1. DOSSIER
ESPAÑA 1898
OCASO COLONIAL
Una ceguera deliberada A sangre y fuego
Elena Hernández Sandoica Gabriel Cardona
El guante y las garras A merced del huracán
Antonio Elorza Rosario de la Torre
El 10 de diciembre de 1898, hace cien años, España
firmaba la Paz de París, por la que perdía Cuba, Puerto
Rico y Filipinas. Aquel último acto del entierro del
Imperio no era el resultado inevitable de la marcha de los
tiempos, sino la consecuencia de la desacertada política colonial,
del desastre militar y de la debilidad internacional de España, así
como del planificado intervencionismo norteamericano
2. DOSSIER
Una ceguera
deliberada
Cuestiones de política
internacional se mezclaron con
condicionantes internos para
dificultar un cierre positivo de la
era colonial de España
Elena Hernández Sandoica
Profesora Titular de Historia Contemporánea
Universidad Complutense de Madrid
A
LO LARGO DEL SIGLO XIX, ESPAÑA
fue una potencia colonial especialmente
reticente a establecer reformas en sus
posesiones, convencida quizá de que el
menor movimiento que se hiciese en el inestable
tablero podría desbaratar por completo su juego.
Primero, fue la invocación constante de la escla-
vitud (que la metrópoli no quería abolir, en conni- Escudo de Cuba
vencia con los plantadores) para justificar la falta independiente. Izquierda, sátira poner su férreo guante sobre los insurrectos, agota-
de extensión de los derechos constitucionales a los contra la dos en Cuba por la indecisión militar del conflicto
antillanos. Después, el temor reiterado a los riesgos restauración y con la Isla dividida en dos. Después de la Paz de
inherentes a cualquier tipo de liberalización comer- monárquica por Zanjón, que terminó con aquella guerra en 1878,
cial y política. Por último, la especie interesada de por sus intereses la metrópoli no se tumbó a esperar. La tregua fir-
que la autonomía llevaría derechamente hacia la negreros en Cuba mada con los nacionalistas por Martínez Campos
independencia... durante la Guerra obligaba a España a introducir reformas en la Isla y
Podría extrañar, desde esa perspectiva, que Es- Grande (La Flaca, Madrid las aprovechó para hacer un esfuerzo im-
paña conservara durante tanto tiempo sus últimas 28 de febrero de portante por reforzar la explotación de la colonia y
colonias, restos prodigiosos de un vastísimo Impe- 1873). Arriba, María su españolización. De ahí se derivarían finalmente
rio. Contribuyeron a esa conservación los intereses Cristina de Borbón, en parte la crudeza terminal y la exasperación de la
de las políticas comerciales más poderosas de la Reina Regente, con confrontación.
época (Inglaterra primero, Estados Unidos ensegui- Alfonso XIII en
da), pero también el hecho de que su militarizada brazos (por Antonio El camino de la independencia
administración contara con el importante concurso Caba, 1890, Real Tras más de quince años de vida colonial asen-
de elementos criollos, variable en sus protagonis- Academia de Bellas tada en la tregua, la preparación del levantamiento
tas, pero cierto y continuado. Las oligarquías anti- Artes de Sant Jordi, de Baire, el 24 de febrero de 1895, fue un proce-
llanas manifestaban un miedo extraordinario a la Barcelona). En la so plagado de dificultades. Todo ese tiempo se ha-
gente de color. Y la metrópoli estaba siempre lista portada del dossier, bía estado conspirando contra la metrópoli, al am-
para extender su garra contra la insurrección. der colonial. A mediados de los años sesenta, sin 10 de octubre de 1868, daría Céspedes en el el niño Alfonso XIII paro de las asociaciones entonces permitidas y al-
Pero las claves de esa colaboración y ese equili- embargo, la crisis económica trastornó esta conti- Oriente de la Isla un grito guerrero a la metrópoli y arremete impotente gunos grupos se mostraban dispuestos a intentar
brio, basados en la extraordinaria riqueza proce- CARLOS MANUEL nuidad. Pero, de no haberse mostrado con tanta a los españoles. Era el Grito de Yara, aunque fue en contra el gigante nuevamente la insurrección. Pero las objeciones
dente del azúcar, combinada con el temor al creci- CÉSPEDES, claridad el fraude y el engaño de los gobernantes este lugar donde, al día siguiente, la rebelión sufrió acorazado McKinley detenían la voluntad de los cubanos que parecían
miento de la población negra, variaron a mediados primer (prometieron reformas desde 1866, para en cambio su primer revés. Puerto Rico tuvo también su “gri- (Le Rire, 21–5–98, dispuestos a expulsar a España de aquel “su” terri-
del siglo. Por entonces, fracasaron ciertos intentos presidente del elevar los impuestos), las cosas, para muchos cu- to”, lanzado con la misma intención separatista. colección Manuel torio. Mientras tanto, otros, los autonomistas (es-
de anexionar Cuba a los –aún entonces– esclavistas Gobierno banos, aún hubieran podido esperar. La metrópoli, con muy distinto grado de dificul- Gramunt de pecialmente los miembros de la Unión Constitucio-
Estados de la Unión. A ello siguió un periodo de es- revolucionario Como se sabe, los hilos de la crisis –la desespe- tad, acabaría por tornar las cosas a su estado ante- Moragas). nal, cuyo equivalente en Puerto Rico sería el Parti-
tabilidad en los acuerdos entre la oligarquía y el po- ranza y el liberalismo– se habrían de anudar. Y el rior cuando el régimen de la Restauración logró im- do Incondicional), opinaban que las reformas im-
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3. DOSSIER
plantadas (partidos, sufragio restringido y arrepentimiento, traición e inexperien- Maceo era más práctico –y más Estado y la sociedad de Cuba, tras la expulsión de
y algunas libertades de reunión y asocia- cia, fue descubierto y desbaratado. Se los españoles, tenía mucho que ver con la dictadu-
ción) darían fruto tarde o temprano. contó entonces con las fuerzas del inte- autoritario– que Gómez o Martí. Su ra militar. Y muchos lo seguían. El ideario de Mar-
Las fallidas peticiones del llamado rior, es decir, los nacionalistas desperdi- tí, esencialmente liberal y demócrata –tan igualita-
Movimiento Económico, un fuerte con- gados por todo el territorio. Mientras idea del Estado y la sociedad de Cuba, rio y a la vez tan intelectual– no era el que predo-
glomerado social y político (desde plan- tanto, los puertorriqueños seguían a la minaba entre los sublevados de primera hora. Se ha
tadores y grandes comerciantes a obre- espera, listos para ayudar: habían for-
tras la expulsión de los españoles, especulado mucho acerca de las decepciones de
ros anarquistas del tabaco), que había mado una sección particular del partido tenía mucho que ver con la dictadura José Martí, de sus sabias palabras a Maceo: “Un
demandado, a principios de los años 90, fundado por Martí (SPR del PRC), y en pueblo no se funda, general, como se manda un
diversas reformas y mayor igualdad jurí- él esperaban su turno, una especie de militar. Y muchos lo seguían campamento”. Y hasta se ha llegado a ver su muer-
dica y legal entre antillanos y peninsula- segunda vuelta en el proceso de la libe- te como una especie de suicidio velado, una débil
res, exasperaron los ánimos de quienes ración. forma de ceder, decepcionado por las dificultades.
se movían abiertamente en defensa de Los días que precedieron al levanta- Oriente seguía siendo, como siempre, un territo- Martí murió en Dos Ríos, el día 19 de mayo de
los intereses específicos de los cubanos. miento fueron especialmente confusos, rio pobre, pero con una mayoría libre y arriesgada, 1895, a sólo tres meses de empezar la guerra, y
Y en el exilio, ese mismo fracaso es- debido a las deficientes comunicaciones presta a la rebelión. Sus jefes naturales habían después de haber escrito en su Diario advertencias
tuvo en el crisol fundacional del Partido internas de la Isla y, sobre todo, a que acordado someterse a un liderazgo interno, militar y pensamientos que le atormentaban, pero también
Revolucionario Cubano (PCR), de carác- seguía habiendo una desigualdad, local y político, que no iba a discutirse de momento –Má- notas cotidianas de la vida en campaña, de alegría
ter democrático, antillano (incluía la y regional, que hacía variar el mapa de ximo Gómez y José Martí contaban con ello–, con primaria y esencial. Entre aquéllas, estaba la del
emancipación de Puerto Rico) e interra- las adhesiones –reales o posibles– a la tal de arrancarse el yugo del poder español. Des- riesgo de caer a esa hora en manos de Estados Uni-
cial. Y mientras se esperaba el momen- gobernación española. No se podía –y pués, ya se vería lo que podía lograrse con la paz. dos (“Viví en el monstruo y le conozco las entra-
to propicio para la insurrección, se aco- JOSÉ MARTÍ, los jefes cubanos de la guerra y del na- Algo sobre lo que, ni siquiera en Oriente, había ñas”, escribió contra el anexionismo). Un riesgo
piaban hombres y armas, conseguidas ideólogo del independentismo cubano y cionalismo estaban, por una vez siquie- acuerdo entre los partidarios de la independencia. que otros sublevados no consideraban tan impor-
por donaciones recolectadas en París, organizador de la insurrección de 1895 ra, de acuerdo en este extremo– prepa- En el extremo opuesto de las ideas y de la loca- Sátira española tante. Sin duda alguna, su inmediato sucesor, Es-
México, Santo Domingo o Nueva York y, rar al mismo tiempo una insurrección lización geográfica se situaba Pinar del Río, la tie- contra la política trada Palma, no compartía esa recelosa idea.
sobre todo, con el respaldo de los ma- general, de simétrico alcance y repercu- rra del tabaco por antonomasia, que en el 68 no ha- militar del conde de
gros salarios de los trabajadores del tabaco en Tam- siones homogéneas, en las dos grandes regiones bía llegado a alzarse. Y también el Camagüey, que Valmaseda durante Independencia frente a autonomía
pa y Cayo Hueso, los elementos más entusiastas y cubanas, Oriente y Occidente. Dos Cubas distintas ahora prefería mantenerse al lado de los españoles la Guerra Grande Nada puede probarse acerca de aquel desencan-
más desposeídos de la emigración. se hallaban en el banco de pruebas y sus diferen- y no arriesgar su cabaña ganadera, recuperada des- (La Flaca, 1871). to y los oscuros temores de Martí. De una u otra
Había un proyecto para invadir la Isla, el Plan de cias históricas, incluso, se habían ahondado desde pués del acuerdo de Zanjón.
Fernandina, que debido a una mezcla de espionaje el conflicto del 68. La ciudad de La Habana, por su par-
te, tan compleja y diversa, recibió el du-
ro golpe de Capitanía, que concentró en
Cronología ella el esfuerzo para contener el conflic-
to, procediendo a muchas detenciones y
1867 (12 de febrero): Real Decreto incremen- 1878 (10 de febrero): firma de la Paz de Zan- 1897: la parte occidental de la Isla está relati- encarcelamientos. En ella se agruparon
tando el impuesto sobre la propiedad. jón. vamente pacificada, pero en la otra mitad se las fuerzas de la policía colonial y una
1868 (10 de octubre): Céspedes levanta en Ya- 1879 (agosto): comienza la serie de escaramu- mantienen Vicente Gómez y Calixto García. En parte importante de los voluntarios, tro-
ra la bandera de la independencia. zas de la que se llamó Guerra Chiquita. agosto es asesinado Cánovas del Castillo y el Go- pas especiales que utilizó durante todo
1869 (enero): Domingo Dulce llega a Cuba co- 1885: fin de las hostilidades. bierno liberal de Sagasta –ante un auténtico ulti- el siglo, con pavoroso éxito, el poder es-
mo nuevo capitán general, dispuesto a negociar 1892: en Cayo Hueso, Martí pone las bases de mátum norteamericano– releva a Weyler, envía a pañol. Ello dió en un principio el resul-
la paz, pero endurece la guerra. (10 de abril): se la Constitución de la República de Cuba. Blanco como nuevo capitán general y concede a tado que se pretendía: La Habana se
proclama la Constitución independentista de 1893: se rechaza en España la reforma pro- Cuba la autonomía. mantuvo dentro del ámbito controlado
Guáimaro. (junio): llega un nuevo capitán gene- puesta por Maura. 1898: disturbios en La Habana. Ante el alar- por el Gobernador.
ral, Antonio Caballero Fernández de Rodas. Sus 1894: fracasa el intento de expedición de Mar- mante informe del cónsul F. Lee, el Gobierno Una vez fracasado el levantamiento
propósitos negociadores fracasan y termina ace- tí para alcanzar Cuba. norteamericano envía a su puerto al acorazado organizado desde el exterior, el Partido
lerando la represión y fusilando a jefes subleva- 1895: tímida reforma propuesta por Abárzuza, Maine, que estalla en febrero. Tempestad en la Revolucionario Cubano y su delegado
dos: Domingo Goicuría y Gaspar Diego Agüero. que tampoco prospera. El 24 de febrero se inicia prensa norteamericana contra España, respon- Martí ya dejaron de considerar esa op-
187O (diciembre): el conde de Valmaseda, una nueva sublevación en Baire. En abril, en sen- sabilizada del accidente. Ultimátum del Gobierno ción y contemplaron otras estrategias po-
nuevo capitán general, dispuesto a una guerra dos desembarcos, alcanzan Cuba José y Antonio MacKinley. Declaración de guerra el 21 de abril. líticas y militares. Había que transigir
sin cuartel. Maceo, Flor Crombet, Moncada, Martí y Máximo La escuadra del almirante Cervera zarpa hacia el con la obvia divergencia de criterios sos-
1873: muere Agramonte, jefe militar de la su- Gómez. Llega a Cuba, dispuesto a negociar la Caribe. El 1 de mayo, la escuadra del comodoro tenidos por los caudillos de la guerra
blevación, y le sustituye Máximo Gómez. Es des- paz, Martínez Campos. Muerte de Martí en Dos Dewey destruye la flota española de Filipinas. –Gómez, Martí y Maceo, en primer lu-
tituido el presidente Céspedes y le releva Fran- Ríos, el 19 de mayo. Salvador Cisneros, nuevo Cervera llega a Santiago de Cuba el 19 de mayo y gar–. Diferencias respecto a la estrategia
cisco Vicente Aguilera. presidente de la República en guerra. Éxito de la queda embotellado en su bahía por el almirante de la guerra, el trato al enemigo, las
1874: fusilamiento de 53 tripulantes del Virgi- marcha desde Oriente hacia Occidente: Martínez Sampson. En junio, desembarcos norteamerica- fuentes de producción e incluso la con-
nius. Captura del general independentista Calix- Campos, acorralado en La Habana. nos en Guantánamo y Daiquiri. Combates alrede- ducción de los asuntos militares. Se
to García. 1896: en febrero, le releva Valeriano Weyler, dor de Santiago. Cervera sale a combatir y pier- abrió el conflicto entre autoritarismo y
1876 (marzo): Estrada Palma sustituye en la dispuesto a ganar la guerra. Cierra las trochas de de todos sus barcos el 3 de julio. Santiago capi- democracia, ya explícito en la guerra an-
presidencia a Aguilera. Mariel a Majana y de Júcaro a Morón; concentra tula el 16. España firma el armisticio el 12 de terior; pero se trató de situarlo, al menos
1877 (octubre): captura de Estrada Palma. Lle- en pueblos vigilados a unos 400.000 campesinos agosto y Manila se rinde el 13. El 10 de diciem- transitoriamente, en un segundo plano,
ga un nuevo capitán general, Martínez Campos, y persigue a Maceo en Pinar del Río. Maceo bre, España firma la Paz de París, liquidando su procurando salvar los desacuerdos.
dispuesto a negociar la paz. muere en diciembre. Imperio ultramarino. Maceo era más práctico –y más auto-
ritario– que Gómez o Martí. Su idea del
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4. DOSSIER
manera, lo cierto es que la guerra contra los espa- Reparto de comida mente formadas por campesinos, muchísimos de En política, también las reacciones españolas
ñoles fue, también, una especie de guerra civil en- en una ellos de color. Los españoles se encontraron sumi- irían a remolque de los acontecimientos. La gran
tre cubanos. El autonomismo, decidido a ofrecerle reconcentración. La dos en un largo y destructor conflicto colonial. Con- preocupación fue cortar el avance independentista
una oportunidad -incluso ya tardía- a su vieja me- falta de viviendas, flicto cruel, seguramente como pocos, por lo de- hacia La Habana, pero nada se haría por introducir
trópoli, haría posible un equilibrio de fuerzas. de instalaciones sesperado de las posiciones y por el sufrimiento de cambios políticos en la capital. Al contrario, se de-
Sin embargo, al declararse el conflicto armado sanitarias, de las partes, que no quisieron en ningún caso claudi- jaría a los voluntarios hacer y deshacer, alentándo-
contra el poder de España, en febrero del 95, mu- alimentos, de car. Los españoles fueron siempre a remolque de les en sus desmanes y bravuconadas.
chos autonomistas estaban implicados, de una u libertad... causaría los insurrectos, rechazándoles, persiguiéndoles,
otra forma, en la sublevación: habían llegado a ella ingentes causándoles bajas –escasas en proporción a las que Estados Unidos, el protagonista
defraudados por la inútil reforma que apadrinaba sufrimientos a los ellos mismos sufrían–, o privándoles de recursos... Confundiendo los campos diplomáticos en que
Abárzuza. Pero también muchos de ellos se halla- campesinos Pero, de hecho, las tropas españolas sirvieron, an- se dirimía la contienda, España no sabría afrontar
ban a la paciente espera de una solución, cual- reconcentrados por te todo, para proteger los ingenios de los españoles los giros de la política exterior norteamericana. És-
quiera que ésta fuese, ofrecida por España. Los in- Weyler, abajo. y de los proespañoles, cubanos o no. ta ya había demostrado en el asunto español con
dependentistas ganaron la partida a los autonomis- Las tácticas de la guerra económica no eran uná- Inglaterra a propósito de Venezuela, en el 95, cuál
tas a lo largo de la guerra y no puede exculparse de nimes. Maceo quería conceder permisos selectivos iba a ser su probable elección respecto al Caribe y
esta inclinación de la balanza al Gobierno español, para hacer la zafra, a cambio de las contribuciones América Central. El secretario de Estado norteame-
a su cruel manera de llevar la guerra, a su inflexi- de los hacendados. Gómez, por el contrario, seguía ricano, Olney, artífice de aquella proclamada neu-
bilidad arancelaria, a su obstinación... la estrategia de Martí –lucha masiva, clausura total tralidad –que formalmente favorecía a España– lo-
¿Quedaban sólo la impotencia y la espera resig- de las fuentes de la riqueza que sostenían al poder graría, a finales de aquel mismo año, que el Go-
nada, o todavía podía alcanzarse un arreglo pacta- español– y proclamaba la guerra a toda costa. Que- bierno de Londres dejara sola a España.
do? No está claro que una opción de este tipo hu- ría privar de recursos al ejército español y cortarle La debilidad de la posición española encerraba
biera prosperado en 1895, pero los autonomistas los accesos al abastecimiento y a la produccción. también los elementos de una estrategia del mal
estuvieron aguardando cualquier señal, menor, que iría perfilándose a medida que se agra-
cualquier paso del Gobierno español, vaba la situación en Cuba. En el otoño del 95 ya
mientras los independentistas ganaban Glosario había –más en Cuba que en España– quien veía
fuerza día a día. A principios de julio de una cierta salida, mantenida en secreto, en la in-
1895, Martínez Campos escribía a su Autonomía. El 25 Mambí. Guerrillero independentista tervención norteamericana. Incluso Martínez Cam-
ministro de Ultramar: “La guerra es más de noviembre de 1897, Pacíficos. Campesinos que seguían culti- pos –según el cónsul norteamericano, en carta del
grave que en el 76; el país nos es más un real decreto gestio- vando los campos y pasaban a los mambises, 3 de abril de 1896 al secretario Olney– había abo-
hostil...” Y unos días después, volviendo nado por el Gobierno de quienes eran el principal apoyo, informa- gado en los meses anteriores por el reconocimiento
a hacer sonar la alarma: “El sistema es de Sagasta a impulso ción sobre los movimientos de las tropas espa- norteamericano de la beligerancia mambí, porque
distinto”. del ministro de Ultra- ñolas. ello obligaría a Estados Unidos a introducirse di-
Ni siquiera era necesario considerar mar, Segismundo Mo- Reconcentraciones. Para evitar su apo- rectamente en la guerra de Cuba; España, vencida
la idea de que, antes o después, iba a ret, concedía a Cuba yo a los mambises, los campesinos fueron con- Los intereses extranjeros afincados en el campo Antonio Cánovas al precio de unos cuantos barcos anticuados, sal-
intervenir Estados Unidos. El propio Cá- JOSÉ MARÍA una amplia autonomía. centrados en poblados vigilados por el Ejército. (franceses, alemanes o ingleses, además de norte- del Castillo, el jefe dría de la Isla salvando el honor.
novas se desesperaría al comprobar, en GÁLVEZ Fue el Partido Autono- Militarmente, fue una decisión eficaz, pero la americanos y españoles, sin duda los más impor- de Gobierno al que Sea como fuere, en los debates del Senado nor-
sucesivas cartas del capitán general, có- mista el encargado de población reconcentrada sufrió de forma atroz tantes) sufrirían de continuo incendios y actos de sólo le valía la teamericano, con mayoría a favor de la beligeran-
mo empapaban aquellas líneas dudas y ejercer el Gobierno, bajo el nombre de Consejo por la falta de medios, las inmoralidades admi- bandidaje. Ello hizo que, al menos al principio del victoria militar cia, aparecía diáfana la opinión de que una vez li-
resquemores, cuando se daba el caso de de Secretarios, a partir del 1 de enero de 1898. nistrativas, la escasa higiene y el hambre... Se conflicto, las respectivas Cancillerías brindasen (por Luis Madrazo, quidada la soberanía española –como apuntaba di-
que él mismo, sin moverse un milímetro Presidía el ejecutivo el jefe histórico de los au- supone que unas 400.000 personas llegaron a cierto apoyo diplomático a España. Congreso de los rectamente White–, debería ejercerse sobre Cuba
de su intransigencia, no albergaba nin- tonomistas, José María Gálvez, cuyas atribucio- vivir en ellas –casi el 20 por ciento de la pobla- En agosto de 1895, para evitar la destrucción Diputados, Madrid). una tutela amplia, concreta y directa.
guna: “No puedo yo –escribía Martínez nes alcanzaban todos los aspectos, menos la de- ción de la Isla–. Aunque no existen cifras preci- absoluta de los ingenios y evitar reclamaciones di- La respuesta de la opinión española ante este
Campos–, representante de una nación fensa y la representación exterior. sas de la mortandad registrada, los norteameri- plomáticas, el Gobierno español prohibió a los ex- decisivo giro fue rápida. Estaba alentada por un
culta, ser el primero que dé ejemplo de Guerra de los Diez Años o Guerra canos la elevaron a 200.000. En cualquier caso, tranjeros que izasen sobre sus propiedades la ban- españolismo retórico, xenófobo y racista, que ali-
crueldad e intransigencia; debo esperar Grande. La desarrollada desde 1868 a la Paz se supone que los muertos fueron más de dera de su nación, al tiempo que Capitanía les pro- mentó la guerra contra los mambises y que exas-
a que ellos empiecen”. de Zanjón, el 10 de febrero de 1878. 50.000. metía protección militar. Muchos destacamentos peró el brevísimo conflicto con el invasor. Pero la
Proponía entonces a Weyler como su Guerra Chiquita. La producida desde Voluntarios cubanos. Tropas paramili- quedaron repartidos, aquí y allá, porque lo más im- reacción de las masas españolas estuvo también
sucesor: “No vacile –le insistía a Cáno- agosto de 1879 a 1884. tares favorables a España y su acción integrista, portante para la metrópoli era no carecer de abas- impulsada por la prensa y los políticos. En las ma-
vas– en que él me reemplace”. Quería Guerra de la Independencia. Conflic- pagadas por los grandes intereses hispano-anti- tecimiento y no cortar totalmente el comercio exte- yores ciudades de la Península –lo mismo que en
poner a cubierto su conciencia cristiana, to desarrollado entre el Grito de Baire, abril de llanos y compuestas, básicamente, en sus rangos rior. En noviembre, ya en Santa Clara, Máximo Gó- Cuba o Puerto Rico– hubo motines y protestas con-
sus creencias morales y su humanidad. 1895, y el armisticio del 12 de agosto de 1898. inferiores, por emigrantes recientes. mez ordenó paralizar la zafra y la cosecha. Sin ex- tra Estados Unidos, se quemaron banderas y de-
No podía, esa vez, fusilar sin conmisera- cepción, “Todo por Cuba” era la consigna. Para los pendencias públicas y el Ministerio decretó el cie-
ción: “No tengo condiciones para el ca- partidarios de la independencia resultaba decisivo
so”. Y el caso era ya de extrema urgen-
cia. Poco después, derrota tras derrota,
el hecho de que la mayoría de los hacendados se
dejara proteger por las tropas del Gobierno español.
En los debates del Senado
España, rechazando de plano la idea de La tea cobró dimensiones inmensas. El avance norteamericano aparecía diáfana la
la autonomía, apretaba cruelmente las de las trompas mambisas, de Oriente a Occidente,
clavijas de la guerra colonial. podía seguirse por el rastro del humo que salía de opinión de que, una vez liquidada la
los trenes cargados de caña, de los cafetales y ca-
Final obligado para la crisis ñaverales destruidos por el fuego. Los españoles
soberanía española, debería ejercerse
En mayo de 1895, Máximo Gómez y
Antonio Maceo asumieron el mando su-
corrían de un lado a otro siguiendo la humareda,
que avanzaba con mayor rapidez que sus movi-
sobre Cuba una tutela amplia, concreta
premo de las tropas mambisas, básica- mientos. y directa
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5. DOSSIER
Pronto se vería el error de quienes esfuerzo en hombres y en pertrechos que continua- Abajo, izquierda, gasta mismo– y la esperanza de un reducido grupo
ba decidida a hacer; los barcos de la Trasatlántica Segismundo Moret y –Moret, una vez más, como ministro de Ultramar–,
creyeron que el cambio aminoraría la salían cada quince días de los puertos españoles Prendergast, se decidieron por un cambio de política, que espe-
(Cádiz, La Coruña, Barcelona, Santander) cargados ministro de raban habría de complacer a cubanos y estadouni-
fuerza progresiva de los de soldados; fueron unos 200.000 hombres en to- Ultramar que denses. Weyler sería sustituído por Ramón Blanco,
tal. Pero tampoco España estaba perdiendo la con- que tendría otras instrucciones militares y políticas,
independentistas... Hubo tienda. Al prolongarse la contienda, españoles y cu-
concedió la tardía
autonomía a Cuba en torno, finalmente, a la promesa de autonomía.
autonomistas que ingresaron en las banos se vieron obligados a sacar recursos de don- (por Salvador El Gobierno autonómico organizado en noviem-
de se pudiera. España, de los empréstitos y los Escolá, 1901, bre del 97 y compuesto por cubanos autonomistas
filas del ejército mambí mambises, apretando las tuercas de la emigración Colección del y reformistas, tomó posesión el día 1 de enero de
y hasta llegando a permitir, en ciertas ocasiones, Congreso de los 1898. Pronto se vería el error de quienes creyeron
que se hiciesen la zafra y la molienda. Diputados, Madrid). que el cambio aminoraría la fuerza progresiva de
rre temporal de sus instalaciones para evitar dis- Sin embargo, la dirección de la revolución creía Abajo, derecha, los independentistas.
turbios. en la guerra que diseñó Martí y repetía la adverten- Francisco Romero Al conocerse los horrores de la reconcentración,
Si se exceptúa el papel agitador del socialismo cia del 6 de noviembre de 1895, hecha a su ejér- Robledo, uno de los había habido autonomistas que ingresaron en las fi-
contra la desigualdad de clases ante el recluta- cito por Máximo Gómez: “Será considerado traidor políticos que mejor las del ejército mambí. Fueron menos quizá los que
miento (“¡O todos o ninguno!”), las algaradas que a la patria el obrero que preste la fuerza de su bra- representó el adoptaron la tendencia inversa, un trasvase casti-
mezclaban el cansancio de la guerra con la protes- zo a esas fábricas de azúcar,
ta por la subida del precio del pan y la desespera- fuente de recursos que debe-
ción de las madres, que se arrojaban a las vías del mos cegar a nuestros enemi-
tren que se llevaba a los soldados, la sociedad es- gos”.
pañola aprovechó la guerra, por lo que parece, pa- Entre tanto, pervivía en
ra asentar algunos elementos de su inmediata y re- Cuba otro sector, que seguía
lativa prosperidad. reclamando de España las re-
formas siempre aplazadas.
Represión en vez de libertad En su afán de separarse de
A principios de marzo de 1896, cuando Weyler los independentistas, apoya-
desembarcó en La Habana, la idea autonomista pa- ron, en cierto modo, la recon-
recía haber crecido un tanto, habida cuenta de lo centración. Así ocurrió, en la
improbable que parecía una victoria sobre la insu- primavera de 1896, con el
rrección. La movilidad interior de las fuerzas políti- autonomista Rafael Montoro,
cas en Cuba seguía siendo relativamente grande. Y, que a petición del embajador
si bien es verdad que los independentistas azotaron español en Washington, Du-
con furia a los autonomistas, también es cierto que puy de Lôme, dijo que la au-
las fronteras entre una y otra opción se mantuvie- tonomía española debería
ron constantemente abiertas, hasta el mismo mo- otorgarse a la colonia una vez
mento de la concesión final de la autonomía, en no- alcanzadas victorias decisi-
viembre de 1897. Y, aún entonces, se produjo un vas sobre los insurrectos.
cierto trasvase de algunos independentistas hacia La acción de Weyler, mar-
el Partido Liberal Autonomista. Éste habría de ser, Práxedes Mateo qués de Tenerife y ex-comba-
por unos pocos meses, el partido político rector, Sagasta, el tiente en la guerra, quería
tanto en Cuba como en Puerto Rico. presidente del acabar aquello, como dijera
En la Península, a falta de mejor solución, la Gobierno que Cánovas, con dos únicas ba-
idea autonomista había retoñado entre algunos li- concedió la las: una para Maceo y otra
berales. Entre los políticos de primera fila, era Se- autonomía a Cuba, para Gómez. Para cortar de
gismundo Moret el mejor exponente de aquellos pero no logró fuerzas insurrectas a Pinar del Río. Sólo entonces raíz el apoyo local, hizo que los guajiros residieran caciquismo y los gado duramente por los jefes de la independencia.
que veían las ventajas de imponer ese giro a la si- terminar la guerra puede decirse propiamente que se había extendido en los pueblos y ciudades con guarnición militar, intereses Iba a deshacerse de un plumazo la esperanza de
tuación. Conversando con el embajador inglés Tay- ni evitar la derrota la idea de una guerra de liberación nacional, una sin derecho a abandonarlos, bajo pena de muerte. particulares en las que la Constitución autonómica en Cuba serviría
lor, a finales de marzo de 1896, Moret expresaba (busto por Mariano guerra social dirigida contra el dominio político es- El hambre hizo estragos entre los campesinos eva- colonias, para suavizar la creciente irritación norteamericana
su confianza en la eficacia de la autonomía, aun- Benlliure, 1902, pañol, pero también contraria a cualquier tipo de cuados por la fuerza: mujeres, niños y ancianos so- desempeñó la respecto a la política española en Cuba. Estados
que no fueran muy extensas sus libertades y toda- Colección del opresión. bre todo, porque los hombres escaparon y se su- cartera de Ultramar Unidos no estaba dispuesto ni siquiera a molestar-
vía mantuviera una fuerte vinculación con la me- Congreso de los A pesar de ello, quedaron bien visibles muchos maron a la rebelión. en los críticos años se en considerar la viabilidad de la autonomía y de-
trópoli. Diputados). residuos y recelos de la situación anterior: no había de la Guerra de cidió oponerse vivamente a ella.
Pero las cosas iban a complicarse con la llegada sido fácil convencer a los jefes orientales –entre Sólo un espejismo Cuba; junto con Temía la posibilidad de que se entrara en una
de Maceo y Gómez a Occidente. El riesgo de perder ellos, Calixto García– para que dejaran de batirse Nada podía cambiar aquella desesperante situa- Cánovas es el guerra declarada entre cubanos, una guerra que, al
la Isla entera (o, al menos, de verla partida en dos; en la zona de Oriente, donde las cosas iban bien ción, no obstante lo evidente de que se había en- representante más final, favoreciera a la metrópoli, que seguía reser-
dos Cubas diferentes, quizá irreconciliables), en lu- para los sublevados, para encender la tea en Occi- trado en un impasse. Ello al menos, hasta el asesi- característico de la vándose el poder militar. Una guerra, por último,
gar de inclinar a los conservadores hacia la autono- dente, donde los resultados estaban aún por verse. nato de Cánovas en agosto de 1897, por un anar- intransigencia que dificultaría cualquier otra actuación de terce-
mía, llevaría a redoblar los esfuerzos militares, op- Hasta entonces, Occidente había vivido práctica- quista italiano que –según rumores– parecía hallar- metropolitana (por ros desde el exterior. Cuando estalló por azar el
tando por una inmisericorde represión. mente de espaldas a los orientales, aprovechando se en connivencia con exiliados antillanos residen- Ignacio Pinazo, Maine, el reloj para la intervención armada yanqui
Lo que se conoce por la invasión de Occidente de una manera u otra la protección que le brinda- tes en París, con Emeterio Betances a su frente. 1901, Colección del había sido ya puesto previamente en la hora apro-
cubre el periodo de la guerra que se extiende entre ba el Gobierno español. Con el relevo, llegaron al Gobierno los liberales, Congreso de los ximada. Y, bien posiblemente, con una decidida an-
octubre de 1895 y enero 1896, hasta llegar las España no estaba ganando la guerra, a pesar del que entre el temor de la mayoría de su partido –Sa- Diputados, Madrid). telación.
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6. DOSSIER
El guante y las garras
En colaboración con España o en guerra con ella, Estados
Unidos lo tenía claro: “Tan seguro como que amanece cada
mañana, más pronto o más tarde Cuba será americana”
Antonio Elorza “El señor de mentación ya configurada antes de la aparición de
Catedrático del Historia del Pensamiento político Cánovas está ciego, este libro en la nota Olney.
Universidad Complutense, Madrid quizás
deliberadamente”, La oportunidad perdida
L
A INSURRECCIÓN PATRIÓTICA DE CUBA comentaba el 12 de Esta nota, entregada por el secretario de Estado
movilizó a la opinión pública norteamerica- julio de 1897 el norteamericano al ministro plenipotenciario de Es-
na. Una de sus manifestaciones fue la lite- embajador paña en Washington el 4 de abril de 1896, nace en
raria y como ejemplo puede servir el libro norteamericano en el marco de la agitación de la opinión pública nor-
del republicano Murat Halstead, que estuvo en la Madrid, Hannis teamericana en favor de los patriotas cubanos y del
Isla durante el mandato de Weyler y que muestra la Taylor. Antonio debate en el Congreso sobre el reconocimiento de
situación en enero de 1897. Su libro, The Story of Cánovas del su derecho a la beligerancia, mientras el Gobierno
Cuba. Her Struggles for Liberty, reúne los cuatro Castillo, con Cánovas ha puesto al general Weyler al frente del
componentes principales de la visión intervencio- uniforme de gala ejército expedicionario y de la gobernación de la Is-
nista norteamericana durante la guerra. (Vicente Esquivel, la, tratando de alcanzar una solución exclusiva-
Primero, la exaltación de las riquezas de la Isla Palacio de la mente militar del conflicto.
y sus condiciones para alcanzar un porvenir ventu- Moncloa, Madrid, El balance de situación que fundamenta la nota
roso. Cuba es “la perla de las Antillas”: azúcar, ta- Patrimonio resalta el avance insurrecto, con la invasión de Oc-
baco, paisaje y fauna... todo configura un mundo Nacional). cidente y el control de las zonas rurales: “Fuera de
maravilloso, al alcance de Estados Unidos, pero las ciudades que todavía permanecen bajo el domi-
amenazado de destrucción por la guerra. Denuncia, nio de España, la anarquía, el menosprecio de la
después, la egoista y corrupta administración espa- ley, el terrorismo imperan. Los insurrectos com-
ñola en tiempo de paz, como obstáculo para ese prenden que la destrucción total de las cosechas,
bienestar, y de la acción guerrera de Weyler, inútil las fábricas y la maquinaria ayudan a su causa de
a pesar de su crueldad para vencer al adversario, dos modos. Por una parte, disminuyen los recursos Todavía no apunta la idea de que España no po- Para los mía de Cuba. “Lo que Estados Unidos desean ha-
causa de ruina para la Isla (y para España). Terce- de España; por otra empujan a sus filas a los tra- drá ganar la guerra, pero sí hay una censura abier- norteamericanos, cer, si se les permite indicar el camino, es coope-
ro, una nueva exaltación de lo cubano, al describir bajadores que se quedan sin empleo”. En el diag- ta a la rigidez del Gobierno Cánovas, esgrimiendo la Cuba significaba: rar con España para la inmediata pacificación de la
la entrega de los insulares a la lucha por la inde- nóstico de Olney se observa, no obstante, que la espada y negando las reformas: “No ha dado mues- “azúcar, tabaco, isla, bajo una base que, dejando a España sus de-
pendencia. responsabilidad de la destrucción tra alguna que indique que la rendición y sumisión paisaje y fauna... rechos de soberanía, consiga para el pueblo de la
Llegados al cuarto punto, la recae sobre los mambises. serían seguidas de otra cosa que de una vuelta al un mundo isla todos aquellos derechos y poderes de autogo-
reiterada simpatía por la causa Tampoco acepta Olney la preten- antiguo régimen”. El Gobierno de Estados Unidos maravilloso, al bierno local que puedan razonablemente pedir”.
cubana hubiera debido servir de sión de reconocimiento de la beli- condena la idea de una victoria militar de España alcance de Estados Estados Unidos “usarían de su influencia para
apoyo a un compromiso con la gerancia, por carecer el Gobierno que al mismo tiempo “no satisficiese las justas de- Unidos, pero que fueran aceptados”, privando de apoyos a los
causa de la independencia, pe- insurrecto de base territorial y de mandas y aspiraciones del pueblo de Cuba”. Las amenazado de insurrectos, mientras que España se limitaría a
ro no es así: “La lógica de la his- residencia conocida. Desde el pun- destrucciones de recursos económicos vienen ade- destrucción”. A esa aceptar el consejo, sin menoscabo de su soberanía,
toria de España es la pérdida de to de vista ideológico, destaca el más a justificar la preocupación, “la ansiedad”, de visión corresponde ya que la concesión se haría por su plena iniciati-
Cuba”. Halstead concluye: “Con rechazo de la independencia, por Estados Unidos y de su presidente ante la guerra. esta representación va. Sólo quedaba una reserva de intenciones inde-
el destino de Cuba en las manos juzgar que ésta daría lugar a una La nota Olney rechaza la intervención, acen- inglesa de La finidas: “Para este fin los Estados Unidos ofrecen y
de su propio pueblo, obedecerá guerra de razas, reproduciendo la tuando al máximo el respeto a la soberanía españo- Habana en 1851 usarán sus buenos oficios en el tiempo y manera
a la irresistible atracción de situación vigente en Santo Domin- la. Pero admite que, a la vista de la situación, “per- (Smith Hnos. y Cía., que se considere oportuno”.
nuestra Unión para ser uno de go. “Hay poderosísimas razones sonas prudentes y honradas” insistieran en Estados Londres). La carga de coacción no se colocaba en las ac-
los Estados Unidos”. para temer que si España se retira- Unidos sobre la necesidad de poner fin al conflic- tuaciones propuestas, sino en el discurso que las
La tajante fórmula final sería se de la isla, el único lazo de unión to. “Hay que dar por sentado que Estados Unidos justificaba: “Su mediación [la de Estados Unidos],
anulada por los acontecimien- entre las diferentes facciones de no pueden contemplar con complacencia otros diez creemos no debe rechazarse por nadie”. Tanto Es-
tos, pero el texto de Halstead re- los insurrectos desaparecería, que años de insurrección en Cuba, con todos sus daño- paña como los insurrectos debían confiar a ciegas
sume inmejorablemente la tra- una guerra de razas sobrevendría, sos y lamentables incidentes. El objeto de la pre- en las buenas intenciones norteamericanas.
yectoria y los fines de la acción tanto más sanguinaria a causa de sente comunicación, sin embargo, no es discutir la Cánovas rechazó la “hipotética mediación” pro-
diplomática de su país, espe- la experiencia adquirida durante la intervención, ni proponer la intervención, ni prepa- puesta, cargando sobre los insurrectos su inutili-
cialmente a partir del mensaje insurrección”. Dos Repúblicas en- rar el camino para la intervención”. dad, ya que suponía que no la aceptarían. La nega-
de Cleveland, pero de acuerdo frentadas, una blanca y otra negra, Es un “No, pero...” que encuentra salida en una tiva tuvo lugar en dos escenarios: el diplomático,
con una estructura de la argu- hasta que una aplastase a la otra. fórmula conciliadora: soberanía española, autono- con la nota que el duque de Tetuán, ministro de Es-
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7. DOSSIER
ba, el mensaje modifica algu- de Cánovas, de concesión de reformas tras la su- gros, no como los negros de los Estados Unidos, si-
nos puntos esenciales de la misión de los insurrectos y había enumerado varias no como los negros de Africa, africanos en todos
nota Olney y, sobre todo, sien- opciones de intervención de Estados Unidos, desde sentidos”. Esa negritud servía de base para el opti-
ta las bases sobre las que su el reconocimiento de la independencia (rechazada mismo teniendo en cuenta que, con la muerte de
sucesor, McKinley, apoyará la porque el único Gobierno como tal en la Isla seguía Antonio Maceo, “los insurrectos negros, que cons-
intervención. Ésta se presenta siendo el español), o la compra de la misma (“su- tituyen la mayoría, han perdido su hombre más há-
como inevitable en caso de no gestión ésta probablemente digna de considera- bil”. Quedaba Máximo Gómez, pero éste era blan-
producirse la pacificación de ción” si España la aceptara), o una guerra con Es- co y extranjero “y no puede ejercer la influencia de
la Isla. Sin duda el endureci- paña, que “no habría de alcanzar grandes propor- Maceo”. Seguiría la guerra: “España se considera
miento respondía, tambien, al ciones ni ser de éxito dudoso”. bastante fuerte para continuar las campañas de
frustrado ensayo español de A pesar de que inmediatamente Cleveland ma- Cuba y Filipinas hasta conseguir la paz. No impor-
hacer intervenir a las grandes nifestaba su preferencia por el derecho y la paz, la ta lo que pueda durar la contienda, porque la na-
potencias. espada de Damocles quedaba ya suspendida sobre ción está unida. La Reina, el pueblo y el Gobierno
La posición adoptada por Cle- el colonialismo español. Cleveland puntualiza: tienen el mismo objetivo: continuar la guerra hasta
veland se apoya sobre tres “Debo añadir que razonablemente no puede admi- aplastar las dos insurrecciones”.
puntos: la incapacidad de Es- tirse que la actitud hasta ahora expectante de los Carlos O’Donnell y Cánovas pudo contar con el paréntesis que su-
paña para obtener una victo- Estados Unidos sea mantenida indefinidamente”. Abreu, duque de ponía la toma de posesión del nuevo Gobierno de
ria militar, el enorme coste La conclusión no podía ser más clara: de seguir Tetuán, ministro de McKinley en marzo de 1897. En todo caso, Cáno-
para la Isla de la guerra de la guerra sin que España acudiera a los “amistosos Estado con Cánovas, vas trató de cambiar algo las cosas al llegar Mc-
devastación y la entidad de oficios” de Norteamérica, ésta adoptaría la decisión 1890-91 y 1895-97 Kinley al poder, publicando por lo menos, y anun-
los intereses norteamericanos de intervenir en Cuba. No se equivocaban los co- (José Piquer, Museo ciando la entrada en vigor cuando se pudiera, una
lesionados por ello. mentaristas peninsulares que, a partir de este mo- del Ejército, versión modificada de la reforma Abárzuza. El 2 de
El primer punto constituye la mento, empiezan a hablar de riesgo de guerra con Madrid). abril escribía a Weyler que confiaba en las reformas
tado, remite el 22 de mayo al embajador de Espa- Caballería española clave de toda la argumentación: España es incapaz Estados Unidos. por aplicar cuando la situación militar lo permitie-
ña en Washington, Dupuy de Lôme, para que éste en Cuba ante uno de ganar la guerra, a pesar de los enormes esfuer- ra: “Es lo único que puedo intentar para no dejar
la de a conocer a Olney, y el discurso de la Corona de los ingenios zos desplegados: “Ha llegado a ser patente la inca- Don Tancredo Cánovas perder los frutos de la guerra o para caer al menos
leído por la Reina Regente en la sesión de apertu- protegidos (La pacidad de España para triunfar de la insurrección” El presidente del Gobierno español respondió con honor, dejando a otros la responsabilidad del
ra de las Cortes, el 11 de mayo de 1896. Ilustración y “la desesperada lucha para restaurarla [su sobe- por medio de una larga entrevista concedida a The inevitable desastre”.
El texto del discurso de la Corona es el más ex- Española y ranía] ha degenerado en una contienda que sólo Journal de Nueva York, celebrada en Madrid el 17
tenso y duro. La guerra es la consecuencia del ban- Americana, grabado significa inútiles sacrificios de vidas humanas y la de diciembre. “Las declaraciones que me hizo Pintan bastos
dolerismo, acaudillado por “extranjeros u hombres iluminado por completa destrucción de toda riqueza (...)”. “Es in- acerca de la política de su Gobierno en lo que se re- El 26 de junio, el secretario de Estado, John
de color, que en nada tenían las reformas políticas, Enrique Ortega). minente –sigue Cleveland– la más completa ruina fiere a la cuestión de Cuba, –anota el periodista Sherman, entregaba al embajador de España en
económicas ni administrativas, por liberales que de la Isla, a menos que se ponga rápidamente tér- desplazado a Madrid– constituyen una réplica di- Washington, Dupuy de Lôme, una nota donde se
fueran”. Quedaba así enunciado una vez más el mino a la actual lucha (...)”. recta al Mensaje de Mr. Cleveland y a las amenazas General Stewart L. condenaba la guerra desarrollada por Weyler. Pedía
principio canovista de la inutilidad de las reformas Esta dimensión del conflicto, agudizada a lo lar- de intervención norteamericana”. Woodford, que la guerra se desarrollase según los códigos mi-
en el caso de Cuba. Ni siquiera las ya aprobadas, go de 1896, justifica la toma de posición adoptada Ante el cambio en la posición de Cleveland, Cá- embajador litares civilizados” y “un arreglo permanente” des-
como la llamada fórmula Abárzuza, debían ser pro- por el presidente de Estados Unidos. La contem- novas optaba por mantener la suya, reiterando que norteamericano en pués de “trece años” (sic) de conflicto. A esa cláu-
mulgadas mientras durase la guerra. plación de la ruina de la Isla suscita la simpatía y cualquier reforma vendría sólo tras la victoria, re- Madrid desde el sula humanitaria recurrirá el Gobierno norteameri-
En la nota del duque de Tetuán se añadía que la la solidaridad entre los norteamericanos. Fomenta chazando toda mediación y adoptando un puro verano de 1897 cano en lo sucesivo para justificar su intervención
mejor contribución de Estados Unidos al fin de la también la ayuda a los patriotas cubanos, que de- dontancredismo –”España no se apartará de esta lí- hasta la ruptura de como una guerra justa.
insurrección consistiría en impedir los auxilios que sarrollan, a su vez, una intensa actividad en el te- nea de conducta suceda lo que quiera”–, basado en relaciones en abril Dupuy respondió el 30 de junio relativizando la
los independentistas recibían desde su territorio, rritorio estadounidense, organizando expediciones la idea de que la capacidad militar y el honor de Es- de 1898 cuestión de los concentrados, ensalzando la gene-
anulando sus posibilidades de proseguir la lucha. que obligan –según Cleveland– a una labor extraor- paña, respaldados por el reciente éxito en el em- (caricatura de rosidad de España y desplazando la responsabili-
El Gobierno español apuntaba así a una responsa- dinaria de vigilancia de las costas. Y, sobre todo, la préstito para cubrir los gastos de guerra. Gedeón, 1897, dad de la prolongación de la guerra sobre el “pue-
bilidad indirecta del norteamericano en la conti- guerra causa considerables perjuicios a los intere- El tono de Cánovas era altanero: “España no colección A. Elorza). blo americano” que seguía auxiliando a “los fili-
nuación de la guerra. ses económicos de Estados Unidos. puede consentir que se la den consejos para el busteros”. Washington tenía ya abierta la vía para
No fueron sólo palabras. En el verano de 1896, Pese a todo, Cleveland se sitúa en la misma lí- arreglo de sus asuntos interiores por ningún otro go- justificar su intervención, por la negativa española
el duque de Tetuán intentó que las grandes poten- nea que Olney: concesión de la autonomía por par- bierno, ni puede consentir que ninguna agitación a aceptar sus recomendaciones humanitarias. “El
cias presionaran a Estados Unidos para que blo- te de España y amistoso ofrecimiento de Washing- extranjera influya en sus tratos con la colonia re- señor de Cánovas está ciego, quizás deliberada-
quease la ayuda a los insurrectos. Aquel intento de ton de emplear “sus buenos oficios” ante las par- belde. Este gobierno quiere la paz, pero no renun- mente”, comentaba el 12 de julio el embajador
internacionalización del conflicto fue rápida y aira- tes como garantía de la paz. Así podría alcanzarse ciará a la guerra por ningún motivo que afecte a su norteamericano en Madrid, Hannis Taylor, a su co-
damente rechazado por el embajador de Estados la pacificación de la Isla y conciliarse los factores honor. Si los Estados Unidos obligan a España a la lega inglés. Y añadía: “En cualquier caso, el pre-
Unidos en España, Hannis Taylor, en nombre de la contrapuestos: el “honor” de España, las aspiracio- guerra, estamos prontos a la defensa, pero resuel- sente estado de cosas... no resulta ya tolerable”.
Doctrina Monroe. nes insulares,“la prosperidad de la isla y el bienes- tos a ser los agredidos, no los agresores”(...) Pero aún hubo más. El 4 de agosto, el duque de
tar de sus habitantes”. Esta apuesta por la autono- Por otra parte, Cánovas precisaba en la entrevis- Tetuán enviaba una nota al Gobierno de Washing-
Cleveland tira de la soga mía va seguida por la oferta de empeñar sus “amis- ta que nunca ese self-government local podía ser ton, cuyas apreciaciones le parecían exageradas e
El punto de inflexión en el intervencionismo tosos oficios”, en el sentido de que ambas partes le una autonomía del tipo de la de Canadá, pues Es- inexactas. Argüía que, en la Guerra de Secesión, la
americano puede situarse en diciembre de 1896, CLEVELAND, aceptasen como garante del acuerdo. Cleveland es- paña debería conservar la plena soberanía. A Esta- reconcentración había sido aplicada por el general
con el mensaje del presidente Cleveland. En medio presidente pera la respuesta de España y añade que “no se ve dos Unidos, les dirigía además una seria adverten- Sherman, y que, en Cuba, tambien los insurrectos
de una intensa movilización de la opinión pública, EE.UU., motivo para que [la propuesta] no sea aprobada por cia sobre la catástrofe que supondría para ellos la destruían. Rechazaba los cargos contenidos en la
sensibilizada por la política de Weyler, y como pró- 1885-1889 y los insurrectos”. independencia de Cuba. El enfoque de Cánovas es nota e insistía en que “lo verdaderamente humani-
logo al debate en el que las Cámaras discutirán no 1893-1897 Hasta aquí, el lenguaje de paz. Pero ya con an- estrictamente racista: “Cuba independiente signifi- tario y razonable” era que Washington se opusiese
de la beligerancia, sino de la independencia de Cu- terioridad, Cleveland había cuestionado la fórmula caría una República dominada enteramente por ne- “con eficaz energía a los constantes auxilios que la
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