Tema 4 historia social de la edad MODERNA. GRADO Hª ARTE. UNED
1. TEMA 4. EL TERCER ESTAMENTO O
ESTADO LLANO
1) La población urbana: burguesía, profesionales liberales,
artesanos y trabajadores no cualificados.
2) El campesinado y las diferentes condiciones de explotación de
la tierra.
3) Los sectores marginados: pobres, vagabundos y delincuentes
4) Las revueltas populares del siglo XVI.
1) La población urbana: burguesía, profesionales liberales,
artesanos y trabajadores no cualificados
Se dieron tres grandes grupos sociales: minoría burguesas,
mayoría de artesanos, criados, trabajadores no cualificados y
gran cantidad de marginados.
Lo habitual es que las capas más bajas de la nobleza y la
burguesía, más o menos incipiente, gobernasen, en forma de clan,
las ciudades en función de su importancia.
En las ciudades más grandes proliferaron a lo laro del XVI y
XVII un nutrido grupo de profesionales liberales como médicos,
abogados o administrativos en diferente grado que encontraban
salidas económicas bastante aceptables.
Durante el XVI no existieron banqueros exclusivos sino que eran
comerciantes que prestaban dinero con interés. Solo en el caso
de los Függer y su relación con Carlos V la dedicación bancaria
fue casi excepción.
Los Médici en Florencia también prestaron dinero y financiaron
de esta forma, empresas de los más variado como la elección
papal.
Por lo general estas grandes familias se dedicaron al comercio a
gran escala dejando la producción de manufacturas en manos de
2. artesanos que, agrupados por gremios, se enriquecían con
distinta fortuna.
La industria más activa durante el XVI puedo se el textil.
Los gremios organizaban tanto la producción como la formación
de los artesanos, la fabricación del producto, las condiciones de
trabajo y la venta del resultado.
Ni que decir tiene que su carácter era proteccionista y el
control resultaba bastante fuerte.
Según el país o la región se denominaban de distinta forma. En
Italia era el “arte” mientras que en otros lugares se trataba de
cofradías, misterios, abadias o hermandades.
Por supuesto dichas asociaciones estaban bajo control religioso
en su mayoría.
Si bien a lo largo del siglo XVI se incrementó el número de
artesanos en general lo hizo con más fuerza en las grandes
ciudades donde se dieron fuertes especializaciones.
El gran desarrollo de la imprenta acarreó un gremio de
impresores y libreros muy potente.
En las ciudades menores las cosas estuvieron algo más reducidas
y los artesanos solían agruparse por cofradías de menor tamaño.
El acceso a un gremio no sólo estaba reglamentado sino que, en
muchas ocasiones, se prohibía a algunos grupos el ingreso a hijo
no matrimoniales, extranjeros, musulmanes o judíos entre un
buen montón de distinciones.
Los gremios estuvieron relacionados directamente con los
gobiernos municipales. En Londres el cabeza del gobierno
municipal conocido como “major” debía pertenecer a uno de los 5
gremios mayores.
En Paris el gobierno municipal estaba relacionado con los 6
gremios mayores, es decir, comerciantes de paños, telas y sedas,
de especies, orfebres, peleteros y fabricantes de gorros.
Avanzando el siglo XVI los gremios fueron perdiendo la
3. presencia en los municipios a favor de la aristocracia fuera del
nivel que fuese, marginando a comerciantes y artesanos.
Las condiciones de acceso a estos gremios se endurecieron
haciendo que la mayoría de los jóvenes no accedieran a las
maestrías. Aún así estos se unieron en cofradías que rozaban la
ilegalidad al estar decretado por aquellos que los aprendices no
podían agruparse.
Resultaron organización semiclandestinas muy activas como los
compagnons franceses.
Queda claro que los miembros de las sociedades gremiales
tenían una alta especialización y que la protegían a toda costa,
incluidos su exclusividad. A los aprendices o simples obreros se
les conocía como ganapanes, término despectivo, peones o
bergantes y su consideración era inferior a la de los mancebos
agremiados.
2) El campesinado y las diferentes condiciones de explotación de
la tierra Por encima del 80% de la población europea estaba
integrada por campesinos. Su suerte dependían de su posición
social y del régimen de tenencia de la tierra.
En toda Europa estaban obligados a pagar el diezmo, impuesto
destinado a la Iglesia, ya fuera católica o protestante. Además
soportaban un régimen impositivo que evolucionó desde el exceso
a la total desmesura, incluyendo exenciones injustas para las
capas altas y el alto clero.
Si el campesino no era propietario, el arrendamiento del terreno
podía ser por mucho tiempo o de por vida. Estos eran,
evidentemente, los mejores.
El cultivador gozaba del disfrute total de la tierra y sus frutos
durante el tiempo estipulado y siempre que se respetase el
pacto entre las partes.
Según fuera este pacto el campesino corría o no con los gastos
de sostenimiento del terreno.
4. Seguían el régimen romano enfitéutico. Hay que decir que todo
lo relacionado con la tenencia y explotación de terrenos se
mantuvo de manera arcaica durante toda la Edad Moderna.
Otro contrato de tenencia de la tierra era de tipo aparceria en
el que el arrendador explotaba las tierras de su señor por un
corto espacio de tiempo. Era el dueño quien aportaba enseres,
semillas o cualquier otra cosa que se precisase a cambio de un
porcentaje de la producción.
Esto implicaba que una parte del precio se recibía en especie.
Este sistema estuvo muy extendido en Francia e Italia.
También se daba el uso comunal de las tierras.
Aunque todas las tierras estaban obligadas a uso comunitario
para dar de comer al ganado con los restos de la cosecha
(espigueo o ramoneo) existieron terrenos .
El trabajo de campesinado durante la Edad Moderna se mantuvo
en parámetros medievales dada la poca intención de invertir de
los grandes propietarios y de las penurias económicas de los
pequeños. Solo la incipiente y muy vital clase media agrícola
mostraba interés por la nuevas técnicas capaces de aumentar y
asegurar sus beneficios. comunales que los vecinos de una
circunscripción explotaban por turnos. En Castilla estos bienes
comunales de larga tradición recibieron el nombre de “bienes de
propios”.
Con las crisis bélicas castellanas de mediados del XVI sufrieron
expropiación por parte de la Corona, sobre todo Felipe II lo que
empeoró las condiciones de vida de los campesinos sin tierras
propias que se vieron, en muchas ocasiones, obligados a emigrar
a las ciudades o a pasar hambre.
El aumento demográfico obligó a desecar las marismas en
muchos casos. Sus terrenos fueron vendidos a terratenientes
capaces de invertir en semejante empresa lo que empobreció a la
población ya que estas marismas eran recursos tanto por la
5. recolección de la vegetación propia como por la pesca.
Estos terratenientes constituían una cifra muy baja mientras
que los labradores ricos eran alrededor del 5% mientras que un
25% de la población eran agricultores medios que sostenían la
mayor parte de la producción. El resto lo integraba un masa de
jornaleros dependientes en precario con tierra poco productivas
y de escaso tamaño.
En general el cambio de ritmo económico en la Europa del siglo
XVI provocó una sobreexplotación de los recursos y contribuyó
a un fuerte stress en la producción primaria.
3) Los sectores marginados: pobres, vagabundos y delincuentes
La pobreza es un hecho inherente a la sociedad del XVI.
Cualquier inconveniente climático, social o económico podía
convertir a un campesino medio, un artesano o un burócrata en
pobre.
Se calcula que el 10% de la población tenía recursos insuficiente
y estaba amenazado de pobreza.
Si esta era transitoria, como en la Venecia de 1530, el problema
era menor pero una gran masa padecía los vaivenes sociales y no
podía remontarlo debido a la estructura social.
Esta penuria se agravó en la segunda mitad del XVI.
La desaparición del cabeza de familia, por los motivos que
fueran, implicaba por lo general, la ruina del resto de la familia
que en muchos casos se veían obligada a la mendicidad.
La gran masa de pobres se integraba por viudas, ancianos,
huérfanos o enfermos que eran atendidos en las parroquias o por
instituciones caritativas religiosas.
En Castilla, durante el XVI y XVII, muchas mujeres solas se
mantenían de trabajos artesanales caseros como el hilado, el
tejido o el bordado. Esto referido a la masa urbana. En el campo
aunque podían conservar sus terrenos y sus contratos, la
situación era mucho más dura.
6. Ni que decir tiene que las inclusas estaban a rebosar.
En estas instituciones se realizó la escasa política social de la
época cuyos abanderado fueron los Países Bajos y Alemania con
la llamada “policia de pobres” referida al término griego “polis”
como ciudad.
Esta política estaba destinada a impulsar el trabajo de los
indigentes de forma más o menos forzada. Tuvo un carácter civil
y no religioso. Se extendió por Francia con las limosnas
generales o las oficinas para pobres, e Italia con sus albergues y
los “Montes de Piedad” que daban créditos en condiciones
favorables.
Volviendo a Castilla, Felipe II organizó una llamada “Junta de
Pulicia” hacia 1575 que tuvo poco éxito. Su misión era el control
de los mendigos con el orden de las calles En Inglaterra hubo
momentos en que se prohibió la mendicidad o mejor dicho el
vagabundeo, expulsando a los campos o encarcelando con pena de
trabajos forzados, a los desdichados que vagabundeaban por las
calles de las grandes ciudades. Para la sostenimiento de estas
políticas se creó un impuesto y se obligó a las parroquias a
sostener a sus pobres mediante limosnas o repartos de comida.
Pero la concepción religiosa de la sociedad identificaban al pobre
como “pobre de Jesucristo” y hacia de la limosna indiscriminada
una obligación que mostraba la bondad y el ejercicio cristiano del
que la ejercía.
No era extraño que los mendigos cometieran pequeños delitos
por lo que se les recluía en las “Casas de Misericordia” cuya
existencia se generalizó a partir de 1580.
No era raro que los mendigos, controlados o no, simularan
enfermedades o lesiones para conseguir mayores beneficios.
Por lo general, tanto a estos falsos tullidos y a los pequeños
delincuentes, se les aplicaban penas de azotes, trabajos
forzados, para la ciudad o como galeotes, o mutilaciones.
7. En el terreno de la delincuencia, a fines del XVI proliferan las
bandas en toda Europa.
Se trata de clanes familiares que sostienen guerras privadas
entre grupos favorecidos. A menudo las penas iban en contra de
los propios privilegios nobiliarios e incluían cárcel (incluso de
eclesiásticos), requisa, quema o derribo de propiedades.
En los Balcanes, los bandoleros haiduk fueron protegidos como
símbolo de resistencia a los turcos.
Historiadores como Braudel consideran que, en estos ladrones
estuvo el germen de las futuras revueltas.
4) Las revueltas populares del siglo XVI en el primer tercio del
XVI culminan las revueltas del fines de la Edad Media. Se trata
de revueltas de corte religioso y milenarista como la que tuvo
lugar en 1524 con un marcado carácter apocalíptico.
Otras tuvieron un carácter igualitario y religioso como los
husitas del monte tabor y los anabaptistas munsterianos.
Otra levantamiento pero de naturaleza social fue la germanía
(de hermanos) valenciana.
Estas revueltas fueron de principios urbanos Estuvieron
relacionadas con cuestiones productivas.
Los campesinos se levantaban como respuesta a las crisis
económicas y sus disturbios tuvieron una mayor duración.