1. LA ADORACIÓN DEL FUTURO
Apocalipsis 4-5
Por el Rev. Brian Bill
3/10/07
Usado con permiso
Cuando algunos oyeron que en esta semana yo sólo iba a predicar por diez minutos, casi se murieron de
risa. Una querida mujer dijo, “¡Él no puede predicar por menos de 45 minutos!” He oído que otros
querían hacer apuestas en que si realmente pudiera hacerlo. Está bien, porque esto no es nada en
comparación de lo que sentí hace una semana cuando envié mi sermón a nuestra administradora de
oficina para que la imprimiera. Cuando entré para ver cómo había salido, encontré el sermón en la
basura. Estoy pensando que aún diez minutos es demasiado largo.
Ya que la mayoría de ustedes no cree que yo pueda hacerlo, voy a cambiar mi nombre para este sermón.
Mi nombre es Juan y yo fui un de los compañeros de Jesús. Yo tuve el privilegio de escribir uno de los
evangelios y tres cartas cortas. Luego, cuando fui exiliado a una isla aislada llamada Patmos debido a mi
creencia en Jesús, tenía una experiencia que cambió totalmente mi vida…y puede cambiar la suya
también. Soy sólo el instrumento que Dios usó para darle el libro de Apocalipsis.
Quiero recordarle que hay una bendición sobre los que leen, oyen, y practican lo que está en este libro (v.
1:3). Quiero compartir con usted la experiencia de un testigo de lo que se encuentra en Apocalipsis 4-5.
Realmente, esto no era solo una experiencia, sino un encuentro. A propósito, debe tener ese enfoque en
su propio corazón cuando viene los domingos a la iglesia. Si usted busca una experiencia, casi siempre se
decepcionará. Si usted procura encontrar al Omnipotente, nunca se decepcionará. No será fácil hacerlo en
su cultura donde el entretenimiento y la experiencia son de suma importancia.
Después del encuentro cara a cara con Cristo en el capítulo uno, tomé un dictado de Cristo y escribí
cartas a siete iglesias diferentes en los capítulos 2 y 3. (Me pregunto ¿qué tipo de carta Jesús enviaría a
esta iglesia?). Cuando parecía que no podía manejar más encuentros con Cristo, miré hacia arriba y vi
una puerta abierta en el cielo. La misma voz que yo había oído antes, el que sonó la trompeta fuerte,
gritó, Sube acá: voy a mostrarte lo que tiene que suceder después de esto.
No recuerdo haber pasado por la puerta, pero de repente estuve ante el trono de Dios. Yo le podría decir
que Dios estaba en el trono, pero no puedo comenzar a describírselo porque él es completamente
imposible de describir e incomprensible. La grandeza de Dios siempre excede nuestro entendimiento.
Mientras buscaba las palabras correctas, pensé en joyas y gemas de colores hermosos. Me aterroricé,
pero también estuve enormemente aliviado cuando vi un arco iris verde que rodeaba el trono porque esto
me recordó de la promesa de Dios a Noah. Siempre que yo veo un arco iris me hace pensar en la sonrisa
de Dios.
Vi relámpagos que salían del trono y sonido de estruendos y truenos. Esto me recordó de Éxodo 20
cuando Dios sacudió la montaña entera después de dar los 10 Mandamientos. Vi siete antorchas que
ardían y lo que parecía un mar del cristal ante el trono. Después vi 24 tronos, con 24 ancianos sentados
en ellos, y luego las seis criaturas vivientes con muchos ojos aparecieron. Día y noche ellos nunca
dejaban de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, y que es, y que ha de
venir. ¿Sabía usted que en general las canciones de la Biblia exaltan la santidad de Dios? (Vea Éxodo
15:11 y Apocalipsis 15:4). Cada vez que ellos repetían esta frase, los 24 ancianos se postraban para
adorar y rendían sus coronas ante el trono. Yo nunca había visto este tipo de adoración anteriormente.
Ellos estaban exclamando: Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder,
porque tú creaste todas las cosas: por tu voluntad existen y fueron creadas.
2. Cuando miré con más cuidado, vi en la mano derecha de Dios un rollo escrito a ambos lados y sellado
con siete sellos. Y luego oí que un ángel poderoso proclamaba a gran voz: ¿Quién es digno de romper los
sellos y de abrir el rollo? Su voz ensordecedor reverberó por todas partes del cielo y la tierra y hasta
debajo de la tierra. Pero miré a mi alrededor y vi que nadie se acercó. No había nadie en el universo
entero capaz ni digno de abrirlo – ninguno de los ángeles poderosos, ningún presidente o político o
primer ministro, ni filósofos ni pastores. Solo había silencio. ¡Fue terrible! Me deprimí y lloré
amargamente. Soy por lo general bastante reservado – no como Pedro que era impetuoso y que lloraba
todo el tiempo. Pero yo no podía parar las lágrimas. De hecho, lamenté en voz alta. Mi cuerpo entero
temblaba porque no se encontrado a nadie digno de abrir el rollo ni aún mirar adentro.
¡Pero entonces, uno de los ancianos se levantó con emoción y me dijo, ¡Deja de llorar, que ya el León de
la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido! Él sí puede abrir el rollo y sus siete sellos. Miré a mi
alrededor, buscando un león feroz, pero en cambio vi un cordero que tenía las señales de muerte en su
ser. ¡Era Jesús! El verso que escribí en el primer capítulo de mi evangelio me vino a la mente en ese
momento:
¡Aquí tienen al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! (Juan 1:29).
¡Él estaba parado victorioso junto al trono! Se acercó y recibió el rollo y cuando lo tomó, las criaturas y
los ancianos se postraron ante el Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso. De
alguna manera yo sabía que estas copas estaban llenas de las oraciones del pueblo de Dios e
inmediatamente me pregunté cuantas de mis oraciones estaban allí adentro. ¿Por qué no oré más? Pero no
tenía mucho tiempo para sentirme mal pensando en esto porque ellos inmediatamento comenzaron a
cantar una nueva canción: Digno eres de recibir el rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste
sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación. De ellos
hiciste un reino; los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra.
¡Yo nunca había oído un canto semejante! El sonido era ensordecedor. Había tantos ángeles que yo no
podía contarlos – millares de millares y millones de millones. Ellos cantaban con todas sus fuerzas, ¡
Digno es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fortaleza y
la honra, la gloria y la alabanza!
Como si no era bastante aplastante, la alabanza fue de un cuarteto de criaturas a un conjunto de ancianos
y ángeles sin número y cuantas criaturas hay, tanto en la tierra como en el cielo y en los mares. Ellos
cantaron este himno divino: ¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra,
la gloria y el poder, por los siglos de los siglos! Las cuatro criaturas exclamaron: ¡Amén! y los ancianos
se postraron y adoraron. La palabra Amén significa afirmación: Que así sea. Hay algo muy hermoso oir
un Amén en voz alta. Dígalo conmigo: Amén. Después del Amén, los ancianos se cayeron postrados otra
vez y adoraron a Dios.
Le dejo con tres pensamientos sobre el trono:
1. En medio de cualquier sufrimiento que está pasando, agárrese de la soberanía de Dios. Cuando su vida
parece un fracazo y todo es sufrimiento, recuerde que Dios está en el trono. No es fácil de entender, pero
la realidad es que la posición central es el trono de Dios. Esto aparece 15 veces en sólo estos dos
capítulos. Guarde una perspectiva divina cuando usted enfronta problemas.
2. Practique la adoración aquí porque esto es lo que usted hará allá en el cielo. ¿Sabía usted que hay más
que 20 canciones diferentes en el libro de Apocalipsis? Él es digno de ser adorado en la canción y en el
servicio.
3. 3. La historia no es arbitraria. ¡La posibilidad arbitraria no controla el universo – la voluntad de Dios será
hecha! Jesucristo es el Señor de la historia y da sentido a esa historia . Todo se está moviendo hacia la
apariciencia gloriosa de Cristo y será seguido por un día de juicio final. El León que gobierna es el
Cordero vivo quién le ama. Pasea con Cristo y sé un testigo para él. Quédase siempre en la Palabra de
Dios y adórelo con su vida hasta estar con él en la gloria.
De Génesis hasta Apocalipsos lo vemos como Cordero, León y Señor. Amén y Amén.
ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.