El Teatro del Absurdo representa la existencia humana como absurda e insignificante, rompiendo con el teatro tradicional. Surge en la posguerra como reflejo del sentimiento de quiebre e irracionalidad de la época. Se caracteriza por diálogos ilógicos, ausencia de resolución y personajes atrapados en situaciones sin sentido, reflejando la condición absurda del ser humano. Sus principales exponentes fueron Samuel Beckett, Eugène Ionesco y Arthur Adamov.