1. ¿QUIÉN ES PARA NOSOTROS JESÚS?
Como sabemos Mesías es la palabra hebrea que significa lo mismo que la
palabra Cristo, es decir, el ungido de Dios. Los judíos esperaban que Dios les
mandara a su mesías para establecer en Israel el reino de Dios, un reino que
sería universal y eterno. El mesías tendría poder político, militar y social de tal
modo que su reino sería libre y poderoso.
Esto es también lo que entendían por mesías los discípulos de Jesús,
incluido Pedro cuando le dijo: “Tú eres el mesías de Dios”. Caifás también le
preguntará: “¿Eres tú el mesías, el hijo de Dios bendito” y Jesús le
responderá: “Lo soy”. Pero su reinado no iba a ser político ni militar; su reino
iba a ser un reino de santidad y de vida, de justicia, de amor y de paz.
¿Qué y quién es para nosotros Jesús?
Es difícil y fácil de contestar a esta pregunta. Delicado por cuanto que
muchos de nosotros puede que, acostumbrados a una religión cómoda,
incluso a la carta, no hayamos tenido una experiencia enérgica que evidencie
la presencia de Jesús en nuestras vidas. Lo cierto es que participar en una
bonita celebración no siempre nos descubre el rostro auténtico de Jesús. No
siempre lo estético contribuye a una adhesión personal, radical o comprometida
con la causa de Jesús. ¿Qué es Jesús para ti? ¿Quién es Jesús para
nosotros? Debe ser, ante todo, el Hijo de Dios. El hombre que, cuando se le
sigue, cambia la vida del hombre; el enviado que, cuando nos envía, nos
sentimos llamados a ser “otros cristos” en medio de las realidades donde
Dios estorba o es marginado.
Un predicador le decía a sus fieles: “No hace falta que digáis quién es
Jesús para vosotros; por vuestra forma de ser y vivir los demás lo
entenderán”. El día en que nuestros deseos, actitudes, trabajo e ideales estén
traspasados por la figura y la palabra de Jesús podremos descubrir que Cristo
es, ante todo, lo que modela y da esencia a nuestra vida. Y entonces lo
comunicaremos a los que nos rodean casi sin darnos cuenta.
Y, por último, en el evangelio Jesús nos lanza una pregunta clara, la más
importante de nuestra fe: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo”. En esta
respuesta nos va el verdadero sentido que damos a nuestra vida. Decir que
Jesús es el mesías de Dios nos compromete. Jesús lo dice claramente al
final de este evangelio: “El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo,
cargue con su cruz de cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera
salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la
salvará”.