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EL LIBRO DE ENOC 1
                                                               (Apócrifo Etíope)




                                                      LIBRO DE LAS PARABOLAS
                                                                (Caps.XXXVII - LXXI)




                                                                                                                                      Indice General Enoc 1



                  LIBRO DE LAS PARÁBOLAS                                    TERCERA PARÁBOLA
 CAPITULO XXXVII - SABIDURÍA QUE SERÁ DADA A LOS HOMBRES.                   CAPITULO LVIII - LA LUZ INVALUABLE SERÁ AFIRMADA
                                                                            CAPITULO LIX - LOS SECRETOS DE LOS RAYOS, LAS LUCES Y LOS TRUENOS
 PRIMERA PARÁBOLA                                                           CAPITULO LX - EL DÍA DEL JUICIO - BEHEMOT Y LEVIATÁN
 CAPITULO XXXVIII - LA ASAMBLEA DE LOS JUSTOS                               CAPITULO LXI - LOS ÁNGELES QUE MIDEN
 CAPITULO XXXIX - EL ELEGIDO DE JUSTICIA                                    CAPITULO LXII - ESPÍRITU DE LA ALEGRE JUSTICIA ES EL TRONO DE GLORIA
 CAPITULO XL - LOS QUE NO DUERMEN                                           CAPITULO LXIII - RECONOCIMIENTO Y CASTIGO DE LOS PODEROSOS
 CAPITULO XLI – TODOS LOS SECRETOS DE LOS CIELOS                            CAPITULO LXIV -LOS QUE REVELARON LOS SECRETOS
 CAPITULO XLII – SABIDURÍA NO TIENE LUGAR                                   CAPITULO LXV -COMBINACIÓN SECRETA REVELADA
 CAPITULO XLIII – BALANZA DE LUZ                                            CAPITULO LXVI - LOS PODERES DE LAS AGUAS
 CAPITULO XLIV – SOBRE LAS ESTRELLAS Y RAYOS                                CAPITULO LXVII - LA RAZA DE VIDA - AGUAS DE CAMBIO
                                                                            CAPITULO LXVIII - UN LIBRO - COMO SI ELLOS FUERAN EL SEÑOR
 SEGUNDA PARÁBOLA                                                           CAPITULO LXIX - LOS ÁNGELES CAÍDOS SUS NOMBRES Y OBRAS - FUERTE Y      PODEROSO
 CAPITULO XLV – EL DÍA DE LOS ELEGIDOS                                      CAPITULO LXX - ENOC ARREBATADO
 CAPITULO XLVI – EL CABEZA DE DÍAS Y EL OTRO                                CAPITULO LXXI - ENOC EN EL CIELO DE LOS CIELOS
 CAPITULO XLVII - LA ORACIÓN DE LOS JUSTOS ACOGIDA
 CAPITULO XLVIII – LA SABIDURÍA DEL SEÑOR DE LOS ESPÍRITUS Y SU MESÍAS
 CAPITULO XLIX – EL PODEROSO EN LOS SECRETOS DE JUSTICIA
 CAPITULO L – LA VICTORIA DE LOS ELEGIDOS
 CAPITULO LI – LOS MUERTOS DEVOLVERÁN LA VIDA
 CAPITULO LII - LAS MONTAÑAS QUE SERVIRÁN AL MESÍAS
 CAPITULO LIII - INSTRUMENTOS PARA LOS REYES Y LOS PODEROSOS DE LA TIERRA
 CAPITULO LIV - CADENAS DE TORTURA
 CAPITULO LV - JURAMENTO PARA EL DÍA DE TRIBULACIÓN
 CAPITULO LVI - EL REY DEL NORTE CONTRA SIÓN
 CAPITULO LVII - CAEN LAS COLUMNAS DE LA TIERRA




CAPITULO XXXVII - Sabiduría que será dada a los hombres..
  1. Segunda visión que vio; visión de sabiduría que vio Enoc, hijo de Jared, hijo de Malaleel hijo de Kainan, hijo de Enós, hijo
de Seth, hijo de Adán.
  2. Y he aquí el principio de la palabra de sabiduría que he pronunciado para decir a los que habitan sobre el árido:
Escuchad, oh ancianos, y ved, hombres del porvenir, la santa palabra que voy a decir en presencia del Señor de los espíritus.
  3. Valdría mejor decirla a los ancianos; pero, incluso a los hombres del porvenir no les rehusaremos el principio de la
sabiduría. [1]
  4. Hasta el presente, ciertamente, no ha sido dado, por el Señor de los espíritus, sabiduría (comparable a la) que he recibido,
según mí inteligencia, según el buen placer del Señor de los espíritus, por el que me ha sido dada la parte de vida eterna.
  5. Así pues, me han sido (comunicadas) tres parábolas, y yo he elevado (la voz) diciendo a los que habitan sobre el árido:




                                                             PRIMERA PARÁBOLA

CAPITULO XXXVIII - La asamblea de los justos
  1. Primera parábola. Cuando aparezca la asamblea [2] de los justos, y los pecadores sean juzgados por sus pecados, y sean
expulsados de la faz del árido
  2. Y cuando la justicia [3] se manifieste a la faz de los justos y elegidos cuya obra depende del Señor de los Espíritus; y
cuando aparezca la luz a los justos y a los elegidos que habitan sobre el árido ¿dónde estará la habitación de los pecadores,
dónde estará el lugar de reposo de los que han renegado del Señor de los espíritu? Hubiera valido mejor para ellos que no
hubieran nacido.
  3. Cuando los secretos [4] de los justos sean revelados, (entonces) los pecadores serán juzgados, y los impíos serán
expulsados de la faz de los justos y de los elegidos.
  4. A partir de entonces no serán ni fuertes, ni elegidos los que posean la tierra, y no podrán mirar la faz de los santos,
porque es la luz del Señor de los Espíritus la que ha aparecido sobre la faz de los santos, de los justos y de los elegidos.
  5. Los reyes y los poderosos, en ese tiempo, perecerán y serán entregados a las manos de los justos y de los santos.[5]
 6. Y desde entonces nadie pedirá misericordia por ellos al Señor de los espíritus, porque su vida habrá sido consumada.[6]




CAPITULO XXXIX - El Elegido de Justicia
  1. En esos días, los hijos de los elegidos y de los santos descenderán desde lo alto del cielo, y será una su raza [7] con los
hijos de los hombres.
   2. Y en esos días Enoc recibió los libros [8] de indignación y de cólera, y los libros de terror y de conmoción) Y no habrá
misericordia para ellos, dijo el Señor de los espíritus.
  3. En ese tiempo, un torbellino de viento me arrancó de la faz de la tierra y me depositó en la extremidad de los cielos.
  4. Y allí vi otra visión: las habitaciones de los santos y las camas de reposo de los justos.
   5. Allí mis ojos vieron sus habitaciones en medio de los ángeles de su justicia, y sus camas de reposo en medio de los
santos; ellos piden, interceden y ruegan por los hijos de los hombres; y la justicia[9] mana como agua entre ellos, y la
misericordia, como rocío [10] sobre la tierra, así sucederá entre ellos, hasta los siglos de los siglos.
  6. Y en ese lugar, mis ojos vieron al Elegido de justicia y de fidelidad; y la justicia reina en sus días y los justos y los elegidos
son innumerables ante él, por los siglos de los siglos.
  7. Vi su habitación bajo las alas del Señor de los espíritus todos los justos y los elegidos brillan ante él como resplandor del
fuego; [11] su boca está llena de bendición, y sus labios glorifican el nombre del Señor de los espíritus; y la justicia no se pasa
ante él, y la verdad no se pasa ante él.
 8. Allí es donde yo quería permanecer, y mí alma deseaba esa estancia; allí es donde al principio estuvo mi participación,
porque ha sido estatuido así para mí ante el Señor de los espíritus.
 9. En esos días, he alabado y exaltado el nombre del Señor de los espíritus con bendición y alabanza, porque él me ha
confirmado en bendición y en gloria según el buen placer del Señor de los espíritus.
 10. Y mis ojos han mirado ese lugar durante mucho tiempo, y lo he bendecida y lo he glorificado diciendo: Bendito es, y
bendito sea desde el principio hasta la eternidad.
 11. Y ante El no hay fin; antes de que el mundo sea creado Él sabe lo que es, así como lo que tendrá lugar de generación en
generación.
 12. Ellos te bendicen, los que no duermen;[12] se mantienen ante tu gloria y te bendicen, glorifican y exaltan diciendo: Santo,
Santo, Santo, el Señor de los espíritus; El llena la tierra de espíritus.
 13. Y allá mis ojos vieron a todos los que no duermen, mantenerse ante Él y bendecir((e) y decir: Bendito seas; y bendito sea
el nombre del Señor por los siglos de los siglos.
 14. Y mi cara se transformó, de manera que no podía mirar más.




CAPITULO XL - Los que no duermen
  1. Y tras eso, vi miles y miles y miríadas y miríadas, innumerables y sin cómputo (posible), que se mantienen ante el Señor de
los espíritus.
  2. Después miré y vi, a los cuatro lados del Señor de los Espíritus, cuatro rostros diferentes de los que no duermen,[13] y
aprendí sus nombres que me dio a conocer el ángel que andaba conmigo y me hacía conocer todos los secretos.[14]
 3. Y oí las voces de esos cuatro rostros, mientras cantan alabanzas en presencia del Señor de gloria.
 4. Y la primera voz bendice al Señor de los espíritus por los siglos de los siglos.
 5. Y oí la segunda voz bendecir [15] al Elegido y los elegidos que dependen del Señor de los espíritus.
 6. Y oí la tercera voz pedir y rogar por los que habitan el árido; y suplicaba en nombre del Señor de los Espíritus.
 7. Y oí la cuarta voz expulsar a los Satanes, [16] y no les permitía Ilegar cerca del Señor de los espíritus para acusar a los
que habitan sobre el árido.
 8. Después de eso, pedí al ángel de paz que andaba conmigo y me enseñaba todo lo que está oculto: [17] ¿Qué son esos
cuatro rostros que he visto, y cuya palabra he oído y escrito? .
  9. Y me dijo: EI primero es el misericordioso y pacientísimo Miguel; el segundo, que está encargado de todas las
enfermedades y de todas las heridas de los hijos de los hombres, es Rafael; el tercero, que está encargado de toda fuerza,[18]
es Gabriel, y el cuarto, que preside en el arrepentimiento, para esperanza [19] de los que heredarán en la vida eterna, su
nombre es Fanuel.
 10. Esos son los cuatro ángeles del Señor de los espíritus y las cuatro voces que he oído estos días.
CAPITULO XLI – Todos los secretos de los cielos
 1. Después vi todos los secretos [20] de los cielos, y cómo será repartido el reino, y cómo las acciones de los hombres serán
pesadas en la balanza.
 2. Allí, vi la residencia de los elegidos y la residencia de los santos, y mis ojos vieron allí a todos los pecadores, que reniegan
del nombre del Señor de los Espíritus, expulsados de este lugar; llevados cautivos, y no pudiendo subsistir más a causa del
castigo que viene del Señor de los espíritus.
 3. (Y allí mis ojos vieron los secretos del rayo y del trueno, [21] y los secretos de los vientos - cómo están distribuidos para
soplar sobre la tierra -, y los secretos de las nubes y del rocío; [22] y allí vi de dónde salen, en ese mismo lugar, y de dónde se
satura (de humedad) el polvo de la tierra.
 4. Allí vi los depósitos cerrados desde donde son distribuidos los vientos; el depósito del granizo [23] y del viento, el depósito
de la niebla y de las nubes y su nube (de este depósito) planea sobre la tierra desde el principio del mundo.
   5. Y vi los depósitos del sol [24] y de la luna, [25] de dónde salen (estos astros), y a dónde vuelven - y su vuelta es gloriosa -
  [26] y cómo uno es más bello que el otro [27] y (cómo) su carrera es magnifica; (y vi) cómo no se apartan de su ruta, y no
;
añaden ni restan nada a su recorrido, sino que permanecen fieles el uno al otro, en el juramento que se han hecho.
  6. EI sol sale primero, y sigue su camino por orden del Señor de los espíritus y su nombre permanecer por los siglos de los
siglos.
  7. Después viene el camino oculto y después descubierto de la luna; ella cumple el recorrido de su camino en ese mismo
lugar, durante el día y durante la noche; [28] y el uno está en la parte opuesta del otro en presencia del Señor de los espíritus; y
dan gracias y alaban sin descansar, porque para ellos la acción de gracias es un descanso.
  8. EI sol cumple, en efecto, numerosas resoluciones, sea para bendecir, sea para maldecir; y el recorrido del camino de la
luna es luz para los justos, y tinieblas para los pecadores, en nombre del Señor que ha separado la luz de las tinieblas, que ha
repartido los espíritus de los hombres, y ha consolidado los espíritus de los justos en nombre de su justicia. [29]
  9. Porque ningún ángel los para (los pecadores del versículo); y (ningún) poder puede retenerles, porque el juez los ve a
todos, y los juzga a todos ante él (Dios).




CAPITULO XLII – Sabiduría no tiene lugar

Comparar con 3En.XVIlI: 29-32
 1. La sabiduría [30] no ha encontrado lugar en donde pudiera habitar; [31] así, su mansión está en los cielos.
 2. La sabiduría ha salido para habitar entre los hijos de los hombres y no ha encontrado habitación; la sabiduría ha vuelto a
su residencia y se ha fijado en medio de los ángeles.
 3. Y la injusticia ha salido de su guarida; ha encontrado a los que no buscaba y ha habitado entre ellos, como la Iluvia en el
desierto, y como el rocío [32] sobre una tierra sedienta.




CAPITULO XLIII – Balanza de luz
 1. Después vi otros rayos y las estrellas del cielo, y vi como él las Ilamaba por sus nombres; y (cómo) ellas le escuchan. [33]
 2. Y vi la balanza de la justicia, [34] cómo ellas son pesadas (en ella) según su luz, según su anchura y según sus espacios y
el día de su aparición; su revolución engendra el rayo, y vi su revolución según el número de los ángeles, y (cómo) ellas se
guardan fidelidad entre ellas.
 3. Yo pregunté al ángel que iba conmigo, que me mostró lo que está oculto: ¿Quiénes son aquellos?.
 4. Y él me dijo: EI Señor de los espíritus te ha mostrado su parábola: estos son los nombres de los santos que habitan sobre
el árido y creen en el nombre del Señor de los espíritus por los siglos de los siglos.




CAPITULO XLIV – Sobre las estrellas y rayos
(Vi también otras cosas aún sobre los rayos, como algunas estrellas surgentes se convierten en rayos y no pueden abandonar su
(nueva) forma.)
SEGUNDA PARÁBOLA:

CAPITULO XLV – El día de los Elegidos
  1. De aquí la segunda parábola sobre los que reniegan el nombre del reposo de los santos, así como el del Señor de los
espíritus.
  2. Ellos no subirán al cielo y ellos no alcanzarán la tierra: tal será la suerte de los pecadores que han renegado el nombre del
Señor de los espíritus, y que, así, son reservados para el día de la aflicción y del infortunio.
  3. En este día mi Elegido se sentará sobre un trono de gloria, y él escogerá entre sus acciones (a los hombres), y sus lugares
de reposo serán innumerables; y su alma se afirmará dentro de ellos, cuando ellos vean a mis elegidos y aquellos que han sido
indultados por mi nombre glorioso.
  4. En este día, yo haré habitar a mi Elegido en medio de ellos, y transformaré el cielo, y yo le bendeciré y le haré luz por la
eternidad.
  5. Y yo transformaré el árido y lo bendeciré; y yo haré habitar a mis elegidos; pero los que hayan cometido pecado o crimen
no la aprovecharán.
  6. Pues yo, he visto y he saciado de paz a los justos míos, y los he hecho habitar ante mí; pero el juicio de los pecadores se
ha allegado a mí con el fin de que los haga desaparecer de la tierra.




CAPITULO XLVI – El Cabeza de Días y el Otro

Comparar con 3Enoc XX

  1. Allí vi a alguien que tenía una cabeza de Días y su cabeza era como de lana blanca; y con él otro [35] cuya figura tenía la
apariencia de un hombre, y su figura era llena de gracia, como uno de los ángeles santos.
  2. Interrogué al ángel que iba conmigo, y que me hacía conocer todos los secretos respecto a este Hijo del hombre: ¿Quién
es él, de donde viene? ¿Por qué va él con la Cabeza de días?.
  3. El me respondió y me dijo: Este es el Hijo del hombre que posee la justicia [36] y con el que habita la justicia, que revelará
todos los tesoros [37] de los secretos,[38] porque el Señor de los espíritus lo ha escogido, y su sino ha vencido por el derecho
ante el Señor de los espíritus por la eternidad.
 4. El Hijo del hombre que tú has visto hará levantar a los reyes y a los poderosos de sus lechos, y a los fuertes de sus
asientos; y romperá los frenos de los fuertes, y partirá los dientes de los pecadores;
 5. Y derrocará a los reyes de sus tronos y de su poder, porque ellos no le han exaltado y porque no han confesado
humildemente de dónde les había sido dada la realeza.
 6. Cambiará la faz de los fuertes y la llenará de temor; las tinieblas serán su vivienda y los gusanos su cama, y no podrá
esperar levantarse de su cama, porque no han exaltado el nombre del Señor delos espíritus.
 7. Estos que juzgan las estrellas del cielo y que levantan sus manos contra el Más Alto, los que oprimen el árido y habitan
sobre él y todas cuyas obras manifiestan la injusticia (y todas sus obras son injusticia); su poder reside en su riqueza, y su
confianza hacia los dioses que han hecho con sus propias manos; ellos niegan el nombre del Señor de los espíritus;
 8. Ellos persiguen sus asambleas, [39] y a los fieles que son atacados en el nombre del señor de los espíritus .




CAPITULO XLVII - La oración de los justos acogida

Comparar con 3Enoc XX: 51-64, 77-96 y con Daniel 7:9-10

 1. En esos días la oración [40] de los justos y la sangre del justo subirán de la tierra ante el Señor de los espíritus.
 2. En estos días, los santos que habitan en lo alto de los cielos se unirán en una sola voz, y suplicarán, orarán, glorificarán,
agradecerán y bendecirán el nombre del Señor de los espíritus sobre la sangre de los justos que ha sido derramada, y de la
oración de los justos, con el fin de que ella no sea vana ante el Señor de los espíritus, y que se le haga justicia, [41] y que su
espera [42] no sea eterna.
  3. En este tiempo, yo vi a la Cabeza de los días, mientras estaba sentada sobre el trono de su gloria, y los libros [43] de los
vivos fueron abiertos ante él, y todo su ejército, que habita en lo alto de los cielos, y su corte permanecían de pie [44] ante su
presencia.
 4. Y el corazón de los santos se Ilenó de alegría [45] porque el número de la justicia está próximo (del término fijado), la
oración de los justos acogida, y la sangre del justo ha sido vengada ante el Señor de los espíritus.
CAPITULO XLVIII – La Sabiduría del Señor de los espíritus y su Mesías
  1. En este lugar vi el manantial de justicia, [46] que es inagotable; y a su alrededor había muchas fuentes de sabiduría; y todos
los sedientos bebían y eran Ilenos de sabiduría, [47] y tenían sus habitaciones con los justos, los santos y los elegidos.
  2. Y en este momento, este Hijo del hombre fue nombrado cerca del Señor de los espíritus, y su nombre (fue nombrado) ante
la Cabeza de los días.     .
                        [48] y las señales fuesen creados, antes que se hiciesen las estrellas del cielo, su nombre fue nombrado
  3. Y antes que el sol
ante el Señor de los espíritus.
 4. Será él un bastón para los justos, a fin de que puedan apoyarse sobre él y no caerán; será la luz de los pueblos y será la
esperanza [49] de aquellos que sufren en su corazón.
  5. Todos aquellos que habitan sobre el árido se prosternarán y lo adorarán; y bendecirán y glorificarán y cantarán al Señor de
los espíritus.
  6. Y por aquello es por lo que él ha sido elegido y guardado ante EI (el Señor) antes de la creación del mundo, y por la
eternidad...
  7. La sabiduría [50] del Señor de los espíritus lo ha revelado a los santos y a los justos, porque EI ha conservado la parte de
los justos, porque ellos han odiado y despreciado [51] este mundo de injusticia y han odiado toda la obra y los caminos en
nombre del Señor de los espíritus, porque ellos serán salvados por su nombre, y él es el vengador [52] de su vida.
 8. En estos días los reyes de la tierra y los poderosos que poseen el árido tendrán la Faz abatida a causa de la obra de sus
manos, porque en el día de su angustia y de su aflicción, no se salvarán.
 9. Los entregará‚ en las manos de mis elegidos; [53] como la paja en el Fuego [54] y como el plomo en el agua, así arderán
ante la cara de los santos, y serán sumergidos ante la cara de los justos, y no se encontrará más rastro de ellos.
 10. En el día de su aflicción, habrá reposo en la tierra; ante ellos (los justos) caerán y no se levantarán mas, y no habrá nadie
para tenderles la mano y levantarlos, porque han renegado del Señor de los espíritus y su Mesías. iQue sea bendito el nombre
del Señor de los espíritus!




CAPITULO XLIX – El poderoso en los secretos de justicia

Comparar con Isaías 11:2
  1. Porque ante Él la sabiduría [55] mana como agua y la gloria no pasa, por los siglos de los siglos.
  2. Porque es poderoso [56] en todos los secretos [57] de justicia, [58] la injusticia desaparecer como la sombra y no tendrá
refugio; porque el Elegido está de pie [59] ante el Señor de los espíritus, y su gloria (permanece) por los siglos de los siglos, y
su poder por las generaciones de las generaciones.
 3. En él habita el espíritu de la sabiduría y el espíritu que ilumina, y el espíritu de ciencia y de fuerza,[60] y el espíritu de los
que se han dormido en la justicia. [61]
 4. Él es el que juzga las cosas secretas, y nadie puede pronunciar palabras [62] vanas ante él, porque él es el Elegido en
presencia del Señor de los espíritus, según su complacencia.




CAPITULO L – La victoria de los Elegidos
 1. En esos días habrá un cambio para los santos y para los elegidos: la luz de los días habitará sobre ellos, y la gloria y el
honor vendrán hacia los santos.
 2. En el día de la aflicción, cuando la desgracia se amontone sobre los pecadores, los justos serán victoriosos por el nombre
del Señor de los espíritus, y Él enseñará a los otros a hacer penitencia y a renunciar a la obra de sus manos.
 3. Ellos no tendrán ningún honor por el nombre del Señor de los espíritus, sino que serán salvados por su nombre, y el Señor
de los espíritus tendrá piedad de ellos, porque su misericordia es grande.
 4. Pero EI es justo en su juicio; y en presencia de su gloria, en su juicio, la injusticia no podrá mantenerse: el que no haga
penitencia ante El, perecerá.
 5. Y desde entonces no les acordará más misericordia, dijo el Señor de los espíritus.




CAPITULO LI – Los Muertos devolverán la vida [63]
 1. En esos días, la tierra devolverá su depósito, y el seol devolverá lo que ha recibido, y los infiernos devolverán lo que
deben.
 2. Él (el elegido) escogerá entre ellos los justos y los santos, porque está cercano el día en que serán salvados
3. EI Elegido, en esos días, tendrá sede en mi trono y todos los secretos [64] de la sabiduría [65] saldrán de las sentencias de
su boca, porque el Señor de los espíritus le ha recompensado con ese don y le ha glorificado.
 4. En esos días las montañas [66] se alzarán como arietes, y las colinas saltarán como corderos hartos de leche; y todos (los
justos) se convertirán en ángeles del cielo.
  5. Su rostro brillará de alegría [67] porque en esos días el elegido se levantará, y la tierra se alegrará y los justos la habitarán,
y los elegidos andarán y se pasearán sobre ella.




CAPITULO LII - Las Montañas que servirán al Mesías

Comparar con 3Enoc XVII: 1-28; Zac.4:10
  1. Tras estos días, en el lugar en donde había visto todas las visiones de lo que está oculto - ya que había sido Ilevado por un
torbeellino de viento, y conducido hacia el oeste -,
  2. Allí mismo mis ojos vieron todos los secretos [68] de los cielos que deben llegar, una montaña de hierro, una de cobre, una
de plata, una de oro, una de estaño y una de plomo. [69]
 3. Interrogué‚ al ángel que andaba conmigo, diciendo: ¿Qué es eso que he visto en el secreto?.
  4. EI me dijo: Todo lo que has visto servirá al poder de su Mesías para que sea fuerte y poderoso [70] sobre la tierra.
  5. Después este ángel de paz, tomando la palabra, me dijo: Espera [71] un poco, y te serán revelados todos los misterios que
rodean al Señor de los espíritus.
  6. Esas montañas que tus ojos han visto, la montaña de hierro, la de cobre, la de plata, la de oro, la de estaño y la de plomo,
serán ante el Elegido como cera ante el fuego [72] y como el agua que cae de lo alto sobre esas montañas y se ablandarán a
sus pies.
 7. Y en esos días nadie se salvará ni por el oro ni por la plata,[73] y no se podrá huir.
 8. Y no habrá ni hierro para la guerra, ni malla para la coraza del pecho; el bronce será inútil, el estaño no servirá para nada
y no será estimado, y el plomo no será buscado.
 9. Todas estas cosas serán destruidas y aniquiladas sobre la superficie de la tierra, cuando aparezca el Elegido, ante la cara
del Señor de los espíritus.




CAPITULO LIII - Instrumentos para los reyes y los poderosos de la tierra

Comparar con 3Enoc XV: 1 - 32 - Esdras VI:1
 1. Allí mis ojos vieron un valle profundo con anchas bocas; y todos los que habitan en el árido el mar y las islas, le Ilevan
presentes, dones y ofrendas, pero ese valle profundo no se Ilena.
 2. Sus manos cometen el crimen, y todo lo que (los justos) producen con fatiga, los pecadores lo devoran criminalmente; así
los pecadores perecerán ante el rostro del Señor de los espíritus y serán expulsados sin cesar de la faz de su tierra por los
siglos de los siglos.
 3. Porque vi a todos los ángeles del castigo establecerse y preparar todos los instrumentos de Satanás. [74]
 4. E interrogué‚ al ángel de paz que andaba conmigo: ¿Para qué‚ preparan esos instrumentos?.
 5. Y me dijo: Preparan esos (instrumentos) para los reyes y los poderosos de esta tierra, a fin de que perezcan por ellos.
 6. Tras eso, el justo y el Elegido hará aparecer la casa de su asamblea;[75] desde entonces (los justos) ya (no) serán
apartados más gracias al nombre del Señor de los espíritus.
 7. Esas montañas ya no estarán más en presencia de su justicia como la tierra; y las colinas se convertirán como en una
fuente de agua, y los justos reposarán de la opresión de los pecadores.




CAPITULO LIV - Cadenas de tortura
 1. Y miré‚ y me volví hacia otro lado de la tierra, y vi allí un valle profundo en donde el fuego [76] Ilameaba.
 2. Y llevaron a los reyes y a los poderosos y los echaron en este valle profundo.
 3. Allí mis ojos vieron fabricar sus instrumentos de suplicio, cadenas [77] de hierro que no podrían pesarse.
 4. E interrogué‚ al ángel de paz que iba conmigo, diciendo: ¿Para qué‚ son preparadas esas cadenas de tortura? .
 5. Y dijo: Esas cadenas son preparadas para las tropas de Azazel [78] a fin de cogerlos y lanzarlos en el abismo de toda
condenación, y cubrirá sus mandíbulas de ásperas piedras, [79] según lo que ha ordenado el Señor de los espíritus.
 6. Después, Miguel, Gabriel, Rafael y Fanuel los cogerán en ese gran día y echarán, ese día, en el brasero ardiente, a fin de
que el Señor de los espíritus les castigue de su iniquidad, porque se han hecho los servidores de Satanás, [80] y han arrastrado
al pecado a los que habitan sobre el árido.
7. (En esos días vendrá la plaga del Señor de los espíritus, y (esa plaga) abrirá todos los depósitos de agua que están sobre
los cielos, y las fuentes que están (bajo los cielos y) bajo la tierra.
  8. Todas esas aguas se mezclarán, aguas con aguas; el agua que está sobre el cielo es del sexo masculino y el agua que
está bajo la tierra es del sexo femenino.
  9. Y todos los que habitan sobre el árido, y los que habitan bajo las extremidades del cielo serán aniquilados.
  10. Por esto es por lo que ellos reconocerán la injusticia que han cometido sobre la tierra, y por ella perecerán)




CAPITULO LV - Juramento para el Día de Tribulación
  1. Tras esto, la Cabeza de los días se arrepintió y dijo: Es inútil que haya destruido a todos los que habitan sobre el árido.
  2. Y juró por su gran nombre: De ahora en adelante no actuará más de esta manera en relación con los que habitan sobre el
árido; colocará un signo en los cielos, y será una garantía de fidelidad entre mi y ellos para siempre y por todo el tiempo en que
el cielo este sobre la tierra.)
  3. Y he aquí lo que sucederá según mi orden: Si quiero cogerles por la mano de los ángeles, en el día de la tribulación y del
sufrimiento, antes haré‚ reposar mi cólera y mi castigo sobre ellos, (si) mi cólera y mi castigo - dijo Dios, el Señor de los
espíritus.
  4. Reyes poderosos que habitáis sobre el árido, veréis a mi Elegido sentarse sobre el trono de gloria y juzgará a Azazel y a
todos sus compañeros y a todos su ejército, en nombre del Señor de los espíritus.




CAPITULO LVI - El Rey del Norte contra Sión
  1. Vi allí las tropas de los ángeles del castigo, que andaban sujetando en la mano látigos y cadenas [81] de hierro y bronce.
  2. E interrogué‚ al ángel de paz que iba conmigo diciendo: ¿Hacia quién van los que Ilevan los látigos?.
  3. Me dijo: Hacia sus elegidos y sus bienamados, a fin de que‚ éstos sean lanzados en el profundo tajo del valle.
  4. Entonces ese valle será Ilenado de sus elegidos [82] y (de sus) bienamados, el tiempo de su vida será consumado, y el
tiempo de su extravío no se contará más.
  5. Y esos días, los ángeles volverán y se lanzarán hacia el oriente, en donde están los partos y los medas.[83] Sacudirán a
los reyes, y un espíritu de turbación les invadirá (a los reyes); y ellos los derrocarán de sus tronos y (esos reyes) huirán como
leones de sus cubiles y como hienas hambrientas en medio de sus rebaños.
  6. Y ellos subirán y pisarán la tierra de sus elegidos (de Dios), y la tierra de sus elegidos será ante ellos una era y un sendero
batido.
  7. Pero la ciudad de mis justos [84] será un obstáculo para sus caballos, y ellos encenderán la guerra contra ellos, y su
derecha desplegará su fuerza contra ellos; el hombre no conocerá a su hermano,[85] ni el hijo a su padre ni a su madre, hasta
que el número de los cadáveres esté (completo) a consecuencia de su muerte, y que su castigo no sea en vano.
 8. En ese tiempo, el seol abrirá su hocico, y serán engullidos en él y su destrucción tendrá fin (?); el seol devorará a los
pecadores ante el rostro de los elegidos.




CAPITULO LVII - Caen las columnas de la tierra
  1. Y llegó, tras eso, que vi otro ejército de carros, sobre los que había hombres montados. Y ellos iban, sobre los vientos, de
oriente y de occidente hasta el mediodía.
  2. Se oía el rodar de sus carros, y cuando este tumulto se produjo, los santos se apercibieron del cielo, la columna de la tierra
fue echada abajo de su base y se oyó de una extremidad del cielo a la otra durante un día.
  3. Y todos ellos (los santos) se prosternaron y adoraron al Señor de los espíritus. Tal es el fin de la segunda parábola.




                                                    TERCERA PARÁBOLA

CAPITULO LVIII - La luz invaluable será afirmada
Comparar con 3Enoc XXVI: 65-76
1. Y yo empecé‚ a decir la tercera parábola relativa a los justos y a los elegidos.
2. Felices sois vosotros, ¡oh justos y elegidos!, pues vuestra parte es gloriosa.
3. Los justos estarán en la luz del sol, [86] y los elegidos en la luz de una vida eterna; y los días de su vida no tendrán fin, los
días de los santos serán sin número.
4. Ellos buscarán la luz y encontrarán la justicia [87] junto al Señor de los espíritus; ¡paz a los justos en nombre del Señor del
mundo!
5. Después de esto se mandará a los santos del cielo a que busquen los secretos [88] de la justicia, partición de la fe, pues ella
brilla como el sol sobre el árido y las tinieblas han desaparecido.
6. Y habrá una luz que no se puede evaluar, [89] y ellos no entrarán en un número (limitado) de días, pues antes habrán sido
disipadas las tinieblas, la luz habrá sido afirmada [90] ante el Señor de los espíritus, y la luz de la verdad habrá sido afirmada
por siempre ante el Señor de los espíritus.




CAPITULO LIX - Los secretos de los rayos, las luces y los truenos

Comparar con 3Enoc V: 34 - 46

  1. En aquel tiempo, mis ojos vieron los secretos [91] de los rayos y de las luces, y su juicio (el juicio que ellos ejecutan): ellos
brillan para bendecir o para maldecir según el deseo del Señor de los espíritus.
  2. Allí vi los secretos del trueno [92] desde que él fulmina en lo alto del cielo y que se deja oír su voz [93] (y él me hizo ver
las habitaciones del árido), y la voz del trueno es (una voz) de paz y de bendición o de maldición, según la orden del Señor de
los espíritus.
  3. Y después de aquello, todos los secretos de las luces y de los rayos me fueron mostrados; ellos brillan para bendecir y
para satisfacer.)




CAPITULO LX - El día del Juicio - Behemot y Leviatán
  1. En el año quinientos, en el séptimo mes, el decimocuarto día del mes en la vida de Noé, en esta parábola, yo vi que el
cielo de los cielos se veía sacudido por una gran sacudida, y la armada (el ejército) del Más Alto, y los ángeles, por millares de
miles y miríadas y miríadas, se veían agitados por una gran agitación.
  2. La Cabeza de los días sobre el asiento de su gloria estaba sentado, y los ángeles y los justos permanecían de pie [94]
alrededor de él.
 3. Y yo, un gran temblor me cogió, el temor [95] me agitó, mis riñones se abrieron, mis riñones se fundieron, y caí sobre mi
cara.
 4. Pero Miguel envió otro ángel de entre los santos; él me levantó, y cuando me hubo levantado, mi espíritu volvió, pues yo no
podía soportar la vista de esta armada y de su agitación y de las sacudidas del cielo.
 5. Y Miguel me dijo: ¡Por qué‚ te turba la visión de estas cosas: Hasta este día ha sido el tiempo de su misericordia (de Dios),
y él ha sido misericordioso y lento en la cólera para aquellos que habitan sobre el árido.
 6. Pero cuando venga el día, y el poder, y el castigo, y el juicio que el Señor de los espíritus ha preparado para aquellos que
no adoran el juicio de la justicia por aquellos que reniegan el juicio de la justicia y por aquellos que toman su nombre en vano,
en este día ha sido preparado convenio para los elegidos pero inquisición para los pecadores (entonces matará a los pequeños
con su madre y a los hijos con su padre)
  7. Dos monstruos han sido separados en este día; un monstruo femenino de nombre Leviatán [96], para que habite en el
abismo de los mares,[97] encima de los manantiales de las aguas;
  8. Y un macho de nombre, Behemot,[98] que ocupa con su pecho el desierto inmenso de nombre Dondaín, al oriente del
jardín donde habitan los elegidos y los justos, donde Él (Dios) recibió a mi abuelo, el séptimo después de Adán, el primer
hombre [99] que ha hecho el Señor de los espíritus.
 9. E interrogué‚ a otro ángel para que me enseñara la fuerza de estos monstruos, cómo habían sido separados en un solo
día, y lanzados, uno al abismo del mar y el otro en la tierra del desierto.
 10. Él me dijo: Tú, hijo del hombre, aquí vas tú a conocer lo que es secreto. [100]...
 11. Y me habló otro ángel que iba conmigo y que hacia ver lo que está oculto, el principio y el fin, en lo alto del cielo y bajo
el árido en el abismo, y a las extremidades del cielo, y en los fundamentos del cielo;
 12. Y los receptáculos de los vientos, cómo son divididos los vientos, cómo son pesados, y cómo son divididos y contados los
manantiales de los vientos según la fuerza del viento; y el poder de la luz de la luna [101] y cómo este es un poder de
justicia, [102] y las divisiones de las estrellas según su nombre, y toda división que es hecha (entre las estrellas);
  13. Y el trueno [103] en los lugares donde retumba, y toda división que es hecha en los rayos, para que ellos luzcan, y (en?)
su armada, para que ellos obedezcan prontamente.
  14. Pues el trueno tiene pausas para retener su voz (cómo) le ha sido dada, y el trueno y el rayo no están separados como
quiera que sea; gracias al espíritu van juntos los dos, y no son separados.
  15. Pues cuando el rayo luce, el trueno da su voz, y el espíritu también lo apacigua inmediatamente y reparte igualmente
entre ellos, pues el depósito de sus tiempos es de arena, y cada uno de ellos está sujeto por un freno, [104] y éste es devuelto
por la fuerza del espíritu, y es así conducido según la multitud de las religiones de la tierra.
 16. EI espíritu del mar es macho y vigoroso, y, según la fuerza de su vigor, él lo devuelve con un freno, y así es alejado y
disperso sobre todas las montañas de la tierra.
 17. EI espíritu de la helada es su ángel, y el espíritu del granizo [105] es un buen ángel.
 18. EI espíritu de la nieve la deja (caer) por su propia fuerza; ella tiene un espíritu especia l, lo que de ella sube es como el
humo, y su nombre es frescor.
 19. EI espíritu de la niebla no está asociado con ellos en sus recipientes, pero hay un recipiente particular, porque su ruta es
brillante (?) en la luz y en la oscuridad, en invierno y en verano, y en su propio recipiente es un ángel.
 20. EI espíritu del rocío [106] tiene su habitación en las extremidades del cielo y está contiguo a los recipientes de la Iluvia; su
propio curso tiene lugar en invierno y en verano, y su nube y la nube de la niebla están asociadas, y la una da a la otra.
 21. Cuando el espíritu de la Iluvia sale de su recipiente, los ángeles vienen, abren el recipiente y la hacen salir; y cuando ella
se derrama sobre todo el árido, ella se une al agua que está sobre el árido, (y cuando... ella se une en cualquier tiempo al agua
que está sobre el árido).
 22. Pues las aguas son para aquellos que habitan sobre el árido, pues ellas son un alimento para el árido (que viene) del
Más Alto que está en el cielo, por esto es por lo que la lluvia tiene una medida, [107] y los ángeles la reciben (?).
 23. Yo vi todo aquello hasta el jardín de los justos.
 24. Y el ángel de la paz que estaba conmigo me dijo: Estos dos monstruos, que convienen a la grandeza del Señor del
Universo, son alimentados a fin (de que no venga en vano el castigo del Señor de los espíritus), y EI ( el castigo) matará a los
pequeños con su madre [108] y a los hijos con su padre.
  25. Cuando el castigo del Señor de los espíritus pese sobre ellos, pesará porque el castigo del Señor de los espíritus no
viene en vano sobre aquellos de allá. Luego tendrá lugar el juicio dentro de su misericordia y de su paciencia. )




CAPITULO LXI - Los ángeles que miden
  1. He aquí lo que vi en estos días: unas cuerdas largas [109] les fueron dadas a estos ángeles, y ellos tomaron las alas y
volaron, y fueron hacia el lado del norte,
  2. Y yo interrogué‚ al ángel diciéndole: ¿Por qué‚ han tomado estas cuerdas y se han ido? Él me dijo: Se han ido para medir.
  3. Y el ángel que iba conmigo me dijo: Aquellos (estos ángeles) Ilevan a los justos las medidas de los justos y las cuerdas de
los justos para que ellos se apoyen sobre el nombre del Señor de los espíritus por los siglos de los siglos.
  4. Los elegidos empezarán a habitar junto a los elegidos, y estas medidas son las que serán dadas a la fe, y que fortalecerán
la justicia. [110]
  5. Estas medidas revelarán todos los secretos [111] del abismo [112] de la tierra, y los que han sido destruidos por el desierto,
y los que han sido tragados por los peces del mar y por las bestias, a fin de que vuelvan, y se apoyen sobre el día del Elegido,
porque no hay nada que perezca ante el Señor de los espíritus, y no hay nada que pueda perecer.
  6. Y todos los que están en lo alto del cielo han recibido una orden, y un poder, y una sola voz, y una sola luz como de
fuego. [113]
  7. Y él (¿el Elegido?) al principio de la voz (?), le han bendecido [114] y exaltado, le han alabado con sabiduría, [115] y han
sido prudentes por la palabra [116] y por el espíritu de vida.
  8. Y el Señor de los espíritus ha hecho sentar al Elegido sobre un trono de gloria, juzgar todas las obras de los santos, y sus
obras serán pesadas en la balanza. [117]
  9. Cuando levante su cara para juzgar sus vidas secretas por la palabra del nombre del Señor de los espíritus, y su sendero
por la vía del justo juicio del Señor de los espíritus, ellos hablarán todos por una sola voz, y bendecirán y alabarán y exaltarán y
proclamarán santo el nombre del Señor de los espíritus.
  10. Y ella (le) proclamará todo el ejército de los cielos y todos los santos en las alturas, y el ejército del Señor del Universo,
de los querubines, los Serafines, los Ophanim, todos los ángeles de poder y todos los ángeles de los principados, y el Elegido, y
los otros poderes que están sobre el árido y sobre el agua.
  11. En ese día, ellos elevarán la voz, y bendecirán, alabarán y exaltarán en el espíritu de fidelidad, en el espíritu de
sabiduría, [118] en el (espíritu de) paciencia, en el espíritu de misericordia, en el espíritu de justicia y de paz y en el de bondad, y
dirán todos con una sola voz: Bendito es y bendito sea el nombre del Señor de los espíritus, por siempre jamás y hasta la
eternidad.
  12. Ellos le bendecirán, todos los que no duermen [119] en lo alto del cielo, le bendecirán todos los santos que están en el
cielo, y todos los elegidos, que habitan en el jardín de vida, y todo espíritu de luz que pueda bendecir y alabar y exaltar y
proclamar santo tu nombre bendito, y toda carne que alaba y bendiga más allá de todas (sus) fuerzas tu nombre por los siglos
de los siglos.
  13. Porque grande es la misericordia del Señor de los espíritus y EI es lento en la cólera, y todas sus obras y la medida de
sus obras las ha revelado a los justos y a los elegidos, en nombre del Señor de los espíritus.




CAPITULO LXII - Espíritu de la Alegre Justicia es el trono de gloria
 1. Así ordenó el Señor a los reyes, a los poderosos y a los grandes, y a los que habitan la tierra, y dijo: Abrid los ojos y
elevad vuestros cuerpos (para ver) si podéis reconocer al Elegido.
  2. Y el Señor de los espíritus se sentó en el trono de su gloria, el Espíritu de justicia, [120] se extendió sobre él y la palabra
[121] de su boca condenó a muerte a todos los pecadores, [122] y todos los malos fueron destruidos ante su rostro.
      En ese día, todos los reyes y los poderosos, y los que poseen la tierra, se mantendrán de pie,[123] y le verán y le
 3.
reconocerán cuando se siente sobre el trono de su gloria; la justicia ante él será juzgada, y no habrá palabra [124] vana que sea
pronunciada ante él.
  4. Y el dolor vendrá sobre ellos como sobre una parturienta, cuyo parto es laborioso, cuando su hijo viene por la abertura de
su pelvis, y sufre para dar a luz. [125]
 5. La mitad de entre ellos mirará a la otra mitad, y estarán aterrorizados; bajarán el rostro, y el dolor hará presa en ellos
cuando vean a este Hijo del hombre sentado sobre el trono dé su gloria.
 6. Y los reyes y los poderosos y todos los que poseen la tierra alabarán, bendecirán y exaltarán al que reina sobre todo lo que
es secreto. [126]
  7. Porque ante él está oculto [127] el Hijo del hombre, y el Altísimo lo ha guardado ante su poder y lo ha revelado a los
elegidos.
 8. Y la sociedad de los elegidos [128] y de los santos, será sembrada, y todos los elegidos se mantendrán de pie ante él en
ese día.
 9. Y todos los reyes, y los poderosos, y los grandes y los que dominan el árido, caerán ante él sobre su rostro y adorarán, y
esperarán [129] en este Hijo del hombre y le suplicarán y pedirán misericordia.
  10. Pero este Señor de los espíritus les dará prisa para que se apresuren a salir de su presencia, y Ilenará de vergüenza sus
rostros; y las tinieblas se acumularán sobre sus rostros.
  11. Y él los entregará a los ángeles para el castigo, a fin de que los castiguen, a ellos que han oprimido a sus hijos y a sus
propios elegidos.
  12. Y ellos serán un espectáculo para los justos y sus elegidos; ellos se alegrarán [130] por eso, porque la cólera del Señor
de los espíritus pesó sobre ellos y su espada se emborrachó con ellos (es decir, con su sangre).[131]
  13. Pero los justos y los elegidos serán salvados en ese día, y nunca más verá n el rostro de los pecadores y de los malos.
  14. Y el Señor de los espíritus habitar sobre ellos, y con este Hijo del hombre comerán, se acostarán y se levantarán por los
siglos de los siglos.
  15. Y los justos y los elegidos se levantarán de la tierra, cesarán de bajar el rostro, y revestirán los vestidos de gloria.
  16. Y tales serán vuestros vestidos: vestidos de vida por parte del Señor de los espíritus, y vuestros vestidos no envejecerán,
y vuestra gloria no se pasará ante el Señor de los espíritus




CAPITULO LXIII - Reconocimiento y castigo de los poderosos
  1. En esos días, los poderosos y los reyes que poseen el árido suplicarán a los         ángeles del castigo a quienes han sido
entregados a fin de que caigan ante el Señor de los espíritus y le adoren y para que      confiesen sus pecados ante El, para que
les den un poco de reposo.
  2. Y bendecirán, y alabarán al Señor de los espíritus, y dirán: Bendito sea el Señor    de los espíritus, el Señor de los reyes, el
Señor de los poderosos, el Señor de los ricos, [132] el Señor de gloria y el Señor        de sabiduría; El ilumina todo lo que es
secreto. [133]
 3. Tu poder (permanece) por generaciones de generaciones y tu gloria por los siglos de los siglos. Todos sus secretos son
profundos y sin número, y tu justicia [134] es inconmensurable.
 4. Ahora reconocemos que debemos alabar y bendecir al Señor de los reyes, y al que reina sobre todos los reyes.
 5. y ellos dirán: ¿Quién nos dará reposo para glorificar(te), y dar(te) gracias y confesar(te) en presencia de tu gloria?
  6. Ahora suspiramos por un poco de reposo, y no encontramos; somos expulsados y no poseemos (nada); la luz se
desvanece ante nosotros, y las tinieblas son nuestra mansión por los siglos de los siglos.
 7. Porque ante El no hemos confesado y no hemos alabado el nombre del Señor de los espíritus, y no hemos alabado a
nuestro Señor, sino que nuestra esperanza ha estado en el centro de nuestro mando y en nuestra gloria.
 8. Así, en el día de nuestra tribulación y de nuestra aflicción, no nos ha salvado, y no encontramos reposo para confesar que
nuestro Señor es fiel en todas sus obras, y (en) su juicio, y (en) su justicia, y que su juicio no hace excepción de nadie.
 9. Pasamos lejos de su rostro a causa de nuestras acciones, y todos nuestros pecados han sido contados con justicia.
 10. Después ellos les dirán (a los ángeles del castigo): Nuestra alma está harta de los bienes [135] de la iniquidad, pero ellos
no nos impiden descender de su seno a los sufrimientos del seol,
  11. Y tras eso su rostro se Ilenará de oscuridad y de confusión ante este Hijo del hombre, y serán expulsados de su
presencia, y la espada permanecerá ante su rostro en medio de ellos.
 12. Así dijo el Señor de los espíritus: Tal es la suerte y el castigo de los poderosos, y de los reyes, y de los grandes, y de los
que poseen el árido, ante el Señor de los espíritus.




CAPITULO LXIV -Los que revelaron los secretos
 1. Después vi otras caras ocultas en ese lugar.
 2. Oí la voz de un ángel, diciendo: Estos son los ángeles que descendieron sobre la tierra, y que revelaron a los hijos de los
hombres lo que está secreto, [136] y que enseñaron a los hijos de los hombres a cometer el pecado.




CAPITULO LXV -Combinación Secreta revelada
 1. En estos días, Noé vio que la tierra se tambaleaba y que su destrucción estaba próxima.
 2. y partió de allí y fue a las extremidades de la tierra y gritó a su abuelo Enoc, y Noé dijo tres veces con una voz triste:
Escúchame, escúchame, escúchame.
 3. Y yo le dije: Dime qué es lo que pasa sobre la tierra para que la tierra esté tan desamparada y sea sacudida así. Quizás yo
también pereceré con ella,
 4. Tras eso hubo una gran sacudida sobre la tierra, después una voz se hizo oír [137] desde el cielo, y caí sobre mi rostro,
 5. Y Enoc, mi abuelo, vino, se mantuvo cerca de mí y me dijo: ¿Por qué has gritado hacia mí tristezas y lamentaciones?.
 6. Después salió una orden de la presencia del Señor a propósito de los que habitan el árido, a fin de que se cumpliera su
ruina, porque todos han conocido los secretos de los ángeles y toda la violencia de los satanes [138] y todos sus poderes
secretos [139] y todos los poderes de los que hacen maleficios, y el poder de los sortilegios, y el poder de los que funden las
obras de metal de toda la tierra,
 7. y cómo la plata se produce por el polvo de la tierra y cómo se hace el metal fundido sobre la tierra,
 8. Porque el plomo y el estaño no son producidos por la tierra como el primero (la plata): es una fuente la que los produce, y
un ángel se mantiene ante ella, y este ángel es preeminente.
 9. Tras eso mi abuelo Enoc me tomó por la mano y me levantó y me dijo: Vete, porque he interrogado al Señor de los espíritus
sobre esta sacudida de la tierra.
 10. Y él me ha dicho: A causa de su iniquidad es por lo que se cumple su castigo, y en mi presencia no se tendrá cuenta de los
meses (en) los cuales ellos han buscado el saber que la tierra será destruida por los que la habitan.
 11. En cuanto a éstos (los ángeles), no habrá jamás conversión para ellos, porque ellos les han enseñado (a los hombres) lo
que es secreto, y son ellos los que han sido condenados. Pero en cuanto a ti, hijo mío, el Señor de los espíritus sabe que eres
puro e indemne de este reproche que concierne a los misterios.
 12. Y él ha afianzado su nombre en medio de los santos, y te preservará entre los que habitan sobre el árido, y afianzará tu
raza en la justicia [140] para la realeza y para grandes honores, y de tu raza saldrá un manantial de justos y de santos, y ellos
serán innumerables por siempre jamás.




CAPITULO LXVI - Los poderes de las aguas
 1. Y después de esto, él me mostró los ángeles del castigo, que estaban dispuestos a desatar los poderes del agua, que está
por debajo de la tierra, para que ella sirva al castigo y a la destrucción de todos los que permanecen y habitan sobre él árido.
 2. Y el Señor de los espíritus mandó a los ángeles que salían que no levantasen las manos, sino que vigilaran, pues estos
ángeles estaban (encargados) del empuje de las aguas.
 3. Y yo salí de ante el rostro de Enoc.




CAPITULO LXVII - La Raza de vida - Aguas de cambio
 1. En estos días, la palabra [141] del Señor del Universo me fue (dirigida) y él me dijo: No, tu destino ha llegado junto a mí,
un destino en el que no hay reproche, un destino de amor y de equidad.
 2. Y mientras tanto, los ángeles trabajan los bosques,[142] y cuando los ángeles hayan acabado esta (obra), yo extenderé mí
mano sobre ella, y yo la guardaré, y la raza de vida [143] saldrá de ella, y habrá un cambio para que la tierra no quede vacía.
  3. Y yo consolidaré tu raza ante mí por los siglos de los siglos, pero yo dispersaré a los que habitan contigo, yo no probaré (a
tu raza) sobre la faz del árido, y ella será bendita, y se multiplicará ante el árido, en el nombre del Señor.
  4. Y El cerrará a los ángeles que han mostrado iniquidad, en este valle ardiente que primeramente me había mostrado mi
abuelo Enoc, [144] en el occidente, junto a montañas de oro, de plata, de hierro, de metal fundido y de estaño.[145]
  5. Y vi este valle donde había una gran perturbación, y una perturbación de aguas.
  6. Y cuando todo se consumó, de este metal fundido de fuego, [146] y de la agitación que las agitaban (a las aguas) en este
lugar se exhaló un olor de azufre, y se mezcló con las aguas, y este valle donde (estaban) los ángeles que habían seducido (a
los hombres) arde debajo de esta tierra.
  7. Y de sus valles salen ríos de fuego donde son castigados estos ángeles que han seducido a aquellos que habitan sobre él
árido
  8. Estas aguas servirán en estos días a los reyes, y a los poderosos, y a los grandes, v a aquellos que habitan sobre el árido
para la curación de la carne y para el castigo del espíritu; pero su espíritu está Ileno de voluptuosidad, de manera que su carne
será castigada, porque han renegado del Señor de los espíritus; y ellos ven el castigo de cada día sin confesará su nombre.
  9. Cada vez más su carne es quemada con intensidad, cada vez más se produce cambio en (su) espíritu por los siglos de los
siglos, porque no hay nadie ante el Señor de los espíritus que profiera una palabra [147] vana.
10. Pues el juicio vendrá sobre ellos, porque ellos creen en la voluptuosidad de su carne, y reniegan del Espíritu del Señor.
  11. En estos días, hay en las mismas aguas un cambio, pues cuando estos ángeles son castigados en estas aguas, el calor
de estos manantiales es cambiado y cuando los ángeles suben esta agua de los manantiales es (aún) cambiada, y ella se enfría.
  12. Y yo oí a Miguel tomar la palabra y decir: Este castigo con que son castigados los ángeles es un testimonio para los
reyes y para los poderosos que poseen el árido
  13. Pues estas aguas de castigo son para la curación de la carne de los reyes y para la de la voluptuosidad de su carne,
pero no creen ellos y no ven que estas aguas serán cambiadas y se convertirán en un fuego ardiente siempre.




CAPITULO LXVIII - Un Libro - Como si ellos fueran el Señor
  1. Después de aquello, me dio la explicación de todos los secretos [148] en un libro, [149] y (también) las parábolas que le
habían sido dadas, y él las reunió para mí en las palabras del libro de las parábolas.
  2. Y aquel día, Miguel tomó la palabra para decir a Rafael: EI poder del espíritu me transporta y me irrita en razón de la
severidad del castigo de los secretos, del castigo (de los ángeles): ¿quién es el que podrá soportar el castigo riguroso que ha
sido ejecutado, y ante el cual ellos se hunden?.
  3. Y Miguel tomó de nuevo la palabra y dijo a Rafael: ¿Existe alguien [150] cuyo corazón no sea tocado por esto (el castigo) y
cuyos riñones no se turben por esta palabra de castigo (que) ha sido proferida contra aquellos de entre ellos que han sido
arrojados violentamente así?.
 4. Y sucedió, cuando Miguel Ilegó ante el Señor de los espíritus, que él le dijo a Rafael: Yo no seré (sin embargo) para ellos,
a los ojos del Señor, pues el Señor de los espíritus está irritado con ellos, porque ellos se conducen como si ellos fueran el
Señor. [151]
 5. Por esto es por lo que todo lo que es secreto irá contra ellos y por los siglos de los siglos; pues ni ángel ni hombre recibirá
su parte, mas ellos solos han recibido su castigo por los siglos de los siglos.




CAPITULO LXIX - Los ángeles caídos sus nombres y obras - Fuerte y poderoso

Comparar con 3Enoc IX: 14-37
1. Y después de este juicio se les asustará y se les exasperará, porque ellos han mostrado aquello a los hombres que habitan
sobre el árido.
2. Y he aquí los nombres de estos ángeles, y tales son sus nombres: el primero de entre ellos es Semyaza, el segundo
Arstiqifa, el tercero Armen, el cuarto Kokabel, el quinto Touriel, el sexto Rumyal, el séptimo Daniel, el octavo Neqel, el noveno
Baraqiel, el décimo Azazel,[152] el undécimo Armaros, el duodécimo Bataryal, el decimotercero Basasael, el decimocuarto
Hananel, el decimoquinto Touriel, el decimosexto Simapisiel, el decimoséptimo Yetariel, el decimoctavo Tumael, el decimonoveno
Tariel, el vigésimo Rumael y el vigésimo primero Azazel.
 3. Y estos son los nombres de sus ángeles, y los nombres de sus jefes de centenas, de sus jefes de cincuentenas y de sus
jefes de docenas.
 4. EI nombre del primero es Yeqon: éste es el que sedujo a todos los hijos de los ángeles y los hizo descender sobre la tierra,
y los sedujo por las hijas de los hombres
 5. Y el nombre del segundo es Asbeel: éste dio un mal consejo a los hijos de los ángeles (santos): él los arrastró a mancillar
su carne con las hijas de los hombres.
 6. EI nombre del tercero es Gadriel: éste es el que mostró a las hijas de los hombres todas las Ilagas de muerte, él es quien
sedujo a Eva, y él es quien mostró a los hijos de los hombres las plagas de muerte, y el escudo y la coraza y la espada para el
combate, y todos los instrumentos de muerte a los hijos de los hombres.
 7. De su mano, ellos han salido contra los que habitan el árido, después de este día y por los siglos de los siglos.
 8. EI nombre del cuarto es Panemue; este mostró a los hijos de los hombres lo amargo y lo dulce, y les mostró todos los
secretos [153] de su sabiduría (de los ángeles)
9. Este es el que enseñó a los hombres a escribir con el agua de hollín (tinta) y el papyrus, y son numerosos los que han
errado a causa de aquello desde la eternidad hasta la eternidad y hasta este día.
10. Pues los hombres no han sido puestos en el mundo para asegurar sí su fidelidad con el cálamo y el agua de hollín.
11. Pues los hombres no han sido creados de manera distinta a los ángeles, más que para habitar justos y puros, y la muerte,
que todo lo corrompe, [154] no les habría alcanzado; pero a causa de este conocimiento que es suyo, perecen, y a causa de este
poder, ella (la muerte) me devora.
12. EI nombre del quinto es Kasdeyae: este es el que mostró a los hijos de los hombres todas las plagas malas de los espíritus
y de los demonios, y la plaga del embrión en el seno para que este sucumba, y la plaga de la vida la mordedura de la serpiente
y la plaga que Ilega a mediodía, el hijo de la serpiente cuyo nombre es Tabaet
13. Y este es el número de Kasbeel, que mostró a los santos la cabeza de juramento, cuando vivía en lo alto, en la gloria, y su
nombre es Beqa.
14. Este (Kasbeel) pidió a Miguel que le mostrase el nombre secreto para que él lo mencione en el juramento porque aquellos
que han mostrado a los hijos de los hombres todo lo que es secreto tiemblan ante este nombre y ante este juramento.
15. Y he aquí el poder de este juramento: es fuerte y poderoso,[155] y Él (Dios) había depuesto este juramento Akae, en la
mano de Miguel.
16. Y he aquí los secretos de este juramento... y él es fuerte en su juramento. Y para él el cielo fue suspendido antes de que el
mundo fuera creado, y hasta la eternidad.
17. Y la tierra ha sido hundida en el agua, y secretas (profundidades) de las montañas se han convertido en bellas aguas,
desde la creación del mundo hasta la eternidad.
18. Y por este juramento el mar [156] ha sido creado, y para su hundimiento en el tiempo de la cólera él le ha dado arena y
ella no franquea (sus límites) desde la creación del mundo hasta la eternidad.
19. Y por este juramento los abismos han sido afirmados, y ellos son estables, y ellos no cambian de lugar desde la eternidad
hasta la eternidad.
20. Y por este juramento el sol [157] y la luna [158] cumplen su ruta, y no transgreden sus leyes desde la eternidad hasta la
eternidad.
21. Y por este juramento las estrellas cumplen su curso y él las Ilama por su nombre, y ellas le responden desde la eternidad
hasta la eternidad.
22. Igualmente (él llama) a los espíritus del agua, a los vientos y a todos los soplos, y sus vías entre todos los tropeles de
espíritus.
23. Y allí están guardadas la voz del trueno, [159] y la luz del rayo, y allí están guardados los depósitos del granizo [160] y los
depósitos de la helada, y los depósitos de la niebla, y los depósitos de la Iluvia y del rocío. [161]
24. Todos éstos son fieles y dan gracias ante el Señor de los espíritus, y ellos (le) alaban con todas sus fuerzas, [162] y su
alimento está en toda acción de gracias, y ellos dan gracias, y ellos alaban y exaltan el nombre del Señor de los espíritus por los
siglos de los siglos.
25. Sobre ellos (los espíritus) está afirmado este juramento, ellos están guardados por él; sus caminos están guardados, y sus
vías no se corromperán. [163]
26. Y ellos han experimentado una gran alegría, [164] y ellos han bendecido, y alabado, y exaltado (al Señor) porque les había
sido revelado el nombre de este Hijo del hombre.
27. El se ha sentado sobre este trono de gloria, y lo suma del juicio ha sido dada al Hijo del hombre, y él alejar y destruir a los
pecadores delante de la faz de la tierra y (también) a los que han seducido al mundo.
28. Ellos serán atados con cadenas,[165] y en el lugar donde ellos habrán sido reunidos para la destrucción ellos serán
encerrados, y todas sus obras desaparecerán de la faz de la tierra.
29. Y a partir de entonces no habrá nada corruptible, pues este Hijo del hombre ha aparecido y se ha sentado sobre el trono de
su gloria, y todo mal se alejará y se irá de su presencia; pero la palabra [166] de este hijo del hombre permanecerá ante el
Señor de los espíritus. Tal es la tercera parábola de Enoc.




CAPITULO LXX - Enoc arrebatado
 1. Y Ilegó después que su nombre (de Enoc) fue elevado, en vida, cerca de este Hijo del hombre y cerca del Señor de los
espíritus, lejos de los que habitan sobre el árido.
 2. Y fue elegido sobre el carro del viento, y el nombre (de Enoc) desapareció de entre ellos (de los que habiten sobre el
árido).
  3. Desde ese día ya no fui contado más entre ellos, y éI (Dios) me hizo sentar entre dos regiones, entre el norte y el
occidente, allí en donde los ángeles habían tomado cuerdas a fin de medir [167] para mí la mansión de los elegidos y de los
justos.
  4. Y allí vi a los primeros padres y a los santos que desde la eternidad residen en ese lugar.




CAPITULO LXXI - Enoc en el cielo de los cielos
      Ocurrió después que mi alma fue ocultada [168] y subió a los cielos, y vi a los hijos de los ángeles santos andar sobre
 1.
Ilamas de fuego; [169] sus vestidos eran blancos así como su túnica, y su rostro resplandeciente como el cristal.
  2. Y vi dos ríos de fuego; la luz de este fuego brillaba como el jacinto, y caí sobre mi rostro ante el Señor de los espíritus.
  3. El ángel Miguel, uno de los jefes de los ángeles, me cogió la mano derecha y me levantó y me condujo allí en donde están
todos los secretos,[170] y me enseñó todos los secretos de misericordia, y me enseñó todos los secretos de justicia; [171]
  4. Y me enseñó todos los secretos de las extremidades del cielo, y todos los depósitos de las estrellas y de todas las luces,
por donde nacen en presencia de los santos.
  5. Y él escondió mi espíritu, y yo, Enoc, (fui) al cielo de los cielos, y vi allí en medio de esta luz como una casa que estaba
construida en bloques de hielo, y entre esos bloques (había) lenguas de fuego vivo.
  6. Mi espíritu vio un circulo que rodeaba de fuego esta casa, desde sus cuatro esquinas hasta esos ríos de fuego vivo que
rodeaban esta casa.
  7. Y (había) alrededor de ella los serafines y los querubines y los Ophanim. Estos son los que no duermen [172] y los que
guardan el trono de su gloría (del Señor).
  8. Vi ángeles innumerables, miles de miles y miríadas de miríadas, rodear esa casa, y Miguel, y Rafael, y Gabriel, y Fanuel, y
una multitud de ángeles santos, innumerables.
  9. Y con ellos (estaba) la Cabeza de los días ; su cabeza era blanca y pura como la lana, así como sus vestidos que eran
indescriptibles.
  10. Caí sobre mi rostro, y todo mi cuerpo se fundió y mi alma fue cambiada, y grité en voz alta con un soplo poderoso y
bendije y alabé, y exalté (al Señor).
  11. Y estas bendiciones que salieron de mi boca fueron (consideradas) agradables ante esta Cabeza de los días.
12. Y esta Cabeza de los días vino con Miguel y Gabriel, y Rafael y Fanuel, y miles y miríadas de ángeles innumerables.
  13. y ella vino a mí, y me saludó con la voz y me dijo: Tú eres el hijo del hombre que ha sido engendrado por la justicia, y la
justicia permanece sobre ti, y la justicia de la Cabeza de los días no te abandonará.
  14. Y ella me dijo: Él (Dios) Ilamará sobre ti a la paz en nombre del siglo que ha de venir, porque de allí ha salido la paz
desde la creación del mundo, y así ella estará sobre ti por siempre jamás y por los siglos de los siglos.
  15. Y toda (paz) andará sobre tu camino, mientras que la justicia no te abandonará jamás; contigo estará su residencia y
contigo su parte, y de ti no serán separadas, por siempre jamás y por los siglos de los siglos.
  16. Y sucederá así largos días con este hijo del hombre, y la paz será para los justos, y la vía recta para los justos, en
nombre del Señor de los espíritus por los siglos de los siglos.


[1] Ver V:8
[2] Ver XLVIII:8; LIII:6; LXII:8; 2En.LXIV:3; Ex.12:16; Lev.23:7-8. 21, 24, 27, 35-36; Num.28:18, 25-26; 29:1, 7, 12, 35; Deut.16:8; Jos.20:6-9;
Sal.82:1; 89:7; Isa.14:13; Joe.1:14¸ 2:15; Heb.12:23; DyC 76:67; 88:70, 117; 95:7; 197:19, 32; 108:4; 109:6-10; 139:49
[3] Ver X:16, 18
[4] Ver XLVI:2-3
[5] Ver XC:19
[6] Esd.VII:10
[7] Ver XCIII:5, 10
[8] VerCIV:12-13; 3En.XXIX:109
[9] Vers.5-7; X:16, 18
[10] Ver XLI:3; DyC 121:45; 3En.III:137
[11] Ver XXIII:2-4
[12] Vers.12-13; XL:2
[13] Ver XIV:21; XVIII:6; XXXIX:12-13; XLI:7; LXI:12; LXXI:7; LXXXII:3; XXXIX:12; 3 En XXVIII:134
[14] Ver XLVI:2-3
[15] Ver LXI:7-9; Morm.8:25
[16] Ver XL:7; LIII:3; LIV:6; LV:6; 2En.XXIX:3
[17] Ver XLI:7; XLIII:3; LII:1; LX:11; LXXXIV:3; 3En.XV:77
[18] Ver LII:4
[19] Ver XLVIII:4
[20] Vers.1-3; XLVI:2-3
[21] Ver XVII:3; LIX:2; LX:13-15; LXIX:23; 3En.XXIX:73
[22] Ver II:3; XXVIII:3; XXXIV:2; XXXVI:1; XXXIX:5; XLII:3; LX:20; LXIX:23; LXXV:5; LXXVI:8-13; C:11-12.; CI:2
[23] Ver XIV:7, 8; LX:17; LXIX:23; 3En.IV:34
[24] Ver IV:1; XIV:15, 17; XVII:4; XVIII:4; XLVIII:3; LVIII:3, 5; LXIX:20; LXXII:2-37; LXXIII:3-8; LXXIV:4-17; LXXV:3-6; LXXVIII:1, 4, 11, 13; LXXIX:5;
LXXX:1; LXXXII:4, 8, 15,18; LXXXIII:11; CVI:2, 5, 10; 3En.IV:3
[25] Ver VIII:3; LX:12; LXIX:20; LXXII:3, 37; LXXIII:1, 7; LXXIV:1-17; LXXV:3, 6; LXXVIII:1-17; LXXIX:3; LXXXII:8; LXXXIII:11; C:10; 3En.IV:39
[26] Ver XCI:8
[27] Vers5-7; XLVI:1
[28] Ver XL:2
[29] Ver X:16, 18
[30] Ver V:8
[31] Ver CIII:10; 3EnXVIII:29-32
[32] Ver XLI:3
[33] Ver XIV:22
[34] Ver X:16, 18
[35] Ver. XLI:5-7; XLVI:1; LXXXII:18; LXXXIX:61-68; 3En.XX:3
[36] Ver X:16, 18
[37] Ver XI:1; 3En.XXII:102
[38] Vers.2-3; XVI:3; XXXVIII:3; XL:2; XLI:1-3; XLIX:2; LI:2; LII:2-5; LVIII:5; LIX:1-3; LX:10; LXI:5; LXII:6; LXIII:2-3; LXIV:2; LXV:6, 11; LXVIII:1, 2, 5; LXIX:8, 14, 16;
LXXI:3-4; LXXXIX:1, 46; CVII:3

[39]   Ver XXXVIII:1
[40]   Ver IX:10; XXII:1-5; XXXIX:12; XL: 5-6; XLIX:3; LI:1-5; LXI:7-9; LXX:4; XCVII:3-5; XCIX:3; C:4-5; 3En.XX:51-64
[41]   Vers.2, 4; X:16, 18
[42]   Ver XLVIII:4
[43]   Ver CIV:12-13; 3En.XXIX:109
[44]   Ver XIV:20; XLIX:2, LX:2; LXII:3, 8; 3En.XX:97
[45]   Ver LXII:12
[46]   Ver X:16, 18; 3En.XX:93-96
[47]   Ver V:8
[48]   Ver XLI:5
[49]   Ver XL:9; XLVII:2; LII:5; LXII:9; CIII:10; CIV:2, 4; 3En XX:110-111

[50]   Ver V:8
[51]   Ver CVIII:8
[52]   Ver XCI:15
[53]   Ver XC:19
[54]   Ver XXIII:2-4
[55]   Ver V:8
[56]   Ver LII:4
[57]   Ver XLVI:2-3
[58]   Ver X:16, 18
[59] Ver XIV:20; XLVII:3; LX:2; LXII:3, 8; 3En.XX:97
[60] Ver LII:4
[61] Ver LI:1; CII:4; CIII:3-4
[62] Ver CIV:9-11
[63] Ver XXII:1-16; XXXIX:12; XLVII:1-5; XLIX:3; C:4-5; Esd.II:7, 35; III:37; V:32; Apéndice II:16; Tom.12, 90; 2Ne.18:19 (Inglés); 24:9; Mos.15:20; 3Ne.20:25;
25:5-6; DyC 2:1-3; 3:17; 27:9; 98:16-17; 110:15; 124:33; 128:17, 19, 22; 1Rey.18:37; Job28:1-11; Prov.9:17-18; Sal.44:1; 88:10; Isa.26:19; 38:19; Dan.12:2;
Mal.4:6; Rom.10:6-7; 11:15; Efe.5:14; “Asi hablo Zaratustra” – El Adivino – pag.144-147
[64] Ver XLVI:2-3
[65] Ver V:8
[66] Ver I:4; Esd.Apendice II:42
[67] Ver LXII:12
[68] Vers.2, 5; XLVI:2-3
[69] Ver LXVII:4; Esd.VI:20
[70] Ver XLIX:2, LII:4, LXIX:15, CIII:1; 3En.IX:34
[71] Ver XLVIII:4
[72] Ver XXIII:2-4; Zac.4:7; Esd.VI:52
[73] Ver XCIV:8
[74] Ver XL:7
[75] Ver XXXVIII:1
[76] Ver XXIII:2-4
[77] Vers.3-5; LVI:1; LXIX:28; CIII:8; 2Ne.1:13, 23; 9:45; 26:22; 28:19, 22-23; 3En. XI:1; XII:53; XIII:2, 114; XXIX:75; Al.12:9-11, 17; 36:18; Moi.7:26; DyC
38:11-12; 57:10; 82:5; 112:23; 123:7; Job 18:31; Sal.107:10, 14: 116:16; 149:7-9; Isa.8:21-22; 51:14; Lam.1:14; Ap.20:1
[78] Ver X:4, 8
[79] Ver X:5
[80] Ver XL:7
[81] Vers.LIV:3-5
[82] 3En.XVI:145; 1Ne.:14:3-4
[83] Isa.13:17; Jer.50:41; 51:11, 28; Lam.4:12 à&
[84] Sal.48:1-14; Jer.1:13-16; 27:6-7; 41:11-12; 46:25-28; Eze.39:1-29; Sof.2:8-13
[85] Ver C:1
[86] Vers.2-5; XLI:5
[87] Vers.4-5; X:16, 18; 3En.XXVI:71
[88] Ver XLVI:2-3
[89] Vers.3-6; XCVI:3; CVIII:12; 1Ne.21:9; 2Ne.19:2; Morm.8:16; DyC 45:28; 57:10; Job 10:21-22; 24:17; 28:3; 38:17; Isa.9:2; Jer.2:6; Luc.1:79; 3En.XV:34;
2En.XLVI:3
[90] 2En.XXV:1-6; XXVII:2
[91] Vers.1-3; XLVI:2-3
[92] Ver XLI:3; 3En.V:38
[93] Ver XIV:22
[94] Ver XIV:20; XLVII:3; XLIX:2, LXII:3, 8; 3En.XX:97
[95] 3En.XXX:24-28
[96] Vers.7-25; 3En.XIII:6
[97] Vers.7-11, 16; V:3; XVII:3-5; LXI:5; LXIX:18-19; LXXVI:10; LXXVII:3, 5-8; LXXXIII:4-7; LXXXIX:6-7; XCVII:7; CI:4-9; Esd.XVI:57-60
[98] Job 40:15; Esd.IV:49-50
[99] Moi.1:34; 3:7; 6:9, 45; Abr.1:3; 1Ne.5:11; Gen.2:19
[100] Ver XLVI:2-3
[101] Ver XLI:5-8
[102] Ver X:16, 18
[103] Ver XLI:3
[104] Ver CI:6; 2En. XXVIII:2; XLVII:5; 3En.XIII:10; Esd.II:17; Job 38:8; Prov.8:29; Jer.5:22
[105] Ver XLI:4
[106] Ver XLI:3
[107] Ver LXI:1-3, LXX:3; LXXXIX:63; XCIII:13-14; 3En.XXI:64
[108] Ver LXXXIII:2
[109] Vers.1-13; LX:22; LXX:3; LXXXIX:63; XCIII:13-14; 3En.XXI:64
[110] Vers.4, 11; X:16, 18
[111] Ver XLVI:2-3
[112] Ver LX:7-11, 16
[113] Ver XXIII:2-4
[114] Vers.7-9; XL:5; Morm.8:25
[115] Ver V:8
[116] Ver XIV:22
[117] Ver XCI:7; Ap.6:5
[118] Ver V:8
[119] Ver XL:2
[120] Vers.2-3; X:16, 18
[121] Ver XIV:22
[122] Vers.2-3; Esd.XI:37-46; XII:31-33; 3En.IV:19
[123] Vers.8; XIV:20; XLVII:3; XLIX:2, LX:2; LXII:3, 8; 3En.XX:97
[124] Ver CIV:9-11
[125] 2En.XXV:2; Esd.III:48-55
[126] Ver XLVI:2-3
[127] Ver XII:1; 3En.XVI:162
[128] Ver XXXVIII:1
[129] Ver XLVIII:4
[130] Ver V:7, 9; X:16; XXV:6; XLVII:4; LI:5; LXIX:26; LXXXI:6; XCIV:10; XCVII:2; CIII:3-4; CIV:4, 12-13; CV:2; Esd.V:28; VI:3, 26-26, 30, 56, 60-63;
VIII:4, 39-40, 52; XII:34; Apéndice I:37, II:3, 15, 19, 27, 36-37; Tom.86; Deut.16:15; 28:47; 1Cro.16:27; 2Cro.23:18; Esd.3:12-13; 6:22; Neh.12:43; Job
5:22; 8:21; 9:23; Sal.2:4; 37:13; 30:5; 43:3-4; 45:6-7; 52:6; 59:8; 65:12; 66:1; 68:3; 97:11; 100:2; 126:2; Prov.:26; 10:28; 11:10; 13:9; Ecl.2:26; 9:7;
Isa.9:3; 30:29; 35:10; 48:20; 51:3, 11; 55:12; 56:7; 65:18; 66:5; Jer.15:16; 31:7; 33:11; 51:48; Sof.3:17; Zac.8:19; Luc.6:22-23; Hech.2:46
[131] Ver C:1, 3
[132] Ver XCIV:8
[133] Vers.2-3; XLVI:2-3
[134] Vers.3, 8; X:16, 18
[135] Ver XCIV:8
[136] Vers.6,11; VIII:1-4; XVI:3; LXV:6-11; LXIX:1-16; 3En.IX:32
[137]
[138] Ver XL:7
[139] Vers.6,11; LXIV:2; 2Ne..9:9; 10:15; 26:22; 27:27; Al.37:21-32; Hel.1:11-12; 2:3-14; 3:23; 6:17-30, 37-41; 7:4-5, 20-25; 8:1-, 4 27-28; 9:6; 10:3; 11:2, 10, 25-
33; 3Ne.1:27-30; 2:10-19; Caps 3, 4; 5:4-6; 6:28-30; 7:6, 9-12; 9:9; 4Ne.42, 46; Morm.1:18; 2:8, 10, 27; 8:27, 40; Et.8:9-25; 9:1, 5, 6, 26; 10:33; 11:15, 22; 13:15,
18; 14:8-10.
[140] Ver XCIII:5, 10
[141] Ver XIV:22
[142] Ver LXXVII:3; 3En.II:38
[143] Vers.2-3; XCIII:5, 10
[144] Ver LIII:1-3
[145] Ver LII::2; Esd.VI:20
[146] Vers.6, 7, 13; XXIII:2-4
[147] Ver CIV:9-11
[148] Vers.1, 2 5; XLVI:2-3
[149] VerCIV:12-13; 3En.XXIX:109
[150] Ver CIII:10
[151] Ver LXXX:7; Eze.28:1-19; 2Tes. 2:4; Adan V: (pag46)
[152] Ver X:4, 8
[153] Vers.1-16; LXIV:2
[154] Vers.11, 25; X: 22
[155] Vers.14-25; LII:4
[156] Vers.18-19; LX:7-11, 16
[157] Ver XLI:5
[158] Ver XLI:5-8
[159] Ver XLI:3
[160] Ver XLI:4
[161] Ver XLI:3
[162] Ver LII:4
[163] Vers.11, 25; V:9; X: 22
[164] Ver LXII:12
[165] Vers.LIV:3-5
[166] Ver XIV:22
[167] Ver LX:22; LXI:1-3; LXXXIX:63; XCIII:13-14; 3En.XXI:64
[168] Ver XII:1
[169] Vers.1-6; XXIII:2-4
[170] Vers.3-4; XLVI:2-3
[171] Vers.3, 13; X:16, 18
[172] Ver XL:2

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  • 1. EL LIBRO DE ENOC 1 (Apócrifo Etíope) LIBRO DE LAS PARABOLAS (Caps.XXXVII - LXXI) Indice General Enoc 1 LIBRO DE LAS PARÁBOLAS TERCERA PARÁBOLA CAPITULO XXXVII - SABIDURÍA QUE SERÁ DADA A LOS HOMBRES. CAPITULO LVIII - LA LUZ INVALUABLE SERÁ AFIRMADA CAPITULO LIX - LOS SECRETOS DE LOS RAYOS, LAS LUCES Y LOS TRUENOS PRIMERA PARÁBOLA CAPITULO LX - EL DÍA DEL JUICIO - BEHEMOT Y LEVIATÁN CAPITULO XXXVIII - LA ASAMBLEA DE LOS JUSTOS CAPITULO LXI - LOS ÁNGELES QUE MIDEN CAPITULO XXXIX - EL ELEGIDO DE JUSTICIA CAPITULO LXII - ESPÍRITU DE LA ALEGRE JUSTICIA ES EL TRONO DE GLORIA CAPITULO XL - LOS QUE NO DUERMEN CAPITULO LXIII - RECONOCIMIENTO Y CASTIGO DE LOS PODEROSOS CAPITULO XLI – TODOS LOS SECRETOS DE LOS CIELOS CAPITULO LXIV -LOS QUE REVELARON LOS SECRETOS CAPITULO XLII – SABIDURÍA NO TIENE LUGAR CAPITULO LXV -COMBINACIÓN SECRETA REVELADA CAPITULO XLIII – BALANZA DE LUZ CAPITULO LXVI - LOS PODERES DE LAS AGUAS CAPITULO XLIV – SOBRE LAS ESTRELLAS Y RAYOS CAPITULO LXVII - LA RAZA DE VIDA - AGUAS DE CAMBIO CAPITULO LXVIII - UN LIBRO - COMO SI ELLOS FUERAN EL SEÑOR SEGUNDA PARÁBOLA CAPITULO LXIX - LOS ÁNGELES CAÍDOS SUS NOMBRES Y OBRAS - FUERTE Y PODEROSO CAPITULO XLV – EL DÍA DE LOS ELEGIDOS CAPITULO LXX - ENOC ARREBATADO CAPITULO XLVI – EL CABEZA DE DÍAS Y EL OTRO CAPITULO LXXI - ENOC EN EL CIELO DE LOS CIELOS CAPITULO XLVII - LA ORACIÓN DE LOS JUSTOS ACOGIDA CAPITULO XLVIII – LA SABIDURÍA DEL SEÑOR DE LOS ESPÍRITUS Y SU MESÍAS CAPITULO XLIX – EL PODEROSO EN LOS SECRETOS DE JUSTICIA CAPITULO L – LA VICTORIA DE LOS ELEGIDOS CAPITULO LI – LOS MUERTOS DEVOLVERÁN LA VIDA CAPITULO LII - LAS MONTAÑAS QUE SERVIRÁN AL MESÍAS CAPITULO LIII - INSTRUMENTOS PARA LOS REYES Y LOS PODEROSOS DE LA TIERRA CAPITULO LIV - CADENAS DE TORTURA CAPITULO LV - JURAMENTO PARA EL DÍA DE TRIBULACIÓN CAPITULO LVI - EL REY DEL NORTE CONTRA SIÓN CAPITULO LVII - CAEN LAS COLUMNAS DE LA TIERRA CAPITULO XXXVII - Sabiduría que será dada a los hombres.. 1. Segunda visión que vio; visión de sabiduría que vio Enoc, hijo de Jared, hijo de Malaleel hijo de Kainan, hijo de Enós, hijo de Seth, hijo de Adán. 2. Y he aquí el principio de la palabra de sabiduría que he pronunciado para decir a los que habitan sobre el árido: Escuchad, oh ancianos, y ved, hombres del porvenir, la santa palabra que voy a decir en presencia del Señor de los espíritus. 3. Valdría mejor decirla a los ancianos; pero, incluso a los hombres del porvenir no les rehusaremos el principio de la sabiduría. [1] 4. Hasta el presente, ciertamente, no ha sido dado, por el Señor de los espíritus, sabiduría (comparable a la) que he recibido, según mí inteligencia, según el buen placer del Señor de los espíritus, por el que me ha sido dada la parte de vida eterna. 5. Así pues, me han sido (comunicadas) tres parábolas, y yo he elevado (la voz) diciendo a los que habitan sobre el árido: PRIMERA PARÁBOLA CAPITULO XXXVIII - La asamblea de los justos 1. Primera parábola. Cuando aparezca la asamblea [2] de los justos, y los pecadores sean juzgados por sus pecados, y sean expulsados de la faz del árido 2. Y cuando la justicia [3] se manifieste a la faz de los justos y elegidos cuya obra depende del Señor de los Espíritus; y
  • 2. cuando aparezca la luz a los justos y a los elegidos que habitan sobre el árido ¿dónde estará la habitación de los pecadores, dónde estará el lugar de reposo de los que han renegado del Señor de los espíritu? Hubiera valido mejor para ellos que no hubieran nacido. 3. Cuando los secretos [4] de los justos sean revelados, (entonces) los pecadores serán juzgados, y los impíos serán expulsados de la faz de los justos y de los elegidos. 4. A partir de entonces no serán ni fuertes, ni elegidos los que posean la tierra, y no podrán mirar la faz de los santos, porque es la luz del Señor de los Espíritus la que ha aparecido sobre la faz de los santos, de los justos y de los elegidos. 5. Los reyes y los poderosos, en ese tiempo, perecerán y serán entregados a las manos de los justos y de los santos.[5] 6. Y desde entonces nadie pedirá misericordia por ellos al Señor de los espíritus, porque su vida habrá sido consumada.[6] CAPITULO XXXIX - El Elegido de Justicia 1. En esos días, los hijos de los elegidos y de los santos descenderán desde lo alto del cielo, y será una su raza [7] con los hijos de los hombres. 2. Y en esos días Enoc recibió los libros [8] de indignación y de cólera, y los libros de terror y de conmoción) Y no habrá misericordia para ellos, dijo el Señor de los espíritus. 3. En ese tiempo, un torbellino de viento me arrancó de la faz de la tierra y me depositó en la extremidad de los cielos. 4. Y allí vi otra visión: las habitaciones de los santos y las camas de reposo de los justos. 5. Allí mis ojos vieron sus habitaciones en medio de los ángeles de su justicia, y sus camas de reposo en medio de los santos; ellos piden, interceden y ruegan por los hijos de los hombres; y la justicia[9] mana como agua entre ellos, y la misericordia, como rocío [10] sobre la tierra, así sucederá entre ellos, hasta los siglos de los siglos. 6. Y en ese lugar, mis ojos vieron al Elegido de justicia y de fidelidad; y la justicia reina en sus días y los justos y los elegidos son innumerables ante él, por los siglos de los siglos. 7. Vi su habitación bajo las alas del Señor de los espíritus todos los justos y los elegidos brillan ante él como resplandor del fuego; [11] su boca está llena de bendición, y sus labios glorifican el nombre del Señor de los espíritus; y la justicia no se pasa ante él, y la verdad no se pasa ante él. 8. Allí es donde yo quería permanecer, y mí alma deseaba esa estancia; allí es donde al principio estuvo mi participación, porque ha sido estatuido así para mí ante el Señor de los espíritus. 9. En esos días, he alabado y exaltado el nombre del Señor de los espíritus con bendición y alabanza, porque él me ha confirmado en bendición y en gloria según el buen placer del Señor de los espíritus. 10. Y mis ojos han mirado ese lugar durante mucho tiempo, y lo he bendecida y lo he glorificado diciendo: Bendito es, y bendito sea desde el principio hasta la eternidad. 11. Y ante El no hay fin; antes de que el mundo sea creado Él sabe lo que es, así como lo que tendrá lugar de generación en generación. 12. Ellos te bendicen, los que no duermen;[12] se mantienen ante tu gloria y te bendicen, glorifican y exaltan diciendo: Santo, Santo, Santo, el Señor de los espíritus; El llena la tierra de espíritus. 13. Y allá mis ojos vieron a todos los que no duermen, mantenerse ante Él y bendecir((e) y decir: Bendito seas; y bendito sea el nombre del Señor por los siglos de los siglos. 14. Y mi cara se transformó, de manera que no podía mirar más. CAPITULO XL - Los que no duermen 1. Y tras eso, vi miles y miles y miríadas y miríadas, innumerables y sin cómputo (posible), que se mantienen ante el Señor de los espíritus. 2. Después miré y vi, a los cuatro lados del Señor de los Espíritus, cuatro rostros diferentes de los que no duermen,[13] y aprendí sus nombres que me dio a conocer el ángel que andaba conmigo y me hacía conocer todos los secretos.[14] 3. Y oí las voces de esos cuatro rostros, mientras cantan alabanzas en presencia del Señor de gloria. 4. Y la primera voz bendice al Señor de los espíritus por los siglos de los siglos. 5. Y oí la segunda voz bendecir [15] al Elegido y los elegidos que dependen del Señor de los espíritus. 6. Y oí la tercera voz pedir y rogar por los que habitan el árido; y suplicaba en nombre del Señor de los Espíritus. 7. Y oí la cuarta voz expulsar a los Satanes, [16] y no les permitía Ilegar cerca del Señor de los espíritus para acusar a los que habitan sobre el árido. 8. Después de eso, pedí al ángel de paz que andaba conmigo y me enseñaba todo lo que está oculto: [17] ¿Qué son esos cuatro rostros que he visto, y cuya palabra he oído y escrito? . 9. Y me dijo: EI primero es el misericordioso y pacientísimo Miguel; el segundo, que está encargado de todas las enfermedades y de todas las heridas de los hijos de los hombres, es Rafael; el tercero, que está encargado de toda fuerza,[18] es Gabriel, y el cuarto, que preside en el arrepentimiento, para esperanza [19] de los que heredarán en la vida eterna, su nombre es Fanuel. 10. Esos son los cuatro ángeles del Señor de los espíritus y las cuatro voces que he oído estos días.
  • 3. CAPITULO XLI – Todos los secretos de los cielos 1. Después vi todos los secretos [20] de los cielos, y cómo será repartido el reino, y cómo las acciones de los hombres serán pesadas en la balanza. 2. Allí, vi la residencia de los elegidos y la residencia de los santos, y mis ojos vieron allí a todos los pecadores, que reniegan del nombre del Señor de los Espíritus, expulsados de este lugar; llevados cautivos, y no pudiendo subsistir más a causa del castigo que viene del Señor de los espíritus. 3. (Y allí mis ojos vieron los secretos del rayo y del trueno, [21] y los secretos de los vientos - cómo están distribuidos para soplar sobre la tierra -, y los secretos de las nubes y del rocío; [22] y allí vi de dónde salen, en ese mismo lugar, y de dónde se satura (de humedad) el polvo de la tierra. 4. Allí vi los depósitos cerrados desde donde son distribuidos los vientos; el depósito del granizo [23] y del viento, el depósito de la niebla y de las nubes y su nube (de este depósito) planea sobre la tierra desde el principio del mundo. 5. Y vi los depósitos del sol [24] y de la luna, [25] de dónde salen (estos astros), y a dónde vuelven - y su vuelta es gloriosa - [26] y cómo uno es más bello que el otro [27] y (cómo) su carrera es magnifica; (y vi) cómo no se apartan de su ruta, y no ; añaden ni restan nada a su recorrido, sino que permanecen fieles el uno al otro, en el juramento que se han hecho. 6. EI sol sale primero, y sigue su camino por orden del Señor de los espíritus y su nombre permanecer por los siglos de los siglos. 7. Después viene el camino oculto y después descubierto de la luna; ella cumple el recorrido de su camino en ese mismo lugar, durante el día y durante la noche; [28] y el uno está en la parte opuesta del otro en presencia del Señor de los espíritus; y dan gracias y alaban sin descansar, porque para ellos la acción de gracias es un descanso. 8. EI sol cumple, en efecto, numerosas resoluciones, sea para bendecir, sea para maldecir; y el recorrido del camino de la luna es luz para los justos, y tinieblas para los pecadores, en nombre del Señor que ha separado la luz de las tinieblas, que ha repartido los espíritus de los hombres, y ha consolidado los espíritus de los justos en nombre de su justicia. [29] 9. Porque ningún ángel los para (los pecadores del versículo); y (ningún) poder puede retenerles, porque el juez los ve a todos, y los juzga a todos ante él (Dios). CAPITULO XLII – Sabiduría no tiene lugar Comparar con 3En.XVIlI: 29-32 1. La sabiduría [30] no ha encontrado lugar en donde pudiera habitar; [31] así, su mansión está en los cielos. 2. La sabiduría ha salido para habitar entre los hijos de los hombres y no ha encontrado habitación; la sabiduría ha vuelto a su residencia y se ha fijado en medio de los ángeles. 3. Y la injusticia ha salido de su guarida; ha encontrado a los que no buscaba y ha habitado entre ellos, como la Iluvia en el desierto, y como el rocío [32] sobre una tierra sedienta. CAPITULO XLIII – Balanza de luz 1. Después vi otros rayos y las estrellas del cielo, y vi como él las Ilamaba por sus nombres; y (cómo) ellas le escuchan. [33] 2. Y vi la balanza de la justicia, [34] cómo ellas son pesadas (en ella) según su luz, según su anchura y según sus espacios y el día de su aparición; su revolución engendra el rayo, y vi su revolución según el número de los ángeles, y (cómo) ellas se guardan fidelidad entre ellas. 3. Yo pregunté al ángel que iba conmigo, que me mostró lo que está oculto: ¿Quiénes son aquellos?. 4. Y él me dijo: EI Señor de los espíritus te ha mostrado su parábola: estos son los nombres de los santos que habitan sobre el árido y creen en el nombre del Señor de los espíritus por los siglos de los siglos. CAPITULO XLIV – Sobre las estrellas y rayos (Vi también otras cosas aún sobre los rayos, como algunas estrellas surgentes se convierten en rayos y no pueden abandonar su (nueva) forma.)
  • 4. SEGUNDA PARÁBOLA: CAPITULO XLV – El día de los Elegidos 1. De aquí la segunda parábola sobre los que reniegan el nombre del reposo de los santos, así como el del Señor de los espíritus. 2. Ellos no subirán al cielo y ellos no alcanzarán la tierra: tal será la suerte de los pecadores que han renegado el nombre del Señor de los espíritus, y que, así, son reservados para el día de la aflicción y del infortunio. 3. En este día mi Elegido se sentará sobre un trono de gloria, y él escogerá entre sus acciones (a los hombres), y sus lugares de reposo serán innumerables; y su alma se afirmará dentro de ellos, cuando ellos vean a mis elegidos y aquellos que han sido indultados por mi nombre glorioso. 4. En este día, yo haré habitar a mi Elegido en medio de ellos, y transformaré el cielo, y yo le bendeciré y le haré luz por la eternidad. 5. Y yo transformaré el árido y lo bendeciré; y yo haré habitar a mis elegidos; pero los que hayan cometido pecado o crimen no la aprovecharán. 6. Pues yo, he visto y he saciado de paz a los justos míos, y los he hecho habitar ante mí; pero el juicio de los pecadores se ha allegado a mí con el fin de que los haga desaparecer de la tierra. CAPITULO XLVI – El Cabeza de Días y el Otro Comparar con 3Enoc XX 1. Allí vi a alguien que tenía una cabeza de Días y su cabeza era como de lana blanca; y con él otro [35] cuya figura tenía la apariencia de un hombre, y su figura era llena de gracia, como uno de los ángeles santos. 2. Interrogué al ángel que iba conmigo, y que me hacía conocer todos los secretos respecto a este Hijo del hombre: ¿Quién es él, de donde viene? ¿Por qué va él con la Cabeza de días?. 3. El me respondió y me dijo: Este es el Hijo del hombre que posee la justicia [36] y con el que habita la justicia, que revelará todos los tesoros [37] de los secretos,[38] porque el Señor de los espíritus lo ha escogido, y su sino ha vencido por el derecho ante el Señor de los espíritus por la eternidad. 4. El Hijo del hombre que tú has visto hará levantar a los reyes y a los poderosos de sus lechos, y a los fuertes de sus asientos; y romperá los frenos de los fuertes, y partirá los dientes de los pecadores; 5. Y derrocará a los reyes de sus tronos y de su poder, porque ellos no le han exaltado y porque no han confesado humildemente de dónde les había sido dada la realeza. 6. Cambiará la faz de los fuertes y la llenará de temor; las tinieblas serán su vivienda y los gusanos su cama, y no podrá esperar levantarse de su cama, porque no han exaltado el nombre del Señor delos espíritus. 7. Estos que juzgan las estrellas del cielo y que levantan sus manos contra el Más Alto, los que oprimen el árido y habitan sobre él y todas cuyas obras manifiestan la injusticia (y todas sus obras son injusticia); su poder reside en su riqueza, y su confianza hacia los dioses que han hecho con sus propias manos; ellos niegan el nombre del Señor de los espíritus; 8. Ellos persiguen sus asambleas, [39] y a los fieles que son atacados en el nombre del señor de los espíritus . CAPITULO XLVII - La oración de los justos acogida Comparar con 3Enoc XX: 51-64, 77-96 y con Daniel 7:9-10 1. En esos días la oración [40] de los justos y la sangre del justo subirán de la tierra ante el Señor de los espíritus. 2. En estos días, los santos que habitan en lo alto de los cielos se unirán en una sola voz, y suplicarán, orarán, glorificarán, agradecerán y bendecirán el nombre del Señor de los espíritus sobre la sangre de los justos que ha sido derramada, y de la oración de los justos, con el fin de que ella no sea vana ante el Señor de los espíritus, y que se le haga justicia, [41] y que su espera [42] no sea eterna. 3. En este tiempo, yo vi a la Cabeza de los días, mientras estaba sentada sobre el trono de su gloria, y los libros [43] de los vivos fueron abiertos ante él, y todo su ejército, que habita en lo alto de los cielos, y su corte permanecían de pie [44] ante su presencia. 4. Y el corazón de los santos se Ilenó de alegría [45] porque el número de la justicia está próximo (del término fijado), la oración de los justos acogida, y la sangre del justo ha sido vengada ante el Señor de los espíritus.
  • 5. CAPITULO XLVIII – La Sabiduría del Señor de los espíritus y su Mesías 1. En este lugar vi el manantial de justicia, [46] que es inagotable; y a su alrededor había muchas fuentes de sabiduría; y todos los sedientos bebían y eran Ilenos de sabiduría, [47] y tenían sus habitaciones con los justos, los santos y los elegidos. 2. Y en este momento, este Hijo del hombre fue nombrado cerca del Señor de los espíritus, y su nombre (fue nombrado) ante la Cabeza de los días. . [48] y las señales fuesen creados, antes que se hiciesen las estrellas del cielo, su nombre fue nombrado 3. Y antes que el sol ante el Señor de los espíritus. 4. Será él un bastón para los justos, a fin de que puedan apoyarse sobre él y no caerán; será la luz de los pueblos y será la esperanza [49] de aquellos que sufren en su corazón. 5. Todos aquellos que habitan sobre el árido se prosternarán y lo adorarán; y bendecirán y glorificarán y cantarán al Señor de los espíritus. 6. Y por aquello es por lo que él ha sido elegido y guardado ante EI (el Señor) antes de la creación del mundo, y por la eternidad... 7. La sabiduría [50] del Señor de los espíritus lo ha revelado a los santos y a los justos, porque EI ha conservado la parte de los justos, porque ellos han odiado y despreciado [51] este mundo de injusticia y han odiado toda la obra y los caminos en nombre del Señor de los espíritus, porque ellos serán salvados por su nombre, y él es el vengador [52] de su vida. 8. En estos días los reyes de la tierra y los poderosos que poseen el árido tendrán la Faz abatida a causa de la obra de sus manos, porque en el día de su angustia y de su aflicción, no se salvarán. 9. Los entregará‚ en las manos de mis elegidos; [53] como la paja en el Fuego [54] y como el plomo en el agua, así arderán ante la cara de los santos, y serán sumergidos ante la cara de los justos, y no se encontrará más rastro de ellos. 10. En el día de su aflicción, habrá reposo en la tierra; ante ellos (los justos) caerán y no se levantarán mas, y no habrá nadie para tenderles la mano y levantarlos, porque han renegado del Señor de los espíritus y su Mesías. iQue sea bendito el nombre del Señor de los espíritus! CAPITULO XLIX – El poderoso en los secretos de justicia Comparar con Isaías 11:2 1. Porque ante Él la sabiduría [55] mana como agua y la gloria no pasa, por los siglos de los siglos. 2. Porque es poderoso [56] en todos los secretos [57] de justicia, [58] la injusticia desaparecer como la sombra y no tendrá refugio; porque el Elegido está de pie [59] ante el Señor de los espíritus, y su gloria (permanece) por los siglos de los siglos, y su poder por las generaciones de las generaciones. 3. En él habita el espíritu de la sabiduría y el espíritu que ilumina, y el espíritu de ciencia y de fuerza,[60] y el espíritu de los que se han dormido en la justicia. [61] 4. Él es el que juzga las cosas secretas, y nadie puede pronunciar palabras [62] vanas ante él, porque él es el Elegido en presencia del Señor de los espíritus, según su complacencia. CAPITULO L – La victoria de los Elegidos 1. En esos días habrá un cambio para los santos y para los elegidos: la luz de los días habitará sobre ellos, y la gloria y el honor vendrán hacia los santos. 2. En el día de la aflicción, cuando la desgracia se amontone sobre los pecadores, los justos serán victoriosos por el nombre del Señor de los espíritus, y Él enseñará a los otros a hacer penitencia y a renunciar a la obra de sus manos. 3. Ellos no tendrán ningún honor por el nombre del Señor de los espíritus, sino que serán salvados por su nombre, y el Señor de los espíritus tendrá piedad de ellos, porque su misericordia es grande. 4. Pero EI es justo en su juicio; y en presencia de su gloria, en su juicio, la injusticia no podrá mantenerse: el que no haga penitencia ante El, perecerá. 5. Y desde entonces no les acordará más misericordia, dijo el Señor de los espíritus. CAPITULO LI – Los Muertos devolverán la vida [63] 1. En esos días, la tierra devolverá su depósito, y el seol devolverá lo que ha recibido, y los infiernos devolverán lo que deben. 2. Él (el elegido) escogerá entre ellos los justos y los santos, porque está cercano el día en que serán salvados
  • 6. 3. EI Elegido, en esos días, tendrá sede en mi trono y todos los secretos [64] de la sabiduría [65] saldrán de las sentencias de su boca, porque el Señor de los espíritus le ha recompensado con ese don y le ha glorificado. 4. En esos días las montañas [66] se alzarán como arietes, y las colinas saltarán como corderos hartos de leche; y todos (los justos) se convertirán en ángeles del cielo. 5. Su rostro brillará de alegría [67] porque en esos días el elegido se levantará, y la tierra se alegrará y los justos la habitarán, y los elegidos andarán y se pasearán sobre ella. CAPITULO LII - Las Montañas que servirán al Mesías Comparar con 3Enoc XVII: 1-28; Zac.4:10 1. Tras estos días, en el lugar en donde había visto todas las visiones de lo que está oculto - ya que había sido Ilevado por un torbeellino de viento, y conducido hacia el oeste -, 2. Allí mismo mis ojos vieron todos los secretos [68] de los cielos que deben llegar, una montaña de hierro, una de cobre, una de plata, una de oro, una de estaño y una de plomo. [69] 3. Interrogué‚ al ángel que andaba conmigo, diciendo: ¿Qué es eso que he visto en el secreto?. 4. EI me dijo: Todo lo que has visto servirá al poder de su Mesías para que sea fuerte y poderoso [70] sobre la tierra. 5. Después este ángel de paz, tomando la palabra, me dijo: Espera [71] un poco, y te serán revelados todos los misterios que rodean al Señor de los espíritus. 6. Esas montañas que tus ojos han visto, la montaña de hierro, la de cobre, la de plata, la de oro, la de estaño y la de plomo, serán ante el Elegido como cera ante el fuego [72] y como el agua que cae de lo alto sobre esas montañas y se ablandarán a sus pies. 7. Y en esos días nadie se salvará ni por el oro ni por la plata,[73] y no se podrá huir. 8. Y no habrá ni hierro para la guerra, ni malla para la coraza del pecho; el bronce será inútil, el estaño no servirá para nada y no será estimado, y el plomo no será buscado. 9. Todas estas cosas serán destruidas y aniquiladas sobre la superficie de la tierra, cuando aparezca el Elegido, ante la cara del Señor de los espíritus. CAPITULO LIII - Instrumentos para los reyes y los poderosos de la tierra Comparar con 3Enoc XV: 1 - 32 - Esdras VI:1 1. Allí mis ojos vieron un valle profundo con anchas bocas; y todos los que habitan en el árido el mar y las islas, le Ilevan presentes, dones y ofrendas, pero ese valle profundo no se Ilena. 2. Sus manos cometen el crimen, y todo lo que (los justos) producen con fatiga, los pecadores lo devoran criminalmente; así los pecadores perecerán ante el rostro del Señor de los espíritus y serán expulsados sin cesar de la faz de su tierra por los siglos de los siglos. 3. Porque vi a todos los ángeles del castigo establecerse y preparar todos los instrumentos de Satanás. [74] 4. E interrogué‚ al ángel de paz que andaba conmigo: ¿Para qué‚ preparan esos instrumentos?. 5. Y me dijo: Preparan esos (instrumentos) para los reyes y los poderosos de esta tierra, a fin de que perezcan por ellos. 6. Tras eso, el justo y el Elegido hará aparecer la casa de su asamblea;[75] desde entonces (los justos) ya (no) serán apartados más gracias al nombre del Señor de los espíritus. 7. Esas montañas ya no estarán más en presencia de su justicia como la tierra; y las colinas se convertirán como en una fuente de agua, y los justos reposarán de la opresión de los pecadores. CAPITULO LIV - Cadenas de tortura 1. Y miré‚ y me volví hacia otro lado de la tierra, y vi allí un valle profundo en donde el fuego [76] Ilameaba. 2. Y llevaron a los reyes y a los poderosos y los echaron en este valle profundo. 3. Allí mis ojos vieron fabricar sus instrumentos de suplicio, cadenas [77] de hierro que no podrían pesarse. 4. E interrogué‚ al ángel de paz que iba conmigo, diciendo: ¿Para qué‚ son preparadas esas cadenas de tortura? . 5. Y dijo: Esas cadenas son preparadas para las tropas de Azazel [78] a fin de cogerlos y lanzarlos en el abismo de toda condenación, y cubrirá sus mandíbulas de ásperas piedras, [79] según lo que ha ordenado el Señor de los espíritus. 6. Después, Miguel, Gabriel, Rafael y Fanuel los cogerán en ese gran día y echarán, ese día, en el brasero ardiente, a fin de que el Señor de los espíritus les castigue de su iniquidad, porque se han hecho los servidores de Satanás, [80] y han arrastrado al pecado a los que habitan sobre el árido.
  • 7. 7. (En esos días vendrá la plaga del Señor de los espíritus, y (esa plaga) abrirá todos los depósitos de agua que están sobre los cielos, y las fuentes que están (bajo los cielos y) bajo la tierra. 8. Todas esas aguas se mezclarán, aguas con aguas; el agua que está sobre el cielo es del sexo masculino y el agua que está bajo la tierra es del sexo femenino. 9. Y todos los que habitan sobre el árido, y los que habitan bajo las extremidades del cielo serán aniquilados. 10. Por esto es por lo que ellos reconocerán la injusticia que han cometido sobre la tierra, y por ella perecerán) CAPITULO LV - Juramento para el Día de Tribulación 1. Tras esto, la Cabeza de los días se arrepintió y dijo: Es inútil que haya destruido a todos los que habitan sobre el árido. 2. Y juró por su gran nombre: De ahora en adelante no actuará más de esta manera en relación con los que habitan sobre el árido; colocará un signo en los cielos, y será una garantía de fidelidad entre mi y ellos para siempre y por todo el tiempo en que el cielo este sobre la tierra.) 3. Y he aquí lo que sucederá según mi orden: Si quiero cogerles por la mano de los ángeles, en el día de la tribulación y del sufrimiento, antes haré‚ reposar mi cólera y mi castigo sobre ellos, (si) mi cólera y mi castigo - dijo Dios, el Señor de los espíritus. 4. Reyes poderosos que habitáis sobre el árido, veréis a mi Elegido sentarse sobre el trono de gloria y juzgará a Azazel y a todos sus compañeros y a todos su ejército, en nombre del Señor de los espíritus. CAPITULO LVI - El Rey del Norte contra Sión 1. Vi allí las tropas de los ángeles del castigo, que andaban sujetando en la mano látigos y cadenas [81] de hierro y bronce. 2. E interrogué‚ al ángel de paz que iba conmigo diciendo: ¿Hacia quién van los que Ilevan los látigos?. 3. Me dijo: Hacia sus elegidos y sus bienamados, a fin de que‚ éstos sean lanzados en el profundo tajo del valle. 4. Entonces ese valle será Ilenado de sus elegidos [82] y (de sus) bienamados, el tiempo de su vida será consumado, y el tiempo de su extravío no se contará más. 5. Y esos días, los ángeles volverán y se lanzarán hacia el oriente, en donde están los partos y los medas.[83] Sacudirán a los reyes, y un espíritu de turbación les invadirá (a los reyes); y ellos los derrocarán de sus tronos y (esos reyes) huirán como leones de sus cubiles y como hienas hambrientas en medio de sus rebaños. 6. Y ellos subirán y pisarán la tierra de sus elegidos (de Dios), y la tierra de sus elegidos será ante ellos una era y un sendero batido. 7. Pero la ciudad de mis justos [84] será un obstáculo para sus caballos, y ellos encenderán la guerra contra ellos, y su derecha desplegará su fuerza contra ellos; el hombre no conocerá a su hermano,[85] ni el hijo a su padre ni a su madre, hasta que el número de los cadáveres esté (completo) a consecuencia de su muerte, y que su castigo no sea en vano. 8. En ese tiempo, el seol abrirá su hocico, y serán engullidos en él y su destrucción tendrá fin (?); el seol devorará a los pecadores ante el rostro de los elegidos. CAPITULO LVII - Caen las columnas de la tierra 1. Y llegó, tras eso, que vi otro ejército de carros, sobre los que había hombres montados. Y ellos iban, sobre los vientos, de oriente y de occidente hasta el mediodía. 2. Se oía el rodar de sus carros, y cuando este tumulto se produjo, los santos se apercibieron del cielo, la columna de la tierra fue echada abajo de su base y se oyó de una extremidad del cielo a la otra durante un día. 3. Y todos ellos (los santos) se prosternaron y adoraron al Señor de los espíritus. Tal es el fin de la segunda parábola. TERCERA PARÁBOLA CAPITULO LVIII - La luz invaluable será afirmada
  • 8. Comparar con 3Enoc XXVI: 65-76 1. Y yo empecé‚ a decir la tercera parábola relativa a los justos y a los elegidos. 2. Felices sois vosotros, ¡oh justos y elegidos!, pues vuestra parte es gloriosa. 3. Los justos estarán en la luz del sol, [86] y los elegidos en la luz de una vida eterna; y los días de su vida no tendrán fin, los días de los santos serán sin número. 4. Ellos buscarán la luz y encontrarán la justicia [87] junto al Señor de los espíritus; ¡paz a los justos en nombre del Señor del mundo! 5. Después de esto se mandará a los santos del cielo a que busquen los secretos [88] de la justicia, partición de la fe, pues ella brilla como el sol sobre el árido y las tinieblas han desaparecido. 6. Y habrá una luz que no se puede evaluar, [89] y ellos no entrarán en un número (limitado) de días, pues antes habrán sido disipadas las tinieblas, la luz habrá sido afirmada [90] ante el Señor de los espíritus, y la luz de la verdad habrá sido afirmada por siempre ante el Señor de los espíritus. CAPITULO LIX - Los secretos de los rayos, las luces y los truenos Comparar con 3Enoc V: 34 - 46 1. En aquel tiempo, mis ojos vieron los secretos [91] de los rayos y de las luces, y su juicio (el juicio que ellos ejecutan): ellos brillan para bendecir o para maldecir según el deseo del Señor de los espíritus. 2. Allí vi los secretos del trueno [92] desde que él fulmina en lo alto del cielo y que se deja oír su voz [93] (y él me hizo ver las habitaciones del árido), y la voz del trueno es (una voz) de paz y de bendición o de maldición, según la orden del Señor de los espíritus. 3. Y después de aquello, todos los secretos de las luces y de los rayos me fueron mostrados; ellos brillan para bendecir y para satisfacer.) CAPITULO LX - El día del Juicio - Behemot y Leviatán 1. En el año quinientos, en el séptimo mes, el decimocuarto día del mes en la vida de Noé, en esta parábola, yo vi que el cielo de los cielos se veía sacudido por una gran sacudida, y la armada (el ejército) del Más Alto, y los ángeles, por millares de miles y miríadas y miríadas, se veían agitados por una gran agitación. 2. La Cabeza de los días sobre el asiento de su gloria estaba sentado, y los ángeles y los justos permanecían de pie [94] alrededor de él. 3. Y yo, un gran temblor me cogió, el temor [95] me agitó, mis riñones se abrieron, mis riñones se fundieron, y caí sobre mi cara. 4. Pero Miguel envió otro ángel de entre los santos; él me levantó, y cuando me hubo levantado, mi espíritu volvió, pues yo no podía soportar la vista de esta armada y de su agitación y de las sacudidas del cielo. 5. Y Miguel me dijo: ¡Por qué‚ te turba la visión de estas cosas: Hasta este día ha sido el tiempo de su misericordia (de Dios), y él ha sido misericordioso y lento en la cólera para aquellos que habitan sobre el árido. 6. Pero cuando venga el día, y el poder, y el castigo, y el juicio que el Señor de los espíritus ha preparado para aquellos que no adoran el juicio de la justicia por aquellos que reniegan el juicio de la justicia y por aquellos que toman su nombre en vano, en este día ha sido preparado convenio para los elegidos pero inquisición para los pecadores (entonces matará a los pequeños con su madre y a los hijos con su padre) 7. Dos monstruos han sido separados en este día; un monstruo femenino de nombre Leviatán [96], para que habite en el abismo de los mares,[97] encima de los manantiales de las aguas; 8. Y un macho de nombre, Behemot,[98] que ocupa con su pecho el desierto inmenso de nombre Dondaín, al oriente del jardín donde habitan los elegidos y los justos, donde Él (Dios) recibió a mi abuelo, el séptimo después de Adán, el primer hombre [99] que ha hecho el Señor de los espíritus. 9. E interrogué‚ a otro ángel para que me enseñara la fuerza de estos monstruos, cómo habían sido separados en un solo día, y lanzados, uno al abismo del mar y el otro en la tierra del desierto. 10. Él me dijo: Tú, hijo del hombre, aquí vas tú a conocer lo que es secreto. [100]... 11. Y me habló otro ángel que iba conmigo y que hacia ver lo que está oculto, el principio y el fin, en lo alto del cielo y bajo el árido en el abismo, y a las extremidades del cielo, y en los fundamentos del cielo; 12. Y los receptáculos de los vientos, cómo son divididos los vientos, cómo son pesados, y cómo son divididos y contados los manantiales de los vientos según la fuerza del viento; y el poder de la luz de la luna [101] y cómo este es un poder de justicia, [102] y las divisiones de las estrellas según su nombre, y toda división que es hecha (entre las estrellas); 13. Y el trueno [103] en los lugares donde retumba, y toda división que es hecha en los rayos, para que ellos luzcan, y (en?) su armada, para que ellos obedezcan prontamente. 14. Pues el trueno tiene pausas para retener su voz (cómo) le ha sido dada, y el trueno y el rayo no están separados como quiera que sea; gracias al espíritu van juntos los dos, y no son separados. 15. Pues cuando el rayo luce, el trueno da su voz, y el espíritu también lo apacigua inmediatamente y reparte igualmente
  • 9. entre ellos, pues el depósito de sus tiempos es de arena, y cada uno de ellos está sujeto por un freno, [104] y éste es devuelto por la fuerza del espíritu, y es así conducido según la multitud de las religiones de la tierra. 16. EI espíritu del mar es macho y vigoroso, y, según la fuerza de su vigor, él lo devuelve con un freno, y así es alejado y disperso sobre todas las montañas de la tierra. 17. EI espíritu de la helada es su ángel, y el espíritu del granizo [105] es un buen ángel. 18. EI espíritu de la nieve la deja (caer) por su propia fuerza; ella tiene un espíritu especia l, lo que de ella sube es como el humo, y su nombre es frescor. 19. EI espíritu de la niebla no está asociado con ellos en sus recipientes, pero hay un recipiente particular, porque su ruta es brillante (?) en la luz y en la oscuridad, en invierno y en verano, y en su propio recipiente es un ángel. 20. EI espíritu del rocío [106] tiene su habitación en las extremidades del cielo y está contiguo a los recipientes de la Iluvia; su propio curso tiene lugar en invierno y en verano, y su nube y la nube de la niebla están asociadas, y la una da a la otra. 21. Cuando el espíritu de la Iluvia sale de su recipiente, los ángeles vienen, abren el recipiente y la hacen salir; y cuando ella se derrama sobre todo el árido, ella se une al agua que está sobre el árido, (y cuando... ella se une en cualquier tiempo al agua que está sobre el árido). 22. Pues las aguas son para aquellos que habitan sobre el árido, pues ellas son un alimento para el árido (que viene) del Más Alto que está en el cielo, por esto es por lo que la lluvia tiene una medida, [107] y los ángeles la reciben (?). 23. Yo vi todo aquello hasta el jardín de los justos. 24. Y el ángel de la paz que estaba conmigo me dijo: Estos dos monstruos, que convienen a la grandeza del Señor del Universo, son alimentados a fin (de que no venga en vano el castigo del Señor de los espíritus), y EI ( el castigo) matará a los pequeños con su madre [108] y a los hijos con su padre. 25. Cuando el castigo del Señor de los espíritus pese sobre ellos, pesará porque el castigo del Señor de los espíritus no viene en vano sobre aquellos de allá. Luego tendrá lugar el juicio dentro de su misericordia y de su paciencia. ) CAPITULO LXI - Los ángeles que miden 1. He aquí lo que vi en estos días: unas cuerdas largas [109] les fueron dadas a estos ángeles, y ellos tomaron las alas y volaron, y fueron hacia el lado del norte, 2. Y yo interrogué‚ al ángel diciéndole: ¿Por qué‚ han tomado estas cuerdas y se han ido? Él me dijo: Se han ido para medir. 3. Y el ángel que iba conmigo me dijo: Aquellos (estos ángeles) Ilevan a los justos las medidas de los justos y las cuerdas de los justos para que ellos se apoyen sobre el nombre del Señor de los espíritus por los siglos de los siglos. 4. Los elegidos empezarán a habitar junto a los elegidos, y estas medidas son las que serán dadas a la fe, y que fortalecerán la justicia. [110] 5. Estas medidas revelarán todos los secretos [111] del abismo [112] de la tierra, y los que han sido destruidos por el desierto, y los que han sido tragados por los peces del mar y por las bestias, a fin de que vuelvan, y se apoyen sobre el día del Elegido, porque no hay nada que perezca ante el Señor de los espíritus, y no hay nada que pueda perecer. 6. Y todos los que están en lo alto del cielo han recibido una orden, y un poder, y una sola voz, y una sola luz como de fuego. [113] 7. Y él (¿el Elegido?) al principio de la voz (?), le han bendecido [114] y exaltado, le han alabado con sabiduría, [115] y han sido prudentes por la palabra [116] y por el espíritu de vida. 8. Y el Señor de los espíritus ha hecho sentar al Elegido sobre un trono de gloria, juzgar todas las obras de los santos, y sus obras serán pesadas en la balanza. [117] 9. Cuando levante su cara para juzgar sus vidas secretas por la palabra del nombre del Señor de los espíritus, y su sendero por la vía del justo juicio del Señor de los espíritus, ellos hablarán todos por una sola voz, y bendecirán y alabarán y exaltarán y proclamarán santo el nombre del Señor de los espíritus. 10. Y ella (le) proclamará todo el ejército de los cielos y todos los santos en las alturas, y el ejército del Señor del Universo, de los querubines, los Serafines, los Ophanim, todos los ángeles de poder y todos los ángeles de los principados, y el Elegido, y los otros poderes que están sobre el árido y sobre el agua. 11. En ese día, ellos elevarán la voz, y bendecirán, alabarán y exaltarán en el espíritu de fidelidad, en el espíritu de sabiduría, [118] en el (espíritu de) paciencia, en el espíritu de misericordia, en el espíritu de justicia y de paz y en el de bondad, y dirán todos con una sola voz: Bendito es y bendito sea el nombre del Señor de los espíritus, por siempre jamás y hasta la eternidad. 12. Ellos le bendecirán, todos los que no duermen [119] en lo alto del cielo, le bendecirán todos los santos que están en el cielo, y todos los elegidos, que habitan en el jardín de vida, y todo espíritu de luz que pueda bendecir y alabar y exaltar y proclamar santo tu nombre bendito, y toda carne que alaba y bendiga más allá de todas (sus) fuerzas tu nombre por los siglos de los siglos. 13. Porque grande es la misericordia del Señor de los espíritus y EI es lento en la cólera, y todas sus obras y la medida de sus obras las ha revelado a los justos y a los elegidos, en nombre del Señor de los espíritus. CAPITULO LXII - Espíritu de la Alegre Justicia es el trono de gloria 1. Así ordenó el Señor a los reyes, a los poderosos y a los grandes, y a los que habitan la tierra, y dijo: Abrid los ojos y
  • 10. elevad vuestros cuerpos (para ver) si podéis reconocer al Elegido. 2. Y el Señor de los espíritus se sentó en el trono de su gloria, el Espíritu de justicia, [120] se extendió sobre él y la palabra [121] de su boca condenó a muerte a todos los pecadores, [122] y todos los malos fueron destruidos ante su rostro. En ese día, todos los reyes y los poderosos, y los que poseen la tierra, se mantendrán de pie,[123] y le verán y le 3. reconocerán cuando se siente sobre el trono de su gloria; la justicia ante él será juzgada, y no habrá palabra [124] vana que sea pronunciada ante él. 4. Y el dolor vendrá sobre ellos como sobre una parturienta, cuyo parto es laborioso, cuando su hijo viene por la abertura de su pelvis, y sufre para dar a luz. [125] 5. La mitad de entre ellos mirará a la otra mitad, y estarán aterrorizados; bajarán el rostro, y el dolor hará presa en ellos cuando vean a este Hijo del hombre sentado sobre el trono dé su gloria. 6. Y los reyes y los poderosos y todos los que poseen la tierra alabarán, bendecirán y exaltarán al que reina sobre todo lo que es secreto. [126] 7. Porque ante él está oculto [127] el Hijo del hombre, y el Altísimo lo ha guardado ante su poder y lo ha revelado a los elegidos. 8. Y la sociedad de los elegidos [128] y de los santos, será sembrada, y todos los elegidos se mantendrán de pie ante él en ese día. 9. Y todos los reyes, y los poderosos, y los grandes y los que dominan el árido, caerán ante él sobre su rostro y adorarán, y esperarán [129] en este Hijo del hombre y le suplicarán y pedirán misericordia. 10. Pero este Señor de los espíritus les dará prisa para que se apresuren a salir de su presencia, y Ilenará de vergüenza sus rostros; y las tinieblas se acumularán sobre sus rostros. 11. Y él los entregará a los ángeles para el castigo, a fin de que los castiguen, a ellos que han oprimido a sus hijos y a sus propios elegidos. 12. Y ellos serán un espectáculo para los justos y sus elegidos; ellos se alegrarán [130] por eso, porque la cólera del Señor de los espíritus pesó sobre ellos y su espada se emborrachó con ellos (es decir, con su sangre).[131] 13. Pero los justos y los elegidos serán salvados en ese día, y nunca más verá n el rostro de los pecadores y de los malos. 14. Y el Señor de los espíritus habitar sobre ellos, y con este Hijo del hombre comerán, se acostarán y se levantarán por los siglos de los siglos. 15. Y los justos y los elegidos se levantarán de la tierra, cesarán de bajar el rostro, y revestirán los vestidos de gloria. 16. Y tales serán vuestros vestidos: vestidos de vida por parte del Señor de los espíritus, y vuestros vestidos no envejecerán, y vuestra gloria no se pasará ante el Señor de los espíritus CAPITULO LXIII - Reconocimiento y castigo de los poderosos 1. En esos días, los poderosos y los reyes que poseen el árido suplicarán a los ángeles del castigo a quienes han sido entregados a fin de que caigan ante el Señor de los espíritus y le adoren y para que confiesen sus pecados ante El, para que les den un poco de reposo. 2. Y bendecirán, y alabarán al Señor de los espíritus, y dirán: Bendito sea el Señor de los espíritus, el Señor de los reyes, el Señor de los poderosos, el Señor de los ricos, [132] el Señor de gloria y el Señor de sabiduría; El ilumina todo lo que es secreto. [133] 3. Tu poder (permanece) por generaciones de generaciones y tu gloria por los siglos de los siglos. Todos sus secretos son profundos y sin número, y tu justicia [134] es inconmensurable. 4. Ahora reconocemos que debemos alabar y bendecir al Señor de los reyes, y al que reina sobre todos los reyes. 5. y ellos dirán: ¿Quién nos dará reposo para glorificar(te), y dar(te) gracias y confesar(te) en presencia de tu gloria? 6. Ahora suspiramos por un poco de reposo, y no encontramos; somos expulsados y no poseemos (nada); la luz se desvanece ante nosotros, y las tinieblas son nuestra mansión por los siglos de los siglos. 7. Porque ante El no hemos confesado y no hemos alabado el nombre del Señor de los espíritus, y no hemos alabado a nuestro Señor, sino que nuestra esperanza ha estado en el centro de nuestro mando y en nuestra gloria. 8. Así, en el día de nuestra tribulación y de nuestra aflicción, no nos ha salvado, y no encontramos reposo para confesar que nuestro Señor es fiel en todas sus obras, y (en) su juicio, y (en) su justicia, y que su juicio no hace excepción de nadie. 9. Pasamos lejos de su rostro a causa de nuestras acciones, y todos nuestros pecados han sido contados con justicia. 10. Después ellos les dirán (a los ángeles del castigo): Nuestra alma está harta de los bienes [135] de la iniquidad, pero ellos no nos impiden descender de su seno a los sufrimientos del seol, 11. Y tras eso su rostro se Ilenará de oscuridad y de confusión ante este Hijo del hombre, y serán expulsados de su presencia, y la espada permanecerá ante su rostro en medio de ellos. 12. Así dijo el Señor de los espíritus: Tal es la suerte y el castigo de los poderosos, y de los reyes, y de los grandes, y de los que poseen el árido, ante el Señor de los espíritus. CAPITULO LXIV -Los que revelaron los secretos 1. Después vi otras caras ocultas en ese lugar. 2. Oí la voz de un ángel, diciendo: Estos son los ángeles que descendieron sobre la tierra, y que revelaron a los hijos de los
  • 11. hombres lo que está secreto, [136] y que enseñaron a los hijos de los hombres a cometer el pecado. CAPITULO LXV -Combinación Secreta revelada 1. En estos días, Noé vio que la tierra se tambaleaba y que su destrucción estaba próxima. 2. y partió de allí y fue a las extremidades de la tierra y gritó a su abuelo Enoc, y Noé dijo tres veces con una voz triste: Escúchame, escúchame, escúchame. 3. Y yo le dije: Dime qué es lo que pasa sobre la tierra para que la tierra esté tan desamparada y sea sacudida así. Quizás yo también pereceré con ella, 4. Tras eso hubo una gran sacudida sobre la tierra, después una voz se hizo oír [137] desde el cielo, y caí sobre mi rostro, 5. Y Enoc, mi abuelo, vino, se mantuvo cerca de mí y me dijo: ¿Por qué has gritado hacia mí tristezas y lamentaciones?. 6. Después salió una orden de la presencia del Señor a propósito de los que habitan el árido, a fin de que se cumpliera su ruina, porque todos han conocido los secretos de los ángeles y toda la violencia de los satanes [138] y todos sus poderes secretos [139] y todos los poderes de los que hacen maleficios, y el poder de los sortilegios, y el poder de los que funden las obras de metal de toda la tierra, 7. y cómo la plata se produce por el polvo de la tierra y cómo se hace el metal fundido sobre la tierra, 8. Porque el plomo y el estaño no son producidos por la tierra como el primero (la plata): es una fuente la que los produce, y un ángel se mantiene ante ella, y este ángel es preeminente. 9. Tras eso mi abuelo Enoc me tomó por la mano y me levantó y me dijo: Vete, porque he interrogado al Señor de los espíritus sobre esta sacudida de la tierra. 10. Y él me ha dicho: A causa de su iniquidad es por lo que se cumple su castigo, y en mi presencia no se tendrá cuenta de los meses (en) los cuales ellos han buscado el saber que la tierra será destruida por los que la habitan. 11. En cuanto a éstos (los ángeles), no habrá jamás conversión para ellos, porque ellos les han enseñado (a los hombres) lo que es secreto, y son ellos los que han sido condenados. Pero en cuanto a ti, hijo mío, el Señor de los espíritus sabe que eres puro e indemne de este reproche que concierne a los misterios. 12. Y él ha afianzado su nombre en medio de los santos, y te preservará entre los que habitan sobre el árido, y afianzará tu raza en la justicia [140] para la realeza y para grandes honores, y de tu raza saldrá un manantial de justos y de santos, y ellos serán innumerables por siempre jamás. CAPITULO LXVI - Los poderes de las aguas 1. Y después de esto, él me mostró los ángeles del castigo, que estaban dispuestos a desatar los poderes del agua, que está por debajo de la tierra, para que ella sirva al castigo y a la destrucción de todos los que permanecen y habitan sobre él árido. 2. Y el Señor de los espíritus mandó a los ángeles que salían que no levantasen las manos, sino que vigilaran, pues estos ángeles estaban (encargados) del empuje de las aguas. 3. Y yo salí de ante el rostro de Enoc. CAPITULO LXVII - La Raza de vida - Aguas de cambio 1. En estos días, la palabra [141] del Señor del Universo me fue (dirigida) y él me dijo: No, tu destino ha llegado junto a mí, un destino en el que no hay reproche, un destino de amor y de equidad. 2. Y mientras tanto, los ángeles trabajan los bosques,[142] y cuando los ángeles hayan acabado esta (obra), yo extenderé mí mano sobre ella, y yo la guardaré, y la raza de vida [143] saldrá de ella, y habrá un cambio para que la tierra no quede vacía. 3. Y yo consolidaré tu raza ante mí por los siglos de los siglos, pero yo dispersaré a los que habitan contigo, yo no probaré (a tu raza) sobre la faz del árido, y ella será bendita, y se multiplicará ante el árido, en el nombre del Señor. 4. Y El cerrará a los ángeles que han mostrado iniquidad, en este valle ardiente que primeramente me había mostrado mi abuelo Enoc, [144] en el occidente, junto a montañas de oro, de plata, de hierro, de metal fundido y de estaño.[145] 5. Y vi este valle donde había una gran perturbación, y una perturbación de aguas. 6. Y cuando todo se consumó, de este metal fundido de fuego, [146] y de la agitación que las agitaban (a las aguas) en este lugar se exhaló un olor de azufre, y se mezcló con las aguas, y este valle donde (estaban) los ángeles que habían seducido (a los hombres) arde debajo de esta tierra. 7. Y de sus valles salen ríos de fuego donde son castigados estos ángeles que han seducido a aquellos que habitan sobre él árido 8. Estas aguas servirán en estos días a los reyes, y a los poderosos, y a los grandes, v a aquellos que habitan sobre el árido para la curación de la carne y para el castigo del espíritu; pero su espíritu está Ileno de voluptuosidad, de manera que su carne será castigada, porque han renegado del Señor de los espíritus; y ellos ven el castigo de cada día sin confesará su nombre. 9. Cada vez más su carne es quemada con intensidad, cada vez más se produce cambio en (su) espíritu por los siglos de los siglos, porque no hay nadie ante el Señor de los espíritus que profiera una palabra [147] vana.
  • 12. 10. Pues el juicio vendrá sobre ellos, porque ellos creen en la voluptuosidad de su carne, y reniegan del Espíritu del Señor. 11. En estos días, hay en las mismas aguas un cambio, pues cuando estos ángeles son castigados en estas aguas, el calor de estos manantiales es cambiado y cuando los ángeles suben esta agua de los manantiales es (aún) cambiada, y ella se enfría. 12. Y yo oí a Miguel tomar la palabra y decir: Este castigo con que son castigados los ángeles es un testimonio para los reyes y para los poderosos que poseen el árido 13. Pues estas aguas de castigo son para la curación de la carne de los reyes y para la de la voluptuosidad de su carne, pero no creen ellos y no ven que estas aguas serán cambiadas y se convertirán en un fuego ardiente siempre. CAPITULO LXVIII - Un Libro - Como si ellos fueran el Señor 1. Después de aquello, me dio la explicación de todos los secretos [148] en un libro, [149] y (también) las parábolas que le habían sido dadas, y él las reunió para mí en las palabras del libro de las parábolas. 2. Y aquel día, Miguel tomó la palabra para decir a Rafael: EI poder del espíritu me transporta y me irrita en razón de la severidad del castigo de los secretos, del castigo (de los ángeles): ¿quién es el que podrá soportar el castigo riguroso que ha sido ejecutado, y ante el cual ellos se hunden?. 3. Y Miguel tomó de nuevo la palabra y dijo a Rafael: ¿Existe alguien [150] cuyo corazón no sea tocado por esto (el castigo) y cuyos riñones no se turben por esta palabra de castigo (que) ha sido proferida contra aquellos de entre ellos que han sido arrojados violentamente así?. 4. Y sucedió, cuando Miguel Ilegó ante el Señor de los espíritus, que él le dijo a Rafael: Yo no seré (sin embargo) para ellos, a los ojos del Señor, pues el Señor de los espíritus está irritado con ellos, porque ellos se conducen como si ellos fueran el Señor. [151] 5. Por esto es por lo que todo lo que es secreto irá contra ellos y por los siglos de los siglos; pues ni ángel ni hombre recibirá su parte, mas ellos solos han recibido su castigo por los siglos de los siglos. CAPITULO LXIX - Los ángeles caídos sus nombres y obras - Fuerte y poderoso Comparar con 3Enoc IX: 14-37 1. Y después de este juicio se les asustará y se les exasperará, porque ellos han mostrado aquello a los hombres que habitan sobre el árido. 2. Y he aquí los nombres de estos ángeles, y tales son sus nombres: el primero de entre ellos es Semyaza, el segundo Arstiqifa, el tercero Armen, el cuarto Kokabel, el quinto Touriel, el sexto Rumyal, el séptimo Daniel, el octavo Neqel, el noveno Baraqiel, el décimo Azazel,[152] el undécimo Armaros, el duodécimo Bataryal, el decimotercero Basasael, el decimocuarto Hananel, el decimoquinto Touriel, el decimosexto Simapisiel, el decimoséptimo Yetariel, el decimoctavo Tumael, el decimonoveno Tariel, el vigésimo Rumael y el vigésimo primero Azazel. 3. Y estos son los nombres de sus ángeles, y los nombres de sus jefes de centenas, de sus jefes de cincuentenas y de sus jefes de docenas. 4. EI nombre del primero es Yeqon: éste es el que sedujo a todos los hijos de los ángeles y los hizo descender sobre la tierra, y los sedujo por las hijas de los hombres 5. Y el nombre del segundo es Asbeel: éste dio un mal consejo a los hijos de los ángeles (santos): él los arrastró a mancillar su carne con las hijas de los hombres. 6. EI nombre del tercero es Gadriel: éste es el que mostró a las hijas de los hombres todas las Ilagas de muerte, él es quien sedujo a Eva, y él es quien mostró a los hijos de los hombres las plagas de muerte, y el escudo y la coraza y la espada para el combate, y todos los instrumentos de muerte a los hijos de los hombres. 7. De su mano, ellos han salido contra los que habitan el árido, después de este día y por los siglos de los siglos. 8. EI nombre del cuarto es Panemue; este mostró a los hijos de los hombres lo amargo y lo dulce, y les mostró todos los secretos [153] de su sabiduría (de los ángeles) 9. Este es el que enseñó a los hombres a escribir con el agua de hollín (tinta) y el papyrus, y son numerosos los que han errado a causa de aquello desde la eternidad hasta la eternidad y hasta este día. 10. Pues los hombres no han sido puestos en el mundo para asegurar sí su fidelidad con el cálamo y el agua de hollín. 11. Pues los hombres no han sido creados de manera distinta a los ángeles, más que para habitar justos y puros, y la muerte, que todo lo corrompe, [154] no les habría alcanzado; pero a causa de este conocimiento que es suyo, perecen, y a causa de este poder, ella (la muerte) me devora. 12. EI nombre del quinto es Kasdeyae: este es el que mostró a los hijos de los hombres todas las plagas malas de los espíritus y de los demonios, y la plaga del embrión en el seno para que este sucumba, y la plaga de la vida la mordedura de la serpiente y la plaga que Ilega a mediodía, el hijo de la serpiente cuyo nombre es Tabaet 13. Y este es el número de Kasbeel, que mostró a los santos la cabeza de juramento, cuando vivía en lo alto, en la gloria, y su nombre es Beqa. 14. Este (Kasbeel) pidió a Miguel que le mostrase el nombre secreto para que él lo mencione en el juramento porque aquellos que han mostrado a los hijos de los hombres todo lo que es secreto tiemblan ante este nombre y ante este juramento. 15. Y he aquí el poder de este juramento: es fuerte y poderoso,[155] y Él (Dios) había depuesto este juramento Akae, en la mano de Miguel. 16. Y he aquí los secretos de este juramento... y él es fuerte en su juramento. Y para él el cielo fue suspendido antes de que el mundo fuera creado, y hasta la eternidad.
  • 13. 17. Y la tierra ha sido hundida en el agua, y secretas (profundidades) de las montañas se han convertido en bellas aguas, desde la creación del mundo hasta la eternidad. 18. Y por este juramento el mar [156] ha sido creado, y para su hundimiento en el tiempo de la cólera él le ha dado arena y ella no franquea (sus límites) desde la creación del mundo hasta la eternidad. 19. Y por este juramento los abismos han sido afirmados, y ellos son estables, y ellos no cambian de lugar desde la eternidad hasta la eternidad. 20. Y por este juramento el sol [157] y la luna [158] cumplen su ruta, y no transgreden sus leyes desde la eternidad hasta la eternidad. 21. Y por este juramento las estrellas cumplen su curso y él las Ilama por su nombre, y ellas le responden desde la eternidad hasta la eternidad. 22. Igualmente (él llama) a los espíritus del agua, a los vientos y a todos los soplos, y sus vías entre todos los tropeles de espíritus. 23. Y allí están guardadas la voz del trueno, [159] y la luz del rayo, y allí están guardados los depósitos del granizo [160] y los depósitos de la helada, y los depósitos de la niebla, y los depósitos de la Iluvia y del rocío. [161] 24. Todos éstos son fieles y dan gracias ante el Señor de los espíritus, y ellos (le) alaban con todas sus fuerzas, [162] y su alimento está en toda acción de gracias, y ellos dan gracias, y ellos alaban y exaltan el nombre del Señor de los espíritus por los siglos de los siglos. 25. Sobre ellos (los espíritus) está afirmado este juramento, ellos están guardados por él; sus caminos están guardados, y sus vías no se corromperán. [163] 26. Y ellos han experimentado una gran alegría, [164] y ellos han bendecido, y alabado, y exaltado (al Señor) porque les había sido revelado el nombre de este Hijo del hombre. 27. El se ha sentado sobre este trono de gloria, y lo suma del juicio ha sido dada al Hijo del hombre, y él alejar y destruir a los pecadores delante de la faz de la tierra y (también) a los que han seducido al mundo. 28. Ellos serán atados con cadenas,[165] y en el lugar donde ellos habrán sido reunidos para la destrucción ellos serán encerrados, y todas sus obras desaparecerán de la faz de la tierra. 29. Y a partir de entonces no habrá nada corruptible, pues este Hijo del hombre ha aparecido y se ha sentado sobre el trono de su gloria, y todo mal se alejará y se irá de su presencia; pero la palabra [166] de este hijo del hombre permanecerá ante el Señor de los espíritus. Tal es la tercera parábola de Enoc. CAPITULO LXX - Enoc arrebatado 1. Y Ilegó después que su nombre (de Enoc) fue elevado, en vida, cerca de este Hijo del hombre y cerca del Señor de los espíritus, lejos de los que habitan sobre el árido. 2. Y fue elegido sobre el carro del viento, y el nombre (de Enoc) desapareció de entre ellos (de los que habiten sobre el árido). 3. Desde ese día ya no fui contado más entre ellos, y éI (Dios) me hizo sentar entre dos regiones, entre el norte y el occidente, allí en donde los ángeles habían tomado cuerdas a fin de medir [167] para mí la mansión de los elegidos y de los justos. 4. Y allí vi a los primeros padres y a los santos que desde la eternidad residen en ese lugar. CAPITULO LXXI - Enoc en el cielo de los cielos Ocurrió después que mi alma fue ocultada [168] y subió a los cielos, y vi a los hijos de los ángeles santos andar sobre 1. Ilamas de fuego; [169] sus vestidos eran blancos así como su túnica, y su rostro resplandeciente como el cristal. 2. Y vi dos ríos de fuego; la luz de este fuego brillaba como el jacinto, y caí sobre mi rostro ante el Señor de los espíritus. 3. El ángel Miguel, uno de los jefes de los ángeles, me cogió la mano derecha y me levantó y me condujo allí en donde están todos los secretos,[170] y me enseñó todos los secretos de misericordia, y me enseñó todos los secretos de justicia; [171] 4. Y me enseñó todos los secretos de las extremidades del cielo, y todos los depósitos de las estrellas y de todas las luces, por donde nacen en presencia de los santos. 5. Y él escondió mi espíritu, y yo, Enoc, (fui) al cielo de los cielos, y vi allí en medio de esta luz como una casa que estaba construida en bloques de hielo, y entre esos bloques (había) lenguas de fuego vivo. 6. Mi espíritu vio un circulo que rodeaba de fuego esta casa, desde sus cuatro esquinas hasta esos ríos de fuego vivo que rodeaban esta casa. 7. Y (había) alrededor de ella los serafines y los querubines y los Ophanim. Estos son los que no duermen [172] y los que guardan el trono de su gloría (del Señor). 8. Vi ángeles innumerables, miles de miles y miríadas de miríadas, rodear esa casa, y Miguel, y Rafael, y Gabriel, y Fanuel, y una multitud de ángeles santos, innumerables. 9. Y con ellos (estaba) la Cabeza de los días ; su cabeza era blanca y pura como la lana, así como sus vestidos que eran indescriptibles. 10. Caí sobre mi rostro, y todo mi cuerpo se fundió y mi alma fue cambiada, y grité en voz alta con un soplo poderoso y bendije y alabé, y exalté (al Señor). 11. Y estas bendiciones que salieron de mi boca fueron (consideradas) agradables ante esta Cabeza de los días.
  • 14. 12. Y esta Cabeza de los días vino con Miguel y Gabriel, y Rafael y Fanuel, y miles y miríadas de ángeles innumerables. 13. y ella vino a mí, y me saludó con la voz y me dijo: Tú eres el hijo del hombre que ha sido engendrado por la justicia, y la justicia permanece sobre ti, y la justicia de la Cabeza de los días no te abandonará. 14. Y ella me dijo: Él (Dios) Ilamará sobre ti a la paz en nombre del siglo que ha de venir, porque de allí ha salido la paz desde la creación del mundo, y así ella estará sobre ti por siempre jamás y por los siglos de los siglos. 15. Y toda (paz) andará sobre tu camino, mientras que la justicia no te abandonará jamás; contigo estará su residencia y contigo su parte, y de ti no serán separadas, por siempre jamás y por los siglos de los siglos. 16. Y sucederá así largos días con este hijo del hombre, y la paz será para los justos, y la vía recta para los justos, en nombre del Señor de los espíritus por los siglos de los siglos. [1] Ver V:8 [2] Ver XLVIII:8; LIII:6; LXII:8; 2En.LXIV:3; Ex.12:16; Lev.23:7-8. 21, 24, 27, 35-36; Num.28:18, 25-26; 29:1, 7, 12, 35; Deut.16:8; Jos.20:6-9; Sal.82:1; 89:7; Isa.14:13; Joe.1:14¸ 2:15; Heb.12:23; DyC 76:67; 88:70, 117; 95:7; 197:19, 32; 108:4; 109:6-10; 139:49 [3] Ver X:16, 18 [4] Ver XLVI:2-3 [5] Ver XC:19 [6] Esd.VII:10 [7] Ver XCIII:5, 10 [8] VerCIV:12-13; 3En.XXIX:109 [9] Vers.5-7; X:16, 18 [10] Ver XLI:3; DyC 121:45; 3En.III:137 [11] Ver XXIII:2-4 [12] Vers.12-13; XL:2 [13] Ver XIV:21; XVIII:6; XXXIX:12-13; XLI:7; LXI:12; LXXI:7; LXXXII:3; XXXIX:12; 3 En XXVIII:134 [14] Ver XLVI:2-3 [15] Ver LXI:7-9; Morm.8:25 [16] Ver XL:7; LIII:3; LIV:6; LV:6; 2En.XXIX:3 [17] Ver XLI:7; XLIII:3; LII:1; LX:11; LXXXIV:3; 3En.XV:77 [18] Ver LII:4 [19] Ver XLVIII:4 [20] Vers.1-3; XLVI:2-3 [21] Ver XVII:3; LIX:2; LX:13-15; LXIX:23; 3En.XXIX:73 [22] Ver II:3; XXVIII:3; XXXIV:2; XXXVI:1; XXXIX:5; XLII:3; LX:20; LXIX:23; LXXV:5; LXXVI:8-13; C:11-12.; CI:2 [23] Ver XIV:7, 8; LX:17; LXIX:23; 3En.IV:34 [24] Ver IV:1; XIV:15, 17; XVII:4; XVIII:4; XLVIII:3; LVIII:3, 5; LXIX:20; LXXII:2-37; LXXIII:3-8; LXXIV:4-17; LXXV:3-6; LXXVIII:1, 4, 11, 13; LXXIX:5; LXXX:1; LXXXII:4, 8, 15,18; LXXXIII:11; CVI:2, 5, 10; 3En.IV:3 [25] Ver VIII:3; LX:12; LXIX:20; LXXII:3, 37; LXXIII:1, 7; LXXIV:1-17; LXXV:3, 6; LXXVIII:1-17; LXXIX:3; LXXXII:8; LXXXIII:11; C:10; 3En.IV:39 [26] Ver XCI:8 [27] Vers5-7; XLVI:1 [28] Ver XL:2 [29] Ver X:16, 18 [30] Ver V:8 [31] Ver CIII:10; 3EnXVIII:29-32 [32] Ver XLI:3 [33] Ver XIV:22 [34] Ver X:16, 18 [35] Ver. XLI:5-7; XLVI:1; LXXXII:18; LXXXIX:61-68; 3En.XX:3 [36] Ver X:16, 18 [37] Ver XI:1; 3En.XXII:102 [38] Vers.2-3; XVI:3; XXXVIII:3; XL:2; XLI:1-3; XLIX:2; LI:2; LII:2-5; LVIII:5; LIX:1-3; LX:10; LXI:5; LXII:6; LXIII:2-3; LXIV:2; LXV:6, 11; LXVIII:1, 2, 5; LXIX:8, 14, 16; LXXI:3-4; LXXXIX:1, 46; CVII:3 [39] Ver XXXVIII:1 [40] Ver IX:10; XXII:1-5; XXXIX:12; XL: 5-6; XLIX:3; LI:1-5; LXI:7-9; LXX:4; XCVII:3-5; XCIX:3; C:4-5; 3En.XX:51-64 [41] Vers.2, 4; X:16, 18 [42] Ver XLVIII:4 [43] Ver CIV:12-13; 3En.XXIX:109 [44] Ver XIV:20; XLIX:2, LX:2; LXII:3, 8; 3En.XX:97 [45] Ver LXII:12 [46] Ver X:16, 18; 3En.XX:93-96 [47] Ver V:8 [48] Ver XLI:5 [49] Ver XL:9; XLVII:2; LII:5; LXII:9; CIII:10; CIV:2, 4; 3En XX:110-111 [50] Ver V:8 [51] Ver CVIII:8 [52] Ver XCI:15 [53] Ver XC:19 [54] Ver XXIII:2-4 [55] Ver V:8 [56] Ver LII:4 [57] Ver XLVI:2-3 [58] Ver X:16, 18
  • 15. [59] Ver XIV:20; XLVII:3; LX:2; LXII:3, 8; 3En.XX:97 [60] Ver LII:4 [61] Ver LI:1; CII:4; CIII:3-4 [62] Ver CIV:9-11 [63] Ver XXII:1-16; XXXIX:12; XLVII:1-5; XLIX:3; C:4-5; Esd.II:7, 35; III:37; V:32; Apéndice II:16; Tom.12, 90; 2Ne.18:19 (Inglés); 24:9; Mos.15:20; 3Ne.20:25; 25:5-6; DyC 2:1-3; 3:17; 27:9; 98:16-17; 110:15; 124:33; 128:17, 19, 22; 1Rey.18:37; Job28:1-11; Prov.9:17-18; Sal.44:1; 88:10; Isa.26:19; 38:19; Dan.12:2; Mal.4:6; Rom.10:6-7; 11:15; Efe.5:14; “Asi hablo Zaratustra” – El Adivino – pag.144-147 [64] Ver XLVI:2-3 [65] Ver V:8 [66] Ver I:4; Esd.Apendice II:42 [67] Ver LXII:12 [68] Vers.2, 5; XLVI:2-3 [69] Ver LXVII:4; Esd.VI:20 [70] Ver XLIX:2, LII:4, LXIX:15, CIII:1; 3En.IX:34 [71] Ver XLVIII:4 [72] Ver XXIII:2-4; Zac.4:7; Esd.VI:52 [73] Ver XCIV:8 [74] Ver XL:7 [75] Ver XXXVIII:1 [76] Ver XXIII:2-4 [77] Vers.3-5; LVI:1; LXIX:28; CIII:8; 2Ne.1:13, 23; 9:45; 26:22; 28:19, 22-23; 3En. XI:1; XII:53; XIII:2, 114; XXIX:75; Al.12:9-11, 17; 36:18; Moi.7:26; DyC 38:11-12; 57:10; 82:5; 112:23; 123:7; Job 18:31; Sal.107:10, 14: 116:16; 149:7-9; Isa.8:21-22; 51:14; Lam.1:14; Ap.20:1 [78] Ver X:4, 8 [79] Ver X:5 [80] Ver XL:7 [81] Vers.LIV:3-5 [82] 3En.XVI:145; 1Ne.:14:3-4 [83] Isa.13:17; Jer.50:41; 51:11, 28; Lam.4:12 à& [84] Sal.48:1-14; Jer.1:13-16; 27:6-7; 41:11-12; 46:25-28; Eze.39:1-29; Sof.2:8-13 [85] Ver C:1 [86] Vers.2-5; XLI:5 [87] Vers.4-5; X:16, 18; 3En.XXVI:71 [88] Ver XLVI:2-3 [89] Vers.3-6; XCVI:3; CVIII:12; 1Ne.21:9; 2Ne.19:2; Morm.8:16; DyC 45:28; 57:10; Job 10:21-22; 24:17; 28:3; 38:17; Isa.9:2; Jer.2:6; Luc.1:79; 3En.XV:34; 2En.XLVI:3 [90] 2En.XXV:1-6; XXVII:2 [91] Vers.1-3; XLVI:2-3 [92] Ver XLI:3; 3En.V:38 [93] Ver XIV:22 [94] Ver XIV:20; XLVII:3; XLIX:2, LXII:3, 8; 3En.XX:97 [95] 3En.XXX:24-28 [96] Vers.7-25; 3En.XIII:6 [97] Vers.7-11, 16; V:3; XVII:3-5; LXI:5; LXIX:18-19; LXXVI:10; LXXVII:3, 5-8; LXXXIII:4-7; LXXXIX:6-7; XCVII:7; CI:4-9; Esd.XVI:57-60 [98] Job 40:15; Esd.IV:49-50 [99] Moi.1:34; 3:7; 6:9, 45; Abr.1:3; 1Ne.5:11; Gen.2:19 [100] Ver XLVI:2-3 [101] Ver XLI:5-8 [102] Ver X:16, 18 [103] Ver XLI:3 [104] Ver CI:6; 2En. XXVIII:2; XLVII:5; 3En.XIII:10; Esd.II:17; Job 38:8; Prov.8:29; Jer.5:22 [105] Ver XLI:4 [106] Ver XLI:3 [107] Ver LXI:1-3, LXX:3; LXXXIX:63; XCIII:13-14; 3En.XXI:64 [108] Ver LXXXIII:2 [109] Vers.1-13; LX:22; LXX:3; LXXXIX:63; XCIII:13-14; 3En.XXI:64 [110] Vers.4, 11; X:16, 18 [111] Ver XLVI:2-3 [112] Ver LX:7-11, 16 [113] Ver XXIII:2-4 [114] Vers.7-9; XL:5; Morm.8:25 [115] Ver V:8 [116] Ver XIV:22 [117] Ver XCI:7; Ap.6:5 [118] Ver V:8 [119] Ver XL:2 [120] Vers.2-3; X:16, 18 [121] Ver XIV:22 [122] Vers.2-3; Esd.XI:37-46; XII:31-33; 3En.IV:19 [123] Vers.8; XIV:20; XLVII:3; XLIX:2, LX:2; LXII:3, 8; 3En.XX:97 [124] Ver CIV:9-11 [125] 2En.XXV:2; Esd.III:48-55 [126] Ver XLVI:2-3 [127] Ver XII:1; 3En.XVI:162 [128] Ver XXXVIII:1 [129] Ver XLVIII:4 [130] Ver V:7, 9; X:16; XXV:6; XLVII:4; LI:5; LXIX:26; LXXXI:6; XCIV:10; XCVII:2; CIII:3-4; CIV:4, 12-13; CV:2; Esd.V:28; VI:3, 26-26, 30, 56, 60-63;
  • 16. VIII:4, 39-40, 52; XII:34; Apéndice I:37, II:3, 15, 19, 27, 36-37; Tom.86; Deut.16:15; 28:47; 1Cro.16:27; 2Cro.23:18; Esd.3:12-13; 6:22; Neh.12:43; Job 5:22; 8:21; 9:23; Sal.2:4; 37:13; 30:5; 43:3-4; 45:6-7; 52:6; 59:8; 65:12; 66:1; 68:3; 97:11; 100:2; 126:2; Prov.:26; 10:28; 11:10; 13:9; Ecl.2:26; 9:7; Isa.9:3; 30:29; 35:10; 48:20; 51:3, 11; 55:12; 56:7; 65:18; 66:5; Jer.15:16; 31:7; 33:11; 51:48; Sof.3:17; Zac.8:19; Luc.6:22-23; Hech.2:46 [131] Ver C:1, 3 [132] Ver XCIV:8 [133] Vers.2-3; XLVI:2-3 [134] Vers.3, 8; X:16, 18 [135] Ver XCIV:8 [136] Vers.6,11; VIII:1-4; XVI:3; LXV:6-11; LXIX:1-16; 3En.IX:32 [137] [138] Ver XL:7 [139] Vers.6,11; LXIV:2; 2Ne..9:9; 10:15; 26:22; 27:27; Al.37:21-32; Hel.1:11-12; 2:3-14; 3:23; 6:17-30, 37-41; 7:4-5, 20-25; 8:1-, 4 27-28; 9:6; 10:3; 11:2, 10, 25- 33; 3Ne.1:27-30; 2:10-19; Caps 3, 4; 5:4-6; 6:28-30; 7:6, 9-12; 9:9; 4Ne.42, 46; Morm.1:18; 2:8, 10, 27; 8:27, 40; Et.8:9-25; 9:1, 5, 6, 26; 10:33; 11:15, 22; 13:15, 18; 14:8-10. [140] Ver XCIII:5, 10 [141] Ver XIV:22 [142] Ver LXXVII:3; 3En.II:38 [143] Vers.2-3; XCIII:5, 10 [144] Ver LIII:1-3 [145] Ver LII::2; Esd.VI:20 [146] Vers.6, 7, 13; XXIII:2-4 [147] Ver CIV:9-11 [148] Vers.1, 2 5; XLVI:2-3 [149] VerCIV:12-13; 3En.XXIX:109 [150] Ver CIII:10 [151] Ver LXXX:7; Eze.28:1-19; 2Tes. 2:4; Adan V: (pag46) [152] Ver X:4, 8 [153] Vers.1-16; LXIV:2 [154] Vers.11, 25; X: 22 [155] Vers.14-25; LII:4 [156] Vers.18-19; LX:7-11, 16 [157] Ver XLI:5 [158] Ver XLI:5-8 [159] Ver XLI:3 [160] Ver XLI:4 [161] Ver XLI:3 [162] Ver LII:4 [163] Vers.11, 25; V:9; X: 22 [164] Ver LXII:12 [165] Vers.LIV:3-5 [166] Ver XIV:22 [167] Ver LX:22; LXI:1-3; LXXXIX:63; XCIII:13-14; 3En.XXI:64 [168] Ver XII:1 [169] Vers.1-6; XXIII:2-4 [170] Vers.3-4; XLVI:2-3 [171] Vers.3, 13; X:16, 18 [172] Ver XL:2