2. ¿Quiénes Somos?
Es el mundo de los adultos, con sus temores y alegrías.
Gauguin lo identifica con el JARDIN DE EDEN con una
mujer cogiendo un fruto del árbol de la ciencia, símbolo
del pecado de EVA. A su izquierda dos personajes
filosofan sobre la vida, mientras los hombres se dejan
llevar por la felicidad de vivir. A su derecha, un ídolo
muestra el aspecto espiritual y religioso.
La estatua del ídolo no existe en Tahití y está inspirada
en los ídolos hindúes. Representa a Hina, la diosa de la
Luna, considerada exageradamente por Gauguin como
una de las principales divinidades tahitianas. Al igual que
los constantes ciclos lunares, Hina es la diosa
responsable de la regeneración y el renacimiento. Los
gatos tradicionalmente se asocian con la luna
3. ¿Adónde vamos?
Es la muerte pero también el renacimiento. La mujer
tumbada y apoyada con un brazo es Vairaumati, que
Gauguin llama Eva tahitiana. Según la leyenda,
Vairaumati engendró el primero de los ario, una
sociedad privilegiada dedicada al amor y a la guerra, y
luego fue divinizada.
La mujer vieja, representada previamente como Eva
bretona que se tapa los oídos para no escuchar la
tentación del pecado, es una réplica de
una momia peruana en posición fetal que fue expuesta
en el Muse de Etnología du Trocadéro de París, y que
hoy se encuentra en el Musée de l'Homme. Se puede
interpretar tanto como la muerte, la eternidad o el ciclo
de nacimiento, muerte y reencarnación
4.
5. ¿Por qué existimos?
Esta es una pregunta muy antigua que el hombre ha tratado de
resolver paso a paso. Cada vez que ha encontrado una respuesta, la
propia respuesta le ha llevado a otra pregunta más general, pero
que requiere más conocimientos y una mente más ejercitada para
concebir su formulación.
En su forma más primitiva, el hombre reflexiona sobre sí mismo y
sobre toda la humanidad, se maravilla de su inteligencia y se
formula la pregunta ¿por qué existimos los hombres?.
La respuesta llega en 1859 con Darwin. Los hombres estamos aquí
como resultado de la evolución de los seres vivos en La Tierra a lo
largo de mil millones de años. Nuestra inteligencia no es más que el
resultado del funcionamiento de un órgano: el cerebro. El éxito
evolutivo de nuestra especie se ha debido al desarrollo de ese
órgano en la línea de ser capaz manejar cada vez más información
simbólica y el resultado es eso que llamamos inteligencia.
6. En una segunda fase, el hombre acepta su origen evolutivo a partir de los
animales superiores, se maravilla de la variedad de seres vivos existentes y
la forma en que se adaptan a todos los ambientes del planeta y se pregunta
¿por qué existen los seres vivos?.
La respuesta llega a mediados del siglo XX con los avances de la biología.
Los seres vivos son la consecuencia natural de un lento proceso que ocurrió
en La Tierra a largo de tres mil quinientos millones de años. En el cuál,
gracias a la composición existente y a las condiciones ambientales del
planeta, bajo la acción de los principios de la termodinámica, la materia
inorgánica se organizó en moléculas autoreplicantes que fueron ganado en
complejidad a base de asociaciones de distintas moléculas, hasta que esa
materia inorgánica adquirió las capacidades metabólicas y reproductivas
que llamamos vida. A partir de ahí, la actuación de la evolución a lo largo
de otros mil millones de años fue diversificando la vida inicial hasta la
variedad de formas que existen actualmente.
En una tercera fase, el hombre acepta el origen natural de la vida y
reflexiona sobre las condiciones ambientales tan idóneas que han existido
en este planeta durante miles de millones de años para que la vida haya
podido surgir y desarrollarse. Analiza el planeta con ojos críticos, su
composición, su atmósfera, sus océanos, sus continentes, etc y se pregunta
¿por qué existe el planeta Tierra?.
7. La respuesta llega en la primera mitad del siglo XX de manos de la
astronomía. El universo tiene 13.700 millones de años y está
compuesto por unos cien mil millones de galaxias y cada una tiene
unos cien mil millones de estrellas. Los planetas no son más que polvo
de estrellas, es decir, aglomeraciones de materia reunida por la
gravedad alrededor de una estrella en formación. Esa materia eran los
restos de otra estrella de una generación anterior que al acabar su
combustible explotó y lanzó al espacio los átomos que había
sintetizado. Y en esa inmensa cantidad de planetas y a lo largo de
tantísimo tiempo, por la ley de los grandes números, era inevitable
que algunos adquirieran las condiciones que se han dado en La Tierra
a lo largo de los cuatro mil quinientos millones de años de su
existencia. En otros muchos planetas, la inmensa mayoría, no se han
dado las condiciones de vida inteligente y por eso en ellos no hay
quién se haga esta pregunta.
En una cuarta fase, el hombre acepta la explicación sobre el origen de
La Tierra y entonces reflexiona sobre el universo que la ha producido.
Se da cuenta del hecho de que las constantes de nuestro universo (las
propiedades de las partículas y de las fuerzas elementales) parecen
estar ajustadas con toda exactitud para permitir que se hayan formado
átomos, estrellas, galaxias, y finalmente planetas como La Tierra y se
maravilla de que esto sea así, teniendo en cuenta que mínimas
variaciones de esas constantes habrían impedido la existencia de
planetas capaces de albergar vida y entonces se pregunta ¿por qué
existe el universo?.
8.
9. La respuesta llega al final del siglo XX desde la Teoría M.
Nuestro universo no es sino uno más del increíblemente
grande número de universos que existen dentro de lo que se
ha llamado el Multiverso. Cada universo tiene diferentes
valores de sus constantes (características de las partículas y
las fuerzas elementales) que le dan la posibilidad de
condensar o no la materia, formar o no formar átomos,
aglutinar o no aglutinar estrellas, galaxias, etc. Y en esa
inmensa cantidad de universos, por la ley de los grandes
números, era inevitable que alguno reuniera las condiciones
que hoy observamos en nuestro universo. Como en la
pregunta anterior, en la inmensa mayoría de los universos las
constantes tendrán unos valores que impedirán que se
formen planetas capaces de albergar vida. En esos universos
ningún ser puede hacerse estas preguntas.
Pero, ¿Por qué hay algo en vez de nada?. Es una pregunta
muy simple pero que requiere una mente muy elaborada para
imaginarla. Tal vez fuera la pregunta final que se hiciera
quien se ha hecho las cuatro preguntas anteriores.
Para esta pregunta me temo que no hay respuesta.