Un león se encontraba durmiendo la siesta cuando una ratita lo despertó al confundir su melena con hierba. El león estuvo a punto de comerse a la ratita pero la perdonó la vida cuando esta le pidió clemencia para poder volver con sus siete hijos. Más tarde, el león cayó en una trampa mientras cazaba, pero la misma ratita a la que había perdonado acudió con sus hijos para devolverle el favor royendo la red y liberándolo antes de que llegaran los cazadores.