1. Pirámide de conchas el calon
En la localidad de Teacapan, a pocos kilómetros de Escuinapa, al sur de
Mazatlán, en el estado de Sinaloa, se localiza la zona de “concheros” o
“conchales” que se extiende en parte de lo que es Marismas Nacionales,
ecosistema de lagunas costeras, esteros y estuarios donde la tierra y el mar se
encuentran.
La pirámide del Calón, motivo de esta aventura, se localiza en el centro de laguna
Agua Brava, estero de forma circular. Para llegar a ella hay que abordar una
embarcación en El Mezcal, pescadero o zona de pesca. Los pescadores que aquí
viven aún utilizan la técnica prehispánica de pesca llamada tapo, que se
construye a base de mangle, y consiste en hacer barreras en el agua de los esteros
para atrapar los peces, que luego son recogidos con almadrabas. En estas zonas
de manglar existe un buen número de especies; de hecho, desde tiempos remotos
los grupos establecidos a lo largo de estos extensos manglares del norte de
Nayarit y sur de Sinaloa, han contado con abundantes recursos naturales.
Inicia el recorrido
Luego de abordar la lancha se inicia el recorrido por la laguna; al sur se divisa el
impresionante cerro del Muerto; al norte el de las Cabras; y al oriente el de la
Muralla. Después de navegar por casi una hora y disfrutar de la diversidad de
aves migratorias y locales en las islas deshabitadas que aparecen ante nosotros
pudimos apreciar a lo lejos, confundida entre otros cerros, a la pirámide. Los
lugareños se refieren a ella también como El Canelón, aunque para efectos
arqueológicos se le conoce como El Calón.
Al acercarnos a la pirámide dejamos la espaciosa laguna y nos internamos en los
interminables manglares, por los cuales se descubren los canales, en muchos
casos obstruidos por la vegetación, lo cual nos obliga a abrir brecha con el
machete y abandonar pronto la lancha para continuar el camino a pie entre
pantanos, jejenes, zancudos, víboras y una alta humedad. Después de un par de
extenuantes horas se llega al pie de tan sorprendente construcción. El recorrido
2. por los canales hacia el Calón vale la pena por sí solo, pues se aprecian
escenarios vírgenes plagados de aves exóticas y exuberante vegetación.
También llaman la atención los caminos vecinales de la región recubiertos por
conchas, que los hace visibles incluso por las noches. De hecho, la pista de
aterrizaje del pequeño aeropuerto de la vecina comunidad de Teacapan está
recubierta con conchas. En los conchales se han encontrado molcajetes,
candeleros, figuras antropomorfas, vasijas policromadas, collares, hachas,
etcétera. Conforme ascendemos imaginamos los enigmas que están ocultos entre
la enorme cantidad de conchas milenarias. Desde la cumbre de la pirámide es
posible admirar la Sierra Madre, el océano Pacífico y las interminables Marismas
Nacionales. De acuerdo con el arqueólogo Stuart D. Scott, el Calón muestra una
desviación de 15º con respecto al eje norte-sur, misma que caracteriza a todos los
templos de Mesoamérica. El investigador fue el primero en concluir que el
montículo es un adoratorio prehispánico.
La pirámide de conchas
El culto en la época en que se construyó este centro ceremonial no era de tipo
idolátrico sino totémico; se veneraban fenómenos naturales, la fecundidad, la
muerte, etcétera. La pirámide tiene una altura aproximada de 30m y la base mide
100m por 80 m; mientras que la cúspide mide 15m por 15m. Los concheros que
es posible observar en la región no llegan a superar los ocho metros de altura.
Los antiguos habitantes los edificaron para protegerse de las mareas altas.
El Calón representa el único monumento arqueológico de este tipo que se
encuentra en Sinaloa, y se compone de capas sucesivas de 30cm de conchas y
30cm de tierra estéril que transportaban de los lugares vecinos. A simple vista, la
pirámide es un cerro, como todas las pirámides antes de ser descubiertas; pues el
tiempo las ha cubierto de tierra y vegetación. El hecho de que la pirámide fuera
construida con conchas es fácil de explicar si se toma en cuenta que en la zona no
hay piedras sino hasta tres semanas de camino.
Los arqueólogos afirman que la construcción tomó alrededor de cien años. Los
tipos de conchas se van combinando, almeja, ostión y pata de mula. Esto es
porque las especies se dan por temporadas. Según Scott, en tiempos remotos las
3. especies escaseaban cíclicamente, tal vez debido a ciclones que al acarrear limo
desde los ríos enterraban las larvas. En los principales esteros de los marismas
nacionales se pueden contar más de dos mil montículos de conchas, entre los
enormes montículos es posible ver árboles que crecen con conchas encima y sus
raíces emergen de entre los conchales. Hace miles de años numerosas tribus
nómadas provenientes de Centroamérica y el sur de Mesoamérica pernoctaron
aquí atraídas por la riqueza del lugar.
Los Sapos
Los totorames fueron los últimos pobladores de esta región, y las tribus vecinas
los llamaron temuretes, que significa “sapos”, por vivir a orillas del agua.
Aunque en torno a la antigüedad exacta del Calón hay divergencias, el lugar data
del Preclásico (1000 a 1500 a.C.) y fue un importante centro ceremonial; en los
alrededores debió existir un importante asentamiento humano. En marzo de 1998
una cabeza tallada en piedra fue encontrada en la zona arqueológica, el hallazgo
fue hecho a ras de tierra, muy cerca del templo, y parece corresponder al periodo
Preclásico. En las crónicas coloniales se habla de que los indígenas encontrados
por Nuño de Guzmán en esta zona, en su camino hacia la conquista de Culiacán,
fueron totorames y tahues, caracterizados por su fiereza. De hecho, Teacapan,
que es el poblado más cercano a el Calón, significa “lugar de valientes”, del
náhuatl tiaca, valiente, y pan, lugar.
Es indiscutible que la concha marina constituyó un elemento fundamental para
las culturas de la zona noroccidental del país: Nayarit, Sinaloa y Sonora.
Conforme avancen las excavaciones en la zona se desentrañarán los enigmas y
conoceremos más de estos antiguos pobladores que vencieron todas las
adversidades y se asentaron en esta región, al mismo tiempo pródiga que agreste,
y nos dejaron huellas de su paso, y a la que debemos de proteger y salvaguardar
para beneficio de las generaciones futuras.