2. Señor, necesito cambiar, sé que debo cambiar, que debo corregir el rumbo de mi vida. Así como estoy, no soy feliz, pero no puedo cambiar solo, necesito de Ti. Dame sabiduría, Señor, para revisar mi vida. Dame un corazón humilde, que sea capaz de darme cuenta en dónde debo cambiar.
3. Aunque a veces me cuesta admitirlo, dame la oportunidad de desprenderme de mi egoísmo, que a veces es tal, que ni siquiera lo veo. ¿Por qué me cuesta tanto ponerme en tus manos? ¿Por qué a pesar de que tantas veces te lo pido, no logro depositar toda mi confianza en tu Divina Providencia y Misericordia? ¿Por qué, aún así, y de que te pido y pido, no confío? ¿Qué es lo que me enceguece?
4. Señor, qué endurecida siento mi alma. A pesar de que lo intento a diario, no puedo dejar de mirar para todos lados cuando salgo a la calle, y peor aún, también debo hacerlo en los ámbitos en donde me desarrollo, porque tengo la sensación de que alguien me clavará un puñal por la espalda. Y aún así, todos los días debo recordar tus parábolas, tus enseñanzas y seguir caminando, porque Tú lo hiciste.
5. Te caíste tres veces y seguiste caminando, te escupieron, te insultaron, te vapulearon. Tus amigos se alejaron, no te defendieron y aún así seguiste caminando hasta tu Cruz, hasta tu destino. Y eso me motiva a seguir en mi vida con el ejemplo de la tuya. Fernando Perfetti