1. Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y
ellas me siguen.
Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán,
ni nadie podrá arrebatármelas de la
mano.
Mi Padre, que me las ha dado, es más
grande que todos;
y de la mano del Padre nadie las puede
arrebatar.
El Padre y yo somos uno.
Juan 10:27-30
2. NO OS PREOCUPÉIS
No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o beberéis;
ni por vuestro cuerpo, cómo os vestiréis.
¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la
ropa?
Fijaos en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan
en graneros;
sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros
mucho más que ellas?
¿Quién de vosotros, por mucho que se preocupe, puede añadir una
sola hora al curso de su vida?»
¿Y por qué os preocupáis por el vestido? Observad cómo crecen los
lirios del campo.
No trabajan ni hilan; sin embargo, os digo que ni siquiera Salomón,
con todo su esplendor,
se vestía como uno de ellos. Si así viste Dios a la hierba que hoy
está en el campo y mañana
es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros,.
Mateo 6:25-34
3.
4. »No os angustiéis. Confiad en
Dios, confiad también en mí.
En el hogar de mi Padre hay
muchas viviendas; si no fuera
así,
ya os lo habría dicho. Voy a
prepararos un lugar.
Y si me voy y os lo preparo,
vendré para llevaros conmigo.
Así dice el
señor
Juan 14:1-3
5. «¿Con quién, entonces, me
compararéis vosotros? ¿Quién es
como yo?», dice el Santo.
Alzad los ojos y mirad a los cielos:
¿Quién ha creado todo esto? El que
ordena la multitud
de estrellas una por una, y llama a
cada una por su nombre. ¡Es tan
grande su poder,
y tan poderosa su fuerza, que no
falta ninguna de ellas! ¿Por qué
murmuras, Jacob?
¿Por qué refunfuñas, Israel: «Mi
camino está escondido del Señor;
mi Dios ignora mi derecho»