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Oscar Rodríguez Romero




Misterios no revelados
  de la vida de Jesus




        Bucaramanga
           2010
PRIMERA EDICIÓN
                       Agosto de 2010



DIAGRAMACIÓN - IMPRESIÓN - ENCUADERNACIÓN
                   (Sic) Editorial Ltda.
    Proyecto Cultural de Sistemas y Computadores S.A.
                 La Casa del Libro Total
                     Calle 35 # 9-81
                    Tel: (97) 6303389
             E-mail: siceditorial@syc.com.co
              Página web: www.syc.com/sic
                Bucaramanga - Colombia


                  ISBN: 978-958-708-483-2

    Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra,
    por cualquier medio, sin autorización escrita del autor.

                    Impreso en Colombia

                       Nota del Editor:
 La corrección de la edición ha sido responsabilidad del autor.
Prólogo

¿Otra nueva biografía de Jesús? ¿Acaso no tenemos suficiente
con los cuatro Evangelios? Estas pueden ser las preguntas que
surgen tan pronto vemos el título de esta obra, “ Misterios no
revelados de la vida de Jesús”, escrita por Oscar Rodríguez
Romero y publicada por Editorial SIC de Bucaramanga.
Para quienes somos admiradores del Maestro Jesús, la
aparición de una nueva biografía y especialmente si tiene,
como esta, un enfoque diferente a las tradicionales formas
de ver a Jesús, la aparición de esta obra se convierte en una
agradable causa de regocijo y una interesante oportunidad
para observar la vida de Jesús desde un ángulo diferente.
Se ha dicho que existen unos setenta y tantos Evangelios
Apócrifos que la Iglesia manejó simultáneamente hasta el año
325 en que el Concilio de Nicea, dirigido por el emperador
Constantino el Grande, resolvió escoger sólo los cuatro
evangelios llamados hoy Canónicos. Esta Biografía de Jesús
podría ser considerada otro más.
De las diferentes biografías de Jesús hay algunas muy serias
y hay otras muy noveladas, y esto ha hecho que haya surgido
un afortunado movimiento teológico denominado “Jesús
Histórico” con la intención de clarificar la verdadera histórica
de Jesús, comprobada y comprobable con los elementos
históricos, literarios y arqueológicos de que disponemos hoy
en día. De Jesús se han dicho muchas verdades, pero también
se han dicho muchas mentiras y, en honor a la verdad, es
importante que podamos distinguir las unas de las otras.



                               5
En el caso de esta:, “Misterios no revelados de la vida de Jesús”
se retorna una afirmación según la cual “el Maestro Jesús era
un ser extraterrestre” que vino a cumplir una importante
misión de ayuda a la humanidad. Este punto de vista ha sido
acatado por numerosos escritores entre los que se destaca
J.J Benítez, autor del célebre libro “El Caballo de Troya” del
cual ya existen nueve tomos, y de una obra titulada “Planeta
Encantado” lujosamente editada por Editorial Planeta de
Agostini.
Hay quienes creen en la versión de Jesús como un
extraterrestre y hay quienes sencillamente la rechazan. Una u
otra posición es igualmente válida y respetable, porque parten
de la información previa y de la concepción que se tenga de la
persona y de la misión del Maestro Jesús. Los que amamos a
Jesús recibimos con alegría e interés sus diferentes biografías
y esperamos que algún día las investigaciones y los estudios
de profundización nos permitan distinguir con total certeza
lo histórico de lo mitológico.
El autor de “Misterios no revelados de la vida de Jesús”, don
Oscar Rodríguez Romero, es un hombre serio y respetable
que se ha distinguido siempre por su veracidad y rectitud.
Desde hace más de 20 años, gracias a nuestra valiosa amistad,
nos había contado de sus contactos con OVNIS y con seres
extraterrestres, que esporádicamente frecuentan la Mesa de
los Santos, en la cual Oscar tiene una hacienda ganadera
de su propiedad. Por esa época algunos familiares suyos
estaban dudando de su cordura mental y pensaban que tenía
alucinaciones, y entonces Oscar le pidió a los extraterrestres
el favor de que se dejarán ver de su señora y de sus familiares
para que no dudaran de la sanidad de su estado mental.
Efectivamente sus amigos extraterrestres le hicieron el favor
y todos los temores en este sentido se desvanecieron. En esa
oportunidad un OVNI apareció en su hacienda y cortó de un
                               6
tajo las copas de una serie de pinos que adornaban el frente
de la casa de su hacienda. Nosotros no presenciamos el hecho
pero sí pudimos constatar visualmente el corte realizado en la
parte superior de dichos árboles, que era de tal naturaleza que
no hubiera podido ser realizado desde el piso.
Por esa época también, fuimos invitados a pasar un fin de
semana en su hacienda y, como la noche era hermosa y el
cielo estaba totalmente despejado, nos pusimos a observar
el firmamento. Oscar nos dijo: “Este es tal planeta, este es
tal otro, este es un OVNI y este también, y si esperamos
un poco vamos a ver como estos dos últimos empezarán a
desplazarse”. Quienes se quedaron hasta el final informaron
que había sucedido tal como Oscar había anunciado.
Esta biografía de Jesús es el cuarto libro escrito por Oscar
Rodríguez Romero y de todos ellos afirma que le han sido
dictados por sus amigos los extraterrestres. Su primera obra
titulada “La Visión del Apocalipsis” fue publicada en agosto
del 2003 por SIC Editorial de Bucaramanga, empresa en la
cual ha editado todas sus obras. Su segunda obra titulada “La
Luz Revelada de la Biblia” fue publicada en septiembre del
año 2009 y en ella nos presenta una especie de resumen de
la Biblia, dictado por los extraterrestres, especialmente por
su Maestro Espiritual Sanat Kumara, más conocido como
“El Anciano de los Días”. Esta es una versión de la Biblia
simplificada, de la cual se dice que se han eliminado los
agregados posteriores realizados al Sagrado Texto a lo largo de
su historia. La tercera obra escrita por Oscar se titula “Mensajes
de los Últimos Tiempos de la Tierra” y en ella nos explica
cómo, en qué lugares y cuántas personas serán evacuados en
cada lugar, cuando llegue el “Final de los Tiempos” y se haga
el “Rescate de los Elegidos”.



                                7
La obra que hoy nos entrega Oscar Rodríguez Romero, nos
presenta una biografía coherente e interesante del Maestro
Jesús en las diferentes etapas y períodos de su vida, nos
informa sobre su valiosa misión extraterrestre y sobre sus
numerosos viajes hechos en una nave espacial en la cual
se trasladó a la China, la India, Mongolia, Grecia, Francia,
Inglaterra, México, Perú y Egipto; viajes realizados antes de
empezar su vida pública, y luego nos cuenta toda la labor
de adoctrinamiento llevada a cabo antes de que un crimen
político realizado por el Imperio Romano, haciendo uso de la
más ignominiosa de las formas de muerte, truncara su valiosa
existencia. Y para terminar dedica sus últimas páginas a la
Asunción de la Virgen María.
Esta no es una obra de adoctrinamiento religioso que deba
ser aceptada por fe y a la que deba darse categoría de dogma
indiscutible. Es el producto de la generosidad de un hombre,
fundamentalmente bueno y estudioso, que se siente con la
obligación y con el deber de comunicarle a todos los demás
aquellas interesantes informaciones que de alguna manera
ha recibido. Consideramos que la actitud correcta frente
a esta obra es la de una lectura intelectiva realizada a título
informativo, con total ausencia de preconceptos a favor o
en contra, pero que debe servimos para tener en cuenta la
información transmitida, hasta el momento en que nuevos
hechos perfectamente demostrables nos permitan salir de lo
que podríamos llamar una “duda metódica”.
Después del denominado “Siglo de las Luces” en que los
filósofos libre pensadores nos hicieron comprender que “lo
único que tenemos a imagen y semejanza de Dios es nuestra
propia inteligencia”, aprendimos a no creer en fanatismos
y, lo que es más importante, descubrimos que la libertad de
pensamiento hizo crecer la filosofía, la ciencia y la tecnología
hasta los sublimes desarrollos en que actualmente se
                               8
encuentran dichas disciplinas. Gracias a esa “duda metódica”,
en los tres últimos siglos del desarrollo de la humanidad se
disparó el avance de la ciencia, de la tecnología y de la economía
a los altos niveles en que hoy los encontramos. En pleno siglo
XXI debemos estar convencidos de que “lo importante no es
la creencia, sino la razón”.


                                                 Omar Okendo




                                9
introducción

Esta Verdad de la vida del Maestro Jesús está dividida en
cuatro grandes periodos. El primer período se inicia con
su nacimiento acaecido en Belén de Judá. Tuvo una niñez
como la de todos los niños pero con sabiduría, con sus juegos
infantiles y sus pequeños viajes, hasta cuando fue llevado por
sus padres a Jerusalén. Al llegar a esta ciudad tenía 10 años. Allí
empezó a mostrar sus dotes especiales de justicia y grandes
conocimientos cuando un día se desprendió voluntariamente
de sus padres para llegar al templo y enseñarles a los sacerdotes
principales del Sanedrín sus conceptos sobre leyes, dando
muestras de una gran sabiduría, dejándolos perplejos y
atónitos por todas sus respuestas dadas a ellos quienes hasta
entonces eran considerados los más sabios. Permaneció con
ellos largas horas hasta que salió y fue hacia sus padres.
El segundo periodo fue ya como joven, poseedor de una
sapiencia aún mayor, Comprende desde los diez hasta
los veinte años, estos transcurrieron al pie de sus padres
ayudándolos en sus trabajos y haciendo amistades, hasta que
murió su padre José y le tocó seguir al frente de su casa con
su madre María.
 El tercer período fue cuando se inició ya con su poder infinito.
De su gran sabiduría fueron testigos quienes estuvieron con
Él en el extenso peregrinaje y de las enseñanzas que impartió
fuera de Israel. Comprende de los veinte a los treinta años,
o sea la vida privada, que nadie sabe cómo transcurrió pero
que, con la ayuda de mi maestro Sanat Kumara, quien me
guió, puedo describir qué hizo el Maestro Jesús. Sus viajes
hacia diferentes partes de la tierra, porque Jesús no solamente

                                11
le dedicó su vida al pueblo de Israel sino a otros países del
mundo, como se verá más adelante.
Esta es la verdad no dicha por los escribas o encargados de
relatar la vida de Jesús. Quienes más se acercan solo refieren
su permanencia con los Esenios, pero su peregrinación fue
mucho más grande.
El cuarto período fue la vida pública de Jesús que todos
conocemos, pero se dirá con más sencillez y los nombres que
se destacan serán los principales y los pueblos también, sólo
los más importantes para que mis hermanos entiendan mejor
lo que quiso siempre el maestro Jesús.
En este relato verdadero fui guiado y llevado por el túnel del
tiempo por mi maestro para saber de cerca la vida de Jesús. Por
tal razón no se dan nombres de personas y sitios innecesarios
ya que muchas ciudades en nuestra época reciben nombres
diferentes o se agrupan en nuevos estados, así que trataré de
referirme sólo a aquellos seres más destacados en la vida de
Jesús y de ubicar al lector en las ciudades con los nombres de
hoy.
Hermanos: en nombre de Dios Todopoderoso y de sus
veinticuatro ancianos sabios y todos los demás maestros
del cosmos, les deseo que Dios los bendiga y los ilumine, y
reciban éste mensaje con amor y sabiduría. Ya que el último y
más poderoso mensaje a nivel del cosmos es “Amaos los unos
a los otros”.




                              12
PriMer Periodo

Les pido a ustedes, Maestros del Cosmos, permiso para decir
la verdad sobre la vida de nuestro Maestro Jesús en la tierra;
sobre su nacimiento, su vida privada y su vida pública. Sobre
sus milagros y el por qué de su llegada a la tierra. De donde
vino y quien, con su Divina voluntad, aceptó esta llegada a la
tierra y sus circunstancias en ella.
Esta verdad, que durante dos mil años se ocultó a los ojos de
los seres humanos, no ha sido develada en forma completa.
Ni las diferentes religiones cristianas, ni las demás religiones,
han revelado nunca la verdadera grandeza del Maestro Jesús.
También la vida de la Virgen María y de San José; quiénes eran
ellos, y el por qué de su llegada. El por qué de ésta historia,
tan interesante como verdadera, que no tiene nada de fantasía
ni ciencia ficción, será aclarado.
El por qué de este libro es motivado por las circunstancias de
conflicto que vivimos en este momento en el mundo entero
y porque el fin de los tiempos se acerca. Para que todo ser
humano comprenda la realidad de éste relato de la vida del
Maestro Jesús. Está escrito con amor, para dar a conocer
públicamente toda la grandeza y sacrificio de su corta vida.
Aún no se ha tenido ese respeto y esa comprensión, que sus
enseñanzas sencillas y grandes a la vez lo merecen, como el
inmenso sacrificio que hizo por la humanidad.
La decisión de escribir la vida del maestro Jesús se la debo
a mi guía y a sus consejos amorosos y sabios. Un ser que
durante miles de años estuvo colaborando en la evolución
de la tierra, en la creación de la naturaleza y los animales. Su
cuerpo se estabilizó en pocos años, aproximadamente en la
                               13
edad de un joven de treinta años. Sus ojos ven a través de
los siglos porque, para los maestros del cosmos, el tiempo no
es tiempo como lo concebimos nosotros sino que obedece a
otras leyes y pueden mirar hacia adelante o hacia atrás de los
siglos en el mismo instante.
Mi gran Guía y Divino maestro Sanat Kumara que vivió en el
Tíbet, en los templos internos, vigilaba a los seres humanos
desde su llegada a la tierra como también a los seres de no luz.
Tanto los unos como los otros fueron involucionando cada
vez más hacia el mal, siendo esto tristemente presenciado por
el maestro.
Antes de iniciar la narración de la verdad que me fue
conferida, a grandes rasgos diré algo sobre el continente del
Lemuria. Existió en el Océano Pacífico un continente de las
proporciones de Europa o África. A Los seres humanos que la
poblaron (Lemurianos) se les dio las facultades de la sabiduría
y el amor. Fueron traídos de otros sistemas planetarios y se
les visitaba con naves cósmicas de otros sistemas y de nuestro
sistema solar. No se les permitió salir del planeta hasta que
tuvieran su capacidad interna suficientemente preparada para
superar las fuerzas del mal, vivir en armonía y tener gran
amor por todos los seres vivos.
La prueba fue la paciencia, pero no la tuvieron y fabricaron
naves de combate, empezaron a pelear entre sí por el poder.
Las visitas se dejaron de hacer y se esperó a ver si ellos solos
podían dominarse, pero la avaricia y el poder superaron a las
bondades. El continente de Lemuria más poderoso, o los
lemurianos trataron de salir y conquistar otras galaxias. En este
punto, la junta del Cosmos conformada por los veinticuatro
ancianos o maestros de las galaxias, votó por su destrucción,
ya que el peligro era grande. Su destrucción era definitiva. Se
sacaron en naves los que merecían volver a poblar la tierra.

                               14
Después de éste cataclismo volvió la normalidad. Se hundió el
continente de la Lemuria y surgió el continente de la Atlántida.
Un continente bello como un paraíso y la confianza de que sí
se podía tener en ella una colonia de lemurianos y, con la gran
experiencia de la destrucción de su continente, se creyó que
todo iba a ser bello y hermoso, que habría paz amor y unión
entre ellos, y con la experiencia anterior la Junta Cósmica les
ayudó a iniciar una hermosa vida a los Atlantes. A ellos se les
visitaba pero no se les dejaba salir, para ver si con el anterior
cataclismo sabrían llevar una vida ordenada y justa.
Cuando la primera generación se fue, o murió, la segunda
generación trató de tener poder sobre otros continentes
pequeños o islas. El desamor llegó a ellos y también la sabiduría
y la tecnología guiada por los maestros o extraterrestres.
Quisieron los Atlantes aprovechar estos dones concedidos,
pensando como descendientes de otras galaxias o de nuestro
propio sistema solar, que ellos no podrían hacer el mal
nunca, pero se equivocaron y cayeron en la corrupción.
De nuevo las viejas semillas de odios, envidias, traiciones
y muerte germinaron, con los avances adquiridos por sus
conocimientos, hasta alcanzar grados insospechados de
descomposición interior.
La Junta Cósmica podía haber actuado antes de que llegaran
a ésta consecuencia, pero el deseo de que se superaran
espiritualmente, sea con el corazón o con la mente, no pudieron
lograrlo, y la naturaleza como un ser que siente y vive actuó
de nuevo sobre ellos. Fue un hundimiento poderoso, un
maremoto interno en el océano, por causa de unos volcanes
con fuego dentro de él. La tierra sin contemplación se fue
hundiendo y los polos descargaron su ira sobre el continente
y sus habitantes.



                               15
Los extraterrestres sacaron los seres buenos en naves, fuera
de la tierra. Cuando terminó todo fueron traídos de nuevo
para habitar las tierras emergidas, pero con la condición de
superarse, guiados por maestros que los acompañaron, quienes
podían entrar y salir a voluntad. Parte de ellos quedaron en
lo que hoy es México llamados los Mayas quienes, siendo
nativos y viviendo en forma sencilla, tenían mucha sabiduría.
Los otros los ubicaron en lo que hoy es Egipto. Estos tenían un
poco más de desarrollo y poder. Ninguno de estos pueblos fue
tan asiduamente visitado como los Lemurianos y los Atlantes.
Entre ellos quedaron algunos maestros indefinidamente,
como vigilantes del proceso. A los habitantes de estos nuevos
pueblos se les quitaron facultades y sabiduría extraterrestre,
quedando solo con la inteligencia humana, es decir como
pastores y no como seres de gran tecnología que fueron.
Entonces llegó la adoración de estatuas de dioses de diversas
religiones, un caos completo. La muerte, el sacrificio. No
pudieron dominar ese monstruo interno del ser humano.
Un cuerpo débil, un espíritu dócil. Fue el momento que
aprovecharon para entrar las fuerzas del mal y las hordas de
Luzbel, el arcángel, llegaron a la tierra.
La Junta Cósmica de los Ancianos y Dios Todopoderoso
dejaron ese caos humano. Las Naves extraterrestres y sus seres
vigilaban de cerca en cuarta dimensión, pero nunca tocaron
nada. Una humanidad destrozada. Volvió la Naturaleza
y Dios Todopoderoso a actuar nuevamente con ella. Y fue
cuando sucedió el Diluvio Universal que se localizó en una
zona o continente donde descargó la Ira Dios. Y, de todos los
seres que la habitaban sólo una familia merecía su salvación.
Un maestro con su poder guió a esta familia a construir una
barcaza y ubicar en ella todas las especies de animales que
había.


                              16
Se destruyó una zona del continente con el agua, no del mar
sino del cielo. Se inundaron valles y pequeñas montañas. Una
experiencia muy grande que sucedió en Asia Menor, India y
parte de Rusia. Las aguas bajaron a los océanos y quedaron
las mismas tierras. La gran familia salvada dio gracias a Dios
Todopoderoso y volvió la nueva vida. Vida que, cuando al
morir los que vieron todo, se conservó justa y limpia. Sus
descendientes volvieron a caer en los mismos males. La Junta
de los Ancianos dejó la tierra en manos de los humanos, no
permitiéndole salir de ella y vedándoles todo lo hermoso y
bello que hay en cada planeta del sistema Solar, dejándolos que
lucharan solos contra las fuerzas del mal, porque el humano
podía hacerlo, teniendo en ellos el templo del amor.
El Maestro Sanat Kumara estuvo en todo éste caos humano,
dio ayuda Divina y Gran amor, pero no lo oyeron. Lo mismo
que haría siglos más tarde el Maestro Jesús.
Los Mayas, en América, un continente nuevo y bello, hicieron
lo que pudieron, se comunicaban con sus hermanos de
otros planetas y se camuflaron en indios. Por temor de caer
nuevamente, pidieron a sus hermanos mayores ser trasladados
a otros sistemas y lo obtuvieron, porque entre ellos no tenían
poder, envidia, ni odio, sino amor a sus hermanos indios y se
les permitió salir en naves, de un día para otro, y dejaron sus
sabidurías y sus enseñanzas en escritos, y la advertencia de un
nuevo cataclismo, el último.
Los egipcios, otra parte de los atlantes, tomaron más poder
y orgullo. Trataron de someter a todos sus vecinos en su
continente. Todo principió con la esclavitud y el sometimiento,
porque tenían una tecnología y una sabiduría que traían desde
antes. Nuevamente la historia una tribu cercana a Egipto la
esclavizaron, para que la ley se cumpliera con los Israelitas.
Pero antes de esto, la Junta Cósmica nuevamente votó por

                              17
destruir los seres humanos en definitiva, traer una nueva raza
de otro sistema y sacar las hordas de Luzbel, que no tuvieran
que ver con los anteriores. La nueva raza sería guiada por un
gran maestro de otro sistema, o extraterrestre.
Un maestro vino para atajar éste cataclismo humano, como
Moisés y Aarón, para luchar con los descendientes de los
Atlantes, que era el Faraón, que tenía sabiduría y poderes.
El Maestro Moisés guió la lucha con tecnología extraterrestre,
como fue asistido por naves espaciales, como el de detener
con fuego que salía de la nave al Faraón con sus ejércitos.
El de destruir con plagas al faraón, con su báculo que era
una poderosa arma destructora. Las plagas fueron traídas por
naves invisibles a los Israelitas y a los egipcios. La tempestad,
la sangre en el río Nilo, la muerte de los primogénitos que era
dada por seres invisibles con gases mortales.
La Travesía del Mar Rojo fue un poderoso rayo enviado por
una nave invisible al levantar como señal el báculo y así fue
abierto el paso por el mar rojo.
El maná fue enviado por naves espaciales. La entrega de las
Tablas fue real en ese sistema primitivo, escritura sobre piedra
hecha por maestros desde naves espaciales.
La tempestad sobre el Monte Sinaí también fue obra de las
Naves espaciales.
El Arca de la Alianza contenía un aparato de comunicaciones
sofisticado para comunicarse con sus hermanos de otros
planetas, y tenía un campo magnético para que no se le
acercaran los israelitas, solamente los maestros Moisés y
Aarón.
Me preguntarán el por qué de éstas historias que son
verdaderas, el por qué lo hago. La realidad es una breve reseña
histórica para describir los pasos, acontecimientos para llegar
                               18
al final del por qué el Maestro Jesús vino a la tierra y el por
qué a un país de pastores y de gente humilde.
Podía haber llegado a Roma que era la gran conquistadora de
éste tiempo, pero no estaba escrito.
La verdad del Maestro Jesús principió en el planeta Venus,
de donde vino también el maestro Sanat Kumara. Antes de
venir a la tierra, la Junta de los Veinticuatro Ancianos que
son eternos y comandan muchas galaxias o firmamentos,
que contienen sistemas solares y planetas más grandes que el
nuestro; determinó poner fin a éste caos de la tierra, sacar las
fuerzas del mal y tener un verdadero paraíso, con un maestro
como Jesús. Ellos optaron por acabar con todos los seres
humanos, con sólo cambiar el eje de la tierra de tal forma que
los polos pasarían a ser zona tórrida y ésta se convertiría en
polos. Los polos son un paraíso que nadie nunca ha tocado.
Esta decisión de destruir al ser humano maligno y poderoso,
no daba lugar a más esperas. Al reunirse la junta, ante el
Ser Divino y poderoso Dios, que está en todas partes y no
tiene forma ni espacio, y que ve y oye todo y puede tomar
la forma humana en pocos casos, se votó la destrucción. En
esta junta estaba el Maestro Jesús, también Sanat Kumara y
muchos otros maestros de otros sistemas o extraterrestres,
y los maestros que están en el Tibet. Pero en el cosmos
todos somos hermanos. El nombre no importa porque en
el cosmos infinito no hay nombres. El maestro Jesús oyó
el fallo y de sus ojos hermosos salió un dolor muy grande
porque siempre estuvo desde su planeta vigilando a los seres
de la tierra y los veía como niños malos y malcriados, que
tuvieron la sabiduría de los atlantes y lemurianos, y veía en el
fondo algo de amor en ellos. Decidió presentarse ante la junta
cósmica y pidió permiso a su Padre Dios, que comprendiera
el dolor de su hijo y el deseo de sacrificarse como humano y

                              19
con todo lo que pudiera sufrir, para que lo dejaran redimir
con su muerte la vida de los seres humanos.
La junta aceptó esta decisión, pero le puso de presente al
Maestro Jesús que nunca podría hacer uso de sus poderes
como ser superior, que debería sufrir como cualquier
ser humano y con la muerte salvaría al mundo de otra
hecatombe final. Pero como ser superior, Hijo de Dios,
debería ser recibido humildemente por dos seres superiores
o extraterrestres. Aceptaron como hermanos también un
padre y una madre, pero ellos a su vez, como seres superiores,
debían elegir familias igualmente sabias y justas, y se escogió
en los humanos a la familia de la Virgen María y a la de San
José, como seres sabios y superiores que eran.
José nació de una familia escogida y en el momento oportuno
el maestro José llegó a un cuerpo humano. La maestra María
también tuvo una familia espiritual lo mismo que la de José. La
maestra María y José crecieron en familias humildes, porque
no podían en familias ricas, porque fue el compromiso con
estos seres superiores ya que éstos sabían su misión.
Lo más hermoso y bello fue el encuentro de José y María.
Ellos sabían para qué se reunieron, porque la facultad de
recordar no la perdieron. Sabían que llegaría el momento de
recibir el Hijo de Dios, un ser tan sabio y poderoso debía
tener una llegada humilde a ese cuerpo Divino, y el maestro
Sanat Kumara sabía que todo debía ser con gran humildad y
pobreza.
José como carpintero, una profesión humilde como es la de
convertir la madera en algo útil. Cuando la virgen conoció
a San José comenzaron una comunicación de poderes para
recibir al Maestro Jesús. Él lo sabía y ella también.



                              20
A la Virgen María la visitó el Arcángel San Gabriel, hablándole
del Ser tan poderoso que tenía en su cuerpo y de la forma
humana que tendría en ella. El mensaje fue bello y hermoso.
San José nunca estuvo con María, porque eran seres superiores,
pero por el poder de Dios y de la maestra María llegó ese ser
de Luz. Podía el Maestro Jesús haberse tele transportado y
haber llegado sin haber estado en el vientre de María, pero
la Ley Divina y el cosmos no le permitieron. El viaje hasta
Belén era una orden, porque entre José y María debían darle
un inicio de sufrimiento a Jesús en los caminos, el sol, la
lluvia y los dolores. Como una especie de preparación para
su misión. Tocaba lo humano. Ese fue el destino que buscó
el maestro Jesús. Sí viajó la Virgen María en un burro, que
era el contacto con la naturaleza, donde en un principio fue
la obediencia a los humanos y a Roma. La llegada a Belén y
la angustia de encontrar donde refugiarse en ese momento.
Tanto José y María se miraban y pensaban en lo que tenían
que hacer sin necesidad, pero era La Ley; donde podían pasar
la noche, pero como nadie les ofrecía ningún refugio, les tocó
en un pesebre de animales, porque la enseñanza era que los
animales son más humanos que el humano.
Los extraterrestres seguían desde una nave, vigilantes de
todos los pormenores, y con dolor veían al maestro Jesús
en su suplicio sin necesidad. Le tocó llegar a ese pesebre
donde María tuvo el Niño Jesús sin dolor. No permitieron
que el dolor sucediera, por el Ser Superior que era. Cuando
estuvieron los tres: María, José y el Niño, se conmovió el
Cosmos. Fue gratificante ver los tres seres unidos.
Al Niño Jesús, una gran experiencia, quien llegó a visitarlo
por primera vez fue un ángel del cielo, que a su vez trajo
a los pastores. ¿El por qué? Por ser seres humildes y puros
que nunca sintieron maldad por nadie. Las ovejas, animales
que representan sumisión, y el buey, animal de trabajo, y el
                              21
burro, animal de carga, que son seres humildes que no los
consideraron herramientas de trabajo, sino sus compañeros, su
soporte, sus hermanos. Es una enseñanza, que los seres sabios
se rodearon de seres humildes. Los tres reyes magos eran,
como su nombre lo dice, magos en esa época, pero maestros
para nosotros. Los tres reyes magos llegaron en camellos para
que fueran vistos por los humanos, pero la realidad era otra,
porque ellos venían de otras galaxias para saludar al Maestro
Jesús y alabarle por esa decisión y esa humildad para salvar
esta humanidad.
La estrella que los guió fue una nave, la misma en la que
llegaron los tres reyes magos. El por qué de los camellos,
tocaba para dar una majestad delante del romano al hablarles
de un rey que llegaba y que era el principio de un sufrimiento.
Al llegar los tres reyes magos en presencia del Niño Jesús, la
alegría de los tres de encontrarse nuevamente. Los grandes
maestros le entregaron el incienso, la mirra y el oro, que era
para atestiguar delante de los pastores el poder y la majestad de
éste niño. En el pesebre, el aviso de los tres reyes magos para
salir y huir de Egipto fue el primer dolor de los tres (Jesús,
María y José), al saber de la matanza de los niños inocentes
por destruir al Niño Jesús. Un dolor grande, pero era la ley
del Cosmos y tenía que seguir.
Los tres reyes magos nuevamente volvieron a su nave para
vigilar al Niño Jesús. No lo dejaron pero tampoco lo ayudaron.
No se podía quebrantar la ley. Al poco tiempo que estuvo el
niño Jesús en Egipto, se recordó de los atlantes en la calidad
del Faraón. La sabiduría de los descendientes atlantes estaba
en decadencia y quedaban las pirámides, que eran un modo
de comunicarse con los planetas y los maestros. Decadencia
que era motivo de tristeza para Jesús. Él trató de darle luz a
seres de Egipto y logró algo de ello. La angustia del maestro
Jesús era usar sus poderes para enseñar.
                               22
Al morir el Emperador romano volvieron a Israel, José María
y el niño Jesús, y llegaron a Belén para recordar el nacimiento,
pero ya era hora de estabilizarse y de trabajar como todo
hombre normal. José consiguió una casita para la familia. Es
un error de algunos seres de la tierra decir que la virgen María
tuvo más hijos. Eso es una gran mentira. No se le podía pedir
a un ser superior como la Virgen María y como el Maestro
José, que tuvieran más hijos. Ellos estaban predestinados sólo
para ser los padres terrenales del Hijo de Dios. Deberían vivir
con pobreza y trabajar. Que Jesús tuvo poder y sabiduría
desde que nació, y que le tocó tener la paciencia hasta tener
diez años para poder demostrar algo de su sabiduría, pero
con mucha prudencia, también. El Niño Jesús en su infancia
siempre sobresalía por su inteligencia y sabiduría delante de
los otros niños.
José tuvo la idea de tener una carpintería para relacionarse
con mucha gente de la clase baja, media y alta. En esa época
los romanos eran muy dados al trabajo de hacer muebles de
lujo, y en la clase media de muebles rústicos y en la clase baja
de bancas, mesas y taburetes, y los ataúdes para enterrar a las
personas, y el Niño Jesús ayudaba en todas sus tareas.




                              23
la vida del niño Jesus
  del naciMineo hasta los diez años


Lo llamaré así porque era un niño con poderes infinitos. El fue
consciente desde que nació de sus facultades. A medida que
crecía las iba adquiriendo. Es mentira que digan o escriban
que Jesús no recibió sus poderes sino en su vida pública.
Me fue revelado por el maestro Sanat Kumara, ser divino y
poderoso que estuvo hasta hace pocos años de ésta era, o sea
hasta 1992. Me perdonan hacer estas declaraciones pero es
necesario. También al escribir la historia del Maestro Jesús
desde su nacimiento hasta cuando ascendió a los cielos, estaré
recordando datos del maestro en el recorrido de su historia
verdadera y sencilla, los detalles de las regiones no las daré
sino las del maestro Jesús.
El enigma de donde vinieron los tres reyes magos o maestros
es sencillo. Vinieron de otros sistemas de la galaxia para dar
Fe a las palabras del maestro Jesús cuando se comprometió
a venir a la tierra a salvar el ser humano. También en las
ofrendas que los reyes magos le ofrecieron al Niño Dios era
para recordarle su vida. El primero fue el rey mago con la
ofrenda del oro que significa la edad dorada, la niñez que
tuvo problemas, como es natural. El segundo rey mago trajo
la ofrenda del incienso que para su vida pública significa
la oración hacia su padre Dios y también en el campo de
irradiación de su cuerpo para sanar y curar al que se le acercaba.
Un campo de sanación para dar fe de su poder que nunca lo
dejó desde su nacimiento. Lo que hizo fue guardarlo hasta el
momento de su vida pública. El tercer rey mago le ofreció la

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mirra que significa la amargura y la muerte. Este último le
recuerda el momento en que empezó su calvario. Tanto fue
la angustia que le pidió a su padre que le apartara ese cáliz de
su presencia.
El Niño Dios al ver llegar a los tres reyes magos y ver
las ofrendas “vio” el poder de su padre al recordarle su
compromiso como humano ante los hombres. Un dolor muy
grande sintió en su corazón, pero ese era su precio. Los tres
reyes magos volvieron luego a las afueras de Belén a tomar su
nave y vigilar al niño Jesús y protegerlo desde arriba. Hasta
su muerte, sin intervenir en su vida pero si encontrarse con
sus hermanos cuando tenía necesidad de hablar. Era fácil para
el maestro Jesús transportarse en cuarta dimensión siempre.
Para ello pedía que lo dejaran solo.
Volvemos nuevamente a la edad del niño Jesús después de
la muerte de tantos niños inocentes por tratar de destruirlo
porque las fuerzas del mal sabían que el dominio sobre la
tierra había terminado y éstas fuerzas que dominaban a los
romanos actuaron para destruirlo, pero el Niño Jesús tenía
su protección. El nombre de Jesús se lo pusieron sus padres
pues ellos, sabiendo la misión del Maestro Jesús, tenían la
obligación de dar un nombre humano y lo llamaron Jesús
que significaba Redentor o Salvador, y Jesús era un nombre
fácil de pronunciar.
A nivel del cosmos, todos somos hermanos, por eso el Maestro
Jesús llamaba a todos: ”Mis hermanos”, y en eso se basaron
muchos autores para decir que Jesús tenía hermanos de la
Virgen María. ¡Que error tan grande!
Después del bautismo o circuncisión fue como un pacto
más a los hombres. La vida del Maestro Jesús hasta los diez
años transcurrió cerca de sus padres, ayudándolos en sus
quehaceres de la casa y la carpintería, en acompañarlos en
                              25
recorridos cortos y también en sus oraciones que tenían. Sus
juegos infantiles en esa época a él le divertían. Era feliz al estar
con sus amiguitos y sonreía con dulzura viendo la ingenuidad
de ellos. Si jugaban a correr o saltar, él ganaba y dejaba ganar
para sentir el aprecio de ellos, pero con amor trataba como
oficio de su padre la carpintería. Les enseñaba a hacer juguetes
para ganar amigos. Al niño Jesús le interesaba tener amigos
para el futuro. Cuando alguien se caía, él trataba de ayudarlo
o curarlo, con mucho sigilo para que no desconfiaran de él o
lo tildaran de mago. Le gustaba cuando salía ir a una quebrada
a pescar, y él les enseñaba que la carne más sana era la del
pescado y así, poco a poco, se ganaba todo el aprecio de los
niños y niñas, para el futuro. Durante las noches oraba con
sus padres en su casa sabiendo que cada día que pasaba era
uno más cercano a su muerte. Entre los tres maestros había
ese diálogo que tenemos los humanos. Cada uno contaba las
experiencias. El Niño Jesús con todos sus amiguitos cuando
jugaban o tenían que hacer compras en el mercado, que era
en el suelo sobre esteras, se asustaban al ver a los romanos
con sus armaduras. El niño Jesús con su mente llegaba hasta
la cruz. Estas anécdotas se las comunicaba a sus padres. José
también, por su parte, contaba sus experiencias con sus
clientes sobre sus trabajos en carpintería, los encuentros con
sus amigos, las nuevas llegadas de regimientos romanos y
asaltos, de muertes y nuevos impuestos, de cómo conseguir
madera, del pedido de algún romano exigente, de una dama
romana, de los sacerdotes en el templo de Jerusalén. José,
como ser superior y con poderes, se sentía como impotente,
pero era una ley y tenía que esperar su muerte humana para
no dejar sospechas sobre su cuerpo.
La virgen María, más recatada, pero sí tenía sus amigas,
sus historias sobre sus hijos sus quehaceres en la casa, sus
comidas, la ida a compras, el paseo por las tardes con el niño

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Jesús, las enseñanzas que correspondían con el idioma y las
matemáticas. De eso se encargaba la madre. Lo que si tocaba
era llevarlo a un salón para que aprendiera las enseñanzas
de las escrituras en pergaminos, y las leyes de moisés y sus
prohibiciones. En este aprendizaje Jesús todo lo sabía pero
tenía que asistir para dar ejemplo de sumisión a las leyes de
los hombres, sabiendo que fueron hechas por hermanos
o maestros de otro sistema. Al estar todos los tres juntos,
principiaba la plática humana dejando lo divino. Se hablaba de
todo; había risas y alegrías, y conocimiento de lo sucedido cada
día; de toda la ingenuidad de esa población, pero también del
dolor de muertes o injusticias de parte de los romanos, sobre
todo las que provenían de abusos en impuesto sobre vivienda
y comida, el cual se tenía que hacer efectivo y, en casos más
severos, se llevaban al jefe de la familia ante los jueces romanos
para hacerle pagar el impuesto con los haberes, o le quitaban
la casa. José y su familia tuvieron que ver muchas veces ese
martirio en sus vecinos. En sus primeros diez años vivió
muchas injusticias para probar en él la paciencia y dominio
de sí mismo, porque él podía haber evitado cualquier cosa
y haber hecho maravillas en lo concerniente al dinero que
circulaba en esa época y solucionarle ese afán a la gente,
pero nunca lo hizo, como sacar del éter o espacio dinero y
habérselos entregado.
De igual manera con los amigos queridos, con enfermedad o
muertos, tenía que pasar por alto esa circunstancia y no hacer
nada, para no romper la ley, que era la de esperar hasta su vida
pública.




                               27
de los diez a los veinte años

Su vida, de los diez a los veinte años, fue como la de todo
humano de la región. A partir de los vente, ya sus juegos y
sus conversaciones fueron distintas. Un poco más serias, y a
nivel de su trabajo de carpintería ya los enseñaba como hacer
un asiento o una mesa, y ya hablaban de viajes, de conocer
otras ciudades, de conocer a Jerusalén y su templo, donde
los sacerdotes daban las leyes. Ya salía solo con sus amigos a
visitar las ciudades cercanas de donde vivía, que era en Belén.
Para Jesús le sería fácil tele transportarse y materializarse en
cualquier sitio de Israel, pero él quiso hacerlo como humano,
a pie, y gozar como los demás. Fue una gran alegría el salir a
Jerusalén y conocer el templo de Dios, de su padre.
Llegó la hora de partir y los preparativos fueron como cualquier
viaje al exterior. Alistar viandas, alistar un asno en el cual se le
cargaba todo para quedarse una semana. El camino era largo
y tortuoso pero no importaba. Había que gozar lo máximo.
Con ellos fueron dos familias más, vecinas, y el viaje se hacía
menos duro. Cada familia tenía tres hijos, mujeres y hombres.
Eran siete niños. Salieron a la madrugada las tres familias.
Durante el viaje las charlas se concentraron en los menores,
en el terreno que no conocían y el comentario sobre aves,
animales y ahora, las caravanas que se encontraban. Entre los
tres padres de familia la charla era sobre posibles encuentros
de familiares y amigos, como también como estaría la ciudad
de Jerusalén y el templo, y qué irían a donar, y qué nuevas
leyes tendrían, y también, haciendo planes de lo que tendrían
que comprar para sus hijos y para ellos.


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Con las madres, la conversación se centró en el vestuario y
calzado, como también en collares y mantas, y sus familiares
que se encontraran en Jerusalén, y en conocer nuevamente
el templo para pedirle a Jehová prosperidad y salud para sus
hijos. También pensaron en trasladarse a Jerusalén para mejor
estudio de sus hijos. Se encontraron caravanas de camellos
y asnos con diferentes mercancías y víveres, como también
tropas de romanos patrullando,
Los paisajes unas veces agrestes, otras cultivados, otras
pastando ovejas con sus rebaños y pastores que, al verlos, María
recordaba el nacimiento de su hijo. La llegada a Jerusalén fue
esplendorosa y la alegría de los muchachos, y la tristeza de
Jesús en ese momento tuvo esa visión, como una película de
su sufrimiento final, pero no importaba, tenía que gozar la
llegada como sus amigos, y borrar esa imagen futura. María
y José tuvieron la misma visión de Jesús, pero también la
borraron y gozaron lo mismo que sus amigos. Gran jolgorio
y alegría y gritos y saltos de felicidad. Una parada, una buena
cena era lo normal, y había en ese momento muchas caravanas
que tenían el mismo destino a Jerusalén. Era obligatorio
la parada en ese sitio, donde se unían varios caminos de
diferentes partes. La belleza de Jerusalén era bastante y el
comercio también. Unos venían para conocerla, otros para
comerciar, otros para orar y otros para arreglar asuntos con
los sacerdotes o el Sanedrín. San José, María y Jesús con sus
amigos y vecinos unieron las meriendas. Todos hicieron un
círculo, las tres familias, y terminaron ese frugal almuerzo
muy rápido, para poder salir para Jerusalén.
Como Jerusalén estaba muy cerca, el andar se hacía muy lento
por la cantidad de gentes solas y caravanas de animales con sus
productos, pero la charla se puso más amena y los recuerdos
de los grandes se hacían más interesantes, y el encontrar
cosas nuevas, de pronto una casa que no estaba, un cultivo
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de fruta como la naranja o la uva. El tiempo pasó y llegaron
a la puerta principal. Era un tumulto de gente, todos querían
entrar de primero, pero la guardia romana estaba en la puerta
controlando la entrada y preguntando qué familia y para qué
venían y qué traían. Las caravanas tenían que pagar un tributo
a la entrada sobre la clase de mercancía. Por los animales se
pagaba un tributo menor por ser comida. El turista como San
José y la familia no pagaban nada porque dejaban algún dinero
en las posadas. Después de esperar su turno, entraron por fin
en una calle central que daba a una plazoleta grande, como
un mercado donde todos los vendedores se encontraban. Al
fondo estaba el templo. El ruido era ensordecedor al ofrecer
sus mercancías, telas, adornos, utensilios, armas como
cuchillos, joyas, animales de diferentes especies y caballos,
Comida de toda clase. Para entenderse las personas tenían que
hablar fuerte. El paso fue lento por tanta gente y al salir de allí
llegaron al frente del templo. El respeto al templo fue grande
para los siete pequeños, la sorpresa de semejantes columnas
para entrar y las puertas tan grandes causó en ellos respeto y
temor a la vez. Para el niño Jesús fue diferente. El ya lo conocía
y sabía que era para gloria de su Padre, pero a la vez sintió ira
porque nuevamente tuvo una visión futurista del comercio
en el templo. En esa visión rápida sobre los mercaderes en
las puertas del templo, porque los tiempos cambiaron, en
el momento estaban alejados, pero cuando volvió Jesús,
años más tarde, ya en su último período, ya había crecido el
comercio y no cabían en la plazoleta, entonces invadieron las
gradas y la parte de la entrada del templo que era siempre
amplia. Ese pasaje lo relataremos en su momento.
Luego de ésta nueva visión entró con todos al templo. Al
lado y lado el templo se constituía de columnas hasta el
fondo. El altar tenía las Tablas de la Ley inmensas, en la parte
baja tenían El Arca de la Alianza, que era el recuerdo que

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tenían de Moisés, tenían incensarios y más al frente tenían
una especie de mesa de una sola piedra, para el sacrificio de
animales como el cordero, que fue la herencia que de años
atrás traían como pactos entre Dios y los hombres. A los
lados de las columnas centrales había a lado y lado corredores
completando el templo.
En ese momento José, María y Jesús, y sus vecinos, oraron
y le entregaron al sacerdote encargado el cordero para darle
gracias a Dios por el viaje tan agradable y sin contratiempos. El
cordero lo compraron afuera en el mercado. Al salir del templo
entraron otros sacerdotes del Sanedrín y ahí sucedió la tercera
visión futura de Jesús. Cuando lo juzgaron injustamente en
el Sanedrín en nombre de Dios.
Salieron del templo y se despidieron de sus vecinos, con el
compromiso de encontrarse al cabo de diez días en la plazoleta
para retornar a su pueblo. José tenía familiares en Jerusalén y
fueron a donde ellos. Era la familia de San Juan Bautista. San
Juan tenía un año más que Jesús y los dos sabían la misión
que tendrían que cumplir. San Juan fue enviado primero
para que fuera abriéndole el camino a Jesús. El encuentro de
las dos familias fue grande. Mientras Jesús y Juan bautista se
contaron toda la historia de la misión encomendada, pues los
dos sabían también el sufrimiento que tendrían que pasar.
La conversación de Jesús y Juan Bautista se concentró en sus
vidas y la gran voluntad a Dios de cumplir una misión tan
difícil y llena de sufrimientos. Sin poder hacer nada resolvieron
desechar esos pensamientos y comportarse como todos y
jugar, correr, reír y conocer nuevos amigos que le fueron
presentados a Jesús por su primo Juan. Lo mejor de todo fue
la historia de Jesús en el pueblo de él. Cómo le ayudaba a su
padre y sus aventuras. Jugaron a un juego especial de bolo,
pero con lajas; se ponía una astilla y el que quedaba más cerca

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ganaba. También la agilidad para correr y saltar. Siempre Jesús
fue el primero. Pero cuando había tristeza en algún amigo
que perdía, lo repetía para que ganara. La tarde pasó y ellos
se hospedaron en la casa de sus familiares. Las dos familias
tuvieron sus charlas, las preguntas del viaje, cómo estaban y
qué se decía en Jerusalén.
Se concentró el nerviosismo de una posible llegada de un
rey de los judíos, los romanos, como los sacerdotes, estaban
unidos, porque entre ellos había amistad. Los sacerdotes
repartían sus limosnas con Poncio Pilatos. También una
posible toma por parte de revolucionarios judíos contra los
romanos. Esa noche después de tanto charlar se fueron a
dormir.
Al día siguiente salieron los tres a recorrer la ciudad, las
calles tortuosas y llenas de barro, las casas juntas de terrazas,
había gran variedad de almacenes para la mercancía. El agua
era cargada en ánforas desde las cisternas. Las personas ricas
tenían sus animales, burros, para cargar el agua. Siempre en
cada salida con Jesús y Juán pasaban por el templo, oraban
y salían. En una salida José y María entraron a un almacén
para comprar una tela para María y ese día Juán no los
acompañó, porque tenía que ayudarle al padre. Jesús quería ir
al templo y sabía que todos los sacerdotes del Sanedrín tenían
una conferencia para nuevos tributos y nuevas leyes para
los pobladores de Jerusalén y aprovechó las compras de sus
padres, que al otro día salían para Belén, y salió rápido hacia
el templo. Era su oportunidad.
Jesús salió corriendo y encontró a todos los sacerdotes
discutiendo sobre los problemas de los nuevos impuestos.
Jesús entró y se paró en la última fila de los sacerdotes. Al
verlo, el conferencista lo miró y calló. Los demás volvieron
la vista a él. Jesús sonrió con una sonrisa llena de paz y amor.

                               32
Ellos se turbaron y el que dictaba la conferencia le preguntó:
¿Quién eres y por qué nos interrumpes? ¿Por qué tan joven
se presenta a nosotros sin permiso? Jesús le respondió: “Entré
por voluntad propia, quería saber y conocer la sabiduría de
ustedes, el amor con que hacen las leyes, y preguntarles
algunas cosas que quiero saber.” Estas pocas palabras, con
tanta seguridad y en una voz tan joven, los llenó de curiosidad
y sorpresa, porque si a los grandes les daba pena entrar, mucho
menos un joven de diez años. El sacerdote conferenciante lo
mandó entrar y sentarse al lado de él. Y le dijo:”Hijo, pregunta
lo que quieras y te respondemos.” Él Les dijo: “Cuál es la ley
más grande que pide Dios” Ellos se miraron unos a otros y
uno de ellos respondió: “Son los mandamientos que nos dejó
Moisés”. Jesús, entonces, denegó. ”No, esos no son. La Ley
o el mandamiento más grande: Es el Amor. Es decir: “Amaos
los unos a los otros”. Ellos se preguntaron el por qué de ese
nuevo mandamiento. Jesús les dijo: “Porque si no hay amor
entre ustedes, no hay justicia, no hay perdón; entonces no
hay sabiduría para gobernar y llevar a un pueblo”.
Callaron todos y al ver la sabiduría de ese niño se admiraron
y pensaron: “Un niño muy especial”. Como no era igual a
ellos, era rubio y de ojos azules, pensaron que era de otro país,
que venía como turista y había que conocer su saber. Ellos
volvieron a preguntar: “¿Dónde está Dios?” Pensando que en
el templo donde estaban reunidos habitaba Dios. La respuesta
de Jesús fue: “Dios está en todas partes, Dios está en cada uno
de nosotros como una chispa Divina y el templo está en cada
uno de nosotros” En ese momento todos los sacerdotes se
pararon airados por la respuesta porque ellos creían que Dios
estaba en su templo. Hubo murmullo e indignación porque
era un niño sabio. Volvieron a preguntar. “¿Usted cree que
vendrá a Jerusalén un rey de otra parte a salvarnos de los
romanos y reinar con nosotros?” Jesús les contestó. “El que

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viene a salvarlos no es de los romanos, sino del pecado y la
maldad del ser humano, para que no sea destruido todo. Es el
hijo de Dios hecho hombre, pero también morirá en manos
de los judíos.” Los sacerdotes se miraron unos a otros, les
corrió un escalofrío por sus cuerpos y desearon no preguntar
más a ese niño sabio. Jesús vio esa confusión en sus mentes
y preguntó: “¿Quieren saber más? pregunten, no teman que
soy solamente un niño. “Y su mirada era llena de amor y
dulzura, y ellos descansaron en esa sonrisa. La calma con que
los miró Jesús les dio nuevas fuerzas y preguntaron. “¿Moisés
fue el único enviado de Dios para darnos las leyes. Nadie más
vendrá de Dios?”. Jesús nuevamente respondió: ”Moisés fue
un enviado de Dios para entregarle las Tablas de la Ley, pero
el verdadero hijo de Dios vendrá muy pronto para hacerlas
cumplir, porque no las cumplen, ni hay respeto por la casa de
Dios. Los templos de cada uno de ustedes están sucios, pero
al llegar el Hijo de Dios todo será distinto y esos templos se
iluminarán con luz nueva”. En ese momento llegó María
y lo vio. Tanto ella como José tenían temor de entrar en
el Recinto pero Jesús los vio, y les pidió que entraran. Los
sacerdotes miraron y le preguntaron: “¿Quiénes son ellos?”.
Jesús les respondió: “Son mis padres terrenales”. Después de
estas palabras se despidió, y salieron.




                             34
segundo Periodo

Los sacerdotes le pidieron a María y a José que lo dejaran volver
porque con ese niño tan sabio habían aprendido mucho. La
intuición de María le previno de un peligro ante esa solicitud,
así que decidió partir al día siguiente, por miedo. María tenía
razón, ellos lo mandaron a buscar por toda la ciudad por ser
un peligro para más tarde y pensaron que podía ser hijo de un
revolucionario.
José y María, quisieron reprenderlo después de la angustia
que habían tenido, al buscarlo por toda la ciudad y más aún
después de las palabras de los sacerdotes, pero la alegría y el
respeto al hallarlo fueron superiores a su afán de corregirlo.
Comentaron con sus familiares el incidente, y ellos les
recomendaron abandonar la ciudad cuanto antes. Así fue que
al día siguiente, muy de madrugada, para que les rindiera,
les prestaron otro burro y cargaron todas sus compras en él
y se despidieron con abrazos y llantos. Jesús se despidió de
Juan y en ese momento tuvo la visión de su muerte que era
inevitable, y Juan también lo vio lo mismo. Los dos primos
tuvieron visiones premonitorias de las muertes de ambos y
comentaron volverse a ver cuando tuvieran treinta y treinta
un años respectivamente, en el río Jordán, cuando Jesús
recibiría el bautismo de manos de San Juan Bautista.
Al salir de Jerusalén, el camino era largo, y todos los tres
iban en hilera. José adelante, luego María y de último Jesús,
llevando los burros donde iban sus compras. Jesús iba feliz
con éste viaje soñando en volver nuevamente. El amanecer era
muy bello y el camino era de piedras, para luego convertirse


                               35
en tierra. Muy de vez en cuando José miraba hacia atrás
pensando que una tropa de romanos los alcanzara, pero no
fue así.
En el camino a Belén se encontraron muchas caravanas que
iban a Jerusalén con diferentes cargas. Al llegar a un cruce
de caminos se encontraron con unos amigos que iban hacia
Belén. Eso fue una alegría porque tanto como José y María
ellos compartieron y comentaron todo lo que vieron en
Jerusalén. Así mismo ellos, que venían del Mar de Galilea,
les relataron sus experiencias. Jesús con sus amigos también
gozó corriendo por las laderas, adelantándose o quedándose,
o jugando a no dejarse tocar. Jesús debía, y él lo sabía, que
tenía que gozar de su juventud como los humanos lo más que
pudiera, y conocerlos más.
Al medio día pararon, para tomar y comer algo, y compartieron
y descansaron un poco, pero luego reanudaron su viaje. Al
atardecer vieron de lejos su querido Belén, donde los esperaban
con alegría. Al entrar a Belén cada uno se fue para su casa y
al llegar encontraron sus vecinos para que les contaran cómo
fue la estada en Jerusalén y si no habían visto sus amigos
que se fueron con ellos. Casi toda la noche pasó José con
sus amigos, María con sus amigas y Jesús con sus amigos,
contándoles todas sus idas y venidas en esa gran ciudad, pero
sin tocar el tema de Jesús en el templo. Al amanecer volvieron
nuevamente los ruidos de los vendedores de pescados, frutas
y otros artículos. José de nuevo abrió su taller de carpintería y
María se dedicó a arreglar su casa y a los ajetreos de todos los
días, y Jesús a salir a la escuela para estudiar con sus amigos.
En la escuela se enseñaba matemáticas, religión, sociales,
agricultura y manualidades. Jesús debía estar al igual que ellos
y les enseñaba cosas nuevas. El profesor se molestaba y lo
hacía callar, pero en fin, los días pasaban. Al llegar Jesús a casa
iba a ayudarle a su padre en esa labor de hacer sillas, mesas y
                                36
bancas, y de vez en cuando un ataúd; Jesús sufría cuando le
tocaba ayudar a hacerlo. Era la muerte y sabía que era el fin de
ese cuerpo, no del espíritu. Por las tardes no había clases.
Jesús ya había cumplido los doce años, su poder ya era latente.
Tenía que tener paciencia con el tiempo para no romper
el silencio de toda su sabiduría y poder. Lo que más Jesús
tuvo que padecer en su época de juventud fue la paciencia.
Ese año no volvieron a salir. Jesús salía en espíritu con su
cuerpo, a los pueblos cercanos, pero sin que sus padres lo
supieran, y con ello aprendía la vida de los seres humanos
y se encontraba con maestros del cosmos para compartir su
vida, siempre respetando su forma de vida humana. En Belén
estuvo Jesús con María y José hasta los dieciocho años y salió
de la escuela con su diploma de conocimientos, como era
la costumbre en esa época. Esa fue una gran fiesta cuando
se recibieron los veinte compañeros con Jesús. Las veinte
familias se reunieron con sus hijos y festejaron sus triunfos.
Hubo competencias de carrera, luchas cuerpo a cuerpo y
siempre, en todas las actividades, Jesús era el mejor, como
en los estudios académicos, porque era el momento en que
tenían que irlo respetando. Unos no estaba de acuerdo, pero
Jesús los convencía con sus palabras llenas de sabiduría. El
taller, años tras año, tenía más progreso y ellos vivían muy
bien en esa época, pero con sus premuras. José ya estaba
muy débil y le pedía a Jesús que siguiera la tradición del
taller, pero Jesús le decía que él tenía una gran misión y que
pronto les diría, pero Jesús ya sabía que su padre tendría
que partir primero. Fue cuando les dijo que Belén era muy
pequeño, que el quería ir a Nazareth para seguir su tarea de
taller allí, porque el trabajo se estaba escaseando ya, y estaban
apareciendo nuevas carpinterías, entonces era necesario salir
de Belén.


                               37
Jesús convenció a sus padres de probar suerte en Nazareth,
Jesús ya sabía que su padre moriría para luego él seguir su
vida privada, de los veinte a los treinta años, que nadie supo,
ni los mismos apóstoles, porque esta verdad era sólo de Jesús
y sus hermanos, seres del cosmos. A José no le gustó la idea
de su hijo. No era por el transporte sino la nueva ciudad, y
hacer clientes era un aventura. Pero viendo la seguridad con
que Jesús lo decía, no lo pensaron más. Él le dijo a su padre
que se podían ir delante de ellos y buscar el sitio para la casa y
el taller, lo cual le pareció muy bien a José, y así se hizo.
Casi por lo general, el trayecto entre los cinco pueblos más
cercanos se hacía en un día, madrugando mucho para llegar
de noche. Los caminos eran polvorientos pero se caminaba
bien. Salieron una mañana temprano, después de despedirse
de María no más. No querían que nadie se enterara, por
conveniencia, ya había brotes de revueltas contra los romanos
y las tropas estaban más amenazadas, y por eso patrullaban.
Después de despedirse salieron con paso ligero. Jesús con su
poder, hizo que nadie los viera en su recorrido. El padre estaba
maravillado por tanta soledad en el camino y se detuvieron
varias veces, porque José se cansaba, y comieron de las viandas
que les preparó María. Nuevamente Jesús vio todo el recorrido
que tendría que hacer en sus tres años de vida pública. Se
arrepintió varias veces de haber tomado esa responsabilidad
ante Dios y ante los grandes sabios del Cosmos, pero ya no
se podía hacer nada. En esos pensamientos y en charlas con
su padre llegaron a Nazareth, de noche, para conseguir una
posada y descansar sus cuerpos.
Al día siguiente salieron, después de desayunar, a pasear la
ciudad con calma, para conseguir una casita donde pudieran
tener la carpintería, la cual era el sustento de los tres. En ésta
tarea duraron una semana, hasta que lograron conseguirla y
le comentaron al dueño y le pareció bien, porque no había
                               38
sino una sola carpintería. Sellaron el negocio y dieron algo
adelantado. Salieron nuevamente para Belén, para llegar por
la noche. Este viaje fue feliz y muy conversado. José ya tenía
más ánimos y más proyectos, incluso el de comprar la casa,
porque se la ofrecieron a buen precio, y a Jesús le pareció lo
mejor porque él sabía que dos años después moriría su padre
y María tendría que tener un techo, como era lo normal. A
su llegada a Belén, María los estaba esperando en la puerta
preocupada y al verlos la gran felicidad, los abrazos y los
comentarios duraron hasta bien entrada la noche.
A su vez el comentario de María y la preguntadera de sus
vecinas y los trabajos de carpintería, pero ella supo sortear
todo muy bien, y al otro día se abrió el negocio, se llamó a los
clientes y trabajó duro para entregarlos y recibir el dinero ya
que el tiempo apremiaba por su cambio de residencia. Reunió
todos sus ahorros para viajar y comprar la casita. El tiempo fue
de un mes, y todo salió muy bien. No se recibió más trabajos,
so pretexto de unas vacaciones en Nazareth. Algunos clientes
se disgustaron porque les harían falta, pero finalmente
comprendieron que se merecían ese viaje y viajaron ocho
días antes de lo programado. Algunos amigos se enteraron
de sus verdaderos proyectos de vivir en Nazareth, donde los
podrían encontrar a la orden. A todos les sorprendió éste
viaje, pero lo aceptaron porque los querían mucho. Ahora lo
principal era conseguir el transporte de animales para llevar
sus pertenencias. Vendieron sus muebles, sólo dejaron la
herramienta, el vestuario y los enseres de cocina. La poca
madera que les quedó la vendieron a las otras carpinterías,
quienes compraron con la satisfacción de una competencia
menos.
Por fin salieron muy temprano. La ciudad de Belén estaba
durmiendo. Nadie supo nada. El viaje fue muy feliz y durante
él la charla no faltó y descansaron varias veces. Comieron
                              39
muchas viandas, e inclusive se dieron el gusto de entrar a
una posada a almorzar. Jesús, en su alegría, tenía también la
visión de la muerte de su padre, lo cual lo entristecía y tenía
que disimular al frente de sus padres. En la visión se veía el
mismo haciendo su ataúd y enterrando a José, en compañía
de su madre. Pero era una ley, y él sabía que su padre se iría
en cuerpo y espíritu en una nave, y estaría esperando a Jesús
y a María.
En esta visión llegaron a Nazareth, muy tarde de la noche,
pero llegaron a su hogar. María, al ver la casita, lloró de
emoción y alegría. Era linda, bien pintada, una puerta y una
ventana pequeña, pero bella. Su piso era de tierra bien firme,
tenía una entrada de puerta y al lado una puerta ancha. Ella se
figuró el taller; tenía dos piezas, una sala amplia, un comedor
con cocina de fogón y un patio al fondo grande, como para
poner animalitos. El techo era no muy alto, como una placa
de barro. La pieza o local muy linda, y pensó: “mi hijo y mi
esposo trabajando juntos”. Esa noche hubo muchos proyectos
y una nueva vida. Se abrazaron los tres y luego se fueron a
dormir en esteras en el piso.
Jesús entró a su pieza y oró mucho, y pidió la sabiduría y
paciencia durante los dos años que le restaban como hijo,
y luego su vida privada que ya estaba marcada y que nadie
conocía, ni su padre, ni su madre, aunque ambos eran del
mismo planeta Venus.
Al día siguiente de su llegada salieron José y Jesús a recorrer
el pueblo, a conocer sus nuevos vecinos como las calles, el
mercado y hacerse conocer como nuevos carpinteros en la
región. Esa tarea como todas al iniciar muy difícil. Bastantes
personas del pueblo llegaron a conocer la carpintería, y
también curiosos. Aprovechando esto, Jesús le dijo a su padre
que empezaran haciendo mesas y asientos y los pusieran

                              40
afuera para que los vieran, y ellos trabajaran en su taller que
era a la vista de todos.
Los días pasaron y nadie entraba, ni preguntaban por los
muebles. Jesús le dijo a su padre: “Lo más grande que tiene
el hombre es la paciencia y, al no alterarla, luego se convierte
en riqueza”. María se preocupaba por el trabajo, porque de
él dependía el sustento y el pago del saldo de la deuda de la
casita.
Jesús un día le dijo a su padre: “Yo voy a llevar a la plaza una
mesa y un asiento para ofrecerlo y hacernos conocer”. Qué
buena la idea. A Jesús le llegó un cliente, pero regateó mucho
y se las compró. Jesús, feliz por ese gran éxito, llegó y le contó
a su padre y le dio el dinero.
Qué alegría del padre y de la madre y se terminó esa angustia
de esperar. Jesús todo lo sabía, pero no podía romper la
palabra dada a su padre de no hacer las cosas con su poder. El
tiempo pasó y Jesús tuvo amigos y amigas, y entre ellas una le
gustó como hombre y ella también, pero esto era vedado. No
podía, y él tuvo que llevarla como una amiga más en su vida.
A sus padres les agradaba, pero no se podía. Jesús estuvo en
fiestas, paseos y caminatas, como cualquier ser humano. Su
simpatía y su saber lo hacían más atractivo, como su fuerza
física para correr, como para practicar diferentes deportes
como la carrera, el salto largo, alto, la lucha de espadas, todo
el un devenir de la cultura de esa época y que él tenía que
aprender.
José enseñaba la carpintería y asistía a las reuniones. Tenía
su club de amigos y con ellos se reunían de vez en cuando a
compartir algunas costumbres de la época. Juegos de mesa con
dados y comidas, como pescado, carnero, leche, productos
del trigo, pero nunca carne de vaca ni de cerdo.


                               41
María tenía su grupo de señoras y se reunían a charlar, a jugar
y a tejer mantas, a hablar de los muchachos, como para casar
o conseguirles parejas a sus hijos. Estas reuniones se hacían
frecuentemente en las casas de familia.
Pasaron dos años y cuando Jesús contaba con veinte años,
aproximadamente en el mes de Junio, murió su padre, José.
Jesús sabía ya de esa muerte, los maestros del cosmos estaban
listos para ello. Un mes antes de la muerte de su padre Jesús
empezó a hacer un ataúd como ya antes había hecho otros.
Este sería para su padre aunque Jesús sabía que su padre se
iría en cuerpo y alma, y sería recogido por un haz de luz de
una nave y llevado hacia arriba después de ser enterrado.
José le preguntó a Jesús”: ¿Hijo, es un encargo el ataúd?” y
él le respondió: “Si, y es muy especial“ José le dijo: “Pero no
me has dicho para quien es”: y Jesús le respondió: “Padre hay
que tenerlo listo porque la muerte no espera y llega rápida”.
José no dijo nada y siguió en la tarea de hacer una mesa para
un encargo. Jesús sabía que la muerte sobrevendría como
consecuencia de un paro cardiaco sin sufrimiento.
Llegó el momento y una mañana, como de costumbre,
María se levantó a hacer el desayuno y Jesús dejó que su
madre descubriera la muerte de José, que estaba dormido al
lado suyo. Viendo que no se levantaba lo fue a llamar y, al
no recibir respuesta, pensó que era un juego de José, pero
al llamarlo con insistencia fue cuando se dio cuenta que
estaba muerto. Lloró y llamó angustiada a Jesús, con sus ojos
llenos de lágrimas. Jesús le dijo: “Madre, no llores, porque
la voluntad de mi Padre se ha hecho realidad y él estará a su
diestra”. Al oír su madre estas palabras abrió sus ojos y dijo.
“¿Hijo, quien eres?” Y El le respondió: “Madre mía: Yo soy
El que soy”. Y ella entendió ese mensaje y quiso arrodillarse
ante Jesús, y Él le dijo: “Madre, no debes arrodillarte ante

                              42
mí sino ante mi Padre que está en todas partes”. Jesús le dio
calma y sabiduría a su madre.
El entierro fue por la tarde del día siguiente, de ese mes
de Junio. El cielo se puso oscuro, pero salió el cortejo con
todos sus amigos, porque Jesús y María eran muy queridos
y apreciados por todos. Lo llevaron al cementerio que eran
tumbas en la roca. No se enterraban, se colocaba el ataúd en
el suelo y se cerraba con una piedra grande.
Jesús quiso decir las últimas palabras como hijo, delante de
sus amigos y dijo: “Hermanos, es las voluntad de mi Padre y
se ha cumplido, y a todos los presentes les llegará la hora. Por
eso les pido que se tengan un amor muy grande entre todos,
que se amen los unos a los otros, porque mi padre os ama a
todos y es el mandamiento más grandes que nos ha dejado:
“Amaos los unos a los otros como yo los amo”.
La gente se miraba entre sí. Nunca habían oído este
mandamiento en los sermones de los sacerdotes en los
templos de Jerusalén. La madre entendió ese mensaje, y su
mente volvió al templo cuando Jesús era un niño y estuvo
predicando ante los sacerdotes del Sanedrín, y comprendió
quien era Jesús. Por segunda vez se ratificó quien era Jesús.
Los demás dijeron: “Pobre Jesús, la muerte de su padre
lo afectó mucho”. Jesús, que lo entendía todo, se sonrió y
añadió: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”,
palabras que recordó más tarde cuando sería crucificado.
María y Jesús salieron a su casita, y la gente y amigos los
siguieron hasta allí, cenaron con ellos y repasaron la vida de
José, sus trabajos y sus luchas, hasta la madrugada del día
siguiente. Hora en que se despidieron y se fueron a sus casas,
y María se fue a su habitación, y Jesús a la suya a orar y a pedir
para comunicarse con la nave para el traslado de su padre José.

                               43
Efectivamente llegó la nave y Jesús vio cuando fue sacado el
cuerpo de José e izado hacia ella. Jesús se trasladó allí y habló
con su padre terrenal, José, que cumplió su destino en la
tierra y se despidió de los maestros de la nave para seguir la
voluntad de su Padre.
El nombre de José fue puesto en la tierra para ser distinguido
por los humanos, pero él es un maestro de Venus que vino
primero para hacer el papel de José. Veinte años más tarde
fueron a sacar los huesos para ser cremados y dejar el sitio a
otro pero la sorpresa fue grande al no encontrar el cuerpo en
el ataúd sino una nota grabada en piedra que decía: “Bendita
la misión que Dios me dio en la tierra para ser padre de Jesús,
hijo de Dios. Os amo y bendigo”. Este descubrimiento lo hizo
el sepulturero, que tenía el encargo de sacar de los ataúdes
los huesos y entregar las cenizas a sus parientes. Cuando el
sepulturero, que era el mismo que había taponado junto con
otros la tumba de José el carpintero, no supo dónde se quedó,
pero su mente recordó las palabras de su hijo Jesús que ya
estaba muerto y resucitado. La angustia de saber que tuvieron
la dicha de estar cerca de Jesús y de su padre, y que resucitó,
como su hijo, en cuerpo y alma, y encontrar la piedra tallada
con su propia letra y su nombre, fue un impacto muy grande.
Se comunicó a sus familiares y fue una voz en el pueblo de
Nazareth. La esposa de José ya había sido enterrada en Belén,
pero no sabían nada, porque el destino era desenterrarla a
los veinte años después de muerta, aunque después de esa
fecha no tuvieron paz los habitantes de Nazareth y no podían
hablar, por miedo al Sanedrín y a sus sacerdotes. Esta verdad
que no conocen estuvo secreta hasta ahora.
Al volver Jesús, Él siguió con la carpintería y trabajó mucho
para que le quedara un ahorro para vivir a María y para que la
casita le quedara libre definitivamente, ya que en poco tiempo
desaparecería del lado de su madre y de la gente. Todas las
                               44
noches Jesús le hablaba a su madre de Dios, y de la voluntad
de Él para irse muy lejos, para adquirir más sabiduría, y volver
después de diez años. Al principio María no aceptó, pero
con el tiempo comprendió su misión en la tierra y de donde
venía. La sorpresa fue muy grande sabiendo que durante
veinte años estuvo con el Hijo de Dios hecho hombre y
fue cuando comprendió por qué ella quedó embarazada sin
necesidad de José. María supo que Jesús sería crucificado y al
tercer día resucitaría, pero era un secreto y un juramento de
no decir nada, y sufriría más que todos por ser ello parte de
la redención de la humanidad. Una madre comprende más
que un padre, y al finalizar diciembre Jesús llamó a su madre
y le dijo: “El tiempo se acabó. No llore, ni se angustie. Yo
seguiré viniendo y visitándola a usted sola, para darle ánimo
en todo ese tiempo. Vivirá con una pariente que llegará, y a
nadie le dirá a dónde he ido, y si insisten, les dice que me fui
a aprender en Egipto”. “Madre”, le dijo, “No se asuste si me
aparezco en su pieza, porque tengo ese poder, para que nadie
me vea, es la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.
Esa semana, antes de partir, compartió con sus amigos y les
comentó que saldría de viaje a Egipto por poco tiempo pero
la carpintería seguiría con un pariente de su madre. También
tuvo una reunión con sus familiares de parte del padre y
la madre, y para que nada fuera oculto les dijo: “En cierto
tiempo yo volveré con sabiduría a enseñarles la palabra de mi
Padre”. Como sabían que en Egipto se enseñaban todas las
artes y estudios, no hubo objeción por parte de los familiares.
Jesús decidió que el viaje sería temprano, para que le rindiera
el camino. Alguien le preguntó: “¿Jesús, tú eres el hijo de
Dios en la tierra?” y Él le contestó: “Tu lo has dicho, pero el
tiempo llegará para todos con amor y sabiduría”.
Después de la cena, y al compartir vino y pan, hizo similar
como lo haría años más tarde con los apóstoles. Pero esta vez
                              45
fue con sus familiares, y en ese momento Jesús se transportó a
la cena que años más tarde tendría con sus discípulos antes de
ser entregado a los del Sanedrín. Esta cena era lo mismo, pero
para irse a su vida privada de la cual nadie ha relatado como
es en verdad. Él se trasladará en cuerpo y alma en su nave, sin
ser visto, a lejanas tierras, para aprender, aunque todo lo sabía,
pero tenía que hacerlo como humano. Tendría comunicación
con los maestros del cosmos, y salir fuera de la tierra en su
nave y estar en su planeta, Venus. Todo fue oculto y la única
que sabía era su madre, y nadie más en la tierra.




                               46
tercer Periodo de la vida de Jesús

   el Misterio del PeregrinaJe que
           nadie conoce

Cuando Jesús contaba veintiún años de vida, y habiendo
cumplido cabalmente con sus obligaciones como hijo y
cabeza del hogar que le dejara su difunto padre terrenal José;
se aprestó para emprender su viaje por el mundo, esta vez para
cumplir la verdadera misión encomendada por su Padre que
era la de ir por el mundo a dejar testimonio de amor entre los
hombres con sus enseñanzas y a la vez de la grandeza y poder
de Dios con sus milagros. Este se considera el primer paso
para la obra redentora y salvadora de Jesús.
Vale aclarar que la misión del Maestro Jesús no se concentra
únicamente en el pueblo de Israel, sino a toda la humanidad
de la tierra. Por ello y obedeciendo a razones que sólo Jesús
tuvo a bien considerar, eligió algunos países del planeta para
dejar en ellos enseñanzas de vida, de amor, de equidad y de
justicia.
Por ello, habiendo alcanzado ya su completa preparación
física y espiritual, con la venia de su Padre y la bendición de
María inició su itinerario por el mundo que duró diez años.
Como ya sabemos, su medio de transporte, fue siempre
su propia nave espacial, Que no sobra aclarar, siempre
permaneció oculta a los ojos de los hombres por dejarla
siempre en cuarta dimensión, imperceptible para los humanos.
Esta vez los viajes los realizó completamente solo. Partió
pues de Belén con rumbo al Tíbet, a Shambala” la ciudad
                              47
de la eterna primavera, lugar de residencia de los Grandes
Maestros Espirituales, venidos de otras galaxias, cuya misión
es la vigilancia y ayuda de los hombres buenos del planeta.
La entrada a dicho lugar está reservada para muy pocos seres
humanos de vida excepcionalmente santa, consagrada y sabia.
Es a la vez una base intergaláctica a donde llegan y a la vez
parten naves planetarias de otras regiones cósmicas. Es por
tanto un punto de encuentro de seres superiores que de una
u otra manera protegen el planeta.
De este lugar crucial se desplazó año tras año a los países
permaneciendo en ellos por espacio de un año en cada uno
y retornando nuevo a Shambala en cada viaje en donde
permaneció cada vez por un tiempo corto, el necesario para
descansar, comentar con sus maestros las experiencias de cada
lugar y preparar a la vez el viaje al país siguiente. Los países
visitados por el Maestro Jesús fueron en su orden:
1. CHINA. Su capital: Pekín
2. LA INDIA. Su capital Nueva: Delhi
3. MONGOLlA. Su capital: Ulán Bator
4. GRECIA. Su capital: Atenas
5. FRANCIA. Su capital: París
6. INGLATERRA. Su capital: Londres
7. MÉXICO: A la gran pirámide de Teotihuacán
8. PERÚ. A la región de Machu Pichu
9. EGIPTO. A la gran pirámide de Keops

En su último viaje retornó a Shambala, se despidió de sus
hermanos, esta vez ya definitivamente y se dirigió a Belén
para retomar su vida pública en Israel

                              48
tercer Período

Esa noche se despidió de su madre y le dio los dones de la
fuerza de la paciencia, para que tuviera la fortaleza para estar
sin Jesús. La madre le dijo: “Hijo:¿me deja que lo despida?”
y le contestó. “No madre, no quiero que veas mi partida. Sé
feliz y nunca te sentirás sola. Yo te protegeré y te cuidaré hasta
cuando vuelva, y te visitaré en tu habitación cuando estés sola.
Deja que la prima duerma en otra pieza”.
Cuando todo era silencio, Jesús salió al patio y una nave lo
llevó silenciosamente, y lo trasladó a donde iba a iniciar su
vida privada.
La vida privada de Jesús, que nadie ha podido decir, es un
misterio porque ninguno supo para dónde salió. Esta verdad
me ha sido dicha por el maestro Sanat Kumara, para que los
seres humanos sepan la verdad de Jesús. Un Ser superior a
nosotros y enviado de Dios desde su planeta natal Venus, y
poderoso ser de otro planeta. Mil veces más evolucionado,
para darnos unas enseñanzas sabias y llenas de amor, pero
que el ser humano no las asimiló del todo y las tergiversó en
dolor, angustia y falta de Fe.
Jesús tenía sus poderes para transportarse en cuarta dimensión,
sin que tuviera que ir por ninguna parte caminando sino lo
necesario. Jesús no fue solamente el que dejó esa semilla
de amor a Israel, sino en diferentes partes de la tierra, y se
desplazó para enseñarles a seres especiales como lo hizo
con los apóstoles, que todos conocemos por sus historias y
escritos. Al transportarse Jesús a los diferentes sitios de la
tierra de esa época, ya tenía sus propósitos definidos para dejar
la semilla del amor sembrada. Su nave siempre estuvo, con
                               49
sus hermanos o maestros, lista para ser trasladado a cualquier
parte, sin que ningún ser humano se diera cuenta.
Antes de iniciar sus diez años de recorrido por los diferentes
territorios, Jesús estuvo en su nave analizando y coordinando
todos sus proyectos y la forma como impartiría sus enseñanzas
y conocimientos. El primer lugar que visitó fue China y, sin
bajarse de la nave, desde allí estudió y analizó la gente, las
costumbres, la geografía y el desarrollo. Después siguió a La
India, Mongolia, Grecia, Francia, Inglaterra, México, Perú y
Egipto. Estos países los nombro para que tengan una guía
de cuales eran en esa época. ¿Por qué ese orden? En China
estaban sus hermanos y maestros en el Everest, en la ciudad
de Shambala.
Jesús llegó en todos los países a la ciudad que hoy es su
capital, y a sus alrededores, excepto México y Perú donde lo
estaban esperando los Indios y lo recibieron de su nave como
un Dios. Al llegar de su viaje, estas personas de los diferentes
países estaban esperándolo y estaban avisados, y se reunían
en salones muy ocultos, y luego dirían sermones fuera de la
capital.




                              50
china

El Primer viaje fue a China. Desde El Tibet. Allí se encontraba
el anciano de días, Sanat Kumara, y otros maestros que han
estado presentes en la evolución de la tierra, permanecen
sin envejecer durante miles de años. Jesús llegó en su nave
a Shambala para estar con ellos. Fue una gran felicidad,
aunque ellos sabían el destino de Jesús, se alegraron cuando
Jesús tomó la decisión de evitar una destrucción de los seres
humanos.
Shambala es un paraíso de jardines y templos. La paz y el amor
en éste sitio es grande. Ningún ser humano la encuentra, por
estar en otra dimensión, pero Jesús estuvo un tiempo en los
templos y luego se trasladó a la capital, Pekín, cuando tenía
21 años y llegó con indumentaria de la túnica a un sitio de un
templo donde lo estaban esperando.
Las charlas de Jesús fueron grandes sobre la filosofía, el amor
y la ley de: “Amaos los unos a los otros”. En esa reunión había
nueve personas. Las reuniones eran todos los días, y el último
día de cada mes llegaron muchas personas y les enseñaban en
campos fuera de la ciudad. Estas reuniones en un principio
no tenían ningún problema, pero luego de seis meses se corrió
la voz entre las autoridades de que se levantaba una revuelta
y que había un profeta dirigiendo ésta. Ellos fueron a esas
reuniones, en un gran parque, pero notaron que tenía poder
de convicción y sabiduría, y no pudieron hacer nada. Durante
un año predicó y enseñó a todas las personas que llegaban.
El último día hizo la cena y compartió el pan y el vino y dijo
que lo hacía en nombre de su padre Dios y les dijo: “Yo les
dejo a ustedes el amor, la sabiduría y la paciencia para seguir
                              51
y enseñarles a todos los seres de ésta región. Les daré poderes
para que sanen a la gente”. Luego de estas palabras desapareció
ante sus ojos y salió nuevamente para el Tibet,




                              52
india

El segundo país fue India. A éste ya habían llegado rumores
de la China de un profeta que hacía milagros y predicaba en
nombre de un ser superior a todos los dioses, y era Dios. Al
llegar Jesús con la indumentaria que usaba, llegó primero a
la capital, Nueva Delhi, a los veintidós años y siempre era
esperado por cierto número de alumnos ávidos de saber y
de filosofar. Las reuniones se hicieron en varios sitios de la
ciudad y aquí el número era de diez y siete alumnos que
compartieron sus enseñanzas.
La enseñanza más grande era de amor entre los seres
humanos, y las reuniones eran en campos fuera de la ciudad.
La multitud era más grande cada vez. Las enseñanzas de
Jesús eran de parábolas muy sencillas y que captaban muy
bien las multitudes. La filosofía era más profunda, sin dejar
que notaran nada sobre seres de otros planetas, porque no
tenían todavía esa visión, aunque unos ya sabían algo de esos
misterios. Jesús era feliz, alegre, hizo muchas amistades, y
su poder y su amor vencía cualquier cosa que lo atacara. Al
finalizar ese año, que siempre lo hacía en diciembre, hacía
milagros a los seis meses de predicar. Un ciego, un cojo,
para afirmar su sabiduría y poder. El tiempo era muy poco y
Jesús quería más, pero sabía que no podía estarse más de un
año. En una ocasión, en una reunión a campo abierto, iba a
llover y Jesús alzó sus brazos y rogó a Dios para que apartara
esas lluvias para iniciar su sermón. Y se hizo el milagro. Se
apartaron las nubes y salió el sol. Gran maravilla del maestro
y alabaron a Dios. Estos pequeños milagros con la naturaleza
eran normales para Jesús y afirmaban más su predicación.

                             53
Jesús, antes de partir, como lo hizo en la china, ofreció una
gran cena para los diez y siete discípulos, con vino y pan, y les
dijo que predicaran que él los guiaría en las palabras y obras
para que pudieran seguir adelante, que él partiría a otra misión.
Los discípulos lo querían mucho y no deseaban que partiera;
pero llegó la hora y Jesús, en plena cena, se paró y bendijo a
sus nuevos discípulos y desapareció para llegar nuevamente al
Tíbet, que era su lugar de descanso en la tierra.




                               54
Mongolia

El Maestro Jesús escogió Mongolia, un país casi desértico
y con habitantes de costumbres nómadas, muy diferentes a
las dos anteriores, pero tenía que dejar esa semilla en él. Al
llegar a su capital, que hoy es Ulan Bator, cuando contaba con
veintitrés años de edad, lo estaban ya esperando y se sabía que
en la India, China y ahora Mongolia había un maestro. Los
discípulos eran veintisiete, que ya tenía noción del maestro
Jesús. Las enseñanzas se hicieron en lugares secretos para no
molestar a otras religiones y sobre todo a cultos de dioses.
Mongolia tiene un desierto muy grande. Allá existe una ciudad
en cuarta dimensión en el desierto. Sus enseñanzas siempre
fueron el amor, no hacer el mal, amarse entre sí y mucha
filosofía. Los milagros los hizo con la naturaleza. Oyendo
quejas sobre el verano, los cultivos que se perdían, y Jesús oró
delante de una gran cantidad de gente e hizo llover. La alegría
de la gente fue muy grande y oraron a su Dios. El maestro
Jesús nunca cambió su túnica, que era resplandeciente, y su
andar lleno de majestad y poder. Hacía que lo quisieran y lo
respetaran, e hizo milagros para que creyeran en sus palabras.
Una paralítica le pidió a Jesús que la sanara para alabarlo, pero
Jesús le contestó:”Yo la curo por la gracia de mi Padre, pero
no para alabarme a mí, sino para que su vida se convierta en
un ejemplo de su familia”.
En Mongolia tuvo la oportunidad de conversar con sabios
que creían en fuerzas superiores y en seres de otros planetas,
pero Jesús oyó y calló, porque el tiempo no era el tiempo para
explicar esas fuerzas superiores ante los hombres.


                               55
Los mongoles son tribus nómadas, netamente guerreras, y
por eso Jesús tenía que dejar la semilla del amor y del perdón
para más delante de sus vidas. Jesús fue invitado a la corte del
jefe de los nómadas. Estuvo en la reunión, pero como vieron
que no estaba armado y hablaba lleno de sabiduría, se ganó
el aprecio de ellos y tuvo una gran cena, y compartió con los
discípulos y guerreros de ese clan.
Luego salió para predicar en las afueras ante una multitud
mayor. El sol quemaba, pero apenas Jesús empezó a predicar,
al sol lo ocultó una gran nube y fue para ellos un día de
milagro.
Durante los meses siguientes, hasta Diciembre, predicó
y enseñó, y realizó algunos milagros para dejarles un bello
recuerdo de Dios. En diciembre siempre se hizo la cena con
los veintisiete discípulos, y brindó con vino y pan, y les dijo
que les daría sabiduría para seguir, como amor y comprensión
con los demás. Un discípulo se levantó y le dijo: “Maestro,
¿cómo podremos comunicarnos contigo para no sentirnos
solos y desamparados?” y Jesús les dijo: “Nunca los dejaré,
siempre que oren yo les escucharé, y de cualquier parte los
guiaré e iluminaré para que les salgan las palabras correctas”.
En ese momento, y diciendo éstas palabras, se desapareció a
los ojos de ellos, y Jesús oyó que todos decían: “Es Dios, es
un gran maestro y todo lo que dice es verdad. Alabado sea su
nombre”. Nuevamente partió al Tíbet.




                              56
grecia

El Maestro Jesús, antes de partir a Grecia, sabía que en ella,
mucho antes de su llegada, habían grandes sabios y maestros
dirigidos por los sabios del cosmos. Era un país de principios
y sabiduría, y ya estaban preparados para la llegada de Jesús en
un templo de Atenas. Muy calladamente lo esperaban éstos
sabios, que eran nueve. Al llegar nuevamente Jesús en Enero,
tenía ya veinticuatro años. Llegó al templo de Atenas, y allí
lo recibieron con gran alegría, y empezó su enseñanza sobre
el Cosmos, sobre la reencarnación y sobre la gran filosofía
del ser humano. Estas sesiones se prolongaban hasta tarde.
Las preguntas a Jesús era sobre filosofía, sobre los grandes
misterios de la tierra, de los continentes Lemuria y Atlántida,
sobre el Imperio Romano y su participación en la destrucción
de la vida misma.
Jesús ante ellos fue más sabio y profundo. Los guió para dirigir
al ser humano en sabiduría y amor. Ellos sabían sobre la tierra,
sobre los planetas y sus vidas, pero todo era callado, por temor
a morir. Los sabios de Grecia reunieron a mucha gente que
tenían a su favor y fueron al templo muchas veces, para oír al
nuevo sabio llegado del Tíbet. Ellos tenían conexión con los
maestros del Tíbet. No fue extraño para ellos pues si tenían
la noción de que un gran Maestro venido de otro planeta,
llegaría a Jerusalén al pueblo de Israel y en el pueblo Israelita
a redimirlo. Esa experiencia, ellos nunca la olvidaron, y se
extendió a toda Grecia. Jesús hizo milagros y ellos sabían de
su gran poder y sabiduría.
Ante sus discípulos de Grecia, levitó y se transportó en cuarta
dimensión, para enseñarles algo del poder supremo. Hablaron

                               57
de las siete partes del cuerpo (Siete chacras), del tercer ojo o
glándula pineal y su desarrollo, para la videncia y saber del
futuro de los seres humanos.
En Atenas fue donde Jesús pudo ver más sabiduría en la
mente de éstos seres. Les enseñó muchos misterios, a nivel
del cosmos y galaxias, y del cuerpo humano. En la última cena
les habló de su partida y su muerte, pero con la advertencia
de que nadie podía intervenir en ningún momento. Brindó
con vino y pan, y les dio una forma de milagro. Aunque hizo
algunos milagros con ellos y les enseñó cómo hacerlos, para
que se dieran cuenta que ellos también los podían hacer. En
ésta última reunión los transportó a todos a su gran nave y
les dio un pequeño paseo alrededor de la tierra, para que
la conocieran mejor, y un paseo al sistema solar, para luego
volverlos a traer a donde estaban. Fue la experiencia más
grande para ellos. Jesús los bendijo y se despidió. Antes de
partir, le pidieron que se los llevara consigo, pero Jesús les
dijo: “Ustedes tienen una misión en la tierra y cuando la
cumplan regresarán a su vida anterior en un planeta o sistema
lejano”. Dicho esto desapareció y partió al Tíbet, como las
veces anteriores.




                              58
Francia

Nuevamente debía partir en enero. Justamente cuando había
cumplido veinticinco años; esta vez a París, la capital francesa.
Era pequeña, pero albergaba su afán de saber y progresar,
como Roma y Grecia, pero no tenía su sabiduría.
Era una pequeña ciudad en formación y había en ella, como
en todos los grupos, sectas buenas y malas. Para seguir un
parámetro de guía se dedicaban a la lucha contra los árabes y
los germanos o nórdicos. En ella se resaltaba el poder de las
clases, pero en este caos de ideas había un selecto grupo que
sí tenía ideas de la religión más avanzada, y por eso querían y
esperaban la venida de un maestro de las altas cordilleras del
Tíbet. Estos mensajes del Maestro Jesús se hacía por medio
del cuerpo astral, y se le presentaba en sueños a algún sabio
o religioso escogido para darle el mensaje, y así fue como las
diecisiete personas ya estaban preparadas para recibirlo en
cualquier momento, y por fin llegó Jesús y se les presentó,
con la túnica blanca que daba respeto. Llegó a un castillo
feudal de esa época, como un gran invitado. La gran sorpresa
fue la de su vestido. En esa región los vestidos eran elegantes
y soberbios, pero para el Maestro Jesús no había eso si no lo
interno de ellos, las enseñanzas fueron las de compartir lo
que tenían con los demás; de dar amor y justicia a los seres
no favorecidos. Los campos de cultivo eran bellos y el río
Sena era hermoso, y en él les hizo el primer milagro, al hacer
que a las embarcaciones de los pescadores se les llenaran las
redes y Él les dijo: “Compartid el pescado con los que tienen
hambre” y predicó en las orillas del río Sena. Unos iban por
curiosidad, otros por conocer y otros por aprender y saber.

                               59
Los diecisiete amigos de Jesús a todas partes lo acompañaban.
Al hacer el primer milagro se asustaron y tuvieron temor,
ante lo cual el Maestro Jesús les dijo: “Hermanos, no teman
porque esto y mucho más podrán hacer si tienen fe”. En
invierno Jesús nunca se colocó nada y nunca tuvo frío, y a sus
sandalias nunca les entró nieve. Los demás quería estar como
el Maestro Jesús pero al no lograrlo, sus mentes cambiaban
a un respeto y amor espiritual hacia Jesús. Ellos lo invitaron
a bailes, pero aunque Él los acompañó, nunca bailó, pero sí
con su majestad y su andar en los pasillos, todos quedaban
admirados de su porte y elegancia que infundía respeto. Jesús
no les hablaba de religión sino de justicia, paz y comprensión
entre ellos como hermanos que todos eran, sin distingos de
rango y poder. Le preguntaban: “Maestro, cómo podremos
llegar a ti, cómo sabremos cúal es la religión verdadera para
enseñarla a todos y hacerla cumplir”. Jesús les contestó:
“Yo no tengo ninguna religión. La única religión es amarse
los unos a los otros. Es diferente a cuanto hacen los seres
humanos. Tampoco se debe juzgar a nadie sin ponerse en su
lugar de sufrimiento” y agregó: “Un pobre llega a su mesa a
pedir un pan a un rico que tiene todo. El rico debe ponerse
en su lugar, que él fuera el que tiene hambre, y de esa manera,
con amor, le da no uno sino dos panes al pobre”. Ellos se
admiraron y uno preguntó: “Maestro, uno no tiene la culpa
de que ese pordiosero no hubiera trabajado como uno y tenga
que pedir”. Jesús le contestó: “Pero tampoco el pobre tiene la
culpa de que usted tenga la suerte de tenerlo todo, porque es
una ley de compensación de que el que tiene le dé al que no
tiene”. Jesús les dijo: “Les dejo esta nueva enseñanza: Nunca
den algo sin amor. Hacer por hacer, o aparentar, nunca lo
hagan, o para vanagloriarse ante las demás personas de que
dio, porque es más caritativo no dar nada. En el Reino de
Dios sólo sirve para hundirse más en el dolor y sufrimiento”.

                              60
“Cuando se da con amor se multiplica muchas veces y el que
da recibe más tarde. Nunca dé para recibir favores después“.
Sus viajes de pueblo en pueblo los hizo con ellos. Hizo milagros
a personas sin visión y paralíticos, para que creyeran más en
Dios y su mensaje de amor con ellos. Hizo otro milagro y les
dijo: “Vamos a caminar en la nieve pero con túnica, sin abrigo,
ni calzado, sino descalzos. Ellos no creyeron y no querían. El
les dijo: “¿No me creen después de que han visto milagros?
¡Qué poca fe tienen! Síganme los que tienen fe, pero todos
salieron y se cumplió el milagro. Los llevó a un campo de
nieve descalzos y con túnica y les dio un mensaje de fe a Dios,
y no sintieron frío ni hambre sino un calor como si fuera
verano, y luego al terminar les dijo: “Hermanos míos: llegó
el tiempo de partir nuevamente”. Uno se levantó y le dijo:
“Maestro, por qué nos llama hermanos” y Jesús les contestó:
“Porque todos en la tierra y en el Cosmos somos hermanos”.
El ser humano fue el que puso nombre y apellidos, y así es que
estamos separados unos de otros, los nombres en el cosmos y
en el Universo no existen, sino un solo Dios.”
De allí salieron al castillo donde estaban y nuevamente se
hizo la reunión, el brindis de vino y pan, y se despidió de
sus discípulos y desapareció luego que los bendijo a todos, y
partió con su nave al Tíbet.




                              61
inglaterra

Nuevamente el Maestro Jesús partió del Tíbet al país de
Inglaterra en el año 26, hacia Londres que era y continúa
siendo su capital. Allí no fue tan difícil la llegada de Jesús,
porque estaban preparados y lo esperaban. Solamente había
nueve maestros descendientes del continente de la Atlántida.
Aquí tenían una Logia blanca de mucho poder y sabiduría,
siempre ocultos al resto del país.
Jesús fue recibido en un castillo fuera de su capital, y en un
salón muy hermoso con una mesa redonda, y a Jesús le tenían
un puesto principal en ella. Todos eran nobles de tradición
y abolengo, tenían sus principios y su poder basados en el
cosmos. Se comunicaban telepáticamente. Jesús se pudo
relacionar más con sus enseñanzas profundas. Se discutió
sobre la tierra, sobre el futuro de ella en los últimos tiempos.
Ellos tenían un círculo cerrado, como su mesa de reunión
redonda, pero Jesús les dijo que a todo ser que pudieran,
deberían enseñarles los preceptos y enseñanzas, para
superación a nivel personal. Había que enseñarles el amor
entre ellos y su sabiduría, y que también la sabiduría no se
debía guardar sino hasta el momento que llegase la hora.
Como la isla era pequeña, salió con ellos a pasearla y dio
muchas conferencias, muy leves y no profundas, y curó
algún ciego para dar a entender el poder de sus enseñanzas, y
alentó a muchos enfermos, y su fama corrió muy rápido en
éste país y llegaron de todas partes para oír sus prédicas, pero
era muy difícil porque sus sacerdotes las tildaban de brujerías
y pactos con Satanás. Siempre Jesús debía, en el momento
oportuno, partir a otro lugar, para no comprometer a sus

                              62
nuevos discípulos, En la orilla y muy lejos de su capital, en
el río Támesis, viendo a unos pescadores, los discípulos le
dijeron: “¿Maestro, puede ayudar a éstos pescadores que no
han cogido ningún pescado para que sus redes se llenen?” y
Jesús les respondió: “¿Ustedes tienen fe en Dios y en mi, sí
creen que puedo hacerlo?” Ellos contestaron que si aunque
Jesús les dijo: “Muy poca fe veo, y si he de hacerlo es por
estos pescadores que pescan con fe y paciencia. Ellos sí lo
merecen” y diciendo esto levantó sus manos al cielo y luego
las bajó hacia el río y hubo el milagro. A las redes les llegaron
miles de pescados, y fue la gran felicidad de ellos, y volvieron
desde sus barcas las miradas a Jesús que, sin conocerlo le
dieron las gracias desde sus barcas. Los discípulos admirados
no volvieron a dudar de Jesús.
También les explicó el poder de transportarse en cuerpo físico
en cuarta dimensión para llegar más rápido a su destino, y
les hizo su segunda prueba y les dijo: “Id delante de mí a
donde nos reunimos y yo llegaré primero y os esperaré” y
para que quedaran más seguros, un discípulo se quedó con
Jesús hablando y luego de dos horas de haber ellos partido
Jesús le dijo al discípulo: “Quédate para que des testimonio y
yo partiré” y diciendo esto desapareció a los ojos del discípulo
y llegó primero que ellos, y los estuvo esperando en la gran
mesa redonda. Al llegar los discípulos encontraron a Jesús
esperándolos y quedaron admirados y le dijeron: “Maestro
Jesús, enséñanos a hacer lo que tú hiciste”. Pero Jesús les dijo:
Pedid y se os dará. Todos estos poderes se os darán”
Los discípulos crecieron en sabiduría para poder enseñarles a
los demás. Al llegar de nuevo el invierno Jesús les dijo. “Uno,
con su poder interno no siente el frío porque uno tiene un
campo magnético alrededor del cuerpo que lo hace inmune
al frío” y así se lo enseñó durante el invierno. Jesús usó su

                               63
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Misterios no revelados de la vida de Jesús

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  • 3. Oscar Rodríguez Romero Misterios no revelados de la vida de Jesus Bucaramanga 2010
  • 4. PRIMERA EDICIÓN Agosto de 2010 DIAGRAMACIÓN - IMPRESIÓN - ENCUADERNACIÓN (Sic) Editorial Ltda. Proyecto Cultural de Sistemas y Computadores S.A. La Casa del Libro Total Calle 35 # 9-81 Tel: (97) 6303389 E-mail: siceditorial@syc.com.co Página web: www.syc.com/sic Bucaramanga - Colombia ISBN: 978-958-708-483-2 Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin autorización escrita del autor. Impreso en Colombia Nota del Editor: La corrección de la edición ha sido responsabilidad del autor.
  • 5. Prólogo ¿Otra nueva biografía de Jesús? ¿Acaso no tenemos suficiente con los cuatro Evangelios? Estas pueden ser las preguntas que surgen tan pronto vemos el título de esta obra, “ Misterios no revelados de la vida de Jesús”, escrita por Oscar Rodríguez Romero y publicada por Editorial SIC de Bucaramanga. Para quienes somos admiradores del Maestro Jesús, la aparición de una nueva biografía y especialmente si tiene, como esta, un enfoque diferente a las tradicionales formas de ver a Jesús, la aparición de esta obra se convierte en una agradable causa de regocijo y una interesante oportunidad para observar la vida de Jesús desde un ángulo diferente. Se ha dicho que existen unos setenta y tantos Evangelios Apócrifos que la Iglesia manejó simultáneamente hasta el año 325 en que el Concilio de Nicea, dirigido por el emperador Constantino el Grande, resolvió escoger sólo los cuatro evangelios llamados hoy Canónicos. Esta Biografía de Jesús podría ser considerada otro más. De las diferentes biografías de Jesús hay algunas muy serias y hay otras muy noveladas, y esto ha hecho que haya surgido un afortunado movimiento teológico denominado “Jesús Histórico” con la intención de clarificar la verdadera histórica de Jesús, comprobada y comprobable con los elementos históricos, literarios y arqueológicos de que disponemos hoy en día. De Jesús se han dicho muchas verdades, pero también se han dicho muchas mentiras y, en honor a la verdad, es importante que podamos distinguir las unas de las otras. 5
  • 6. En el caso de esta:, “Misterios no revelados de la vida de Jesús” se retorna una afirmación según la cual “el Maestro Jesús era un ser extraterrestre” que vino a cumplir una importante misión de ayuda a la humanidad. Este punto de vista ha sido acatado por numerosos escritores entre los que se destaca J.J Benítez, autor del célebre libro “El Caballo de Troya” del cual ya existen nueve tomos, y de una obra titulada “Planeta Encantado” lujosamente editada por Editorial Planeta de Agostini. Hay quienes creen en la versión de Jesús como un extraterrestre y hay quienes sencillamente la rechazan. Una u otra posición es igualmente válida y respetable, porque parten de la información previa y de la concepción que se tenga de la persona y de la misión del Maestro Jesús. Los que amamos a Jesús recibimos con alegría e interés sus diferentes biografías y esperamos que algún día las investigaciones y los estudios de profundización nos permitan distinguir con total certeza lo histórico de lo mitológico. El autor de “Misterios no revelados de la vida de Jesús”, don Oscar Rodríguez Romero, es un hombre serio y respetable que se ha distinguido siempre por su veracidad y rectitud. Desde hace más de 20 años, gracias a nuestra valiosa amistad, nos había contado de sus contactos con OVNIS y con seres extraterrestres, que esporádicamente frecuentan la Mesa de los Santos, en la cual Oscar tiene una hacienda ganadera de su propiedad. Por esa época algunos familiares suyos estaban dudando de su cordura mental y pensaban que tenía alucinaciones, y entonces Oscar le pidió a los extraterrestres el favor de que se dejarán ver de su señora y de sus familiares para que no dudaran de la sanidad de su estado mental. Efectivamente sus amigos extraterrestres le hicieron el favor y todos los temores en este sentido se desvanecieron. En esa oportunidad un OVNI apareció en su hacienda y cortó de un 6
  • 7. tajo las copas de una serie de pinos que adornaban el frente de la casa de su hacienda. Nosotros no presenciamos el hecho pero sí pudimos constatar visualmente el corte realizado en la parte superior de dichos árboles, que era de tal naturaleza que no hubiera podido ser realizado desde el piso. Por esa época también, fuimos invitados a pasar un fin de semana en su hacienda y, como la noche era hermosa y el cielo estaba totalmente despejado, nos pusimos a observar el firmamento. Oscar nos dijo: “Este es tal planeta, este es tal otro, este es un OVNI y este también, y si esperamos un poco vamos a ver como estos dos últimos empezarán a desplazarse”. Quienes se quedaron hasta el final informaron que había sucedido tal como Oscar había anunciado. Esta biografía de Jesús es el cuarto libro escrito por Oscar Rodríguez Romero y de todos ellos afirma que le han sido dictados por sus amigos los extraterrestres. Su primera obra titulada “La Visión del Apocalipsis” fue publicada en agosto del 2003 por SIC Editorial de Bucaramanga, empresa en la cual ha editado todas sus obras. Su segunda obra titulada “La Luz Revelada de la Biblia” fue publicada en septiembre del año 2009 y en ella nos presenta una especie de resumen de la Biblia, dictado por los extraterrestres, especialmente por su Maestro Espiritual Sanat Kumara, más conocido como “El Anciano de los Días”. Esta es una versión de la Biblia simplificada, de la cual se dice que se han eliminado los agregados posteriores realizados al Sagrado Texto a lo largo de su historia. La tercera obra escrita por Oscar se titula “Mensajes de los Últimos Tiempos de la Tierra” y en ella nos explica cómo, en qué lugares y cuántas personas serán evacuados en cada lugar, cuando llegue el “Final de los Tiempos” y se haga el “Rescate de los Elegidos”. 7
  • 8. La obra que hoy nos entrega Oscar Rodríguez Romero, nos presenta una biografía coherente e interesante del Maestro Jesús en las diferentes etapas y períodos de su vida, nos informa sobre su valiosa misión extraterrestre y sobre sus numerosos viajes hechos en una nave espacial en la cual se trasladó a la China, la India, Mongolia, Grecia, Francia, Inglaterra, México, Perú y Egipto; viajes realizados antes de empezar su vida pública, y luego nos cuenta toda la labor de adoctrinamiento llevada a cabo antes de que un crimen político realizado por el Imperio Romano, haciendo uso de la más ignominiosa de las formas de muerte, truncara su valiosa existencia. Y para terminar dedica sus últimas páginas a la Asunción de la Virgen María. Esta no es una obra de adoctrinamiento religioso que deba ser aceptada por fe y a la que deba darse categoría de dogma indiscutible. Es el producto de la generosidad de un hombre, fundamentalmente bueno y estudioso, que se siente con la obligación y con el deber de comunicarle a todos los demás aquellas interesantes informaciones que de alguna manera ha recibido. Consideramos que la actitud correcta frente a esta obra es la de una lectura intelectiva realizada a título informativo, con total ausencia de preconceptos a favor o en contra, pero que debe servimos para tener en cuenta la información transmitida, hasta el momento en que nuevos hechos perfectamente demostrables nos permitan salir de lo que podríamos llamar una “duda metódica”. Después del denominado “Siglo de las Luces” en que los filósofos libre pensadores nos hicieron comprender que “lo único que tenemos a imagen y semejanza de Dios es nuestra propia inteligencia”, aprendimos a no creer en fanatismos y, lo que es más importante, descubrimos que la libertad de pensamiento hizo crecer la filosofía, la ciencia y la tecnología hasta los sublimes desarrollos en que actualmente se 8
  • 9. encuentran dichas disciplinas. Gracias a esa “duda metódica”, en los tres últimos siglos del desarrollo de la humanidad se disparó el avance de la ciencia, de la tecnología y de la economía a los altos niveles en que hoy los encontramos. En pleno siglo XXI debemos estar convencidos de que “lo importante no es la creencia, sino la razón”. Omar Okendo 9
  • 10.
  • 11. introducción Esta Verdad de la vida del Maestro Jesús está dividida en cuatro grandes periodos. El primer período se inicia con su nacimiento acaecido en Belén de Judá. Tuvo una niñez como la de todos los niños pero con sabiduría, con sus juegos infantiles y sus pequeños viajes, hasta cuando fue llevado por sus padres a Jerusalén. Al llegar a esta ciudad tenía 10 años. Allí empezó a mostrar sus dotes especiales de justicia y grandes conocimientos cuando un día se desprendió voluntariamente de sus padres para llegar al templo y enseñarles a los sacerdotes principales del Sanedrín sus conceptos sobre leyes, dando muestras de una gran sabiduría, dejándolos perplejos y atónitos por todas sus respuestas dadas a ellos quienes hasta entonces eran considerados los más sabios. Permaneció con ellos largas horas hasta que salió y fue hacia sus padres. El segundo periodo fue ya como joven, poseedor de una sapiencia aún mayor, Comprende desde los diez hasta los veinte años, estos transcurrieron al pie de sus padres ayudándolos en sus trabajos y haciendo amistades, hasta que murió su padre José y le tocó seguir al frente de su casa con su madre María. El tercer período fue cuando se inició ya con su poder infinito. De su gran sabiduría fueron testigos quienes estuvieron con Él en el extenso peregrinaje y de las enseñanzas que impartió fuera de Israel. Comprende de los veinte a los treinta años, o sea la vida privada, que nadie sabe cómo transcurrió pero que, con la ayuda de mi maestro Sanat Kumara, quien me guió, puedo describir qué hizo el Maestro Jesús. Sus viajes hacia diferentes partes de la tierra, porque Jesús no solamente 11
  • 12. le dedicó su vida al pueblo de Israel sino a otros países del mundo, como se verá más adelante. Esta es la verdad no dicha por los escribas o encargados de relatar la vida de Jesús. Quienes más se acercan solo refieren su permanencia con los Esenios, pero su peregrinación fue mucho más grande. El cuarto período fue la vida pública de Jesús que todos conocemos, pero se dirá con más sencillez y los nombres que se destacan serán los principales y los pueblos también, sólo los más importantes para que mis hermanos entiendan mejor lo que quiso siempre el maestro Jesús. En este relato verdadero fui guiado y llevado por el túnel del tiempo por mi maestro para saber de cerca la vida de Jesús. Por tal razón no se dan nombres de personas y sitios innecesarios ya que muchas ciudades en nuestra época reciben nombres diferentes o se agrupan en nuevos estados, así que trataré de referirme sólo a aquellos seres más destacados en la vida de Jesús y de ubicar al lector en las ciudades con los nombres de hoy. Hermanos: en nombre de Dios Todopoderoso y de sus veinticuatro ancianos sabios y todos los demás maestros del cosmos, les deseo que Dios los bendiga y los ilumine, y reciban éste mensaje con amor y sabiduría. Ya que el último y más poderoso mensaje a nivel del cosmos es “Amaos los unos a los otros”. 12
  • 13. PriMer Periodo Les pido a ustedes, Maestros del Cosmos, permiso para decir la verdad sobre la vida de nuestro Maestro Jesús en la tierra; sobre su nacimiento, su vida privada y su vida pública. Sobre sus milagros y el por qué de su llegada a la tierra. De donde vino y quien, con su Divina voluntad, aceptó esta llegada a la tierra y sus circunstancias en ella. Esta verdad, que durante dos mil años se ocultó a los ojos de los seres humanos, no ha sido develada en forma completa. Ni las diferentes religiones cristianas, ni las demás religiones, han revelado nunca la verdadera grandeza del Maestro Jesús. También la vida de la Virgen María y de San José; quiénes eran ellos, y el por qué de su llegada. El por qué de ésta historia, tan interesante como verdadera, que no tiene nada de fantasía ni ciencia ficción, será aclarado. El por qué de este libro es motivado por las circunstancias de conflicto que vivimos en este momento en el mundo entero y porque el fin de los tiempos se acerca. Para que todo ser humano comprenda la realidad de éste relato de la vida del Maestro Jesús. Está escrito con amor, para dar a conocer públicamente toda la grandeza y sacrificio de su corta vida. Aún no se ha tenido ese respeto y esa comprensión, que sus enseñanzas sencillas y grandes a la vez lo merecen, como el inmenso sacrificio que hizo por la humanidad. La decisión de escribir la vida del maestro Jesús se la debo a mi guía y a sus consejos amorosos y sabios. Un ser que durante miles de años estuvo colaborando en la evolución de la tierra, en la creación de la naturaleza y los animales. Su cuerpo se estabilizó en pocos años, aproximadamente en la 13
  • 14. edad de un joven de treinta años. Sus ojos ven a través de los siglos porque, para los maestros del cosmos, el tiempo no es tiempo como lo concebimos nosotros sino que obedece a otras leyes y pueden mirar hacia adelante o hacia atrás de los siglos en el mismo instante. Mi gran Guía y Divino maestro Sanat Kumara que vivió en el Tíbet, en los templos internos, vigilaba a los seres humanos desde su llegada a la tierra como también a los seres de no luz. Tanto los unos como los otros fueron involucionando cada vez más hacia el mal, siendo esto tristemente presenciado por el maestro. Antes de iniciar la narración de la verdad que me fue conferida, a grandes rasgos diré algo sobre el continente del Lemuria. Existió en el Océano Pacífico un continente de las proporciones de Europa o África. A Los seres humanos que la poblaron (Lemurianos) se les dio las facultades de la sabiduría y el amor. Fueron traídos de otros sistemas planetarios y se les visitaba con naves cósmicas de otros sistemas y de nuestro sistema solar. No se les permitió salir del planeta hasta que tuvieran su capacidad interna suficientemente preparada para superar las fuerzas del mal, vivir en armonía y tener gran amor por todos los seres vivos. La prueba fue la paciencia, pero no la tuvieron y fabricaron naves de combate, empezaron a pelear entre sí por el poder. Las visitas se dejaron de hacer y se esperó a ver si ellos solos podían dominarse, pero la avaricia y el poder superaron a las bondades. El continente de Lemuria más poderoso, o los lemurianos trataron de salir y conquistar otras galaxias. En este punto, la junta del Cosmos conformada por los veinticuatro ancianos o maestros de las galaxias, votó por su destrucción, ya que el peligro era grande. Su destrucción era definitiva. Se sacaron en naves los que merecían volver a poblar la tierra. 14
  • 15. Después de éste cataclismo volvió la normalidad. Se hundió el continente de la Lemuria y surgió el continente de la Atlántida. Un continente bello como un paraíso y la confianza de que sí se podía tener en ella una colonia de lemurianos y, con la gran experiencia de la destrucción de su continente, se creyó que todo iba a ser bello y hermoso, que habría paz amor y unión entre ellos, y con la experiencia anterior la Junta Cósmica les ayudó a iniciar una hermosa vida a los Atlantes. A ellos se les visitaba pero no se les dejaba salir, para ver si con el anterior cataclismo sabrían llevar una vida ordenada y justa. Cuando la primera generación se fue, o murió, la segunda generación trató de tener poder sobre otros continentes pequeños o islas. El desamor llegó a ellos y también la sabiduría y la tecnología guiada por los maestros o extraterrestres. Quisieron los Atlantes aprovechar estos dones concedidos, pensando como descendientes de otras galaxias o de nuestro propio sistema solar, que ellos no podrían hacer el mal nunca, pero se equivocaron y cayeron en la corrupción. De nuevo las viejas semillas de odios, envidias, traiciones y muerte germinaron, con los avances adquiridos por sus conocimientos, hasta alcanzar grados insospechados de descomposición interior. La Junta Cósmica podía haber actuado antes de que llegaran a ésta consecuencia, pero el deseo de que se superaran espiritualmente, sea con el corazón o con la mente, no pudieron lograrlo, y la naturaleza como un ser que siente y vive actuó de nuevo sobre ellos. Fue un hundimiento poderoso, un maremoto interno en el océano, por causa de unos volcanes con fuego dentro de él. La tierra sin contemplación se fue hundiendo y los polos descargaron su ira sobre el continente y sus habitantes. 15
  • 16. Los extraterrestres sacaron los seres buenos en naves, fuera de la tierra. Cuando terminó todo fueron traídos de nuevo para habitar las tierras emergidas, pero con la condición de superarse, guiados por maestros que los acompañaron, quienes podían entrar y salir a voluntad. Parte de ellos quedaron en lo que hoy es México llamados los Mayas quienes, siendo nativos y viviendo en forma sencilla, tenían mucha sabiduría. Los otros los ubicaron en lo que hoy es Egipto. Estos tenían un poco más de desarrollo y poder. Ninguno de estos pueblos fue tan asiduamente visitado como los Lemurianos y los Atlantes. Entre ellos quedaron algunos maestros indefinidamente, como vigilantes del proceso. A los habitantes de estos nuevos pueblos se les quitaron facultades y sabiduría extraterrestre, quedando solo con la inteligencia humana, es decir como pastores y no como seres de gran tecnología que fueron. Entonces llegó la adoración de estatuas de dioses de diversas religiones, un caos completo. La muerte, el sacrificio. No pudieron dominar ese monstruo interno del ser humano. Un cuerpo débil, un espíritu dócil. Fue el momento que aprovecharon para entrar las fuerzas del mal y las hordas de Luzbel, el arcángel, llegaron a la tierra. La Junta Cósmica de los Ancianos y Dios Todopoderoso dejaron ese caos humano. Las Naves extraterrestres y sus seres vigilaban de cerca en cuarta dimensión, pero nunca tocaron nada. Una humanidad destrozada. Volvió la Naturaleza y Dios Todopoderoso a actuar nuevamente con ella. Y fue cuando sucedió el Diluvio Universal que se localizó en una zona o continente donde descargó la Ira Dios. Y, de todos los seres que la habitaban sólo una familia merecía su salvación. Un maestro con su poder guió a esta familia a construir una barcaza y ubicar en ella todas las especies de animales que había. 16
  • 17. Se destruyó una zona del continente con el agua, no del mar sino del cielo. Se inundaron valles y pequeñas montañas. Una experiencia muy grande que sucedió en Asia Menor, India y parte de Rusia. Las aguas bajaron a los océanos y quedaron las mismas tierras. La gran familia salvada dio gracias a Dios Todopoderoso y volvió la nueva vida. Vida que, cuando al morir los que vieron todo, se conservó justa y limpia. Sus descendientes volvieron a caer en los mismos males. La Junta de los Ancianos dejó la tierra en manos de los humanos, no permitiéndole salir de ella y vedándoles todo lo hermoso y bello que hay en cada planeta del sistema Solar, dejándolos que lucharan solos contra las fuerzas del mal, porque el humano podía hacerlo, teniendo en ellos el templo del amor. El Maestro Sanat Kumara estuvo en todo éste caos humano, dio ayuda Divina y Gran amor, pero no lo oyeron. Lo mismo que haría siglos más tarde el Maestro Jesús. Los Mayas, en América, un continente nuevo y bello, hicieron lo que pudieron, se comunicaban con sus hermanos de otros planetas y se camuflaron en indios. Por temor de caer nuevamente, pidieron a sus hermanos mayores ser trasladados a otros sistemas y lo obtuvieron, porque entre ellos no tenían poder, envidia, ni odio, sino amor a sus hermanos indios y se les permitió salir en naves, de un día para otro, y dejaron sus sabidurías y sus enseñanzas en escritos, y la advertencia de un nuevo cataclismo, el último. Los egipcios, otra parte de los atlantes, tomaron más poder y orgullo. Trataron de someter a todos sus vecinos en su continente. Todo principió con la esclavitud y el sometimiento, porque tenían una tecnología y una sabiduría que traían desde antes. Nuevamente la historia una tribu cercana a Egipto la esclavizaron, para que la ley se cumpliera con los Israelitas. Pero antes de esto, la Junta Cósmica nuevamente votó por 17
  • 18. destruir los seres humanos en definitiva, traer una nueva raza de otro sistema y sacar las hordas de Luzbel, que no tuvieran que ver con los anteriores. La nueva raza sería guiada por un gran maestro de otro sistema, o extraterrestre. Un maestro vino para atajar éste cataclismo humano, como Moisés y Aarón, para luchar con los descendientes de los Atlantes, que era el Faraón, que tenía sabiduría y poderes. El Maestro Moisés guió la lucha con tecnología extraterrestre, como fue asistido por naves espaciales, como el de detener con fuego que salía de la nave al Faraón con sus ejércitos. El de destruir con plagas al faraón, con su báculo que era una poderosa arma destructora. Las plagas fueron traídas por naves invisibles a los Israelitas y a los egipcios. La tempestad, la sangre en el río Nilo, la muerte de los primogénitos que era dada por seres invisibles con gases mortales. La Travesía del Mar Rojo fue un poderoso rayo enviado por una nave invisible al levantar como señal el báculo y así fue abierto el paso por el mar rojo. El maná fue enviado por naves espaciales. La entrega de las Tablas fue real en ese sistema primitivo, escritura sobre piedra hecha por maestros desde naves espaciales. La tempestad sobre el Monte Sinaí también fue obra de las Naves espaciales. El Arca de la Alianza contenía un aparato de comunicaciones sofisticado para comunicarse con sus hermanos de otros planetas, y tenía un campo magnético para que no se le acercaran los israelitas, solamente los maestros Moisés y Aarón. Me preguntarán el por qué de éstas historias que son verdaderas, el por qué lo hago. La realidad es una breve reseña histórica para describir los pasos, acontecimientos para llegar 18
  • 19. al final del por qué el Maestro Jesús vino a la tierra y el por qué a un país de pastores y de gente humilde. Podía haber llegado a Roma que era la gran conquistadora de éste tiempo, pero no estaba escrito. La verdad del Maestro Jesús principió en el planeta Venus, de donde vino también el maestro Sanat Kumara. Antes de venir a la tierra, la Junta de los Veinticuatro Ancianos que son eternos y comandan muchas galaxias o firmamentos, que contienen sistemas solares y planetas más grandes que el nuestro; determinó poner fin a éste caos de la tierra, sacar las fuerzas del mal y tener un verdadero paraíso, con un maestro como Jesús. Ellos optaron por acabar con todos los seres humanos, con sólo cambiar el eje de la tierra de tal forma que los polos pasarían a ser zona tórrida y ésta se convertiría en polos. Los polos son un paraíso que nadie nunca ha tocado. Esta decisión de destruir al ser humano maligno y poderoso, no daba lugar a más esperas. Al reunirse la junta, ante el Ser Divino y poderoso Dios, que está en todas partes y no tiene forma ni espacio, y que ve y oye todo y puede tomar la forma humana en pocos casos, se votó la destrucción. En esta junta estaba el Maestro Jesús, también Sanat Kumara y muchos otros maestros de otros sistemas o extraterrestres, y los maestros que están en el Tibet. Pero en el cosmos todos somos hermanos. El nombre no importa porque en el cosmos infinito no hay nombres. El maestro Jesús oyó el fallo y de sus ojos hermosos salió un dolor muy grande porque siempre estuvo desde su planeta vigilando a los seres de la tierra y los veía como niños malos y malcriados, que tuvieron la sabiduría de los atlantes y lemurianos, y veía en el fondo algo de amor en ellos. Decidió presentarse ante la junta cósmica y pidió permiso a su Padre Dios, que comprendiera el dolor de su hijo y el deseo de sacrificarse como humano y 19
  • 20. con todo lo que pudiera sufrir, para que lo dejaran redimir con su muerte la vida de los seres humanos. La junta aceptó esta decisión, pero le puso de presente al Maestro Jesús que nunca podría hacer uso de sus poderes como ser superior, que debería sufrir como cualquier ser humano y con la muerte salvaría al mundo de otra hecatombe final. Pero como ser superior, Hijo de Dios, debería ser recibido humildemente por dos seres superiores o extraterrestres. Aceptaron como hermanos también un padre y una madre, pero ellos a su vez, como seres superiores, debían elegir familias igualmente sabias y justas, y se escogió en los humanos a la familia de la Virgen María y a la de San José, como seres sabios y superiores que eran. José nació de una familia escogida y en el momento oportuno el maestro José llegó a un cuerpo humano. La maestra María también tuvo una familia espiritual lo mismo que la de José. La maestra María y José crecieron en familias humildes, porque no podían en familias ricas, porque fue el compromiso con estos seres superiores ya que éstos sabían su misión. Lo más hermoso y bello fue el encuentro de José y María. Ellos sabían para qué se reunieron, porque la facultad de recordar no la perdieron. Sabían que llegaría el momento de recibir el Hijo de Dios, un ser tan sabio y poderoso debía tener una llegada humilde a ese cuerpo Divino, y el maestro Sanat Kumara sabía que todo debía ser con gran humildad y pobreza. José como carpintero, una profesión humilde como es la de convertir la madera en algo útil. Cuando la virgen conoció a San José comenzaron una comunicación de poderes para recibir al Maestro Jesús. Él lo sabía y ella también. 20
  • 21. A la Virgen María la visitó el Arcángel San Gabriel, hablándole del Ser tan poderoso que tenía en su cuerpo y de la forma humana que tendría en ella. El mensaje fue bello y hermoso. San José nunca estuvo con María, porque eran seres superiores, pero por el poder de Dios y de la maestra María llegó ese ser de Luz. Podía el Maestro Jesús haberse tele transportado y haber llegado sin haber estado en el vientre de María, pero la Ley Divina y el cosmos no le permitieron. El viaje hasta Belén era una orden, porque entre José y María debían darle un inicio de sufrimiento a Jesús en los caminos, el sol, la lluvia y los dolores. Como una especie de preparación para su misión. Tocaba lo humano. Ese fue el destino que buscó el maestro Jesús. Sí viajó la Virgen María en un burro, que era el contacto con la naturaleza, donde en un principio fue la obediencia a los humanos y a Roma. La llegada a Belén y la angustia de encontrar donde refugiarse en ese momento. Tanto José y María se miraban y pensaban en lo que tenían que hacer sin necesidad, pero era La Ley; donde podían pasar la noche, pero como nadie les ofrecía ningún refugio, les tocó en un pesebre de animales, porque la enseñanza era que los animales son más humanos que el humano. Los extraterrestres seguían desde una nave, vigilantes de todos los pormenores, y con dolor veían al maestro Jesús en su suplicio sin necesidad. Le tocó llegar a ese pesebre donde María tuvo el Niño Jesús sin dolor. No permitieron que el dolor sucediera, por el Ser Superior que era. Cuando estuvieron los tres: María, José y el Niño, se conmovió el Cosmos. Fue gratificante ver los tres seres unidos. Al Niño Jesús, una gran experiencia, quien llegó a visitarlo por primera vez fue un ángel del cielo, que a su vez trajo a los pastores. ¿El por qué? Por ser seres humildes y puros que nunca sintieron maldad por nadie. Las ovejas, animales que representan sumisión, y el buey, animal de trabajo, y el 21
  • 22. burro, animal de carga, que son seres humildes que no los consideraron herramientas de trabajo, sino sus compañeros, su soporte, sus hermanos. Es una enseñanza, que los seres sabios se rodearon de seres humildes. Los tres reyes magos eran, como su nombre lo dice, magos en esa época, pero maestros para nosotros. Los tres reyes magos llegaron en camellos para que fueran vistos por los humanos, pero la realidad era otra, porque ellos venían de otras galaxias para saludar al Maestro Jesús y alabarle por esa decisión y esa humildad para salvar esta humanidad. La estrella que los guió fue una nave, la misma en la que llegaron los tres reyes magos. El por qué de los camellos, tocaba para dar una majestad delante del romano al hablarles de un rey que llegaba y que era el principio de un sufrimiento. Al llegar los tres reyes magos en presencia del Niño Jesús, la alegría de los tres de encontrarse nuevamente. Los grandes maestros le entregaron el incienso, la mirra y el oro, que era para atestiguar delante de los pastores el poder y la majestad de éste niño. En el pesebre, el aviso de los tres reyes magos para salir y huir de Egipto fue el primer dolor de los tres (Jesús, María y José), al saber de la matanza de los niños inocentes por destruir al Niño Jesús. Un dolor grande, pero era la ley del Cosmos y tenía que seguir. Los tres reyes magos nuevamente volvieron a su nave para vigilar al Niño Jesús. No lo dejaron pero tampoco lo ayudaron. No se podía quebrantar la ley. Al poco tiempo que estuvo el niño Jesús en Egipto, se recordó de los atlantes en la calidad del Faraón. La sabiduría de los descendientes atlantes estaba en decadencia y quedaban las pirámides, que eran un modo de comunicarse con los planetas y los maestros. Decadencia que era motivo de tristeza para Jesús. Él trató de darle luz a seres de Egipto y logró algo de ello. La angustia del maestro Jesús era usar sus poderes para enseñar. 22
  • 23. Al morir el Emperador romano volvieron a Israel, José María y el niño Jesús, y llegaron a Belén para recordar el nacimiento, pero ya era hora de estabilizarse y de trabajar como todo hombre normal. José consiguió una casita para la familia. Es un error de algunos seres de la tierra decir que la virgen María tuvo más hijos. Eso es una gran mentira. No se le podía pedir a un ser superior como la Virgen María y como el Maestro José, que tuvieran más hijos. Ellos estaban predestinados sólo para ser los padres terrenales del Hijo de Dios. Deberían vivir con pobreza y trabajar. Que Jesús tuvo poder y sabiduría desde que nació, y que le tocó tener la paciencia hasta tener diez años para poder demostrar algo de su sabiduría, pero con mucha prudencia, también. El Niño Jesús en su infancia siempre sobresalía por su inteligencia y sabiduría delante de los otros niños. José tuvo la idea de tener una carpintería para relacionarse con mucha gente de la clase baja, media y alta. En esa época los romanos eran muy dados al trabajo de hacer muebles de lujo, y en la clase media de muebles rústicos y en la clase baja de bancas, mesas y taburetes, y los ataúdes para enterrar a las personas, y el Niño Jesús ayudaba en todas sus tareas. 23
  • 24. la vida del niño Jesus del naciMineo hasta los diez años Lo llamaré así porque era un niño con poderes infinitos. El fue consciente desde que nació de sus facultades. A medida que crecía las iba adquiriendo. Es mentira que digan o escriban que Jesús no recibió sus poderes sino en su vida pública. Me fue revelado por el maestro Sanat Kumara, ser divino y poderoso que estuvo hasta hace pocos años de ésta era, o sea hasta 1992. Me perdonan hacer estas declaraciones pero es necesario. También al escribir la historia del Maestro Jesús desde su nacimiento hasta cuando ascendió a los cielos, estaré recordando datos del maestro en el recorrido de su historia verdadera y sencilla, los detalles de las regiones no las daré sino las del maestro Jesús. El enigma de donde vinieron los tres reyes magos o maestros es sencillo. Vinieron de otros sistemas de la galaxia para dar Fe a las palabras del maestro Jesús cuando se comprometió a venir a la tierra a salvar el ser humano. También en las ofrendas que los reyes magos le ofrecieron al Niño Dios era para recordarle su vida. El primero fue el rey mago con la ofrenda del oro que significa la edad dorada, la niñez que tuvo problemas, como es natural. El segundo rey mago trajo la ofrenda del incienso que para su vida pública significa la oración hacia su padre Dios y también en el campo de irradiación de su cuerpo para sanar y curar al que se le acercaba. Un campo de sanación para dar fe de su poder que nunca lo dejó desde su nacimiento. Lo que hizo fue guardarlo hasta el momento de su vida pública. El tercer rey mago le ofreció la 24
  • 25. mirra que significa la amargura y la muerte. Este último le recuerda el momento en que empezó su calvario. Tanto fue la angustia que le pidió a su padre que le apartara ese cáliz de su presencia. El Niño Dios al ver llegar a los tres reyes magos y ver las ofrendas “vio” el poder de su padre al recordarle su compromiso como humano ante los hombres. Un dolor muy grande sintió en su corazón, pero ese era su precio. Los tres reyes magos volvieron luego a las afueras de Belén a tomar su nave y vigilar al niño Jesús y protegerlo desde arriba. Hasta su muerte, sin intervenir en su vida pero si encontrarse con sus hermanos cuando tenía necesidad de hablar. Era fácil para el maestro Jesús transportarse en cuarta dimensión siempre. Para ello pedía que lo dejaran solo. Volvemos nuevamente a la edad del niño Jesús después de la muerte de tantos niños inocentes por tratar de destruirlo porque las fuerzas del mal sabían que el dominio sobre la tierra había terminado y éstas fuerzas que dominaban a los romanos actuaron para destruirlo, pero el Niño Jesús tenía su protección. El nombre de Jesús se lo pusieron sus padres pues ellos, sabiendo la misión del Maestro Jesús, tenían la obligación de dar un nombre humano y lo llamaron Jesús que significaba Redentor o Salvador, y Jesús era un nombre fácil de pronunciar. A nivel del cosmos, todos somos hermanos, por eso el Maestro Jesús llamaba a todos: ”Mis hermanos”, y en eso se basaron muchos autores para decir que Jesús tenía hermanos de la Virgen María. ¡Que error tan grande! Después del bautismo o circuncisión fue como un pacto más a los hombres. La vida del Maestro Jesús hasta los diez años transcurrió cerca de sus padres, ayudándolos en sus quehaceres de la casa y la carpintería, en acompañarlos en 25
  • 26. recorridos cortos y también en sus oraciones que tenían. Sus juegos infantiles en esa época a él le divertían. Era feliz al estar con sus amiguitos y sonreía con dulzura viendo la ingenuidad de ellos. Si jugaban a correr o saltar, él ganaba y dejaba ganar para sentir el aprecio de ellos, pero con amor trataba como oficio de su padre la carpintería. Les enseñaba a hacer juguetes para ganar amigos. Al niño Jesús le interesaba tener amigos para el futuro. Cuando alguien se caía, él trataba de ayudarlo o curarlo, con mucho sigilo para que no desconfiaran de él o lo tildaran de mago. Le gustaba cuando salía ir a una quebrada a pescar, y él les enseñaba que la carne más sana era la del pescado y así, poco a poco, se ganaba todo el aprecio de los niños y niñas, para el futuro. Durante las noches oraba con sus padres en su casa sabiendo que cada día que pasaba era uno más cercano a su muerte. Entre los tres maestros había ese diálogo que tenemos los humanos. Cada uno contaba las experiencias. El Niño Jesús con todos sus amiguitos cuando jugaban o tenían que hacer compras en el mercado, que era en el suelo sobre esteras, se asustaban al ver a los romanos con sus armaduras. El niño Jesús con su mente llegaba hasta la cruz. Estas anécdotas se las comunicaba a sus padres. José también, por su parte, contaba sus experiencias con sus clientes sobre sus trabajos en carpintería, los encuentros con sus amigos, las nuevas llegadas de regimientos romanos y asaltos, de muertes y nuevos impuestos, de cómo conseguir madera, del pedido de algún romano exigente, de una dama romana, de los sacerdotes en el templo de Jerusalén. José, como ser superior y con poderes, se sentía como impotente, pero era una ley y tenía que esperar su muerte humana para no dejar sospechas sobre su cuerpo. La virgen María, más recatada, pero sí tenía sus amigas, sus historias sobre sus hijos sus quehaceres en la casa, sus comidas, la ida a compras, el paseo por las tardes con el niño 26
  • 27. Jesús, las enseñanzas que correspondían con el idioma y las matemáticas. De eso se encargaba la madre. Lo que si tocaba era llevarlo a un salón para que aprendiera las enseñanzas de las escrituras en pergaminos, y las leyes de moisés y sus prohibiciones. En este aprendizaje Jesús todo lo sabía pero tenía que asistir para dar ejemplo de sumisión a las leyes de los hombres, sabiendo que fueron hechas por hermanos o maestros de otro sistema. Al estar todos los tres juntos, principiaba la plática humana dejando lo divino. Se hablaba de todo; había risas y alegrías, y conocimiento de lo sucedido cada día; de toda la ingenuidad de esa población, pero también del dolor de muertes o injusticias de parte de los romanos, sobre todo las que provenían de abusos en impuesto sobre vivienda y comida, el cual se tenía que hacer efectivo y, en casos más severos, se llevaban al jefe de la familia ante los jueces romanos para hacerle pagar el impuesto con los haberes, o le quitaban la casa. José y su familia tuvieron que ver muchas veces ese martirio en sus vecinos. En sus primeros diez años vivió muchas injusticias para probar en él la paciencia y dominio de sí mismo, porque él podía haber evitado cualquier cosa y haber hecho maravillas en lo concerniente al dinero que circulaba en esa época y solucionarle ese afán a la gente, pero nunca lo hizo, como sacar del éter o espacio dinero y habérselos entregado. De igual manera con los amigos queridos, con enfermedad o muertos, tenía que pasar por alto esa circunstancia y no hacer nada, para no romper la ley, que era la de esperar hasta su vida pública. 27
  • 28. de los diez a los veinte años Su vida, de los diez a los veinte años, fue como la de todo humano de la región. A partir de los vente, ya sus juegos y sus conversaciones fueron distintas. Un poco más serias, y a nivel de su trabajo de carpintería ya los enseñaba como hacer un asiento o una mesa, y ya hablaban de viajes, de conocer otras ciudades, de conocer a Jerusalén y su templo, donde los sacerdotes daban las leyes. Ya salía solo con sus amigos a visitar las ciudades cercanas de donde vivía, que era en Belén. Para Jesús le sería fácil tele transportarse y materializarse en cualquier sitio de Israel, pero él quiso hacerlo como humano, a pie, y gozar como los demás. Fue una gran alegría el salir a Jerusalén y conocer el templo de Dios, de su padre. Llegó la hora de partir y los preparativos fueron como cualquier viaje al exterior. Alistar viandas, alistar un asno en el cual se le cargaba todo para quedarse una semana. El camino era largo y tortuoso pero no importaba. Había que gozar lo máximo. Con ellos fueron dos familias más, vecinas, y el viaje se hacía menos duro. Cada familia tenía tres hijos, mujeres y hombres. Eran siete niños. Salieron a la madrugada las tres familias. Durante el viaje las charlas se concentraron en los menores, en el terreno que no conocían y el comentario sobre aves, animales y ahora, las caravanas que se encontraban. Entre los tres padres de familia la charla era sobre posibles encuentros de familiares y amigos, como también como estaría la ciudad de Jerusalén y el templo, y qué irían a donar, y qué nuevas leyes tendrían, y también, haciendo planes de lo que tendrían que comprar para sus hijos y para ellos. 28
  • 29. Con las madres, la conversación se centró en el vestuario y calzado, como también en collares y mantas, y sus familiares que se encontraran en Jerusalén, y en conocer nuevamente el templo para pedirle a Jehová prosperidad y salud para sus hijos. También pensaron en trasladarse a Jerusalén para mejor estudio de sus hijos. Se encontraron caravanas de camellos y asnos con diferentes mercancías y víveres, como también tropas de romanos patrullando, Los paisajes unas veces agrestes, otras cultivados, otras pastando ovejas con sus rebaños y pastores que, al verlos, María recordaba el nacimiento de su hijo. La llegada a Jerusalén fue esplendorosa y la alegría de los muchachos, y la tristeza de Jesús en ese momento tuvo esa visión, como una película de su sufrimiento final, pero no importaba, tenía que gozar la llegada como sus amigos, y borrar esa imagen futura. María y José tuvieron la misma visión de Jesús, pero también la borraron y gozaron lo mismo que sus amigos. Gran jolgorio y alegría y gritos y saltos de felicidad. Una parada, una buena cena era lo normal, y había en ese momento muchas caravanas que tenían el mismo destino a Jerusalén. Era obligatorio la parada en ese sitio, donde se unían varios caminos de diferentes partes. La belleza de Jerusalén era bastante y el comercio también. Unos venían para conocerla, otros para comerciar, otros para orar y otros para arreglar asuntos con los sacerdotes o el Sanedrín. San José, María y Jesús con sus amigos y vecinos unieron las meriendas. Todos hicieron un círculo, las tres familias, y terminaron ese frugal almuerzo muy rápido, para poder salir para Jerusalén. Como Jerusalén estaba muy cerca, el andar se hacía muy lento por la cantidad de gentes solas y caravanas de animales con sus productos, pero la charla se puso más amena y los recuerdos de los grandes se hacían más interesantes, y el encontrar cosas nuevas, de pronto una casa que no estaba, un cultivo 29
  • 30. de fruta como la naranja o la uva. El tiempo pasó y llegaron a la puerta principal. Era un tumulto de gente, todos querían entrar de primero, pero la guardia romana estaba en la puerta controlando la entrada y preguntando qué familia y para qué venían y qué traían. Las caravanas tenían que pagar un tributo a la entrada sobre la clase de mercancía. Por los animales se pagaba un tributo menor por ser comida. El turista como San José y la familia no pagaban nada porque dejaban algún dinero en las posadas. Después de esperar su turno, entraron por fin en una calle central que daba a una plazoleta grande, como un mercado donde todos los vendedores se encontraban. Al fondo estaba el templo. El ruido era ensordecedor al ofrecer sus mercancías, telas, adornos, utensilios, armas como cuchillos, joyas, animales de diferentes especies y caballos, Comida de toda clase. Para entenderse las personas tenían que hablar fuerte. El paso fue lento por tanta gente y al salir de allí llegaron al frente del templo. El respeto al templo fue grande para los siete pequeños, la sorpresa de semejantes columnas para entrar y las puertas tan grandes causó en ellos respeto y temor a la vez. Para el niño Jesús fue diferente. El ya lo conocía y sabía que era para gloria de su Padre, pero a la vez sintió ira porque nuevamente tuvo una visión futurista del comercio en el templo. En esa visión rápida sobre los mercaderes en las puertas del templo, porque los tiempos cambiaron, en el momento estaban alejados, pero cuando volvió Jesús, años más tarde, ya en su último período, ya había crecido el comercio y no cabían en la plazoleta, entonces invadieron las gradas y la parte de la entrada del templo que era siempre amplia. Ese pasaje lo relataremos en su momento. Luego de ésta nueva visión entró con todos al templo. Al lado y lado el templo se constituía de columnas hasta el fondo. El altar tenía las Tablas de la Ley inmensas, en la parte baja tenían El Arca de la Alianza, que era el recuerdo que 30
  • 31. tenían de Moisés, tenían incensarios y más al frente tenían una especie de mesa de una sola piedra, para el sacrificio de animales como el cordero, que fue la herencia que de años atrás traían como pactos entre Dios y los hombres. A los lados de las columnas centrales había a lado y lado corredores completando el templo. En ese momento José, María y Jesús, y sus vecinos, oraron y le entregaron al sacerdote encargado el cordero para darle gracias a Dios por el viaje tan agradable y sin contratiempos. El cordero lo compraron afuera en el mercado. Al salir del templo entraron otros sacerdotes del Sanedrín y ahí sucedió la tercera visión futura de Jesús. Cuando lo juzgaron injustamente en el Sanedrín en nombre de Dios. Salieron del templo y se despidieron de sus vecinos, con el compromiso de encontrarse al cabo de diez días en la plazoleta para retornar a su pueblo. José tenía familiares en Jerusalén y fueron a donde ellos. Era la familia de San Juan Bautista. San Juan tenía un año más que Jesús y los dos sabían la misión que tendrían que cumplir. San Juan fue enviado primero para que fuera abriéndole el camino a Jesús. El encuentro de las dos familias fue grande. Mientras Jesús y Juan bautista se contaron toda la historia de la misión encomendada, pues los dos sabían también el sufrimiento que tendrían que pasar. La conversación de Jesús y Juan Bautista se concentró en sus vidas y la gran voluntad a Dios de cumplir una misión tan difícil y llena de sufrimientos. Sin poder hacer nada resolvieron desechar esos pensamientos y comportarse como todos y jugar, correr, reír y conocer nuevos amigos que le fueron presentados a Jesús por su primo Juan. Lo mejor de todo fue la historia de Jesús en el pueblo de él. Cómo le ayudaba a su padre y sus aventuras. Jugaron a un juego especial de bolo, pero con lajas; se ponía una astilla y el que quedaba más cerca 31
  • 32. ganaba. También la agilidad para correr y saltar. Siempre Jesús fue el primero. Pero cuando había tristeza en algún amigo que perdía, lo repetía para que ganara. La tarde pasó y ellos se hospedaron en la casa de sus familiares. Las dos familias tuvieron sus charlas, las preguntas del viaje, cómo estaban y qué se decía en Jerusalén. Se concentró el nerviosismo de una posible llegada de un rey de los judíos, los romanos, como los sacerdotes, estaban unidos, porque entre ellos había amistad. Los sacerdotes repartían sus limosnas con Poncio Pilatos. También una posible toma por parte de revolucionarios judíos contra los romanos. Esa noche después de tanto charlar se fueron a dormir. Al día siguiente salieron los tres a recorrer la ciudad, las calles tortuosas y llenas de barro, las casas juntas de terrazas, había gran variedad de almacenes para la mercancía. El agua era cargada en ánforas desde las cisternas. Las personas ricas tenían sus animales, burros, para cargar el agua. Siempre en cada salida con Jesús y Juán pasaban por el templo, oraban y salían. En una salida José y María entraron a un almacén para comprar una tela para María y ese día Juán no los acompañó, porque tenía que ayudarle al padre. Jesús quería ir al templo y sabía que todos los sacerdotes del Sanedrín tenían una conferencia para nuevos tributos y nuevas leyes para los pobladores de Jerusalén y aprovechó las compras de sus padres, que al otro día salían para Belén, y salió rápido hacia el templo. Era su oportunidad. Jesús salió corriendo y encontró a todos los sacerdotes discutiendo sobre los problemas de los nuevos impuestos. Jesús entró y se paró en la última fila de los sacerdotes. Al verlo, el conferencista lo miró y calló. Los demás volvieron la vista a él. Jesús sonrió con una sonrisa llena de paz y amor. 32
  • 33. Ellos se turbaron y el que dictaba la conferencia le preguntó: ¿Quién eres y por qué nos interrumpes? ¿Por qué tan joven se presenta a nosotros sin permiso? Jesús le respondió: “Entré por voluntad propia, quería saber y conocer la sabiduría de ustedes, el amor con que hacen las leyes, y preguntarles algunas cosas que quiero saber.” Estas pocas palabras, con tanta seguridad y en una voz tan joven, los llenó de curiosidad y sorpresa, porque si a los grandes les daba pena entrar, mucho menos un joven de diez años. El sacerdote conferenciante lo mandó entrar y sentarse al lado de él. Y le dijo:”Hijo, pregunta lo que quieras y te respondemos.” Él Les dijo: “Cuál es la ley más grande que pide Dios” Ellos se miraron unos a otros y uno de ellos respondió: “Son los mandamientos que nos dejó Moisés”. Jesús, entonces, denegó. ”No, esos no son. La Ley o el mandamiento más grande: Es el Amor. Es decir: “Amaos los unos a los otros”. Ellos se preguntaron el por qué de ese nuevo mandamiento. Jesús les dijo: “Porque si no hay amor entre ustedes, no hay justicia, no hay perdón; entonces no hay sabiduría para gobernar y llevar a un pueblo”. Callaron todos y al ver la sabiduría de ese niño se admiraron y pensaron: “Un niño muy especial”. Como no era igual a ellos, era rubio y de ojos azules, pensaron que era de otro país, que venía como turista y había que conocer su saber. Ellos volvieron a preguntar: “¿Dónde está Dios?” Pensando que en el templo donde estaban reunidos habitaba Dios. La respuesta de Jesús fue: “Dios está en todas partes, Dios está en cada uno de nosotros como una chispa Divina y el templo está en cada uno de nosotros” En ese momento todos los sacerdotes se pararon airados por la respuesta porque ellos creían que Dios estaba en su templo. Hubo murmullo e indignación porque era un niño sabio. Volvieron a preguntar. “¿Usted cree que vendrá a Jerusalén un rey de otra parte a salvarnos de los romanos y reinar con nosotros?” Jesús les contestó. “El que 33
  • 34. viene a salvarlos no es de los romanos, sino del pecado y la maldad del ser humano, para que no sea destruido todo. Es el hijo de Dios hecho hombre, pero también morirá en manos de los judíos.” Los sacerdotes se miraron unos a otros, les corrió un escalofrío por sus cuerpos y desearon no preguntar más a ese niño sabio. Jesús vio esa confusión en sus mentes y preguntó: “¿Quieren saber más? pregunten, no teman que soy solamente un niño. “Y su mirada era llena de amor y dulzura, y ellos descansaron en esa sonrisa. La calma con que los miró Jesús les dio nuevas fuerzas y preguntaron. “¿Moisés fue el único enviado de Dios para darnos las leyes. Nadie más vendrá de Dios?”. Jesús nuevamente respondió: ”Moisés fue un enviado de Dios para entregarle las Tablas de la Ley, pero el verdadero hijo de Dios vendrá muy pronto para hacerlas cumplir, porque no las cumplen, ni hay respeto por la casa de Dios. Los templos de cada uno de ustedes están sucios, pero al llegar el Hijo de Dios todo será distinto y esos templos se iluminarán con luz nueva”. En ese momento llegó María y lo vio. Tanto ella como José tenían temor de entrar en el Recinto pero Jesús los vio, y les pidió que entraran. Los sacerdotes miraron y le preguntaron: “¿Quiénes son ellos?”. Jesús les respondió: “Son mis padres terrenales”. Después de estas palabras se despidió, y salieron. 34
  • 35. segundo Periodo Los sacerdotes le pidieron a María y a José que lo dejaran volver porque con ese niño tan sabio habían aprendido mucho. La intuición de María le previno de un peligro ante esa solicitud, así que decidió partir al día siguiente, por miedo. María tenía razón, ellos lo mandaron a buscar por toda la ciudad por ser un peligro para más tarde y pensaron que podía ser hijo de un revolucionario. José y María, quisieron reprenderlo después de la angustia que habían tenido, al buscarlo por toda la ciudad y más aún después de las palabras de los sacerdotes, pero la alegría y el respeto al hallarlo fueron superiores a su afán de corregirlo. Comentaron con sus familiares el incidente, y ellos les recomendaron abandonar la ciudad cuanto antes. Así fue que al día siguiente, muy de madrugada, para que les rindiera, les prestaron otro burro y cargaron todas sus compras en él y se despidieron con abrazos y llantos. Jesús se despidió de Juan y en ese momento tuvo la visión de su muerte que era inevitable, y Juan también lo vio lo mismo. Los dos primos tuvieron visiones premonitorias de las muertes de ambos y comentaron volverse a ver cuando tuvieran treinta y treinta un años respectivamente, en el río Jordán, cuando Jesús recibiría el bautismo de manos de San Juan Bautista. Al salir de Jerusalén, el camino era largo, y todos los tres iban en hilera. José adelante, luego María y de último Jesús, llevando los burros donde iban sus compras. Jesús iba feliz con éste viaje soñando en volver nuevamente. El amanecer era muy bello y el camino era de piedras, para luego convertirse 35
  • 36. en tierra. Muy de vez en cuando José miraba hacia atrás pensando que una tropa de romanos los alcanzara, pero no fue así. En el camino a Belén se encontraron muchas caravanas que iban a Jerusalén con diferentes cargas. Al llegar a un cruce de caminos se encontraron con unos amigos que iban hacia Belén. Eso fue una alegría porque tanto como José y María ellos compartieron y comentaron todo lo que vieron en Jerusalén. Así mismo ellos, que venían del Mar de Galilea, les relataron sus experiencias. Jesús con sus amigos también gozó corriendo por las laderas, adelantándose o quedándose, o jugando a no dejarse tocar. Jesús debía, y él lo sabía, que tenía que gozar de su juventud como los humanos lo más que pudiera, y conocerlos más. Al medio día pararon, para tomar y comer algo, y compartieron y descansaron un poco, pero luego reanudaron su viaje. Al atardecer vieron de lejos su querido Belén, donde los esperaban con alegría. Al entrar a Belén cada uno se fue para su casa y al llegar encontraron sus vecinos para que les contaran cómo fue la estada en Jerusalén y si no habían visto sus amigos que se fueron con ellos. Casi toda la noche pasó José con sus amigos, María con sus amigas y Jesús con sus amigos, contándoles todas sus idas y venidas en esa gran ciudad, pero sin tocar el tema de Jesús en el templo. Al amanecer volvieron nuevamente los ruidos de los vendedores de pescados, frutas y otros artículos. José de nuevo abrió su taller de carpintería y María se dedicó a arreglar su casa y a los ajetreos de todos los días, y Jesús a salir a la escuela para estudiar con sus amigos. En la escuela se enseñaba matemáticas, religión, sociales, agricultura y manualidades. Jesús debía estar al igual que ellos y les enseñaba cosas nuevas. El profesor se molestaba y lo hacía callar, pero en fin, los días pasaban. Al llegar Jesús a casa iba a ayudarle a su padre en esa labor de hacer sillas, mesas y 36
  • 37. bancas, y de vez en cuando un ataúd; Jesús sufría cuando le tocaba ayudar a hacerlo. Era la muerte y sabía que era el fin de ese cuerpo, no del espíritu. Por las tardes no había clases. Jesús ya había cumplido los doce años, su poder ya era latente. Tenía que tener paciencia con el tiempo para no romper el silencio de toda su sabiduría y poder. Lo que más Jesús tuvo que padecer en su época de juventud fue la paciencia. Ese año no volvieron a salir. Jesús salía en espíritu con su cuerpo, a los pueblos cercanos, pero sin que sus padres lo supieran, y con ello aprendía la vida de los seres humanos y se encontraba con maestros del cosmos para compartir su vida, siempre respetando su forma de vida humana. En Belén estuvo Jesús con María y José hasta los dieciocho años y salió de la escuela con su diploma de conocimientos, como era la costumbre en esa época. Esa fue una gran fiesta cuando se recibieron los veinte compañeros con Jesús. Las veinte familias se reunieron con sus hijos y festejaron sus triunfos. Hubo competencias de carrera, luchas cuerpo a cuerpo y siempre, en todas las actividades, Jesús era el mejor, como en los estudios académicos, porque era el momento en que tenían que irlo respetando. Unos no estaba de acuerdo, pero Jesús los convencía con sus palabras llenas de sabiduría. El taller, años tras año, tenía más progreso y ellos vivían muy bien en esa época, pero con sus premuras. José ya estaba muy débil y le pedía a Jesús que siguiera la tradición del taller, pero Jesús le decía que él tenía una gran misión y que pronto les diría, pero Jesús ya sabía que su padre tendría que partir primero. Fue cuando les dijo que Belén era muy pequeño, que el quería ir a Nazareth para seguir su tarea de taller allí, porque el trabajo se estaba escaseando ya, y estaban apareciendo nuevas carpinterías, entonces era necesario salir de Belén. 37
  • 38. Jesús convenció a sus padres de probar suerte en Nazareth, Jesús ya sabía que su padre moriría para luego él seguir su vida privada, de los veinte a los treinta años, que nadie supo, ni los mismos apóstoles, porque esta verdad era sólo de Jesús y sus hermanos, seres del cosmos. A José no le gustó la idea de su hijo. No era por el transporte sino la nueva ciudad, y hacer clientes era un aventura. Pero viendo la seguridad con que Jesús lo decía, no lo pensaron más. Él le dijo a su padre que se podían ir delante de ellos y buscar el sitio para la casa y el taller, lo cual le pareció muy bien a José, y así se hizo. Casi por lo general, el trayecto entre los cinco pueblos más cercanos se hacía en un día, madrugando mucho para llegar de noche. Los caminos eran polvorientos pero se caminaba bien. Salieron una mañana temprano, después de despedirse de María no más. No querían que nadie se enterara, por conveniencia, ya había brotes de revueltas contra los romanos y las tropas estaban más amenazadas, y por eso patrullaban. Después de despedirse salieron con paso ligero. Jesús con su poder, hizo que nadie los viera en su recorrido. El padre estaba maravillado por tanta soledad en el camino y se detuvieron varias veces, porque José se cansaba, y comieron de las viandas que les preparó María. Nuevamente Jesús vio todo el recorrido que tendría que hacer en sus tres años de vida pública. Se arrepintió varias veces de haber tomado esa responsabilidad ante Dios y ante los grandes sabios del Cosmos, pero ya no se podía hacer nada. En esos pensamientos y en charlas con su padre llegaron a Nazareth, de noche, para conseguir una posada y descansar sus cuerpos. Al día siguiente salieron, después de desayunar, a pasear la ciudad con calma, para conseguir una casita donde pudieran tener la carpintería, la cual era el sustento de los tres. En ésta tarea duraron una semana, hasta que lograron conseguirla y le comentaron al dueño y le pareció bien, porque no había 38
  • 39. sino una sola carpintería. Sellaron el negocio y dieron algo adelantado. Salieron nuevamente para Belén, para llegar por la noche. Este viaje fue feliz y muy conversado. José ya tenía más ánimos y más proyectos, incluso el de comprar la casa, porque se la ofrecieron a buen precio, y a Jesús le pareció lo mejor porque él sabía que dos años después moriría su padre y María tendría que tener un techo, como era lo normal. A su llegada a Belén, María los estaba esperando en la puerta preocupada y al verlos la gran felicidad, los abrazos y los comentarios duraron hasta bien entrada la noche. A su vez el comentario de María y la preguntadera de sus vecinas y los trabajos de carpintería, pero ella supo sortear todo muy bien, y al otro día se abrió el negocio, se llamó a los clientes y trabajó duro para entregarlos y recibir el dinero ya que el tiempo apremiaba por su cambio de residencia. Reunió todos sus ahorros para viajar y comprar la casita. El tiempo fue de un mes, y todo salió muy bien. No se recibió más trabajos, so pretexto de unas vacaciones en Nazareth. Algunos clientes se disgustaron porque les harían falta, pero finalmente comprendieron que se merecían ese viaje y viajaron ocho días antes de lo programado. Algunos amigos se enteraron de sus verdaderos proyectos de vivir en Nazareth, donde los podrían encontrar a la orden. A todos les sorprendió éste viaje, pero lo aceptaron porque los querían mucho. Ahora lo principal era conseguir el transporte de animales para llevar sus pertenencias. Vendieron sus muebles, sólo dejaron la herramienta, el vestuario y los enseres de cocina. La poca madera que les quedó la vendieron a las otras carpinterías, quienes compraron con la satisfacción de una competencia menos. Por fin salieron muy temprano. La ciudad de Belén estaba durmiendo. Nadie supo nada. El viaje fue muy feliz y durante él la charla no faltó y descansaron varias veces. Comieron 39
  • 40. muchas viandas, e inclusive se dieron el gusto de entrar a una posada a almorzar. Jesús, en su alegría, tenía también la visión de la muerte de su padre, lo cual lo entristecía y tenía que disimular al frente de sus padres. En la visión se veía el mismo haciendo su ataúd y enterrando a José, en compañía de su madre. Pero era una ley, y él sabía que su padre se iría en cuerpo y espíritu en una nave, y estaría esperando a Jesús y a María. En esta visión llegaron a Nazareth, muy tarde de la noche, pero llegaron a su hogar. María, al ver la casita, lloró de emoción y alegría. Era linda, bien pintada, una puerta y una ventana pequeña, pero bella. Su piso era de tierra bien firme, tenía una entrada de puerta y al lado una puerta ancha. Ella se figuró el taller; tenía dos piezas, una sala amplia, un comedor con cocina de fogón y un patio al fondo grande, como para poner animalitos. El techo era no muy alto, como una placa de barro. La pieza o local muy linda, y pensó: “mi hijo y mi esposo trabajando juntos”. Esa noche hubo muchos proyectos y una nueva vida. Se abrazaron los tres y luego se fueron a dormir en esteras en el piso. Jesús entró a su pieza y oró mucho, y pidió la sabiduría y paciencia durante los dos años que le restaban como hijo, y luego su vida privada que ya estaba marcada y que nadie conocía, ni su padre, ni su madre, aunque ambos eran del mismo planeta Venus. Al día siguiente de su llegada salieron José y Jesús a recorrer el pueblo, a conocer sus nuevos vecinos como las calles, el mercado y hacerse conocer como nuevos carpinteros en la región. Esa tarea como todas al iniciar muy difícil. Bastantes personas del pueblo llegaron a conocer la carpintería, y también curiosos. Aprovechando esto, Jesús le dijo a su padre que empezaran haciendo mesas y asientos y los pusieran 40
  • 41. afuera para que los vieran, y ellos trabajaran en su taller que era a la vista de todos. Los días pasaron y nadie entraba, ni preguntaban por los muebles. Jesús le dijo a su padre: “Lo más grande que tiene el hombre es la paciencia y, al no alterarla, luego se convierte en riqueza”. María se preocupaba por el trabajo, porque de él dependía el sustento y el pago del saldo de la deuda de la casita. Jesús un día le dijo a su padre: “Yo voy a llevar a la plaza una mesa y un asiento para ofrecerlo y hacernos conocer”. Qué buena la idea. A Jesús le llegó un cliente, pero regateó mucho y se las compró. Jesús, feliz por ese gran éxito, llegó y le contó a su padre y le dio el dinero. Qué alegría del padre y de la madre y se terminó esa angustia de esperar. Jesús todo lo sabía, pero no podía romper la palabra dada a su padre de no hacer las cosas con su poder. El tiempo pasó y Jesús tuvo amigos y amigas, y entre ellas una le gustó como hombre y ella también, pero esto era vedado. No podía, y él tuvo que llevarla como una amiga más en su vida. A sus padres les agradaba, pero no se podía. Jesús estuvo en fiestas, paseos y caminatas, como cualquier ser humano. Su simpatía y su saber lo hacían más atractivo, como su fuerza física para correr, como para practicar diferentes deportes como la carrera, el salto largo, alto, la lucha de espadas, todo el un devenir de la cultura de esa época y que él tenía que aprender. José enseñaba la carpintería y asistía a las reuniones. Tenía su club de amigos y con ellos se reunían de vez en cuando a compartir algunas costumbres de la época. Juegos de mesa con dados y comidas, como pescado, carnero, leche, productos del trigo, pero nunca carne de vaca ni de cerdo. 41
  • 42. María tenía su grupo de señoras y se reunían a charlar, a jugar y a tejer mantas, a hablar de los muchachos, como para casar o conseguirles parejas a sus hijos. Estas reuniones se hacían frecuentemente en las casas de familia. Pasaron dos años y cuando Jesús contaba con veinte años, aproximadamente en el mes de Junio, murió su padre, José. Jesús sabía ya de esa muerte, los maestros del cosmos estaban listos para ello. Un mes antes de la muerte de su padre Jesús empezó a hacer un ataúd como ya antes había hecho otros. Este sería para su padre aunque Jesús sabía que su padre se iría en cuerpo y alma, y sería recogido por un haz de luz de una nave y llevado hacia arriba después de ser enterrado. José le preguntó a Jesús”: ¿Hijo, es un encargo el ataúd?” y él le respondió: “Si, y es muy especial“ José le dijo: “Pero no me has dicho para quien es”: y Jesús le respondió: “Padre hay que tenerlo listo porque la muerte no espera y llega rápida”. José no dijo nada y siguió en la tarea de hacer una mesa para un encargo. Jesús sabía que la muerte sobrevendría como consecuencia de un paro cardiaco sin sufrimiento. Llegó el momento y una mañana, como de costumbre, María se levantó a hacer el desayuno y Jesús dejó que su madre descubriera la muerte de José, que estaba dormido al lado suyo. Viendo que no se levantaba lo fue a llamar y, al no recibir respuesta, pensó que era un juego de José, pero al llamarlo con insistencia fue cuando se dio cuenta que estaba muerto. Lloró y llamó angustiada a Jesús, con sus ojos llenos de lágrimas. Jesús le dijo: “Madre, no llores, porque la voluntad de mi Padre se ha hecho realidad y él estará a su diestra”. Al oír su madre estas palabras abrió sus ojos y dijo. “¿Hijo, quien eres?” Y El le respondió: “Madre mía: Yo soy El que soy”. Y ella entendió ese mensaje y quiso arrodillarse ante Jesús, y Él le dijo: “Madre, no debes arrodillarte ante 42
  • 43. mí sino ante mi Padre que está en todas partes”. Jesús le dio calma y sabiduría a su madre. El entierro fue por la tarde del día siguiente, de ese mes de Junio. El cielo se puso oscuro, pero salió el cortejo con todos sus amigos, porque Jesús y María eran muy queridos y apreciados por todos. Lo llevaron al cementerio que eran tumbas en la roca. No se enterraban, se colocaba el ataúd en el suelo y se cerraba con una piedra grande. Jesús quiso decir las últimas palabras como hijo, delante de sus amigos y dijo: “Hermanos, es las voluntad de mi Padre y se ha cumplido, y a todos los presentes les llegará la hora. Por eso les pido que se tengan un amor muy grande entre todos, que se amen los unos a los otros, porque mi padre os ama a todos y es el mandamiento más grandes que nos ha dejado: “Amaos los unos a los otros como yo los amo”. La gente se miraba entre sí. Nunca habían oído este mandamiento en los sermones de los sacerdotes en los templos de Jerusalén. La madre entendió ese mensaje, y su mente volvió al templo cuando Jesús era un niño y estuvo predicando ante los sacerdotes del Sanedrín, y comprendió quien era Jesús. Por segunda vez se ratificó quien era Jesús. Los demás dijeron: “Pobre Jesús, la muerte de su padre lo afectó mucho”. Jesús, que lo entendía todo, se sonrió y añadió: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, palabras que recordó más tarde cuando sería crucificado. María y Jesús salieron a su casita, y la gente y amigos los siguieron hasta allí, cenaron con ellos y repasaron la vida de José, sus trabajos y sus luchas, hasta la madrugada del día siguiente. Hora en que se despidieron y se fueron a sus casas, y María se fue a su habitación, y Jesús a la suya a orar y a pedir para comunicarse con la nave para el traslado de su padre José. 43
  • 44. Efectivamente llegó la nave y Jesús vio cuando fue sacado el cuerpo de José e izado hacia ella. Jesús se trasladó allí y habló con su padre terrenal, José, que cumplió su destino en la tierra y se despidió de los maestros de la nave para seguir la voluntad de su Padre. El nombre de José fue puesto en la tierra para ser distinguido por los humanos, pero él es un maestro de Venus que vino primero para hacer el papel de José. Veinte años más tarde fueron a sacar los huesos para ser cremados y dejar el sitio a otro pero la sorpresa fue grande al no encontrar el cuerpo en el ataúd sino una nota grabada en piedra que decía: “Bendita la misión que Dios me dio en la tierra para ser padre de Jesús, hijo de Dios. Os amo y bendigo”. Este descubrimiento lo hizo el sepulturero, que tenía el encargo de sacar de los ataúdes los huesos y entregar las cenizas a sus parientes. Cuando el sepulturero, que era el mismo que había taponado junto con otros la tumba de José el carpintero, no supo dónde se quedó, pero su mente recordó las palabras de su hijo Jesús que ya estaba muerto y resucitado. La angustia de saber que tuvieron la dicha de estar cerca de Jesús y de su padre, y que resucitó, como su hijo, en cuerpo y alma, y encontrar la piedra tallada con su propia letra y su nombre, fue un impacto muy grande. Se comunicó a sus familiares y fue una voz en el pueblo de Nazareth. La esposa de José ya había sido enterrada en Belén, pero no sabían nada, porque el destino era desenterrarla a los veinte años después de muerta, aunque después de esa fecha no tuvieron paz los habitantes de Nazareth y no podían hablar, por miedo al Sanedrín y a sus sacerdotes. Esta verdad que no conocen estuvo secreta hasta ahora. Al volver Jesús, Él siguió con la carpintería y trabajó mucho para que le quedara un ahorro para vivir a María y para que la casita le quedara libre definitivamente, ya que en poco tiempo desaparecería del lado de su madre y de la gente. Todas las 44
  • 45. noches Jesús le hablaba a su madre de Dios, y de la voluntad de Él para irse muy lejos, para adquirir más sabiduría, y volver después de diez años. Al principio María no aceptó, pero con el tiempo comprendió su misión en la tierra y de donde venía. La sorpresa fue muy grande sabiendo que durante veinte años estuvo con el Hijo de Dios hecho hombre y fue cuando comprendió por qué ella quedó embarazada sin necesidad de José. María supo que Jesús sería crucificado y al tercer día resucitaría, pero era un secreto y un juramento de no decir nada, y sufriría más que todos por ser ello parte de la redención de la humanidad. Una madre comprende más que un padre, y al finalizar diciembre Jesús llamó a su madre y le dijo: “El tiempo se acabó. No llore, ni se angustie. Yo seguiré viniendo y visitándola a usted sola, para darle ánimo en todo ese tiempo. Vivirá con una pariente que llegará, y a nadie le dirá a dónde he ido, y si insisten, les dice que me fui a aprender en Egipto”. “Madre”, le dijo, “No se asuste si me aparezco en su pieza, porque tengo ese poder, para que nadie me vea, es la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Esa semana, antes de partir, compartió con sus amigos y les comentó que saldría de viaje a Egipto por poco tiempo pero la carpintería seguiría con un pariente de su madre. También tuvo una reunión con sus familiares de parte del padre y la madre, y para que nada fuera oculto les dijo: “En cierto tiempo yo volveré con sabiduría a enseñarles la palabra de mi Padre”. Como sabían que en Egipto se enseñaban todas las artes y estudios, no hubo objeción por parte de los familiares. Jesús decidió que el viaje sería temprano, para que le rindiera el camino. Alguien le preguntó: “¿Jesús, tú eres el hijo de Dios en la tierra?” y Él le contestó: “Tu lo has dicho, pero el tiempo llegará para todos con amor y sabiduría”. Después de la cena, y al compartir vino y pan, hizo similar como lo haría años más tarde con los apóstoles. Pero esta vez 45
  • 46. fue con sus familiares, y en ese momento Jesús se transportó a la cena que años más tarde tendría con sus discípulos antes de ser entregado a los del Sanedrín. Esta cena era lo mismo, pero para irse a su vida privada de la cual nadie ha relatado como es en verdad. Él se trasladará en cuerpo y alma en su nave, sin ser visto, a lejanas tierras, para aprender, aunque todo lo sabía, pero tenía que hacerlo como humano. Tendría comunicación con los maestros del cosmos, y salir fuera de la tierra en su nave y estar en su planeta, Venus. Todo fue oculto y la única que sabía era su madre, y nadie más en la tierra. 46
  • 47. tercer Periodo de la vida de Jesús el Misterio del PeregrinaJe que nadie conoce Cuando Jesús contaba veintiún años de vida, y habiendo cumplido cabalmente con sus obligaciones como hijo y cabeza del hogar que le dejara su difunto padre terrenal José; se aprestó para emprender su viaje por el mundo, esta vez para cumplir la verdadera misión encomendada por su Padre que era la de ir por el mundo a dejar testimonio de amor entre los hombres con sus enseñanzas y a la vez de la grandeza y poder de Dios con sus milagros. Este se considera el primer paso para la obra redentora y salvadora de Jesús. Vale aclarar que la misión del Maestro Jesús no se concentra únicamente en el pueblo de Israel, sino a toda la humanidad de la tierra. Por ello y obedeciendo a razones que sólo Jesús tuvo a bien considerar, eligió algunos países del planeta para dejar en ellos enseñanzas de vida, de amor, de equidad y de justicia. Por ello, habiendo alcanzado ya su completa preparación física y espiritual, con la venia de su Padre y la bendición de María inició su itinerario por el mundo que duró diez años. Como ya sabemos, su medio de transporte, fue siempre su propia nave espacial, Que no sobra aclarar, siempre permaneció oculta a los ojos de los hombres por dejarla siempre en cuarta dimensión, imperceptible para los humanos. Esta vez los viajes los realizó completamente solo. Partió pues de Belén con rumbo al Tíbet, a Shambala” la ciudad 47
  • 48. de la eterna primavera, lugar de residencia de los Grandes Maestros Espirituales, venidos de otras galaxias, cuya misión es la vigilancia y ayuda de los hombres buenos del planeta. La entrada a dicho lugar está reservada para muy pocos seres humanos de vida excepcionalmente santa, consagrada y sabia. Es a la vez una base intergaláctica a donde llegan y a la vez parten naves planetarias de otras regiones cósmicas. Es por tanto un punto de encuentro de seres superiores que de una u otra manera protegen el planeta. De este lugar crucial se desplazó año tras año a los países permaneciendo en ellos por espacio de un año en cada uno y retornando nuevo a Shambala en cada viaje en donde permaneció cada vez por un tiempo corto, el necesario para descansar, comentar con sus maestros las experiencias de cada lugar y preparar a la vez el viaje al país siguiente. Los países visitados por el Maestro Jesús fueron en su orden: 1. CHINA. Su capital: Pekín 2. LA INDIA. Su capital Nueva: Delhi 3. MONGOLlA. Su capital: Ulán Bator 4. GRECIA. Su capital: Atenas 5. FRANCIA. Su capital: París 6. INGLATERRA. Su capital: Londres 7. MÉXICO: A la gran pirámide de Teotihuacán 8. PERÚ. A la región de Machu Pichu 9. EGIPTO. A la gran pirámide de Keops En su último viaje retornó a Shambala, se despidió de sus hermanos, esta vez ya definitivamente y se dirigió a Belén para retomar su vida pública en Israel 48
  • 49. tercer Período Esa noche se despidió de su madre y le dio los dones de la fuerza de la paciencia, para que tuviera la fortaleza para estar sin Jesús. La madre le dijo: “Hijo:¿me deja que lo despida?” y le contestó. “No madre, no quiero que veas mi partida. Sé feliz y nunca te sentirás sola. Yo te protegeré y te cuidaré hasta cuando vuelva, y te visitaré en tu habitación cuando estés sola. Deja que la prima duerma en otra pieza”. Cuando todo era silencio, Jesús salió al patio y una nave lo llevó silenciosamente, y lo trasladó a donde iba a iniciar su vida privada. La vida privada de Jesús, que nadie ha podido decir, es un misterio porque ninguno supo para dónde salió. Esta verdad me ha sido dicha por el maestro Sanat Kumara, para que los seres humanos sepan la verdad de Jesús. Un Ser superior a nosotros y enviado de Dios desde su planeta natal Venus, y poderoso ser de otro planeta. Mil veces más evolucionado, para darnos unas enseñanzas sabias y llenas de amor, pero que el ser humano no las asimiló del todo y las tergiversó en dolor, angustia y falta de Fe. Jesús tenía sus poderes para transportarse en cuarta dimensión, sin que tuviera que ir por ninguna parte caminando sino lo necesario. Jesús no fue solamente el que dejó esa semilla de amor a Israel, sino en diferentes partes de la tierra, y se desplazó para enseñarles a seres especiales como lo hizo con los apóstoles, que todos conocemos por sus historias y escritos. Al transportarse Jesús a los diferentes sitios de la tierra de esa época, ya tenía sus propósitos definidos para dejar la semilla del amor sembrada. Su nave siempre estuvo, con 49
  • 50. sus hermanos o maestros, lista para ser trasladado a cualquier parte, sin que ningún ser humano se diera cuenta. Antes de iniciar sus diez años de recorrido por los diferentes territorios, Jesús estuvo en su nave analizando y coordinando todos sus proyectos y la forma como impartiría sus enseñanzas y conocimientos. El primer lugar que visitó fue China y, sin bajarse de la nave, desde allí estudió y analizó la gente, las costumbres, la geografía y el desarrollo. Después siguió a La India, Mongolia, Grecia, Francia, Inglaterra, México, Perú y Egipto. Estos países los nombro para que tengan una guía de cuales eran en esa época. ¿Por qué ese orden? En China estaban sus hermanos y maestros en el Everest, en la ciudad de Shambala. Jesús llegó en todos los países a la ciudad que hoy es su capital, y a sus alrededores, excepto México y Perú donde lo estaban esperando los Indios y lo recibieron de su nave como un Dios. Al llegar de su viaje, estas personas de los diferentes países estaban esperándolo y estaban avisados, y se reunían en salones muy ocultos, y luego dirían sermones fuera de la capital. 50
  • 51. china El Primer viaje fue a China. Desde El Tibet. Allí se encontraba el anciano de días, Sanat Kumara, y otros maestros que han estado presentes en la evolución de la tierra, permanecen sin envejecer durante miles de años. Jesús llegó en su nave a Shambala para estar con ellos. Fue una gran felicidad, aunque ellos sabían el destino de Jesús, se alegraron cuando Jesús tomó la decisión de evitar una destrucción de los seres humanos. Shambala es un paraíso de jardines y templos. La paz y el amor en éste sitio es grande. Ningún ser humano la encuentra, por estar en otra dimensión, pero Jesús estuvo un tiempo en los templos y luego se trasladó a la capital, Pekín, cuando tenía 21 años y llegó con indumentaria de la túnica a un sitio de un templo donde lo estaban esperando. Las charlas de Jesús fueron grandes sobre la filosofía, el amor y la ley de: “Amaos los unos a los otros”. En esa reunión había nueve personas. Las reuniones eran todos los días, y el último día de cada mes llegaron muchas personas y les enseñaban en campos fuera de la ciudad. Estas reuniones en un principio no tenían ningún problema, pero luego de seis meses se corrió la voz entre las autoridades de que se levantaba una revuelta y que había un profeta dirigiendo ésta. Ellos fueron a esas reuniones, en un gran parque, pero notaron que tenía poder de convicción y sabiduría, y no pudieron hacer nada. Durante un año predicó y enseñó a todas las personas que llegaban. El último día hizo la cena y compartió el pan y el vino y dijo que lo hacía en nombre de su padre Dios y les dijo: “Yo les dejo a ustedes el amor, la sabiduría y la paciencia para seguir 51
  • 52. y enseñarles a todos los seres de ésta región. Les daré poderes para que sanen a la gente”. Luego de estas palabras desapareció ante sus ojos y salió nuevamente para el Tibet, 52
  • 53. india El segundo país fue India. A éste ya habían llegado rumores de la China de un profeta que hacía milagros y predicaba en nombre de un ser superior a todos los dioses, y era Dios. Al llegar Jesús con la indumentaria que usaba, llegó primero a la capital, Nueva Delhi, a los veintidós años y siempre era esperado por cierto número de alumnos ávidos de saber y de filosofar. Las reuniones se hicieron en varios sitios de la ciudad y aquí el número era de diez y siete alumnos que compartieron sus enseñanzas. La enseñanza más grande era de amor entre los seres humanos, y las reuniones eran en campos fuera de la ciudad. La multitud era más grande cada vez. Las enseñanzas de Jesús eran de parábolas muy sencillas y que captaban muy bien las multitudes. La filosofía era más profunda, sin dejar que notaran nada sobre seres de otros planetas, porque no tenían todavía esa visión, aunque unos ya sabían algo de esos misterios. Jesús era feliz, alegre, hizo muchas amistades, y su poder y su amor vencía cualquier cosa que lo atacara. Al finalizar ese año, que siempre lo hacía en diciembre, hacía milagros a los seis meses de predicar. Un ciego, un cojo, para afirmar su sabiduría y poder. El tiempo era muy poco y Jesús quería más, pero sabía que no podía estarse más de un año. En una ocasión, en una reunión a campo abierto, iba a llover y Jesús alzó sus brazos y rogó a Dios para que apartara esas lluvias para iniciar su sermón. Y se hizo el milagro. Se apartaron las nubes y salió el sol. Gran maravilla del maestro y alabaron a Dios. Estos pequeños milagros con la naturaleza eran normales para Jesús y afirmaban más su predicación. 53
  • 54. Jesús, antes de partir, como lo hizo en la china, ofreció una gran cena para los diez y siete discípulos, con vino y pan, y les dijo que predicaran que él los guiaría en las palabras y obras para que pudieran seguir adelante, que él partiría a otra misión. Los discípulos lo querían mucho y no deseaban que partiera; pero llegó la hora y Jesús, en plena cena, se paró y bendijo a sus nuevos discípulos y desapareció para llegar nuevamente al Tíbet, que era su lugar de descanso en la tierra. 54
  • 55. Mongolia El Maestro Jesús escogió Mongolia, un país casi desértico y con habitantes de costumbres nómadas, muy diferentes a las dos anteriores, pero tenía que dejar esa semilla en él. Al llegar a su capital, que hoy es Ulan Bator, cuando contaba con veintitrés años de edad, lo estaban ya esperando y se sabía que en la India, China y ahora Mongolia había un maestro. Los discípulos eran veintisiete, que ya tenía noción del maestro Jesús. Las enseñanzas se hicieron en lugares secretos para no molestar a otras religiones y sobre todo a cultos de dioses. Mongolia tiene un desierto muy grande. Allá existe una ciudad en cuarta dimensión en el desierto. Sus enseñanzas siempre fueron el amor, no hacer el mal, amarse entre sí y mucha filosofía. Los milagros los hizo con la naturaleza. Oyendo quejas sobre el verano, los cultivos que se perdían, y Jesús oró delante de una gran cantidad de gente e hizo llover. La alegría de la gente fue muy grande y oraron a su Dios. El maestro Jesús nunca cambió su túnica, que era resplandeciente, y su andar lleno de majestad y poder. Hacía que lo quisieran y lo respetaran, e hizo milagros para que creyeran en sus palabras. Una paralítica le pidió a Jesús que la sanara para alabarlo, pero Jesús le contestó:”Yo la curo por la gracia de mi Padre, pero no para alabarme a mí, sino para que su vida se convierta en un ejemplo de su familia”. En Mongolia tuvo la oportunidad de conversar con sabios que creían en fuerzas superiores y en seres de otros planetas, pero Jesús oyó y calló, porque el tiempo no era el tiempo para explicar esas fuerzas superiores ante los hombres. 55
  • 56. Los mongoles son tribus nómadas, netamente guerreras, y por eso Jesús tenía que dejar la semilla del amor y del perdón para más delante de sus vidas. Jesús fue invitado a la corte del jefe de los nómadas. Estuvo en la reunión, pero como vieron que no estaba armado y hablaba lleno de sabiduría, se ganó el aprecio de ellos y tuvo una gran cena, y compartió con los discípulos y guerreros de ese clan. Luego salió para predicar en las afueras ante una multitud mayor. El sol quemaba, pero apenas Jesús empezó a predicar, al sol lo ocultó una gran nube y fue para ellos un día de milagro. Durante los meses siguientes, hasta Diciembre, predicó y enseñó, y realizó algunos milagros para dejarles un bello recuerdo de Dios. En diciembre siempre se hizo la cena con los veintisiete discípulos, y brindó con vino y pan, y les dijo que les daría sabiduría para seguir, como amor y comprensión con los demás. Un discípulo se levantó y le dijo: “Maestro, ¿cómo podremos comunicarnos contigo para no sentirnos solos y desamparados?” y Jesús les dijo: “Nunca los dejaré, siempre que oren yo les escucharé, y de cualquier parte los guiaré e iluminaré para que les salgan las palabras correctas”. En ese momento, y diciendo éstas palabras, se desapareció a los ojos de ellos, y Jesús oyó que todos decían: “Es Dios, es un gran maestro y todo lo que dice es verdad. Alabado sea su nombre”. Nuevamente partió al Tíbet. 56
  • 57. grecia El Maestro Jesús, antes de partir a Grecia, sabía que en ella, mucho antes de su llegada, habían grandes sabios y maestros dirigidos por los sabios del cosmos. Era un país de principios y sabiduría, y ya estaban preparados para la llegada de Jesús en un templo de Atenas. Muy calladamente lo esperaban éstos sabios, que eran nueve. Al llegar nuevamente Jesús en Enero, tenía ya veinticuatro años. Llegó al templo de Atenas, y allí lo recibieron con gran alegría, y empezó su enseñanza sobre el Cosmos, sobre la reencarnación y sobre la gran filosofía del ser humano. Estas sesiones se prolongaban hasta tarde. Las preguntas a Jesús era sobre filosofía, sobre los grandes misterios de la tierra, de los continentes Lemuria y Atlántida, sobre el Imperio Romano y su participación en la destrucción de la vida misma. Jesús ante ellos fue más sabio y profundo. Los guió para dirigir al ser humano en sabiduría y amor. Ellos sabían sobre la tierra, sobre los planetas y sus vidas, pero todo era callado, por temor a morir. Los sabios de Grecia reunieron a mucha gente que tenían a su favor y fueron al templo muchas veces, para oír al nuevo sabio llegado del Tíbet. Ellos tenían conexión con los maestros del Tíbet. No fue extraño para ellos pues si tenían la noción de que un gran Maestro venido de otro planeta, llegaría a Jerusalén al pueblo de Israel y en el pueblo Israelita a redimirlo. Esa experiencia, ellos nunca la olvidaron, y se extendió a toda Grecia. Jesús hizo milagros y ellos sabían de su gran poder y sabiduría. Ante sus discípulos de Grecia, levitó y se transportó en cuarta dimensión, para enseñarles algo del poder supremo. Hablaron 57
  • 58. de las siete partes del cuerpo (Siete chacras), del tercer ojo o glándula pineal y su desarrollo, para la videncia y saber del futuro de los seres humanos. En Atenas fue donde Jesús pudo ver más sabiduría en la mente de éstos seres. Les enseñó muchos misterios, a nivel del cosmos y galaxias, y del cuerpo humano. En la última cena les habló de su partida y su muerte, pero con la advertencia de que nadie podía intervenir en ningún momento. Brindó con vino y pan, y les dio una forma de milagro. Aunque hizo algunos milagros con ellos y les enseñó cómo hacerlos, para que se dieran cuenta que ellos también los podían hacer. En ésta última reunión los transportó a todos a su gran nave y les dio un pequeño paseo alrededor de la tierra, para que la conocieran mejor, y un paseo al sistema solar, para luego volverlos a traer a donde estaban. Fue la experiencia más grande para ellos. Jesús los bendijo y se despidió. Antes de partir, le pidieron que se los llevara consigo, pero Jesús les dijo: “Ustedes tienen una misión en la tierra y cuando la cumplan regresarán a su vida anterior en un planeta o sistema lejano”. Dicho esto desapareció y partió al Tíbet, como las veces anteriores. 58
  • 59. Francia Nuevamente debía partir en enero. Justamente cuando había cumplido veinticinco años; esta vez a París, la capital francesa. Era pequeña, pero albergaba su afán de saber y progresar, como Roma y Grecia, pero no tenía su sabiduría. Era una pequeña ciudad en formación y había en ella, como en todos los grupos, sectas buenas y malas. Para seguir un parámetro de guía se dedicaban a la lucha contra los árabes y los germanos o nórdicos. En ella se resaltaba el poder de las clases, pero en este caos de ideas había un selecto grupo que sí tenía ideas de la religión más avanzada, y por eso querían y esperaban la venida de un maestro de las altas cordilleras del Tíbet. Estos mensajes del Maestro Jesús se hacía por medio del cuerpo astral, y se le presentaba en sueños a algún sabio o religioso escogido para darle el mensaje, y así fue como las diecisiete personas ya estaban preparadas para recibirlo en cualquier momento, y por fin llegó Jesús y se les presentó, con la túnica blanca que daba respeto. Llegó a un castillo feudal de esa época, como un gran invitado. La gran sorpresa fue la de su vestido. En esa región los vestidos eran elegantes y soberbios, pero para el Maestro Jesús no había eso si no lo interno de ellos, las enseñanzas fueron las de compartir lo que tenían con los demás; de dar amor y justicia a los seres no favorecidos. Los campos de cultivo eran bellos y el río Sena era hermoso, y en él les hizo el primer milagro, al hacer que a las embarcaciones de los pescadores se les llenaran las redes y Él les dijo: “Compartid el pescado con los que tienen hambre” y predicó en las orillas del río Sena. Unos iban por curiosidad, otros por conocer y otros por aprender y saber. 59
  • 60. Los diecisiete amigos de Jesús a todas partes lo acompañaban. Al hacer el primer milagro se asustaron y tuvieron temor, ante lo cual el Maestro Jesús les dijo: “Hermanos, no teman porque esto y mucho más podrán hacer si tienen fe”. En invierno Jesús nunca se colocó nada y nunca tuvo frío, y a sus sandalias nunca les entró nieve. Los demás quería estar como el Maestro Jesús pero al no lograrlo, sus mentes cambiaban a un respeto y amor espiritual hacia Jesús. Ellos lo invitaron a bailes, pero aunque Él los acompañó, nunca bailó, pero sí con su majestad y su andar en los pasillos, todos quedaban admirados de su porte y elegancia que infundía respeto. Jesús no les hablaba de religión sino de justicia, paz y comprensión entre ellos como hermanos que todos eran, sin distingos de rango y poder. Le preguntaban: “Maestro, cómo podremos llegar a ti, cómo sabremos cúal es la religión verdadera para enseñarla a todos y hacerla cumplir”. Jesús les contestó: “Yo no tengo ninguna religión. La única religión es amarse los unos a los otros. Es diferente a cuanto hacen los seres humanos. Tampoco se debe juzgar a nadie sin ponerse en su lugar de sufrimiento” y agregó: “Un pobre llega a su mesa a pedir un pan a un rico que tiene todo. El rico debe ponerse en su lugar, que él fuera el que tiene hambre, y de esa manera, con amor, le da no uno sino dos panes al pobre”. Ellos se admiraron y uno preguntó: “Maestro, uno no tiene la culpa de que ese pordiosero no hubiera trabajado como uno y tenga que pedir”. Jesús le contestó: “Pero tampoco el pobre tiene la culpa de que usted tenga la suerte de tenerlo todo, porque es una ley de compensación de que el que tiene le dé al que no tiene”. Jesús les dijo: “Les dejo esta nueva enseñanza: Nunca den algo sin amor. Hacer por hacer, o aparentar, nunca lo hagan, o para vanagloriarse ante las demás personas de que dio, porque es más caritativo no dar nada. En el Reino de Dios sólo sirve para hundirse más en el dolor y sufrimiento”. 60
  • 61. “Cuando se da con amor se multiplica muchas veces y el que da recibe más tarde. Nunca dé para recibir favores después“. Sus viajes de pueblo en pueblo los hizo con ellos. Hizo milagros a personas sin visión y paralíticos, para que creyeran más en Dios y su mensaje de amor con ellos. Hizo otro milagro y les dijo: “Vamos a caminar en la nieve pero con túnica, sin abrigo, ni calzado, sino descalzos. Ellos no creyeron y no querían. El les dijo: “¿No me creen después de que han visto milagros? ¡Qué poca fe tienen! Síganme los que tienen fe, pero todos salieron y se cumplió el milagro. Los llevó a un campo de nieve descalzos y con túnica y les dio un mensaje de fe a Dios, y no sintieron frío ni hambre sino un calor como si fuera verano, y luego al terminar les dijo: “Hermanos míos: llegó el tiempo de partir nuevamente”. Uno se levantó y le dijo: “Maestro, por qué nos llama hermanos” y Jesús les contestó: “Porque todos en la tierra y en el Cosmos somos hermanos”. El ser humano fue el que puso nombre y apellidos, y así es que estamos separados unos de otros, los nombres en el cosmos y en el Universo no existen, sino un solo Dios.” De allí salieron al castillo donde estaban y nuevamente se hizo la reunión, el brindis de vino y pan, y se despidió de sus discípulos y desapareció luego que los bendijo a todos, y partió con su nave al Tíbet. 61
  • 62. inglaterra Nuevamente el Maestro Jesús partió del Tíbet al país de Inglaterra en el año 26, hacia Londres que era y continúa siendo su capital. Allí no fue tan difícil la llegada de Jesús, porque estaban preparados y lo esperaban. Solamente había nueve maestros descendientes del continente de la Atlántida. Aquí tenían una Logia blanca de mucho poder y sabiduría, siempre ocultos al resto del país. Jesús fue recibido en un castillo fuera de su capital, y en un salón muy hermoso con una mesa redonda, y a Jesús le tenían un puesto principal en ella. Todos eran nobles de tradición y abolengo, tenían sus principios y su poder basados en el cosmos. Se comunicaban telepáticamente. Jesús se pudo relacionar más con sus enseñanzas profundas. Se discutió sobre la tierra, sobre el futuro de ella en los últimos tiempos. Ellos tenían un círculo cerrado, como su mesa de reunión redonda, pero Jesús les dijo que a todo ser que pudieran, deberían enseñarles los preceptos y enseñanzas, para superación a nivel personal. Había que enseñarles el amor entre ellos y su sabiduría, y que también la sabiduría no se debía guardar sino hasta el momento que llegase la hora. Como la isla era pequeña, salió con ellos a pasearla y dio muchas conferencias, muy leves y no profundas, y curó algún ciego para dar a entender el poder de sus enseñanzas, y alentó a muchos enfermos, y su fama corrió muy rápido en éste país y llegaron de todas partes para oír sus prédicas, pero era muy difícil porque sus sacerdotes las tildaban de brujerías y pactos con Satanás. Siempre Jesús debía, en el momento oportuno, partir a otro lugar, para no comprometer a sus 62
  • 63. nuevos discípulos, En la orilla y muy lejos de su capital, en el río Támesis, viendo a unos pescadores, los discípulos le dijeron: “¿Maestro, puede ayudar a éstos pescadores que no han cogido ningún pescado para que sus redes se llenen?” y Jesús les respondió: “¿Ustedes tienen fe en Dios y en mi, sí creen que puedo hacerlo?” Ellos contestaron que si aunque Jesús les dijo: “Muy poca fe veo, y si he de hacerlo es por estos pescadores que pescan con fe y paciencia. Ellos sí lo merecen” y diciendo esto levantó sus manos al cielo y luego las bajó hacia el río y hubo el milagro. A las redes les llegaron miles de pescados, y fue la gran felicidad de ellos, y volvieron desde sus barcas las miradas a Jesús que, sin conocerlo le dieron las gracias desde sus barcas. Los discípulos admirados no volvieron a dudar de Jesús. También les explicó el poder de transportarse en cuerpo físico en cuarta dimensión para llegar más rápido a su destino, y les hizo su segunda prueba y les dijo: “Id delante de mí a donde nos reunimos y yo llegaré primero y os esperaré” y para que quedaran más seguros, un discípulo se quedó con Jesús hablando y luego de dos horas de haber ellos partido Jesús le dijo al discípulo: “Quédate para que des testimonio y yo partiré” y diciendo esto desapareció a los ojos del discípulo y llegó primero que ellos, y los estuvo esperando en la gran mesa redonda. Al llegar los discípulos encontraron a Jesús esperándolos y quedaron admirados y le dijeron: “Maestro Jesús, enséñanos a hacer lo que tú hiciste”. Pero Jesús les dijo: Pedid y se os dará. Todos estos poderes se os darán” Los discípulos crecieron en sabiduría para poder enseñarles a los demás. Al llegar de nuevo el invierno Jesús les dijo. “Uno, con su poder interno no siente el frío porque uno tiene un campo magnético alrededor del cuerpo que lo hace inmune al frío” y así se lo enseñó durante el invierno. Jesús usó su 63