2. Contémplame cómo llego suplicante y me postro ante el altar de tu hermosura; mira cómo me domina la amargura cuando dejas de ser lo más importante.
3. Yo sé que soy el máximo demandante por todo lo que despierta tu ternura; es por eso que persisto en la aventura de ser en tu vida, el mejor amante.
4. Hazte dueña de mi aliento con un beso y en un abrazo muéstrame tu embeleso, para que después yo pueda entronizarte. Déjame estar en tu seno, te lo imploro, guárdame en tu corazón como un tesoro que será prueba fiel que siempre he de amarte... E. R. A.