La revolución científica supuso el paso de una visión geocéntrica y aristotélica del universo a una heliocéntrica y mecanicista basada en leyes matemáticas universales. Figuras clave como Copérnico, Kepler, Galileo y Newton formularon teorías que reemplazaron el sistema ptolemaico, midieron con precisión los movimientos planetarios y demostraron que éstos se rigen por leyes físicas universales.
6. La revolución copernicana
De revolutionibus orbium caelestium
Órbitas circulares y movimientos
uniformes
Heliocentrismo.
Objeciones: el sentido común; la Biblia;
la ciencia establecida; la fuerza
centrífuga.
7. Tycho Brahe
El geoheliocentrismo
Intento de reconciliación de Biblia,
Aristóteles, y la nueva ciencia.
Medidas y observación. Nueva
ciencia.
Niega la inmutabilidad de los cielos.
No hay esferas.
8. Giordano Bruno
Síntesis extraña entre ciencia,
filosofía, religión, y magia.
Defendió el panteísmo.
Ve la religión de la iglesia como
una engañifa.
Quemado en la hoguera en
1600.
9. Johannes Kepler
El siguiente avance: las tres leyes.
La autoestima antropológica
sigue cayendo.
El mundo es finito y mensurable.
10. Galileo Galilei
Comienza la experimentación
indirecta.
La matematización de la ciencia.
Defensa del mecanicismo.
Naturaleza homogénea que se
explica en leyes universales.
11. Francis Bacon
Se estrecha la relación entre ciencia y
tecnología.
Nace el utilitarismo en ciencia.
La reforma del método.
12. René Descartes
Se sustituye a Dios por el sujeto
como eje del pensamiento.
Nace el subjetivismo moderno.
Establecimiento del mecanicismo.
13. Sir Isaac Newton
Nature and nature’s laws lay hid in night, God
said, Let Newton be! And all was light.
Plasmación de la mecánica y del mecanicismo.
Demostración de las leyes generales del
universo.
Las leyes de Newton como resumen de la
revolución científica: a) principio de inercia; b)
principio de la proporción entre la fuerza, la
masa, y la aceleración de los cuerpos; c)
principio de igualdad entre acción y reacción.
Fin de la revolución científica.
El ser humano comenzará a sentirse huérfano de
Dios.