El objetivo de este artículo es poder conceptualizar y aportar herramientas para pensar la Violencia Escolar. Como este es un objeto de estudio muy amplio, mi objetivo no es abordarlo completamente, sino dar algunas puntadas para pensar y repensar la escuela, como un estamento que no esta ajeno a la violencia por su desarrollo histórico y cultural y asumiendo algunas formas de violencia como una violencia simbólica.
ACRÓNIMO DE PARÍS PARA SU OLIMPIADA 2024. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
DE LA VIOLENCIA ESCOLAR A LA VIOLENCIA SIMBÓLICA EN LOS COLEGIOS “MATONEO EN LAS AULAS”
1. DE LA VIOLENCIA ESCOLAR A LA VIOLENCIA SIMBÓLICA EN
LOS COLEGIOS “MATONEO EN LAS AULAS”
Luz Aleida Alzate
Lic. Biología. U.P.N.
El objetivo de este artículo es poder conceptualizar y aportar herramientas para
pensar la Violencia Escolar. Como este es un objeto de estudio muy amplio, mi
objetivo no es abordarlo completamente, sino dar algunas puntadas para pensar y
repensar la escuela, como un estamento que no esta ajeno a la violencia por su
desarrollo histórico y cultural y asumiendo algunas formas de violencia como una
violencia simbólica
Para ello comenzare analizando diferentes modos de entender la Violencia, para
entender el por qué de la violencia escolar desde tiempos remotos. Además, del
concepto de violencia simbólica y la conceptualización de un modo de violencia
simbólica, el matoneo o Bullying.
Palabras claves: violencia escolar, violencia simbólica, intimidación, matoneo o
Bullying, reproducción, capital cultural.
CLASES DE VIOLENCIA
Teniendo en cuenta que nuestro objeto de estudio es la Violencia Escolar, es
importante iniciar por definir que es la violencia, que clases de violencia existen y
2. como pueden presentarse, con el fin de evidenciar cual de estos se encuentra
inmerso en la escuela, como se introduce y legaliza dentro de la misma, al punto
de que a veces sea imposible detectarla.
Debido a la gran diversidad de acciones, ámbitos, y formas en los que puede
presentarse la violencia, en la actualidad se habla es de Violencias. El uso más
común de la palabra violencia es empleado para designar a la Violencia Física, la
cual hace referencia a agresiones en el cuerpo, o hacia objetos, provocando
daños visibles en el destinatario. Otro tipo de violencia, es la Violencia Psicológica
que, a diferencia de la física, no provoca lesiones visibles en quien la recibe sino
que se basa principalmente en agresiones que afectar a la integridad de la
persona que las recibe. También encontramos la Violencia Verbal, la cual hace
referencia a insultos, burlas, amenazas, etc. En el ámbito escolar pueden
encontrarse todos estos tipos de violencia, y es lamentable pero todos los días es
noticia las agresiones físicas o verbales a las que son sometidos los docentes, los
estudiantes y en general toda la comunidad educativa de las instituciones.
VIOLENCIA ESCOLAR.
La Naturaleza de la violencia que cotidianamente se vive en las escuelas, me
conduce a pensar que la problemática es más trascendental y profunda de lo que
parece, culturalmente la violencia en la escuela ha sido un hecho marcado por la
agresión maestro – estudiante, ya que Siempre se había considerado como
normal el hecho de castigar a los alumnos, porque se creía que el castigo era
3. parte importante en la formación educativa; sin embargo, en las últimas décadas
ha transformada su cara y se ha invertido, mostrándose también una agresión del
estudiante hacia el maestro. Hay constancias acerca de las prácticas educativas
en las primeras civilizaciones, las cuales indican que los castigos corporales eran
un instrumento generalizado y aceptado para inculcar disciplina. A su vez,
también parecían serlo las venganzas de los escolares. Así lo señalan
historiadores de la educación como Mario Alighieri Manacorda, quien rastrea en
los textos de la época clásica las descripciones de las costumbres de los
correctivos físicos usados por los maestros. También destaca como común la
indisciplina, la aversión y el aburrimiento de los alumnos, como correlato frente a
los ásperos regaños y a los golpes de la fusta, el «cetro» de los maestros.
Este sigue siendo un fenómeno generalizado, aunque quizás hoy nos preocupe
más, dado que ha tomado perfiles inéditos por la irracionalidad que lo caracteriza y
por las condiciones actuales de nuestra sociedad. Vivimos en una sociedad
violenta, en la que la agresión penetra y corroe todos los intersticios del tejido
social. Como era previsible suponer, se ha trasladado también a los espacios
físicos de la escuela. Sin embargo, definir la violencia a partir de su localización
geográfica puede resultar insuficiente e improductivo a efectos de hallar
soluciones.
Actualmente, la violencia escolar es un tema que preocupa, no sólo a la
comunidad escolar sino a la sociedad en general; esto se evidencia a través de las
constantes manifestaciones que en los últimos años (4 a 5 años) viene haciendo
los medios de comunicación en relación al tema de la violencia en los colegios, en
4. especial los de Bogotá, convirtiéndose ésta en una situación que cada vez
adquiere mayor relevancia y que se hace notar en cualquier contexto ya que no
entiende de distinciones sociales o de sexos.
Una de las encuestas realizadas por la Universidad de los Andes en el año 2008
para la ciudad de Bogotá sobre violencia escolar señalo que el 56% de los
estudiantes ha sido robado en su colegio y además, cada tres ha sido objeto de
golpes y maltrato físico. Esta situación, que ya pasa de claro a oscuro viene
aumentando día a día en los colegios y valga recalcar en los públicos, donde
parece ser que la violencia ha penetrado todo espacio. Sin embargo, En su
momento el anterior secretario de Educación Abel Rodríguez, reconoció que las
cifras son "preocupantes", pero insistió en que "nuestros estudiantes no son
delincuentes" y pidió no estigmatizar a la población escolar, y, argumento
“Nuestras aulas no son islas impenetrables frente a la realidad del país y nuestra
responsabilidad es tomar medidas pedagógicas y no policivas".
Es importante mencionar que la violencia no solo se vive al interior de las
instituciones educativas, sino que además, al exterior de la institución jóvenes
inescrupulosos acechan a los estudiantes para robarles sus objetos personales,
jóvenes que muy seguramente no pertenecen, ni se encuentran matriculados en
las instituciones públicas al contrario pertenecen a pandillas, pero buscan
afanosamente hacerle el daño a otro y encuentran en los niños, niñas y jóvenes de
estos colegios victimas favorables para cometer sus delitos.
5. La violencia escolar no es un tema circunscrito a los jóvenes y sus posibles
conductas anómicas, muchas de estas tendencias juveniles surgen sobre ellos
debido a los medios de comunicación, los agentes estimuladores del consumo y
las practicas de socialización. El uso de ciertos objetos, de ciertas modas,
pertenecen al mundo de la reproducción cultural que los adultos (padres, madres y
docentes) permitimos en nuestra sociedad. El maestro en su constante
interacción en el aula con sus estudiantes apoya estas relaciones de poder,
manifestando afecto a los mejores alumnos (siendo el mejor alumno aquel alumno
modelo, aquel que es, de acuerdo a las normas establecidas por la sociedad
dominante), y a su vez se muestra rechazo por aquel que no llega al modelo del
buen estudiante. De esta manera se realiza una selección de estudiantes: aquellos
que se merecen el aprecio y halagos del docente y aquellos que reprobaran el
ciclos escolar. Es así, que podemos afirmar que en las aulas hay violencia y al
hablar de violencia en el entorno pedagógico, es hablar de reproducción social e
imposición
Al reflexionar acerca de la violencia escolar debemos repensar que esta, solo
representa una parte del tema de la violencia en la sociedad; la escuela no está
ajena a los conflictos de nuestra sociedad; en la historia de la pedagogía el acto
educativo, que es transmitido culturalmente ha presentado altos grados de
violencia. Por una parte, históricamente las relaciones formales de enseñanza
legitimaron el uso de la violencia física como mecanismo de castigo o reprimenda
frente a la rebeldía del estudiante. Por otra parte, cuando impusimos un cierto
“arbitrio cultural” sobre lo que consideramos como la verdad, para los estudiantes.
6. Esto último se denomina, “violencia simbólica” y se expresa en el “currículum oculto”
que no es otra cosa que el ejercicio del poder al interior de los establecimientos.
La violencia simbólica, es un concepto acuñado por el francés Pierre Bourdieu con
el cual intenta interpretar otras formas de violencia no ejercidas por la fuerza física,
al contrario esta forma de violencia se da por la imposición por parte de los sujetos
dominantes a los sujetos dominados de una visión del mundo. Este tipo de
violencia que se ha introducido en nuestras aulas es considerada más letal de lo
que podríamos imaginar, pues las diversas formas de la violencia simbólica no se
notan, no se saben, no se presuponen; es por ello que se pueden mantener más
tiempo en acción sin ser descubiertas.
También podríamos mencionar la violencia producto de la desigual en la distribución
del capital cultural en nuestra sociedad, como es el caso de la creación de escuelas
para pobres y escuelas para ricos, entre muchas de las formas como la violencia
simbólica es ejercida en nuestra sociedad.
A partir de esto, podríamos afirmar que nuestros centros educativos viven y sufren
lo que pasa en nuestra convivencia macro social. Allí, se encuentran involucrados
todos los actores tanto en calidad de victimas y de victimarios: abusos sexuales,
violaciones, maltrato infantil, pedofilia, autoritarismo, salud mental en el trabajo,
agresiones, intimidaciones, Matoneo O Bullying.
Este último, se entiende como el conjunto de agresiones que se presentan en
centros educativos, donde un estudiante o grupo ejerce poder sobre otro de manera
7. sistemática, intencional y repetida con la intención de atemorizarlo y/o infringirle
daño. Es un término que proviene del vocablo holandés que significa acoso, el cual
fue acuñado por Dan Olweus quien empleo el termino en sus investigaciones; el
matoneo o “Bullying” incluye diversas conductas de maltrato verbal, físico, social,
electrónico o psicológico. El matoneo se presenta en diversas formas de acuerdo
con la cultura escolar como los insultos, el burlarse, poner apodos, golpear,
empujar, pellizcar, excluir socialmente, hacer gestos ofensivos, enviar mensajes
insultantes por el e-mail, etc. Quien realiza el acoso es llamado “bullie” y por lo
general busca victimas débiles en lo físico, en lo intelectual o lo social, demostrando
así un nivel de superioridad que le proporciona placer, satisfacción y que lo
conduce a continuar cometiendo esta conducta una y otra vez.
Por otra parte, la victima de matoneo asume que lo que pasa es normal, oculta a
todos (padres, maestros, amigos) lo que sucede, tiene miedo a las represalias o al
hecho de ser ignorado y termina por asumir que todo es verdad, sintiéndose inferior,
aislado, indefenso y generando una baja autoestima en el niño, niña o adolescente.
El matoneo escolar puede tener graves efectos sobre los niños y niñas intimidados,
pues pueden generar con mayor facilidad depresión, pesadillas, humor cambiante,
problemas para dormir e incluso derivar en pensamientos y actos suicidas.
Este tipo de violencia escolar y a la cual yo le he dado el carácter de violencia
simbólica, puede ser más delicada de lo que muchos imaginan, entre ellos los
agresores; pues las emociones, actitudes del joven pueden volcarse en acciones
violentas contra ellos mismos, además, el silencio impide que otros como padres,
8. docentes o amigos puedan ayudar a buscar solución al conflicto. En muchos de los
casos reportados por matoneo o “Bullying” en los colegios y que han sido
detectados, los padres se ven en la obligación de retirar al joven del colegio para
evitar se siga presentando la situación, pero es de recalcar que ya puede haber
generado un daño psicológico y que esta solución no es la única acción que se
debe tomar, la busca de orientación psicológica es pertinente una vez se ha
comprobado un caso de acoso escolar y aun más si se ha venido presentando por
un prolongado tiempo.
Quizás detectar el punto de inicio de estas conductas en nuestra sociedad no es
difícil, ya que este nace en donde se da cabida a la violencia (hogar, barrio,
escuelas, sociedad), donde la presencia de padre y madre es mínima y estos tienen
poca o nada supervisión del joven, donde el compromiso de educar, guiar, orientar
no existe, donde se le resta importancia a las pequeñas agresiones, tildando de
débil o tener problemas de socialización al niño o niña, donde la agresión, la burla,
los apodos se vuelven normales por ser parte de la idiosincrasia de nuestro país.
Además, si los adultos evocamos nuestra época escolar, recordaremos haber sido
víctimas de situaciones semejantes a las que nunca se les prestó importancia,
debido a ser consideradas como algo normal en aquel entonces.
Entonces, si la intención es contrarrestar el fenómeno y buscar que cada día menos
niños, niñas y jóvenes sean víctimas del matoneo escolar debemos generar
hogares sólidos, llenos de dialogo y confianza que le brinden seguridad al niño. “Un
hogar donde haya afecto, respeto por las diferencias y reglas claras de
9. comportamiento. Porque así como es difícil que un niño con afecto y altos niveles
de autoestima sucumba a las provocaciones de un matón, un niño sin afecto y baja
autoestima, corre el riesgo de convertirse en victimario”
Las instituciones educativas también deben generar y formar parte de la solución,
para ello uno de los primeros pasos es reflexionar la interior del colegio, no como
una practica individual, sino también social; ser claros con la disciplina en el aula y
en la institución, esta es primordial. Establecer claramente las reglas
institucionales y las acciones que se tomarán en conductas como el Bullying. Estar
abierta a las quejas y sugerencias de los estudiantes y padres de familia. Reforzar
el tema de educación en valores en la asignación académica de todas las áreas.
Por otras parte, hay que estar alerta a las actitudes verbales y no verbales de los
niños y niñas desde nuestra perspectiva de adultos; estructurar pedagógicamente la
cultura de la no agresión, ser asertivos asumiendo una posición clara y firme contra
la intimidación; buscar que el niño o niña siempre este rodeado de amigos
positivos, la falta de estos hace más vulnerables a las víctimas; asumir el rol de
adultos que nos corresponde y no celebrar o aprobar la intimidación y dejar de
pensar que un acto de acoso escolar es normal y actuar siempre a tiempo.
Contrarios a los que muchos piensan sobre el matoneo escolar, el psicólogo Miguel
de Zubiría, cree que la solución no es evitar el conflicto sino enfrentarlo. “la
matonería en los colegios ha existido toda la vida y además sirve de formación
porque enseña a los estudiantes a construir herramientas que son necesarias para
10. enfrentarse a la vida adulta, que es cuando van a encontrar fenómenos incluso
peores”. Además, Zubiría argumenta que los hogares con un solo hijo y carentes
de hermanos, carecen de la experiencia de vivir el conflicto entre hermanos, y que
posteriormente le servirá de experiencia para asumir sus dificultades en el espacio
escolar, al contrario son niños sobreprotegidos por sus padres, causal de que el
niño, niña o joven no pueda defenderse por sí mismo.
CONCLUSIONES
La violencia se manifiesta de diversas maneras y se encuentra ligada al contexto
cultural y social del individuo.
Las instituciones educativas deben estar preparadas para manejar cualquier en
el que se sospeche un acto de matoneo o intimidación, tomando las medidas
necesarias tales como reportar el incidente al coordinador o al rector,
diligenciando los documentos escritos con la situación acontecida, realizando
trabajo previo con sus estudiantes, padres de familia y profesores.
Por último, nuestra sociedad debe asumir la responsabilidad que le corresponde
frente al incremento de violencia escolar, esta no es una problemática solo del
colegio, allí, se deben responsabilizar los padres quienes son los primeros
educadores de nuestros niños y niñas y quienes han perdido el horizonte en el
proceso de formación y acompañamiento con sus hijos.
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