Es un reportaje fotográfico a una zona peatonal de Cádiz, que tras mucho esperar, por fin está abierta al público.

1. El caminito
Entre los años 2.003 y 2.004, incluso puede que antes; se empezó a construir un camino alternativo a
la carretera, que conectara a Cádiz, y sus pueblos más cercanos de La Bahía. Pero si bien, era accesible
desde otros lugares; el acceso a la capital, no terminaba de llegar. Pero el jueves 23 de julio
2.009, pude ver a varios ciclistas saliendo de mi ciudad por ese camino. Así que fuimos a echar un

2. En efecto, la antes cerrada cancela, ahora
está abierta. Desconozco desde cuando,
pero supe que no tardaría mucho en
darme un paseo y explorar ese camino.
Ahí tenéis un mapa de Cádiz. La flecha roja es el
recorrido aproximado que hice desde la entrada,
sin contar la distancia desde mi casa. La flecha
verde, señala a modo orientativo, al famoso puente
“José León de Carranza” o simplemente “Puente
de Carranza”. Llamado así, por un alcalde que tuvo
la ciudad. Dicho puente es visible, durante todo
el recorrido.

3. Tres días después; el domingo 26, decido explorar el terreno.
Estos son los primeros metros recorridos. A mi derecha, la vía del tren.

4. Recuerdo que salí de mi casa a las 6 de la tarde, pero me entretuve mucho. Llevaba mi
mp3 celeste, y me pasé la mayor parte del tiempo, escuchando una y otra vez, la
cancioncilla de “Blondie” “One way or another”.

5. También llevaba puesta mi gorra azul, y en mi mochila llevaba dos cantimploras de metal
azul, de medio litro cada una. Y por supuesto, mi cámara de fotos “Fujifilm 8100”.

7. Un paisaje precioso. Cada cierto recorrido,
hay un asiento de madera para descansar.
Al de la foto, ya le falta una tabla. Desconozco
el tiempo que llevan puestos; tal vez poco a
juzgar por los todavía escasos dibujos y
garabatos; pero a los gamberros les ha faltado
tiempo para hacer de las suyas.

8. Vista de los astilleros

9. Los astilleros y el Puente de Carranza

10. El tren. Al final salió en la foto. No pensaba dedicarle muchas fotos al tren, ya que hay que
tener paciencia, y esperar a que pase. Y ese día, quería llegar andando lo más lejos posible.
Tal vez en otra ocasión.

11. Para variar, bajé a explorar, y vi ésta casa abandonada

12. Tal vez no se vea bien, pero en la casa hay un cartel que pone “Prohibido el paso”. Imaginando
que ya estaba obsoleto, me acerqué a ella, para hacer unas fotos. Atención a la puerta metálica
que hay, junto a la señal de tráfico de “precaución por obras”.

13. Apenas me alejé, tras sacar las fotos; se abrió la puerta, y salió esa señora. Increíble su actitud. Se puso a
gritarme sin parar, desde más de cien metros, y estuvo más de diez minutos, controlando mis
movimientos. Ahora comprendía que el cartel no estaba obsoleto, ni mucho menos. Evidentemente no
me iba a acercar. No sabía sus intenciones y tal vez quisiera quitarme la cámara o darme algún disgusto.
Viendo que pasaba de ella, decidió volver. Me recordó a aquella serie de dibujos animados de los años
70 de Hannah Barberá “Los osos montañeses”, basada en los aguerridos granjeros cerrados de mente, de
la América profunda. La foto, por supuesto, está tomada con zoom.

14. Decido subir, y tirar hacia delante. Tras dejar atrás la casa en ruinas, encuentro el bar de una asociación de
pescadores, o qué se yo. De esa puerta de metal, salió la mujer de antes, y con actitud más tranquila, me
preguntó si era fotógrafo, y me pidió que no sacara todo lo que viera. Imagino, que no querría que sacara
ni el interior de su casa, ni la ropa que tenía tendida. Si yo le contara mi infancia…

15. Otra imagen del bar. Cerca hay una zona de natación. Tanto el bar como la zona, solo están
permitidos para los socios ¡Qué poco me gustan las zonas particulares en plena naturaleza!
Me recuerdan a la Edad Media.

19. El cruce. Cuando lo ves, crees que se acabó el camino peatonal.
Pero no. De todas formas, no me alejé demasiado de el, ya que
era cerca de las 8 y cuarto de la tarde y temía que se hiciera de
noche a la vuelta.

21. He llegado a mitad de camino, entre Cádiz y S.
Fernando.

22. Tras hacer las fotos de mi alrededor, me siento en el banco que hay junto
al puente. Saco mi pequeña navajita, que me encontré en el año
2.001, cuando trabajaba de limpiador de playas. Se me ocurre, que no
sería mala idea poner la dirección de mi blog. La gente escribe tantas
tonterías, que tal vez no tenga importancia, y quizás alguien al leerla, se
anime y me compre algún libro. Pero decido no hacerlo. Estamos en
crisis, y cualquier excusa es buena para ponerme una multa.

23. Tras descansar un rato, decido dar la vuelta, que es más tranquila que el viaje de ida.
Espero ir algún día en bici, y llegar más lejos. Por supuesto, llevaré la cámara.
FIN