2. La Fonética estudia los sonidos del lenguaje en tanto
que elementos físicos, independientemente del papel
que jueguen en una lengua u otra.
Por su parte, la Fonología establece las diferentes
categorías en las que esa realidad multiforme se
estructura en cada sistema lingüístico:
los fonemas, unidades abstractas que pertenecen a la
competencia lingüística del sujeto y se almacenan en su
mente junto con sus patrones de funcionamiento.
El español tiene 24 fonemas, mientras que el inglés tiene
45, y algunas lenguas africanas cuentan con más de 100.
3. La competencia en el nivel fónico permite a
los hablantes
identificar palabras (besa – mesa), y también
crear otras nuevas respetando las reglas
combinatorias de la lengua,
reconocer el acento extranjero e
identificar los sonidos que no forman parte de su
sistema,
seleccionar los contextos adecuados para las
diferentes realizaciones de cada fonema, etc.
4. Además, le permite diferenciar lo que está
bien pronunciado de lo que está mal.
Desde un punto de vista científico, este
asunto no corresponde ni a la fonética ni a la
fonología, sino a la ortofonía, disciplina
encargada de detectar y corregir errores de
pronunciación no patológicos en lengua
materna.
5. El nivel fónico puede ser estudiado desde tres
perspectivas:
la articulatoria,
la acústica y
la perceptiva.
6. Esta perspectiva trata la génesis de los
sonidos, donde se encuentran los dos
grandes procesos fisiológicos: la fonación y la
articulación.
La primera explica cómo se produce la
corriente de aire y se transforma en la onda
sonora del lenguaje.
La segunda aborda las modificaciones que
esa onda sufre en su camino hacia el exterior.
7. La fonación explica cómo la corriente de aire
procedente de los pulmones atraviesa las
cuerdas vocales y permite su vibración,
generando lo que conocemos como
sonidos sonoros,
frente a aquellos emitidos sin vibración glotal, los
sonidos sordos, que sólo presentan obstáculos al
aire fonador en la boca.
8. Las cuerdas vocales son dos pliegues
mucosos, sujetos a tres cartílagos: por
delante, el tiroides, y por detrás, hacia la
nuca, los dos aritenoides (situados en la parte posterior).
En estado de reposo están separados,
dejando libre un espacio que nos permite
respirar, la glotis.
9. La acción de los músculos ligados a los cartílagos produce
el cierre de las cuerdas.
Pero la presión del aire procedente de los pulmones
forzará su apertura, con la consiguiente salida turbulenta
del aire comprimido tras ellas.
Inmediatamente se genera un vacío en el lugar ocupado
por esas moléculas que acaban de ser liberadas, cuya
consecuencia será un nuevo cierre de las cuerdas, y así el
ciclo comienza de nuevo.
Todo ello transcurre, en una voz normal masculina, unas
120 veces por segundo, y por encima de 200 en las
mujeres.
Su resultado es la frecuencia fundamental de la onda
sonora del lenguaje.
10. La gran mayoría de los sonidos del lenguaje son
pulmonares (utilizan la corriente de aire procedente
de los pulmones).
Sin embargo, existe un pequeño grupo no pulmonar:
implosivas,
eyectivas y (oclusivas,fricativas)
clics o chasquidos, que se producen creando un vacío con
la lengua bastante tenso y duradero
▪ (en muchas lenguas africanas aparecen como fonemas; en las
▪ occidentales sólo suelen ser elementos paralingüísticos con
funciones expresivas, como calmar a los bebés o llamar a los
animales).
11. Los dos resonadores fundamentales son la
nariz y, sobre todo, la boca.
Ambas amplificarán ciertos componentes de
la onda sonora glotal y amortiguarán otros.
Pero, además, la existencia de órganos
móviles, como el velo del paladar, la
mandíbula inferior, los labios y,
especialmente, la lengua, permite cambiar las
características del resonador bucal
continuamente.
12. Los sonidos y fonemas se clasifican
atendiendo tanto al lugar de la cavidad bucal
en el que se articulan, como a la forma en que
esa articulación se produce:
Lugar de articulación: determina qué órganos
se encuentran implicados en la articulación
de cada sonido.
13. Bilabial, el labio superior y el inferior se acercan o unen (p, m).
Labiodental, los incisivos superiores se apoyan en el labio inferior.
Dental, el ápice (la punta) de la lengua aparece entre los incisivos superiores y
los inferiores (por ejemplo, en azuza).
Alveolar, el ápice contra los alveolos, la zona de la encía donde se implantan
los dientes (n, s, l, r).
Postalveolar, un poco más atrás, como en “show”.
Retrofleja, con el ápice a menudo ligeramente curvado hacia el paladar, como
en la “r” de algunos dialectos del inglés estadounidense.
Palatal, con el dorso o zona media de la lengua aproximándose al paladar duro
(ñ).
Velar, el postdorso lingual hacia el paladar blando o velo del paladar (k, g).
Uvular, en las que la parte móvil del velo y el postdorso de la lengua se tocan
(es el caso de la “r” francesa).
Faríngeas y glotales (h) son aspiraciones que el árabe diferencia como
fonemas.
14. Las vocales se dividen, según su lugar de
articulación, en
anteriores o palatales, como i, e,
centrales, como a, y
posteriores o velares, como o, u.
15. Modo de articulación: describe qué tipo de
movimiento se produce en los órganos
articulatorios, y cómo afecta a la corriente de
aire.
16. Oclusivas: cierre total, se impide por un momento la salida del aire (t).
Nasales: aunque se cierre completamente la cavidad bucal, el aire
sigue saliendo por la nariz (n).
Fricativas: aproximación de los articuladores, estrechamiento
para la salida de aire. La unión de una oclusión y una fricación da
lugar a los sonidos africados, como en hucha.
Aproximantes: el cierre es menor que en las fricativas (como en
haya).
Vibrantes: contacto con cierre total pero muy breve, rapidísimo
(hora).
Laterales: el aire sale por los lados de la lengua, a pesar del
contacto en la zona central, como la l de ola.
17. El modo de articulación en las vocales se
relaciona con su grado de abertura:
i, u, son cerradas,
a abierta y
Medio e, o.
18. La unidad básica de la Fonología es el fonema, también
denominado segmento, por oposición a las unidades fonológicas
que caracterizan a más de un fonema (tono, entonación y acento):
los suprasegmentos.
El enorme cambio de significado que se produce ante un mínimo
cambio fónico (no es lo mismo “casa” que “masa”), nos demuestra
que se trata de fonemas de la lengua.
Las palabras que se oponen en un único fonema en una misma
posición se llaman pares mínimos, y son muy útiles en fonología.
Es importante evitar las interferencias de la escritura en el estudio
de la fonología de las lenguas.
Así, en español existe la grafía “v”, pero es una representación
ortográfica del fonema “b”: a un fonema le corresponden dos grafías
diferentes, b y v; otras, como “h”, no tienen ningún correlato
fonológico, etc.
19. Por ejemplo, “p” y “b” son dos fonemas del español. No es lo mismo
“poca” que “boca”. En cambio, al pronunciar “apto” o “absorto”, no hay
diferencias entre estos fonemas. Ocurre que ambos fonemas se
neutralizan en determinada posición de la sílaba, dejan de oponerse.
Sin embargo, el proceso más afectado por el contexto es la asimilación,
en la cual un sonido adopta ciertas características de otros contiguos
(coarticulación). La asimilación puede ser progresiva, si el sonido
precedente modifica al siguiente, o regresiva, cuando sucede a la inversa.
Un ejemplo claro se encuentra en las consonantes nasales: si les sigue
una consolante bilabial, preferimos “m” (“kampo”), si es alveolar,
aparecerá “n” (“kanso”), etc.
Todas estas realizaciones determinadas por el contexto y, por lo tanto,
predecibles, se denominan alófonos. Un fonema puede presentar un
único alófono, o varios (“p” española aparece como “p” en todos los
contextos, tiene sólo un alófono; “p” inglesa se realiza como “p” en
sílabas átonas, como “ph” en sílabas tónicas, etc.)
20. La sílaba presenta una estructura jerárquica,
cuyo elemento principal, o núcleo, es
frecuentemente una vocal.
Los elementos que rodean al núcleo se
conocen como márgenes silábicos
ataque u onset,
final o coda.
El conjunto de núcleo y coda se denomina
rima.
21. Las lenguas varían mucho en cuanto al tipo
de combinaciones silábicas que admiten:
en inglés podemos encontrar decenas de
combinaciones;
el español admite hasta cinco sonidos en una sola
sílaba (por ejemplo, “trans”),
pero tiende claramente a la estructura CV
(Consonante Vocal)
▪ (56% de frecuencia en lengua hablada).
22. También varían las lenguas en cuanto a la
composición silábica de su léxico
(en español, predominan las palabras bisílabas,
en inglés las monosílabas),
pero siempre sucede que las unidades más frecuentes
(artículos, pronombres, conjunciones, etc.), son las más
cortas.
El orden en que aparecen las diferentes consonantes
de una sílaba compleja no es aleatorio, sino que
obedece a reglas fonotácticas, de combinación de
sonidos, en función de su posición en una escala de
sonoridad.
23. La sílaba tiene un papel importante en el ritmo.
Según su ritmo, las lenguas se suelen dividir entre las de
ritmo silábico y las de ritmo acentual.
En las primeras (las lenguas romances, como el
francés o el catalán), las sílabas mantienen siempre la
misma duración.
La percepción del ritmo vendrá determinada por este
patrón.
En cambio, en las lenguas de ritmo acentual (las
germánicas, pero también el ruso o el árabe),
la sílaba sufre las compresiones temporales necesarias
para que sean los acentos los que se encuentren siempre a
la misma distancia (isocronía acentual).
24. Los suprasegmentos (entonación, acento) se
denominan así porque pueden caracterizar a
más de un fonema, superponiéndose a sus
rasgos propios, y lo hacen de forma continua,
no discreta.
El acento dota a ciertas sílabas de mayor
intensidad, un tono más elevado, más
duración, o una combinación de los tres.
25. Las de acento variable pueden presentar la sílaba tónica
en cualquier posición de la palabra; el acento tiene una
función distintiva, opone unidades como cántara, cantara
o cantará, y las clasifica en:
Agudas u oxítonas, acentuadas en la última sílaba.
Graves o paroxítonas, acentuadas en la penúltima sílaba.
Esdrújulas o proparoxítonas, acentuadas en la antepenúltima
sílaba.
Las de acento fijo lo presentan siempre en la misma:
la primera (checo, eslovaco, finés),
la última (francés, farsi, turco),
la penúltima (polaco, galés).
El acento ayuda a segmentar la cadena fónica en unidades
léxicas, tiene una función demarcativo, indica los límites entre
palabras.
26. Además, el acento tiene un papel muy importante de tipo
expresivo, para resaltar las partes del discurso que el
hablante considera más relevantes (por ejemplo, “ese no
es un libro, es EL libro”. Es la función focalizadora.
En cuanto a la entonación, es un fenómeno oracional.
No existen lenguas sin entonación.
La entonación tiene tres funciones básicas en el lenguaje:
segmentar, resaltar y dar continuidad prosódica al discurso.
Las unidades de entonación más comúnmente
reconocidas son
el grupo fónico (delimitado por dos pausas) y
el grupo entonativo (delimitado por inflexiones en la frecuencia
fundamental, o pausa por un lado e inflexión por otro).