3. Para hablar de la política y de
lo político es necesario
reconocer algunos axiomas o
puntos de partida, que aspiro
y espero que a estas alturas
de la evolución humana y de
la revolución social, todos y
todas podamos estar de
acuerdo.
4. 1.- En toda sociedad existe una división sexual del trabajo
que transforma el sexo biológico en género social.
2.- La división sexual del trabajo, definió dos ámbitos
dicotómicos, creando una situación de total desigualdad
social entre hombres y mujeres: el ámbito de lo privado y el
de
lo
público.
3.- El ámbito de lo público (masculino) adquirió mayor
valoración social que el ámbito de lo privado (femenino).
4.- La sociedad patriarcal otorga a lo masculino y a todo lo
que en esa sociedad se considere como tal, un plus de poder.
5.- El sistema patriarcal, que se basa en esta división sexual
del trabajo, presenta como principal característica la
desigualdad y la subordinación de las mujeres.
5. El patriarcado es un sistema de poder en
el que se ha naturalizado una inequitativa
forma de relacionamiento entre hombres y
mujeres.
En sociedades patriarcales la política ha
sido considerada como una actividad
masculina cuyo protagonista sigue siendo
el hombre, hecho que se constituye en una
de las principales barreras para la
incorporación de las mujeres a sus
actividades y organizaciones.
6. POR LO TANTO:
a) La política, en un sistema patriarcal, en tanto actividad
masculina tiene mayor valoración que cualquier actividad
que se desarrolle en el ámbito privado propio de lo
femenino;
b) la política establece sus reglas de juego desde las lógicas
y experiencias de los hombres en tanto actividad
masculina desconociendo generalmente los intereses de
las
mujeres;
c) las mujeres desconocen y/o reprueban las reglas de
juego de una actividad que ha sido concebida con y desde
sus ausencias.
7. Como consecuencia de ello podemos intentar
dos tesis para comprender la ausente
participación de las mujeres en la política:
A la política no le interesa la participación de las
mujeres a menos que estas respeten las reglas
predefinidas.
A las mujeres no les interesa la política con estas
reglas
pre-definidas.
8. La primera tesis considera una dificultad
estructural que limita la participación de las
mujeres.
La política no está hecha para ellas. Por esta razón
nos ha sido muy difícil ingresar en igualdad de
condiciones a luchar por los derechos de nuestra
participación política haciendo política formal. Las
normas, el rayado de cancha, las reglas del juego
no han sido definidas desde el interés de las
mujeres.
La política al colocarse en el espacio público, se
volvió masculina llevando consigo las demandas,
las formas, los intereses y las aspiraciones de solo
la
mitad
de
la
población
mundial.
9. Cabe preguntar a las mujeres que se
arriesgaron a ingresar en este juego:
Cuanto les costó y aún les cuesta
participar desde su propia identidad y
con
su
propia
libertad?!
Para superar estos sufrimientos y
procurar el reconocimiento y prestigio
político, no es difícil encontrarnos con
mujeres que actúan con claves masculinas
o representando intereses lejanos,
extraños
o
impropios.
Ellas por cierto no nos representan.
10. La
segunda
cuestión
es
preguntarse:
Es a las mujeres a quienes no nos interesa la
política?
Yo creo que esta es la pregunta sobre la cual debemos
reflexionar para enriquecer la política con nuevas
perspectivas y miradas, reinventando las reglas del juego
político
a
nuestra
imagen
y
semejanza!
El reto es que todos y todas juguemos en igualdad de
condiciones. Esto cruza por reconocer que las mujeres no
podemos participar en política, no las feministas, si no
llevamos la convicción del cambio, de la transformación
que nos permita aportar a la democracia y posicionar
nuestros
propios
intereses
y
demandas.
11. No nos interesa la política patriarcal y su
institucionalidad porque no
permite
nuestra libérrima participación. Nos
interesa estar es estos procesos, para
cambiarlos, no para someternos a ellos.
Las mujeres que aportan cambios y
transformaciones, las irreverentes y
quienes desafían el poder del patriarca,
esas mujeres sí que nos representan!
12. Ante la injusta división de ámbitos, su desigual
valoración y todo lo que ello implica, la respuesta
de las mujeres no se ha hecho esperar nunca:
La lucha de las mujeres es una vieja historia que
ha cosechado buenos frutos a cambio de precios
muy
altos!
Olympe
de
Gouges
en
1793
Asesinada en la guillotina por rebelarse contra el
poder y sostener que las mujeres tenían derechos
de
ciudadanía.
Hasta el boicot en contra de quienes continúan la
lucha.
13. No es raro presenciar la descalificación del
movimiento feminista y de las feministas
como personas no gratas y reñidas con la
naturaleza y el orden establecido, aún
sabiendo que la propuesta del movimiento
es una de las propuestas más humanistas
pues enarbola la bandera de la equidad
entre hombres y mujeres, justicia social y
democracia (en el Estado y en la casa).
14. La lucha sigue y la muestra de ello es
que estamos nuevamente convocadas
en este espacio, esta vez para resolver
algo que nos compete de forma
urgente:
La participación de las mujeres en
estas próximas elecciones y la
defensa
de
la
paridad
conquistada.
15. Para posicionarnos de mejor forma ante el
nuevo proceso de participación, es preciso
que profundicemos o al menos tomemos en
cuenta algunos elementos que limitan la
plena participación de las mujeres en el
País.
Reconocer las limitaciones y las fortalezas
permitirá que podamos removerlas o
potenciarlas al interior de los partidos,
movimientos y del propio sistema electoral.
17. Los vínculos entre las actividades privadas, las
domésticas y las públicas no son fáciles de equilibrar y
romper para las mujeres. No por participar en otros
ámbitos, dejamos de ser responsables del trabajo
doméstico
(sobrecarga
de
trabajo)
Al participar en otros ámbitos, las tareas que se le
asignan en la esfera pública son aquellas más semejantes
a las privadas y que tienen menor valoración
(desvalorización). No es extraño reconocer a mujeres
que están participando en calidad de “relleno” en las
listas de sus partidos o movimientos para cumplir con el
principio constitucional de la paridad, que como ustedes
bien saben no tiene que ver solo con los porcentajes de
participación hombres/mujeres, sino con la legitimidad
de ese porcentaje. Es decir si tenemos un alto porcentaje
de mujeres en puestos de decisión, pero estas no
representan ni defienden nuestros derechos, no
hablamos
de
paridad.
18. La socialización femenina no nos
prepara
para
las
relaciones
competitivas ni para la lucha por el
poder que caracteriza a la política,
que dicho sea de paso no son
patrones o modelos a seguir
(necesidad de redefinir la política y
con ello la necesidad de redefinir el
poder)
19. División del movimiento de mujeres y
de las feministas frente a la
participación de las “otras” en el
Estado.
Nosotras somos feministas que de
casualidad estamos en un puesto de
poder
o
decisión.
Nuestra
misión
permanece,
trasciende y transforma más allá y
aun sobre las eventualidades de los
cargos.
20. Escasos niveles de autonomía de las
mujeres que no fortalecen su
identidad y su autoestima.
La presencia de las mujeres en
espacios de poder sin autonomía solo
sirve para lucir vanidades efímeras y
falsas
utopías.
22. 1.- Se ha logrado fijar en el imaginario
colectivo la participación política de
las mujeres como un ejercicio de
derechos normalizado y habitual.
2.- La cada vez mayor flexibilización
de roles, deja más espacio y tiempo
para que las mujeres participen en la
política.
23. 3.- La participación de las mujeres en
algunos espacios de mayor jerarquía en el
estado y su institucionalidad o en la
sociedad civil y sus organizaciones, han
posicionado su capacidad y se ha logrado
“reconocer” la importancia de su
participación para agregar otras visiones y
experiencias.
24. 4.- Se ha teorizado sobre las experiencias
de las mujeres en la participación política y
se ha visualizado la importancia de re
conceptualizar dicha participación, el
ejercicio del poder y del poder en sí mismo.
Es hora de elaborar teoría desde nuestra
propia experiencia para apoyar el
perfeccionamiento de la participación en
cuanto mujeres y en cuanto feministas.
25. 5.- Fortalecimiento del movimiento de
las mujeres a nivel mundial
(Cumbres).
6.- Parte de las reflexiones deberá
cruzar por reconocer cuanto si o
cuanto no la participación de las
mujeres en política ha contribuido
para este fortalecimiento en el país.
26. 7.- La voluntad cada vez mayor de las
mujeres de participar en espacios de
decisión como una forma de
reivindicar su actoría como sujetas
políticas.
8.- Aplicación formal del principio de
paridad como una forma de impulsar
la igualdad en la realidad social.
27. Estas limitaciones y fortalezas
nos
plantean
algunos
elementos a considerar a la
hora de participar en política.
28. En esta hora y a estas alturas de la
historia de las mujeres en el ámbito
de la participación política es preciso
meter el acelerador a fondo para
lograr dar el salto cualitativo que
tanto demandamos y que tanto nos
urge. En esta medida es preciso que
cada una de ustedes mínimamente:
29.
Examinen el efecto diferencial
del sistema electoral actual en
la representación política de
las mujeres en los órganos
electivos y examinen, la
manera de ajustar o reformar
esos
sistemas;
30. Reflexionen y actúen sobre la
estructura
y
los
procedimientos
de
sus
partidos y movimientos a fin
de eliminar todas las barreras
que discriminen directa o
indirectamente
contra
la
participación de las mujeres;
31. Propongan
y
ejecuten
iniciativas que les permita
participar plenamente en
todas las estructuras internas
de adopción de decisiones y en
los procesos de nombramiento
por designación o elección.
32. Insten a los partidos políticos y
a
sus
movimientos
a
garantizarles la igualdad de
oportunidades en el acceso a
cargos en sus niveles de
dirección y en el proceso de
selección de candidatos/as a
cargos de elección popular.
33. La propuesta desde un pacto
entre mujeres
“TRABAJAD JUNTAS, DESDE LAS COMUNISTAS A
LA IZQUIERDA, HASTA LAS CONSERVADORAS A
LA DERECHA, PARA QUE PODAMOS CONSEGUIR
ESA PARTICIPACION PLENA A LA QUE TENEMOS
DERECHO”
34. Una alianza entre mujeres es
necesaria para la participación
política de las mujeres, por un
lado, y por otro, es importante
porque
refrenda
las
particularidades de dicha
participación.
35. No se trata por lo tanto de “ingresar” en las
esferas del poder patriarcal, sino de hacerlo
desde un posicionamiento político que levante
como bandera de lucha un mandato feminista.
Ello supone adquirir la capacidad de cuestionar
entre mujeres el poder desde dentro del poder y
desde su propio juego, tanto más cuanto
sabemos que una vez en el poder, las mujeres en
política han sido capaces de implementar
cambios políticos y legislativos sólo cuando se
han unido en alianzas de carácter amplio
denominadas
bancadas
femeninas.
36. Éstas han sido particularmente eficaces
cuando su trabajo se ha visto reforzado
por sus vínculos con el movimiento de
mujeres y con ONGs de la sociedad civil.
Los esfuerzos organizativos de esta
naturaleza han llevado a la aprobación de
leyes en beneficio de la equidad y para
apoyar la igualdad entre hombres y
mujeres (violencia intrafamiliar, de cuotas
y paridad en Argentina, Chile, Ecuador,
República Dominicana, México y Perú).
37. Este pacto es posible sí y solo
sí concurren condiciones
como:
38. 1.- Reconocernos como mujeres diversas, y esa
diversidad reconocerla como fuente de riqueza y
fortaleza.
2.- Construirnos y construir sobre esa diferencia
amplia, propuestas comunes e identificar aquello
en lo que no estamos aún de acuerdo. Es preciso
trabajar
mas
sobre
estos
temas.
3.- Visibilizar y reconocer a las lideresas, los
liderazgos y las propuestas lideradas por parte
del movimiento y sus organizaciones.
41. Exigir una participación más decidida y
definida, de forma que podamos aportar
como mujeres a cambios profundos en la
forma del quehacer político del Ecuador y a
consolidar
su
democracia.
Ello cruza por una auténtica capacitación con
relación a los procesos, procedimientos,
instancias y autoridades competentes en el
marco
de
estas
elecciones.
42. Votar por aquellas mujeres que
están en las listas de elección
popular cuyas propuestas acojan
o coincidan con los mandatos
históricos de las mujeres
43. Por último un pacto entre mujeres
implica reflexionar y para ello es
preciso no dejar de cuestionar y de
exigir respuestas frente a preguntas
como
las
siguientes:
44. ¿Cómo vamos a resolver el eterno dilema entre “mujeres
y
Estado”?
¿Cómo vamos a evitar que las propuestas y mandatos
que llevamos no terminen asfixiados por la burocracia,
que termina viéndolo todo como “objeto de la
administración”?
¿En qué medida la participación de las mujeres en
espacios e instancias públicas y de decisión (de elección
o de libre nombramiento) está contribuyendo al
perfeccionamiento de la democracia en el país?
45. ¿Cómo vamos a garantizar una articulación entre las
mujeres más allá de su ubicación en los espacios de lo
público estatal y de su militancia partidista?
¿Estamos dispuestas o no a apostarle a una política
democrática diferente que promueva nuevos valores
como los de la ecología, el antimilitarismo y la
solidaridad
entre
los
pueblos?
¿ Estamos preparadas para elaborar mandatos comunes
mínimos que nos permita generar procesos de
articulación más allá de las bancadas patriarcales?
46. Las respuestas a estas preguntas con seguridad
nos darán las pistas que hoy necesitamos para
retomar una participación diferente, más sabia,
mejor estructurada, mas sonora, con más
claridades y mejores y más amplios objetivos
comunes.
Pero sobre todo, nos darán la conciencia de
reconocer que la alianza entre mujeres es el
único mecanismo que nos permitirá construir y
ejercer poder para limitar el poder que nos
subordina y cambiar las reglas del juego que nos
han
impuesto.