Se ha llegado a reforzar topicazo diciendo que no cabe reconocer, por ejemplo, la existencia de víctimas de tortura en Euskadi, ya que no hay un problema de justificación de esta práctica, pues nadie ha organizado manifestaciones a favor de la tortura. 3 Enero 2013 Diario Noticias Alava
Topicos que inciden sobre los derechos humanos.Diario Noticias Alava
1. 4 OPINIÓN Diario de Noticias de Álava Jueves, 3 de enero de 2013
Cartas al Director
Navidades ‘green’ en ‘black’
Hemos pasado de un reinado verde –en el que se prometían bro-
tes verdes, creación de empleo, transparencia y colaboración– a
un reinado donde todo se ha cubierto de un manto negro, opaco,
triste y frío, en el que sólo existen los brazos largos de Maroto
Manostijeras enrocado en su trono. ¿Dónde han quedado aque-
llos tiempos en los que el alcalde pregonaba diálogo y acuerdos?
Vivimos tiempos difíciles y duros abocados por el PP a grandes
estrecheces, que en algunos casos desembocan en tragedias per-
sonales. Pero si tenemos que ajustarnos el cinturón, hagámoslo
todos, porque siempre podrá ajustarse más quien más grande
tenga el cinturón.
El personal ha sido el gran protagonista de llevar a Vitoria-
Gasteiz a ser considerada una de las mejores capitales en equi-
pamientos públicos, centros cívicos e instalaciones deportivas,
a tener la Q de calidad en atención a la ciudadanía. El personal
ha resuelto problemas a pie de calle en los centros cívicos y ha
gestionado sus actividades ofreciendo unos servicios y trato de
excelente calidad y siempre con la sonrisa en la boca.
Por todo ello no nos merecemos los decretos y resoluciones del
alcalde Javier Maroto que propugnan acabar con nuestra conci-
liación de vida, con calendarios de diez días continuos de traba-
jo y con tres turnos diferentes y seguidos. Que no intente el alcal-
de desviar este tema que afecta a todos, desde el peque que viene
a psicomotricidad, hasta la madre, padre o abuelos que vienen a
cursos deportivos. Está suprimiendo programas y puestos de
información que pretende que nuestro colectivo de oficiales de
control desempeñe en la más absoluta precariedad.
Quizás es hora de que hagamos llegar desde Vitoria a Bruselas
la transformación de la Green Capital en Black Capital que el
gobierno municipal está llevando a cabo con su gestión.
Marian Vilches
Diversidad funcional y sexualidad
En los cines se está proyectando la película Las Sesiones, con un
argumento sobre las dificultades de una persona con diversidad
o discapacidad funcional para vivir y expresar sus deseos sexua-
les. Esto está provocando que se empiece a hablar de la sexuali-
dad y la diversidad funcional, asunto que se considera un tabú.
Vivimos encorsetados en una realidad construida socialmente
en base a unos falsos estándares que nos indican cómo tiene que
ser una persona normal. Cuando esa imagen ideal se distorsio-
na, perdemos totalmente nuestra capacidad para interactuar con
esa persona desde un plano de igualdad.
¿Qué ocurre en un acercamiento sentimental o sexual? Ese pro-
ceso de reeducación es todavía mucho más costoso. Hay que
demostrar en aproximadamente siete minutos que se es de la mis-
ma especie y digno de un primer acercamiento sentimental o
sexual. Siete minutos para desmoronar miles de años de mitos y
tabúes. A la incertidumbre que a todos nos producee iniciar este
acercamiento hay que añadir la necesidad de lidiar con una cons-
trucción social y sexual que ha invisibilizado durante miles de
años los aspectos íntimos y sentimentales de las personas con
diversidad funcional. Existen numerosas creencias absurdas, fal-
sos mitos y medias verdades sobre su vida sexual. En lo básico
somos como todo el mundo. Hay tantas formas de vivir la sexua-
lidad y las relaciones sentimentales como personas en el mundo.
Igor Nabarro Brea
Gasteiz
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Tribuna Abierta
P O R A N D R É S K R A K E N B E R G E R , J U A N I B A R R O N D O,
O L AT Z L A N D A E I Z A S K U N A L O N S O ( * )
Tópicos que inciden
sobre los derechos
humanos
S
ON muchos los tópicos a
desterrar por tratar frívo-
lamente asuntos de dere-
chos humanos y, a la postre,
por atentar contra ellos.
Uno de los más manidos última-
mente es aquél según el cual no se
pueden equiparar, porque no son
equiparables, las víctimas de ETA
con otras víctimas. La argumenta-
ción detrás del topicazo es que, al
reconocer que hay otras víctimas,
se legitima el terrorismo. Pero reco-
nocer a otras víctimas es, en reali-
dad, cumplir con obligaciones mar-
cadas en diversos tratados inter-
nacionales de derechos humanos;
y si a algo o a alguien legitima el
cumplimiento de esos tratados, es
al Estado de Derecho, no al terro-
rismo.
Esta letanía se hace además insu-
frible porque, hasta la fecha, nadie
ha podido explicar conveniente-
mente en qué consiste eso de equi-
parar, porque el derecho interna-
cional establece que toda víctima
de una vulneración de los derechos
humanos tiene derecho a verdad,
justicia y reparación; y resulta evi-
dente que las medidas de verdad,
justicia y reparación han de ajus-
tarse a cada víctima y sus circuns-
tancias. ¿En qué consiste, por tan-
to, la equiparación?
Se ha llegado a reforzar el topica-
zo diciendo que no cabe reconocer,
por ejemplo, la existencia de vícti-
mas de tortura en Euskadi, ya que
no hay un problema de justifica-
ción de esta práctica, pues nadie ha
organizado manifestaciones a favor
de la tortura; mientras que sí ha
habido manifestaciones a favor de
ETA y por tanto hay un problema
de que se ha justificado la existen-
cia de ETA.
No sabemos si con esto se trata de
rizar el rizo o mezclar churras con
merinas. El derecho internacional
no establece algún tipo de restric-
ción al reconocimiento de un mode-
lo de víctima en función de posibles
manifestaciones –conexas o no– ni
siquiera si éstas son en favor de los
victimarios de otras víctimas. Y el
colmo viene cuando se acude a la
técnica del calamar, emborronán-
dolo todo, preguntando si un terro-
rista al que le estalla la bomba
cuando la va poner es una víctima;
o se intenta difuminar el calado del
drama de una víctima diciendo que
“a este paso, va a ser necesario
reconocer que una víctima de una
violación también es una víctima,
y las víctimas de violencia domés-
tica también son víctimas. Todo el
mundo es víctima”. Como afirma-
ba cierto representante político.
Pues no todo el mundo es víctima,
no; pero sí lo es toda persona que
haya visto vulnerados sus derechos
a la vida y a la integridad física o
psíquica. Aquí y en todo el mundo,
salvo en el rancio mundo de los
tópicos.
Las víctimas de la violencia
machista o de género –que no vio-
lencia doméstica (otro error malin-
tencionado)– por supuesto que tie-
nen los mismos derechos a la ver-
dad, justicia, reparación y no dis-
criminación que las demás vícti-
mas de conculcaciones de derechos
humanos. Sin embargo, resulta
habitual considerar que esta vio-
lencia se reduce a las agresiones
físicas más evidentes. Algunos
medios de comunicación hablan de
“otra víctima de violencia de géne-
ro”, para hacer referencia a una
mujer asesinada. Cuando la reali-
dad es que debajo de esa “punta del
iceberg” hay todo un arsenal de
conductas lesivas que quedan gene-
ralmente invisibilizadas. Entre
ellas, la violencia psicológica o la
sexual, cuyas consecuencias en el
largo plazo pueden ser devastado-
ras.
Además, se parte de la base de que
la denuncia es la única puerta de
entrada para la realización de los
derechos de las víctimas. Desde
esta posición, los gobiernos y admi-
nistraciones parecen no tomar con-
ciencia de las dificultades que
hacen que la mayoría de mujeres
no denuncie; especialmente muje-
res mayores o mujeres migrantes
en situación irregular. Tampoco
parecen reconocer el calvario que
supone para estas víctimas el pro-
ceso judicial, que a menudo termi-
na infructuosamente, con archivos,
absoluciones, e incluso contrade-
nuncias. Este mito parte de la
visión reduccionista del Estado
igual a juez y policía. Así, cuando
se habla de tantas mujeres asesi-
nadas y que “solo” cuatro habían
denunciado, cabe preguntar: ¿acu-
dieron a su centro de salud, donde
se pudo detectar esta situación?
¿Tenían hijos/as en edad escolar
que pudieron presentar indicado-
res? ¿Tomaron contacto con los ser-
vicios sociales?
Por último, en tiempos de crisis,
los derechos sociales y económicos
también son pasto de estos lugares
comunes. Y también en este ámbi-
to se sigue la técnica de elevar a
regla lo que es una excepción.
Uno de los topicazos más odiosos
2. Diario de Noticias de Álava Jueves, 3 de enero de 2013 OPINIÓN 5
a desterrar viene a decir que los
pobres lo son porque quieren, por-
que son vagos y prefieren vivir de
las ayudas sociales que de su tra-
bajo. Pero no se menciona la falta
de empleo, y así se culpabiliza a las
personas preceptoras de ayudas
sociales por un problema que ellas
no han generado. Y de ahí vamos
subiendo de nivel: existe un fraude
generalizado en el cobro de ayudas
sociales y no existen controles sufi-
cientes para evitarlo. Cuando no
solo es que no existan controles,
sino que desde las administracio-
nes se ponen cada vez más dificul-
tades para acceder a las ayudas.
De ahí pasamos a que las ayudas
sociales son un lastre para la eco-
nomía, cuando éstas son infinita-
mente menores, por ejemplo, que
las ayudas prestadas a los bancos.
Y las joyas de la corona: los jóvenes
van a trabajar al extranjero por
espíritu aventurero y los parados
de larga duración lo son porque
cogen “malos hábitos”. Tópicos que
“infantilizan” a las personas
desempleadas. De la misma mane-
ra que el falso mito de que las per-
sonas migrantes vienen a quitar-
nos el trabajo y las ayudas sirve de
excusa para conculcar sus dere-
chos sociales y económicos.
Los topicazos trivializan la reali-
dad y se usan para disimular reali-
dades incómodas para el poder. De
esta forma, pervierten de forma
grave el discurso político y dificul-
tan encontrar soluciones a los pro-
blemas reales. Por el contrario,
para combatir la pereza acrítica
que fomenta su uso, hace falta edu-
cación, de calidad... y sin recortes.
* Asociación Pro Derechos Humanos
Argituz
Reconocer a otras
víctimas es cumplir con
obligaciones marcadas
en varios tratados de
derechos humanos
-
Los topicazos
trivializan la realidad y
se usan para disimular
realidades incómodas
para el poder
E
L pasado 10 de diciembre, Día Interna-
cional de los Derechos Humanos, el Ins-
tituto Hegoa de la UPV/EHU y Euskal
Fondoa presentaron en Donostia el
Oasis de la Memoria. Se trata de un informe que
recoge el trabajo de más de año y medio de reco-
pilación de datos y de testimonios sobre la sis-
temática violencia ejercida por el Reino de
Marruecos sobre el pueblo saharaui durante
casi cuatro décadas.
El valor del documento reside en tres aspectos
fundamentales: el primero es el período cubier-
to por el Informe, que parte desde el bombardeo
de Um Dreiga en 1976 –que obligó a la población
huida al desierto a internarse definitivamente
en Argelia– y llega hasta el bombardeo de Gdem
Izik, en noviembre de 2010. Por tanto, es un reco-
rrido histórico completo, algo que nunca se
había hecho hasta el momento.
El segundo aspecto que debe resaltarse es la
Tribuna Abierta
P O R G O N Z A L O F E R N Á N D E Z O R T I Z D E Z Á R AT E ( * )
Sahara, memoria
contra el olvido
¿Qué dirá España de la
violencia ejercida por Marruecos
frente a una población que
abandonó a su suerte?
cantidad y la calidad de los testimonios obte-
nidos –más de 260–, tanto en los campamentos
en Argelia como en las complejas condiciones
del Sahara Occidental ocupado. Este alto núme-
ro permite constatar los muy variados tipos de
conculcación de derechos humanos perpetra-
dos por Marruecos. Así, en el informe se denun-
cian bombardeos, asesinatos, torturas, violen-
cia sexual, pillajes, desplazamientos forzados,
detenciones arbitrarias, etc.
En este sentido se explicita la voluntad de
Marruecos por ejercer la mayor violencia posi-
ble sobre las mujeres y hombres saharauis, con
el ánimo de ahogar sus legítimos derechos de
justicia y autodeterminación. También se expli-
cita que esta estrategia, aunque varió, sigue
vigente aún después del alto el fuego de 1991.
Por último, el tercer aspecto significativo es
que el Oasis de la Memoria está elaborado según
los estándares internacionales de este tipo de
documentos, y por tanto puede y debe ser uti-
lizada como herramienta política y jurídica
para denunciar lo que ya se sabía pero no se
había sistematizado, así como para situar este
conflicto olvidado en el centro de la agenda
internacional, sacándolo del olvido cómplice
en el que se encuentra en la actualidad.
Porque precisamente si este documento tiene
un gran valor es el de reconocer que el conflic-
to entre Marruecos y Sahara es uno de los pro-
cesos de descolonización no resueltos –como el
palestino, por ejemplo–. A su vez, el Oasis de la
Memoria demuestra el uso sistemático de vio-
lencia con total impunidad y en base a unas
enormes asimetrías de poder entre perpetra-
dores y víctimas.
De esta manera, y ante las pruebas presenta-
das por el informe, los países y estamentos que
permiten esa impunidad, así como los que no
asumen sus responsabilidades históricas, debe-
rán retratarse.
¿Qué dirá el Reino de España, constatándose
la violencia ejercida por Marruecos frente a
una población que abandonó a su suerte hace
37 años, frente a un poderoso país sediento de
los recursos naturales saharauis? ¿No debería
asumir su responsabilidad como fuerza colo-
nizadora inicial y ofrecer una salida democrá-
tica a las legítimas aspiraciones saharauis?
¿Qué dirán Francia y Estados Unidos, aliados
históricos de Marruecos, ante las evidencias
presentadas por el Informe, que por ejemplo
sitúan el ratio de población desaparecida más
alto respecto a cualquier conflicto –por enci-
ma del 2 por 1.000–, o que ha ensayado formas
nuevas de horror, como por ejemplo las perso-
nas detenidas-desaparecidas por más de 15
años? ¿Qué dirá la comunidad internacional,
en general, ante la imagen en el espejo que les
devuelve este Informe?
Es momento de una solución democrática. Es
momento de una implicación decidida de la
comunidad internacional en la resolución del
conflicto. Es momento de un reconocimiento
del dolor infligido. Es momento de la verdad,
de la justicia, y de la reparación. Es tiempo,
también, de la dignidad de las víctimas. Y es
tiempo, sobre todo, de la dignidad de un pueblo
luchador que nunca hinca la rodilla. ¡Autode-
terminación para el Sahara, ya!
* Mesa Internacionalista de Alternatiba