2. El señorío de Jesús
Filipenses 2, 5 – 11.
En Jesús hay que creer, hay
que optar por él corazón, hay
que decidirse a seguirlo, hay
que adherirse a él, hay que
participar con él, en su lucha,
en su cruz, en su muerte, si
con el morimos con él
viviremos.
3. • Romanos 6, 9 – 11.
• 9Sabemos que
Cristo, habiendo resucitado, no
volverá a morir. La muerte ya
no tiene poder sobre él. 10Pues
Cristo, al morir, murió de una
vez para siempre respecto al
pecado; pero al vivir, vive para
Dios. 11Así también, ustedes
considérense muertos respecto
al pecado, pero vivos para
Dios en unión con Cristo Jesús
4. Mateo 7, 21:
“No todos los que me dicen:
„Señor, Señor‟, entrarán en el
reino de los cielos, sino
solamente los que hacen la
voluntad de mi Padre celestial”
Cristiano no es el que tiene
una imagen de Jesús en su
casa o en el cuello, sino el
que es una imagen de Jesús.
5. Él no quiere ser un adorno
en nuestras vidas, sino un
personaje real que viva en
nuestro corazón.
Jesús quiere ser
verdaderamente el rey de
nuestra vida.
6. Jesús no pide mucho, él lo
pide TODO, no se contenta
con formar parte o ser un
aspecto de nuestra vida, el
quiere ser el centro único de
nuestra existencia.
Apocalipsis 3, 15 – 16.
7. PROCLAMACIÓN DEL SEÑORIO DE
JESÚS, AQUÍ Y AHORA
Si Jesús no es todavia realmente
el señor de toda tu existencia, hoy
es el momento que lo puedas
proclamar como tal.
Dedícate a vender todo lo que
tienes para comprar una piedra
preciosa que es Jesús.
Concretamente el señorío de
Jesús, consiste en que hagamos
todo y sólo lo que él quiere como
él quiere y cuándo el quiere.
Siempre pregúntate esto:
¿Esto que voy a hacer lo haría
Jesús?
DINERO, VIAJES
ROPA, LIBERTINAJES.
8. El señorío de Jesús consiste
en que hagamos todo y sólo
lo que el señor quiere
Juan 2, 5.
—Mujer, ¿por qué me dices esto?
Mi hora no ha llegado todavía.
5Ella dijo a los que estaban sirviendo:
—Hagan todo lo que él les diga
9. Romanos 10 , 9 – 10.
9Si con tu boca reconoces a Jesús como
Señor, y con tu corazón crees que Dios lo
resucitó, alcanzarás la salvación. 10Pues
con el corazón se cree para alcanzar la
justicia, y con la boca se reconoce a
Jesucristo para alcanzar la salvación.
10. La humillación y la exaltación de Cristo
5Tengan unos con otros la manera de pensar propia
de quien
está unido a Cristo Jesús, 6el cual:
Aunque existía con el mismo ser de Dios,
no se aferró a su igualdad con él,
7 sino que renunció a lo que era suyo
y tomó naturaleza de siervo.
Haciéndose como todos los hombres
y presentándose como un hombre cualquiera,
8 se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte,
hasta la muerte en la cruz.
9 Por eso Dios le dio el más alto honor
y el más excelente de todos los nombres,
10 para que, ante ese nombre concedido a
Jesús,
doblen todos las rodillas
en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra,
11 y todos reconozcan que Jesucristo es
Señor,
11. • 15Yo sé todo lo que haces.
Sé que no eres frío ni
caliente. ¡Ojalá fueras frío
o caliente! 16Pero como
eres tibio, y no frío ni
caliente, te vomitaré de
mi boca.