1. ORAR EN CUARESMA
Orar es encuentro con el Señor. Ese encuentro es diálogo, “trato de
amistad” en comunión.
Orar en cuaresma tiene que ser para un cristiano buscar en todo
la voluntad de Dios para vivir amando. El fruto de toda oración tiene que
ser amar. Por eso, este tiempo de cuaresma nos ha de llevar a la
entrega (limosna), siendo misericordiosos y ayunando de todo aquello
que nos impide vivir en caridad.
En nuestra oración tenemos que salir de nosotros mismos
(éxodo), para que purificándonos en el desierto de la vida, podamos
entrar en la tierra prometida del amor de Dios.
Este tiempo de cuaresma, cuarenta días de preparación para vivir
el misterio central de nuestra fe, Cristo muerto y resucitado, debemos
vivirlo intensificando nuestra entrega a los más necesitados. La oración
nos tiene que convertir en entrega y amor.
Estos salmos en tiempo de cuaresma quieren ser una ayuda para
leer y vivir la palabra de Dios cada día, en el contexto que lo lee la
Iglesia en la eucaristía.
Saborear la palabra de Dios, cada salmo. La oración colecta es
una ayuda para meterse en el espíritu de la cuaresma.
MIÉRCOLES DE CENIZA
Jl 2,12-18: Convertíos de todo corazón.
Sal. 50,3-4.5-6a. 12-13. 14. 17.
2 Cor 5,20-2,6: Ahora es el día de la salvación.
Mt 6,1-6.16-18: Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
Salmo de ceniza
Señor Jesús,
nosotros te aclamamos
en este día y siempre
anhelando tu salvación.
Somos polvo y ceniza,
somos amados por ti,
somos el gozo de vivir en ti.
Haz que nos convirtamos
mirándote a ti
y amando entrañablemente
2. a todos nuestros hermanos.
Ahora que es tiempo de salvación
transforma nuestras mentes,
llega a lo más profundo de los corazones
y hazlos buenos de verdad.
Señor Jesús,
haznos reconciliados y reconciliadores,
caminantes hacia ti,
estrechando las manos
de nuestros enemigos.
Danos sed del Padre,
ese Padre que ve en lo escondido,
al que no le gustan las “máscaras”
y quiere transparencia y amor. Amén.
Oración colecta: Señor, fortalécenos con tu auxilio al empezar la
cuaresma
para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad
penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las
fuerzas del mal. Por nuestro Señor Jesucristo.
JUEVES DESPUÉS DE CENIZA
Dt 30,15-20: Elige la vida y vivirás tú y tu descendencia amando al
Señor.
Sal 1,1-2.3.4-6
Lc 9,22-25: El que pierde su vida por mí, la ganará.
Salmo de seguimiento
Padre de todos los hombres
amigo exigente siempre;
nos acercamos a ti
en esta noche de nuestros pecados.
Nosotros que somos pecadores
gritamos en la noche
pues queremos dar la vida
por amor a ti
y a nuestros hermanos.
3. Sabemos que seguirte a ti
no es algo fácil,
ni tampoco imposible.
Perder la vida por ti
es recuperarla para darla
como la sal que se deshace
para, perdida entre la comida,
dar más sabor.
Así, Señor, nuestra existencia,
entregada sin condiciones,
hará realidad
un amor de seguimiento
amando hasta el final.
Poniendo los ojos en ti,
eligiendo tu vida
para ver vida abundante. Amén.
Oración colecta: Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe
nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como en su
fuente, y tienda siempre a ti, como a su fin. Por nuestro Señor
Jesucristo.
VIERNES DESPUÉS DE CENIZA
Is 58,1-9a: El ayuno que Dios quiere: dejar libres a los oprimidos, partir
tu pan con el hambriento...
Sal 50,3-4.5-6a. 18-19.
Mt 9,14-15: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en
cambio, tus discípulos no ayunan?.
Salmo de ayuno
No queremos, Señor,
caras largas
ni corazones tristes.
Ayunar es tener hambre de ti,
es solidarizarse con los pobres,
con los pequeños del mundo,
que ayunan de todo
porque apenas tienen nada.
4. Sabemos, Señor,
que el ayuno que tú quieres
es amor derramado,
entrega ofrecida,
cambio de corazón.
Señor, por el ayuno,
haznos partir el pan
con los que no lo tienen,
repartir esperanza
con los que carecen de ella,
amar a todos
sin excluir a nadie.
Danos Señor,
ser sencillos y transparentes,
acogiendo de ti
la iniciativa,
a poner el corazón en marcha. Amén.
Oración colecta: Confírmanos, Señor, en el espíritu de penitencia con
que hemos empezado la cuaresma; y que la austeridad exterior que
practicamos vaya siempre acompañada por la sinceridad de corazón.
Por nuestro Señor Jesucristo.
SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA
Is 58,9b-14: Cuando destierres de ti la opresión, cuando partas tu pan
con el hambriento, brillará tu luz en las tinieblas.
Sal 85,1-2.3-4.5-6.
Lc 5,27-32: No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a
que se conviertan.
Salmo contra la opresión
Venimos a ti, Señor,
con la terrible realidad
de una tierra
llena de oprimidos de corazón.
Nuestra gente sufre mucho:
a veces no le llega el pan,
5. no tienen salidas;
todos, Señor, claman a ti.
Destierra, Señor, la opresión,
que los opresores se conviertan.
Haz que en la humanidad
brille la luz de la esperanza
para tantos corazones desgarrados.
Tú, que no has venido
a llamar a los justos
sino a los pecadores,
enciende en nuestra humanidad
la antorcha de la libertad.
Forja Señor,
pues lo estamos deseando,
una humanidad nueva
de hombres libres
constructores de fraternidad.
Haz Señor que, como las nubes,
desaparezca la opresión
de nuestro planeta. Amén.
Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, mira compasivo nuestra
debilidad y extiende sobre nosotros tu mano poderosa. Por nuestro
Señor Jesucristo.
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A
Gen 2,7-9; 3,1-7: Creación y pecado de los primeros padres.
Sal 50,3-4.5-6a. 12.14.17.
Rom 5,12-19: Donde abundó el pecado sobreabundó la gracia.
Mt 4,1-11: Vete, Satanás porque está escrito: “Al Señor, tu Dios,
adorarás y a él sólo darás culto.
Salmo contra la tentación
Señor, somos tentados
y necesitamos de tu amor
para vencer las tentaciones.
Del maligno líbranos, Señor,
6. que nos presenta tu amor
como falso,
tu paternidad
como olvidadiza,
tus planes
como opresión.
Sabemos, Cristo nuestro,
que donde abundó el pecado
sobreabunda la gracia.
Haz Señor, que venzamos
las tentaciones contra ti:
la de no creer en tu bondad,
la de pensar en la blasfemia
de que tú no eres Padre
y no cuidas de nosotros.
Sabemos que todo lo podemos
en ti, que nos confortas.
Ayúdanos a no caer
en la tentación
de no llamarte Abba, Padre. Amén.
Oración colecta: Al celebrar un año más la santa cuaresma concédenos,
Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y
vivirlo en su plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B
Gén 9,8-15: Pacto de Dios con Noé, liberado de las aguas del diluvio.
Sal 24,4bc-5ab.6-7bc.8-9.
1Pe 3,18-22: Aquellos fue un símbolo del bautismo que actualmente nos
salva.
Mc 1,12-15: El Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el
desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre
alimañas, y los ángeles le servían.
Salmo en tiempo de cuaresma
Señor,
nos sentimos convocados por tu amor,
para encontrarnos contigo
7. que eres la verdadera vida.
Ayúdanos a superar las tentaciones,
no nos dejes caer en el egoísmo,
haznos fuertes en la tribulación,
decididos en la duda.
Ahora, Señor,
queremos prepararnos
para celebrar este tiempo de gracia.
Envíanos tu Espíritu
para ser llevados al desierto
y creer en tu amor.
Ayúdanos a vivir
despojándonos
de todo aquello
que nos impide avanzar
por los caminos
hacia una entrega total. Amén.
Oración colecta: Al celebrar un año más la santa cuaresma concédenos,
Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y
vivirlo en su plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C
Dt 26,4-10: El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo
extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos.
Sal 90,1-2.10-11.12-13. 14-15.
Rom 10,8-13: Nadie que cree en él queda defraudado.
Lc 4,1-13: Está escrito: No sólo de pan vive el hombre.
Salmo de asombro
Es asombroso tu amor para con nosotros.
¡Cuántas maravillas realizas tú!
Enumerarlas sería algo asombroso.
Sabemos, Señor, que tu amor es auténtico,
que jamás defraudas a quien acude a ti,
por eso te llamamos en este día,
invocamos tu nombre,
8. pues tú eres realmente un amor desbordado.
Cuando te conocimos
fue todo como una aventura de amor,
tú te acercaste a nuestra vidas
y dejaste caer tu gracia como rocío de la mañana.
Ahora, cuando pasan los años,
tu amor tiene el ímpetu del primer día,
tiene sabor a novedad continua,
es increíble para nosotros.
Por eso queremos vivir de ti,
vencer las tentaciones
en el desierto de la vida
y acogernos a tu gran amor.
Concédenos Dios todopoderoso
el gozo de vivir desde ti,
sembrando esperanza en los corazones
para caminar en plenitud de tu amor. Amén.
Oración colecta: Al celebrar un año más la santa cuaresma concédenos,
Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo y
vivirlo en su plenitud. Por nuestro Señor Jesucristo.
LUNES DE LA SEMANA I DE CUARESMA
Lev 19,1-2.11-18: Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy
santo.
Sal 18,8.9.10.15.
Mt 25,31-46: Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes
hermanos, conmigo lo hicisteis.
Salmo de la conversión
Dios y Señor nuestro,
acudimos a ti,
pidiéndote que nos conviertas
a ti, de todo corazón.
Haznos pacientes
con los que yerran el camino;
9. haznos delicados
con los que nadie respeta;
haznos sencillos
con los que son maltratados;
haznos humildes
con los que no tienen fuerzas.
Sabemos, Señor,
tú nos lo has enseñado,
que convertirse
es éxodo y salida;
es amar al hermano,
en el cual tú estás presente,
pues sabemos bien
que te disfrazas continuamente:
eres el encarcelado, la prostituta,
el sediento, el emigrante,
el falto de amor;
tras ellos, Señor,
se esconde tu rostro. Amén.
Oración colecta: Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro; ilumínanos
con la luz de tu palabra, que la celebración de esta cuaresma produzca
en nosotros sus mejores frutos. Por nuestro Señor Jesucristo.
MARTES DE LA SEMANA I DE CUARESMA
Is 55,10-11: Mi palabra que sale de mi boca no volverá a mí vacía.
Sal 33,4-5.6-7.16-17.18-19.
Mt 6,7-15: Cuando recéis, no uséis muchas palabras.
Salmo al orar
Señor, enséñanos a orar,
pues nos cansamos enseguida
de estar contigo;
sin embargo,
sabemos que al orar
somos más entrega,
tenemos más fuerzas,
amamos más todos.
10. Haz, señor,
que seamos orantes
a corazón abierto,
a pie descalzo,
con entrega incondicional.
No queremos al orar
usar muchas palabras,
pues sabemos
lo que tú ya sabes.
Sólo queremos orar
en lo secreto,
creer que no sabemos orar,
y que tú nos manda tu Espíritu,
capaz de transformarnos
y hacer de nuestra pobre oración
un canto de amor
forjador de esperanzas. Amén.
Oración colecta: Señor, mira con amor a tu familia y a los que moderan
su cuerpo con la penitencia; aviva en su espíritu el deseo de poseerte.
Por nuestro Señor Jesucristo.
MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DE CUARESMA
Jon 3,1-10: Cuando vio Dios sus obras y cómo se convertían de su mala
vida, tuvo piedad de su pueblo el Señor, Dios nuestro.
Sal 50,3-4.12-13.18-19.
Lc 11,29-32: Ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí
hay uno que es más que Jonás.
Salmo de esperanza
Muchas veces, Señor,
en mi existencia,
me desanimo
por cualquier cosa.
Es más, me “desinflo”
cuando la situación
se va complicando
y no soy capaz.
11. Porque esta es una gran verdad:
no soy capaz de casi nada,
me da miedo convertirme,
me asusta la entrega,
me aterra mi incapacidad.
Sin embargo, Señor,
hoy quiero convertirme.
Sé que con mis fuerzas no puedo,
pero lo quiero,
deseo ardientemente
cambiar de rumbo.
Ir por el camino
del amor y el compromiso,
en favor siempre
de los desheredados
de este mundo. Amén.
Oración colecta: Señor, mira complacido a tu pueblo que desea
entregarse a ti con una vida santa; y a los que moderan su cuerpo con
la penitencia transfórmales interiormente mediante el fruto de las
buenas obras. Por Jesucristo nuestro Señor.
JUEVES DE LA SEMANA I DE CUARESMA
Est 14,1.3-5.12-14: Mi padre me ha contado cómo tú, Señor, escogiste a
nuestros padres para ser tu heredad perpetua.
Sal 137,1-2a.2bc-3. 7c-8.
Mt 7,7-12: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os
abrirá.
Salmo de búsqueda
Señor, buscamos tu rostro
con el corazón abatido
y con los ojos cargados
por el cansancio.
Pedimos con voces
porque sabemos
que tú has sido siempre
12. nuestro refugio
de tiempo en tiempo.
Hoy sabemos que tú
caminas a nuestro lado
y eres cercano
cuando la luz se apaga.
Rezamos por todos
y cada uno
de los hombres
de nuestro planeta.
Haz una tierra nueva
llena de amor y paz
donde tú seas siempre
encontrado en los caminos.
Te buscamos Señor,
te llamamos siempre,
acude en nuestra pobreza. Amén.
Oración colecta: Concédenos la gracia, Señor, de pensar y practicar
siempre el bien, y pues sin ti no podemos ni existir ni ser buenos, haz
que vivamos siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.
VIERNES DE LA SEMANA I DE CUARESMA
Ez 18,21-28: Sobre el justo recaerá su justicia.
Sal 129,1-2.3-4ab. 4c-6.7-8.
Mt 5,20-26: Se dijo: no matarás. Pero yo os digo ...
Salmo de vida
Señor de la vida,
cercano a todos,
siempre abierto a dar la vida
por los hombres.
Tú, que miras
siempre directo al corazón,
haznos reconciliados
13. con todos nuestros hermanos,
capaces de reconciliar,
de abrir el corazón,
de cerrar egoísmos.
Sabemos, Señor,
que nuestra civilización
está herida de muerte,
porque se potencian
muchas cosas que van
contra la vida.
No nos dejes solos y
tristemente desanimados.
Ayúdanos a ser
constructores de vida,
de una nueva civilización
desde el amor a la vida
en la nueva ley. Amén.
Oración colecta: Que tu pueblo, Señor, como preparación a las fiestas
de pascua, se entregue a las penitencias cuaresmales, y que nuestra
austeridad comunitaria sirva para la renovación espiritual de tus fieles.
Por nuestro Señor Jesucristo.
SÁBADO DE LA SEMANA I DE CUARESMA
Dt 26,16-19: Hoy el Señor te compromete a que seas su pueblo propio,
y a que guardes sus mandamientos.
Sal 118,1-2. 4-5. 7-8.
Mt 5,43-48: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os
aborrecen.
Salmo cuando amar es difícil
Nos dijiste, Señor, que amásemos
a todos,
a nuestros enemigos,
a los que nos aborrecen.
Tu amor es exigencia total,
es un amor que hace bien;
amas a fondo perdido
14. a todos los enemigos.
¿Cómo es posible esto?
Mirándote y observando
cómo lo vivías tú,
sembrando flores de esperanza,
dándonos sin medida.
Tu amor es exigente
porque pides todo;
porque también
lo das todo ... y siempre.
Gracias por tu ejemplo,
por tu amor sin fingimiento,
porque eres bueno
y nos quieres llenar de tu bondad.
Porque sigues amando
y sembrando claridades
en medio de nuestro mundo. Amén.
Oración colecta: Dios, Padre eterno, vuelve hacia ti nuestros corazones,
para que, consagrados a tu servicio, no busquemos sino a ti, lo único
necesario, y nos entreguemos a la práctica de las obras de misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo.
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A
Gén 12,1-4a: Vocación de Abrahán, padre del pueblo de Dios.
Sal 32,4-5.18-20.22.
2 Tim 1,8b-10: Dios nos llama y nos ilumina.
Mt 17,1-9: Su rostro resplandecía como el sol.
Salmo de transfiguración
Señor, buscamos tu rostro:
tu rostro dolorido en los pobres,
tu rostro sangrante en los que sufren,
tu rostro amigo en los enemigos.
Sabemos Señor,
que nos invitas a subir
a la montaña de la transfiguración
15. para conocer y ver tu rostro.
Tu rostro resplandece como el sol
para que podamos salir de nosotros mismos
y caminar a tu encuentro.
Nos dice que acojamos tu voz,
que se está muy bien contigo,
que la cruz es camino hacia la luz.
Ahora, contigo
en el monte de la contemplación,
nos das fuerzas inmensas
para soportar pacientemente
el escándalo de la cruz.
Tú, Señor, nos llamas e iluminas
para seguirte siempre,
para hacer tu voluntad,
para bajar, después de ver tu rostro
transfigurado y amigo,
al encuentro de todos los hombres,
especialmente de los que no tienen
ni voz ni rostro. Amén.
Oración colecta: Señor, Padre Santo, tú que nos has mandado escuchar
a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así, con
mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro. Por
nuestro Señor Jesucristo.
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B
Gén 22,1-2.9-13.15-18: Sacrificio de nuestro patriarca Abrahán.
Sal 115, 10. 15. 16-17. 18-19.
Rom 8,31b-34: El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a
la muerte por nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él?.
Mc 9,2-10: Este e mi Hijo amado; escuchadle.
Salmo de escucha
Venimos a ti, Señor,
para escuchar tu Palabra,
que nos redime y libera
16. y nos hace fuertes en el combate.
En medio del fragor del mundo
queremos escuchar a tu Hijo amado
para ser verdaderos discípulos.
Sin tu Palabra
no hay alegría posible,
sin estar a tu escucha
no existe el gozo de seguirte.
Haznos, Señor,
creer verdaderamente en tu amor
para caminar en fidelidad
y ser tus testigos en el mundo.
A veces, Señor,
cuando llega la prueba,
solo necesitamos salida en ti,
para seguir hacia delante
fiándonos de tus planes de amor.
Queremos escucharte siempre
poniendo esperanza
en nuestros corazones desgarrados
y llenando de tu ternura
nuestro planeta. Amén.
Oración colecta: Señor, Padre Santo, tú que nos has mandado escuchar
a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así, con
mirada limpia contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro. Por
nuestro Señor Jesucristo.
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C
Gén 15,5-12. 17-18: Dios hace alianza con el fiel Abrahán.
Sal 26,1.7-8a. 8b-9abc. 13-14.
Flp 3,17-4,1: Él transformará nuestra condición humilde, según el
modelo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para
sometérselo todo.
Lc 9,28b-36: Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió.
Salmo de alianza
Es verdad, Señor,
17. que muchas veces en el camino
experimentamos el cansancio y la apatía.
Por eso volvemos a ti,
una y otra vez, nuestra mirada.
Tú, que has hecho alianza de amor
con nosotros, pobres pecadores,
haznos confiar en ti siempre.
Sé que tú no fallas;
caminar en ti es garantía.
Podrían fallarnos las cosas,
podrían fallarnos las personas,
incluso podrían fallarnos los amigos,
pero tú ..., es imposible,
pues siempre acudes a la cita
y cumples tus promesas.
Ahora caminamos hacia ti
todos juntos
y vivimos en esa confianza
de saber de ti,
de saber de tus planes,
de una alianza nueva y eterna,
sellada con tu sangre. Amén.
Oración colecta: Señor, Padre Santo, tú que nos has mandado escuchar
a tu Hijo, el predilecto, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; así con
mirada limpia, contemplaremos gozosos la gloria de tu rostro. Por
nuestro Señor Jesucristo.
LUNES DE LA SEMANA II DE CUARESMA
Dan 9,4-10: Señor, a nosotros la vergüenza porque hemos pecado
contra ti.
Sal 78,8.9. 11. 13.
Lc 6,36-38: Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.
Salmo de compasión
Venimos, Señor, a ti,
que eres compasivo,
a tu soledad
18. para no estar solos,
a tu cita diaria
para tener tu compasión.
Sabemos, Señor,
nos lo han dicho nuestros padres,
que tú eres misericordia,
que eres bondadoso por naturaleza,
compasivo siempre.
Tú nos llamas
a tener tus sentimientos,
a ser compasivos como el Padre,
abiertos a la ternura,
cerrado al egoísmo.
Gracias por tu derroche de amor,
porque eres impresionante;
conocerte a ti
ha sido la aventura más increíble.
Tu amor a nosotros
ha bajado a nuestra tierra,
y te has hecho uno de nosotros,
para ser corazón derramado
siempre cercano a todos. Amén.
Oración colecta: Señor, Padre santo, que para nuestro bien espiritual
nos mandaste dominar nuestro cuerpo mediante la austeridad;
ayúdanos a librarnos de la seducción del pecado y a entregarnos al
cumplimiento filial de tu santa ley. Por nuestro Señor Jesucristo.
MARTES DE LA SEMANA II DE CUARESMA
Is 1,10.16-20: Dice el Señor: aunque sean vuestros pecados como la
grana, como nieve blanquearán.
Sal 49,8-9. 16bc-17.21.23.
Mt 23,1-12: El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será
enaltecido.
Salmo de humildad
19. Acudimos a ti,
Señor de los humildes,
porque tú nos lo has dicho:
El que es humilde
será enaltecido
y el que se engríe
será humillado.
Estamos convencidos
de tu amor por los pequeños,
de tu entrega a los pobres,
de tu predilección por los humildes.
¡Qué fácil es alardear y aparentar!
¡Qué difícil es ser coherente!
Te pedimos, Señor,
que nos ayudes a ser humildes
y sencillos de corazón;
a sembrar los caminos de la vida
de esperanza cierta.
Ayúdanos, Señor Jesús,
a esparcir por la tierra
el aroma de humildad
de los sencillos de corazón.
No nos dejes solos,
acompaña nuestros pies cansados,
pues solos no podemos. Amén.
Oración colecta: Señor, vela con amor continuo sobre tu Iglesia; y, pues
sin tu ayuda no puede sostenerse lo que se cimienta en la debilidad
humana, protege a tu Iglesia en el peligro y manténla en el camino de la
salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.
MIÉRCOLES DE LA SEMANA II DE CUARESMA
Jer 18,18-20: ¿Es que se paga el bien con el mal que han cavado una
fosa para mi?.
Sal 30,5-6.14. 15-16.
Mt 20,17-28: Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y el Hijo del Hombre
va a ser entregado.
20. Salmo de entrega
Te entregaste Señor a todos,
te dejaste el pellejo en la entrega,
fuiste pisoteado como la uva,
fuiste triturado por amor.
Eres la vida entregándote a la nuestra,
dándonos tu amor siempre.
Haznos Señor,
entrega a las gentes,
para aprender de ti,
para amar hasta el extremo.
Confórtanos en nuestras luchas,
ayúdanos al caminar,
enséñanos a confiar.
Sin ti, Señor,
la vida es muy triste;
si tú no te entregas
como cuerpo ofrecido
y sangre derramada,
la vida está vacía,
no hay salvación.
Sólo tú, redentor de los hombres,
con tu entrega incondicional,
haces posible hoy y siempre
la verdadera salvación,
la que espera todo hombre. Amén.
Oración colecta: Te rogamos, Señor, que esta eucaristía nos ayude a
vivir más sanamente y nos obtenga tu ayuda, constantemente. Por
Jesucristo nuestro Señor.
JUEVES DE LA SEMANA II DE CUARESMA
Jer 17,5-10: Bendito quien confía en el Señor: será un árbol plantado
junto al agua.
Sal 1,1-2. 3. 4. 6.
Lc 16,19-31: Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen.
21. Salmo de confianza
De ti, Señor, nos fiamos,
en ti confiamos siempre,
pues sabemos que tú
jamás abandonas
a todos tus amigos,
de los que cuidas
con infinita ternura.
Sabemos, Padre bueno,
de tus inmensos cuidados
para con el pájaro y la flor.
Sabemos, nos lo han contado,
de tus infinitos detalles
de delicadeza y amor
que vas sembrando por la vida.
Te damos gracias,
te alabamos siempre,
porque cuidas de los pobres,
de “los Lázaros” de este mundo,
de los que no traen nada.
Tú eres siempre
sabor a hogar y a pan
para los sin nada.
Ayúdanos a los pobres
a descubrirte a ti
que eres fortaleza. Amén.
Oración colecta: Señor, tú que amas la inocencia y la devuelves a quien
la ha perdido, atrae hacia ti nuestros corazones y abrásalos en el fuego
de tu Espíritu, para que permanezcamos firmes en la fe y eficaces en el
bien obrar. Por nuestro Señor Jesucristo.
VIERNES DE LA SEMANA II DE CUARESMA
Gén 37,3-4. 12-13a. 17b-28: Al llegar los mercaderes, sacaron a José
del pozo y se los vendieron por veinte monedas de plata.
Sal 104,16-17. 18-19. 20-21.
Mt 21,33-43. 45-46: Se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará
22. a un pueblo que produzca sus frutos.
Salmo para dar fruto
Estamos delante de ti, Señor,
con nuestra pobreza,
con nuestra pequeñez,
para que tú lo transformes
en fruto de amor.
Si tú no estás con nosotros,
¿cómo podremos dar fruto?
Todo se acabará
como la noche oscura.
Ven, Señor, a nuestras vidas,
llénalas de amor
mirándolas con tu paz.
Haznos instrumentos de ti,
para sembrar alegrías,
para dar frutos de amor.
¿Qué sería de nosotros sin ti?
Todo acabaría muriendo.
Pues tú eres
el Dios de la vida.
Ahora, Señor,
déjanos experimentar
la esperanza de saber
que, unidos a ti,
como la vid al sarmiento,
daremos frutos de amor. Amén.
Oración colecta: Concédenos, Dios Todopoderoso, que, purificados por
la penitencia cuaresmal, lleguemos a las fiestas de la pascua con
perfecto espíritu de conversión. Por nuestro Señor Jesucristo.
SÁBADO DE LA SEMANA II DE CUARESMA
Miq 7,14-15. 18-20: ¿Qué Dios hay como tú, que perdonas el pecado y
absuelves la culpa?
23. Sal 102,1-2. 3-4. 9-10.11-12.
Lc 15,1-3. 11-32: Deberías alegrarte porque este hermano tuyo estaba
muerto y ha revivido, estaba perdido y lo hemos encontrado.
Salmo del hijo pródigo
Me dijeron, Padre,
que lejos de ti
se encontraba la vida verdadera.
Me convencieron totalmente
para marcharme lejos
con rumbo desconocido
a los espacios infinitos.
Malgasté mi vida
sin conseguir lo que buscaba,
las cosas me decepcionaron,
no lograron en mí
ni un gramo de felicidad.
Una noche,
mirando estrellas,
me acordé de la casa de mi Padre,
de cuántos criados de mi Padre
tenían en abundancia
lo que yo ahora mendigaba.
Y me levanté
con el deseo de volver al hogar.
Cuando me acerqué,
mi Padre desde lejos me esperaba,
y me abrazó con toda su ternura,
y comprendí entonces
que no había dejado de amarme. Amén.
Oración colecta: Señor, Dios nuestro, que, por medio de los
sacramentos nos permites participar de los bienes de tu Reino ya en
nuestra vida mortal; dirígenos tú mismo en el camino de la vida, para
que lleguemos a alcanzar la luz en la que habitas con tus santos. Por
nuestro Señor Jesucristo.
TERCER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A
24. Éx 17,3-7: Danos agua para beber.
Sal 94,1-2. 6-7. 8-9.
Rom 5,1-2. 5-8: El amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
Jn 4,5-42: Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.
Salmo con sed
Señor, buscamos en ti
el agua viva
para apagar nuestra sed.
Buscamos tu amor
como agua verdadera
para saciarnos con tu presencia.
Recordamos, Señor,
cómo tú
siempre has estado
sentado junto al pozo,
esperándonos.
A cualquier hora,
en cualquier momento,
tú nos esperabas
para llenarnos de vida.
Caminamos hacia ti
con hambre y sed.
Ayúdanos a vivir
sabiendo siempre
que el que bebe del agua viva
no tendrá sed jamás.
Ayúdanos a experimentar
que estamos llamados
a ser fuentes de agua
para nuestros hermanos sedientos. Amén.
Oración colecta: Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien,
que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros
pecados, mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu
misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de nuestras
culpas. Por Jesucristo nuestro Señor.
25. TERCER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B
Éx 20,1-17: La ley fue dada por Moisés.
Sal 18,8. 9. 10. 11.
Icor 1,22-25: Predicamos a Cristo crucificado.
Jn 2,13-25: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Salmo del templo
Señor, tú nos hablaste del templo,
del templo de tu cuerpo,
de que, destruido por la muerte,
en tres días sería reconstruido.
Hablabas de tu muerte y resurrección.
Queremos, Señor,
que nos enseñes a confiar,
a vivir en la esperanza de tu misericordia.
También nosotros somos testigos del Espíritu Santo
donde habita la Trinidad,
donde el Señor se complace
en hacer su morada.
¡Qué gozada, Señor, ser templo!
Sabía que tu anhelo
es habitar en nosotros,
ser acogido en la casa de nuestro corazón.
Ahora, en este tiempo de conversión
y de vuelta a ti,
haznos conscientes realmente
de tu presencia como templo
para vivir en ti,
para sembrar ilusiones,
y no nos dejes hundirnos
bajo el peso de nuestras culpas. Amén.
Oración colecta: Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien,
que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros
pecados, mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu
misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de nuestras
culpas. Por Jesucristo nuestro Señor.
26. TERCER DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C
Éx 3,1-8a. 13-15: “Yo soy” me envía a vosotros.
Sal 102,1-2. 3-4. 6-7. 8. 11.
1Cor 10,1-6.10-12: Bebían de la roca espiritual que les seguía; y la roca
era Cristo.
Lc 13,1-9: Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
Salmo para vivir
Señor Jesús,
nos llamas a la conversión,
a vivir el ayuno, la oración y la limosna
como camino hacia ti.
Haznos vivir en el amor,
entregados y sencillos,
cercanos y arriesgando la vida por ti.
Sin tu amor todo es sin sentido,
sin tu fuerza nada podemos hacer,
ayúdanos a ser fieles siempre
en medio de las pruebas.
Queremos vivir el ayuno
para apartarnos de aquello que nos separa de ti,
la oración para crecer en tu amor
y la limosna como entrega misericordiosa.
Dios nuestro,
concédenos el gozo de vivir por ti,
de caminar en tu presencia,
de amar a todos y siempre.
Queremos, Señor,
que tú nos ayudes a comprender
que convertirse en arrancar de cuajo
el corazón de piedra
y vivir con tus mismos sentimientos;
convertirse es volver la mirada hacia ti
para amar siempre hasta el extremo. Amén.
Oración colecta: Señor, Padre de misericordia y origen de todo bien,
que aceptas el ayuno, la oración y la limosna como remedio de nuestros
pecados, mira con amor a tu pueblo penitente y restaura con tu
27. misericordia a los que estamos hundidos bajo el peso de nuestras
culpas. Por Jesucristo nuestro Señor.
LUNES DE LA SEMANA III DE CUARESMA
2Re 5,1-15a. Naamán se bañó siete veces en el Jordán y su carne
quedó limpia como la de un niño.
Sal 41, 2. 3; 42,3. 4.
Lc 4,24-30: Lo empujaron fuera del pueblo con intención de despeñarlo.
Salmo en Nazaret
Cristo, amigo nuestro,
gracias por toda gracia
que salió de tu corazón,
como de tus manos salieron
la rosa y la gaviota.
Recordamos ahora Señor
tu fracaso ante tus paisanos;
te empujaron hacia afuera
a ti, que venías a ellos
para darte, como siempre.
Señor, Jesús,
fue en Nazaret
donde tú dijiste
que eras buena noticia
para todos los hombres.
Que habías venido
a proclamar
la liberación de los oprimidos,
el consuelo de los tristes.
No te creyeron, Señor,
y se lanzaron sobre ti;
tú te alejaste,
y no te despeñaron
porque no había llegado tu hora;
y tú te alejaste, Señor,
para acercarte con más brío
a todos nosotros. Amén.
28. Oración colecta: Señor, purifica y protege a tu Iglesia con misericordia
continua, y pues sin tu ayuda no puede mantenerse con firmeza, que tu
protección la dirija y la sostenga siempre. Por nuestro Señor Jesucristo.
MARTES DE LA SEMANA III DE CUARESMA
Dan 3,25. 34-43: Azarías oró al Señor: no nos desampares para
siempre, no rompas tu alianza, no apartes de nosotros tu misericordia.
Sal 24,4bc-5ab. 6-7bc. 8-9.
Mt 18,21-35: ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero,
como yo tuve compasión de ti?
Salmo de amistad
Creemos en ti, Señor,
en tu amistad ofrecida
a todos los hombres, a los que
incansablemente te acercas
y perdonas como amigo.
Tú eres el amigo verdadero,
el que siempre está dispuesto
a que nos reconciliemos contigo.
Cuando todo se cierra,
tú abres tus puertas,
y se te puede convencer
cuando se te habla
en lenguaje de amor.
Creemos en tu amistad,
creemos en tu perdón,
pues sabemos de verdad
que tú eres siempre amor.
Creemos que miras, Señor,
la inocencia y la rectitud
para sembrar esperanza
en medio del mundo.
Gracias Señor
por tu perdón generoso
porque de verdad eres bueno
y siempre nos amas. Amén.
29. Oración colecta: Señor, que tu gracia no nos abandone, para que,
entregados plenamente a tu servicio, sintamos sobre nosotros tu
protección continua. Por nuestro Señor Jesucristo.
MIÉRCOLES DE LA SEMANA III DE CUARESMA
Dt 4,1.5-9: Guardad y cumplid los mandatos y decretos del Señor,
porque ellos son vuestra sabiduría y vuestra prudencia ante los demás
pueblos.
Sal 147,12-13. 15-16. 19-20.
Mt 5, 17-19: No he venido a abolir la ley o los profetas, sino a dar
plenitud.
Salmo para saborear
Gustad todos y ved
que el Señor es muy bueno
y se acerca a todos
para declararnos su amor.
Gustad su ternura,
aclamadlo por su bondad,
saboread su dulzura,
estrenad su ternura.
Gustad todos y ved
su amor inmenso,
sus ojos grandes para mirarnos,
sus palabras de vida.
Gustad todos y ved
que derrama esperanza
donde existe oscuridad,
sembrando alegría
donde se cultiva tristeza.
Gustad y ved,
experimentad constantemente
todo lo que el Señor nos ama.
Su vida nos la ofrece
para vivir siempre
en el gozo de su amor. Amén.
30. Oración colecta: Penetrados del sentido cristiano de la cuaresma y
alimentados con tu palabra, te pedimos, Señor, que te sirvamos
fielmente con nuestras penitencias y perseveremos unidos en la
plegaria. Por Jesucristo nuestro Señor.
JUEVES DE LA SEMANA III DE CUARESMA
Jer 7,23-28: Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo.
Sal 94,1-2. 6-7. 8-9.
Lc 11, 14-23: Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es
que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Salmo de serenidad
Señor, sabemos que tú
has sido siempre para nosotros
un Dios fuerte y verdadero.
Los ídolos de este mundo
no pueden competir contigo.
Tú llenas nuestro corazón
y haces de nosotros
un pueblo vivo en la alegría,
testigos de tu amor eterno.
Gracias, Señor de la serenidad,
por alentar nuestros pies cansados,
por animarnos en la lucha.
Tú, Señor, amigo entrañable,
ayuda y protege a los pobres,
libera a todos los que se sienten
explotados y oprimidos.
No permitas que nos alejemos de ti.
Encamina nuestros corazones
hacia la vida verdadera,
hacia el amor sencillo.
Señor de la serenidad,
ayúdanos a encontrarte
en todos los baches del camino,
en todas las encrucijadas
de la historia. Amén.
31. Oración colecta: Te pedimos humildemente, a medida que se acerca la
fiesta de nuestra salvación, que vaya creciendo en intensidad nuestra
entrega para celebrar dignamente el misterio pascual. Por nuestro
Señor Jesucristo.
VIERNES DE LA SEMANA III DE CUARESMA
Os 14,2-10: Yo curaré sus extravíos, los amaré sin que lo merezcan, mi
cólera se apartará de ellos.
Sal 80,6c-8a-8bc-9. 10-11ab. 14.
Mc 12,28b-34: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente, con todo tu ser, y al prójimo como a ti mismo.
Salmo de amor al prójimo
Padre,
acudimos a ti
bajo el peso de nuestros pecados.
Queremos amar a todos aquellos
que se cruzan en nuestro camino,
para vencer la tentación del egoísmo
y secundar tus inspiraciones
de un amor duradero.
Danos entrañas de misericordia
para amar al pobre y al indigente,
al que vive en la soledad,
al encarcelado sin esperanza,
al que no tiene casa ni hogar.
Padre,
que nos preocupen los problemas
de los hombres,
y no seamos indiferentes
ante tanta miseria humana,
amando de verdad
desde un corazón sediento de justicia
y unas manos que sirven.
Gracias, Señor,
por aquellas personas
que has puesto a nuestro lado,
32. y están cerca,
ayúdanos a descubrirles
nuestro amor sin interés. Amén.
Oración colecta: Infunde, Señor, tu gracia en nuestros corazones para
que sepamos dominar nuestro egoísmo y secundar las inspiraciones
que nos vienen del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor.
SÁBADO DE LA SEMANA III DE CUARESMA
Os 6,1-6: Quiero misericordia y no sacrificios, conocimiento de Dios más
que holocaustos.
Sal 50,3-4. 18-19. 20-21ab.
Lc 18,9-14: Dos hombres subieron al templo a orar. El publicano bajó
justificado, pero el fariseo no.
Salmo de un pecador
Delante de ti, Señor de la vida,
bajo el peso de mis pecados
me acerco a ti,
porque sé que eres rico en misericordia.
Ya sé que no soy bueno,
que muchas veces
me alejo de ti
y falsifico el amor.
Sé, Señor, y me pesa
la multitud de veces
que recorro caminos fáciles
y no elijo la senda estrecha.
Por eso te grito en mi noche,
para sentir tu protección y ayuda
cuando mi vida está en peligro.
Te llamo como Padre,
te invoco como amigo,
pues realmente
soy un pobre pecador.
Confío en ti, Señor,
a pesar de mis fracasos,
Sé que tú estás cerca,
33. y no me abandonas jamás.
Aunque soy un pecador,
mi confianza en ti aumenta. Amén.
Oración colecta: Llenos de alegría, al celebrar un año más la cuaresma;
te pedimos, Señor, vivir los sacramentos pascuales y sentir en nosotros
el gozo de su eficacia. Por nuestro Señor Jesucristo.
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A
1Sam 16,1b.6-7. 10-13a. David es ungido rey de Israel.
Sal 22,1-3a. 3b-4. 5. 6.
Ef 5,8-14: Levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz.
Jn 9, 1-41: Fue, se lavó y volvió con vista.
Salmo de luz
Clamamos a ti
como ciegos, Señor,
en la vida nuestra.
Lávanos los ojos
para que recobremos la vista
y podamos ver la luz.
Queremos verte, Señor,
contemplar tu rostro
dolorido en los hermanos,
hambrientos en los pobres,
cansado en los desahuciados.
Danos tu luz
para caminar
por sendas de esperanza.
Danos tu luz
como un amanecer
después de la noche fría.
Danos tu luz, Señor,
para purificarnos del pecado
y hacer de nuestra vida
un encuentro de amor,
entregándonos a todos,
34. y ayudando a los ciegos
a ver la luz del amor. Amén.
Oración colecta: Señor, que reconcilias a los hombres contigo por tu
Palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe
viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales. Por
nuestro Señor Jesucristo.
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B
2Crón 36,14-16. 19-22b: La ira y la misericordia del Señor se
manifestaron en el exilio y en la liberación del pueblo.
Sal 136, 1-2. 3. 4. 5. 6.
Ef 2, 4-10: Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos
amó: estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con
Cristo.
Jn 3,14-21: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para
que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida
eterna.
Salmo a Dios rico en misericordia
Tú, Señor,
eres rico en misericordia,
abundante en dar amor.
Cuando nos sentimos agobiados
y a veces no podemos caminar,
tú te acercas a nosotros,
con tu misericordia entrañable.
Podemos decir y gritar de alegría
que tu amor es auténtico,
más real que nosotros mismos.
Recordamos, Señor,
cómo a lo largo de nuestra vida
hemos sido infieles,
muchas veces
no hemos aceptado las exigencias de tu amor;
pero tú vuelves a nosotros.
Era impresionante
ver, una y otra vez,
cómo nos atraías hacia tu corazón.
35. Sabemos, Señor,
por eso estamos felices y contentos,
que tu amor es inmenso como el mar azul. Amén.
Oración colecta: Señor, que reconcilias a los hombres contigo por tu
Palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe
viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales. Por
nuestro Señor Jesucristo.
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C
Jos 5, 9a. 10-12: El pueblo de Dios celebra la pascua al entrar en la
tierra prometida.
Sal 33,2-3. 4-5. 6-7.
2Cor 5,17-21: Dios nos ha reconciliado consigo en Cristo.
Lc 15,1-3. 11-32: Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se
conmovió; y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo.
Salmo del corazón reconciliado
Tú, Señor, has sido siempre para nosotros
el gozo de sentirnos reconciliados,
tu amor no se agotaba,
volvías con el ímpetu de todos los vientos.
Ahora estoy convencido
de que no amas en broma,
es verdad, tu amor es sencillo
y nos hace reconciliarnos
contigo y con todos los hombres.
Muchas veces
los hombres falsificamos el amor,
y tú nos sigues perdonando.
Muchas veces los hombres huimos de ti,
y tú nos sigues buscando.
Haberte conocido
ha sido algo maravilloso,
tenerte a ti
ha sido una reconciliación continua.
Estamos abrumados
36. por el peso de nuestras culpas,
pero tu amor retorna como la primavera. Amén.
Oración colecta: Señor, que reconcilias a los hombres contigo por tu
Palabra hecha carne, haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe
viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales. Por
nuestro Señor Jesucristo.
LUNES DE LA SEMANA IV DE CUARESMA
Is 65,17-21: Mirad, voy a transformar a Jerusalén en alegría, y su
pueblo en gozo.
Sal 29,2. 4. 5-6. 11-12a. 13b.
Jn 4,43-54: El hombre creyó en la Palabra de Jesús y se puso en
camino.
Salmo de la palabra
Lámpara es tu palabra, Señor,
lámpara para mis pies desnudos,
para mis ojos cansados,
para mi corazón sediento.
Lámpara es tu Palabra
en la cual creo,
pues tú, Señor,
nos pones en camino
hacia la verdadera vida.
Lámpara es tu Palabra
cuando voy entre los hombres,
cuando no puedo más,
cuando desfallezco.
Lámpara eres tú
como Palabra de vida,
capaz de enternecer el corazón
y ayudarnos en el camino.
Lámpara es tu Palabra, Señor;
tú vienes y te acercas
a mí de puntillas,
37. y me susurras al oído
palabras de vida y amor.
Lámpara es tu Palabra,
luz en mi sendero,
alegría en el camino. Amén.
Oración colecta: Oh Dios, que renuevas el mundo por medio de los
sacramentos divinos: concede a tu Iglesia la ayuda de estos auxilios del
cielo sin que le falten los necesarios de la tierra. Por nuestro Señor
Jesucristo.
MARTES DE LA SEMANA IV DE CUARESMA
Ez 47,1-9. 12: Al regresar vi a la vera del río una gran arboleda en sus
dos márgenes.
Sal 45,2-3. 5-6. 8-9.
Jn 5,1-3.5-16: El que me ha curado es quien me ha dicho: toma tu
camilla y echa a andar.
Salmo de sanación
Me has curado, Señor,
me has hecho revivir,
me has ayudado
a sanar mi corazón.
Muchas veces
cuando camino
me siento enfermo
y sin fuerzas.
Cuando me acerco a ti
sanas con tu amor
mis egoísmos de siempre,
mi cansancio de ayer.
Tú sánanos, Señor,
no nos abandones,
no nos dejes solos;
ayúdanos a vivir
entre tus manos.
38. Queremos que nos cures,
que podamos coger
la camilla y andar,
para ayudar a otros
a vivir en camino
hacia el amor verdadero,
hacia la paz del corazón. Amén.
Oración colecta: Te pedimos, Señor, que las prácticas santas de esta
cuaresma dispongan el corazón de tus fieles para celebrar dignamente
el misterio pascual y anunciar a todos los hombres la grandeza de tu
salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.
MIÉRCOLES DE LA SEMANA IV DE CUARESMA
Is 49,8-15: ¿Es que puede una madre olvidarse de su criatura? Pues
aunque ella se olvide, yo no te olvidaré.
Sal 144,8-9. 13cd-14. 17-18.
Jn 5,17-30: El Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le
mostrará obras mayores que esta para vuestro asombro.
Salmo de un amor loco
Guíanos, Señor,
hacia la verdad plena de tu amor
ofrecido incansablemente
a todos nosotros.
Es verdad, lo reconocemos
y te alabamos,
porque aunque
una madre se olvidara
de sus hijos,
tú no te olvidarías nunca
de acogernos a nosotros.
Gracias, Padre,
por tu amor generoso,
porque nos asombramos
cuando, al contemplar
todo lo que has hecho,
la boca se nos llena
39. de agradecimiento a ti.
Tú nos lo has dado todo
para descubrirte vivo
y sentir en el alma
tu amor ofrecido
tu gozo entregado,
tu vida en nuestras vidas. Amén.
Oración colecta: Señor, Dios nuestro, que concedes a los justos el
premio de sus méritos y a los pecadores que hacen penitencia les
perdonas sus pecados, ten piedad de nosotros y danos, por la humilde
confesión de nuestras culpas, tu paz y tu perdón. Por nuestro Señor
Jesucristo.
JUEVES DE LA SEMANA IV DE CUARESMA
Ex 32,7-14: ¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo,
que tú sacaste de Egipto con gran poder y mano robusta?.
Sal 105,19-20. 21-22. 23.
Jn 5,31-47: Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es
válido. Hay otro que da testimonio de mí y sé que es válido el testimonio
que da de mí.
Salmo del testigo
Queremos, Señor,
ser tus testigos,
luz en medio del mundo,
sal que sazone la tierra.
Ser tus testigos
para llevar a los hombres tu amor,
tu esperanza verdadera,
tu gozo de ser amor en medio de los hombres.
Haznos testimonios
de un amor
que nunca pasa de moda,
de una luz en un mundo a oscuras,
de una paz en una tierra en guerra.
Sabemos, Señor,
y por eso pedimos tu ayuda,
40. que ser testigo
es tener tus sentimientos,
es tomarse en serio tu evangelio,
es sembrar los caminos de tu amor.
Gracias, Señor,
por tantos testigos
como hemos conocido
y que nos hacen continuar en la tarea,
aun en medio de las dificultades,
sabiendo recoger la antorcha
y llevándola por las calles de nuestro mundo. Amén.
Oración colecta: Padre lleno de amor, te pedimos que, purificados por la
penitencia y por la práctica de las buenas obras, nos mantengamos
fieles a tus mandamientos, para llegar, bien dispuestos a las fiestas de
pascua. Por nuestro Señor Jesucristo.
VIERNES DE LA SEMANA IV DE CUARESMA
Sab 2,1ª. 12-22: Dijeron los impíos: “Veamos si sus palabras son
verdaderas, comprobando el desenlace de su vida”.
Sal 33,17-18. 19-20. 21. 23.
Jn 7,1-2. 10. 25-30: ¿Será que los jefes se han convencido de que este
es el mesías?.
Salmo de una herida
Cuando el Señor
se acercó a nosotros
en el camino de la vida,
él se volcó en cada uno,
sus heridas nos curaron.
Vino como mesías
a decirnos que Dios nos ama,
que no está lejos.
Nos enseñó
el camino de la entrega,
la verdad del amor,
la vida verdadera.
41. Él nos mostró
que se debe continuar
amando hasta el extremo.
Nos habló de su muerte
para la vida del mundo,
nos dijo que el amor
vence todas las dificultades.
Cuando se acercaba su hora,
se entregó al Padre,
se dejó en manos de los hombres.
Su herida de amor
fue amar hasta el final. Amén.
Oración colecta: Señor, tú que en nuestra fragilidad nos ayudas con
medios abundantes, concédenos recibir con alegría la salvación que
nos otorgas y manifestarla a los hombres con nuestra propia vida. Por
nuestro Señor Jesucristo.
SÁBADO DE LA SEMANA IV DE CUARESMA
Jer 11,18-20: Yo, como cordero manso llevado al matadero, no sabía los
planes homicidas que contra mi tramaban.
Sal 7,2-3. 9bc-10. 11-12.
Jn 7,40-53: Surgió entre la gente una discordia por su causa.
Salmo al cordero
Alabad a Jesús,
el cordero manso y humilde,
llevado al matadero
sin abrir boca,
sin protestar.
Su amor fue fiel,
y llegó hasta darlo todo
por amor.
No había en él
la hermosura del mundo,
su presencia
parecía despreciable.
Él era el rostro de todos,
42. del que sufre,
de los que lloran.
Fue varón de dolores,
conocedor de padeceres.
Él cargó con nuestros pecados,
los llevó sobre sí,
se abrazó a la cruz sin brillo
para amar siempre
a todos sus hermanos
dados a luz
en el “pacto” de la cruz. Amén.
Oración colecta: Que tu amor y tu misericordia dirijan nuestros
corazones, Señor, ya que sin tu ayuda no podemos complacerte. Por
nuestro Señor Jesucristo.
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo A
Ez 37,12-14: Os infundiré mi espíritu y viviréis.
Sal 129,1-2. 3-4ab. 4c-6. 7. 8.
Rom 8,8-11: El Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos
habita en vosotros.
Jn 11,1-45: Yo soy la resurrección y la vida.
Salmo al Espíritu
Ven, Espíritu Santo,
cercano a los pobres,
maravilla de consejero,
amigo entrañable.
Ven ahora
aquí sobre nosotros,
peregrinos de lo Absoluto,
cansados y agobiados,
buscadores de paz.
Ven, alegría entregada
a todos los corazones;
da al sediento
el agua de la vida,
43. al hambriento
el pan de vida.
Ven, ternura,
casa de los sin techo,
danos el gozo,
la esperanza de la fe,
la ardiente caridad.
Ven, Espíritu,
llévanos al desierto
donde aprender a orar;
a la cruz,
donde aprender a amar. Amén.
Oración colecta: Te rogamos, Señor Dios nuestro, que tu gracia nos
ayude, para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu
Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por nuestro
Señor Jesucristo.
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo B
Jer 31,31-34: Meteré mi le en su pecho, la escribiré en sus corazones;
yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
Sal 50,3-4. 12-13. 14-15. 18-19.
Heb 5,7-9: Él, a pesar de ser Hijo, aprendió sufriendo a obedecer.
Jn 12,20-33: Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto.
Salmo al sufrir
Señor,
estamos deshechos, sin fuerzas,
nos sentimos desfallecer
y acudimos a ti, en esta noche.
Nuestro corazón está sangrando,
queremos tu ayuda.
Sin ti todo se complica,
contigo siempre hay esperanza.
Sin ti no hay horizonte,
contigo siempre amanece.
Gracias por ayudarnos
44. a descubrir en medio del dolor
tu consuelo de amigo.
Gracias porque no nos dejas
vagar a la intemperie,
sino que siempre nos reúnes
para caminar a tu lado.
Ahora que sufrimos tanto
queremos decirte
que, aunque a veces
te sentimos lejano,
hay una convicción interior que nos dice
que tú estás siempre cerca
y nos estrechas con tus brazos. Amén.
Oración colecta: Te rogamos, Señor Dios nuestro, que tu gracia nos
ayude, para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu
Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por nuestro
Señor Jesucristo.
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA. Ciclo C
Is 43,16-21: Mirad que realizo algo nuevo y daré bebida a mi pueblo.
Sal 125,1-21ab. 2cd-3. 4-5. 6.
Flp 3,8-14: Todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor.
Jn 8,1-11: Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.
Salmo al confesar
Confesamos, Señor,
somos pecadores,
necesitamos de tu ternura.
Sin tu amor,
¿qué sería de nosotros, pecadores?
Contigo el camino se hace fácil,
las dificultades se vencen,
es posible vivir en ti.
Confesamos, Señor,
nuestros egoísmos,
nuestros pecados de siempre.
45. Sólo mirándote a ti,
buscando tu perdón,
podemos caminar sin desfallecer.
Concédenos el arrepentimiento
para ser transparentes delante de ti,
y no excusarnos
con disculpas que no convencen.
Vamos hacia ti,
confiamos en tu misericordia,
sin tu amor
nuestra vida sería un infierno,
contigo, lo confesamos,
brota de nuevo la alegría
por el gozo de tu perdón. Amén.
Oración colecta: Te rogamos, Señor Dios nuestro, que tu gracia nos
ayude, para que vivamos siempre de aquel mismo amor que movió a tu
Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por nuestro
Señor Jesucristo.
LUNES DE LA SEMANA V DE CUARESMA
Dan 13,1-9. 15-17. 19-30. 33-62: Toda la asamblea se puso a gritar
bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él.
Sal 22,1-3a. 3b-4. 5. 6.
Jn 8,1-11: La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú
¿qué dices?.
Salmo de una mujer
Señor, Dios nuestro,
soy una mujer
a la que la vida
trató rematadamente mal.
Los amores que conocí
se esfumaron
como el vino en la boda.
Ahora, sin nada,
me quedas tú.
Tú sí me comprendes;
46. en ti todo es cercanía.
Sé de mi pecado,
sé de mis errores,
sé que tú me defiendes
para que no peque más,
para que ame desde ti.
Gracias, Señor,
por ser mujer,
porque mi sensibilidad
me hace acogedora;
mis manos
se abren a recibir,
y quiero darlo todo
desde mi pobreza. Amén.
Oración colecta: Señor Dios nuestro, cuyo amor nos enriquece sin
medida con toda bendición, haz que, abandonando nuestra vida
caduca, fruto del pecado, nos preparemos como hombres nuevos a
tomar parte en la gloria de tu Reino. Por nuestro Señor Jesucristo.
MARTES DE LA SEMANA V DE CUARESMA
Núm 21,4-9: Haz una serpiente y colócala en un estandarte; los
mordidos por la serpiente quedarán sanos al mirarla.
Sal 101,2-3. 16-18. 19-21.
Jn 8,21-30: Cuando levantéis al Hijo del Hombre, sabréis que yo soy.
Salmo de una mirada
Nosotros, Señor,
caminantes de la vida,
somos “mordidos”
por el egoísmo
que nos asfixia,
por el pecado
al caer la tarde.
Danos la capacidad
de mirarte fijamente,
levantado en lo alto,
47. crucificado por amor.
Al mirarte, Señor,
nuestras heridas
van cicatrizando;
el gozo de tu presencia
nos ayuda
a seguir hacia adelante.
Nosotros, Señor,
sabemos que existen heridas
que sólo tú puedes curar
con tu mirada de amor.
Sólo tú, Señor,
tocas con tus manos
la miseria de nuestra frialdad. Amén.
Oración colecta: Concédenos, Señor, perseverar en el fiel cumplimiento
de tu santa voluntad, para que, en nuestros días, crezca en santidad y
en número el pueblo dedicado a tu servicio. Por nuestro Señor
Jesucristo.
MIÉRCOLES DE LA SEMANA V DE CUARESMA
Dan 3,14-20. 46. 50. 91-92. 95: Despreciaron la orden real y expusieron
la vida antes que dar culto a otro Dios que el suyo.
Sal 3,52. 53. 54. 55. 56.
Jn 8,31-42: La verdad os hará libres.
Salmo en la libertad
Señor, ser libres,
libres como el viento
para volar
en la verdad
que nos hace libres.
Alabemos al Señor
con cantos de liberación
porque está aquí,
con nosotros,
acompañándonos en el camino,
48. mostrándonos que es él
la verdad que nos libera,
el gozo de la existencia.
Alabad a Jesús,
humanidad entera,
hombres y mujeres,
los ancianos y los niños,
al Cristo siempre joven,
caminante de pies descalzos,
buscador en la noche
de ovejas perdidas,
de hijos pródigos,
para devolverles la libertad
y, encadenados por amor,
vivir en la libertad
de los hijos de Dios. Amén.
Oración colecta: Ilumina, Señor, el corazón de tus fieles purificado por
las penitencias de cuaresma; y tú, que nos infundes el piadoso deseo
de servirte, escucha paternalmente nuestras súplicas. Por nuestro
Señor Jesucristo.
JUEVES DE LA SEMANA V DE CUARESMA
Gén 17,3-9: Dios añadió a Abrahán: Guardad mi alianza tú y tus
descendientes, por siempre.
Sal 104,4-5. 6-7. 8-9.
Jn 8,51-59: Os aseguro: quien guarda mi Palabra no sabrá lo que es
morir para siempre.
Salmo de muerte y vida
Señor de la vida,
tú no quieres
la muerte del pecador,
sino que cambie de conducta
y viva.
Danos la vida
para ser grano de trigo
que muere en el surco
49. para convertirse
en miles de frutos.
Ayúdanos, buen Dios,
a morir al egoísmo,
a todo aquello
que nos impide
acercarnos a ti ...
y confiar siempre.
Sabemos, Jesús,
que seguirte a ti
es cargar con la cruz
y seguir hasta el final,
muriendo al pecado
para vivir en ti
y ayudar a nuestros hermanos
a vivir amando. Amén.
Oración colecta: Escucha nuestras súplica, Señor, y mira con amor a los
que han puesto su esperanza en tu misericordia; límpialos de todos sus
pecados, para que perseveren en una vida santa y lleguen de este
modo a heredar tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo.
VIERNES DE LA SEMANA V DE CUARESMA
Jer 20,10-13: El Señor está conmigo: mis enemigos tropezarán y no
podrán conmigo.
Sal 17,2-3a. 3bc-4. 5-6. 7.
Jn 10,31-42: Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi
Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?
Salmo cuando se va cansado
Señor Jesús, te alabamos
cansados del camino,
sin fuerzas,
sin casi nada,
despistados en estos momentos.
Haznos dóciles,
acogedores de tus planes,
50. abiertos a lo imprevisible,
cercanos a tu corazón.
El cansancio que nos aprieta
sabemos, Señor,
que no es impedimento
para continuar
tras tus huellas,
para seguirte a ti
cuando estamos desbordados
en la vida plena,
el gozo desbordante.
Señor, ayúdanos en la fragilidad,
sal a nuestro encuentro
cuando el cansancio aprieta
para vivir en ti
sabiendo, Señor,
que eres tú nuestro descanso. Amén.
Oración colecta: Perdona las culpas de tu pueblo, Señor, y que tu amor
y tu bondad nos libren del poder del pecado, al que nos ha sometido
nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
SÁBADO DE LA SEMANA V DE CUARESMA
Ez 37,21-28: Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Sal: Jer 31,10. 11-12ab. 13
Jn 11,45-56: Os conviene que uno muera por el pueblo, y que no
parezca la nación entera.
Salmo al Dios vivo
Tú, Señor, nos llamas,
nos convocas
para encontrarnos contigo
a lo largo de la vida.
Tú nos acechas
para hacernos felices.
Eres un Dios desconcertante,
a nada se te puede comparar,
51. tú vas a la cruz
sabiendo que es el amor
el que te mueve,
con esas ansias redentoras
que bullen en tu corazón.
Señor, alegría desde mi juventud,
acércate a mí,
aunque sea de puntillas,
y al oído
susúrrame con voz silenciosa
que nos quieres de verdad.
Ayúdanos a perseverar
con la cruz de cada día
para entregarnos siempre. Amén.
Oración colecta: Señor, tú que realizas sin cesar la salvación de los
hombres y concedes a tu pueblo, en los días de cuaresma, gracias más
abundantes, dígnate a mirar con amor a tus elegido y concede tu auxilio
protector a los catecúmenos y a los bautizados. Por nuestro Señor
Jesucristo.
VÍA CRUCIS
Salmo de un condenado a muerte
(primera estación)
Señor,
condenado a muerte,
identificado con todo los que,
a lo largo de los tiempos,
son condenados a muerte.
Asumes las injusticias de los injustos,
como “cordero llevado al matadero”.
¿Qué sentías, Señor,
al escuchar esa sentencia tan injusta?
Condenado a muerte
en los niños no nacidos,
en los pobres olvidados,
en los hambrientos que murieron ayer,
que mueren hoy y morirán mañana.
Como yo, Señor, como nosotros,
52. condenado a muerte,
porque un día nuestra vida acabará
y compareceremos delante de ti.
Condenado a muerte,
en los pecados de ayer
de hoy y de siempre;
en aquellos que no te acogen,
en los que te rechazan.
Condenado a muerte, Señor,
Tú, que eres la vida.
Condenado a muerte, Señor,
¡Cómo me ayuda mirarte! Amén.
Salmo con la cruz a cuestas
(segunda estación)
Jesús el Nazareno,
con la cruz a cuestas
por las calles de la vida.
Caminando sin fuerzas,
abrazado a la cruz,
como don del Padre a los hombres.
Señor, ¿por qué cargaste con mi cruz?
Tú, que eres amigo,
acompaña nuestras cruces.
Tú, que eres verdad,
ayuda a los que llevan la pesada cruz,
a vivir proclamándola.
Tú, Señor, con la cruz a cuestas
recorriendo todos los rincones de la tierra,
solidario de todas las miserias.
Señor, gracias por cargar con la cruz,
por llevar mi cruz,
porque yo soy muchas veces “tu cruz”.
Ayúdame a llevar las contrariedades
con la paz de tu mansedumbre;
los problemas, con tu humildad.
Que la cruz tenga para mí
sabor a redención,
a vida que se entrega. Amén.
Salmo al que cayó por primera vez
(tercera estación)
53. Señor, ¿cómo fue tu primera caída?
Caíste por primera vez
identificado, solidario,
con cada uno de nosotros.
Nos enseñaste
que tu pasión era recorrido
no por un “superhombre” que todo lo puede,
sino por el amor
que se hace debilidad.
Nos enseñaste, Señor,
que tu fuerza
se realiza en la pequeñez;
que son bienaventurados
los que se levantan
y no quedan derrotados
por las dificultades del camino.
Tu primera caída, Señor,
es para nosotros
comunidad caminante,
el reconocer que
“cuando somos débiles
entonces somos fuertes”,
porque confiamos, como tú,
más en el amor del Padre
que en nuestras propias fuerzas,
que nos fallan tantas veces
en el camino de la vida. Amén.
Salmo de un encuentro
(cuarta estación)
Señora y Madre buena,
¿Qué sentías en ti
cuando le mirabas a él?
Te encontraste a tu Hijo,
al doblar una esquina,
y fue para ti
como un terrible golpe
que te dejó “sin aliento”.
Pero seguías creyendo y afirmando:
“Todo lo puedo en aquel
que me conforta”.
54. Dos miradas, dos actitudes,
dos vivencias profundas.
Y tú, Madre, el ofrecimiento de tu vida.
No te echaste atrás,
no te escondiste como Eva en el paraíso,
miraste de frente con humildad,
mantuviste tu “sí” hasta el final.
Con tu gesto tan materno como cierto
hiciste e inauguraste en nuestra historia
el camino de los que sufren con dignidad,
de los que en medio del dolor
siguen adelante caminando.
De aquellos, Madre,
que como tú,
alientan a los que llevan la cruz
como brisa y aliento de primavera. Amén.
Salmo de cireneo
(quinta estación)
Te damos gracias, Señor,
porque, dejándote ayudar,
es como nos ayudas a nosotros
en el camino de nuestra existencia.
Te pedimos que todos los cireneos,
que no se cansen nunca
de arrimar el hombro,
de echar una mano,
de socorrer en el camino.
Gracias por todos los cireneos
que has puesto en el camino,
por nuestros padres sencillos,
por el cura de nuestro pueblo,
por la sonrisa en aquella ocasión,
por el consejo cuando caía.
Gracias por todos los cireneos,
aquellos que nos hacen la vida
un poco más agradables
y nuestro planeta
un poco más habitable.
Señor, ayúdanos y sé nuestro Cireneo
en el camino de la cruz,
para soportar nuestras noches
55. y caminar hacia ti,
sin “coger las flores”,
sin “temer a las fieras”.
Gracias, Señor,
por todos los cireneos
que has puesto en nuestro camino.
Por aquella sonrisa,
por aquel gesto de amor,
por todos los que hacen el bien,
por los miles de millones
de personas anónimas y sencillas
que ayudan como cireneos
a llevar el peso de la cruz.
Sabemos Señor,
que aquel que se acercó a ti
y te ayudó, fue él mismo ayudado
por tu bondad y tu amor
porque tú eres el gran cireneo de la historia. Amén.
Salmo de la mujer fuerte
(sexta estación)
Nos acercamos a ti
con la fuerza esperanzadora
de aquella mujer
que salió, Señor, a tu encuentro.
Te miró y se fascinó de ti.
Ayúdanos a nosotros
a dejarnos mirar,
a sentir que tú sigues destrozado
caminando por la vida.
¡Qué regalo de amor el tuyo, Señor!
Tú, que hiciste imagen para ella
grabada en un lienzo.
Hoy sigues dejándonos tu imagen
en aquellos que pasan por la vida
como pobres sedientos y marginados.
Que descubramos tu presencia
en todos los hombres que se acercan a nuestra vida,
en la eucaristía, tu presencia en persona,
donde te sigues dando tú mismo como amor.
Queremos, Señor,
ser Verónica, mujer fuerte
56. capaz de acercarse a ti,
y, conmovidos, perder el miedo,
lanzándonos a enjugar tu rostro.
Tú le regalaste tu figura;
a nosotros, Señor,
nos regalas tu cuerpo y sangre
y, sin embargo, no acabamos
de creer en tu amor.
No acabamos de vencer
nuestro miedo de siempre,
cuando tú eres certeza de amor.
En el camino de la cruz, Señor,
mándanos verónicas,
capaces de estar cerca de
aquellos que sufren por la vida.
Verónicas de cuerpo entero,
que deseen amar hasta el extremo
y hacer el ridículo, si es necesario,
para seguir llevando un poco de amor. Amén.
Salmo de la segunda caída
(séptima estación)
Señor, desde nuestra debilidad
gritamos a ti, caído,
para ser fuertes en nuestra debilidad,
amigo nuestro
de todas nuestras horas bajas
Tú, que eres amor,
te entregas amando
y caes por amor,
haciéndote debilidad y pobreza.
Tú caíste, Señor, en Belén,
en nuestra tierra pobre,
y caes siempre
identificado con el que no puede más.
Gracias, Señor por tu primera caída,
por no ser en el camino del calvario
ni “Rambo”, ni “Superman”,
sino el hombre que ama hasta el final
y se entrega pequeño y frágil
como la eucaristía de cada día.
Tan pocas fuerzas tienes, Señor,
57. es tanto el peso que te abruma,
pues no eres capaz de soportar
el peso desgarrado de la cruz.
Y caes una y mil veces por la vida
en todos los que lloran en la noche,
en todos los que buscan un consuelo
y no encuentran más que mil reproches.
Tú eres el Señor de nuestra historia
tejida de debilidades,
hambrienta de un amor que nunca llega.
Y tú sigues cayendo cada tarde.
Tú eres la esperanza que tenemos
los que caemos con facilidad,
a veces no podemos más que decirte:
perdona, Señor, nuestra iniquidad.
Caer en la segunda y levantarse
es querer amar hasta el final. Amén.
Salmo de unas mujeres piadosas
(octava estación)
Nos habías dicho, Señor,
que tú ibas a pasar
por todas las calles de la amargura
de la vida.
Nos compadecimos al verte,
tu presencia parecía ausencia,
todo parecía que había terminado
y sentimos el deseo de llorar.
¿Cómo no llorar cuando tú
nos dabas lástima y compasión?
Pero tú nos dijiste
que es mejor la solidaridad,
el acompañar que lamentarse.
Aprendamos tu lección:
querías más amor, más generosidad en la entrega,
más vida que palabras,
más gestos que lamentos.
Entonces caímos en la cuenta
de lo que es el verdadero amor. Amén
Salmo de una tercera caída
(novena estación)
58. Señor, caído por tercera vez
me recuerdas a tu esposa
-mi madre- la Iglesia.
A lo largo de los siglos,
ha sentido todas las estaciones,
ha caído muchas veces
y, sin embargo, siempre se ha levantado.
Su amor resurgía en las caídas,
se levantaba una y otra vez
para ser limpiada por ti
y aparecer ante el mundo
como una novia embellecida.
Señor, perdona a tu pueblo,
perdona nuestras caídas numerosas.
Nosotros hemos afeado a nuestra Iglesia
con nuestros pecados y caídas
y ella siempre nos recoge
como madre buena,
capaz de albergar en su seno
a santos y pecadores,
como madre que acoge
entre sus brazos a los caídos.
Te sientes más débil
que la misma debilidad,
más pobre que la pobreza.
Y caes por tercera vez
en el camino de la vida.
Tú, Señor, elegiste el último lugar,
más bajo que nadie,
para enseñar que a ti se te encuentra
cuando se te llama y acoge,
en cualquier situación concreta.
Nada es ajeno a tu amor,
tú estás en todas mis caídas,
en todas mis debilidades,
para hacerme de verdad
una persona transformada en tu amor.
Gracias por tu vida,
gracias por tu tercera caída;
me ayuda hasta pisando el barro,
tragando el polvo en la arena
y llegando hasta el final,
59. sin quedarme en la cuneta. Amén.
Salmo del despojo
(décima estación)
Señor, te quitamos la vida,
te quitamos y despojamos de todo,
hasta despojado de nuestro cariño
nos da a tu Madre junto a la cruz.
Te damos gracias por tu coherencia,
por ser pobre con la vida,
por reclinar tu cabeza sobre el Padre.
Pues te has quedado sin nada,
a golpe de entrega y despojo.
Gracias por abrazar la cruz
de una vida sin nada más
que tu amor ofrecido incansablemente.
Gracias por darte en pobreza,
por amar el no tener nada,
por tu entrega sin condiciones;
por tu búsqueda de amor
te dejaste, Señor, por nosotros
hasta el último gesto de pobreza.
Te quitamos la túnica,
para construir nuestra riqueza. Amén.
Salmo de un crucificado
(undécima estación)
Señor y Dios nuestro crucificado,
te entregas en amor
y das la vida
queriendo a todos sin medida,
buscando en todo amar,
quieres con humildad.
Gracias porque tú sigues ofreciendo
ese amor que yo no entiendo,
porque sigues dando a todos libertad.
El amor te hizo libre,
te hizo libre como la libertad,
pues tú siembras claridades,
estas crucificado, pero no dejas de amar.
60. Te clavamos pies y manos al madero,
y tensamos tus manos
como cuerdas de guitarra,
pues tú eres la armonía más acabada,
el cantar más hermoso de la vida,
la alegría en el amar... hasta el final.
Gracias porque estás crucificado
para hacernos libertad.
Señor, amigo de los hombres,
cosido a la cruz,
crucificado por un amor
que se entrega sin condiciones.
Ayúdanos a llevar la cruz
aceptando la debilidad,
como tú la aceptaste
para amar siempre
desde el último lugar,
desde los pobres y pequeños.
Ayúdanos a ver en la cruz
un árbol de primavera
donde renace la vida
y la muerte es vencida
por el Señor,
que nos ama hasta el fin. Amén.
Salmo de Jesús muerto en la cruz
(duodécima estación)
Señor y Dios nuestro,
cerrado los ojos y muero
me impresiona tu figura.
Has muerto.
El redentor está clavado en la cruz.
La Palabra se hace silencio.
El camino es pisoteado.
La verdad se ha mandado callar.
Muerto, Señor,
con los ojos cerrados para no ver la maldad,
con el corazón traspasado
como refugio de pecadores,
con la cabeza hacia adelante
para escucharnos siempre,
61. con los pies atravesados
para esperarnos sin cansarte.
Gracias, Señor,
por tu muerte en cruz,
por ser tan igual a nosotros,
por ser un Dios tan humano,
tan nuestro, tan crucificado. Amén.
Salmo de una madre junto a la cruz
(decimotercera estación)
Señora de la soledad,
madre del silencio,
mujer fuerte en la debilidad,
capaz por tu amor
de estar junto a las cruces de todos tus hijos.
Acogiste entre tus brazos
a la vida inmolada
y la ofreciste al Padre,
a él, que un día te pidió permiso
para que su Hijo
se hiciese carne en tus entrañas.
Lloras, Dolorosa,
con todas las madres del mundo
que trajeron y traen a sus hijos
entre los brazos, muertos.
Y tú acoges y abres tu corazón
con una espada de dolor,
para ser madre entrañable
a todos nuestros dramas y disputas,
sembrando amor en tantas guerras,
alegría de esperanza
en todos los calvarios de la humanidad,
donde con tu presencia
alienta a los hombres en este valle de lágrimas.
Señor del dolor junto a la cruz,
mujer de vida hasta el final,
acógenos en tu seno maternal
y haznos ser amigos-hermanos de Jesús.
Señor del dolor, acéptanos,
vivimos salpicados de dolor.
Enséñanos el gozo con la cruz,
62. amor que se hace entrega con Jesús.
Mujer que aceptas ser madre,
mujer que amas siempre hasta el final.
Señora, madre nuestra, acógenos,
pues estamos necesitados de tu amor.
María, madre buena, en sencillez
tu seno se dilata y das a luz
a todos los que queremos hoy seguir
a Jesús en el camino de la cruz. Amén.
Salmo de Jesús colocado en el sepulcro
(decimocuarta estación)
Señor,
tú lo habías repetido muchas veces:
“El grano de trigo muere
para dar a millares,
el fruto que da la vida”.
Tú Señor,
has muerto para vivir.
La muerte no es el final del camino
sino que es el inicio de una nueva vida
que tú, Señor, inauguras
con la resurrección.
Gracias, Señor, por amar hasta el final,
porque nos has amado de verdad
y porque el sepulcro no es el fin de la historia
sino el triunfo de Jesús resucitado,
el triunfo del amor.
No busquéis entre los muertos
al que vive resucitado.
El Señor es la vida,
es la alegría de la vida.
Gracias porque vives
para siempre. Amén.
SEMANA SANTA
63. DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN
DEL SEÑOR. Ciclo A
Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén.
Mt 21,1-11: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Misa de la pasión
Is 50,4-7: No oculté el rostro a insultos y sé que no quedaré
avergonzado.
Sal 21,8-9. 17-18a. 19-20. 23-24.
Flp 2,6-11: Se rebajó a sí mismo; por eso Dios lo levantó sobre todo.
Mt 26,14-27, 66: Realmente este era Hijo de Dios.
Salmo de los sentimientos de Jesús
Señor, Cristo maestro,
ayúdanos a tener
tus mismos sentimientos.
Sentimientos de humildad
para acercarnos al pobre
y compartir sus necesidades.
Sentimientos de entrega
para amar siempre
lo que ama tú.
Sabemos, Señor,
nos lo ha dicho la Iglesia santa,
que tú,
siendo de condición divina,
te despojaste,
no hiciste alarde
de tu categoría de Dios.
Es más,
te rebajaste
a una muerte de cruz,
para ser bueno de verdad
y dar la cara
y el corazón
por la salvación de los hombres. Amén.
64. Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro
salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para
que todos nosotros sigamos su ejemplo; concédenos que las
enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día
participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo.
DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN
DEL SEÑOR. Ciclo B
Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén.
Mc 11,1-10: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!.
Misa de la pasión
Is 50,4-7: Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir
al abatido una palabra de aliento.
Sal 21,8-9. 17-18a. 19-20. 23-24.
Flp 2,6-11: Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su
categoría de Dios.
Mc 14,1-15, 47: ¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí este
cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
Salmo en la noche
Señor Jesús,
esta noche quiero expresarte
desde lo más profundo de mi ser
mi amor hacia ti.
Tú eres el que da sentido a la vida,
tú el que sacia mi corazón sediento,
tú el que sabes de mis caídas y pecados,
tú el que me amas desde siempre.
Señor, quiero vivir desde tu corazón
para contemplarte en la eucaristía
y abandonado en los que sufren, en los pobres.
No tengo nada,
sólo tú eres mi riqueza y mi gozo permanente.
Esta noche quiero presentarte en mi oración
los rostro de todos los hombres
65. para que ejerzas con ellos tu misericordia.
Quiero pedirte por mis padres, por mis hermanos,
por mis amigos, por el que me traicionó.
Quiero que seas misericordioso conmigo,
es decir ..., que me des tu corazón. Amén.
Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro
salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para
que todos nosotros sigamos su ejemplo; concédenos que las
enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día
participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo.
DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN
DEL SEÑOR. Ciclo C
Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén.
Lc 19,28-40: ¡Bendito el que viene como rey en nombre del Señor!
Misa de pasión.
Is 50,4-7: El Señor me ha abierto el oído; y yo no me he rebelado ni me
he echado para atrás.
Sal 21,8-9. 17-18a. 19-20. 23-24.
Flp 2,6-11: Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el “Nombre sobre
todo nombre”.
Lc 22,14-23, 56: Jesús, acuérdate de mi cuando llegues a tu Reino.
Salmo en la madrugada
Te hiciste, Señor,
amigo de la madrugada,
sentado junto al fuego del amor,
mientras la escarcha y la nieve
caía sobre nuestra tierra.
Te hiciste, Señor,
amigo del lucero del alba
que te encontró orando cada día,
mientras el sol amanecía
tímidamente por los montes.
66. Te hiciste, Señor,
amigo de la estrella perezosa
que todavía sigue iluminando,
aunque sea largo el amanecer.
Te hiciste, Señor,
compañero inseparable de mis horas bajas,
amigo de todos mis caminos,
cercano en todas mis madrugadas,
para darme en el alba tu pan de trigo,
y sanar mi corazón con tu semblante. Amén.
Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, tú quisiste que nuestro
salvador se anonadase, haciéndose hombre y muriendo en la cruz, para
que todos nosotros sigamos su ejemplo; concédenos que las
enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio, y que un día
participemos en su resurrección gloriosa. Por nuestro Señor Jesucristo.
LUNES SANTO
Is 42,1-7: Yo, el Señor, te he cogido de la mano y te he hecho alianza de
un pueblo, luz de las naciones.
Sal 26,1. 2. 3. 13-14.
Jn 12,1-11: María ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su
cabellera.
Salmo con perfume
Gracias, Señor,
por todo y por siempre,
porque verdaderamente
tú eres la historia
más apasionante.
En ti todo es claro,
como una mañana primaveral.
Un día
se acercaron a ti
lisiados y prostitutas,
hombres y mujeres,
pobres y ricos.
A todos los acogiste,
67. como a aquella mujer
que ungió tus pies.
Ningún detalle de amor
escapa a tu mirada.
Eres tan increíble
que jamás te podré comparar.
Tú no te olvidas
de nada de lo que hacemos por ti,
aunque sea un gesto sencillo
o de pobreza,
todo te conmueve el corazón,
como aquel día en Betania. Amén.
Oración colecta: Dios todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra
naturaleza y, con la fuerza de la pasión de tu Hijo, levanta nuestra débil
esperanza. Por nuestro Señor Jesucristo.
MARTES SANTO
Is 49,1-6: Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance el
confín de la tierra.
Sal 70,1-2. 3-4a. 5-6ab. 15. 17.
Jn 13,21-33. 36-38: Judas, después de tomar el pan, salió
inmediatamente. Era de noche.
Salmo en la noche
Ayúdanos, Cristo vivo,
a no separarnos de ti,
pues sabemos
que lejos de ti
somos tragados por la noche.
¿Donde iríamos sin ti?
El camino es tenebroso
cuando tú no estás.
Todo lo recorrido
fuera de tu amor
no conduce a nada.
Enséñanos, Señor,
68. a vivir en tu misericordia,
pues sabemos,
que eres fiel,
no nos dejes
caer en la tentación
que conduce a la noche
de vivir sin ti.
Sé que no andaré perdido
si me agarro a ti,
si te busco siempre.
La luz vence a la sombra. Amén.
Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, concédenos participar tan
vivamente en las celebraciones de la pasión del Señor, que alcancemos
tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.
MIÉRCOLES SANTO
Is 50,4-9a: Mirad, mi Señor me ayuda: ¿quién probará que soy
culpable?
Sal 68,8-10. 21bcd-22. 31. 34.
Lc 26,14-25: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ese me va a
entregar.
Salmo de una traición
Cuántos dolores, Señor,
en tu corazón,
ante la traición
de tu amigo.
Te acercaste a él
para ayudarle,
para que pusiese
todo su corazón
no en el camino del dinero,
que conduce a la traición,
sino en el de la pobreza,
que conduce al amor.
Tu sufrimiento, Señor,
te llevó
a entregar tu amor,
69. a querer con locura
y siempre a todos.
Ahora, Señor,
cuando está
tan cerca el Calvario,
tu amor me conmueve.
Tú, como cordero,
sólo abriste la boca
para llamar amigo
al que te traicionaba. Amén.
Oración colecta: Oh Dios, que, para librarnos del poder del enemigo,
quisiste que tu Hijo muriera en la cruz; concédenos alcanzar la gracia de
la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
JUEVES SANTO. MISA CRISMAL
Is 61,1-3a. 6ª. 8b-9: El Señor está sobre mí, porque el Señor me ha
ungido.
Sal 88,21-22. 25. 27.
Ap 1,5-8: Cristo nos ha convertido en su reino y nos ha hecho
sacerdotes de Dios, su Padre.
Lc 4,16-21: Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para
anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciego la vista. Para dar
libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.
Salmo con unción
Queremos, Señor,
ser ungidos por tu amor
para ser buena noticia
en las entrañas del mundo.
Ayuda a los enfermos
para que, al ser ungidos,
se unan a ti en su enfermedad
y descubran tu amor.
Ayuda a los que reciben
el sacramento de la confirmación,
para que sean
70. testigos
y apóstoles
en medio de los hombres.
Ayuda a los que van a ser ungidos
y, por la imposición de las manos,
recibirán el sacerdocio ministerial,
para que sean otro tú
amando con tu corazón y sirviendo a los hombres,
especialmente a los más pobres. Amén.
Oración colecta: ¡Oh Dios!, que por la unción del Espíritu Santo
constituiste a tu Hijo Mesías y Señor, y a nosotros, miembros de su
cuerpo, nos haces partícipes de su misma unción; ayúdanos a ser en el
mundo testigos fieles de la redención que ofreces a todos los hombres.
Por Jesucristo nuestro Señor.
JUEVES SANTO. MISA VESPERTINA
DE LA CENA DEL SEÑOR
Ex 12,1-8. 11-14: Así celebraréis la pascua.
Sal 115,12-13. 15-16bc. 17-18.
1Cor 11,23-26: Este es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced
esto en memoria mía.
Jn 13,1-15: Los amó hasta el extremo. Os he lavado los pies, os he
dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros
también lo hagáis.
Salmo de una toalla
Señor, lavaste los pies
a tus apóstoles
en la noche
en que fuiste traicionado.
Te pusiste de rodillas,
como un esclavo,
para decirles a través de tu corazón:
el gesto de la toalla
es mi amor entregado,
es mi amor ofrecido
incansablemente a vosotros.
71. Señor, de rodillas
a los pies de toda humanidad,
como redentor de los hombres
diciendo; ”Esto es mi cuerpo”,
entregaste tu sangre por amor.
Señor, tu amor es inmenso,
tu vida, ofrenda.
Y te das del todo
en el gesto humilde
de una toalla
que limpia los pies. Amén.
Oración colecta: Señor Dios nuestro, nos has convocado hoy para
celebrar aquella misma memorable cena en que tu Hijo, antes de
entregarse a la muerte, confió a la Iglesia el banquete de su amor, el
sacrificio nuevo de la alianza eterna; te pedimos que la celebración de
estos santos misterios nos lleve a alcanzar plenitud de amor y de vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
VIERNES SANTO. CELEBRACIÓN
DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
Is 52,13-53,12: Él fue traspasado por nuestras rebeliones.
Sal 30,2.6.12-13. 15-16. 17. 25.
Heb 4,14-16; 5,7-9: Experimentó la obediencia y se ha convertido en
causa de salvación para todos los que le obedecen.
Jn 18,1-19,42: Está cumplido.
Salmo ante el crucificado
Señor, Jesús,
Hijo amado del Padre,
venimos a ti
que, crucificado,
abres tu corazón a la humanidad.
Ahora sabemos
que nos amas en serio,
ahora vemos
que te tomaste
tan en serio
72. tu amor a todos
que, colgado en una cruz,
amas y perdonas a todos.
Señor, Jesús,
gracias por tu crucifixión,
por ser tan “nuestro”.
Ahora te vemos crucificado
en tantas situaciones
en que los hombres y mujeres
viven en esclavitud
en los campos de concentración,
en las cárceles,
en tantos y tantos
como viven y mueren
sin tu amor. Amén.
Oración colecta: Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son
eternas; santifica a tus hijos y protégelos siempre, pues Jesucristo, tu
Hijo, en favor nuestro instituyó por medio de su sangre el misterio
pascual. Por nuestro Señor Jesucristo.
VIGILIA PASCUAL
Gén 1,1-31; 2,1-2: Vio Dios todo lo que había hecho: y era bueno.
Gén 22,1-18: Toma a tu querido hijo único, a Isaac, y vete al país de
Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te
indicaré.
Éx 14,15-15,1: Los israelita entraron en medio del mar a pie enjuto.
Is 54,5-14: Con misericordia eterna te quiero, dice el Señor, tu redentor.
Is 55,1-11: Venid a mí y viviréis; sellaré con vosotros alianza perpetua.
Bar 3,9-15. 32-4,4: Camina a la claridad del resplandor del Señor.
Ez 36,16-28. Arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré
un corazón de carne.
Rom 6,3-11: Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no
muere más.
Ciclo A: Mt 28,1-10: Ha resucitado y va por delante de vosotros a
Galilea.
Ciclo B: Mc 16,1-18: Jesús el Nazareno, el crucificado, ha resucitado.
Ciclo C: Lc 24,1-12: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No
está aquí. Ha resucitado.
73. Salmo de un pregón pascual
Cantad, cielos y estrellas,
aclamad todos los hombres,
que se alegre la Iglesia
por tanta dicha.
El Señor vive resucitado.
El amor vence al odio.
Hoy se ilumina el mundo
como una claridad
siempre nueva.
Esta es la noche,
más clara que el día,
donde Cristo aparece
glorioso con sus heridas.
Hoy no hay lugar para la tristeza.
Hoy el Señor se viste
de gozo y alegría. Amén.
Oración: ¡Oh Dios!, que iluminas esta noche santa con la gloria de la
resurrección del Señor, aviva en tu Iglesia el espíritu filial, para que,
renovados en cuerpo y alma, nos entreguemos plenamente a tu
servicio. Por nuestro Señor Jesucristo.
TIEMPO PASCUAL
Orar en pascua
Orar en tiempo de pascua es pedir al Señor que nos dé “sus mismos
sentimientos”, su mismo corazón, para vivir en la alegría que nunca
debe terminar, aun en medio de las cruces y de las dificultades de la
vida.
Cristo resucitado nos alimenta con su gozo y nos transforma para
vivir la vida desde el Resucitado. ¿Qué es vivir desde el Resucitado? Es
que la oración diaria nos vaya haciendo captar su amor; que, por
muchas que sean las tristezas, existe una alegría que nadie nos podrá
arrebatar, que es la alegría de su amor, más fuerte que el pecado, el
74. dolor y la muerte.
Orar en pascua es abrir el corazón como el almendro y llenar de
fragancia la vida de los que te rodean, es amar en los miles de detalles
de cada día.
Orar siempre en pascua tiene que llevarnos a vivir la vida con
corazón de fiesta y, si bien es verdad que todavía somos caminantes y
experimentamos el dolor, el pecado y la muerte, también es cierto que
en Cristo hemos vencido todos y que su amor es duradero.
Como dice Pablo, “nadie nos podrá quitar su amor”, y esa es la
alegría de la pascua, que se vive en el camino de la vida. Cristo
resucitado nos ha traído una vida nueva, una vida de gracia, donde
hemos derrotado al “hombre viejo” y deseamos que viva el “hombre
nuevo” capaz de construir en nuestro mundo, en nuestra historia, la
“civilización del amor”.
DOMINGO DE PASCUA
DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
He 10,34ª·. 37-43: Nosotros hemos comido y bebido con él después de
la resurrección.
Sal 117,1-2. 16ab-17. 22. 23.
Col 3,1-4: Buscad los bienes de arriba, donde está Cristo.
Jn 20,1-19: Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que
él había de resucitar de entre los muertos.
Salmo del primer domingo de la historia
Alabad a Cristo resucitado
todos los hombres de la tierra,
con cantos y guitarras
y cámaras de televisión.
Alabad a Jesús
que vive para siempre
resucitado en la carne,
para ser comido por el amor.
Alabad a Jesucristo,
en él la muerte no manda,
vencedor del pecado,
amigo de todos.
En Cristo resucitado
75. la vida se hace fiesta,
la luz vence a la oscuridad,
el amor al odio,
la sencillez a la soberbia.
Alabad, hermanos,
porque resucita de veras
nuestro amor y esperanza:
es el gozo de pascua.
Alabad al Señor
desde todos los rincones de la tierra,
a quien tiene corazón,
y ama eternamente
desde un corazón humano. Amén.
Oración colecta: Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas
de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte; concede a los
que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser
renovados por tu Espíritu para resucitar en el reino de la luz y de la vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LUNES DE LA OCTAVA DE PASCUA
He 2,14.22-23: Dios resucitó a Jesús y nosotros somos testigos.
Sal 15,1-2a. 5. 7-8. 9-10. 11.
Mt 28,8-15: Jesús les dijo: “No tengáis miedo: id y comunicad a mis
hermanos que vayan a Galilea; allí me verán”
Salmo del resucitado
Él llegó de repente,
el primer día de la semana.
Vino a los de su casa,
la muerte no tuvo
la última palabra.
La última palabra
la tuvo
su amor resucitado.
Él vive siempre
en todas las encrucijadas,
76. despertará esperanza,
vive con su corazón que late
y que jamás
dejará de latir,
pues es la vida-ofrenda
para que otros tengan vida
en abundancia.
Él llegó de repente;
sus heridas chorreaban vida
y nos dijo:
“No temáis,
no podrán matar a la vida verdadera
pues yo soy la vida”. Amén.
Oración colecta: Señor Dios, que por medio del bautismo haces crecer a
tu Iglesia, dándole siempre nuevos hijos, concede a cuantos han
renacido en la fuente bautismal vivir siempre de acuerdo con la fe que
profesamos. Por nuestro Señor Jesucristo.
MARTES DE LA OCTAVA DE PASCUA
He 2,36-41: Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día
se les agregaron unos tres mil.
Sal 32,4-5. 18-19. 20. 22.
Jn 20,11-18: He visto al Señor y ha dicho esto.
Salmo de gozo
Alabemos todos los pueblos de la tierra
al Señor resucitado.
La fiesta de la vida,
el gozo de vivir.
Con él, las armas serán destruidas,
se acabarán las guerras.
Él es la paz,
la verdadera, la auténtica.
Alabemos al resucitado
vivo en todas nuestras muertes,
presente entre los hombres
por las calles de la ciudad,
77. en las aldeas más pobres.
Él está aquí
tejiendo primaveras
después del duro invierno.
Alabemos al Resucitado,
buscador incansable
de ovejas perdidas.
Amigo de todos,
que vive, y su vida
quiere que sea la nuestra
para que no acabe la fiesta. Amén.
Oración colecta: Tú, Señor, que nos has salvado por el misterio pascual,
continúa favoreciendo con dones celestes a tu pueblo, para que alcance
la libertad verdadera y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha
empezado a gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo.
MIÉRCOLES DE LA OCTAVA DE PASCUAL
He 3,1-10: Pedro dijo al lisiado: “No tengo plata ni oro; te doy lo que
tengo: en nombre de Jesucristo nazareno echa a andar”.
Sal 104,1-2. 3-4. 6-7. 8-9.
Lc 24,13-35: Ellos contaron lo que les había pasado por el camino y
cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Salmo al partir el pan.
Caminábamos hacia Emaús
con la decepción más intensa,
con los ojos cansados
y los pies sin apenas fuerza.
Caminábamos sin rumbo
con una fe muerta,
con las manos gastadas
y el corazón en tristeza.
Y de pronto llegaste tú,
eras tú en fiesta.
Te acercaste a nosotros
y nos diste una respuesta.
Somos pobres y ciegos
78. y el camino se hace cuesta.
Queremos que nos ayude a vivir en ti.
Cuando caía la tarde
te dijimos que te quedases
y el día se hizo luz
una tarde de primavera.
Al partir el pan
descubrimos en tu gesto
que tú vives siempre
y sales a nuestro encuentro. Amén.
Oración colecta: Oh Dios, que todos los años nos alegras con la
solemnidad de la resurrección del Señor; concédenos, a través de la
celebración de estas fiestas, llegar un día a la alegría eterna. Por
nuestro Señor Jesucristo.
JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA
He 3,11-26: Mataseis al autor de la vida; pero Dios lo resucitó de entre
los muertos, y nosotros somos testigos.
Sal 8,2ª. 5. 6-7. 8-9.
Lc 24,35-48: Jesús les dijo: “Mirad mis manos y mis pies; soy yo en
persona”.
Salmo de mirar
Mirad mis manos
inmensas y abiertas,
ahora estoy vivo
para siempre.
Venid conmigo.
Yo soy la vida
maravillosa y cierta:
la vida jamás termina
si vives en mí,
pues yo soy la puerta.
Mirad mis pies
desnudos y abiertos.
Soy yo en persona.
Soy la vida,
79. el camino y la fiesta.
Venid, acercaos.
Vendrá la libertad
en mis manos abiertas,
la muerte en mí no manda,
la muerte está muerta.
Venid conmigo.
Yo soy la vida,
el camino, la verdad;
estoy siempre vivo
para alegrar tu fiesta. Amén.
Oración colecta: Oh Dios, que has reunido pueblos diversos en la
confesión de tu nombre; concede a los que han renacido en la fuente
bautismal, una misma fe en su espíritu y una misma caridad en su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.
VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA
He 4,1-12: Jesús es la piedra que desechasteis vosotros los arquitectos
y que se ha convertido en piedra angular: ningún otro puede salvar.
Sal 117,1-2. 4. 22-24. 25-27a.
Jn 21,1-14: Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto
encima y pan.
Salmo ante el fuego
Señor, ha llegado la noche
y nuestra barca navega.
Si tú no vienes, Señor,
no habrá amanecer en la tierra.
Venciste la muerte, y la vida
te devolvió a nuestra tierra;
te hiciste compañero
con hambre,
con sed
y en pobreza.
Venid a la orilla,
venid que él está cerca,
80. nos regala su pan
con el fuego,
con su corazón
en brasas nos espera.
Señor, nos diste a comer
de tu cuerpo,
nos llamas a ser testigos
en el mundo,
en la tierra,
y a decirle a los hombres
que tu amor
nos espera. Amén.
Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio
pascual has restaurado tu alianza con los hombres; concédenos realizar
en la vida cuanto celebramos en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
SÁBADO DE LA OCTAVA DE PASCUA
He 4,13-21: Los llamaron y les prohibieron en absoluto predicar y
enseñar en nombre de Jesús.
Sal 117,1.14-15. 16ab-18. 19-21.
Mc 16,9-15: Id al mundo entero y predicad el evangelio a toda la
creación.
Salmo del envío
Nos envías, Señor, por el mundo
a gritarle a todos
tu amor inmenso.
Nos envías siendo pobres
para ser testigos
en medio de la noche.
Nos envías siempre
a sembrar de esperanza
los rincones de la tierra.
Nos envías a ser evangelio,
testigos de tu muerte
81. y resurrección cierta.
Nos envías a nosotros
indefensos, sin dinero,
tan sólo con tu fuerza.
Nos envías, Señor, por el mundo
a gritar en la vida
tu amor a todos.
Nos envías a ser buena nueva,
y gozarnos de tu presencia
en el desierto y en la estepa.
Nos envías, amigo del hombre,
entrañable y compañero,
a vivir de tu amor
y esperar tu cosecha. Amén.
Oración colecta: Oh Dios, que con la abundancia de tu gracia no cesas
de aumentar el número de tus hijos; mira con amor a los que has
elegido como miembro de tu Iglesia, para que, quienes han renacido por
el bautismo, obtengan también la resurrección gloriosa. Por nuestro
Señor Jesucristo.
SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo A
He 2,42-47: Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en
común.
Sal 117,2-4. 13-15. 22-24.
1Pe 1,3-9: Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos
ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva.
Jn 20,19-31: A los ocho días llegó Jesús: “Paz a vosotros”. Luego dijo a
Tomás: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en
mi costado; y no seas incrédulo sino creyente”.
Salmo de una nueva vida
Tú, Señor, nos llamas
a vivir tu vida
iniciada aquí en pobreza.
Estamos llamados a ser
82. vida nueva.
Danos, Señor,
a nosotros,
peregrinos en la tierra,
el gozo del evangelio,
la alegría de tu vida
vivida por nosotros
desde lo más hondo
de nuestras miserias.
Danos, Señor, esperanza,
danos tu vida verdadera,
la que brota del bautismo,
la que se inicia en la tierra
y es llamada
a ser para siempre
vida eterna.
Danos, Señor,
te pedimos,
la alegría verdadera,
la mirada de tu resurrección
sellada con tu fuerza. Amén
Oración colecta: Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu
pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales; acrecienta en
nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor que el
bautismo nos ha purificado, que el Espíritu nos ha hecho renacer y que
la sangre nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo.
SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo B
He 4,32-35: En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo
mismo.
Sal 117,2-4. 16ab-18. 22-24.
1Jn 5,1-6: Todo el que ha nacido de Dios vence al mundo.
Jn 20,19-31: ¡Señor mío y Dios mío!
Salmo en la duda
Lo afirmamos, Señor,
83. creemos en ti
y siempre creeremos
si tú nos das la gracia.
Señor mío y Dios mío,
a pesar de nuestras dudas
y de que son muchas nuestras incertidumbres,
afirmamos nuestra fe en ti.
Creemos,
aunque a veces dudamos,
y queremos seguirte
por los caminos de la vida.
Hoy acudimos a ti,
en nuestras horas bajas,
cuando huimos, como Tomás,
y no estamos con los hermanos.
Sí, acudimos a ti,
porque somos frágiles y débiles
y necesitamos tu ayuda.
En nuestras dudas
acude, Señor, con tu presencia,
y haz que se derritan como la nieve
nuestras horas de incertidumbre
para vivir aferrados siempre a ti,
aun en medio de la tempestad...
Señor mío, y Dios mío. Amén.
Oración colecta: Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu
pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales; acrecienta en
nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor que el
bautismo nos ha purificado, que el Espíritu nos ha hecho renacer y que
la sangre nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo.
SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA. Ciclo C
He 5,12-16: Crecía el número de los creyentes, hombre y mujeres, que
se adherían al Señor.
Sal 117,2-4. 22-24. 25-27a.
Ap 9-11a. 12-13. 17-19: Estaba muerto, y ya ves, vivo por los siglos de
los siglos.
Jn 20,19-31: Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
84. Salmo y plegaria
Señor resucitado,
alegría del Padre,
gozo de los corazones,
Ayúdanos ahora que comienza el día
a vivir en tu presencia,
a amar tus caminos,
a seguirte de todo corazón.
Sabemos de tu fuerza y poder,
que te manifiesta a los sencillos,
que te acercas a los que no exigen pruebas.
Danos la alegría de vivir el evangelio,
la locura de seguirte siempre,
aun en medio de las noches.
Ven a nosotros,
Cristo vivo,
Tú, que siempre nos convocas
como pueblo de tu propiedad,
pon en nuestro ojos
el brillo del gozo desbordado
y haznos siempre dóciles a tus inspiraciones
para amar,
para servir,
para seguir luchando,
para construir tu Reino. Amén.
Oración colecta: Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu
pueblo con la celebración anual de las fiestas pascuales; acrecienta en
nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor que el
bautismo nos ha purificado, que el Espíritu nos ha hecho renacer y que
la sangre nos ha redimido. Por nuestro Señor Jesucristo.
LUNES DE LA SEMANA II DE PASCUA
He 4,23-31: Al terminar la oración, los llenó a todos el Espíritu Santo, y
anunciaban con valentía la palabra de Dios.
Sal 2,1-3. 4-6. 7-9.
Jn 3,1-8: Jesús a Nicodemo: “Te lo aseguro, el que no nazca de agua y
85. de Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.
Salmo de un encuentro en la noche
Señor, he oído tu fama,
me ha impresionado
lo que mis padres
me han contado.
Por eso, en tu noche
voy a ti,
y gimiendo
bajo el peso de mis pecados
me acerco a ti
porque quiero vivir.
Me has dicho, Señor,
que tengo que nacer de nuevo,
que debo hacerme niño
para entrar
en el reino de los cielos.
Sí, Señor,
verdaderamente lo sé,
que tengo que vivir
mi bautismo
para vivir de nuevo.
Estoy seguro,
porque tú me lo has repetido
junto al fuego de la noche,
que tu amor es la luz
y verdad en mi camino. Amén.
Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, que nos permites que te
llamemos Padre, aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para
que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor
Jesucristo.
MARTES DE LA SEMANA II DE PASCUA
He 4,32-27: En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo
mismo: lo poseían todo en común ...
Sal 92,1ab. 1c-2. 5.
Jn 3,7b-15: Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis
86. cuando os hable del cielo?
Salmo de un solo corazón
Señor, vida nuestra,
haznos a todos
hermanos de un solo corazón,
unidos a ti
en la fracción del pan,
en compartir vida.
Señor, haznos uno
para vivir contigo,
sembrando claridades,
para amar sin límites
y acoger a toda la humanidad,
especialmente a los más pobres.
Haznos, Señor,
sencillos y abiertos,
amigos de camino,
para ponerlo todo en común
y vivir construyendo
una humanidad nueva,
una Iglesia más auténtica,
más enternecedora.
Ayúdanos, Señor,
a vivir amando,
a darnos constantemente
en fidelidad continua. Amén.
Oración colecta: Te pedimos, Señor, que nos hagas capaces de
anunciar la victoria de Cristo resucitado; y, pues en ella nos has dado la
prenda de los dones futuros, haz que un día los poseamos en plenitud.
Por nuestro Señor Jesucristo.
MIÉRCOLES DE LA SEMANA II DE PASCUA
He 5,17-26: Por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas y los
sacó fuera de la cárcel.
Sal 33,2-3. 4-5. 6-7. 8-9.
87. Jn 3,16-21: Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para
que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida
eterna.
Salmo del amor a Dios
Estamos delante de ti,
Señor Dios nuestro,
con las manos vacías
y el corazón despierto.
Sabemos de tu amor, Señor,
de tu entrega total
dándonos a tu propio Hijo.
Tu amor es verdadero,
es un huracán de ternura.
Tú vuelves a nosotros
cuando nos sentimos cansados
y agobiados por la vida.
Tú quieres, Señor,
un amor sin reservas
como tú has amado,
entregándote siempre.
Ahora, Señor,
en este día
quiero decirte muchas cosas,
sobre todo
agradecerte tu ímpetu de amor
porque realmente
tu amor a nosotros
no terminará jamás. Amén.
Oración colecta: Escucha, Señor, nuestras oraciones, para que este
santo intercambio, en el que has querido realizar nuestras redenciones,
nos sostenga durante la vida presente y nos dé las alegrías eternas. Por
Jesucristo nuestro Señor.
JUEVES DE LA SEMANA II DE PASCUA
He 5,27-33: Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
Sal 33,2. 9. 17-18. 19-20.