1. UNIVERSIDAD YACAMBÚ
Facultad de Humanidades
Dirección de Estudios Virtuales
Fisiología y Conducta
Autor: Licenciada María Alejandra Juárez
Julio,2015
2. Bullying es un anglicismo que no forma parte
del diccionario de la Real Academia Española
(RAE), pero cuya utilización es cada vez más
habitual en nuestro idioma. El concepto refiere
al acoso escolar y a toda forma de maltrato
físico, verbal o psicológico que se produce entre
escolares, de forma reiterada y a lo largo del
tiempo.
3. El acosador es alguien que
necesita tener el dominio sobre
otro para sentirse poderoso y así
ser reconocido.
Carece de habilidades sociales y
no muestra ningún tipo de
capacidad de empatía.
Por regla general, es alguien que
suele tener problemas de violencia
en su propio hogar.
No tiene capacidad de autocrítica y
manipula a su antojo la realidad.
Es alguien sumiso.
Tiene baja autoestima y además
no posee una personalidad
segura.
Presenta una incapacidad absoluta
para defenderse por sí mismo.
Se trata de una persona muy
apegada a su familia y que no
tiene autonomía.
Suele presentar algún tipo de
diferencia con el resto de sus
compañeros de clase en lo que se
refiere a raza, religión, físico…
4. El adolescente
presenta
cambios de
humor muy
bruscos.
Tiene miedo de
ir al colegio y
por eso siempre
pone excusas
para faltar a
clase.
Se produce un
importante
cambio en lo
que es el
rendimiento
escolar.
No cuenta nada
sobre su día a
día en el centro.
5. Es el tipo de
acoso más
común,
especialmente
entre chicos.
Incluye golpes,
empujones e
incluso palizas
entre uno o
varios agresores
contra una sola
víctima, En
ocasiones, se
produce
también el robo
o daño
intencionado de
las pertenencias
de las víctimas.
6. En este caso existe una
persecución,
intimidación, tiranía,
chantaje, manipulación
y amenazas al otro.
Son acciones que
dañan la autoestima de
la víctima y fomentan su
sensación de temor, con
el problema añadido
que son las más
difíciles de detectar por
parte de profesores o
padres porque son
formas de acoso o
exclusión que se llevan
a cabo a espaldas de
cualquier persona que
pueda advertir la
situación.
Frecuentemente, los agresores
utilizan esta forma de acoso
con el fin de subrayar, reforzar
o resaltar acciones llevadas a
cabo con anterioridad,
manteniendo así latente la
amenaza. Incrementan la
fuerza del maltrato, pues el
acosador exhibe un poder
mayor al mostrar que es capaz
de amenazar aunque esté
presente una figura de
autoridad.
En el agredido, aumenta el
sentimiento de indefensión y
vulnerabilidad, pues percibe
este atrevimiento como una
amenaza que tarde o temprano
se materializará de manera
más contundente. Pueden
consistir, por ejemplo, en una
mirada, una señal obscena,
una cara desagradable o un
gesto.
7. Son acciones no
corporales con la
finalidad de
discriminar,
difundir chismes o
rumores, realizar
acciones de
exclusión o
bromas insultantes
y repetidas del tipo
poner apodos,
insultar, amenazar,
burlarse, reírse de
los otros, generar
rumores de
carácter racista o
sexual, etc. Es
más utilizado por
algunas chicas a
medida que se van
acercando a la
adolescencia.
8. Se presenta un
asedio, inducción
o abuso sexual o
referencias
malintencionadas
a partes íntimas
del cuerpo de la
víctima.
Incluye el
bullying
homófobo, que
es cuando el
maltrato hace
referencia a la
orientación
sexual de la
víctima por
motivos de
homosexualidad
real o imaginaria.
9. Pretende aislar al
niño o joven del
resto del grupo,
ignorándolo,
aislándolo y
excluyéndolo del
resto
Puede ser
directo: excluir,
no dejar participar
a la víctima en
actividades,
sacarlos del
grupo.
indirecto:
ignorar, tratar
como un objeto,
como si no
existiera o hacer
ver que no está
ahí.
10. Con la penetración de las
nuevas tecnologías, cada
vez es más frecuente este
tipo de actos. Es un tipo de
acoso muy grave y
preocupante por la gran
visibilidad y alcance que se
logra de los actos de
humillación contra la
víctima y el anonimato en
que pueden permanecer
los acosadores.
Los canales son muy
variados: mensajes de
texto en móviles, tablets y
ordenadores, páginas web
y blogs, juegos on line,
correos electrónicos, chats,
encuestas on line de mal
gusto, redes sociales,
suplantación de identidad
para poner mensajes, etc.
El contenido del acoso
va desde los típicos
insultos a montajes
fotográficos o de vídeo
de mal gusto, imágenes
inadecuadas de la
víctima tomadas sin su
permito, críticas
respecto al origen,
religión, el nivel
socioeconómico de la
víctima o de sus
familiares y amigos, etc.
Todo vale con el fin de
humillarla.
Con independencia del
tipo de bullying, el perfil
del acosador suele ser
el de una persona
físicamente fuerte,
impulsiva, dominante,
con conductas
antisociales y con una
ausencia total de
empatía con sus
víctimas.
11. Baja autoestima.
Actitudes pasivas.
Trastornos emocionales.
Problemas psicosomáticos.
Depresión, ansiedad y
pensamientos suicidas.
Pérdida de interés por los
estudios, lo que puede
desencadenar en un menor
rendimiento y fracaso escolar.
Aparición de trastornos
fóbicos.
Sentimientos de culpabilidad.
Alteraciones de la conducta:
intromisión, introversión,
timidez. aislamiento social y
soledad.
Problemas en las relaciones sociales y
familiares.
Baja satisfacción familiar.
Baja responsabilidad, actividad y
eficacia.
Síndrome de estrés postraumático.
Rechazo a la escuela.
Manifestaciones neuróticas y de ira.
Faltas de asistencia a la escuela e
incluso abandono de los estudios.
En casos extremos, el acoso escolar ha
conducido al suicido a algunas víctimas
y sus perniciosos efectos para la salud
física, mental y emocional del individuo
pueden llegar a cronificarse,
acompañando a la víctima durante toda
su vida.
12. Falta de control.
Actitud violenta
irritable, impulsiva
e intolerante.
Muestras de
autoridad
exagerada.
Imposición de sus
puntos de vista y
consecución de
sus objetivos
mediante la fuerza
y la amenaza.
Relaciones
sociales y
familiares
problemáticas.
Pérdida de interés
por los estudios y
fracaso escolar.
Pese a que no les
provoca un sufrimiento
directo, como ocurre
con las víctimas,
algunos estudios
indican que los
acosadores pueden
encontrarse en la
antesala de las
conductas delictivas.
Aunque resulte
paradójico, con su
execrable actitud los
acosadores consigue
frecuentemente la
aprobación y hasta la
admiración de algunos
de sus compañeros, lo
cual les hacen reforzar
sus actitudes
intimidatorias al lograr,
al menos
momentáneamente, el
éxito con las mismas.
13. Son cosas de críos,
actitudes normales
dentro del proceso de
maduración
Es la propia víctima la
que provoca o facilita el
conflicto
Los casos de bullying
son aislados y solo
afectan a los centros
públicos de barrios
conflictivos.
Muchas veces se trata
de exageraciones o una
excesiva susceptibilidad
de la víctima
Las consecuencias del
bullying son pasajeras.
14. «trabajar con los niños
la temática que
envuelve los derechos
humanos, de cara a
que se vayan
impregnando de este
ideario en su desarrollo
posterior». Junto a
estos valores
fundamentales, desde
la escuela se deben
promover también las
ideas democráticas, el
consenso y el diálogo
como forma de
resolución de conflictos.
.
Por otro lado muchos escolares, en especial los que adoptan el
rol de observadores pasivos sin defender ni denunciar la
situación pese a ser testigos del acoso diario contra algún
compañero, no son conscientes de las terribles consecuencias
de este comportamiento. Por lo tanto, se les debe instruir desde
pequeños, como se hace desde hace varios años en las
escuelas finlandesas, sobre qué es el bullying, tipología,
consecuencias y deber de comunicarlos a padres y profesores.
Un tercera área de actuación en la prevención del bullying es la comunicación y el
feedback constante con las familias, intentando que estas participen y se integren lo más
posible en la comunidad educativa
15. Por definición el bullying se produce
de espaldas a la visión directa de
los adultos, profesores y padres.
Por lo tanto, el primer error de un
maestro es esperar a tener una
prueba clara e irrefutable de acoso
escolar para empezar a tomar
medidas, puesto que lo normal es
que la agresión nunca se produzca
delante de los profesores, siendo
los escenarios más habituales:
pasillos, lavabos, el comedor o los
alrededores del centro escolar.
En cualquier caso, existen una serie
de indicadores o señales de alarma
que pueden poner al profesor,
siempre que esté alerta y con una
actitud proactiva, en la pista
correcta de posibles casos de
bullying:
En la víctima: faltas de
asistencia a clase
injustificables, descenso
abrupto e inexplicable de su
rendimiento escolar,
sentimientos de culpabilidad,
síntoma de depresión
(ansiedad, llanto,
nerviosismo, dificultades de
concentración…) o
verbalización de relaciones
inadecuadas con sus
compañeros, aunque no se
cite explícitamente un acoso
verbal o físico.
En los acosadores:
conductas agresivas, faltas
de respeto en clase hacia los
compañeros o profesores,
bajo autocontrol, lenguaje
corporal inadecuado con
gestos o miradas
desafiantes hacia profesores
y otros alumnos.
16. Tras la confirmación o la sospecha
fundada de un caso de acoso escolar,
es crucial que el profesor tome una
serie de medidas lo más pronto posible
(una dilatación temporal normalmente
no va hacer más que empeorar la
situación). Lo ideal es que los pasos a
tomar estén tipificados en las normas o
protocolo del propio centro y, en el caso
de no existir, acudir a la normativa de la
comunidad autónoma correspondiente.
Siempre actuando de forma
proporcional a la gravedad de los
hechos, pero con firmeza y seguridad y
confianza en la idoneidad de las
medidas, las principales acciones a
realizar son, por este orden:
Comunicar los hechos a la dirección
del colegio (en casos muy graves
puede ser necesario comunicarlo a la
fiscalía de menores o a la policía).
Hablar con la víctima, el acosado o
acosadores y los testigos con el fin de
tener una visión los más exhaustiva y
detallada posible de lo ocurrido.
Comunicar la situación a los padres de
los alumnos implicados, tanto víctimas
como agresores.
Tomar las medidas cautelares oportunas:
protección de la víctima, expulsión
temporal de los agresores o cambiarlos
de institutos de forma permanente, etc.
Un aspecto fundamental cuando se está
tratando un caso de bullying es respetar
escrupulosamente la confidencialidad de
los implicados, evitando hacer
comentarios con otros padres, escuchar
todas las versiones y permitir la
discrepancia, siempre que se mantengan
las normas de convivencia establecidas
por el centro escolar.