La arquitectura industrial se caracteriza por ser funcional y utilitaria, haciendo uso de nuevos materiales como el acero, hierro, vidrio y hormigón. Los edificios tienen estructuras estandarizadas de acero que a veces se muestran en las fachadas. La decoración se integra a la estructura y materiales. Algunos ejemplos son fábricas, almacenes, estaciones de tren y puentes que demuestran el desarrollo de las ciudades y la ingeniería en el siglo XIX.