Reflexionemos, las crisis económico-sociales se suceden, y a pesar de algunos esfuerzos, pareciera que todo va cada vez peor. Para cambiar esta realidad será necesario pensar e instrumentar una reforma en profundidad. Y la solución puede que venga de la mano de la moneda telemática nominativa comunitaria. El sabio Albert Einstein en su momento dijo y aconsejó: «« Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. »» Las crisis económico-sociales que padecemos al menos desde hace varias décadas, parecen ser recurrentes y agravarse cada día más. Por tanto, esta cuestión parece ser estructural y no meramente coyuntural. Y por tanto, por más que refinemos algunos procedimientos de respuesta, y por más que seamos algo más previsores, difícilmente podremos cambiar sustantivamente este estado de cosas. Hace algún tiempo, las crisis afectaban más a los países del Tercer Mundo, y claro, entonces parecía haber una conclusión obvia: «« Es que esos países hacen mal las cosas, es que en los gobiernos de esos países hay demasiada corrupción y demasiada improvización, es que en esos países se invierte poco en educación y en investigación, y por tanto y en este estado de cosas, los resultados serán eternamente magros, etcétera, etcétera. »» Hoy día sin embargo la crisis también ha afectado a los países del Primer Mundo, y el derrumbe del Mundo Socialista europeo a fines del siglo XX marca que por ahí las cosas tampoco funcionan del todo bien. Muchos de los especialistas que trabajan en torno al "Centro de Estudios Joan Bardina" así como en enfoques monetarios y sociales en su momento recomendados por Agustí Chalaux y por Lluís Maria Xirinacs, repiten una y otra vez : «« La Moneda Telemática Nominativa Comunitaria (MTNC) no nos hace honestos por convicción, sino por sistema. »» Y es que los egoísmos y los desvíos que afloran en muchas personas y en diferentes contextos, parecen ser muy difíciles de resolver. Sí, es cierto, mejorando la enseñanza y profundizando en la educación en valores podemos lograr una población más honesta, y algo similar obtendremos si logramos una organización económico-social más ordenada y con mayores controles. No obstante ello, la picardía latente en muchas personas por ahí aflora en los momentos más inesperados, o por ahí algunas personas que habían tenido un comportamiento intachable y básicamente honesto, se desaniman pues ven a sus vecinos hacer tramoyas, plantear negociados, o evadir responsabilidades e impuestos por el fácil camino de las coimas y de los acomodos, sin que nada suceda y sin que sean sancionados. Reflexionemos: «« Desde Barcelona nos indican un camino, pero si de entrada lo desestimamos y lo denostamos sin estudiarlo y ensayarlo en profundidad, no tendremos posibilidad de mejorar a través de un cambio en la naturaleza del dinero. »»