1. ERA UNA VEZ ungran violinista llamado PAGANINI. Algunosdecían que él era muyextraño. Otros, que era sobrenatural.
2. Las notas mágicas que salían de suviolínteníanun sonido diferente, por esonadiequería perder laoportunidad de ver suespectáculo.
3. Una ciertanoche, el palco de unauditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo.La orquestaentró y fue aplaudida.El maestro fue ovacionado. Cuandola figura de Paganinisurgió, triunfante, el público deliró.
4. Paganini coloca su violínen el hombro y lo que se escucha es indescriptible. Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas ysemicorcheas parecen tener alas y volar con el toquede sus dedos encantados.
5. De repente, un sonido extrañointerrumpe elsolaz de laplatea. Una de lascuerdasdelviolín de Paganini se rompió. Pero Paganini no paró. El maestro paró. La orquestra paró. Mirando su partitura, continúa arrancando sonidos deliciosos de un violín con problemas. El público paró.
6. Antes de que el público se serenara, otro sonido perturbador derrumbalaatención de losasistentes. El maestro y laorquesta, exaltados, vuelven a tocar. El maestro paró nuevamente. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe. La orquestaparónuevamente. Paganini no paró.
7. Como si nada hubiese sucedido, élolvidólas dificuldades y avanzó sacando sonidos de loimposible. El maestro y laorquesta, impresionados, volvieron a tocar. Pero el público no podría imaginarlo que estaba por suceder. Todas las personas, atónitas, exclamaron OHHH!
8. Una terceracuerdadelviolín de Paganini se rompe. El maestro se paralizó. La orquesta paró. La respiración del público se detuvo. Pero Paganini continuó. Como si fuese un contorsionista musical, arranca todos los sonidos de la única cuerda que sobrara de su violín destruido.
10. El público parte del silencio para la euforia,de lainercia para eldelirio. Paganini alcanza la gloria. Su nombre corre a través del tiempo. No es apenas un violinista genial. Es el símbolo del hombre que continúa adelante frente a lo imposible.
11. A veces en nuestras prácticas tenemos muchas dificultades... Se rompen muchas cuerdas... No siempre sabemos cómo enfrentarlas... Cómo repararlas... Pero una cosa si sabemos. No todo está perdido. Todavía existe una cuerda y es tocando con ella que ejercemos nuestro talento. Tocando con ella es que vibramos Y podemos llegar a los demás.
12. Aprendemos a aceptar que la vida siempre nos dejará una última cuerda... Descubramos esa cuerda... Aún cuando no parezca posible... Quedará la cuerda del intentar “una vez más”,del dar un paso más o quizás, un movimiento distinto. Despertemos el Paganini que existe dentro nuestro... Victoria es el arte de continuar,donde los otros resuelven parar.
13. Así, le escribe Camus en Noviembre de 1957 al señor Bernard, su maestro, tras la entrega del Nobel de Literatura: «He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, sin la mano afectuosa que tendió al niño pobre que era yo, sin su enseñanza y su ejemplo, no hubiese sucedido nada de todo esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y de corroborarle que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso en ello continúan siempre vivos en uno de sus pequeños escolares, que, pese a los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido»
14. Relata el escritor argentino Ernesto Sábato en Antes del fin: -«Cuando alguna vez he vuelto a viajar en tren, soñé con encontrar a ese profesor de mi secundaria, sentado en algún vagón, con el portafolios lleno deberes corregidos, como esa vez -¡hace tanto!- cuando íbamos juntos en un tren y yo le pregunté, apenado de ver cómo pasaba sus años en tareas menores, - “¿Por qué, Don Pedro, pierde tiempo en esas cosas?” Y él con su amable sonrisa me respondió “Porque entre ellos puede haber un futuro escritor”».