1. NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES
PATRONA DE COSTA RICA
Dra. Deyanira Flores
La Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, es la
Patrona de la República de Costa Rica y ha acompañado nuestro país
prácticamente a lo largo de toda su historia. Ella ha sido el punto de referencia de
todos los costarricenses y a Ella hemos recurrido siempre en los momentos
difíciles.
"Bien cabe afirmar, sin tacha alguna de exageración, que desde la
primera mitad del siglo XVIII, la vida religiosa y eclesiástica de Costa Rica
gira alrededor del culto y de la devoción a Nuestra Señora de los Ángeles,
cuya Imagen Sacrosanta se venera en su templo de Cartago. Hemos
concentrado, con singularísima intensidad de devoción, todo el
espíritu religioso que tan generosamente nos llegara de España ... La
Virgen de los Ángeles presidió el ciclo de evolución social y nacional
de nuestra patria durante la mayor parte del tiempo colonial, fue
testigo activo del nacimiento de la antigua Provincia de Costa Rica
como Nación independiente y ha continuado presidiendo y dirigiendo
los destinos de nuestra vida republicana y autónoma desde 1821
hasta nuestros días ... Por consiguiente, la devoción a la Virgen a los
Ángeles, que en el curso de nuestra historia ha sido factor de
innegable virtud para el desarrollo de nuestra personalidad religiosa,
católica y cristiana, ha contribuido de igual manera y en no escasa
medida al robustecimiento de nuestra personalidad política, social y
aún étnica, y al historiador ... no le es lícito ignorar el valor objetivo de
tan valiosa contribución" (Mons. Sanabria, Victor Ml., Historia de
Nuestra Señora de los Ángeles. Editorial Costa Rica, San José 1985,
p.49-52).
2. Los documentos que se han encontrado hasta la fecha sobre el tema
prueban que la devoción a la Virgen de los Ángeles "no está supeditada a los
recursos literarios y de imaginación ..., sino que se mantiene por el propio
peso de los documentos que acerca de ella se han ido acumulando en los
archivos" (Op.cit., p. 59).
En los años 1638-1639, siendo Cura párroco de Cartago el Lic.
Baltazar de Grados, ocurrió el suceso que marcó para siempre la historia de
Costa Rica.
Cuenta la Tradición que una pobre mujer, posiblemente mulata o
mestiza, cuyo nombre se desconoce, pero que algunos la han bautizado como
"Juana Pereira" (Cf. Op.cit. p.634, nota 10), iba a recoger leña en los
breñales que había hacia el este de la ciudad de Cartago, en los egidos o
arrabales de la ciudad, llamados "la gotera" de Cartago (Op.cit. p.635, nota
11). Un día, cuando estaba ocupada en esta actividad, encontró sobre una
piedra una imagen muy sencilla de una mujer con un niño en brazos; se la
llevó para su casa y la guardó. Al día siguiente pasó por el mismo lugar y
volvió a encontrar una imagen igual a la otra. Creyendo que eran dos iguales,
se la llevó a su casa también pero, ante su sorpresa, descubrió que la
primera no estaba. Guardó ésta con gran cuidado. Al otro día, una vez más,
encontró la imagen sobre la piedra y al correr a su casa comprobó que la
segunda había desaparecido. Tres veces le sucedió este hecho. Muy asustada
decidió contárselo todo al párroco de Cartago; éste escuchó la historia y
guardó la imagen. Al día siguiente, cuando fue a buscarla para examinarla
más detenidamente, no la encontró. Acompañado de varias personas se
dirigió al lugar donde la mujer la había encontrado siempre y efectivamente
allí estaba la Imagen. En procesión solemne, ésta fue entonces conducida a
la iglesia parroquial. Esa noche se colocó la Imagen en el Sagrario. Pero al
día siguiente, ante el estupor de todos, había desaparecido también de ahí y
se encontraba de nuevo en su piedra. Se decidió entonces construirle allí
mismo una ermita de paja mientras se disponía una construcción mejor.
Esta es la historia que cuenta la Tradición y que ha permanecido
3. prácticamente inalterada a través de los siglos. Así la relatan los
documentos históricos que ahora conocemos y así la han venido contando las
madres a sus pequeños por 375 años.
Se dice que apareció en lo que se llamaba "la Gotera" o los "egidos";
otros hablan de La Puebla de los Pardos. La fecha oficial aprobada por la
Iglesia de la aparición es el dos de Agosto de 1635. Se le dio el título de
Nuestra Señora de los Ángeles, porque el 2 de agosto lo Franciscanos
celebran La Purciúncula.
En 1782, Mons. Esteban Lorenzo de Tristán practicó la visita canónica a la
Provincia de Costa Rica. A petición del clero, de las autoridades civiles y de todo el
pueblo, el 14 de agosto de ese año declaró solemnemente Patrona de Cartago a
Nuestra Señora de los Ángeles..
El 15 de septiembre de 1821 fue declarada la Independencia de Costa Rica de
España. El 13 de octubre, en el Acta de la sesión en que se conoció de los hechos de
la independencia, las autoridades de Cartago acordaron que se pidiera al cura de la
ciudad una misa de rogación a "María Santísima, Nuestra Señora con el título de
los Ángeles, Patrona general de la ciudad de Cartago declarada como tal en 1782,
a fin de que se digne interponer con su Hijo Santísimo y nos favorezca con los
auxilios de su santísima gracia para nuestras determinaciones en la época tan
lamentable" (Op.cit., p. 116.). Es muy significativo observar como Costa Rica, en este
momento histórico en que comenzaba a dar sus primeros pasos sola como estado
independiente, acudiera a la Virgen de los Ángeles para implorar su ayuda.
El 24 de septiembre de 1824 el primer Jefe de Estado, Juan Mora
Fernández, ejecutó el decreto y quedó establecido para siempre que "La Virgen de
los Ángeles, Madre de Dios y Señora Nuestra, es y será en lo sucesivo la Patrona del
Estado de Costa Rica" (Op.cit., p.221; cf. los textos relacionados con la Patrona de
Costa Rica en p.338-348). Esta histórica declaración fue ratificada cien años después
por la Cámara Legislativa de la República de Costa Rica el 24 de septiembre de
1924 (Op. cit., p.348-350).
Debe causar admiración y es motivo de orgullo para los costarricenses que un
4. pueblo, a escasos tres años de declarada su Independencia, escogiera por su
Patrona y Señora a María Santísima y pusiera en sus manos la historia del nuevo
estado y de la nueva nación soberana.
El 4 de septiembre de 1854, Mons. Anselmo Llorente y Lafuente, primer
Obispo de Costa Rica, consagró la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles.
En 1856, con motivo de la guerra contra los filibusteros y de la peste del
cólera, la Virgen de los Ángeles fue grandemente invocada por todo el pueblo de
Costa Rica.
La devoción a la Virgen de los Ángeles ha sido una constante en la
historia de Costa Rica desde su aparición en 1635. El siglo XX no ha sido
excepción: fue inaugurado con una gran peregrinación a su Santuario.
Luego de una especial preparación, el 26 de abril de 1926 Mons. Rafael Otón
Castro, primer Obispo costarricense, coronó a la Virgen de los Ángeles. En
1927 se editó un libro conmemorativo de la coronación titulado: La Virgen
de los Ángeles Coronada, que incluye la notable Historia de Nuestra Señora
de los Ángeles del historiador Eladio Prado Sáenz. En 1944, el segundo
arzobispo de San José, Mons. Dr. Víctor Manuel Sanabria, erigió la
Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles (Cf. los documentos relativos a
la erección de la parroquia en Op. cit., p. 409-413).
La Virgen de los Ángeles se encuentra casi siempre en su Santuario
de Cartago. Sólo en ocasiones muy especiales es llevada a otras ciudades.
Durante la celebración del 350 aniversario, la Conferencia Episcopal de
Costa Rica dispuso que la Imagen de la Virgen, durante los meses de junio y
julio de 1985, viajara por todas las diócesis en helicóptero y "papamóvil".
La Imagen de la Virgen de los Ángeles es muy pequeña: mide tan sólo
unos 10 cm. Es de piedra y tiene un color que oscila entre el plomo o azulejo
y el verde oscuro como el jade. Presenta puntos dorados semejantes a
estrellas, tal vez pintados o bien señales de mica. Las líneas son muy
sencillas. Se advierten las facciones de su rostro oscuro, razón por la cual los
5. costarricenses la llaman cariñosamente "la Negrita". La cabeza está
adornada de colochos que bajan hasta los hombros confundiéndose
fácilmente con el manto. La carita es más bien ovalada, los ojos rasgados, la
nariz bien marcada y la boca pequeña. Viste una túnica y un manto que
cubre casi enteramente su cuerpecito: baja desde la cabecita y es recogido
formando pliegues, pasando por delante del cuerpo y colgando del brazo
izquierdo, dejando al descubierto parte del brazo derecho y la túnica con sus
pliegues del cuello hasta la cintura.
El Niño se encuentra en brazos de su Madre, dulcemente recostado
sobre ella. Tiene un bracito bajo y el derecho está apoyado sobre el pecho
virginal en actitud de bendecir. Su cabecita está doblada y se pueden
apreciar un poco las facciones de su pequeño rostro. La Virgen Santísima lo
sostiene y rodea su cuerpecito con el brazo izquierdo, mientras que con el
derecho más bien parece señalarlo delicadamente.
El pedestal es de madera, forrado con oro y plata, y representa el
mundo; del mismo se levanta una azucena, también de plata, que tiene en
sus seis pétalos pequeños angelitos de oro. Sobre la azucena descansa una
media luna de plata sobredorada, y frente a ella un serafín de oro con las
manos levantadas en actitud de sostener el manto. La Señora está sentada
en su peana de madera, vestida con manto y túnica de oro adornados con
perlas y piedras preciosas y una cruz. Este remata en una pequeña corona
rodeada de rayos y estrellas todo de oro. Luego viene el resplandor con el
arco del frente y la rayería de oro. Las estrellas y rosetas del resplandor
simbolizan la inmensidad del firmamento iluminado por los rayos del sol.
Sobre todo esto está colocada la valiosa corona de oro y pedrería sostenida
por angelitos con que fue coronada en 1926 (Op. cit., p. 639-640, nota 9).
La Imagen de la Virgen de los Ángeles fue hallada en la ciudad de
Cartago, cabecera de la provincia del mismo nombre. Fundada por Juan
Vasquez de Coronado 1563 en el Valle del Guarco, fue capital de Costa Rica
y residencia de las autoridades coloniales hasta 1823, cuando la capital fue
6. trasladada a San José, actual capital. Se ubica en una zona montañosa con
pequeños valles fértiles dedicados a la agricultura y la ganadería. El
Santuario, que cuenta con un terreno más bien pequeño, se encuentra en
medio de la ciudad rodeado por casas de habitación, excepto por un
parquecito que tiene enfrente. Desde él se divisan bellas montañas y el
Volcán Irazú.
Cuatro templos se han levantado en el lugar donde fue hallada la
Imagen. Durante los primeros años se veneró en una sencilla ermita. Un
santuario más grande se construyó en la segunda mitad del siglo XVII. El
mismo fue víctima de varios temblores hasta que sucumbió en 1822. Se
levantó otra iglesia que fue consagrada por Mons. Llorente y Lafuente en
1854, pero de nuevo ésta quedó totalmente destruida por el terremoto de
1910. En 1912 el Obispo Mons. Juan Gaspar Stork puso la primera piedra
del nuevo Santuario y en 1914 colocó la Imagen.
La Basílica es una de las iglesias más bellas de Costa Rica. La
construcción es de tela metálica, hierro y madera de cedro en el interior. La
planta es de estilo bizantino, con cinco naves y dos cúpulas grandes muy
hermosas y cuatro pequeñas. Tiene treinta y dos vitrales de gran tamaño
fabricados en Alemania que ostentan en su mayor parte escenas bíblicas
referentes a la Santísima Virgen. Posee además bellas campanas de lindo
tañido traídas desde Francia.
La Iglesia tiene capacidad para unas tres mil personas El Santuario
de Nuestra Señora de los Ángeles, desde el momento del hallazgo de la
Imagen, ha estado siempre en manos del clero diocesano.
Dentro de la Basílica se encuentran urnas de cristal con los exvotos,
mudos testimonios de los innumerables favores concedidos por la Virgen de
los Ángeles a sus hijos. También se conservan regalos: trofeos, barcos,
instrumentos de labranza, ramos de novia, medallas, títulos académicos, etc.
En la Cripta se conserva la Piedra sobre la cual fue encontrada la
Imagen y a donde ésta regresaba hasta que se le construyó allí mismo una
ermita
7. De la Pila de Nuestra Señora, a inicios del siglo XIX, vieron una gran
humedad en las paredes del Santuario y descubrieron que el agua venía de
una fuente nacida debajo de la Piedra del hallazgo. Esta agua fue entubada
y se recoge en una pila fuera de la Basílica. Los fieles le tienen mucha fe por
las curaciones que le atribuyen (Op.cit., p.646, notas 12 y 13; Idem., Nuestra
Señora de los Ángeles, Madre de un pueblo…, p.52).
La Virgen de los Ángeles ocupa un lugar muy especial en el corazón
de todos los costarricenses, que la reconocen como la Madre de Dios y Madre
suya. Su devoción y su afecto hacia la "Negrita" la expresan de muchas
maneras. Siempre acuden a Ella, ya sea como país o como individuos. En los
momentos de triunfo o de dolor, automáticamente se dirigen a Cartago. La
celebración más importante en su honor es la fiesta del 2 de Agosto.
La fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles se celebra con gran
solemnidad el dos de Agosto de cada año. Es precedida por una Novena
dedicada a diferentes temas que incluye el rezo del Rosario y la Misa
cantada.
Lo más tradicional de la fiesta es la romería. Cada año, el primero de
Agosto, desde los más apartados rincones del país, cientos de miles de
romeros se ponen en marcha hacia Cartago. Niños, jóvenes y ancianos;
hombres con sus mochilas al hombro, mujeres cargando niños en brazos;
inválidos en sus sillas de ruedas; todos se dirigen a pie hasta Cartago.
Algunos que vienen desde lugares lejanos se ponen en marcha con varios
días de anticipación. Aunque la mayoría va a pie, algunos grupos tienen por
costumbre subir a caballo.
El motivo principal para realizar la romería es agradecerle a la Virgen
de los Ángeles algún favor concedido o implorarle su ayuda. También
muchos van simplemente para rendirle un homenaje en su día.
Desde 1932, el dos de Agosto es feriado nacional. Los romeros van
llegando por miles durante toda la noche y la madrugada a la Basílica,
donde se reza el Rosario y se celebra la Misa Pontificial, celebrada por el Sr.
Arzobispo en unión de todos los obispos de Costa Rica y el Nuncio
8. Apostólico. Participan los miembros del clero, el Presidente de la República
acompañado por su gabinete y miles de fieles.
Durante todo el año, la afluencia al Santuario es constante. Es
impresionante ver la cantidad de gente que la visita. La Virgen nunca está
sola;. Tradicionalmente, la mayoría de los peregrinos hace el recorrido desde
la puerta hasta el altar de rodillas, donde se acostumbra rezar con gran
devoción. Después generalmente se visita la Cripta donde está la Piedra y
luego la Fuente, donde se toma y recoge el agua para llevar a casa. Las
pequeñas velitas no cesan de arder ante el altar, como mudos recordatorios
de las oraciones y la fe que las encendieron. Su llamita no pasa nunca
desapercibida a la Reina de los Ángeles. Las rosas y las espinas las recoge
por igual esta Madre amorosa. En su jardín multiplica las unas y endulza
las otras. Con la misma ternura con que un día tomó entre sus brazos al
Niño Dios, recibe ahora a sus hijos. Con el mismo amor con que se mantuvo
de pie al lado de la Cruz, está ahora siempre al lado de sus hijos en sus
sufrimientos.
¡Oh Madre y Reina nuestra! Si Costa Rica es un país muy especial, es
porque tiene una Madre muy especial. ¡Todo te lo debemos a ti, Negrita de
los Ángeles! En su bondad y misericordia infinitas, quiso tu Santísimo Hijo
venir al mundo a través tuyo; quiso que cooperaras con su misión redentora;
quiso darte a toda la humanidad para que fueras su Madre y Señora.
Desde Lourdes a Fátima; desde Loreto a Czestokowa; desde
Guadalupe a Cartago ... no cesas de darnos pruebas de tu amor y tu
protección. ¡Nuestra Señora de los Ángeles, bendice y protege a Costa Rica y
al mundo! Porque, como dice el himno con que te cantamos, tú eres: ¡"la Hija
de Dios Padre, del Divino Verbo Madre, del Paráclito Esposa, Reina de los
Ángeles, Amparo de pecadores, Madre de misericordia"!
9. Bibliografía
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Documenta Historica: Beatae Mariae Virginis Angelorum Reipublicae de
Costa Rica Principalis Patronae.