2. EL REY CON OREJAS DE CABALLO
El rey Marcos era un buen rey. Todo el mundo le quería.
Pero guardaba un secreto oculto bajo su corona, un
secreto que le avergonzaba: tenía orejas de caballo.
El rey estaba tan avergonzado de sus orejas que las
cubría con un pañuelo de seda, y encima de éste llevaba
la corona fuertemente encasquetada en la cabeza.
Nadie había visto sus orejas excepto una persona. Y esa
persona no era la reina, como seguramente habrás
imaginado, sino alguien también muy próximo a él.
Se trataba de …¡¡su barbero!!
4. EL REY CON OREJAS DE CABALLO
Así que, al día siguiente, el barbero salió del castillo,
cruzó el pueblo, atravesó los campos que lo rodeaban
y se adentró en el bosque hasta que encontró un
claro con un pequeño arroyo que discurría por el
mismo.
<<Este es el lugar ideal para contar mi secreto>>,
pensó. Después de asegurarse de que nadie le podía
escuchar, se arrodilló en el suelo, tomó aire y
susurró:
-¡El rey Marcos tiene orejas de caballo
6. EL REY CON OREJAS DE CABALLO
Pocos días después, un grupo de juglares que atravesaba
el bosque camino de la corte del rey Marcos se detuvo
para comer el pan con queso que llevaban. Después de
comer, uno de ellos fue a dar un paseo y llegó hasta
donde se encontraban los juncos, y pensó que eran los
juncos más hermosos que jamás había visto.
Dio la casualidad de que este juglar era flautista y se
fabricaba sus propias flautas con juncos. Así que cortó
varios trozos de una caña y regresó adonde se
encontraban sus compañeros, con los que pasó el resto
de la tarde cortando trozos de caña hasta dar forma a
varias flautas con ellos.
8. EL REY CON OREJAS DE CABALLO
Aquella noche el rey celebraba un gran banquete. A
él había acudido caballeros y damas venidos de todos
los rincones del reino y las mesas estaban a rebosar
de comida. Cuando finalizó el festín, el rey dio unas
palmadas y gritó:
-¡Que salgan los músicos! ¡Es la hora del baile!
Entonces entraron los juglares y ocuparon sus
puestos. El flautista se colocó un tanto adelantado
para tocar con su nueva flauta la melodía preferida
del rey.
10. EL REY CON OREJAS DE CABALLO
Pero, ¡ay, Dios mío! lo que salió de la flauta no fue la
melodía preferida del rey, sino esta otra:
-¡El rey Marcos tiene orejas de cabaaaallo! ¡El rey Marcos
tiene orejas de cabaaaallo! ¡El rey Marcos tiene orejas de
cabaaaallo!
El rostro del rey se puso rojo de vergüenza, luego blanco
de rabia y por último, negro de ira. Acto seguido, llamó a
sus guardias y ordenó:
-¡Lleváoslo a las mazmorras! ¡Quiero sus cabezas por la
mañana!
12. EL REY CON OREJAS DE CABALLO
-Majestad, ¿podríamos ver vuestras orejas?
-¿Queréis ver mis orejas?- preguntó el rey, no sin ciertas
dudas.
-SÍ, por favor.
-Está bien- accedió el rey, y acto seguido se quitó la
corona, se desenrolló el pañuelo de seda y … allí estaban
sus preciosas orejas de caballo, a la vista de todo el
mundo.
Entonces el rey empezó a recorrer la sala con sus orejas
al descubierto y todos rompieron en aplausos