Este documento presenta información sobre coloquios y debates. Explica que un coloquio consiste en un intercambio verbal sobre un tema entre varias personas, mientras que un debate es una discusión más formal con un moderador. Luego proporciona detalles sobre cómo llevar a cabo un coloquio efectivo, incluido el número de participantes, la preparación requerida y las habilidades de los participantes como escuchar activamente y respetar las opiniones de los demás. También describe el papel importante del moderador en dirigir el colo
1. INDICIE
Paginas
Introducción 3
Coloquio 4
El vocablo de coloquio y su valor semántico 5
Coloquio en la practica 6
Cuando proceder intervenir 11
Planificación y desarrollo de un coloquio 12
Carteles para decorar la sala donde se celebra un coloquio 13
Debate 15
Origen del Debate 16
¿Qué es un Debate? 17
Elemento a proceder en un Debate 18
Característica de Debate 19
Fases o etapa a considerar Debate 20
Regla general del Debate 21
Regla para preparación 22
Norma a para su realización 22
Como debatir entre compañeros 23
Recomendación para debatir 23
Tipos de debates 26
Conclusión 27
Bibliografía 28
Anexos 29
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2. Introducción
El siguiente trabajo tiene como objetivo comprender la importancia entre
Coloquio y Debate, para lo cual es necesario realizar un recorrido por las
distintas nociones de estas disciplina, con el fin de acercarnos un poco a sus
definiciones.
Posteriormente, analizaremos las diferencias que tienen entre coloquio y
debates que generalmente utilizamos como forma sinónima y prácticas,
dando a cada su lugar.
El coloquio consiste en un intercambio verbal sobre un tema previamente
fijado, que se realiza entre varias personas.
El debate es una técnica para discutir de modo formal, pero se realiza de
modo dirigido, es decir es necesaria la presencia de un moderador que vaya
cediendo los turnos de la palabra.
No pretendemos llegar a una definición absoluta, sino que entregar
algunos elementos que permitan al lector profundizar en el tema y obtener
sus propias conclusiones.
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4. El vocablo “coloquio” y su valor semántico:
El vocablo coloquio procede de la voz latina colloquium, de colloqui,
conversar, conferenciar.
Estas son las cuatro acepciones que, de dicho vocablo, figuran
recogidas en la última edición del Diccionario de la Real Academia
Española:
1. Conversación entre dos o más personas.
2. Género de composición literaria, prosaica o poética, en forma
de diálogo.
3. Reunión en que se convoca a un número limitado de personas
para que debatan un problema, sin que necesariamente haya
de recaer acuerdo.
4. Discusión que puede seguir a una disertación, sobre las
cuestiones tratadas en ella. En lo sucesivo, y cuando
empleemos el vocablo coloquio, lo haremos con el significado
que corresponde a la tercera de las acepciones reseñadas; es
decir que por coloquio entendemos el “debate o discusión
organizada para intercambiar información, ideas u opiniones”.
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5. Coloquio en la práctica:
Número de participantes y disposición de mobiliario.
A la vista del número de participante que integra un grupo de
cualquier índole -por lo general, inferior a 30-, el número
aconsejable de participantes en un coloquio es de 6 -es decir, la
quinta parte del total, con el fin de que todos ellos tengan ocasión
de hablar. Los participante que no intervengan directamente en el
coloquio se dispondrán alrededor de quienes participan, en calidad
de “espectadores activos” que, por una parte, observan con
atención –para poner en práctica, en futuras ocasiones en que a
ellos les toque intervenir como protagonistas en nuevos coloquios,
cuanto hayan podido aprender;y, por otra parte, que intervienen en
la evaluación de aquellos, en función de unos “indicadores”
previamente establecidos.
Cuando no se disponga de una sala expresamente habilitada para
la celebración de coloquios, conviene disponer temporalmente de
un mobiliario en la que vaya a tener lugar el coloquio de forma tal
que los participantes en el mismo puedan mirarse unos a otros a la
cara, lo que, sin duda, facilitará la intercomunicación entre ellos.
Limitación de las intervenciones -en cantidad y duración- de los
participantes.
Una vez determinado el tema del coloquio -que se preparará por
todos los participantes de un grupo a lo largo de una semana-, así
como el número departicipantes -cuyos nombres se desvelarán en
el momento en que aquel se vaya a celebrar-, es necesario fijar la
duración del coloquio, con objeto de que todos los que en él
intervienen dispongan del tiempo suficiente para exponer sus
puntos de vista; Y puede resultar útil, para la buena marcha del
coloquio, que cada participante programe sus posibles
intervenciones, tanto en número como en duración aproximada;
aunque con un amplio margen de flexibilidad, que dependerá tanto
de las intervenciones de los demás como del propio desarrollo del
coloquio. De esta forma tal vez pudiera evitarse que los más
parlanchines permanezcan demasiado tiempo en el uso de la
palabra y que los más vergonzosos se obstinen en guardar silencio.
En cualquier caso, la persona que preside y dirige el coloquio -el
moderador- puede –para facilitar la participación de todos los
componentes de la reunión-, por unaparte, señalar un límite de
tiempo en el uso de la palabra a los máshabladores y, por otra
parte, dirigir preguntas a los más retraídos, para que también ellos
manifiesten sus puntos de vista.
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6. Requisitos que deben reunir los participantes en un coloquio.
El conjunto de rasgos que seguidamente se exponen podrían
configurar el “perfil” del alumno que, en la práctica escolar, se
dispone a intervenir en un coloquio:
Información actualizada sobre el tema del coloquio; lo que
implica acudir a la reunión con los datos necesarios poder
hablar sobre dicho tema con un mínimo de conocimiento.
Disposición del ánimo para escuchar a los interlocutores con
la debida atención.
Habilidad discursiva y razonadora que permita discernir las
opiniones personales meramente subjetivas de aquellas
intervenciones que vengan avaladas por argumentos
irrefutables.
Capacidad para aceptar los puntos de vista de otros
interlocutores cuando se ponga de manifiesto que resultan
más razonables que los propios y están respaldados por
mejores razonamientos.
Compostura a la hora de manifestar los desacuerdos, sin
rebasar en ningún momento los límites de una ejemplar
corrección.
Disposición para aceptar las críticas, por parte de otros
interlocutores, a las opiniones manifestadas.
Facilidad de expresión y fluidez en el diálogo.
Conocimiento del tema.
Para intervenir eficazmente en un coloquio es preciso revisar los
conocimientos que se posean relativos al tema sobre el que se vaya
a hablar, y ponerlos al día mediante el oportuno acopio de
información -extraída de libros, revistas, encuestas, charlas con
personas expertas en la materia, etc.-. De esta manera, los
participantes acudirán a la reunión con los datos necesarios para
defender sus propias opiniones con los mejores argumentos
posibles; y, por otra parte, resultará relativamente fácil mantener el
coloquio en el marco del tema propuesto, ya que es presumible que
los participantes -al tener una suficiente información con que
espaldar sus intervenciones-, no se vayan por las ramas, ni se
limiten, por desconocimiento de dicho tema, a repetir las opiniones
manifestadas por otros o a insistir en aquellas que ya han sido
expuestas con la debida claridad o han sido ampliamente debatidas.
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7. Habilidad razonadora.
Los participantes deben acudir al coloquio con la información
necesaria para poder hablar adecuadamente del tema que se
debata; y, asimismo, han de ofrecer, en sus intervenciones, cuantas
opiniones razonadas puedan servir -desde su particular punto de
vista- para aclarar los aspectos fundamentales de dicho tema. De
esta forma, y una vez contrastadas y valoradas las diferentes
opiniones, se facilitará el proceso de asunción, por parte de todos
los participantes, de aquellas que vengan avaladas por mejores
razonamientos, aunque no coincidan con las propias.
Respeto de las opiniones ajenas.
El buen sentido aconseja los participantes en un coloquio
planifiquen tanto sus posibles intervenciones como la forma en que
van a defender sus personales puntos de vista -sin tapujos, pero
dentro de los límites de una ejemplar corrección-; y la buena
educación hace aconsejable disponer el ánimo para aceptar las
opiniones de los otros cuando quede de manifiesto que resultan
más válidas que las propias, al estar respaldadas por
razonamientos de mayor eficacia. Porque, en caso contrario, las
opiniones personales que no coinciden con las de los demás suelen
defenderse con mayores voces, pero no con razones más
convincentes; y no es del todo extraño exhibir, entonces, una
intransigencia que puede terminar con las buenas formas que
siempre deben presidir un coloquio.
Saber escuchar.
Los participantes en un coloquio deben saber escuchar con la
atención debida a quien esté hablando, sin interrumpirle; y,
respetando el turno de palabra, intervendrán solo cuando les
corresponda, en defensa de sus propias opiniones. En caso
contrario, si todos hablan a la vez –o manifiestan con gestos y
cuchicheos su acuerdo o desacuerdo en relación con lo que acaban
de oír-, nadie entenderá nada, escuchando con atención los unos a
los otros- se enteren delo que cada cual piensa. La palabra poética
de Antonio Machado es, en este sentido, concluyente:
“Para dialogar, preguntad primero; después... escuchar”.
Por otra parte, las sucesivas intervenciones -una vez concedido por
el moderador el turno de palabra- deberá venir justificado por lo que
se haya oído con anterioridad, por tanto, tomarán en consideración
cuanto hayan dicho los demás participantes en la reunión.
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8. El sentido de la cortesía y de la buena educación.
Las siguientes recomendaciones sirven para conducirse con
ciertaelegancia cuando se participa en un coloquio; pues a través
de suobservancia se puede manifestar ese exquisito
comportamiento que una buena educación exige:
Pensar lo que se va a decir antes de decirlo, para no
hablarimprudentemente.
Hablar en voz baja, sin descomponer el gesto y con
ademanesmoderados. (En conversaciones, debates y
controversias, loslatinos tenemos fama de levantar la voz
más de lo necesario;mientras que en otros países
diferentes al nuestro la conversaciónsuele tener un “tono
privado”, más bien bajo. Hemos de olvidar,pues, la fea
costumbre de hablar a gritos).
Evitar el empleo de palabras groseras, ásperas o
malsonantesque pudieran resultar ofensivas para
cualquiera de losinterlocutores. (No es necesario, para
defender nuestras propiasopiniones, acudir a “palabras
golpeadoras”, que nos quitan nuestraparte de razón y
ofenden, innecesariamente, a nuestrosinterlocutores).
Escuchar a quien esté hablando, sin interrumpirle, y
manifestarinterés y respeto ante sus palabras, aun en el
caso de que lasopiniones expuestas no coincidan con las
que uno mismosustenta.
Esperar el correspondiente turno de palabra para, en su
caso,rebatir -con mejores razonamientos y no con mayores
voces- lasopiniones que se consideren equivocadas o con
las que se esté enevidente desacuerdo. (Y, en cualquier
caso, hemos de aprender arespetar las opiniones ajenas; a
defender las propias ideas ypuntos de vista, al tiempo que
se atienden y consideran los de losdemás).
Respetar por igual las opiniones de todos los
interlocutores, sindescalificar “a priori” las de algunos de
ellos.
Exponer las propias opiniones sin adoptar
posicionesdogmáticas.
La figura del moderador.
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9. Todo coloquio requiere la presencia de un moderador que lo
presida y dirija, para facilitar su desarrollo. Estas son, entre otras,
las funciones que debe desempeñar el moderador en un
coloquios:
Iniciar el coloquio, presentando con claridad la
informaciónesencial relativa al tema que se vaya a tratar. (Es
esta unaexigencia casi siempre ineludible, ante la posibilidad
de quealgunos de los componentes del grupo tengan
escasosconocimientos sobre dicho tema, por una insuficiente
preparacióndel mismo). Y, para ello, sería conveniente que el
moderadoracuda a la reunión con un guión “guión”
perfectamente estructurado, lo que, sin duda, habrá de
facilitarle la ordenación y dirección del coloquio.
Plantear una serie de preguntas con el fin de promover
lasprimeras intervenciones de quienes participan en el
coloquio; ysubrayar las opiniones contrapuestas que se vayan
manifestando,de entre las que destacarás aquellas que, a su
juicio, ofrezcan unmayor interés.
Esforzarse para que todos los miembros del grupo participen
en elcoloquio, frenando la verborrea de los parlanchines y
estimulandola intervención de los tímidos y vergonzosos. Para
ello impondráun límite de tiempo a las intervenciones de los
más locuaces yobligará a los que callan, por medio de
oportunas preguntas, a querompan su silencio.
Centrar la conversación, manteniéndola en el marco del
temapropuesto. Al tal efecto, llamará la atención sobre los
aspectos ocircunstancias de interés que no se hayan tenido
en consideración -por olvido o cualesquiera otras razones-; y
cortará las digresionesmarginales, aunque sin limitar
innecesariamente la espontaneidadde los participantes.
Facilitar la marcha del coloquio, distinguiendo, en las
sucesivasintervenciones, las opiniones personales subjetivas
–siemprediscutibles- de aquellas otras que, por su objetividad,
no admitendiscusión; armonizando los diferentes puntos de
vista de losparticipantes cuando entre ellos haya ciertas
coincidencias;subrayando los aspectos esenciales de las
distintas intervenciones;etc., etc.
Atemperar, con tono neutral y carente de emoción, los
conflictosque pudieran enfrentar a los miembros del grupo
más allá de loslímites razonables que deben
enmarcarcortésmente la exposicióny defensa de ideas
antagónicas.
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10. Actuar con imparcialidad para resolver eficazmente
determinadasconfrontaciones; y dirigir el coloquio con
habilidad y prudencia.
Resumir, al término del coloquio, las opiniones más
significativas-coincidentes o no- que se hubieran manifestado;
y exponer, si las hubiere, las conclusiones a las que se haya
llegado.
Cuándo procede intervenir en un coloquio.
Aun cuando el “buen sentido” y la “buena educación” de los
participantes en un coloquio son suficientes para indicarles cuándo
deben hablar y cuándo deben permanecer callados, con todo,
siempre resultará aconsejable intervenir si se producen, en el
desarrollo del coloquio, algunas de las “situaciones” que a
continuación se detallan.
Cuando los parlamentos sirvan para clarificar las ideas
expuestas confusamente por alguno de los interlocutores.
Cuando se puedan corregir errores de concepto
deslizados, involuntariamente, en la conversación.
Cuando pueda demostrarse la inexactitud o la falta de
objetividad de la información suministrada,
intencionadamente, por cualquier participante.
Cuando resulte necesario reconducir el coloquio para
circunscribirlo al tema propuesto, en el caso de que
algunos participantes se hubieran apartado del mismo con
frecuentes digresiones marginales.
Cuando convenga aminorar la tensión que se hubiera
podido producir como consecuencia del apasionamiento de
los debates o de las continuas intervenciones de
participantes intransigentes.
Planificación y desarrollo de un coloquio.
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11. Con el fin de que el coloquio se desarrolle en la forma más
adecuada, podría este ajustarse a un patrón como el que a
continuación se propone.
Primera fase.
Presentación, por parte del moderador, del tema del coloquio;
presentación que incluye un somero análisis de dicho tema,
ajustado a un guión elaborado de antemano. Formulación -también
a cargo del moderador- a los participantes de algunas preguntas
para suscitar, a través de sus respuestas, las primeras
intervenciones.
Segunda fase.
Defensa, por cada uno de los participantes, de sus puntos de vista
personales acerca de los aspectos más relevantes del tema objeto
del coloquio; de tal manera que todas las opiniones de todos los
miembros del grupo puedan manifestarse abiertamente.
Tercera fase.
Análisis y valoración, mediante un cordial contraste de pareceres,
de los distintos puntos de vista defendidos por los participantes; y
elección de aquellos que estén avalados por los razonamientos más
objetivos e irrefutables para, en su caso, poder ser asumidos por la
totalidad de los miembros del grupo.
Cuarta fase.
Resumen, por parte del moderador, de las principales ideas
manifestadas; y exposición, en su caso, de las conclusiones que se
hayan alcanzado. (La reunión no debe darse por finalizada hasta
que pueda comprobarse que lo manifestado por el moderador
recoge el sentir general de los participantes acerca de lo tratado en
el coloquio).
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12. CARTELES PARA “DECORAR” LA SALA
DONDE SE CELEBRA UN COLOQUIO
Limitación de las intervenciones
–encantidad y duración–
los participantes
Para frenar la verborrea de los más parlanchinesy facilitar
la intervención en el coloquio de quienes lo deseen,
esconveniente fijar, de antemano, el número máximo de
veces en que se puede hacer uso de la palabra por cada
participante, así como asignar a las intervenciones un
tiempo límite; siempre en función del número de miembros
del grupo y del tiempo disponible para la celebración del
coloquio.
Conocimiento del tema
Las intervenciones en un coloquio serán tantomás valiosas
cuanto más avaladas estén poraquella información objetiva
y veraz que permitaa los participantes hablar con el
debidoconocimiento de causa.
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13. Respeto de las opiniones ajenas
Los participantes en un coloquio defenderán suspropias
opiniones -y refutarán las ajenas que nocoincidan con
aquéllas- con hábilesrazonamientos; sin elevar
innecesariamente laintensidad de la voz y sin acudir a
palabras torpespara suplir aquéllos.
Saber escuchar
Los participantes en un coloquio deben saberescucharse
los unos a los otros, evitando, así,interrumpir al que habla;
y han de esperar elturno de palabra, para expresar
libremente susopiniones personales, aunque estén en
desacuerdocon las que ya se hayan manifestado.
El sentido de la cortesía
y de la buena educación
Los desacuerdos entre los participantes de uncoloquio
deben manifestarse siempre dentro de loslímites de una
ejemplar corrección.
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14. EL
DEBATE
El origen del Debate:
El debate se originó en Grecia, naciendo más exactamente en
Atenas, que era compuesta por mujeres, niños, filósofos. Se dice
que el primero en usar el método de debates fue Sócrates, pero
está forma de comunicación se le llamaba "dialogar seriamente";
ahora, en los estratos actuales del tiempo cuando uno quiere
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15. dialogar seriamente se refiere a hablar sobre notas en la escuela o
temas así.
Sócrates y los filósofos de esa época debatían sobre temas
como: ¿tenemos alma?; ¿Dios existe?;etc. Esta nueva forma de
relacionarse se difundió por todo el mundo.
En la Edad Media y durante los tiempos del feudalismo, los debates
se usaban para imponer la existencia de Dios, siendo los principales
hacedores del uso del debate obispos contra los herejes acusados
de brujería. Cuando los obispos iban perdiendo el debate, se
salvaban acusándolos de herejía y deshaciéndose de ellos, usando
su mejor arma, cuyo curioso nombre era "La santa inquisición".
Nadie estaba a salvo con su propio punto de vista, los filósofos y
escritores se ocultaban o echaban la culpa al siempre
culpable anónimo.
En el Renacimiento no se usó mucho, debido a que las personas
estaban guiadas por la ambición de obtener tierras, y en esta época
el debate toma otro nombre y rumbo, el cual pasa a ser "negociar
la victoria". El debate fue mezclado con amenazas y se usaron
falacias como: Te unes a mi religión o destruyo tu aldea; Al nacer
un nuevo punto de vista sobre la realidad del hombre, también los
temas en el debate cambiaron, ya no era el simple hecho de probar
la existencia de Dios, sino también sobre temas como la comida,
el clima y las personas, cuyo tratamiento dio lugar al nacimiento de
la "farándula".
En el siglo XX, su uso fue abusivo y corrupto. En esta época donde
abundaron los dictadores, se hizo muy corriente el uso de la falacia
del argumento de autoridad, los típicos discursos y argumentos de
ellos eran: porque yo lo digo; ustedes me eligieron; ahora me
van a apoyar; porque Dios lo quiso; El uso del debate era más
que nada político y las personas se revelaron. La resultante de
semejante falacia es que ahora hasta puede debatir un niño de 12
años usando términos bien hablados.
Ahora en muchos países el debate se usa para divertir o divertirse,
ahora debaten sobre cualquier tema sabiendo que es literalmente
imposible tener la razón, pero que se puede defender por más de
30 minutos un punto de vista equívoco y sin una base razonable.
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16. ¿Qué es un debate?
El debate es una técnica para discutir de modo formal, pero se
realiza de modo dirigido, es decir es necesaria la presencia de un
moderador que vaya cediendo los turnos de la palabra;
generalmente, cuando habla de debate pensamos en una acalorada
discusión, esto no precisamente debe ser así, pero es cierto que
esta técnica implica cierto grado de controversia, donde los
participantes poseen distintos puntos de ver las cosas y defienden
esta postura.
Esta técnica corresponde a un tipo de discurso oral, donde las
personas que mencionamos anteriormente, se agrupan en dos
bandos que tienen una posición opuesta entre ellos, ante el tema a
analizar y tratar en una ocasión específica; con el fin de argumentar
el porqué de su ideología y fundamentar en ello. Es así que el rol
del moderador es mucho más que velar por el correcto
funcionamiento de los turnos del habla, también debe controlar la
situación si se desborda y dirigir a los participantes, teniendo una
labor de líder del debate.
Elementos para procederen un debate:
El tema del debate:
Como ya se ha dicho, el tema alrededor del cual se desarrolla el
debate debe poseer la característica de ser un tema polémico,
sobre el cual surjan ideas contrarias, diferentes apreciaciones, con
más de una interpretación, como por ejemplo el histórico conflicto
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17. marítimo entre Inglaterra y Las islas Malvinas, el bombardeo de
publicidad en los medios de comunicación, los cabildos, la
capitalidad, la discriminación social, etc.
Si bien casi todos los temas pueden llegar a convertirse en
debatibles, considerando la posibilidad de que haya una posición
divergente respecto de ellos, hay ciertos temas sobre los cuales se
tiene una opinión generalizada o que son verdades aceptadas por
convención. Por ejemplo, el horror del holocausto de la Segunda
Guerra Mundial, el deterioro de la capa de ozono, no son temas
óptimos para debatirlos, pues no concitan mayor controversia.
Moderador:
Es aquel que determinará el tiempo de exposición para cada
participante, de 3 a 5 minutos, durante el cual cada participante
habrá de presentar los puntos más relevantes del tema y poner
orden, y da la palabra conforme al orden de cada equipo. El
secretario es el que va anotando lo que se va opinando en el
debate, a qué hora y su coherencia.
Debatientes o bancada:
Son los guerreros del debate, defenderán su punto de vista con
su vida. Esnecesario que cada uno de los debatientes del debate
sepa e investigue profundamente el tema por tratar en un debate.
Dentro de las distintas modalidades de debates que existen,
muchas veces se tienen semanas, días o sólo horas para la
preparación de un tema. Esto determina que los equipos deban
hacer buen uso del tiempo y realizar una investigación exhaustiva
del tema y sus implicaciones, viendo las posibles argumentaciones
de la contraparte y tratando de encontrar argumentos favorables a
la posición que se representará.
Juez o Jurado:
El juez, además de ser el encargado, es el que pone las
calificaciones o fallo final, se le pide neutralidad. A diferencia del
otro jurado, este no hace nada más que entregar su evaluación
final al Presidente del Comité Evaluador.
Público:
No es tan necesario, pero a nadie le gusta debatir solo, todos
quieren exponer su punto de vista y tener públicoescuchándoles y
formar su propia opinión del tema, teniendo en cuenta los
argumentos que ha oído a lo largo del debate.
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18. Características del Debate
Dos grupos que defienden distintas posturas acerca de un
mismo y único tema.
Obligatoriedad de un coordinador o moderador de la sesión.
Cada grupo debe tener un conocimiento sólido referente al
asunto a tratar, idealmente ser expertos en ese contenido.
El debate debe responder a una duración cronológica
establecida y las intervenciones del mismo modo, siendo
equitativas para ambos grupos.
Si uno de los miembros se siente agredido o se está
desvirtuando la intención de sus palabras o mal interpretando,
éste puede interrumpir – con respeto – al otro o recurrir al
moderador.
El tema se trata sin rodeos, sino que aludiendo directamente
al asunto que les reúne en el debate.
La sesión finaliza con un cierre o conclusión por parte del
moderador, quien resume las diferentes posturas e invita a los
oyentes a formarse su propia opinión del tema, teniendo en
cuenta los argumentos que ha oído a lo largo del debate.
En ocasiones el debate se realiza a modo de prueba entre
equipos, donde se halla la presencia de un jurado que evalúa el
desempeño de cada grupo; cuando esto ocurre hay un
conjunto de pasos, fases o etapas que se deben tener en
consideración:
Fase Argumentativa
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19. Los integrantes de cada equipo cuentan con unos pocos minutos
(tres o cinco), para dar su parecer en cuanto al tema de dicha
sesión. Del cumplimiento del tiempo establecido se encarga el
coordinador.
Fase de Reunión
Aquí el equipo se junta para ver lo que realizaron en el paso anterior
y prepararse para la fase que comenzará, donde deben contra
argumentar y para eso el líder del grupo seleccionará a quienes
debatirán en esta etapa.
Fase de Contra argumentación
Esta etapa se desarrolla de forma alternada, donde cada equipo
interviene y afirma su postura inicial y refuta las ideas de sus
oponentes, sintetizando – al final de este paso – lo expresado por
su bando.
Fase de Veredicto
El jurado entrega su evaluación, respecto al desempeño de los dos
equipos. Este veredicto es dado al Presidente del Comité
Evaluador, quien sentenciará el fallo final.
Fase de Foro
La audiencia puede opinar acerca del debate que ha presenciado,
sin que esto tenga alguna injerencia en la decisión última.
Es imprescindible no olvidar que el debate es una instancia de
polémica o controversia, donde lo que prima dentro de él es una
situación de tipo argumentativo, es así que los fundamentos de las
posturas deben ser sólidos y claros, con un vasto conocimiento del
punto de vista o idea a defender, pues de lo contrario el debate
pierde fuerza, peso e interés.
Reglas generales del debate:
Dos personas no pueden hablar al mismo tiempo.
Una sola persona no puede intervenir por largo tiempo,
impidiendo la participación de lo demás debatientes.
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20. No se puede participar de un debate si no tiene preparación
sobre el tema a discutir, ya que en un debate no se puede
improvisar.
El debate es un dialogo que se genera a partir de puntos de
vistas contrapuesto, de tal manera que si dos personas opinan
lo mismo sobre un asunto determinado, puede dialogar,
conversar, pero no pueden debatir.
Reglas del Debate:
Los participantes deben hacer intervenciones breves y no
monopolizar el asunto.
No es productivo que los integrantes - de un mismo grupo -
vayan reiterando las ideas de otro, aunque sea con el
propósito de dar más fuerza a la opinión anterior.
Se debe evitar atacar al “oponente”, aun cuando se considere
que el argumento contrario carece de peso, es fundamental
evitar las agresiones verbales y faltas de respeto, incluida la
ironía, pues para dar valor y soporte a una idea no es
necesario recurrir a las descalificaciones, sino que se debe
defender la postura con bases sólidas y no minimizando al
otro.
Reglas para su preparación:
Elegir un tema de interés para todo el público que
tenga controversia y preparar los contenidos teóricos.
Escoger un coordinador o moderador, quien determina el esquema
de trabajo que en algunos casos puede ser un cuestionario con
preguntas elaboradas de tal manera que susciten la controversia.
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21. Conformar grupos que defiendan o ataquen los planteamientos en
pro y en contra.
Normas para su realización:
Durante el debate el coordinador debe:
Poner en consideración el objetivo del tema.
Anunciar el tema y ubicarlo dentro del proceso.
Describir la actividad.
Dar las instrucciones que rigen a los participantes y cerciorarse de
que han sido comprendidas por todos.
Formular la primera pregunta y dar la palabra en orden a los
participantes.
Desempeñar durante la discusión el papel de moderador, agotadas
las opiniones sobre la primera pregunta, pasar a formular las
siguientes.
Terminar el debate, el secretario tratará de llegar al consenso sobre
las conclusiones.
Realizar la evaluación con la asamblea.
Cómo debatir entre compañeros y compañeras de un mismo
curso
Para dar paso a la organización de un debate:
Definir el tema sobre el cual se plantearán dos posiciones,
una propositiva y otra contra propositiva, es decir, una que
esté a favor del tema propuesto y otra en contra.
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22. Nombrar las o los participantes del debate y designar
quienes defenderán el tema y quienes estarán en contra.
Nombrar a una moderadora o moderador que dirija el
debate.
Determinar la estructura del debate, por ejemplo, cuánto
durará la intervención de cada grupo (de tres a cinco
minutos); quién comenzará exponiendo, si el grupo
propositivo o el contra propositivo, etc.
Cada grupo o participante, puede preparar material gráfico
para ilustrar sus opiniones.
Una vez finalizado el debate, el auditorio hace preguntas
respetando los turnos para cada participante.
Recomendaciones para debatir
Para desarrollar y llevar a buen término los ejercicios de Debate,
resulta muy importante que, tanto el emisor como el receptor,
consideren los siguientes puntos:
No imponer el punto de vista personal.
No hablar en exceso para así dejar intervenir a los demás,
evitando la tendencia al monólogo y la monotonía.
No burlarse de la intervención de nadie.
Evitar los gritos para acallar al interlocutor.
Hablar con seguridad y libertad, sin temor a la crítica.
Oír atentamente al interlocutor para responder en forma
adecuada.
Escuchar al otro antes de responder.
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23. Ponerse en el lugar del otro.
Ser breve y concreto al hablar.
Ser tolerante respecto a las diferencias.
No subestimar al otro.
No usar lenguaje vulgar.
Acompañar las críticas con propuestas.
Oír atentamente al interlocutor para responder en forma
adecuada.
Conviene arribar a conclusiones al final del debate.
Articular correctamente los sonidos, empleando un tono de voz
adecuado a la situación concreta de entonación y al contenido
del mensaje (interrogación, exclamación, sonidos indicativos de
fin de enunciación, pausas, etc.).
Adecuar el vocabulario que se posee a la situación comunicativa
del momento y ampliarlo para conseguir precisión léxico-
semántica.
Evitar las palabras y giros idiomáticos desgastados y los propios
del registro informal, pues en la sala de clases o en la situación
comunicativa de un debate se impone el registro formal.
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24. No se trata de imponer el punto de vista personal, sino de
convencer usando la exposición, la argumentación y la contra-
argumentación.
Los Argumentos
Los argumentos a favor se llaman pruebas y los que están en
contra se llaman objeciones.
Por los primeros se intenta demostrar la validez de las afirmaciones
u argumentos propios.
Por los segundos, se intenta mostrar los errores del adversario u
contrincante.
Modos de razonamiento o tipos de argumentos
Sintomáticos o por signo: las razones se presentan en forma de
indicios, signos o síntomas que conducen a una breve conclusión.
Por ejemplo: No sería extraño que Juan tuviese un infarto. Come,
bebe y fuma en exceso, además de trabajar demasiado.
Nexos causales: las razones se presentan como la causa que
provoca la conclusión: uno es causa de otro. Por ejemplo: Correr 5
kilómetros diarios produce un bienestar general del sistema
cardiovascular. Corra por su vida.
Analógicos: razonamiento basado en la existencia de atributos
semejantes en seres o cosas diferentes. Por ejemplo: Debe haber
una preocupación permanente por el medio ambiente, igual que por
un auto. Éste se debe mantener limpio, repararlo cuando se
requiera y usar de un modo racional sus beneficios.
Por generalización: a partir de varios casos similares, se puede
generalizar una tesis común a todos ellos, comprobándola mediante
solución.
Falacias
Un buen argumento debe aportar apoyo suficiente para aceptar la
conclusión, y las premisas deben estar relacionadas con la
conclusión. Una argumentación insuficiente es considerada
una Falacia.
Ejemplos de falacias son: “Mi primera novia me traicionó, por lo que
todas las mujeres son traidoras” (la cantidad de casos no es
suficiente para concluir, por lo que se denomina conclusión
apresurada); “Estoy en desacuerdo con las prácticas educacionales
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25. de la profesora" (las razones que plantea no tienen relación con la
conclusión: razón irrelevante); “Sostengo que los extraterrestres
existen. El otro día entrevistaron a Pepito Pérez en la tele, y contó
cómo fue secuestrado por ellos” (la razón que plantea para concluir
no puede ser aceptada universalmente: premisa problemática).
Tipos de Debates
Hay varios tipos de debate, y, al igual que la ropa, hay para cada
tipo de oficio o persona:
Debate político:
Es cuando dos políticos se enfrentan, en una confrontación en la
cual se expone el punto de vista de cada uno, a menudo es entre
candidatos a presidente. También hay debates entre dos partidos.
Debate ínter escolar o universitario:
Es un debate entre dos colegios o universidades, los alumnos se
debaten entre sí, argumentando sobre sus puntos de vista.
Debate de filósofos:
Es cuando dos personas dicen saber el significado de la vida o por
lo menos intentan encontrarlo, se debaten sobre cosas relacionadas
al aspecto teológico del hombre, tales como si se tiene alma
o Dios existe.
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26. Conclusión
Como conclusión del presente trabajo de investigación sobre las
diferencias más relevantes entre coloquio y debate, he detallado
con interés en las diferencias de cada para resaltar sus
características y procedencias de ambas.Tratado de analizar los
aspectos centrales de las diferencias y las características
esenciales de cada, dando un margen de comprensión en cómo
proceder en un coloquio y como realizar un debate.
Esperando que haya sido de utilidad y agrado de ustedes, este
material ha sido confeccionado a partir de medios impresos
conocidos sobre el tema, en lo que se refiere a la metodología para
el dialogo ordenado.
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27. BIBLIOGRAFÍA
Fernando Carratalá Teruel, Teoría y Práctica del Coloquio I,
Propuestas metodológicas para el “diálogo ordenado”, 1º Ed.
Buenos Aires,1998.
Liliana, Teoría del Debate,4º Ed., México, 1994.
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