradas brillaron en su mente. Sexo que te hacía
perder el sentido. Mierda santa. Que sueño.

“Lo bueno es que Rachelle es del tipo salvaje. La mayor parte de las tías no
querrían imágenes de sus chicos teniendo sexo con alguna otra mujer, incluso un
zombi, y que lo publicara en la red.”

Hayden se despertó de golpe. “¿Publicado?”

“Absolutamente.” Bob rió entre dientes, y luego bajó la voz. “El video de sexo es
caliente, Hayden, pero un poco excesivo. Incluso para nosotros. Entonces Chuck lo
cortó en imágenes fijas, y nuestro contador de visitas está a que revienta.”

¿Video sexual? “¿Reventar?”, dijo Hayden, comenzando a sudar. El agarró su
ordenador portátil y escribió la dirección del periódico. La página de inicio estaba
llena con la silueta oscura de una mujer, de piel pálida, de sus grandes pechos
asomaba entre las envolturas rojas, la otra estaba tapada. Su pelo mojado,


                                                                                       17
El Club de las Excomulgadas
enmarañado estaba enredado alrededor de sus hombros, sus ojos brillaban de un
modo inconfundiblemente verde, y el hombre colocado entre sus piernas era
obviamente él.

Una línea azul neón pasaba en medio de la página: ¡El ritual de sexo zombi descubierto!
¡Los hombres son a diario seducidos por los no-muertos!

“Ese cheque de bonificación ya está en tu buzón de correo, Hayden. Realmente lo
conseguiste, hijo. Gracias.”

“Por supuesto.” Hayden colgó, pero no dejó su teléfono. A pesar de que ellos sólo




                                                                                               Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
habían estado juntos un corto tiempo, Rachelle debería haber oído sobre sus fotos.

Marcó su número y se acomodó para esperar, pero ella respondió de inmediato.

“¿Qué demonios, Hayden?”

“Ya lo sabes, ¿no?”, contestó, clickeado el vínculo para pasar de la página de inicio.

“Sí. Y estoy enfadada.”

La siguiente pagina era otra foto de él y la chica, sus dedos blancos se rizaban sobre
su propio pecho mientras su mano estaba atrapada, obviamente, por las correas de
color rojo. “¿Cómo te enteraste?”

“Bob.”

“¿Bob?” Gracias Bob, por añadirla a mi lista de relaciones fracasadas.

“Sí, quería asegurarse de que estaba de acuerdo conmigo antes de colgar las fotos.”

Hayden se desplazó por el sitio, hacia abajo, a la siguiente fotografía mostraba el
muslo de Mattie, cubierto hasta la mitad por las andrajosas medias de rejilla, bien
envuelto alrededor de sus caderas. La diminuta falda cubriendo su pene,
empujando dentro y fuera de ella. “¿Y estuviste de acuerdo con él?”, dijo, con su
voz casi chillona.


                                                                                          18
El Club de las Excomulgadas
“Sí. Pero todavía estoy enojada.”

Se desplazó más abajo, nuevamente. Era una imagen de la cara de Mattie, con sus
ojos manchados, brillando y mirando directamente a la pantalla. Un escalofría
recorrió su columna vertebral. Directamente a su pene, que se puso duro de nuevo.
“Es que yo…”

“Siempre he estado pidiéndote hacer algo loco, tú teniendo ese lado perverso desde
el principio. Estoy cabreada porque lo guardaste en secreto.” Ella suspiró,
impaciente y molesta. “¿Por qué Hayden? ¿No crees que me gustas por quién eres
realmente, no, porque estoy esperando que puedas hacerte de montones de




                                                                                          Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners
dinero?”

Hayden salió del sitio web. “Ah.”

“Voy a tu apartamento esta noche. No llevaré, oh no, no te lo diré. Va a ser una
sorpresa, una muy caliente y sexy. Y es mejor que estés preparado para follarme
hasta perder el sentido. Este será el único modo en que te perdone por guardar ese
secreto.”

Otra vez, una noche loca. Pero Hayden estaba hecho para ser cauto y cuidadoso. El
se puso de pie, se ajustó sus caquis, pero no había forma de ocultar su sólida
erección.

Metió el portátil en su mochila y comenzó a caminar, dejando los libros de zombis
sobre la mesa.

“No me hagas esperar”, dijo ella y colgó.

Hayden marchó en la noche nevosa y no miró hacia atrás.


                                     FIN


                                                                                     19
El Club de las Excomulgadas

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                                                    Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners




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  • 1.
  • 2. El Club de las Excomulgadas Agradecimientos Al Staff Excomulgado: Mdf30y por la Traducción, a Kiti08, por la Corrección, Diagramación y Lectura Final de este Libro para el Club de Las Excomulgadas… Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners A las Chicas del Club de Las Excomulgadas, que nos acompañaron en cada capítulo, y a Nuestras Lectoras que nos acompañaron y nos acompañan siempre. A Todas…. Gracias!!! 2
  • 3. El Club de las Excomulgadas Argumento La Biblioteca pública de Boston estaba vacía en medio de una tormenta de nieve, pero Hayden no iba a ir a ninguna parte, hasta conseguir la información que pueda utilizar en el artículo para periódico tabloide en el que escribe. Un artículo sobre los rituales del sexo zombi parece que ser justo lo que necesitaba para complacer a su jefe, que está convencido de que los muertos vivientes vagan por las calles. Hayden ha estado enterrado en su búsqueda durante tanto tiempo, que no puede Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners resistir los urgentes avances sexuales de una muchacha de ojos borrosos y medias hechas jirones, que trepa por la ventana de la biblioteca. ¿Pero es humana, algo conjurado por su imaginación… o un zombi con necesidad de carne humana? 3
  • 4. El Club de las Excomulgadas Capitulo 1 Hayden Thomas se movió en la silla de madera, tratando sin éxito de aliviar la rigidez de su columna vertebral. Quien quiera que seleccionara las sillas para la Biblioteca pública de Boston, obviamente, nunca se sentó en ellas. Las malditas cosas, no tenían reposa brazos y estaban puestas una tan cerca de otra, que el Bates Hall parecía una cafetería. Excepto por las lámparas en las mesas de color verde, y las hileras de estanterías que cubrían las paredes revestidas de paneles de madera cuadrada enorme y desierta. Hayden se echó hacia atrás, colocando las palmas de Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners sus manos en la parte baja de su espalda mientras se estiraba y mirando a su alrededor. Bien, realmente parecía una biblioteca. Y era lo que toda la ciudad decía ser, histórica, bien cuidada, y una joya arquitectónica de mierda. No quería estar allí, buscando entre los libros antiguos, de los que la gente cuerda no debería preocuparse. Como si estuviera sintonizado su teléfono se iluminó. Lo recogió y leyó el mensaje. Ese artículo estará terminado esta noche. ¿No? Obtendrás algo nuevo. ¿Verdad? Hayden tecleó una respuesta, sí y sí, luego metió el teléfono en su bolsillo. No iba a mirarlo de nuevo hasta que tuviera lo que necesitaba. Algo nuevo. ¿Qué demonios significaba eso de todos modos? Dinero. Eso era lo que significaba. Debido a que Bob Keeler, el tipo para el que Hayden escribía, le prometió un sobresueldo si pudiera traer algo muy, muy nuevo. Por eso había venido a la biblioteca, para buscar en los libros que tenía delante. No iba a encontrar nada nuevo en la red, el lugar donde todos los demás buscaban cosas frescas. Venir a la biblioteca había sido una buena idea, sin embargo. Ya había hecho un pequeño vídeo del interior con su webcam. Podría ser capaz de usar eso en el sitio web del periódico como parte de la serie. Una especie de tema con enfoque académico para dar al artículo un aire de credibilidad. 4
  • 5. El Club de las Excomulgadas “Las luces de esta sección se apagan temprano, señor. En alrededor de veinte minutos.” El guarda de seguridad se había acercado por detrás a Hayden y estaba de pie en el pasillo entre las filas de mesas de relucientes madera. Hizo un gesto hacia los ventanales que comenzaban en la parte superior de las estanterías y llegaban hasta unos cinco metros del techo abovedado. “Snowmaggeddon1, hombre. Todo el mundo se va. También debería hacerlo usted.” Hayden se frotó sus cansados ojos. La nieve golpeaba contra el cristal, tan feroz y brillante, que aunque el sol se había puesto hace una hora las ráfagas blancas Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners todavía eran visibles. Joder. Una tormenta. Como si no tuviera suficiente. Había prometido a Rachelle, una chica con la que había comenzado a salir, que terminaría el artículo esta noche, y luego podrían ‘hacer algo divertido, algo loco’ mañana. Hayden echó un vistazo a la pila de libros que rodeaban su ordenador portátil. ¿Podría llevarlos a través de la ventisca? “¿Tienen ustedes una máquina fotocopiadora?”, le preguntó, explorando el enorme área detrás del guardia. Debería haber un vestíbulo detrás, en algún sitio. “Sí.” El guardia miró las pilas de libros, su boca se torció en un ceño fruncido cuando su mirada pasó rozando sobre los títulos. “¿Dónde ha encontrado esto?” “En la sección de monstruos aterradores, en la Z de zombis.” “No, en serio, amigo. Tengo que aprender cómo protegerme.” El hombre sacó un periódico doblado de su bolsillo trasero y lo blandió. “Todo está aquí, los Zombis Inundan las calles de Beantown, Hambrientos de Carne Humana.” El hombre desplegó el periódico y mostro el titular. Pero Hayden no tenía que mirar lo impreso porque lo había escrito la semana pasada cuando Bob Keeler insistió que escribieran artículos relacionados con la convención del libro cómics que comenzaba el próximo fin de semana. “¿Usted cree lo que lee en The Boston Weekly?” 1 Tormenta enorme de nieve y hielo. 5
  • 6. El Club de las Excomulgadas “No lo imprimirían, si no fuera verdad.” El tipo dobló el periódico y lo metió de nuevo, en su bolsillo. “O podría ser verdad.” No era nada extraordinario que Bob Keeler tuviera el dinero suficiente para vivir en Chestnut Hill2. “¿La fotocopiadora?” El hombre señaló a un pasillo que había entre dos librerías. “Está por allí abajo. Pero como le dije, mejor se va.” Caminó legándose y luego se volvió, su mirada saltó de un libro al siguiente antes de posarse finalmente en la cara de Hayden. Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners “Snowmaggeddon. Zombis. Tenga cuidado, el artículo dice que se eviten lugares aislados y que te quedes entre la gente.” “Lo entiendo”, le aseguró Hayden, usando su voz de profesor estricto, que había perfeccionado siendo un asistente graduado en el Boston College3. El tipo observó a Hayden una vez más, con la duda y preocupación aún marcando su rostro cuando se dio la vuelta, agitó el periódico doblado a Hayden mientras se marchaba. Aquella voz de profesor era muy útil, pero según Rachelle, la usaba demasiado, y la actitud que venía con ella. Sólo habían salido un par de veces, pero ya se quejaba de su acérrima ética de trabajo y la forma en que ellos necesitaban tener la más loca diversión. ¿Cómo se suponía que iba a tener cualquier tipo de diversión cuando le quedan años por pagar el préstamo estudiantil que tuvo que hacer y sólo una página Curriculum Vitae para tratar de pagarlo? Una vez que encontrara un trabajo real, este tipo de cosas serían parte de su pasado. La parte que olvidaría. Se balanceó en la silla, agarrando los tres libros en los que no se había puesto aún, y salió de la sala. La fotocopiadora estaba situada debajo de una ventana rectangular, zumbando en un espacio poco iluminado. 2 Barrio Residencial en Boston 3 Universidad de Boston 6
  • 7. El Club de las Excomulgadas Hayden levantó la tapa, y dejó el libro en la superficie de acristalada, comenzando a hojear, explorando, buscando el capítulo que necesitaba para su investigación. Investigación. Cierto. No era un eufemismo. Pasó a través de las páginas, prestando atención a las caras maltratadas y las ropas andrajosas que parecían antiguas. Por el amor de Dios. Zombis. ¿Por qué gastaba la gente su tiempo en este tipo de cosas? Pero Bob Keeler estaba convencido de que, debido a que Rodney McKinnon, protagonista de Ritos Zombis, venía a la convención de comics, si en el periódico se escribiera algo sobre zombis, venderían miles de copias. Sobre todo si hubiera algo nuevo. El hombre estaba loco. Claro, Boston sería invadido por monstruos de Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners cómic, pero esas personas eran cultas, ¿no? No creerían objetivamente que los zombis eran reales. Así que, ¿por qué iban a querer leer sobre ellos? Hayden se detuvo en el dibujo hecho por un testigo ocular, un llamado rastreador de zombis. Al parecer, el testigo pasó todo un verano espiando a una tribu que creía que participaban en rituales de iniciación que incluían un montón de sexo. El dibujo mostraba a dos hombres, con el torso desnudo y vistiendo zahones de cuero. Uno de ellos, con una cuerda atada alrededor de la cintura, estaba apoyado contra un árbol mientras que el otro extremo de la cuerda estaba atado al árbol, asegurándolo como a un perro, para que no se escapase. No llevaban nada bajo los zahones. Y el hombre amarrado tenía una enorme erección Hayden volvió la página. Más dibujos. El tipo atado al árbol, sosteniendo el culo de una mujer y golpeando en ella su erección. Por lo visto el testigo había documentado el ritual entero. Había cinco dibujos más, cada uno mostrando al hombre apareándose con una mujer diferente mientras los demás miraban. Y todas las mujeres parecían muy satisfechas. Y complacientes. La polla de Hayden se puso rígida. Bien, así que eran personas a las que les iba el sexo en grupo, pero, ¿dónde estaba la prueba que eran zombis? La prueba de que eran zombis verdaderos. Se rió. Esto sería fresco, así que era justo lo que necesitaba. Y lo que no necesitaba, de su pene 7
  • 8. El Club de las Excomulgadas duro como una roca, como distracción. Él lo asió y lo movió bajo la cremallera de sus caquis. La última página del capítulo perfilaba la teoría del rastreador de zombis, sobre la sexualidad de estos. Los zombis podían permanecer ‘vivos’ gracias a la carne humana que comían o por el sexo frecuente. El método sexual funcionaba muy bien, porque los humanos vivos se desmayaban después, dando la oportunidad al zombi para escaparse. Los rituales de iniciación sexuales estaban concebidos para enseñar a los nuevos zombis habilidades de supervivencia, para usar como instrumentos si no pudieran comer carne humana. Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners Viviendo de sexo. ¡Buen Dios!, era la teoría de Hugh Hefner4. Pero le parecía familiar. ¿Tenía Ritos de Zombi una especie de protocolar sexual? Arriba una ventana chirrió al abrirse. Las ráfagas de nieve llegaron volando. Unos dedos arañaron en el alféizar, agarrándose al marco de madera. Una mano completa apareció, cubierta de un mitón5 negro. Después otra mano. Luego un antebrazo, envuelto en lana roja, un codo, la piel desnuda entre las tiras de color rojo. Hayden contuvo el aliento, ¿Lo estaría viendo de verdad? ¿Era posible tener alucinaciones por leer demasiada basura? Una masa de pelo enmarañado, una mezcla de castaño y rojo, apareció en la abertura. Una de las manos lo alcanzó, apartando el pelo lejos. Dos ojos marrones bordeados de maquillaje corrido miraron detenidamente hacia abajo. “¿Me echas una mano?”, dijo ella, su voz áspera, probablemente por haber subido por el lateral del edificio. Una de sus manos comenzó a deslizarse y usó el codo para anclarse al marco. “¿Por favor?” La nieve y el viento soplaron, haciendo resbaladizo el alfeizar y su codo comenzó a deslizarse. “Date prisa.” Hayden miró al pasillo, pero estaba rodeado de un denso silencio. El guardia de seguridad posiblemente seguía peinando las filas, en busca de alguien más lo 4 Hugh Marston Hefner (n. 9 de abril de 1926), también conocido coloquialmente como Hef, es el fundador y editor jefe de la revista Playboy. Se ha convertido en un carismático icono y defensor de la revolución sexual y la libertad personal. 5 Guante sin dedos. 8
  • 9. El Club de las Excomulgadas bastante desesperado para estar en la biblioteca en medio de una tormenta. O, más probablemente, tratando de encontrar la sección de monstruos aterradores. No había moros en la costa, por lo que él tiró de una silla y se subió al asiento. Extendió el brazo. “Dame tu mano.” Nubarrones de nieve cegaron a Hayden, pero llegó hasta arriba, sujetó a la chica. Sus manos se unieron con algo huesudo y frío, tal vez los brazos, y él rodeó sus dedos alrededor de ellos. “Creo que te tengo”, dijo, tratando de alzar la vista, pero logrando que su cara se Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners llenara de nieve. “Méteme dentro.” Hayden dio un fuerte tirón hasta que oyó un grito. “Muy bien, detente. Ya puedo bajarme de aquí.” “¿Estás segura?”, preguntó, todavía aferrando sus miembros huesudos. “Sí. Sal de mi camino.” “No estoy seguro que me guste tu tono.” Hayden se estremeció. Sonaba como su padre. La voz de la chica llegó otra vez, la duda completamente desaparecida. “¡Fuera de mi camino o aterrizaré sobre ti!” “Haz lo que quieras”, dijo Hayden, bajándose de la silla. Entre ráfagas de viento y nieve, apareció un cuerpo. De alguna manera ella había logrado girarse en la ventana, dando la vuelta primero piernas, cubiertas de unas andrajosas medias de rejilla negra, estas bajaron primero. Las botas aterrizaron en la parte superior de la fotocopiadora. Una diminuta falda azul de medianoche apenas cubría su culo. Su torso estaba envuelto en una especie de suéter rojo que 9
  • 10. El Club de las Excomulgadas dejaba partes de su piel expuestas. Una vez que ella estuvo totalmente fuera de la ventana y de pie encima de la copiadora, se puso de puntillas, cerró la ventana y se volvió. Hayden miró su falda y alcanzó a ver la piel. Las redes no eran pantis. Eso significaba que sus muslos estaban desnudos. ¿Y si no llevaba ropa interior? Su coño se… “¿Siempre tienes esa actitud cuando alguien te pide ayuda?” Ella puso sus manos en sus caderas, sus largos dedos blancos destellaban entre sus mitones, y lo miró. Su espalda arqueada que hacía que sus senos se vieran más grandes. Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners En vez de esperar una respuesta, ella se sentó en la fotocopiadora, y luego saltó al suelo. Corrección. Sus pechos eran enormes. Dignas de porno, seguro. Joder. Su dura polla la había evocado. Hayden parpadeó, tratando de aclarar su cabeza. Tratando de pensar en otra cosa, qué en eso de tiras que utilizaba como suéter y en cuantos tirones se necesitarían para conseguírselo quitar. “No llevas abrigo.” Ella levantó sus manos para sacudir la nieve de su pelo, sus grandes pechos temblando con el movimiento. ¿Tal vez el suéter caería sin ayuda? “No eres muy amable. ¿Hay alguien más aquí?”, preguntó, dirigiendo sus manos a través de sus brazos y piernas, extendiendo la nieve en el suelo y salpicándolo. Obviamente, él no la había evocado, porque si hubiera sido así no buscaría a nadie a su lado, y seguro como el infierno no usaría ese tono. “Está un poco nevoso ahí fuera. Creo que la tormenta podría mantener a la gente en sus casas.” Si ella noto su sarcasmo, no respondió. No parecía notar su grosera fija mirada, tampoco, por lo que él siguió. Si ella no iba a molestarse en ser cortés, él tampoco lo sería. Sus tensos pezones habían alcanzado su punto máximo, rozando contra la tela roja. 10
  • 11. El Club de las Excomulgadas “¿No tienes frío?”, le preguntó, contemplando el rojo material que se ajustaba alrededor de su torso. No era realmente un suéter; parecía más bien una tira de tela envuelta alrededor de ella como una venda gigante elástica. Ella finalmente consiguió quitarse la última gota de nieve de encima, pero su ropa estaba empapada y pegada. Aún así, no temblaba. Parecía incluso que no tuviera frío. O estaba preocupado por la rareza de la escalada a través de una ventana de la biblioteca en medio de una tormenta de nieve. Hayden se enderezó, un poco asustado, ahora que había superado el hecho de que ella llegase simplemente en su vida. Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners Ella pasó junto a él y fue hasta la mitad del camino por el pasillo, su falda rozando contra sus muslos, y Hayden comenzó a preguntarse de nuevo sobre sus bragas. Definitivamente parecía el tipo de chica que iría sin ellas. ¿Tal vez se le habrían deslizado? Cuando llegó al final del pasillo, miró a un lado y al otro, y luego desfiló de nuevo, viniendo directamente hacia él. “Tienes razón sobre la tormenta, y las calles también están vacías. Por eso entré aquí”, dijo, su voz dulce mientras seguía. “Eres la única persona por los alrededores.” “Hay un guarda de seguridad.” “No suena a una buena idea. No es la clase de hombre que busco.” Se adelantó, balanceándose de un modo que el dobladillo de su falda subió, mostrando la parte de arriba de sus medias. Obviamente, esta chica era un problema con P mayúscula, y Hayden había pasado su vida entera evitando los problemas, jugaba con cosas seguras y que podían hacerse. El se mantuvo, alcanzando la pila de libros que había dejado encima de la fotocopiadora. No le importaba las copias, sólo las comprobaría. Metió los libros bajo su brazo y pasó delante de ella. Ni siguiera dio una última mirada a sus magníficos pechos redondeados, a sus sensuales labios y a las piernas cubiertas de 11
  • 12. El Club de las Excomulgadas medias de rejilla. No tenía necesidad, de verdad. No se olvidaría a corto plazo de ningún detalle. “¡Espera!”, lo llamó, y oyó el ruido sordo de sus botas cuando lo siguió. Incluso el ritmo lo siguió hasta la mesa donde había dejado sus cosas. Dejó los libros y comenzó a meter sus papeles en unas carpetas. Ella vino por detrás y envolvió sus brazos alrededor su cintura. Era demasiado baja para hablarle al oído, por lo que metió la cabeza bajo su brazo y le sonrió. “Um, ¿hola?”, dijo, sus ojos manchados con un brillo desesperado. “A propósito, Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners Me llamo Mattie.” “Encantado de conocerte, Mattie.” Hayden se movió alejándose de ella, tratando de dar salida a la actualización del correo electrónico que había estado escribiendo para Bob Keeler, y así podría cerrar su ordenador. Sus manos se deslizaron por debajo de su cintura, por encima de su culo y alrededor de sus muslos, la ligera presión calentó fácilmente la gruesa tela a través de sus pantalones. Tratando de no hacer caso a ella y a su lujuria, tecleó en la portátil, golpeando todo lo que pudiera alcanzar. Tenía que salir pitando de allí antes de que comenzaran a afectarle las fantasías que parpadeaban en su mente. Esta chica iba a meterlo en problemas, de alguna manera. Sólo lo sabía. “Tengo que irme.” “Pero, Yo…” Mattie rodó alrededor de él, saltando sobre la mesa, y envolviéndolo con sus piernas. Alcanzando detrás para subirse sobre la mesa, pero su mano aterrizó sobre uno de sus libros. Ella miró a sus espaldas, quedándose congelada durante unos segundos, luego se echó del todo hacia atrás. “¿Lees sobre zombis?” Hayden aclaró su garganta. “Es una investigación.” “¿Qué has averiguado?” “Nada.” Ella se meneó, sus pechos rebotaron. “Tal vez puedo ayudarte. ¿Qué necesitas?” 12
  • 13. El Club de las Excomulgadas “Nada grande. Sólo una prueba de que los zombis son reales. Al igual que alguna imagen, sabes. Ellos peinando las calles, en busca de carne. ¿No has oído?” Ella sonrió, con sus ojos brillando de inconfundible lujuria. ¿Fue por los zombis o por él? “Pareces asustado”, dijo ella, levantando sus cejas. “Asustado es correcto. Si no consigo algo nuevo sobre los zombis para mi jefe, probablemente no me de ningún trabajo especial más.” Ella no dijo nada, simplemente se sentó allí balanceando los hombros, contemplándolo con sus ojos, con el maquillaje corrido, lamiéndose los carnosos Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners labios, y viéndose exactamente como una muñeca Barbie estropeada. ¿Por qué estaba hablando con ella de todos modos? Hayden trató de liberarse, pero era más fuerte de lo que parecía. Mucho más fuerte. Se agachó para abrir sus piernas, pero las luces de las mesas se apagaron y quedaron en la oscuridad. Sus ojos comenzaron a adaptarse, por la luz de las farolas de la calle que entraba por las ventanas. Con el parpadeo de la nieve, aún era más difícil ver con claridad. Hayden dejo de intentar liberarse de sus piernas y la tomó de la barbilla, inclinando su rostro para tratar de razonar con ella. “Creo que están cerrando esta sección, por lo qué…” Cuando sus miradas conectaron, sus palabras decayeron. Los ojos de Mattie brillaban en la oscuridad, de un color verde brillante. Ella parpadeó, pero el brillo volvió tan pronto como su mirada lo encontró de nuevo. No era la nieve lo que arrojaba esa luz en sus ojos. Era algo de su interior. Algo que explicaba por qué estuvo trepando en la noche, sin abrigo, y sin tener frío. Hayden deslizó su mano hasta su cuello, poniéndola en su garganta. Había pulso. Por supuesto. Estaba siendo totalmente ridículo. Sólo para estar seguro, deslizó su mano hacia abajo, parándola sobre su corazón. Las gruesas bandas estaban en su camino, por lo que metió sus dedos bajo ellas, 13
  • 14. El Club de las Excomulgadas parándose cuando sintió la curva de su pecho. Antes de que él pudiera sentir el latido de su corazón, ella puso su mano sobre la de él y la dirigió más abajo, rozando su palma a través de su pezón. El pico se tensó, y ella suspiró suavemente, el sonido fue una mezcla entre gemido y jadeo. Hayden trató de mover su mano más abajo para sentir el peso de su pecho en su palma, pero las correas estaban demasiado apretadas y su mano no las movía. Un hilo de pánico entró por sus nervios y tiró. Ella gimió otra vez, alcanzando para tirar de las correas del otro pecho y pellizcándose su propio pezón, y arqueándose con la satisfacción. Su polla respondió, con un flujo repentino de sangre poniéndolo Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners increíblemente duro. Mattie dejó caer su mano y alcanzó su cinturón, sus dedos trabajaron rápidamente para abrir la hebilla, el botón y la cremallera. Su pene erecto sobresalió directamente, preparado para empujar en su coño a pesar de la confusión y ansiedad que se arremolinaban en él. El tiró de su mano de nuevo y finalmente quedó libre. Pero todavía estaba cautivo por sus piernas. Con fuertes y firmes movimientos, ella lo tiró más cerca, apretando el agarre alrededor de su cintura mientras levantaba su falda. Las medias de rejilla negra terminaban cerca de la unión de sus muslos, y como lo había imaginado, ella estaba, de hecho, sin bragas. La madera oscura de la mesa contrastaba con su piel clara, y los labios lisos de su coño estaban resbaladizos y listos. La posibilidad de un problema todavía estaba allí, pero esta otra posibilidad, de hacer algo loco, era a la que estaba prestando atención. Su polla estaba tan dura que podría meterse en ella de un solo empujón, estaba seguro de eso. Hayden agarró sus muslos, extendiendo sus piernas y la inclinó adelante, con lo que su coño se abrió completamente. Se acercó más, por lo que la punta de su pene tocó su húmeda piel. “Hazlo”, susurró ella. “Fóllame.” 14
  • 15. El Club de las Excomulgadas Se impulsó, llenándola justo como sabía que lo haría, y gimió. Las paredes de su apretada vagina se apoderaron de él, apretando su eje, haciendo que se pusiera más duro, más grande. Ella se agarró de sus hombros y se meció contra él, deslizando su dulce coño de arriba a abajo de su polla, tomando el control. Hayden se inclinó más abajo, alcanzando su pecho expuesto con su boca, queriendo sentirlo dentro de ella. Encontró el pezón, pero el montículo estaba demasiado lleno, y sus movimientos eran demasiado frenéticos, por lo que tuvo que conformarse con lamer la dulce punta. Ella gruñó en respuesta, bombeando sus caderas mientras se balanceaba en su Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners contra, teniendo todo su eje en su interior y empujando sus pelotas en cada oscilación hacia delante. Su saco se calentó, su cuerpo entero vibró ardiendo. Su polla estaba profundamente dentro de ella, envuelta en su dulce coño, pero esa conexión no era suficiente. Alzó la boca de su pecho, en busca de sus labios. Cuando rozó su boca contra la de ella, se puso rígida y jadeó. El presionó su boca contra sus labios frescos y húmedos. Ella contuvo el aliento por la fuerte sorpresa, intentando devolverle el beso, pero las ondas de liberación se apoderaron de su cuerpo. Ella se aplastó contra él, obligando a su polla a entrar profundamente, mientras sus respiraciones se convertían en una serie de jadeos cortos. Hayden le dio un beso con los labios abiertos, luego se dejó ir, cayendo en su propia explosión de felicidad. Apretado, el placer atravesó su columna cuando llegó a su propio orgasmo, duro y rápido. Se aferraron el uno al otro, con sus cuerpos recuperándose de la explosión compartida. “Gracias”, dijo, después de una pausa, mirándolo por debajo de sus mechones. “Necesitaba esto.” Ella empezó a vestirse de nuevo, ajustando las correas para cubrir sus exuberantes pechos. 15
  • 16. El Club de las Excomulgadas Hayden se rió un poco mientras levantaba suavemente a sus calzoncillos y pantalones, tratando de no rozar su polla, que todavía estaba semi-erecta. “No es necesario que des las gracias. Yo también lo deseaba.” “¡Hey! ¿Hay alguien aquí?” Joder. El guardia de seguridad. Aún cerrando la cremallera de sus pantalones, Hayden contesto a la pregunta mientras trotaba por la oscuridad. “¿Todavía estás aquí, en la oscuridad?” El guardia miró por encima del hombro de Hayden. “¿Todo bien?” Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners Hayden se acercó, bloqueando su visión. “Estoy bien, sólo recogiendo, a punto de irme de cabeza a casa.” El guardia pasó la luz de la linterna alrededor del cuarto, pero el pequeño rayo no hizo mucho para iluminar el enorme espacio. “La nieve está cubriendo todo, para que lo sepas.” Tratando de parecer despreocupado, y no como un tipo que acabara de tener sexo frenético. Hayden metió las manos en sus bolsillos y se sentó con los hombros caídos. “Genial, bueno es saberlo.” “Quedas seguro, amigo.” “De acuerdo. Gracias.” Hayden giró y se dirigió de nuevo atrás. Ella se había ido Probablemente volvió a subir a la ventana. O fue producto de su imaginación nuevamente encendida. Hayden manipuló su ordenador. El mensaje a Bob Keeler apareció. Añadió una nota rápida acerca de los rituales calientes de sexo de los zombis, adjuntó el video de la biblioteca, y dio a la tecla de enviar. En un minuto, reuniría todo y podría irse. Ese tipo de cosas nuevas, no iba a aparecerse de la nada. 16
  • 17. El Club de las Excomulgadas Capitulo 2 La vibración del teléfono despertó a Hayden, y aún medio dormido, buscó en su bolsillo y contestó, con los ojos todavía cerrados. “Hayden. Eres un genio.” Luchando contra una seria contractura en su espalda, Hayden se abrió camino a una posición sentada. “Gracias, Bob”, dijo, aunque no tenía ni idea a lo que el hombre se refería. Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners “La idea de unir una película ha sido impresionante. Perfecta. Ese accesorio, merece la pena. ¿Por qué no me dijiste que eras un mago del Photoshop?” Empezando a despertarse de verdad, Hayden miró alrededor. ¿La biblioteca? Se había dormido en la mesa mientras se suponía que debía estar leyendo esos malditos libros sobre zombis. Joder. Imágenes nebulosas de una chica mojada con el pelo enredado y medias desgarradas brillaron en su mente. Sexo que te hacía perder el sentido. Mierda santa. Que sueño. “Lo bueno es que Rachelle es del tipo salvaje. La mayor parte de las tías no querrían imágenes de sus chicos teniendo sexo con alguna otra mujer, incluso un zombi, y que lo publicara en la red.” Hayden se despertó de golpe. “¿Publicado?” “Absolutamente.” Bob rió entre dientes, y luego bajó la voz. “El video de sexo es caliente, Hayden, pero un poco excesivo. Incluso para nosotros. Entonces Chuck lo cortó en imágenes fijas, y nuestro contador de visitas está a que revienta.” ¿Video sexual? “¿Reventar?”, dijo Hayden, comenzando a sudar. El agarró su ordenador portátil y escribió la dirección del periódico. La página de inicio estaba llena con la silueta oscura de una mujer, de piel pálida, de sus grandes pechos asomaba entre las envolturas rojas, la otra estaba tapada. Su pelo mojado, 17
  • 18. El Club de las Excomulgadas enmarañado estaba enredado alrededor de sus hombros, sus ojos brillaban de un modo inconfundiblemente verde, y el hombre colocado entre sus piernas era obviamente él. Una línea azul neón pasaba en medio de la página: ¡El ritual de sexo zombi descubierto! ¡Los hombres son a diario seducidos por los no-muertos! “Ese cheque de bonificación ya está en tu buzón de correo, Hayden. Realmente lo conseguiste, hijo. Gracias.” “Por supuesto.” Hayden colgó, pero no dejó su teléfono. A pesar de que ellos sólo Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners habían estado juntos un corto tiempo, Rachelle debería haber oído sobre sus fotos. Marcó su número y se acomodó para esperar, pero ella respondió de inmediato. “¿Qué demonios, Hayden?” “Ya lo sabes, ¿no?”, contestó, clickeado el vínculo para pasar de la página de inicio. “Sí. Y estoy enfadada.” La siguiente pagina era otra foto de él y la chica, sus dedos blancos se rizaban sobre su propio pecho mientras su mano estaba atrapada, obviamente, por las correas de color rojo. “¿Cómo te enteraste?” “Bob.” “¿Bob?” Gracias Bob, por añadirla a mi lista de relaciones fracasadas. “Sí, quería asegurarse de que estaba de acuerdo conmigo antes de colgar las fotos.” Hayden se desplazó por el sitio, hacia abajo, a la siguiente fotografía mostraba el muslo de Mattie, cubierto hasta la mitad por las andrajosas medias de rejilla, bien envuelto alrededor de sus caderas. La diminuta falda cubriendo su pene, empujando dentro y fuera de ella. “¿Y estuviste de acuerdo con él?”, dijo, con su voz casi chillona. 18
  • 19. El Club de las Excomulgadas “Sí. Pero todavía estoy enojada.” Se desplazó más abajo, nuevamente. Era una imagen de la cara de Mattie, con sus ojos manchados, brillando y mirando directamente a la pantalla. Un escalofría recorrió su columna vertebral. Directamente a su pene, que se puso duro de nuevo. “Es que yo…” “Siempre he estado pidiéndote hacer algo loco, tú teniendo ese lado perverso desde el principio. Estoy cabreada porque lo guardaste en secreto.” Ella suspiró, impaciente y molesta. “¿Por qué Hayden? ¿No crees que me gustas por quién eres realmente, no, porque estoy esperando que puedas hacerte de montones de Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners dinero?” Hayden salió del sitio web. “Ah.” “Voy a tu apartamento esta noche. No llevaré, oh no, no te lo diré. Va a ser una sorpresa, una muy caliente y sexy. Y es mejor que estés preparado para follarme hasta perder el sentido. Este será el único modo en que te perdone por guardar ese secreto.” Otra vez, una noche loca. Pero Hayden estaba hecho para ser cauto y cuidadoso. El se puso de pie, se ajustó sus caquis, pero no había forma de ocultar su sólida erección. Metió el portátil en su mochila y comenzó a caminar, dejando los libros de zombis sobre la mesa. “No me hagas esperar”, dijo ella y colgó. Hayden marchó en la noche nevosa y no miró hacia atrás. FIN 19
  • 20. El Club de las Excomulgadas Si deseas saber más de Nuestros Proyectos o ayudarnos a realizarlos Visítanos!!! Isabelle Drake – Desecho Por Los No Muertos – Colección Naughty Nooners http://elclubdelasexcomulgadas.bogspot.com 20