2. El déficit de atención es uno de los problemas más habituales en las escuelas. Los niños que lo
padecen ven limitado su aprendizaje y para los maestros suponen un elemento de dificultad
añadido por los efectos que puede tener su comportamiento en el grupo. De aquí la importancia
de conocer los puntos clave del trastorno y la forma de paliarlos, en la medida de lo posible, en
el aula.
3. Orientaciones psicopedagógicas
Un niño con déficit de atención supone un gran estrés añadido para el
maestro/a.
El aula constituye un entorno colectivo en el que hay un orden y un tiempo.
Con frecuencia parece que el niño va hacia atrás y que cosas que tenía ya
aprendidas no es capaz de recordarlas en momentos determinados.
Cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje y esto es especialmente cierto
con los que presentan déficit de atención.
4. PARA QUE APRENDAN MÁS:
Por regla general, los niños con déficit atencional, aprenden mejor
cuando la información es presentada visualmente.
Las instrucciones deben ser claras y concisas, adecuadas a la
capacidad y características del niño.
Si introducimos diversas peticiones en una misma locución, el niño se
pierde con facilidad.
No emitir, junto a las demandas, excesivos razonamientos de nuestra
petición por el mismo motivo.
5. EJERCICIOS Y ACTIVIDADES
Enumerar tres, cuatro o cinco cosas (según la edad) que puede encontrar
en casa y pedirle que las traiga para comprobar que ha atendido al
listado.
Decirle una palabra o un número. A continuación, recitar un listado de
palabras o números, entre los que se encuentre el anterior, y pedirle que
haga una señal cuando lo escuche.
Colocar diferentes elementos en una mesa, en un orden determinado.
Variar luego el orden para que vuelva a colocarlos en el modo inicial.
Guardar varios objetos en una caja, cerrarla y pedirle que repita el
nombre de todos los objetos que están en su interior.
Disfrazarse con varios adornos y quitarse algunos para que descubra
cuáles han desaparecido.