2. Vivo en la certeza y en el sentimiento,
compartido por todos los que me rodean,
de que soy alguien venido a este mundo,
que tendrá que partir de él.
3. Esa idea y ese sentimiento,
por más colectivo que sea no es cierto.
4. No he llegado al inmenso universo
y a esta tierra
de ninguna parte, ni iré a ninguna parte.
Formo parte de este universo
que se expande en espacios infinitos.
6. El universo es semejante a un
inmenso océano.
Los océanos no tienen partes
separadas, ni están compuestos de
partes o individuos.
Todos los movimientos del océano,
sean olas gigantescas
o suaves chapoteos,
son sólo el único océano.
7. De forma semejante nosotros no somos una parte del
universo,
somos un leve chapoteo de las aguas del universo.
8. Ninguna frontera
me separa del
universo.
No soy una sección,
una parte, un
integrante del
universo.
Mi cuerpo, mis
entrañas, mis ojos y
oídos, mis sentidos
todos, mi cerebro y
todo mi pensar y
sentir, incluso mi
cultura, es el
universo y nada
más que el universo.
9. En mí aparecen unos
rasgos poco frecuentes
del universo, pero que
son suyos y de nadie
más.
Mi hablar, mi sentir y
pensar son rasgos suyos.
Nadie hay frente a él
que pueda decir “esto es
mío”. Mi cerebro, con su
capacidad de hablar,
sentir y pensar, es suyo.
El lo construyó, él lo
desplegó, él lo mantiene
en funcionamiento.
Incluso él es el testigo de
ese funcionamiento. Él
escribe estas líneas.
10. No hay nadie en el universo que pueda
atribuirse nada, ni decir “yo soy”.
Todos los “yo”, son él,
como todas las gotas del mar son sólo el mar
y nada más que el mar.
11. Puesto que las cosas
son así, puedo
observar en mí (él
observa en sí) los
rasgos esenciales de
ese universo de
cúmulos de galaxias,
de pluralidad de
universos: es, y es al
modo de la
conciencia.
Aunque no sea
propiamente una
conciencia porque
“conciencia” es un
término
antropomorfo.
12. “Eso que es” lo veo en la intimidad de mi conciencia; y lo
que veo no son los rasgos de la conciencia y del sentir de
un sujeto, sino que lo que veo es la conciencia y el sentir
del universo, de “lo que es”.
13. Soy el lugar donde se hace patente el ser y algo
así como conciencia de que están tramados los
universos, sus formaciones estelares y
planetarias, la historia de la tierra y de la
vida, cada uno de los vivientes, árboles,
arbustos, plantas, flores, animales y hombres.
14. No soy una conciencia y una inteligencia venida
a este mundo.
Soy la conciencia y la inteligencia de este mundo.
Soy el testigo de que todo está tramado de ser y de
inteligencia.
15. Y el testigo de ese Ser-Conciencia de todo, no es nadie sino el
mismo Ser-Conciencia.
En mí, insignificante ola de los mundos, “lo que es” se reconoce
como “lo que es”: Ser-Conciencia.
16. En todo lo que veo, veo mi propio ser.
Y mi propio ser sólo es otra manera de ser de todo lo que
veo.
Yo soy todo eso.
Y fuera de todo eso, no hay ningún yo.
17. Entre la
inmensidad y yo no
hay ninguna
frontera, porque soy
la inmensidad.
Entre mi cerebro, mi
conciencia y esta
inmensidad, no hay
ninguna frontera,
porque mi cerebro y
mi conciencia son
de esta inmensidad
y son esta
inmensidad.
Nadie viene a este
mundo y nadie se
va de él, porque
todo es sólo él.
18. Y cuando hablamos de mundo, de universo y de
esta inmensidad,
no hablamos de conceptos cosmológicos,
hablamos de la noticia clara e íntima de ese
“Ser-Conciencia” que todo es y que yo soy.
19. Hablamos de él y de mi conciencia, porque nada hay frente a él que pueda decir
“mío”.
Namaste. Terraxaman